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Permanece activo durante el día. Puedes conseguirlo con el simple hábito de caminar durante media hora diaria a buen ritmo. Reforzarás tu musculatura y mejorarás tus pulmones y corazón. Comienza poco a poco y ponte metas. Aprende a respirar: la respiración es automática por lo que no le prestamos la suficiente atención. ¿Sabemos inspirar y espirar de una forma adecuada? Si lo hacemos correctamente es la puerta de entrada hacia el interior de nuestro cuerpo y de sus funciones, consiguiendo un cuerpo más saludable y más capaz de afrontar las situaciones de la vida cotidiana. Un patrón ventilatorio más eficaz, lento y profundo como mínimo nos aportará una mejora en la calidad de vida, incluso para quienes padecen algún trastorno respiratorio. Practiquemos la ventilación controlada, en la que se combina inspiraciones lentas y profundas con espiraciones también pausadas.
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Controla el estrés respirando mediante respiración abdominal: tumbado en la cama pon la mano izquierda. en el pecho y la derecha sobre el abdomen, inspira y espira tres veces por la nariz concentrando tu atención en hinchar y deshinchar el abdomen lentamente, evitando mover el pecho. Con los ojos cerrados respira normalmente (respiración torácica) de 8 a 10 veces, después alterna ambas respiraciones, torácica y abdominal durante 3 minutos.
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Aprende a bailar, haz senderismo o apúntate a los equipos del barrio o polideportivos cercanos. Es muy importante que los niños eviten el sedentarismo, por lo que habrá que procurarles actividades donde puedan ejercitar sus músculos y liberar energía.
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Disfruta y haz disfrutar de la naturaleza a tus hijos. Recuerda la importancia del mundo natural para el desarrollo de los niños y que ellos serán los futuros administradores de la Tierra.
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