Será Justicia Nº 06

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PUBLICACIÓN INSTITUCIONAL DE PRODUCCIÓN INDEPENDIENTE · DISTRIBUCIÓN GRATUITA · AÑO I · NÚMERO 6 · CÓRDOBA · ARGENTINA · 7 DE DICIEMBRE DE 2009

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EL JUICIO MENÉNDEZ II ENTRÓ EN SU RECTA FINAL

EDITORIAL

Aguardando la sentencia

“Entonces... fue como un tiempo invisible” Natalia tiene 12 años, y nos regaló ese pensamiento luego de una charla que los Familiares fuimos a dar a su colegio, en un pueblo de Traslasierra. Esta imagen de invisibilidad del tiempo, retrata con precisión una mirada de la historia argentina en la que lo no hablado, simplemente no existió, y lo no juzgado no ocurrió. Y sin embargo, para quienes padecimos el dolor de la ausencia y el silencio, todo ello sí existió, sí ocurrió. Sería una vana obstinación negar que parte de la sociedad, aun insiste en decir: “para qué meter el cuchillo en la herida, si ya pasaron más de treinta años…” No obstante, si hacemos un breve resumen de la inmensa cantidad de causas iniciadas en el país, y tomamos nota de los informes internacionales –que caracterizan a la Argentina como un 'gran tribunal modelo'– deberíamos preguntarnos por qué tuvieron que pasar estos treinta años para que la justicia hiciera lugar a términos como genocidio, lesa humanidad o terrorismo de Estado. Y allí encontramos que la señora de ojos tapados y balanza de la equidad en sus manos, tiene en cada platillo intereses superpuestos de poder. Ése es el terrible entramado que ha ido desenvolviéndose sin tener en cuenta las vidas que van quedando en el medio. Cuando escuchamos el testimonio de un ser humano, sentado frente a un tribunal de la nación, narrando las atrocidades que otros consumaron sobre su humanidad, encontramos todo el sentido que necesitamos para entender la importancia que hoy tienen los juicios. Ese hombre o esa mujer, de cincuenta o sesenta y pico de años, con el cuerpo añejado y la sonrisa triste, está reconociéndose y esperando ser escuchado por nosotros. Esperó tres décadas para ser escuchado. Todo este tiempo sobrellevando el terror de cruzarse en la calle con su torturador. Es cierto, pasaron treinta años del horror. Pero no es demasiado tiempo para devolverle a esa niña de doce años la visibilidad de un pedazo de historia que el dolor no nos dejó mostrar y que comienza a recuperarse en la justicia. Quien no quiera hacerlo, quedará entrampado en la necedad de la negación. Sin poder avanzar en la construcción de un país con historias íntegras, profundas. No esas que nos contaron algunos medios de comunicación, los mismos que hicieron y hacen tambalear los platillos de la justicia. Hoy, desde este modesto espacio informativo, intentamos hacer visible esa etapa vergonzante. No hubo un tiempo invisible. Hubo una justicia ciega.

Luego de un extenso y minucioso alegato, el Fiscal Federal Carlos Gonella solicitó duras penas para los imputados, considerando que está ampliamente probada su responsabilidad en los delitos que se investigan. Pidió prisión perpetua para Menéndez, Campos, Cejas y Britos. Para Gómez, en tanto, solicitó la pena de 23 años de prisión y 6 Los corrobeses ya transitamos la etapa final del juicio. Estamos cada vez más cerca de escuchar la lectura de la sentencia que dictará Jaime Díaz Gavier, titular del Tribunal Oral Federal Nº1. En estos días, resulta imposible soslayar la condena de aquel primer juicio a Menéndez, en julio del año pasado, cuando algunos de los responsables del terrorismo de Estado en Córdoba, además de recibir una severa condena, fueron enviados a cumplirla al penal de Bouwer. Pero este segundo proceso judicial comenzó mucho antes del inicio de la etapa oral y pública, y en su transcurso las diferentes partes tuvieron la posibilidad de aportar -u obstaculizar- el camino de la justicia, delineando estrategias que hoy pueden ser reconstruidas. A lo largo de la instrucción de las causas, se acumularon las pruebas que demuestran cómo fueron los acontecimientos que se juzgan, con el vital aporte de los testigos, muchos de ellos recordando situaciones terribles sufridas por la represión policial encarnada en el D2. También estuvieron presentes las estrategias dilatorias de las defensas de los represores, presentando impugnaciones que retrasaron el comienzo del juicio oral. La última de ellas fue la presentación que hizo la defensa de Menéndez contra el nombramiento del Fiscal Federal, que obtuvo una respuesta negativa por parte del tribunal. Corrían con ventaja estas artimañas judiciales: el paso del tiempo siempre es un factor que le imprime rasgos distintivos al camino de la justicia. En estos casos, todos los hechos ocurrieron hace más de treinta años, por lo que comprobar fehacientemente lo que pasó es un camino complejo y ríspido, condicionado por décadas de olvido e impunidad. Ese fue el principal desafío que asumieron las querellas y la fiscalía, redoblando esfuerzos para rearmar el rompecabezas y demostrar los crímenes cometidos por el terrorismo de Estado.

años para Flores. También comenzaron los alegatos de las defensas, que según lo previsto finalizarán este lunes. Se espera para el viernes 11 el momento en que los imputados pronuncien sus últimas palabras. En esa misma jornada, el Tribunal Oral Federal Nº1 dará a conocer la sentencia que será el corolario de un juicio histórico.

