Revista Pensamiento Iberoamericano nº 4. Los desafíos de la desigualdad 02/2017

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Desigualdad y política fiscal en América Latina / 133

La CEPAL en su comunicado de prensa sobre “La elevada desigualdad en América Latina constituye un obstáculo para el desarrollo sostenible” (2017), menciona que la creciente desigualdad es el mayor reto que enfrentan los gobiernos, sin embargo, en esa zona geográfica es mayor ya que continúa siendo una de las regiones más desiguales a nivel mundial. Ante este escenario para Latinoamérica e Iberoamérica, se requiere de estrategias en las que se valore la importancia de la participación ciudadana en la implementación de los programas y los planes de la agenda internacional, ya que constituye un elemento clave para reducir las desigualdades.

Antecedentes Niveles y tipos de desigualdad Las personas experimentan distintos tipos de desigualdad en múltiples dimensiones como pueden ser el ingreso, la alimentación, el nivel educativo, los servicios sociales básicos y las oportunidades de desarrollo personal. Rogelio Madrueño en su texto “Desigualdades” (en Desarrollo Humano, pobreza y desigualdades, Tezanos et al., 2013) plantea tres niveles generales de desigualdad (Tabla 1). Asimismo, el autor menciona que, dado el carácter multidimensional de las desigualdades, se distinguen, al menos, cinco tipos (Tabla 2).

Medición de la desigualdad Con el propósito de establecer parámetros de referencia para la desigualdad, se advierte que existen diferentes medidas de la desigualdad. Entre las más utilizadas están la curva de Lorenz, el coeficiente de Gini y el índice de Theil. Asimismo, otros dos indicadores han cobrado importancia: el Índice de Desarrollo Humano ajustado por desigualdad (IDH-D) elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y el Índice de Oportunidad Humana (IOH) desarrollado por el Banco Mundial. El PNUD elabora desde 1990 el Índice de Desarrollo Humano (IDH) considerando tres dimensiones: 1) La esperanza de vida al nacer refleja la capacidad de llevar una vida larga y saludable. 2) Los años promedio de escolaridad y los años esperados de escolaridad reflejan la capacidad de adquirir conocimientos. 3) Y el ingreso nacional bruto per cápita refleja la capacidad de lograr un nivel de vida decente (Informe sobre Desarrollo Humano, PNUD, 2016). El Informe sobre Desarrollo Humano 2013 señala que el IDH-D se puede interpretar como el nivel real de desarrollo humano. A diferencia del IDH, el IDH-D es un indicador del nivel de desarrollo humano de las personas de una sociedad que tiene en cuenta


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