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5. Memoria de Secretaría
MEMORIA DE SECRETARIA
Angel Martínez López, secretario.
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Estimados Hermanos en el Señor:
Como Secretario de nuestra querida Hermandad, y en cumplimiento de las vigentes Reglas, redacto la presente Memoria de Secretaría del año 2020, dónde se repasan los acontecimientos más significativos durante este año.
Ha sido un año especial y distinto. Creo que sobran las explicaciones, pues esta pandemia ha trastocado nuestra vida en todas sus vertientes, y en nuestra faceta de Hermanos Esclavos no ha sido distinto.
Comenzamos el año con la celebración del Cabildo General, con ilusión y cargados de planes para el año recién inaugurado. En un ambiente fraternal, pudimos comprobar que gozamos de unas cuentas saneadas, y repasamos la larga lista de actos y cultos del programa de la Hermandad, que afrontamos con ilusión.
La primera semana de Marzo nos reunimos en torno al Cristo del Rescate para celebrar el Quinario en su honor. El domingo previo a su inicio, celebramos el ya tradicional acto presentación de los niños al Cristo, en el que los pequeños son traídos por su padres al encuentro con el Señor del Rescate, perpetuando así una tradición familiar que esperemos se vincule por muchos años.
Este año asumió el papel de predicador del Quinario el Padre Pedro Enrique Rivera Amorós, que durante las funciones diarias nos fue guiando en acertadas reflexiones sobre Cristo y el Rescate. El último día de Quinario, primer viernes de marzo, y día del tradicional Besapié, fue el Obispo de la Diócesis, D. José Manuel Lorca, quien presidió la Solemne Eucaristía.
Un Besapié distinto. Ante el avance del maldito virus, que ha marcado nuestras vidas para siempre, las medidas sanitarias impuestas restringieron el devoto acto de besar el pie de nuestro Rescate. Aún así, fueron miles de devotos los que se desfilaron ante ante el Cristo del Rescate, dejando su plegaria y perpetuando la tradición. Con medidas especiales y manteniendo en lo posible las medidas sanitarias, pudimos celebrar el primer viernes de marzo junto a nuestro Cristo del Rescate, y terminar con la procesión claustral de retorno a su capilla, en un ambiente de recogimiento y oración.
A partir de esa fecha, todo se trastocó. Confinados en casa de manera estricta, no hubo opción para la procesión. Es la primera vez, en la larga historia de nuestra Hermandad, que se suspende la Procesión de la Esclavitud. Es el segundo Martes Santo, del que tenemos recuerdo, en el que el Cristo del Rescate, María de la Esperanza y la Cruz Guía no pueden acudir a su encuentro con Murcia (el primero, sobre los años 60, cuando la procesión se trasladó al Jueves Santo al no poder desfilar por la lluvia). Y en el que los Hermanos Esclavos no les hemos acompañado en su recorrido por la ciudad, al encuentro con sus devotos. Este año no hubo traslado de tronos y faroles, no acudieron convocatorias de cofradías hermanas, ni olor a flores e incienso en el templo de San Juan, no se celebró la misa de comunión general frente a los tronos, ni sentimos los nervios por la tarde, ni se escuchó a los monaguillos alborotando. Este Martes Santo de 2020 no escuchamos “abrid las puertas, procesión a la calle”. Y el Cristo del Rescate, la Virgen de la Esperanza y la Cruz Guía permanecieron en su capilla, en la que todos los Hermanos Esclavos estuvimos de corazón para, con nuestras plegarias, a las 7 de la tarde, decirles “aquí estamos, no os hemos olvidado, pero hágase vuestra voluntad, no la nuestra”. Otro año será. Cuando Ellos quieran.
Aun así, desde ese encierro tan obligado como necesario, los Hermanos Esclavos tuvimos ocasión de demostrar nuestra Fe y nuestro compromiso.
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Y fueron muchos los que respondieron al llamamiento de la Junta de Gobierno de recoger el importe del boleto de la procesión, que no pudo ser, para los más necesitados. Gracias a todos los Hermanos que generosamente participaron en esta campaña, y que posibilitó ayudar económicamente a la Parroquia, a Cáritas Parroquial, a Jesús Abandonado y a las Hermanitas de los pobres.
Podéis imaginar que todos los actos y eventos quedaron en suspenso hasta que, tras un respiro en verano, nos citamos de nuevo en el mes de Noviembre, para recordar a los difuntos de la Hermandad en la Misa Funeral.
Parecíamos poder liberarnos, al menos en parte, de las restricciones sanitarias, aliviados por una tregua de la enfermedad, que nos permitió vivir el tiempo de Adviento con más desahogo. Y así, pudimos organizar, cumpliendo las medidas preceptivas, el Triduo a María Santísima de la Esperanza, que magníficamente lució en el Altar Mayor de la Iglesia de San Juan desde el 18 de diciembre, día de su onomástica, hasta el domingo 21 en el que, tras una Solemne Eucaristía, la Esperanza recorrió en procesión claustral las naves del viejo templo de San Juan llevado por sus hermanos honorarios del cuerpo de la Guardia Civil. Siempre, hasta en este año maldito, tiene cabida la Esperanza.
No cabe, ante este panorama, más que pedir a nuestros Titulares por nosotros y por los nuestros. Que nos protejan y nos amparen. Si algo hemos aprendido es que todo lo demás pasa a un segundo plano. Lo material queda postergado ante la salud y la necesidad. Dejamos atrás un año duro, atípico y extraño, en el que se puso a prueba nuestra Fe. En el que el Cristo del Rescate quiso que portáramos nuestra Cruz Guía de manera intensa, con el abrigo de nuestra Madre de la Esperanza. Y, porque somos Hermanos con el Rescate, en la Cruz y por la Esperanza, seguiremos fraternalmente unidos en esta Hermandad, librando con Ellos los designios que Dios plantea con nuestras vidas.
Gracias a todos. Murcia a 31 de Diciembre del año del Señor 2020.
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Colaboran:


Fotografías: Jorge Martínez Reyes José María Falgas Juanchi López Rafael Melendreras Ruiz
Comité de Redacción: José Alarcón Ros Rafael Melendreras Ruiz
Maquetación: Ismael Pina Mármol
Edita: Hermandad de Esclavos de Nuestro Padre Jesús del Rescate y María Santísima de la Esperanza


