es-tema 3 Tratamiento sociocultural a losviejos en Colombia

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Tratamiento sociocultural a los viejos en Colombia

Para abordar este capítulo, se analizarán las respuestas de los jóvenes y de los viejos acerca del cuidado de éstos, el sentido de respeto, obediencia, explotación y abandono de los mismos, confrontándolas con la normatividad existente en la legislación colombiana, lo cual permite comparar la realidad social y cultural de la vejez con la manera como la familia, la sociedad y el Estado la abordan a través de normas jurídicas o de políticas y programas sociales. Para las entrevistas profundas se partió de una definición de conceptos que en algunos casos estuvo acorde con las respuestas y en otros no, como se deduce de su análisis. Tales definiciones fueron: Cuidado de viejos: hace referencia a la diligencia, atención, solicitud y asistencia a personas mayores de 50 años que lo necesitan por la edad o por incapacidad física o mental. Respeto: acatamiento que se hace de alguien mayor, sentimiento de consideración nacido de las personas hacia principios o personas. Obediencia: Cumplimiento y/o sometimiento a la voluntad o gusto de las personas mayores, Explotación; Aplicar en provecho propio, en general de modo abusivo, las cualidades, sentimientos o bienes de una persona mayor o de un suceso o circunstancia cualquiera relacionados con ella.

Respeto a los viejos en la familia y en la sociedad Para entender el status de los viejos en la familia y en la sociedad preguntamos acerca de cómo los viejos y los jóvenes perciben el trato social y familiar, hacia aquél grupo etario. 101


CUADRO 19 ¿CREE UD QUE HAY RESPETO POR LOS VIEJOS? MAYORES DE 50 AÑOS

MENORES DE 50 AÑOS

SOCIEDAD

FAMILIA

SOCIEDAD

FAMILIA

Si

30%

40%

10%

94.6%

No

70%

60%

90%

6.0%

100.0%

100.0%

Total

100.0%

100.0%

De e s t a s respuestas se infiere que los mayores de 50 años creen q u e hay m á s respeto por parte de su propia familia que de la sociedad en general, a u n q u e un 60% de ellos siente que sus parientes no los respeta. Por el contrario el 94.6% de los m e n o r e s de 50 a ñ o s creen que sí hay respeto de la familia hacia s u s viejos, pero que un 90% d e la sociedad no lo tiene. ¿Qué entienden por r e s p e t o los viejos y los jóvenes?, fue la siguiente pregunta con el fin de c a p t a r el significado cultural de la respuesta anterior. Sin distinciones regionales, de área, ni de estrato, las diferencias o b s e r v a d a s son generacionales. Así, para las personas mayores de 50 a ñ o s , respeto es el trato deferente ante sus comportamientos y actitudes; darles la posibilidad de tomar decisiones en el hogar y en relación con los comportamientos de los hijos y los nietos; ser consultados por hijos y nietos antes de actuar o decidir lo que se considera mejor para ellos (para los viejos); oír con interés sus experiencias (las de los viejos) y acoger los consejos y enseñanzas que lo viejos den a las nuevas generaciones; así c o m o no burlarse de su figura, sus modales, s u s ¡deas, sus creencias, sus puntos de vista, ni su manera de comer o vestirse. Para los m e n o r e s de 50 años, respeto es, dejar q u e los viejos piensen y crean c o m o a ellos les parezca sin contradecirlos grosera o burlonamente (lo q u e no significa acatarlos); tratar de proteger a los viejos en la medida de sus posibilid a d e s (esta protección se refiere a darles albergue si los viejos carecen de él, darles satisfacciones materiales para que no padezcan carencias; evitarles accidentes o e n f e r m e d a d e s proporcionándoles ayuda o consejo q u e les permita a d a p t a r s e a las condiciones " m o d e r n a s " de vida); evitarles disgustos (no informarlos sobre lo que pueda molestarlos o preocuparlos); no agredirlos física o verbalmente a u n q u e se pongan "chochos"; aceptar sus creencias o prácticas religiosas, culinarias, médicas o políticas y protegerlos de la agresión física o verbal de vecinos, amigos o parientes. 102