LOS ORGANISMOS DE DERECHOS HUMANOS EN EL JUICIO. Integrantes de Familiares Córdoba concurren a las audiencias a la espera de una sentencia favorable.

Penas acordes a los delitos Cinco horas de exposición, divididas en dos audiencias, destinó el Fiscal Federal Carlos Gonella para desarrollar su sólido alegato. Como representante del Ministerio Público Fiscal, es el encargado de “defender los intereses de la sociedad”, y así lo hizo durante la exposición de sus argumentos, analizando pormenorizadamente los tres casos que componen el juicio. Gonella inició su alegato el miércoles 25 de noviembre, desmembrando el contexto histórico y político en que se cometieron los crímenes. Luego, en la mañana del martes pasado, fue añadiendo argumentos consistentes a cada una de la acusaciones, basados en pruebas e indicios veraces, hasta edificar una conclusión irrefutable sobre “la participación y la complicidad criminal” de cada uno de los acusados en

el aparato represivo. Para ello se apoyó en la teoría del dominio del hecho, de Clauss Roxin, que específicamente habla de la autoría mediata. Según explicó, “la estructura de esta teoría se compone de una pirámide donde hay un engranaje de poder que dirige las órdenes hacia los ejecutores, que son de carácter fungible”. Si uno o varios se oponen a cumplir la orden, la maquinaria no se detiene y pueden ser sustituidos sin que se frustren los objetivos. Los argumentos probatorios se basaron en fundamentos legales, con doctrina y jurisprudencia suficiente, para definir a los crímenes que se juzgan como imprescriptibles, concordando con fallos de la Corte Suprema de Justicia del año 2004. En la culminación de su alegato, la fiscalía pidió las condenas para los seis imputados, en sintonía con los pedidos de las querellas, pe-

Las defensas

Entrevista

Quiénes integran las distintas defensas de los represores. Las diferencias entre los abogados y sus estrategias. Página 2

El fiscal federal Carlos Gonella revisa el desempeño de la justicia federal y brinda sus opiniones sobre el desarrollo del juicio. Página 3

CONTRATAPA

El vuelo de la gaviota El presidio y las experiencias de resistencia y militancia en la cárcel. POR ALBERTO ASSADOURIAN


Lunes 7 de Diciembre de 2009 PERFILES · LAS DEFENSAS DE LOS REPRESORES ro agregando una salvedad: la ampliación de las imputaciones de Menéndez y Gómez por privación ilegítima de la libertad en los casos “Morales” y “Moyano”, y por aplicación de tormentos agravados. Esta medida provocó reacciones en las defensas de ambos represores, que pidieron posponer su alegato para reordenar su estrategia. Merced a esa demora, se agregó una audiencia, fijada para este lunes, en la que alegarán Marcelo Arrieta, defensor público que representa a Gómez y Alejandro Cuestas Garzón, abogado de Menéndez. En la provincia y en el país Concluidos los alegatos de los defensores, el tribunal fijará fecha para escuchar las últimas palabras de los seis imputados y luego Jaime Díaz Gavier leerá la sentencia. Se espera una sala colmada para ese momento definitorio e histórico que, según fuentes del mismo tribunal, tendrá lugar el próximo viernes 11 de diciembre. De resultar efectiva la condena, los acu-

sados ampliarán el cuadro nacional de represores condenados por delitos de lesa humanidad, que ya suma 53 desde el año 2003, 8 de ellos en Córdoba. Una significativa pero reducida cifra, teniendo en cuenta que hasta el momento, los procesados en el país son 625, según un informe de la Procuración General de la Nación dado a conocer a principios de noviembre. Las perspectivas, sin embargo, son alentadoras. Junto con el juicio Menéndez II, está concluyendo el primer juicio al terrorismo de Estado bajo el mando del II Cuerpo del Ejército en Rosario, donde se daría la sentencia antes de Navidad. En paralelo iniciaron dos grandes procesos en Buenos Aires al que se le suma otro en la provincia de Salta. El escenario, impensado hasta hace pocos años, renueva la confianza en la sostenida e inquebrantable defensa de los derechos humanos, en juicios que cuenten con todas las garantías de un verdadero Estado de Derecho.

