68 _ JUNIO 2015
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Corto y cambio Barcelona por Azanuy La historia de Mara Puyal y María Cunill es la historia de una pareja que un buen día decide dejar la ciudad para instalarse, vivir y trabajar en un pueblo. Barcelona queda atrás, Azanuy es presente que mira al futuro. Hay decisiones en la vida que se hacen efectivas en tiempo récord, aunque previamente fueran fabricando su propio acomodo en las vidas, en este caso, de Mara y María. Dos mujeres catalanas, la primera con ascendencia directa de El Grado, que hace años valoraban la posibilidad de trasladar sus vidas, y desde hace unos pocos meses la de su pequeña, a un pueblo. Mientras maduraban la idea, la pregunta surgía una y mil veces; “¿qué hacemos, a qué nos dedicamos, cómo nos ganamos la vida allí (en el lugar elegido)?”. Ambas tenían sus trabajos vinculados al diseño gráfico e impresión en Barcelona, hasta que a principios de marzo , la madre de Mara, residente en Capella, les alertó de un anunció que había escuchado en la radio. Se abría concurso para gestionar el bar social y piscinas municipales del Ayuntamiento de Azanuy-Alins. La noticia aceleró sus agendas. Información, visita a Azanuy, preparación de la propuesta a concurso y… a cruzar los dedos. “Todo ha sido muy rápido, pero suponía una oportunidad que, afortunadamente, ha salido bien. Hemos llevado unos días de vértigo, pero era lo que tocaba”, indica Mara. El fallo del concurso les fue comunicado el pasado 14 de abril por el propio alcalde azanuyense, Enrique Blanc. Desde ese momento, todo ha sido una carrera de velocidad controlada hasta llegar al 29 de abril, día de la apertura. Había que limpiar, comprar y dejarlo todo listo para esa fecha, víspera de un fin de semana con mucha gente en el pueblo debido al puente de mayo, y las diversas actividades propuestas para el mismo. Al final, todo salió como correspondía a la ilusión y esfuerzo invertido. Ahora, con más tranquilidad, Mara y María siguen asentando su llegada al pueblo. Además, van matizando los detalles que quieren ir incluyendo en su propuesta a los vecinos de Azanuy. “Queremos que se encuentren muy a gusto cuando venga, que sean atendidos como merecen y que este bar se convierta en un punto de encuentro principal en el pueblo”, indica María. Para ello, las ideas fluyen y el análisis ordena. En unos pocos días, se trasladarán al bar de las piscinas para permanecer allí durante todo el verano. Cambio de escenario, pero la misma filosofía; menú diario, menú
Mara y María, dos nuevas vecinas de Azanuy
fin de semana, ambiente adaptado a cada momento del día y un servicio que se apoya en las experiencias que ambas han tenido en el sector de la hostelería. “Yo hacía extras de fin de semana en un negocio familiar en Caldes de Montbuí, mientras que María también ha tenido contacto con el sector en Barcelona”, señala Mara, cocinera oficial del bar social y con una historia personal hostelera ya que su padre es hijo de otro negocio familiar y conocido para muchos de nosotros; el restaurante Tres Caminos, en El Grado. En septiembre, Mae, la pequeña de Mara y María, ya irá al colegio en Azanuy, las tres estarán acomodadas en su vivienda ubicada en el mismo edificio del bar social, y una nueva familia sumará entre los vecinos del pueblo. Una apuesta por la vida rural, dejando atrás el acelerado mundo de la ciudad y sus dudosas calidades de vida. La decisión, el objeto de la misma y su voluntad de aportar por parte de Mara y María bien merece un recibimiento como el que han obtenido entre los vecinos azanuyenses. Ahora ya son dos literanas más. “Quisieramos dar las gracias a todo el pueblo por la magnífica acogida que nos han dispensado. Así, las cosas resultan mucho más sencillas”, concluyen.