Revista Industria Argentina. Ed. 53. "El saber te hará libre", homenaje a un grande del barrio.

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Con el equipo de @saavedrahoy salimos el 14 de junio a Río, en un viaje relámpago que implicaba pasajes aéreos y entradas por encima de cualquiera de nuestros cálculos. Un contacto amigo y un buen agente de viajes se encargaron de darnos las ubicaciones en el Maracaná y el vuelo, sin escala. El hospedaje estaba acordado de antemano con Francisco Abreu y Matías Cuervo –dos amigos cuya obsesión fue seguir al equipo nacional en su camino hacia la final-. El pueblo de Araruama -a 90 km de São Sebastião do Rio de Janeiro, y a 60 km de Buzios- fue el bunker elegido. La inesperada decisión incluyó regresar el lunes 16 a la madrugada, de manera que cada uno pudiera volver a sus trabajos. El vuelo partió de Ezeiza a las 17,30 hs., con una multitud de argentinos que aprovechaban el fin de semana para festejar el día del padre. El clima dentro del avión era una fiesta: el tema sobre el cual se inspiró el hit mundialista de la hinchada argenta (Bad moon rising, de Creedence) ya empezaba a sonar, pero con sus acordes criollos. El aeropuerto Galeao de Río nos recibió con 28° de sensación térmica y una escenografía del equipo de Brasil, donde todos los viajeros se sacaban fotos, menos los argentinos que no le prestaban atención. Posar la camiseta celeste y blanca sobre esos jugadores de cartón era decorar el enfrentamiento histórico. Enseguida, la combi y a visitar Copacabana, Ipanema y Leblond, las playas por antonomasia más elegidas por locales y extranjeros. El viaje a través del puente RioNiteroi -donde se filmó la película Rápido y Furioso 5- nos dejaba ver los morros y la infraestructura de la cidade máis grande do mundo. Miles de argentinos, luego del banderazo en apoyo al seleccionado, colmaban los accesos a las playas, mientras que los brasileros se divertían con la zambada característica. El clima del mundial ya dejaba alguna que otra gota de sudor entre tanto pogo, canto y cerveja. A la hora de la cena, los menús eran variados: feijoada (plato típico a base de frijoles, carne, arroz y naranja), frango (pollo) y pizza de la cadena norteamericana Domino´s. Nos inclinamos por el más económico y lo acompañamos con cerveza Antártica, suave pero rendidora. El cansancio del viaje se hizo notar y optamos por dirigirnos a Araruama; donde nos organizamos para el día siguiente y preparamos los relojes a las diez de la mañana para llegar a tiempo a la antesala del encuentro, debut del torneo con los bosnios. Luego de un desayuno-almuerzo, tomamos la ruta y pudimos descubrir la poca importancia que el mundial tenía en los barrios aledaños a Río. Ningún cartel alusivo a la competencia, poca repercusión en los garotos y algunas banderas brasileras en las favelas. El contraste entre ciudad y periferia era notorio.

Llegamos a Copacabana, meca de los argentinos, para hacer la previa del partido en la playa y vivir el fun fest. Gracias al Gobierno de Brasil, que liberó el transporte público a quienes tuvieran entrada, pudimos arribar al estadio más imponente de América. 71.000 espectadores para Argentina versus Bosnia, de los cuales 40.000 eran argentos; el resto se repartía entre bosnios, mexicanos y gran cantidad de brasileros. Tras superar las vallas accedimos a la platea y comenzamos, cargadas de por medio, el típico duelo frente a la torcida verdeamarela. El espectáculo formidable del himno estuvo acompañado de los intermitentes flashes de las cámaras de los celulares argentos, que se imponían por sobre el murmullo local. El gol en contra, el tanto de Lionel Messi y el típico “Ole” seguido de “El que no salta es un inglés” transformaron el Maracaná en una fiesta y dejaron a los brasileros refunfuñando por el debut del equipo de Alejandro Sabella. ¿Quién iba a pensar que la victoria del primer partido iba a allanar el camino hacia el último encuentro ante los alemanes? El grupo humano del seleccionado, las decisiones del técnico y el equipo formado por encima de las individualidades, hicieron que los deseos del pueblo argentino se convirtieran en realidad. Lamentablemente el final no fue el deseado, pero nada opacó que Saavedra haya podido estar presente en el evento futbolístico más importante del mundo. Emiliano Císaro Coordinador General de @saavedrahoy @emicisaro Revista Industria Argentina - Revista Vermouth Deportivo


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