Estas respuestas muestran diferencias en el significado del respeto familiar visto intergeneracionalmente. Sin embargo, tanto para los mayores de 50 años, como para los menores de esta edad, la sociedad colombiana no respeta a los viejos porque les niega la posibilidad de trabajar, de aprender nuevos oficios, de ejercer empleos o cargos públicos para los cuales los viejos están bien preparados, prefiriendo a los jóvenes (muchas veces menos preparados); porque no los tienen en cuenta para programas políticos o comunitarios; porque les niega (la sociedad) el derecho a créditos y a programas de vivienda; porque los medios de comunicación sólo exaltan lo moderno y lo joven, mostrando a los viejos como "atrasados" o "anticuados"; porque la sociedad no valora la figura del viejo (el arte, la literatura, etc.); porque la sociedad solamente da protección a los viejos pobres y sin familia a través de los ancianatos que son sitios inhóspitos y sin suficiente capacidad para el número de viejos de esta categoría; y finalmente, porque la sociedad en sus distintos niveles no se preocupa por las necesidades y derechos del viejo: no hay viviendas, ni calles, ni medios de transporte, ni vestuario, ni programas recreativos, ni objetos especiales para la población vieja, como sí los hay para la población de niños, jóvenes o adultos. Es decir que las gentes entrevistadas de todas las regiones, áreas, estratos, género o generación perciben que la sociedad privilegia a la juventud, aunque en algunas épocas realiza "campañas" a favor de niños, mujeres o viejos, las cuales se limitan a fechas de vacunación, temporadas de educación nutricional, o a declaraciones formales sobre el día, el mes o el año, del niño, de la mujer o del viejo.

Cuidado del viejo en la familia y en la sociedad Las personas jóvenes y viejas entrevistadas, consideran que la sociedad ha definido que el cuidado de los viejos es un deber de la familia, a pesar de no crear las condiciones adecuadas para que ella pueda cumplir esta función. La siguiente pregunta ilustra este punto: CUADRO 20 ¿QUIEN CREE UD. QUE DEBE CUIDAR A LOS VIEJOS? MAYORES DE 50 AÑOS

MENORES DE 50 AÑOS

La familia

52.9%

72.8%

El Estado

18.0%

25.3%

Familia con ayuda Estado

30.1%

Ellos mismos

Total

_

1.9%

100.0%

100.0%

103


Esta respuesta coincide con lo anotado por Ordóñez Plaja et al. (1990), cuando afirman que "la Constitución Política de Colombia en su artículo 19, consagra la asistencia pública como función del Estado, que deberá prestarse cuando se reúnan las siguientes condiciones: que la persona esté físicamente incapacitada. que no tenga medios de subsistencia. que carezca de derecho para exigir a otras personas". En desarrollo de este mandato constitucional, el Código Civil Colombiano contiene un conjunto de normas jurídicas que regulan la estructura y las relaciones familiares, definiendo la familia como "el conjunto de personas que descienden de un tronco común y se hallan unidas por lazos de parentesco: abuelos, hijos, nietos", entre los cuales se genera un conjunto de derechos y deberes como la obligación de proveer alimentos, (art. 422 del C.C.), obligación que se da hasta el cuarto grado de consanguinidad. La cuantía de esta obligación, así como la definición de alimentos congruos o necesarios y la cesación de ella en caso de injuria, están estipulados en los art. 414.1.036 y 1268 del C.C., así como las sanciones civiles y penales ante el incumplimiento de tales obligaciones (art. 36 de la Ley 75 de 1968; art. 76 de la Ley 83 de 1943 y art. 263 del C.P.P., Decreto Ley 50 de 1987). Más concretamente, la sociedad a través de la Ley ha configurado los delitos contra el viejo a saber: tortura moral (art. 279 del C.P.), a b a n d o n o material (art. 346 del C.P.), internamiento fraudulento (art. 278 del C.P), así como algunas normas para beneficiar a las personas mayores de 65 años, tales como, la suspensión de detención preventiva o la ejecución de pena para el sindicado mayor de 6 5 a ñ o s (art. 432 y 613 del C.P.P.), la Defensoría para el anciano (a cargo del ICBF) y toda la legislación laboral y de seguridad social que atañe a las personas mayores que hayan cumplido unos requisitos de tiempo y otro tipo, en actividades laborales. Sin embargo, como bien lo dicen Ordóñez Plaja etal. (1990), si bien la intención de regular las obligaciones entre los miembros de la familia es sana, "lo importante es que haya un régimen legal que proteja en su integridad física y moral al envejecimiento, cuando las relaciones familiares y e c o n ó m i c a s no p u e d e n a s e g u r a r l e la atención necesaria para continuar su vida con dignidad" (el subrayado es mío). Y eso es precisamente lo que no ocurre en el país, donde el régimen de seguridad social tiene como meta proteger al tra40

Ordóñez, Plaja et al. Situación del Viejo en Colombia. FES, 1990(1 a. ed)

41

Ibid.