Últimas imágenes del naufragio CÓMO ES LA ESTRATEGIA DESPLEGADA POR LAS DEFENSAS DE LOS REPRESORES PARA REDUCIR LAS PENAS DE SUS REPRESENTADOS Hasta el momento, concluyeron sus alegatos la defensora pública Evangelina Pérez Mercau (defiende a Campos), y los abogados Pedro Leguiza (Britos y Flores) y Carlos Bustamante (Cejas). Entre los elementos comunes esgrimidos en sus alegatos, primó un tópico repetido entre quienes patrocinan a implicados en delitos de lesa humanidad: el pedido de absolución por la prescripción de los delitos cometidos. En el fondo, esta estrategia esconde en su silencio y su simplicidad, la aceptación lisa y llana de los crímenes cometidos, amparada en la lentitud de la justicia. Sobre este argumento trabajó su alegato Pérez Mercau, afirmando que los delitos que se imputan a su defendido, César Aníbal Campos, prescribieron en 1991. Así, disiente y contradice el criterio de la Corte Suprema que fijó la imprescriptibilidad de

los delitos de lesa humanidad en el fallo de 2004 conocido como “Arancibia Clavel”. Al mismo tren se subió Pedro Leguiza, aduciendo que los cambios de criterios de la Corte Suprema “provocan una inseguridad jurídica” que perjudica a los responsables del terrorismo de Estado. Otra estrategia utilizada para desvincular a los imputados versó sobre argumentos más técnicos, intentando desacreditar las pruebas obtenidas durante la fase de instrucción y la etapa oral. Para los casos de Flores, Cejas y Britos, sus abogados pidieron la absolución por considerar que el testimonio de Carlos Alberto Moore y los documentales colectados son “indicios” no suficientes para comprobar su participación. Además, todos coincidieron en descalificar el testimonio de Roque Calderón, el testigo clave del Caso Albareda.

Garantía de juicio justo Todo imputado tiene el legítimo derecho de contar con un abogado defensor desde que es acusado de un hecho. Se trata, en rigor, de uno de los fundamentos de cualquier Estado de Derecho, fijando las garantías y los mecanismos de protección de los derechos humanos para todo individuo sometido a un proceso judicial. Representa la principal herramienta que tiene una persona para hacer frente al poder punitivo del

Alejandro Cuestas Garzón: 51 años. Defensor privado de Luciano Benjamín Menéndez. Se graduó en 1983 en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Antes de iniciado el juicio cuestionó el nombramiento del fiscal Carlos Gonella. En el juicio Menéndez I fue defensor de Jorge Exequiel Acosta (ex jefe operativo de La Perla, condenado a 22 años de prisión) junto al abogado Jorge Agüero ejerciendo una función técnica, en contraste con las excentricidades ideológicas de Agüero. Ambos se opusieron a la elevación a juicio de estas causas, planteo que fue rechazado. En la causa Alsina (UP1), actuará como abogado defensor del represor Enrique Pedro Mones Ruiz. Carlos Bustamante: 60 años. Defensor privado de César Armando Cejas. Cordobés, egresó en 1979 de la UNC. Entre 1982 y 1998 fue asesor en el área penal del Directorio del Banco Nación. Es abogado defensor en forma particular en el fuero penal de la Justicia Provincial y la Justicia Federal, y trabaja en su estudio junto a sus hijos en causas vinculadas a homicidios y violaciones. Ha realizado posgrados en Derecho Penal Bancario y Derecho Carcelario. El Juicio Menéndez II, es la primera causa por delitos de lesa humanidad en la que actúa como abogado defensor. Pedro Orlando Leguiza: 60 años. Defensor privado de Hugo Cayetano Britos y Calixto Luis Flores. Riojano radicado en Córdoba. Egresado en 1986 (UNC), ejerce su profesión en forma privada. Durante la gestión de Luis Juez, fue asesor legal y técnico del Concejo Deliberante y de la Subsecretaría de Gobierno de la Municipalidad. Es abogado penal litigante en los fueros Provincial y Federal, y en derecho civil del fuero local. Si bien actúa como abogado defensor por primera vez en causas por genocidio, el próximo año patrocinará a otros represores imputados. Marcelo Arrieta: 57 años. Defensor oficial de Rodolfo Aníbal Campos y Miguel Ángel Gómez. Obtuvo su título en 1979, en la Universidad Católica de Córdoba (UCC). En 1982 ingresa al Juzgado Federal de Primera Instancia Nº 2 como Jefe de despacho y en 1983 como Oficial Superior de Primera y Prosecretario Administrativo hasta el 84, cuando pasa a ser Secretario. Desde 1995 es Defensor Oficial de Cámara ante el TOF 2. En 1979 comenzó su carrera docente, (UCC y UNC). Es profesor y coordinador de la Escuela Judicial de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional. Es miembro del jurado de concursos para vacantes en la Defensoría General de la Nación. En el juicio Menéndez I representó los intereses de víctimas del terrorismo de Estado. Evangelina Pérez Mercau: 45 años. Oriunda de San Luis, se recibió de abogada y procuradora en 1991 (UNC). Ejerció la abogacía en forma independiente, y se especializó en derecho penal. Durante 1998 fue adscripta de la cátedra de Derecho Penal I en la Facultad de Derecho (UNC). En 1996 ingresó a la Defensoría de la Cámara de Casación Penal de la Nación como Auxiliar Administrativa, y en 1998, en el mismo cargo pero ante el TOF 1 de Córdoba. Luego, fue Oficial Interina en la Secretaría Penal del Juzgado Federal Nº 1. Actualmente, es Defensora Pública Oficial ad hoc del TOF 2. En el juicio Menéndez II, es coayudante de Marcelo Arrieta. Junto a él, realizarán la defensa oficial de todos los policías y militares que no tengan abogados en las causas Vergéz y Gontero.

