ESPACIO DE
UNA ALTERNATIVA CRUCIAL PARA UN MUNDO POST-CARBONO
Infraestructuras blandas De forma reciente en Santa Mónica (California), los visitantes se sentaron en el sombreado patio exterior del City Hall East a la espera de sus citas. Una de ellas comía una rodaja de la naranja que había cogido del árbol que tenía encima y contemplaba los cuadros, fotografías y montajes que había al otro lado del cristal. La exposición, Lives that Bind (Vidas que unen), presentaba las expresiones de artistas locales sobre la eliminación y la escasa representación del pasado de Santa Mónica. Forma parte de un esfuerzo del gobierno de la ciudad por utilizar el nuevo Living Building, diseñado por Frederick Fisher and Partners, que pronto recibirá la certificación como catalizador para construir una comunidad autosuficiente desde el punto de vista medioambiental, social y económico. "Tenemos techos muy altos, para poder iluminar el espacio y aprovechar la ventilación natural", explicó Amber Richane, directora de proyectos de la ciudad de Santa Mónica. "No es un edificio opulento, pero la gente entra y dice: 'Este es un edificio bien definido. Es un lugar al que pertenezco'".
El proyecto del City Hall East debería presentar una mirada hacia el futuro si las recientes discusiones sobre infraestructuras "blandas" y "duras" predominan en la
entrante conferencia internacional sobre el clima, la COP 26. Hace dos años, la idea de que una carencia en el cuidado de los niños era un ejemplo de "infraestructura" fallida equivalente a un puente estructuralmente inservible, parecía una locura para todos (excepto para los padres de niños pequeños). Pero la pandemia ha
puesto de manifiesto una realidad subyacente: la finalidad de toda infraestructura, ya sea blanda o dura, es hacer posible que la sociedad funcione. Como informó Emily Peck en el New York Times, "administración Biden y sus aliados están impulsando la idea de que el cuidado de los niños -además de los enfermos y ancianos- es tan crucial para el funcionamiento de la economía como cualquier carretera, red eléctrica o edificio". El debate sobre las infraestructuras blandas y duras también apunta a una verdad fundamental -pero a menudo oculta- sobre el diseño sensible al clima. No basta con diseñar y construir un edificio que, sobre el papel, sea resistente frente a los fenómenos climáticos. Los ingenieros y arquitectos deben preguntar a los clientes qué sistemas tienen sentido para el futuro, dadas las expectativas sobre cómo se gestionará el edificio. Del mismo modo, es necesaria la participación de la comunidad en el proceso de identificar los retos relacionados con la crisis climática a los que se enfrentarán los futuros ocupantes. La desarrolladora Susan Powers lo
descubrió de primera mano cuando su empresa Urban Ventures se propuso convertir la propiedad del Sisters of Saint Francis seminary (Seminario Hermanas de San Francisco) en Denver, Colorado, en una comunidad planificada de uso mixto y sostenible llamada Aria Denver. Encargados de construir una comunidad que promoviera la vida activa y el acceso a alimentos saludables, Powers y sus colegas buscaron el asesoramiento de los barrios circundantes. "Salimos a buscar socios no tradicionales desde el principio", afirmó. "Escuchamos cuáles eran sus necesidades y tratamos de adaptarnos a ellas. En un caso, encontramos una subvención para instalar estacionamientos de bicicletas en una escuela primaria. El director dijo: '¿Para qué? Y descubrimos que los niños no tenían bicicletas. Así que encontramos una fuente para proporcionar una bicicleta, un casco y un candado a cada niño de la escuela". Aria Denver incorpora muchas de las características que pueden llegar a ser comunes en un mundo post-carbono, incluyendo una granja de producción de 2,5 hectáreas con un puesto de venta de