104


bajador asalariado y no a la población en general, ni en particular a la población más necesitada y desprotegida: los viejos. Como se deduce, el papel de la sociedad y del Estado frente a los viejos se limita a algunos de ellos -los indigentes y sin familia- a través de instituciones creadas para tal efecto : los ancianatos. Por eso, preguntamos a los entrevistados si les gustaría vivir en un ancianato, con las siguientes respuestas: CUADRO 21 ¿LES GUSTARÍA VIVIR EN UN ANCIANATO? MAYORES DE 50 ANOS Sí No Tal vez Total

28.7% 57.5% 13.8% 100.0%

MENORES DE 50 ANOS 50.6% 49.4

100.0%

¿POR QUE NO? RAZONES No necesita Son inhumanos Son deprimentes Tiene familia Miedo al abandono familiar Condiciones económicas Prefiero morir Otras No he pensado en eso Total

MAYORES DE 50 AÑOS 8.0% 4.0% 8.0% 23.0% 1.1% 3.4% 39.1% 13.2%

100.0%

MENORES DE 50 ANOS

12.0% 48.2%

24.0%

15.8% 100.0%

¿POR QUE SI? RAZONES La familia no puede La familia no lo quiere No quiero estorbar Mejor cuidado Hay más amigos Hay más recreación Total

42

MAYORES DE 50 ANOS

MENORES DE 50 ANOS

62.0% 20.0% 18.9%

-

-

40.2% 21.8% 38.0% 100.0%

100.0%

La reforma a la Seguridad Social (1993) tuvo en cuenta este problema y plantea apoyo económico para los indigentes. 105


C o m o s e observa, sólo un 28.7% d e los viejos, de los cuales el 20.7% p e r t e n e c e a los estratos bajos de las áreas urbanas, estaría dispuesto a vivir en un ancianato, bien sea porque tiene conflictos con sus parientes o porque éstos no tienen c a p a c i d a d para albergarlos y sostenerlos. Entre los viejos q u e responden "tal vez", la totalidad corresponde a personas de estratos medios urbanos que han roto los vínculos familiares en su adultez, a solteros sin hijos o a p e r s o n a s que c u e n t a n con una pensión o renta propia, situaciones q u e los p o n e a dudar sobre las ventajas de la dependencia familiar, una mayor independencia o seguridad institucional. Por el contrario, un 49.4% de p e r s o n a s menores de 50 a ñ o s dice q u e preferiría vivir en un ancianato. Al indagar la razón de esta respuesta se d e d u c e una experiencia negativa de vida con sus propios viejos, a la que se surna una mayor valoración de la independencia y de las relaciones amistosas y un aprendizaje nuevo para la utilización del tiempo libre. La visión de la realidad familiar y del s t a t u s d e los viejos en la familia influye en esa visión negativa de la vejez en la familia. La actual población vieja del país muestra bajos niveles de escolaridad, lo cual incide en la concepción de la vejez, su autonomía y el conocimiento d e sus derechos y deberes. CUADRO 22 NIVELES DE E S C O L A R I D A D DE LA POBLACIÓN VIEJA GRUPOS DE EDAD

PRIMARIA INCOMP.

SECUNDARIA

COMPL.

INCOMP.

UNIVERSITARIA

COMPL.

INCOMP.

COMPL.