«La Justicia está en deuda con la sociedad» Pocas horas antes de alegar frente al tribunal, en una charla distendida de fin de semana, el Defensor Público Marcelo Arrieta caracterizó su lugar en el juicio y resaltó la importancia de la legítima defensa. En la tranquilidad de su hogar, Arrieta se siente relajado y se mueve con soltura y seguridad, la misma con la que afronta su trabajo, respaldado por una larga trayectoria en la justicia. Con un lenguaje apasionado y con una firmeza de convicciones que por momentos lo lleva a alzar la voz, este abogado que integró la querella en el anterior juicio contra Menéndez, afirma la importancia del lugar que ocupan los defensores públicos. Su apuesta es clara: que los represores cuenten con todas las garantías de la ley, posibilitando procesos transparentes y ejemplares. Con respecto a los futuros juicios, de los que seguramente formará parte, reclama su unificación para posibilitar el juzgamiento en el corto plazo de los delitos perpetrados por el terrorismo de Estado. Será Justicia: ¿Cómo analiza la figura del defensor público en un proceso judicial de estas características? Marcelo Arrieta: En su función general, el defensor público es un 'garante de garantías'. Al contrario de lo que se pueda pensar, no somos 'sacapresos', sino que custodiamos los derechos de los vulnerados. En este juicio, bajo las garantías del debido proceso, la defensa pública legitima y garantiza que las causas se desarrollen. Paradójicamente, los imputados por estos delitos, que en otro tiempo fueron tan poderosos, hoy son vulnerables ante el sistema judicial, y hay que defenderlos para legitimar la sentencia, pero siguiendo los criterios de la Defensoría General de la Na-

Estado. Por esta razón, el imputado tiene la facultad de elegir quién será su abogado, pero si no lo hace en un plazo determinado, el Estado tiene el deber de asignarle un defensor público a través del Ministerio Público de la Defensa, el órgano encargado de asegurar la efectiva asistencia judicial de las personas. En el juicio Menéndez II, la defensa de los imputados está integrada por tres abogados privados y dos públicos.

ción. Nunca voy a hacer una defensa política o ideológica, como pretendió Menéndez cuando me nombraron su defensor. Mi trabajo es técnico. Una de las principales críticas de quienes están imputados por delitos de lesa humanidad es que sienten que están condenados de antemano. Mi labor consiste en demostrar que no es así. SJ: ¿De qué manera impacta en la subjetividad de un defensor público trabajar este tipo de causas? MA: Está en la fortaleza espiritual y en la coherencia de cada uno poder afrontar bien este trabajo. Durante la causa Brandalisis, integré el conjunto de acusadores, representando la figura y la memoria de los desaparecidos. Hoy, muchos dirán, “¿cómo es posible que ahora defienda a represores?”. Y yo creo que no es incompatible, mientras ten-

ENTREVISTA · MARCELO ARRIETA Defensor Público

gas la coherencia en el modo de pensar y la rectitud en el obraje. Porque en el fondo coincide con un criterio de justicia, que es el que uno defiende. SJ: ¿Qué opina de esta fragmentación en las causas por delitos de lesa humanidad? MA: Estoy muy en desacuerdo. Es urgente y necesaria la unificación en causas más grandes, en función de los sujetos sometidos al proceso. Hoy, la defensoría pública está en condiciones de afrontar la defensa aún si se hace una mega causa, entonces la justicia debería instrumentar los mecanismos para facilitar el juzgamiento de los acusados. SJ: ¿Y el desarrollo de este juicio en particular? MA: Ha sido un juicio muy amplio, donde se incorporaron todos los elementos que hacían a los casos, con profundidad de debate. Además, no hubo roces, salvo la estrategia de Cuestas Garzón que pretendió parar el juicio con la recusación de Gonella. Yo me opuse a esa decisión del defensor de Menéndez porque quiero que haya juicios, es una instancia que hay que sostenerla con todas las de la ley ya que es una vieja deuda pendiente de la justicia. Porque la justicia federal de Córdoba tiene una deuda con la sociedad. Y yo no soy ni voy a ser sólo un convalidador de decisiones judiciales. Tengo el respeto suficiente hacia los jueces como para obligarlos a actuar en función de lo que marca la ley. Y esto es posible, porque yo no formo parte del mundillo judicial, de esas relaciones viciadas. No soy de la sagrada familia ni quiero serlo, y ese es mi espacio de libertad. Por eso me interesaría llegar a ser juez federal, pero voy a intentarlo desde estas convicciones.


Lunes 7 de Diciembre de 2009 EL JUICIO, DÍA X DÍA MARTES 01/12

Duda Antes de continuar su alegato Gonella solicita copias del testimonio de Eudoro Vázquez Cuesta, y los videos de las audiencias para que se abra una investigación y se determine si el testigo y ex juez federal mintió.

Nunca Más “El Estado de derecho rige en plenitud” expresa Gonella-, “aquellas palabras 'Nunca Más', fueron sabias y dichas para que perduren en el tiempo, para que la ciudadanía las haga suyas, las guarde sin temor y con valentía ante todos aquellos que quisieron ignorar lo que ocurría. Por eso digo: Nunca más”. El público aplaude el homenaje a Strassera, fiscal en el Juicio a las Juntas de 1985.

