ESPACIO DE
5 súper madres que apoyaron a sus hijos arquitectos Sin el apoyo materno estos grandes genios de la arquitectura no hubieran llegado tan lejos.
Los juguetes educativos de Frank Lloyd Wright
El primer trabajo de Le Corbusier
Un juguete puede ser decisivo en la vida de un niño, hasta el punto de decidir su futuro profesional. Anna Lloyd Jones siempre tuvo claro que quería que su hijo se dedicase a la construcción, de forma que en lugar de usar globos o animales escogió imágenes de edificios en la habitación del joven Frank, pero lo que marcó al arquitecto fueron los bloques tridimensionales Froebel con los que pasaba horas y horas levantando estructuras. Frank Lloyd Wright siempre confesó que su pasión por la arquitectura vino gracias a la constancia de su madre.
La creatividad estaba en casa de Richard Rogers Plastilina, barro, arcilla polimérica... Son muchos los materiales con los que los niños materializan sus primeros trabajos creativos. En el caso de Richard Rogers, la plasticidad de su obra es consecuencia directa de los trabajos con la cerámica de su madre que el joven arquitecto veía colgado de las paredes de su casa, de esta forma la obra del británico denota siempre un respeto máximo por el trabajo artesanal y las formas orgánicas, en espacios como la T4 del Aeropuerto Adolfo Suárez en Madrid.
Los inicios siempre son difíciles y más en el mundo de la arquitectura, cuesta mucho conseguir encargos ya que la falta de experiencia pesa por encima de todo. El amor de una madre no entiende de experiencia ni de estilos, así que Marie Charlotte-Amélie Jeanneret-Perret se convirtió en una de las primeras clientes del joven Le Corbusier, confiando en él para diseñar el que se convertiría en su hogar hasta el final de sus días: La Villa Le Lac, considerada hoy en día una de las obras maestras del arquitecto.
Escoger bien los estudios
Una casa para la madre de Robert Venturi El amor de una madre lo puede todo, hasta revolucionar la arquitectura contemporánea. Tras la muerte de su marido, Vanna Venturi decidió que su casa era demasiado grande, y confió en su hijo Robert la labor de diseñar su nuevo hogar. La casa Vanna Venturi (1964) es, en palabras de Frederic Schwartz, el primer edificio postmodernista, y fue la base del libro "Complexity and Contradiction in Architecture” referente teórico de la nueva arquitectura.
La mente de la joven Zaha Hadid se inclinaba por estudiar una carrera técnica así que se comenzó sus estudios en la Universidad Americana de Beirut, pero una madre siempre sabe ver más allá, así que confiando en el talento natural de su hija le pidió que rediseñara los interiores de la casa familiar haciendo que saliera a la luz su verdadera pasión, la arquitectura. Escrito por Rocío García para arquitecturaydiseno.es, adaptado para Hábitat.