-

-

3.3%

20.3%

0.4%

0.6%

56-60 años

23.3%

16,0%

0.2%

0.3%

61-65 años

3.4%

10.0%

10.0%

7.0%

0.1 %

0.1%

66-70 años

3.0%

-

-

70 y más años

1.0%

0.5%

0.5%

-

-

-

100%

7.4%

10.5%

37.1%

43.3%

0.7%

50-55 años

Total

Sin necesidad de hacer un análisis detallado se puede observar que a nivel nacional, la escolaridad de las p e r s o n a s mayores de 60 a ñ o s es muy baja, por cuanto quienes en 1930 y antes tenían acceso a la educación eran principalmente varones de estratos altos y medios altos, residentes en cabeceras municipales. El a c c e s o a la universidad hasta mediados de los años 50's era privilegio del género masculino y de los estratos altos. Esta realidad explica la baja par106


ticipación de los jóvenes de entonces -viejos de hoy- en empleos o trabajos formales estables que les permitiera más tarde el acceso al sistema de seguridad social. Con excepción de algunas instituciones sectoriales de previsión social establecidas entre 1912 y 1985, sólo en 1968 se consagraron las prestaciones sociales para el sector oficial mediante el decreto 3135, que favorece a la población vieja mediante la pensión de jubilación, la pensión d e retiro por vejez, la sustitución pensional, los auxilios funerarios y la asistencia médica, farmacéutica, quirúrgica y hospitalaria. Los Decretos 3041 de 1966 y 770 de 1975 regularon el régimen prestacional del sector privado, a saber: pensión de vejez, pensión de invalidez, pensión d e sobrevivencia, prestaciones para enfermedades generales. Adicionalmente la Ley 171 de 1961 establece la pensión sanción y la pensión especial de jubilación. Es evidente que hay una regulación dispersa en la cual se encuentran señalados algunos regímenes de excepción para las Fuerzas Militares, la Policía Nacional, los docentes, la Rama Jurisdiccional, la Contraloria General de la República, la Administración Postal, la Regístraduría Nacional del Estado Civil, los diplomáticos, los congresistas, Colpuertos y Ecopetrol. No se detalla esta legislación por cuanto el trabajo de Ordóñez et al. (1990) es muy preciso y completo al respecto. Sólo resta señalar que toda la legislación existente sólo cobija a un pequeño sector de la población vieja del país (10%), ya que quienes no trabajaron en el sector formal de la economía, durante un cierto número de años carecieron de cualquier tipo de protección legal hasta 1982 (Ley 21), cuando se incorporó a los padres del trabajador en el sistema de subsidio familiar, para proveerles -al menos teóricamente- asistencia médica, recreación y educación, así como programas de mercadeo. Pero más importante es comprender que la falta de educación y la carencia de información de las personas mayores de 50 años acerca de sus deberes y sobre todo, de sus derechos y de las leyes que los protegen (el 96.3% las desconocen) o que por la incapacidad física o mental sumadas al temor "moral" para iniciar acciones civiles o penales contra sus parientes (respecto a alimentos necesarios o congruos, por ejemplo), los viejos se convierten en personas sometidas a la "buena voluntad" o "caridad" de la familia o de la sociedad, para atender sus necesidades mínimas. Tampoco la gente joven conoce sus deberes para con los viejos (el 80% dijo no conocerlos) y quienes sí los conocen carecen de capacidad económica para satisfacerlos o si la tienen, responden que los asumen más como "un deber moral" que como un "deber legal". 107


Si recordamos la tipología y dinámica de la familia urbana actual y la comparamos con la definición que se desprende de la Constitución vigente y de las leyes colombianas, veremos que hay una inconsistencia grave. La legislación existente se refiere a una familia que aunque todavía existe (la familia extensa), está en franco proceso de extinción, al menos como tradicionalmente se la ha concebido, mientras que nuevas modalidades: nuclear completa, nuclear incompleta, diada materna o paterna, familia nuclear rota y/o recompuesta por las vías legales o de hecho, tienden a expandirse y a producir un nuevo tipo de familia extensa modificada en sus versiones permanente o transitoria. Para todas estas modalidades la aplicación de la ley vigente es prácticamente imposible, porque ahora los abuelos son quienes deben proteger a las segundas y terceras generaciones pero las normas laborales y las políticas de vivienda, salud, y recreación prácticamente excluyen a las personas mayores de 55 años.