MIÉRCOLES 02/12

Algo para leer Leguiza alega diciendo que sus defendidos son perseguidos políticos y que "nadie puede defenderse si se le abren causas ocurridas hace 30 años". Pese a que la instancia es oral, Leguiza lee todo el tiempo. El fiscal interrumpe y solicita al tribunal que se modifique esta práctica porque desvirtúa el sentido del alegato. Parece, además, que la defensora oficial, Evangelina Pérez Mercau, se molesta con el abogado. En el cuarto intermedio se la escucha decir: "No se puede creer, está leyendo mi alegato. Me lo pidió ayer y es lo que está leyendo hoy".

ENTREVISTA · CARLOS GONELLA - FISCAL EN EL JUICIO MENÉNDEZ II

«La sentencia será condenatoria» Uno se siente cómodo en el despacho del fiscal federal. Uno es periodista, y se supone que no debería sentirse cómodo en los pasillos del poder. Pero sí, a veces pasa. El mate está recién hecho y el cebador está con poco tiempo pero con ganas de hablar. Su discurso, coloquial y amable, tiene giros que detentan su juventud e invitan a la conversación. Rápidamente, el interrogatorio se transorma en charla distendida, mientras se desvanece de la sensación opresiva y solemne que suele flotar en el ambiente de esas augustas casonas devenidas edificios públicos. Y es que no parece un fiscal federal, Carlos Gonella. En realidad, lo que sucede es que no encaja demasiado con la idea que uno se hace de lo que es un fiscal. Sin embargo, le lleva sólo unos pocos minutos de charla convencernos de que el engaño es nuestro. Y que probablemente sea tiempo de desterrar esa figura acartonada y gris que se asocia al imaginario judicial. Ese imaginario al que nos acostumbró un esquema institucional monolítico y cristalizado en el olimpo del poder, siempre alejado del terreno mundano que transitan los ciudadanos de a pie. “Yo siempre pensé que con estas causas iba a quedar al descubierto cuál es la institución judicial que tenemos”, nos dirá Gonella, inaugurando la entrevista en el mismo punto en el que dejamos nuestra reflexión. Y seguirá en el mismo tono: “Es una oportunidad para dejar al descubierto lo que es la justicia federal. Porque hay muchos apellidos ilustres que vienen de la dictadura, con una concepción autoritaria. Y ha quedado en evidencia en el juicio. Creo que eso también explica los cuestionamientos que se me hacen”. Será Justicia: ¿Y cómo recibiste esos cuestionamientos que se hicieron? Carlos Gonella: Me lo esperaba. Soy consciente de que una persona joven que llega a este cargo, genera la reacción de gente de la justicia que se manejaba con otros criterios. Porque yo vengo de afuera. Mi viejo fue albañil, vengo de una familia humilde, del interior. Entonces, una persona con este perfil, les choca. Yo ingresé por concurso, que es la única forma de limpiar y generar cambios. Ahí se acaba de cuajo el tema de las relaciones, el parentesco, las amistades. SJ: Teniendo eso en cuenta, ¿cómo has vivido el desarrollo del juicio? porque se ve en tu desempeño una evolución notable. CG: Asumí este juicio con la convicción y

Reconstruir el tejido social El fin de semana pasado se realizó en Córdoba el Primer Encuentro Provincial de Derechos Humanos, organizado y coordinado por la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos. Con el objetivo de articular y coordinar el trabajo que distintas agrupaciones realizan en relación a la defensa y promoción de los derechos humanos, alrededor de doscientos compañeros de distintos puntos de la provincia de Córdoba participaron de la convocatoria, representando a más de setenta organizaciones. El debate que se desarrolló durante esos días, estuvo organizado en comisiones que abordaron diferentes temas: territorio y bienes naturales, género y diversidad, educación, comunicación y cultura, trabajo, memoria identidad y justicia, niñez y adolescencia, salud y ambiente, y participación democrática. Haber llevado adelante este encuentro significa la concreción de un primer paso para conformar una red provincial de organizaciones de base que realizan un profundo trabajo territorial. Las conclusiones volcadas en el documento final del encuentro, dan cuenta de la necesidad compartida de tejer esta red. En la base de este trabajo conjunto, está el fortalecimiento y la defensa de los derechos hu-

EL JUICIO EN LA CALLE

manos, coordinando y fortaleciendo los espacios de organización, difusión y participación que se desarrollan día a día, en cada localidad y en cada barrio. Frente al profundo y sostenido proceso de desafiliación y ruptura de los lazos sociales de construcción colectiva que significó la larga noche de la dictadura genocida, con su correlato en la década menemista, este tipo de acciones –que se inscriben en una nueva construcción política– resultan imprescindibles para la reconstrucción del tejido social. La unidad en el trabajo colectivo y articulado, surge de la convicción de que la lucha por Memoria, Verdad y Justicia, cobra sentido en la defensa inclaudicable de la vigencia de los derechos humanos y sociales.

