Prevención del Tabaquismo. v2, n2, Septiembre 2000.

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principal causa de muerte prevenible del mundo occidental, calculándose que es responsable de más de dos millones de muertes anuales en todo el mundo, siendo el responsable del cincuenta por cien de los fallecimientos producidos entre las personas de entre 35 y 65 años2. Estos datos han llevado a que en los últimos años se haya desarrollado intensas campañas de lucha contra el tabaco, en las que las actuaciones preventivas juegan un papel esencial, siendo la mayoría de las intervenciones de este tipo llevadas a cabo dentro del contexto escolar3. Esto es así debido a que el inicio del consumo de tabaco se produce generalmente en las primeras etapas de la adolescencia o a lo largo de ella4, y al hecho de que la población a esas edades se encuentra mayoritariamente dentro del contexto escolar, lo cual hace de este contexto el lugar ideal para llevar a cabo actuaciones preventivas orientadas a evitar el inicio en el consumo de tabaco. Los primeros programas de prevención asumieron un modelo racional para explicar porque las personas consumían tabaco y se centraron en aportar información sobre los efectos negativos derivados del consumo de tabaco con la esperanza de que, al mejorar la información de las personas sobre esta sustancia y sus efectos, se podría eliminar el consumo5. Los resultados encontrados con estas intervenciones no fueron los esperados y dieron lugar a la aparición de escepticismo sobre la eficacia de la prevención del consumo de drogas6. Es a principios de los años 80, con la aparición de una nueva generación de programas centrados en variables de tipo psicosociales, cuando se renueva la confianza sobre la prevención como estrategia interventiva sobre el consumo de drogas. Estos programas parten de la asunción de que las personas empiezan a consumir drogas debido a que presentan ciertas carencias en su nivel de habilidades psicosociales. Una corriente dentro de este tipo de programas surge a partir de los trabajos de Richard Evans7,8 en los que se enfatiza la importancia de las habilidades de resistencia a la presión de los compañeros para prevenir el consumo de drogas. Otros planteamientos son los desarrollados por Gilbert J. Botvin et al.9,10 que, además de entrenar las habilidades de resistencia, incluye otros componentes orientados a enseñar habilidades sociales y de vida más genéricas. Dentro del contexto anglosajón las revisiones realizadas en los últimos años coinciden en apuntar los efectos positivos de los programas de prevención sobre el consumo de tabaco11-14. En el contexto español durante los últimos años han surgido un número considerable de programas de prevención del consumo de drogas, aunque existe una gran escasez en cuanto a estudios de evaluación sobre los efectos de esos programas15.

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En este artículo presentamos los resultados obtenidos que el programa “Construyendo Salud” ha obtenido sobre el tabaco después de haber sido aplicado en distintos centros educativos de España.

POBLACIÓN Y MÉTODOS La investigación realizada se llevó a cabo durante el curso 1997-98 en 123 centros educativos de 12 Comunidades Autónomas españolas, de los cuales se aplicó el programa “Construyendo Salud” en 63 centros, mientras que en los restantes 60 no se llevó a cabo ninguna intervención específica sobre el tema del consumo de drogas. Descripción del programa El programa “Construyendo Salud”16 ha sido elaborado a partir del programa de Entrenamiento en Habilidades de Vida10 y es el resultado de un largo proceso de adaptación y ampliación iniciado en 1992 en la Universidad de Santiago de Compostela17. La base teórica del programa se sustenta fundamentalmente en la teoría del aprendizaje social18,19, la teoría de la conducta problema20 y el modelo de progresión en el consumo de drogas21. Con este substrato teórico el abuso de drogas es considerado una conducta problema que se desarrolla de una forma progresiva, iniciándose a edades tempranas con el consumo de sustancias legales como el tabaco o el alcohol y que, con el tiempo, en algunos casos desencadena consumos problemáticos de esas sustancias o la experimentación con nuevas sustancias como el cannabis o, en fases de consumo más avanzadas, la cocaína, la heroína, etc. El consumo de drogas es concebido como una conducta socialmente aprendida, donde el modelado del consumo y su refuerzo juegan un papel fundamental en su adquisición y mantenimiento, llegándose a convertir en una conducta funcional para el logro de ciertos objetivos personales del adolescente (status dentro del grupo de iguales, logro de la propia identidad, etc.). Partiendo de esta concepción, los objetivos del programa de podrían concretar en: • Evitar el inicio en el consumo de drogas o retrasar la edad en que esto se produzca. • Reducir la frecuencia de consumo de los adolescentes que ya se han iniciado en este hábito y evitar la progresión hacia patrones de consumo de mayor gravedad. • Evitar o reducir la frecuencia de actividades antisociales.

Los efectos del programa “Construyendo salud” en la prevención del consumo de tabaco. J.A. Gómez Fraguela y cols.


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