La curva de deterioro en patologías respiratorias como el cáncer pulmonar es más aguda que en la EPOC, cuya evolución resulta más impredecible. La mayor dificultad radica en establecer el momento en el que el paciente EPOC entra en la fase terminal. La incertidumbre que conlleva el pronóstico de enfermedades en relación con la insuficiencia de un órgano, genera que los pacientes tengan la sensación de que no son informados adecuadamente7, siendo la comunicación empática uno de los puntos clave en la atención de estos pacientes y sus familias (Tabla III).
Tabla III. Dificultades en la planificación de la atención del final de vida de los pacientes con EPOC. Dificultad en establecer el pronóstico del paciente. Alargar en el tiempo la toma de decisiones. Falta de consciencia del enfermo y familiares de la gravedad de la enfermedad. Escasa integración en la atención de estos pacientes entre los niveles de asistencia. Situación de agonía: Es la que precede a la muerte cuando se produce gradualmente, existiendo deterioro físico y debilidad extrema, trastornos cognitivos, dificultad en la ingesta y de relación y un pronóstico vital de horas o días en el curso de una enfermedad sin posibilidad de tratamiento curativo. Su duración suele ser inferior a una semana, habitualmente inferior a 3 días cuando se presenta deterioro del nivel de conciencia. Es fundamental ofrecer unos cuidados de calidad al final de la vida de estos pacientes. El concepto de muerte digna viene definido según la SECPAL (Sociedad Española de Cuidados Paliativos) por: “muerte libre de distrés evitable y sufrimiento para el paciente, familia, cuidadores y de acuerdo con los deseos del paciente y familia, teniendo en cuenta unos estándares clínicos, culturales y éticos”. Para definir la “buena muerte”, se deben tener en cuenta los siguientes puntos: •
Control de la sintomatología.
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Tener claras las decisiones médicas respetando siempre la opinión del paciente y de sus familiares.
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