la responsabilidad de sostener la acusación y los intereses de la sociedad. Lo asumí de entrada. Pero también era consciente de lo que había generado mi designación en este lugar, en este juicio. Entonces no quise entrar con los tapones de punta para no generar más quilombo (sic). Pero no es que entré asustado y después me fui fortaleciendo, entré distinto, con otro perfil. Hace muchos años que me preparé para cumplir esta función y eso lo tenía claro, sin saber que iba a ser fiscal. Siempre me gustó, incluso cuando era estudiante. Y la experiencia es impresionante. SJ: ¿Queda espacio para lo cotidiano? CG: Es difícil. Yo era docente en (la universidad de) La Rioja. Cuando se me vino esto, tuve que renunciar a la docencia, que es lo que más me gusta, porque además yo tengo familia. Mi esposa es abogada, pero tiene mucho laburo, está terminando el doctorado en la Escuela de Arte, tengo un hijo de cinco, otro de tres. Vivo en las sierras, viajamos juntos, llevamos los chicos a la escuela, almorzamos juntos y a la tarde nos volvemos. SJ: Volviendo al juicio, ¿cómo ves el desempeño del tribunal? CG: Bien, Jaime (Díaz Gavier) tiene un estilo particular, es un tipo muy informal, a mí me gusta eso. Tiene carácter, cuando algo se desvía… El año pasado me parece que se notó más esa impronta, está esa experiencia. No son juicios como cualquier otro y fue totalmente normal su desarrollo. SJ: Díaz Gavier marca una línea en el interrogatorio a los testigos...

CG: Sí, pero yo tuve que intervenir cuando a un testigo se le quiso hacer reconocer una voz. Son testigos particulares, tenés que evitar revictimizarlos… Cometí un error en el alegato, cuando dije 'el pobre Morales'. Realmente me salió de adentro, y como fiscal no lo tendría que decir. Es difícil evadirse del drama humano. A Morales le arruinó la vida. Tiene 59 años, parece que tuviera 90. Es un testigo fresco, espontáneo, un tipo sincero. SP: Además, era albañil, peronista. Quizás el ensañamiento tiene que ver con su compromiso tan sincero y desinteresado… CG: Yo pensaba cómo encarar este tema y agregué un componente político. Me preguntaba qué se buscaba con el gobierno de facto, ¿fue la reacción de un pueblo oprimido económicamente? No, porque las condiciones sociales eran mejores que ahora. Fue romper un proceso democrático, un pensamiento político. Empezó en el año 55 con los fusilamientos de la Libertadora. Y de ahí con todos los golpes de Estado hasta que vino este que fue el más atroz y logró su objetivo: desmovilizar, despolitizar y recluir a la sociedad. La política y la economía era algo que no estaba al alcance de los sectores populares. Y que el pueblo pretendiera alcanzarlo era una amenaza. Y acá quedó demostrado: el gremialismo era considerado subversivo. SJ: Para el futuro, ¿cuál es la significación que tienen estos juicios? CG: Es fundamental. Sistemáticamente durante el menemismo se obstaculizó estos juicios. Las políticas financieras generaron mucho daño. El nivel de violencia social, de desintegración social, tiene que ver porque se privó a la gente joven de procesar socialmente este problema. Esto va a contribuir, aun cuando no se le da mucha bola, no se le da difusión. Porque hay un componente importante que es ¿cómo juegan los medios con esto? Los medios de comunicación que responden a intereses económicos. Entonces, por ejemplo, vos no podés decir que este gobierno maneje la justicia porque de hecho, ha puesto gente indiscutible en la Corte Suprema, con trayectoria. No podés decir que, en temas importantes, hayan fallado a favor del gobierno, todo lo contrario, han puesto frenos. SP: ¿Cómo esperás la sentencia? CG: La sentencia va a ser condenatoria, no tengo ninguna duda. La prueba que se ha reunido es contundente.

El alegato

El discurso

El fiscal Carlos Gonella, desarrolló un extenso y cautivante alegato, que sería imposible de repoducir en su totalidad. Sin embargo, presentamos aquí algunos pasajes que resultan representativos del conjunto. “Estos delitos se ejecutaron en la clandestinidad, al margen de la legalidad constitucional, ocultando cualquier rastro y previendo su impunidad, en acciones concretas de destrucción de pruebas. Ante semejante cuadro, no debe parecernos extraño que la versión de los testigos-víctima constituya uno de los elementos más importantes del material probatorio. No cabe duda de la trascendencia de estos relatos para reconstruir el funcionamiento del sistema represor y sus manifestaciones en centros donde se los mantenía ilegalmente detenidos y se los sometía a un trato cruel e inhumano. No puede asombrarnos el hecho de que las personas que cometieron los crímenes investigados pergeñaron y ejecutaron un sistema de ocultamiento de pruebas y de encubrimiento de los hechos. Sin embargo, ese sentimiento de impunidad fue tan grande, tan inconmensurable, que los llevó a la soberbia de creerse semidioses. Y este vicio, esencial a la condición humana hizo que dejaran rastros de las barbaridades que cometieron y que hoy, en este juicio, esos rastros sean una de las pruebas más importantes que los llevará a la cárcel.”