Obediencia a los viejos El tema anterior está relacionado con la obediencia a los viejos. Al preguntar al respecto se obtuvo la siguiente respuesta CUADRO 23 ¿LA GENTE JOVEN OBEDECE A LOS VIEJOS? MAYORES DE 50 AÑOS SI

NO

MENORES DE 50 AÑOS SI

NO

TOTAL

Hombres

30%

70%

27.8%

72,2%

100.0%

Mujeres

50%

50%

48,0%

52.0%

100.0%

Los hombres mayores de 50 años respondieron que no son obedecidos por la población joven en una mayor proporción que las mujeres mayores. Las razones dadas por los varones señalan que" al dejar de proveer ingresos para el hogar, la mujer, los hijos y los nietos ya no atienden sus consejos, pero mucho menos acatan sus órdenes". Esta falta de obediencia a los varones viejos se observó en las áreas urbanas y en los estratos bajos de la población. Por el contrario, los hombres viejos de las regiones de Santander, Cauca-Nariño y Cundinamarca que viven en áreas rurales o que viviendo en áreas urbanas pertenecen a los estratos altos y medios, responden que sí son obedecidos por los parientes jóvenes. Las respuestas de las mujeres no muestran muchas diferencias regionales, ni por estrato. La mayoría creen que los jóvenes -especialmente los hijos e hijassí las obedecen, aunque los nietos(as) y otros parientes jóvenes lo hacen en menor grado. 108


Aquí se muestra un matiz por género. Las mujeres viejas afirman que a medida que avanzan en edad, adquieren más respeto y obediencia y que, los hijos(as) casados o unidos las tratan mejor que cuando son solteros(as). Por el contrario, los hombres viejos afirman que pierden autoridad en el hogar en la medida que avanzan en años o cuando los hijos(as) organizan sus propias familias (hogares), ün viejo entrevistado decía:"..lo que ocurre es que cuando ellos (los hijos) eran jóvenes, yo fui muy estricto y hacía imponer como fuera mis órdenes. Ahora mis hijos dicen que ya no me tienen miedo y que no me necesitan. En cambio eso, mi esposa siempre fue muy alcahueta y los defendía y hasta se me enfrentaba para protegerlos. Por eso a ella la quieren más y la ven como una mujer sufrida mientras a mí me ven como un tirano". Este relato muestra los conflictos generacionales del patriarcalismo

Explotación de los viejos El tratamiento de la familia a los viejos se visualiza mejor al analizar el tema de la explotación. CUADRO 24 ¿UD. CREE QUE LA FAMILIA EXPLOTA A LOS VIEJOS? MAYORES DE 50 AÑOS

MENORES DE 50 AÑOS

Siempre

12.6%

5.0%

Con frecuencia

17.4%

-

A veces

30.7%

25.0%

Nunca Total

39.3%

70.0%

100.0%

100.0%

¿QUIENES DICEN SI COMO LA FAMILIA EXPLOTA A LOS VIEJOS? MAYORES DE 50 AÑOS

MENORES DE 50 AÑOS

-

Cuidando la casa

20.0%

Atendiendo la familia

15.0%

Exigiendo dinero

28.0%

10.0%

Negándoles cariño

10.0%

30.0%

-

40.0%

Poniéndoles a trabajar Recriminándolos Quitándoles libertad Total

27.0%

-

-

20.0%

100.0%

100.0%

109


De estas respuestas se infiere que solamente el 39.3% de los viejos se siente bien y gratificado con su familia, lo cual contrasta con la respuesta del 95% de los jóvenes que no creen que haya ningún tipo de explotación a los viejos por parte de la familia. Las razones dadas por el porcentaje de cada generación que cree que sí hay explotación familiar a los viejos, son principalmente de carácter económico, laboral o afectivo. Y aunque el a b a n d o n o m a t e r i a l del viejo por parte de los parientes hasta el 4o. grado de consanguinidad, constituye un delito, sancionado con prisión de 2 a 6 años, se observa que en la realidad nacional sin distingos de regiones o áreas, en los estratos medios y bajos ocurre lo contrario: e s el viejo quien tiene q u e cuidar y a t e n d e r material y afectivamente a los parientes más jóvenes, trabajando en la vivienda o fuera de ella, o compartiendo con ellos los ingresos, la pensión o los ahorros. Y en los estratos altos, la situación no es muy diferente. En ellos, los viejos son presionados por la familia para que repartan en vida sus bienes, so pena de perder el "afecto" o ser humillados "por tacaños". Esta última situación se tipifica en la ley diciendo que "la negación del afecto, las humillaciones permanentes y aun las amenazas físicas, pueden conducir a la formación del delito de tortura moral, que está penado con 1 a 3 años de prisión"(C.P.P). Las observaciones en el trabajo de campo, conducen a afirmar que la situación del padre-abuelo es más vulnerable que la de la madre-abuela, por cuanto al varón viejo se lo considera como un "estorbo" o "una carga" cuando deja de aportar ingresos a la familia, mientras la mujer vieja recibe más consideración y afecto porque su status-rol no cambia mucho con la edad y su aporte a los oficios domésticos es muy importante, especialmente en los estratos medios y bajos donde ella lava, plancha, cocina, cuida la casa y cuida a los nietos y demás parientes. Sin embargo, la explotación de los viejos llega en algunos casos a que los parientes, los declaren interdictos para apoderarse de sus bienes (si los tienen) o para internarlos forzosamente en un ancianato o establecimiento de salud mental. De esta realidad encontramos 3 casos en la muestra, ubicados en los estratos alto y medio de las ciudades de Bogotá y Medellín. Como se dijo en un punto anterior, en cada región se observa mayor respeto, obediencia y acatamiento a hombres o a mujeres viejos(as), pero al analizar las respuestas referentes al punto de la explotación a los viejos, las diferencias 1m


