Prevención del Tabaquismo. v2, n2, Septiembre 2000.

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REVISIONES

Neurobiología de la adicción a nicotina J.A. Micó1, M.R. Moreno Brea2, A. Roca Vinardell1, M.O. Rojas Corrales1, A. Ortega Alvaro1 Departamento de Neurociencias. Unidad de Neuropsicofarmacología. Facultad de Medicina. Universidad de Cádiz. 2Departamento de Neurociencias. Unidad de Neuropsicofarmacología. Escuela Universitaria de Ciencias de la Salud. Universidad de Cádiz. 1

INTRODUCCIÓN Durante mucho tiempo fumar tabaco fue considerado un hábito social que incluso llegó a tener un significado reivindicativo. Se pasaba de ser niño a hombre cuando por fin eras autorizado a fumar por tus progenitores o incluso era noticiable una mujer que fumaba. Hoy en día fumar está considerado como un mal hábito, una auténtica adicción. La última Encuesta Nacional de Salud (1997) informa de un ligero descenso de la prevalencia de consumo de tabaco en la población española con una disminución en el consumo en el sexo masculino y un pequeño, pero significativo ascenso en el femenino, respecto a los datos de 1987(1). Esta misma encuesta reafirma, en porcentajes, el riesgo del tabaco para la salud. En efecto, es conocido que el consumo de tabaco causa una elevada tasa de morbilidad ya que se le relaciona con cerca de 25 enfermedades, entre ellas, cáncer broncopulmonar, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, cardiopatía isquémica o enfermedad cerebrovascular. Todos estos procesos patológicos son debidos a los diversos constituyentes del humo del tabaco. De todos ellos, la nicotina es la que se relaciona con las alteraciones en lo que podríamos llamar “esfera emocional”, siendo lo más significativo la “adicción a nicotina”, proceso patológico claramente constituido, con una fisiopatología y una clínica particular y con una neurobiología que actualmente es una fuente extraordinaria de investigaciones, con resultados más que notables. Correspondencia: Prof. Dr. Juan A. Micó Departamento de Neurociencias. Unidad de Neuropsicofarmacología. Facultad de Medicina. Universidad de Cádiz. Plaza Fragela nº 9. 11003 Cádiz. E-mail: juanantonio.mico@uca.es Recibido: Abril 2000. Aceptado: Junio 2000 [Prev Tab 2000; 2(2): 101-105]

PREVENCIÓN DEL TABAQUISMO vol. 2 nº 2, Septiembre 2000

A. Consumo de nicotina durante al menos algunas semanas. B. Interrupción brusca o disminución de la cantidad de nicotina consumida, seguida a las 24 horas por cuatro (o más) de los siguientes signos: 1. Estado de ánimo disfórico o depresivo 2. Insomnio 3. Irritabilidad, frustración o ira 4. Ansiedad 5. Dificultades de concentración 6. Inquietud 7. Disminución de la frecuencia cardíaca 8. Aumento del apetito o del peso C. Los síntomas del Criterio B provocan un malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. D. Los síntomas no se deben a enfermedad médica ni se explican mejor por la presencia de otro trastorno mental. TABLA I. Criterios diagnósticos del DSM-IV para la abstinencia nicotínica.

La adicción a nicotina es una auténtica adicción, con características somáticas y psíquicas(2). El DSM IV (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders)(3) establece los criterios diagnósticos para la abstinencia nicotínica (Tabla I). En ella, se puede observar el cortejo sintomático que puede acompañar a la interrupción del consumo de nicotina. Estos signos o síntomas, naturalmente reflejan una profunda y seria alteración de diferentes componentes del sistema nervioso. La nicotina posee unas propiedades neuro-psicofarmacológicas características, al relacionarse con diferentes sistemas de neurotransmisión en el Sistema Nervioso Central (SNC). Actualmente conocemos varios de estos sistemas, de tal manera que podemos comprender mejor cómo actúa la nicotina, qué procesos se ponen en marcha con

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