4.1.1.3 Inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina La tos es el efecto secundario respiratorio más frecuente que estos fármacos, de amplia utilización en el tratamiento de la hipertensión arterial (HTA), pueden originar. Aparece en el 10% de todos los pacientes tratados con inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (IECA), como tos seca muy molesta, que suele acompañarse de sensación de irritación, cosquilleo o arañazo en la garganta. No depende de la dosis, estando en relación con la inducción de aumento de los niveles de bradiquinina, no cede con broncodilatadores y puede aparecer en cualquier momento a lo largo del tratamiento (habitualmente semanas o meses tras su inicio). Aunque con mucha menos frecuencia, los IECA pueden también inducir broncoconstricción en algunos asmáticos que poseen especial sensibilidad a la acción de bradiquinina8, que actúa directamente sobre receptores específicos del músculo liso bronquial o, de manera indirecta, a través de la liberación de sustancia P o prostaglandinas. Es importante valorar la sustitución de este grupo de fármacos en aquellos asmáticos con tos persistente rebelde al tratamiento o con asma de difícil control. Como posible alternativa terapéutica están los bloqueantes de los receptores II de angiotensina (ARA 2), que no tienen estos efectos secundarios. Aunque la tos suele revertir rápidamente al suspenderlos, la hiperrespuesta bronquial puede persistir durante varios meses. 4.1.1.4 Ansiolíticos y sedantes No hay problema para su utilización en el asma estable, pero están contraindicados en las crisis agudas y deben utilizarse con precaución en el asma de difícil control. 4.1.1.5 Sulfitos En el momento actual, el papel de los aditivos como agentes desencadenantes de asma parece ser menos importante de lo que en principio se pensó, quedando en la práctica el posible efecto broncoconstrictor reducido a la ingestión de metabisulfitos9, que ejercen su acción a través de la bradicinina. La utilización de los sulfitos como agente antioxidante (identificados en el etiquetado desde E-220 hasta E-227) es muy frecuente en la industria alimentaria (RD 142/2002 y RD 1118/2007) para la conservación de bebidas (vino, cerveza, cava, sidra), vegetales, frutas, carnes y alimentos enlatados. Las dosis máximas permitidas dependen del alimento y comprenden un amplio rango de concentración, que oscila entre los 10 y los 2.000 mg/kg, habiéndose establecido la dosis diaria admisible (DDA) en 0,7 mg de sulfitos por kg de peso corporal y día. También se utilizan en la industria farmacéutica como conservante de fármacos en solución, destacando por su posible implicación terapéutica en el asma adrenalina, algunos corticosteroides inyectables (Decadran®, Fortecortin®) y algunos agonistas betaadrenérgicos para nebulizador (Berotec®).
Medidas de control ambiental
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