Revista Ecuatoriana de Pediatría

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Trastornos metabólicos en niños obesos

Figura 1. 100 Varones

80

Mujeres

60 40 20 0 Niños

Ados

CT

Niños

Ados

Niños

LDL

Ados

Niños

HDL

Ados

TG

Fig1. Porcentaje de sujetos con niveles de lípidos anormales: CT > 170 mg/dl, LDL > 110 mg/dl, HDL < 40 mg/dl, TG > 150 mg/dl. Por grupo de edad y sexo.

DISCUSIÓN Existió Insulino resistencia en 73,2% de este grupo de menores obesos, con prevalencia mayor en niños que en adolescentes (97 versus 70%). En los niños no hubo diferencias significativas en la prevalencia de Insulino resistencia según sexo, pero entre los adolescentes las chicas tienen una prevalencia significativamente menor que los varones (50 versus 84%, p= 0,01). La prevalencia de insulino resistencia encontrada en los adolescentes de Quito es bastante similar a la reportada en Estados Unidos en adolescentes con sobrepeso (88,5%)25, pero mayor a la de Francia (42,5%)26. Allard, Druet y col26 determinaron dos niveles de Insulino Resistencia (IR) y hallaron que 45,1% de varones y 40,4% de mujeres presentaban IR moderada; usando su misma metodología en la población de Quito se encontró que 84% de los varones y 50% de las mujeres presentaron un HOMA-IR superior al percentil 75. No se encontró en la literatura datos de prevalencia de síndrome metabólico en niños, pero llama la atención la prevalencia local extremadamente alta de trastornos metabólicos: 97% presentó insulino-resistencia, alrededor del 42% hipercolesterolemia, y 38,7% dislipidemia metabólica Otra manera de evaluar la sensibilidad a la insulina es analizar las concentraciones de glucosa e insulina. Los promedios de las dos en nuestra población fueron menores de los reportados en Canadá26: en ese país la glucemia en varones fue de 96,46 mg/dl (95% CI: 92,46 - 96,46) mientras en Quito fue 85,8 mg/dl, en tanto que en mujeres fue de 94,6 mg/dl (95% CI 92,82-94.6) versus 82,1mg/dl, respectivamente; los niveles de insulinemia locales fueron significativamente inferiores que los reportadas por el grupo canadiense: 34,93 ± 58,97 versus 50,0 (45,3–54,6) uUI/ml en varones, y 19,66 ± 17,9 versus 58,4 (53,8–63,1) uUI/ml en mujeres.

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Se ha demostrado diferencias étnicas en la secreción de insulina y en la sensibilidad a la insulina desde la primera infancia27, lo que podría contribuir al inicio temprano de diabetes tipo 228. El Bogalusa Heart Study reportó un aumento de la resistencia a la insulina como consecuencia del aumento de los niveles de insulina plasmática en ayunas29. Uno de los mecanismos propuestos es una menor tasa de aclaramiento hepático de insulina encontrado en estudios de clamp hiperglucémico. Entre los signos clínicos que pueden servir como marcadores de insulino-resistencia destaca la acantosis nígricans. Los chicos con acantosis nígricans30 presentan insulino-resistencia, con diferencias étnicas independientes del Índice de Masa Corporal (IMC), del nivel de actividad física y de la ingesta alimentaria. Este hallazgo estuvo presente en 64,9% de los casos, porcentaje ligeramente superior al reportado en niños franceses (51%)26, pero menor al 73,3% reportado en niños diabéticos hispanos31. Una de las complicaciones de la insulino-resistencia, la dislipidemia, fue detectada en promedio en 40% de la población estudiada, pero algunos de los hallazgos encontrados son diferentes de los reportados. En relación a las cifras de Cruz y colegas32 en niños hispanos de Estados Unidos con sobrepeso, los ecuatorianos tienen prevalencias mayores de colesterol alto (45 versus 6%) y de LDL elevada (36 versus 10%); estos autores encuentraron que el 60% de sus pacientes tenía niveles bajos de HDL, en contraste con el 33% de casos de nuestro estudio, en tanto que su prevalencia de hipertrigliceridemia (26%) es muy similar a la nuestra (32%: 24% en hombres, 48,3% en mujeres). En un estudio más reciente, Velasquez-Mieyer y cols33 encuentraron que los adolescentes con obesidad severa (IMC =36 ± 1.09 kg/m2) tenían alta prevalencia de factores de riesgo cardiometabólico: 29% de intolerancia a la glucosa, 38% de colesterol elevado, 10% de hipertrigliceridemia, 19% de HDL bajo y 34% de LDL elevado. Estas diferencias podrían deberse en parte a patrones dietéticos distintos, al grado de sobrepeso y a características genéticas. Una de las dificultades para comparar la prevalencia de trastornos lipídicos es que se utilizan diferentes niveles de corte. Recientemente se han publicado los valores normales de lipoproteínas por edad y género, tomando como base los datos del NHANES 1988-200234, pero sin diferenciación étnica. Al momento persiste la controversia en una serie de áreas. En el caso de LDL, el NCEP señala como limítrofes valores entre 110-129 mg/dL y altos los >130 mg/dL. El ATP-III en 2002 recomendó disminuir los niveles normales a 100 mg/dl. Sin embargo esta recomendación es para adultos y se discute si se debe etiquetar como en peligro a niños con LDL entre 100-110 mg/dL35. Los niveles de triglicéridos y de HDL no están suficientemente definidos, aunque está ampliamente demostrada una relación del fenotipo TG-altos/HDL-bajo con una mayor aterogenicidad.


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