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ENTREVISTA A EVA MILLET, autora del libro "MADRES MAMÍFERAS".
La crianza natural desde una nueva mirada
¿Qué diferencias encuentras entre la crianza natural, la que se hacía cien años, a la que algunas madres se acogen hoy?
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No creo que ninguna de las madres que crían de forma "natural" gusten de volver cien años atrás, cuando, al no haber ni antibióticos ni vacunas, las enfermedades infecciosas eran casi muerte segura, y el parto era un trance en el que, tristemente, fallecían tanto madres como bebés.
Lo que hoy se conoce como crianza "natural" con "apego" es, en realidad, una etiqueta, un estilo de vida, una ideología, incluso, que implica aplicar una serie de dinámicas a la crianza que, en esencia, serían estas: optar por un parto lo más "desmedicalizado" posible (es decir, sin analgesia), lactancia materna prolongada y a demanda, colecho (compartir la cama con el hijo) y porteo (llevarlo a cuestas, en un fulard, como se hace, supuestamente, en las tribus primitivas).
La crianza natural también adopta nombres como "respetuosa" o "consciente": en mi libro digo que esta corriente, como en una magistral operación de marketing, se ha apoderado de las palabras más bonitas. En este estilo el niño es el centro absoluto. La criatura es la que dirige su educación y la madre (porque siempre es la madre, el papel del padre es más bien discreto), está ahí para escucharle y cumplir sus deseos. Es una crianza intensiva, que también se considera antifeminista, porque devuelve a la mujer al hogar.
Lo cierto es que el apego de los hijos sí es algo natural y cosificarlo y complicarlo de esta manera (por ejemplo: "si no le das el pecho, no tendrá apego"), no solo es una manipulación, sino que es científicamente incorrecto. El apego seguro se consigue respondiendo de forma eficaz a las necesidades del bebé, con ternura y sentido común, no con una serie de estrategias, como llevarlo enganchado todo el día.
¿Has hablado muchas veces de la sobreprotección de la infancia, ¿crees que hay más de eso en este tipo de tendencia?
Sí, de hecho, para mí este estilo de crianza es una hipermaternidad alternativa. Hablo de madres porque, como he comentado, esta crianza pone el peso absoluto de la misma en las madres: ellas son las que parirán con dolor para conseguir un supuesto mejor vínculo, amamantaran hasta que el niño decida y dormirán con él, para que no se traume durmiendo solo.
Por otro lado, toda esta inversión "naturalista" en el bebé/niño tiene unos objetivos. Al ejecutar todos estos preceptos (porteo, colecho, lactancia a demanda...) se prometen niños supuestamente más "apegados", además de "maravillosamente especiales" por ser criados así, más bondadoso y empáticos. Mejores que los otros, en definitiva, lo que no deja de ser una característica clara de la hiperpaternidad.
¿Esto representa un “regreso a la naturaleza” y a una ecología mal entendida, hoy tan de moda?
El problema con este regreso a la naturaleza es que se idealizan el modo de vida "primitivo", donde supuestamente todo era bondad y armonía (son las llamadas "paleofantasías"), obviando que la esperanza de vida era mínima y que nos matábamos los unos a los otros quizás con más ligereza que hoy.
Asimismo, se glorifica nuestra condición de "mamíferas" y se idealiza el comportamiento animal. Como dice la filósofa Elisabet Badinter, para el naturalismo, las madres chimpancés son el modelo a seguir.... Y también se nos tilda de arrogantes por pensar que somos diferentes de estos primates (que, por cierto, practican las guerras civiles entre ellos).
Pero, como señala el filósofo Greogorio Luri; ¿Por qué es arrogante reconocer una diferencia? Las mamás chimpancés seguro que son estupendas, pero eso no implica que hayan de ser nuestro referente y tengamos que dormir con nuestros bebés en la hojarasca, como ellas, o parir solas, como hacen estos animales. La ecología, una disciplina que me parece urgente, por cierto, es algo mucho más complicado que todo esto.
