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CUMPLEAÑOS DE GABY VILCHIZ
Alejandro
· Por Elizabeth Castro
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Alejandro Murat está a menos de un año de conocer a quién le sucederá en el cargo de gobernador, nos guste o no, los tiempos electorales no se detienen y con ellos vienen los rumores. Mientras algunas personas dan por candidata a Susana Harp, otras comienzan a hacer sonar a Luis Antonio Ramírez Pineda, Eviel Pérez e incluso a Ivette Morán, pero nada está dicho y de momento sólo son rumores.
Lo único cierto, han pasado cinco años sin que el gobernador lograra resolver los problemas de fondo en la entidad, Oaxaca es territorio MORENA, y aunque el partido del presidente no pudo conquistar el cien por ciento de los espacios disputados en el último proceso, esto no garantiza que la oposición tenga un camino fácil hacia la gobernatura.
El PRI y sus aliados no pudieron hacer frente al obradorismo ni a los programas sociales impulsados por Andrés Manuel; demás está decir que pese a la ferviente militancia priista que aún existe en algunos puntos del estado, la derrota y las fracturas internas han convertido al partido en una sombra de lo que fue; efecto que se agrava cuando observamos que carece de propuestas y de una ideología definida que le permita posicionarse como una opción ante sus opositores.
Más que celebrar las pequeñas conquistas, el partido debería apostar por fortalecerse de cara a la elección de 2022 y buscar un liderazgo que le permita contender en condiciones más o menos equitativas ante quien ostente la candidatura de MORENA. No se trata sólo de elegir a quien garantice la mayor estabilidad entre las cúpulas, sino a quien logre conquistar al electorado oaxaqueño, el cual ha demostrado que prefiere apostar por el presidente que por el gobernador.
Y es que el gobernador ha sido incapaz de fortalecer al priismo en la entidad, sus labores han estado encaminadas a posicionarse y a salvaguardar los intereses familiares, más que a reconciliar a los priistas, esos que fueron ignorados y cuyas aspiraciones quedaron truncadas ante las decisiones de un ejecutivo que parecía apostar por el relevo generacional, siempre que las nuevas generaciones pertenecieran al círculo de siempre. Cacicazgo más que democracia y amiguismo más que nuevas caras.
Aunque Alejandro quiera convencernos de lo contrario, lo cierto es que nadie lo recordará por sus grandes obras y sí, por sus fotografías, el manejo de redes sociales y sus recorridos al lado de López Obrador; no hay más. Murat Hinojosa hoy es sólo un nombre más a la lista de gobiernos fallidos en Oaxaca.
¿Qué hizo? Inauguró un centro de convenciones iniciado en el sexenio anterior, endeudó al estado pese a que MORENA era mayoría en el congreso local, fue incapaz de impulsar la reforma educativa, defendió a Andrés Manuel, dice que logró disminuir los índices de pobreza en la entidad y se aferra a creer que Oaxaca es uno de los estados más seguros del país pese a la cantidad de homicidios y la impunidad que prevalecen. Ni señas del milagro oaxaqueño que tanto prometió en campaña, ni avances en las obras emblemáticas hasta que llegó Obrador y prometió ponerlas en marcha.
A Murat se le acabó el tiempo, y sus fallos no sólo son a nivel de política pública sino también a nivel político, sin un sucesor visible y con un PRI debilitado, la próxima elección parece estar en manos de MORENA, partido que puede ganar sin tantos problemas; de Alejandro no hay nada más qué decir, ojalá disfrute su última “Guelaguetza”.
* Elizabeth Castro elizabethcastro.mx Fb. elizabethcastrooax @lyzpc