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donde se muere de amor El extenso territorio de Los Andes se encuentra poblado de innumerables leyendas y mitos que entremezclan la historia con la ficción y la fábula con la cultura minera.
Cuenta una leyenda araucana que apenas se atraviesa la Cuesta de la Totora, en Calingasta, dentro mismo del corazón de la cordillera, a 5.000 metros de altura, se encuentra la Laguna de Cobre. Rodeada por los cerros, sus aguas tienen un color verde intenso con algunos espacios rojos formados por algas. Aquí, cuenta esta vieja leyenda, hace muchos años un indio araucano raptó a la hija de un cacique de la región de Calingasta, escapándose con ella. Hacían camino de noche. De día se ocultaban en las cuevas de los cerros. Así llegaron hasta la laguna. Extenuados después de recorrer una distancia enorme, se durmieron profundamente. Esto imposibilitó que pudieran oír la llegada furtiva de un grupo de hombres de guerra enviados por el padre de la joven, en seguimiento de la pareja. Fueron sorprendidos y el indio que robó a la joven fue herido gravemente de un flechazo. La muchacha, que se había enamorado de su captor, comenzó a correr pidiendo a su amado, que se encontraba herido, que la siguiera. Pero ese movimiento era imposible. El araucano se encontraba a merced de los hombres enviados por el padre de la joven. La laguna era la única salida posible para la huida. Y mientras él la seguía, cayendo varias veces y volviendo a levantarse, ella alcanzó la orilla de la laguna y comenzó a penetrar en el agua, imaginando que podía llegar caminando a la orilla opuesta. Pero pronto perdió pie y desapareció bajo el agua. El la llamó infructuosamente desde la playa, pero finalmente cayó herido de muerte por un sinnúmero de flechas. Los lugareños, que conocen esta leyenda, advierten que no hay que pasar de noche por la laguna. Pues allí, en el corazón de la cordillera, anda el alma del indio que procura vengar a su amada y, entonces, ocurren toda clase de calamidades.
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