Revista Industria Argentina Edición 51

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Auspicia ésta nota:

cediendo cada vez que dejamos que decidan por nosotros. Por eso para ser libres debemos hacernos cargo de nuestra propia vida. Hacerse cargo de la propia vida Deberíamos aprender que si se quieren cambiar las cosas hay que empezar por uno mismo. Es necio de nuestra parte vivir responsabilizando a los demás, desde ponerle nombres propios hasta llamarlo destino o suerte. Ante algo que consideramos como desfavorable, en lugar de ver las causas en factores externos (lo cual nos ubica en una posición pasiva de no poder controlar las situaciones), podríamos intentar replantearnos la forma en que nos predisponemos a ellas, nuestras actitudes o pensamientos. Hay personas muy negativas que ocupan su tiempo en quejarse de la mala suerte o en enumerar repetidamente sus dificultades. Realmente esas personas no están produciendo ningún cambio, sólo están estancándose, hundiéndose en el barro, convenciéndose a sí mismos (e intentando convencer a los demás) de lo miserables que son. A través de la queja sólo nos predisponemos peor para enfrentar los problemas. Una actitud positiva sería redoblar las fuerzas cuando los tiempos son malos y entender a las dificultades cómo desafíos que nos harán más fuertes si salimos victoriosos (o no). Intentemos ver en los obstáculos una oportunidad de aprendizaje y crecimiento. Viajar livianos Debemos aprender a no aferrarnos tanto a las cosas materiales, porque son sólo eso: cosas. Y a veces terminan siendo una carga. Son más objetos que uno debe cuidar, ordenar, limpiar, preocuparse por ellos, temer perderlos. Si uno viaja con menos, viaja más liviano. Sería bueno aprender a soltar, dejar que las cosas circulen. Después de todo ¿Qué es realmente MÍO? Mis posesiones llegaron a mí por diversos motivos. Pero yo no soy ni mi cama, ni mis muebles, ni mis libros (quizás un poco sí, pero ya los llevo conmigo, me han formado y no necesito cargarlos todos en mi espalda), ni mi ropa (no soy como me visto, no soy un maniquí). Es bueno entender que las cosas inútiles estorban y entorpecen: nos quitan tiempo. Y lo que a nosotros nos sobra quizás a alguien le falte. Aprender a despegarse de lo material en el fondo es aprender que las

cosas importantes de la vida pasan por otro lado. Y eso nos hará un poco más felices. Vivir apasionadamente Hay que vivir cada día de manera intensa, estar a flor de piel, con los sentidos abiertos, dejarse emocionar. Y cuando encuentres algo que te haga feliz debes saber que descubriste un tesoro. Dedícate a eso que te apasiona; si haces algo con pasión seguro que de allí saldrá algo maravilloso que otros podrán apreciar. Ser positivo Quizás lo más difícil es ser una persona alegre que enfrenta tanto las cosas buenas como malas con energía y vitalidad. Ser positivo es una decisión que hay que tomar a diario al levantarse para saber de qué modo enfrentaremos la jornada. Hay que aprender a tomarse el tiempo para disfrutar los momentos. Porque la felicidad no es “mañana”; el mañana lo creamos nosotros mismos. La felicidad no son los logros del futuro; ellos sólo son sueños que nos sirven de combustible para actuar hoy. La felicidad no está ahí lejos. Está mientras nos sepamos en el camino que lleva a lo que queremos, mientras soñamos en voz alta compartiendo el mate en la mesa, mientras leemos ese libro que nos infla el pecho. Agendalo en todos los días de tu agenda de este nuevo año que comienza: hoy es el día para ser feliz.


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