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ESPECIALES SIGLO.21
ARMONÍA MUSICAL
SU RITMO INSPIRA EL GOZO NAVIDEÑO
RAZONES DE ÉXITO
No. 1 Tener visión
CARLOS RABANALES MÚSICO Y PROFESOR
“Siempre ha sido importante tener una visión de lo que quiero. Saber adónde quiero llegar y cómo hacer para alcanzar esa meta”.
Concentración, vocación e inspiración convergen en un guatemalteco que se entrega a la música. Se trata de un hombre sencillo con la misión de transmitir a la juventud la riqueza de cada nota y el misterio de diversos instrumentos. En esta época, con su coro de campanas, deleita y emociona a quienes lo escuchan
A
lza las manos sutilmente y ve hacia el frente. Con esos gestos de su profesor, los muchachos saben que deben levantar las campanas y estar atentos al siguiente movimiento, el cual les indicará que es momento de empezar la melodía. Así es como inicia Carlos Rabanales el concierto del coro de campanas inglesas, el cual apela a los sentidos de una forma diferente a como lo hace cualquier otro instrumento. “Tocar una melodía con campanas es muy complejo, se requiere mucha coordinación y concentración”, explica Rabanales, quien desde que tenía 11 años de edad supo que la música era lo suyo. “Descubrí mi vocación cuando empecé a asistir a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Lo primero que vi fue el piano, el cual, después de un tiempo, empecé a estudiarlo por mí mismo, sin que nadie se diera cuenta. Lo hice utilizando un método de piano que había
Carlos Rabanales hace una invitación a disfrutar estas fechas con delicadas notas musicales. “La música es el alimento para el espíritu y, si nos acostumbramos a comer comida chatarra espiritual todos los días, nuestro ser lo resentirá. Aprovechemos entonces esta época para escuchar música que sea un banquete para nuestra alma, y ¡qué mejor que los villancicos navideños!”. en el banco”, recuerda. Rabanales empezó a cantar en el coro de voces a los 12 años, pero a los 14 decidió que quería tocar el piano, por lo que a los 16 años ingresó en el Conservatorio Nacional de Música. “Tengo una especialidad en enseñanza, usando la tecnología y la he combinado con la enseñanza del piano. Me ha gustado aprender de todos los maestros que vienen a dar talleres o clínicas de piano; por lo demás,
TEJEDA
BANQUETE PARA EL ALMA
“En mis actividades, una clave es poder entregarme a ellas con toda mi alma. Ello me da la oportunidad de que la gente ablande su corazón por medio de la música”.
F: RUD Y
❖ Lesly Véliz lveliz@siglo21.com.gt
No. 2 Entrega
No. 3 Persistencia “Sin duda alguna, es necesario persistir hasta alcanzar lo deseado. Ser constante y no decaer es un elemento vital”.
he sido muy autodidacta”, refiere el músico.
Entrega
Rabanales confiesa que le encanta enseñar. Su trayectoria está marcada por más de 20 años dedicados a la docencia. Según él, ver cómo sus alumnos logran interpretar una pieza que parecía inalcanzable lo llena de satisfacción. Fue en 2005 cuando tuvo contacto, por primera vez, con un coro de campanas (English handbells). Desde entonces, ad honorem, enseña a jóvenes de 12
a 18 años de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días a extraer la magia de las campanas. Fue a solicitud de los presidentes de misión como inició el proyecto de este coro; ellos trajeron el concepto desde Puerto Rico, donde es un arte muy popular. Los muchachos que conforman el coro que dirige Rabanales ensayan todas las semanas. Diciembre es un mes ocupado, pues realizan presentaciones en iglesias, teatros, centros comerciales y eventos especiales. De hecho, es la época propicia para un instrumento como la cam-
pana, por los sentimientos y expresiones que evoca. “A la fecha hemos dado muchos recitales y conciertos con arreglos míos y de otros músicos. Los jóvenes no son músicos profesionales, pero con mucho trabajo y dedicación han podido llegar a tener un excelente nivel”, explica. Rabanales trabaja en este momento en un proyecto de un coro de voces que incluye a jóvenes de 18 a 31 años. “Quiero unir los dos coros para que hagamos presentaciones de calidad en diferentes ámbitos artísticos”, cuenta con entusiasmo.