Este 136º aniversario del fallecimiento del Libertador, toma a cuantos vivimos en el Continente, sumidos en la contemplación de los gravísimos problemas que nos aquejan, ya por la disminución palmaria de la fortaleza de las instituciones democráticas que nos legaron los Próceres, como por la alteración de las condiciones naturales de la convivencia pacífica de los pueblos, amenazados por el febril y alevoso armamentismo de algunos Gobiernos.