¿Qué hay de la hipertrofia del yo que vemos en la actualidad y que denuncian filósofos en libros últimamente, como Gregorio Luri y otros?
No estoy muy familiarizada con el concepto de la "hipertrofia del yo", pero si entendemos por ello el narcisismo, muy potente, que impera en nuestra sociedad, creo que sí, es una realidad. Y el hijo, ese niño perfecto —alternativo o no— , producto de un intenso trabajo y atención, no deja de ser un reflejo de nuestros logros. En la hiperpaternidad el hijo se convierte en un signo de estatus, prácticamente.
La familia es la primera y principal educadora, y la patria potestad es un derecho de los padres, y tenemos derecho a ejercerla adecuada y moderadamente. Pero, a consecuencia de esa hipertrofia del yo, no estaremos proyectando en otra persona nuestras filias y nuestra fobias en exceso?
Sí, creo que lo respondo en la respuesta anterior: siempre nos hemos proyectado en los hijos pero esto hoy se da cada vez más, porque hay más recursos y menos hijos. Y respecto a nuestra filias y fobias: Serrat lo dijo muy bien en su famosa canción, "Esos locos bajitos" ("Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma/Nuestros rencores y nuestro porvenir" "Nos empeñamos en dirigir sus vidas/Sin saber el oficio y sin vocación/Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones/Con la leche templada/Y en cada canción")

¿Al ser los niños un bien escaso, lo vemos en los recientes datos de natalidad, nos hemos vuelto como sociedad más tolerantes con la hiperprotección?
Sí, hay como un efecto contagio. Lo que empiezan a hacer unos padres y nos parece exagerado (como acompañarles al examen de Selectividad, por ejemplo, y montar guardia, no sea que necesite un boli o tenga sed o esos padres que no sacan, literalmente, el ojo de sus hijos cuando están el parque o en el jardín de la. urbanización...), como estas dinámicas se justifican por el bienestar/seguridad/o mejores resultados de los hijos, se copian.
Yo hablé de ello en mi primer libro, Hiperpaternidad, del modelo mueblo al modelo altar. Al principio eran anécdotas, ahora cada vez son más comunes estas dinámicas "híper". Nos hemos americanizado
¿Crees que es sensato y adecuado para la educación y formación del carácter de los niños?
No. De hecho, ya hay estudios que correlacionan la falta de juego libre y la creciente sobreprotección, la falta de autonomía, en definitiva, como principales factores de los trastornos de salud mental entre niños y adolescentes en las sociedades más prósperas.

Teniendo en cuenta la gran emotividad y sentimentalismo imperante en la sociedad de hoy, en la que nos llegan a legislar hasta cómo debemos sentir, en qué forma crees que esa forma de crianza puede afectar, positiva o negativamente, a la formación del carácter de un niño, adulto mañana?
Yo no he encontrados datos/estudios que lo avalen (quizás no se han hecho), pero los flagrantes ejemplos de inmadurez que vemos entre algunos políticos (de todas ideologías y en todos los países); la constante actitud de queja de gente que, objetivamente, parece tenerlo todo; esos votos que se hacen a base de rabietas, literalmente; esa idea de que uno está solo en el mundo y de que todos son derechos y pocos deberes...
Bueno, para mí es una muestra de que en la sociedad del bienestar abundan los niños mimados y que estos se han hecho adultos.
Eva Millet Malagarriga es barcelonesa, periodista y escritora. Ha trabajado en Londres para el diario The Guardian y la BBC radio. Entre otros, es colaboradora habitual del Magazine de La Vanguardia. Lleva años escribiendo sobre temas de crianza y tiene un blog (www.educa2.info) especializado en noticias que ayudan a educar. En 2016 publicó en editorial Plataforma Hiperpaternidad, del modelo mueble al modelo altar, un bestseller que ha popularizado el concepto de «hiperpadres». Le siguieron Hiperniños (2018) y Niños, adolescentes y ansiedad (2019). Ha debutado en la ficción con la novela infantil La última sirena, ganadora del Premio Boolino 2018, a la que le han seguido otras dos.