El finalizar su alegato, Gonella citó un discurso pronunciado en junio de 1973 por el entonces Ministro del Interior del gobierno de Cámpora, Esteban Rigui, actual Procurador General de la Nación. Estaba dirigido a la cúpula de la Policía Federal, y aquí reproducimos algunos párrafos. “Deseo dirigirme a todos los hombres de la Policía, desde el jefe a los agentes, para reflexionar con ellos acerca de su misión en esta nueva etapa histórica y poner en claro qué es lo que se debe y qué es lo que no se puede hacer. La Policía tendrá nuevas obligaciones. Tendrá la obligación de no reprimir los justos reclamos del pueblo. De respetar a todos sus conciudadanos, en cualquier ocasión y circunstancia. De considerar inocente a todo ciudadano mientras no se demuestre lo contrario. De comportarse con humanidad, inclusive frente al culpable. En la Argentina nadie será perseguido por razones políticas. Nadie será sometido a castigos o humillaciones adicionales a la pena que la justicia le imponga. Queremos que en la Policía argentina también se refleje la transformación que ya comienza a vivir el país. Ningún atropello será consentido. Ninguna vejación quedará sin castigo. El pueblo ya no es el enemigo, sino el gran protagonista. Esa es nuestra convicción y nuestra mejor garantía. Seamos dignos de ella”.


Lunes 7 de Diciembre de 2009 CONTRATAPA · por Alberto Assadourian

El vuelo de la gaviota El mismo restaurante, la misma mesa, el mismo televisor de cada noche. Repentinamente la pantalla mostró el cacerolazo de los ahorristas expropiados por el “corralito”. Mi primer pensamiento fue 'llegó el final': el sistema económico antinacional que instauró Martínez de Hoz, custodiado por el entonces régimen de la dictadura genocida, y que sin solución de continuidad subsistió a varias elecciones democráticas, había perdido todo control sobre las clases medias. Aquella noche distinta a cada noche –más bien resultaba un amanecer– percibí que los cacerolazos de las clases medias convergían inexorablemente con los cacerolazos piqueteros y fabriles, y que esta nueva unidad social exigiría un proyecto de cambios drásticos para salvar la nación. La “magnetósfera” que había garantizado un horizonte final de impunidad a los responsables del genocidio y la implantación del engranaje económico antinacional, se desmoronaba ante el clamor patriótico del unánime “¡que se vayan todos!”, dirigido a los políticos corruptos que habían protagonizado la crisis de representatividad y el vaciamiento programático en la democracia, reconquistada por el pueblo en 1983. Una nueva conciencia se abría hacia adelante, pasando de lo espontáneo a una gradual maduración colectiva. En esa noche-amanecer, mi segundo pensamiento fue 'llegó la hora de publicar la novela': esa novela que había escrito en las prisiones de aquel régimen autocrático, en aquellos días en que la dictadura aislada y agónica concedía a sus prisioneros políticos la posibilidad de leer y escribir –derecho inalienable del hombre que por varios años nos había conculcado*. En ese nuevo andar de la historia hacia una patria para todos, conseguí editor en Javier Montoya y su Ediciones del Boulevard. “El Dedo de Baldomero” quedó desempolvado del cajón y vistió su traje de papel con tapas y todo. Una mujer hojeó la novela en una librería, y me redescubrió en la foto de la contratapa; esa clienta del restaurante llegó emocionada a felicitarme mientras yo acomodaba una bandeja de puré de papas en la lunchonera. Otra mujer recorrió el mismo camino, y mientras yo pesaba la vianda de un cliente, se paró frente a mí y con todo su ser estremecido dijo: “Creí que te habían fusilado en la cárcel… he estado treinta años exiliada… la última vez que nos vimos fue en el caminito de la Ciudad Universitaria, después de una asamblea y antes de que te metieran preso… estábamos a punto de ponernos de novios”. Otra mujer, profesora en historia del arte, hurgó un cajón con libros recién llega-

dos a la biblioteca de la cooperativa de servicios públicos de Villa Dolores, cuna y hospedaje de poetas. Descubrió la novela de ese autor desconocido y la leyó. Decidió sugerir su presentación en alguna de las tertulias literarias de la Cooperativa. En la presentación, Cecilia Frontera hizo una perfecta incisión en cada nódulo histórico de la novela y la conversión en narrativa mítica. Cuando Silvia Montivero, moderadora del encuentro, me franqueó el uso de la palabra, miré al público y con-

biendo'. Compartir el mate cimarrón, los pesares y los pensamientos fue parte de nuestra convivencia carcelaria. Una granítica cultura de la solidaridad. A medida que escribía la novela, y a fin de que no “desaparezca” en algunas de las requisas habituales de la prisión, fui transcribiéndola en cartas a mis familiares. Nos permitían enviar cuatro carillas por carta una vez por semana. Había descubierto que el censor de nuestras cartas ojeaba la primera y última carilla, pasando por alto

fesé: 'esta novela nació en la prisión, durante los años de plomo de la dictadura genocida cuya sombra recién estamos dejando a nuestras espaldas'… Recorriendo la Feria del Libro de nuestra Plaza San Martín, Moroni vio la novela exhibida y le dijo a Cavigliazo: '¡Mirá! Este autor estuvo preso con nosotros'. Teobaldo Cavigliazo ojeó la novela y repuso: 'Pero estas cosas yo ya las había leído… cuando estábamos en la rueda del mate nosotros compartíamos lo que íbamos escri-