regionales dejan de ser significativas, para acentuar más las diferencias entre área rural y urbana, entre estratos sociales (tipo de explotación) y género, como se ve enseguida.

CUADRO 25 ¿UD. CREE QUE SE EXPLOTA A LOS VIEJOS? MAYORES DE 50 AÑOS SI

NO

MENORES DE 50 AÑOS SI

NO

Est. Alto

10.0%

90.0%

22.8%

77.2%

Est. Medio

28.5%

71.5%

42.1%

57.9%

Est. Bajo

60.0%

40.0%

70.5%

29.5%

¿UD. CREE QUE SE EXPLOTA A LOS VIEJOS? MAYORES DE 50 AÑOS SI A. Rural A. Urbana

NO

MENORES DE 50 AÑOS SI

NO

2.0%

98.0%

100.0%

75,8%

24.2%

78.4%

21.6%

Estos resultados muestran que la percepción de explotación a la población vieja es un fenómeno casi exclusivamente urbano, lo cual coincide con lo expuesto anteriormente sobre un status más alto del viejo en las áreas rurales y un consecuente tratamiento deferente que contrasta con un tratamiento despreciativo, indiferente o de explotación al viejo que reside en las ciudades (especialmente Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla).

En relación con la visión de los estratos sociales se observa una mayor explotación en los estratos bajos y medios, aunque un 22.8% de la población joven cree que hay mayor explotación en los estratos altos, representada en exigencia de dinero, ayuda económica y legación herencial en vida de los viejos. Para obtener una visión más refinada de las expectativas de las poblaciones viejas y jóvenes se les preguntó acerca de sus preferencias de vida con los siguientes resultados. 111


CUADRO 26 ¿COMO LES GUSTARÍA VIVIR LA VEJEZ? AÑOS

MAYORES DE 5 0 A Ñ O S

Con un compañero(a)

MENORES D E 50 A N O S

-

Con amigos de su edad

6.8% 33.8%

25.0%

Solos (independientes)

11.5%

22.2%

Trabajando En el campo Con la familia Total

5.1%

9.0%

10.3% 20.7%

15.8% 28.0%

100.0%

100.0%

Las respuestas muestran que quienes aspiran a una mayor independencia, autosuficiencia y compartir con gentes contemporáneas más que con su familia son las personas mayores de 50 años, aunque hay una tendencia en ambas generaciones a preferir la autonomía e independencia de la familia o de las instituciones. Las razones de estas respuestas parecen ser la propia experiencia vivida por los viejos de hoy e intuida por los viejos del mañana. También se observa que nadie quiere vivir en un ancianato, pero que altos porcentajes quisieran pasar su vejez en el campo. En este punto es mayor aún el interés de la población joven. Pero estas preferencias se contrastan con la opinión sobre el interés del Gobierno en la población vieja. CUADRO 27 ¿UD. CREE QUE EL GOBIERNO SE INTERESA POR LOS VIEJOS? MAYORES DE 50 AÑOS

