Es indudable que la figura de Bolívar no crece con sus épicas jornadas de heroísmo, tampoco con el fulgor genial de su cerebro, menos aún por la hipérbole de expresiones con las cuales se pretende dimensionar su imagen colosal. No. Para describir al Libertador de América habría que comenzar por crear un lenguaje nuevo, en que cada letra fuese un signo de gloria, cada palabra tuviese un sonido de tempestad, y cada frase constituyese un himno resonante y duradero.
Es indudable que la humanidad ha producido muchos varones eminentes; pero no ha dado uno más grande que él, y, sobre todo, ninguno como él poseyera, en conjunto, tan completo y armonioso acervo, junto con todas las cualidades que existen en un hombre.