las intermedias. Escribí banalidades en los inicios y en los finales, y los fragmentos de la novela quedaban “ensandwichados” en las páginas internas. Así, la novela conquistó su libertad antes que el autor. Años después me reencontré con ella en el manojo de cartas que mi padre y hermanos habían resguardado. Las imágenes de la novela habían brotado en mi mente en años previos, especialmente en la cárcel del Chaco, cuando desde 1976 hasta 1979 estuvimos bajo régi-

men de reclusión absoluta, a “celda pelada”, sin el más mínimo contacto exterior: ni visitas ni cartas; tampoco se nos permitía ningún material de lectura ni teníamos en qué escribir; casi la totalidad del tiempo estábamos encerrados en celdas. Cuando está anulada toda experiencia, a las pocas semanas comienza un proceso de hipermnesia: la memoria recorre hacia atrás la experiencia sensorial, y al cabo de meses cada recuerdo es un universo de detalles. Su foco se va ampliando hasta los más recónditos y primerizos recuerdos. Allí se llega a una frontera mental que al descontrolarse irrumpe en el delirio y el desvarío. La mente disipa el registro de los colores debido a la monotonía cotidiana; todo se hace grisáceo. Ese era el objetivo de la estrategia de “Aniquilamiento Psíquico” que en forma psicópata implementaba la jerarquía represora. Detalle a detalle, estocada tras estocada. La estrategia se complementaba con la ausencia de atención médica adecuada y una alimentación rayana en la inanición. Y esa era nuestra trinchera cotidiana: enfrentar minuto a minuto el aniquilamiento psíquico y físico. En los escasos momentos en que nos encontrábamos fuera de la celda, para usar los baños o lavar los platos, organizábamos rondas de relatos: cada compañero contaba sus recuerdos, recapitulaba algún libro cuya lectura mantenía fresca, o bien narraba alguna película que mantenía en su recuerdo. Las llamábamos actividades de Lectura, de Cine, de Relato. Esa mínima creación colectiva nos permitía mantener en conjunto el equilibrio psíquico en medio de semejante aislamiento. He delineado una experiencia personal. Es parte de una experiencia colectiva en la prisión. La creatividad estaba en todos: lo demuestra la reciente edición de “Eslabones”, entre otras publicaciones afines. La “creatividad” era nuestra herramienta de trinchera para resistir la “destructividad” de los “estrategas” del aniquilamiento psíquico. Esa recóndita frontera que surcando rejas y murallones enfrentaba dos culturas: nuestra creatividad biófila ante la destructividad necrófila de “ellos”. En palabras de Antón Chéjov: el vuelo de la gaviota ante el fusil del cazador. Ayer “ellos” quemaban los libros. Hoy nosotros los publicamos. Ayer “ellos” nos condenaban sin juicio legal ni justo. Hoy son condenados en juicio legal y justo. Mi admirable Chéjov: ¡la gaviota sigue su vuelo! (*) Sinónimos de “conculcar”: vulnerar, infringir, violar, delinquir, atentar, atropellar, pisotear, escarnecer, maltratar, herir, etc.

Será Justicia es una publicación periódica propiedad de la Asociación civil sin fines de lucro Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba (Personería Jurídica 234-A-1992) Tirada de esta edición: 10.000 ejemplares • Dirección: Comisión de Prensa de Familiares Córdoba, H.I.J.O.S. Regional Córdoba • Coordinación Editorial: Betty Argañaraz, para Familiares y Martín Notarfrancesco, para H.I.J.O.S. • Editor responsable: Sebastián Puechagut • Redacción: Waldo Cebrero, Pablo Luro • Asistente de redacción: Matilde Nasser • Fotografía: Manuel Bomheker Colaboradores: Alberto Assadourian, Katy García, Rep • Diseño y Producción Gráfica: Usina Creativa · Tel: (0351) 427 1736 • Impresión: Comercio y Justicia Editores Cooperativa de Trabajo Ltda.

La producción de este ejemplar fue posible gracias al aporte solidario de las siguientes organizaciones:

Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) · Sindicato de Trabajadores Judiciales de Cordoba (SITRAJUCO) · Unión Obrera Gráfica Cordobesa (UOGC) · Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) Sindicato de Luz y Fuerza Córdoba · Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC) · Sindicato Unión Obreros y Empleados Municipales (SUOEM) · Cooperativa Integral de Villa Carlos Paz (Coopi)

F a m i l i a r e s d e D e s a p a r e c i d o s y D e t e n i d o s p o r R a z o n e s P o l í t i c a s d e C ó r d o b a •H . I . J . O . S . ( H i j o s e H i j a s p o r l a I d e n t i d a d y l a J u s t i c i a c o n t r a e l O l v i d o y e l S i l e n c i o ) Santa Fe 11, Bº Alberdi | Córdoba, Argentina | Tel: (0351) 425 6502 | famdesapcba@yahoo.com.ar | hijoscba@hijos.org.ar | www.eldiariodeljuicio.com.ar


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