feminidad; jugó también un rol importante en este fenómeno la morbosa atracción ejercida por la enfermedad en varias generaciones de escritores y artistas, que les llevó a plasmarlo de una manera u otra en sus obras. En opinión de Susan Sontag, «el personaje habitual de la cortesana tuberculosa [Se refiere a personajes de novelas célebres como Margarita Gautier, Mimí, Fantine, etc.] indica que, supuestamente, la tuberculosis daba al enfermo una fuerte atracción sexual». Esta interpretación literaria de la tuberculosis partía de la creencia de que la enfermedad cursaba de manera lenta y progresiva durante meses, incluso años, ocasionando poco a poco las modificaciones físicas descritas, pero no siempre era así. Las formas agudas de desenlace rápido, generalmente tuberculosis miliares o hematógenas, eran espantosas; la denominada tisis galopante, que curiosamente afectaba con mayor frecuencia a mujeres jóvenes que a hombres, no tenía nada de bella, ni de erótica, ni de poética. Para tomar plena conciencia de ello presentaré la descripción de un caso con este diagnóstico, tomado del Tratado de clínica médica del Hôtel-Dieu, del gran clínico francés Armand Trousseau: El 2 de febrero de 1861 fuimos llamados mi colega el Dr. Barth y yo al convento de los Pájaros para ver a una joven española, de diez y seis años de edad. Su médico de cabecera, Dr. Vosseur, nos dijo que hacía quince días que esta joven había empezado a experimentar algún malestar y calentura, sin más trastornos locales que una considerable opresión. Como continuara en esta situación, había sido llamado el Sr. Barth, hacía ocho días, y le había chocado lo amoratado de los labios y del rostro, cuya lividez se extendía a las manos. Había mucha opresión y fiebre alta. La más cuidadosa auscultación no dejó percibir nada anómalo; ni un estertor, ni un ruido espirador prolongado. Las funciones gástricas nada dejaban tampoco que desear. 30