MENORES DE 50 AÑOS

11.3%

1.9%

No

52.9%

98.1 %

A veces

20.9%

No sabe

14.3%

-

100.0%

100.0%

Total

En esta respuesta se pone en evidencia la visión de a b a n d o n o gubernamental de los viejos por parte del Gobierno, que tiene la población joven y la certeza de la mayoría de los viejos de esta realidad. El 11.3% de quienes sí creen que el gobierno se interesa por ellos, dan explicaciones vagas que se refieren a la jubilación por vejez, a la existencia de ancianatos y de leyes que protegen a los viejos, aunque ellos mismos afirman desconocer las posibilidades reales para obtener tales ayudas. 112


El a b a n d o n o de personas definido como la inasistencia al incapaz por causa de edad o enfermedad, a quien se está obligado a mantener, cuidar o dar asistencia material, es un delito establecido en la ley, que implica sanciones a quien lo comete (C.P.P.). Sin embargo es una realidad social y familiar que se vive cotidianamente, cuando lo cometen los parientes hasta el 4o. grado de consanguinidad con sus viejos o cuando el Estado lo comete frente a los viejos indigentes y/o sin familia a quienes él está obligado a proteger. Es bien sabido que el número de ancianatos oficiales y gratuitos es insuficiente para el tamaño de la población indigente y/o sin familia, y que, los existentes, son generalmente inadecuados por carencia de recursos e inexistencia de una política universal de seguridad social- y específicamente de una política gerontológica.

Sostenimiento de los viejos Los viejos del país se encuentran en distintas situaciones, pero hay unos grupos especialmente vulnerables como lo señala el estudio de Ordóñez et al. (1990). Ellos son: Los indigentes: carentes por completo de medios de subsistencia, sin familia y que generalmente deambulan por la calle, en busca de sustento, pidiendo limosna o desarrollando una actividad poco remunerativa dentro del sector informal para poder sobrevivir. En la investigación, esta población alcanza un 8% de la muestra total, incluyendo a quienes tienen un trabajo informal (vendedores ambulantes, basuriegos, trabajadores ocasionales) y a quienes tienen un trabajo no remunerado (mujeres viejas que viven en casas de familia desempeñando actividades domésticas por el techo y la comida u hombres viejos que viven de la caridad pública, las limosnas y las ayudas parroquiales). Los a b a n d o n a d o s : viejos que teniendo familia no mantienen ningún contacto con ella y requieren "protección social". En la investigación, representan el 37% de la muestra y corresponden a viejos y viejas que están de caridad en instituciones públicas y privadas (ancianatos), por abandono de la familia o a personas que viven solas y buscan su sustento en trabajos ocasionales, aún teniendo parientes cercanos o a personas solteras o viudas con recursos económicos, pero que han sido abandonadas por la parentela. Dependientes o inválidos: viejos que por carecer de autonomía funcional, requieren la ayuda de otras personas para desempeñar las actividades del "diario vivir". 113


En la investigación representan el 5% de la muestra y se trata de personas viejas de estratos sociales medios y altos (3%) o bajos(2%), mayores de 80 años. Ancianos con restricciones familiares de convivencia: aquellos que tienen dificultades de diversa índole con su familia, la mayoría de las veces por "condiciones socioeconómicas deficientes". Este grupo representa el 50% de la población vieja entrevistada, principalmente la residente en áreas urbanas. De ellos, la mayoría pertenece a estratos medios y bajos en los cuales, las condiciones de vivienda (cualitativas y cuantitativas) o las permanentes rupturas familiares y sucesivas recomposiciones de las relaciones de pareja, o los conflictos generacionales producidos por las diferencias en la escala de valores y las actitudes ante la vida, agregadas a las dificultades económicas, producen un tratamiento restrictivo o conflictivo con el viejo en cuanto a: respeto, obediencia y cuidado del mismo. De este capítulo se desprende que el tratamiento despectivo, indiferente o cruel que la familia y la sociedad dan a la mayoría de los viejos del país no corresponde exclusivamente a una situación de pobreza, aunque las condiciones económicas tienen un papel importante. Se trata más bien de una visión sociocultural de esta etapa del ciclo vital que se origina en los procesos de socialización primaria y secundaria de la población y se refuerza a través de los medios masivos de comunicación. Ese desinterés explica la carencia o la incoherencia de las políticas sociales de bienestar social y la imposibilidad de hacer cumplir las leyes establecidas o las que puedan establecerse en el futuro.

114


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