
5 minute read
Lotería Mexicana: De simple Pasatiempo a Herramienta de Organización Comunitaria
Por Andrea María Guzmán Mauleón
Por generaciones, la Lotería Mexicana ha sido mucho más que un juego: Ha sido un espejo de la cultura nacional, una herramienta pedagógica, una expresión artística y, para millones de personas que han migrado, un puente emocional con sus raíces.
A través de imágenes coloridas y frases populares, este juego tradicional ha sabido conservar su esencia lúdica al tiempo que se ha reinventado para adaptarse a nuevas realidades sociales.
Entre quienes han sabido capitalizar su potencial simbólico y comunitario destaca la ex Diputada Federal Migrante Nora Oranday, promotora incansable de la educación, la cultura y las artes mexicanas desde el extranjero.
Su trayectoria ha estado marcada por una labor activa en beneficio de la comunidad migrante, especialmente en la ciudad de Chicago, desde donde impulsó diferentes actividades durante su labor en el Instituto Mexicano de Cultura y Educación (IMCE). Y dada la popularidad de las loterías en los pueblos de Coahuila en beneficio de varias causas sociales y particulares como recaudación de fondos la ex diputada apoya estas reuniones desde su pueblo de origen.
Uno de los proyectos más entrañables que ha promovido en esta ciudad es precisamente la Lotería Mexicana, no sólo como una forma de entretenimiento, sino como acto de remembranza, nostalgia y unión.
Hablar de este tradicional juego nos lleva a estudiar sobre su origen, el cual se remonta al siglo XVIII, cuando fue introducida en la Nueva España por los colonizadores españoles. Su antecedente europeo es el “lotto” italiano, y llegó a México a través de España, donde se jugaba en las cortes y entre las clases altas.
Con el tiempo, gracias a su simplicidad y carga visual, el juego se popularizó en plazas públicas, ferias y espacios comunitarios, convirtiéndose en un ícono del arte popular.
Cada carta del juego representa un símbolo de la cultura mexicana: El Catrín, la Sirena, el Nopal, el Diablo, la Bandera, entre muchos otros. No es casualidad que artistas contemporáneos hayan reinterpretado estas cartas, reconociendo su valor como patrimonio cultural vivo.
Con el paso del tiempo, la lotería pasó de ser un simple pasatiempo a convertirse en una herramienta para la organización comunitaria y la recaudación de fondos. Esta evolución fue especialmente útil en contextos migrantes, donde las redes de apoyo son esenciales para sobrevivir, preservar la cultura y construir comunidad.
Indiscutiblemente, la lotería es un símbolo importante para nuestras familias. Jugar a la lotería es regresar al patio de la abuela, a las ferias del pueblo, a los domingos en casa. Es un pasado que merece permanecer entre nosotros no sólo en el recuerdo, sino en la práctica sin importar nuestro país de residencia.
Por ello, en Chicago, el IMCE adoptó esta tradición con una visión estratégica: revivir la historia, fortalecer la identidad y al mismo tiempo apoyar proyectos educativos y culturales a través de eventos de lotería. Para el IMCE, cada partida fue mucho más que un juego, fue el rescate y la permanencia de nuestra identidad.
Lo que distingue estas loterías es el contenido simbólico de los premios. No se trata sólo de ganar, sino de llevarse a casa un pedacito de México. Los premios solían ser artesanías tradicionales, joyería hecha a mano, juguetes típicos, productos gastronómicos y obras de artistas locales, muchos de ellos migrantes o descendientes de mexicanos.
Este enfoque convierte a la lotería en un escaparate para el talento y la creatividad, al tiempo que estimula la economía solidaria entre connacionales.
La dinámica de estas loterías es sencilla pero profundamente significativa. Cada participante adquiere una o más tablas a cambio de una aportación económica simbólica. Lo recaudado se destina a proyectos como becas para estudiantes de origen mexicano, talleres de arte para niñas y niños, compra de libros o materiales escolares, e incluso actividades culturales en barrios latinos. Así, lo lúdico se mezcla con lo solidario.
Las jornadas de lotería organizadas por Nora Oranday han sido además espacios de encuentro intergeneracional. Adultos mayores reviven su infancia, mientras niñas y niños aprenden a conocer símbolos y valores del México profundo. Familias enteras participan en un entorno de alegría, cooperación y orgullo cultural.
Como muestra de su compromiso con la cultura y el bienestar comunitario, la ex diputada organizó un divertido evento de Lotería en Zaragoza, Coahuila. En un ambiente de entusiasmo y participación, los asistentes se reunieron para revivir esta tradición que evoca la esencia de México.
Más allá de la diversión, el evento sirvió para anunciar un nuevo paso en su labor social: La creación de la Fundación Noranday, una iniciativa dedicada a brindar herramientas educativas y culturales a su comunidad. Esta fundación comenzará ofreciendo cursos de inglés, además de promover actividades especialmente pensadas para madres de familia, quienes muchas veces no cuentan con espacios de desarrollo personal o capacitación.
Con esta acción, Oranday no sólo honra sus raíces, sino que retribuye a su pueblo, uniendo a las personas que, como ella, creen en la cultura y la educación como pilares fundamentales para la transformación de vidas.
¡Que viva la Lotería Mexicana!
¡Que vivan las causas que nos unen más allá de las fronteras!
Mtra. Andrea María Guzmán Mauleón es Maestra en Dirección de la Comunicación y Licenciada en Ciencias y Técnicas de la Comunicación. Con más de 9 años de experiencia en Igualdad de Género dentro de la Administración Pública. Asesora Legislativa en Cámara de Diputados.
