Apuntamientos

Page 1

1


F UNDACIÓN C AUCANA DE P ATRIMON I O I NTELECTU A L, 2 0 1 0

2


REPÚBLICA DE COLOMBIA MINISTERIO DE CULTURA

3


SUMARIO I. PRESENTACIÓN, por Ricardo Quintero Rivera II. EVOCACIÓN DE don SANTIAGO ARROYO, por David Mejía Velilla

III. APUNTAMIENTOS SOBRE LA REVOLUCIÓN DE LA NUEVA GRANADA, ESPECIALMENTE CON RESPECTO A LA provincia DE POPAYÁN - 1808-1824, por Santiago Arroyo IV. ÍNDICES: A- De contenido B- Analítico

C. Ilustraciones 4


DEL

V ERSIÓN I LUSTRADA P A R A M U LT I M E D I A DE LA E DICIÓN IMPRESA 20 DE JULIO DEL 2005, O CASIÓN DE LOS 200 AÑOS DE LA

CON

I NDEPENDENCIA I BEROAM ERICANA

5


Santiago Arroyo Retrato a lápiz al natural por José María Espinosa

Volver al sumario

6


PRESENTACIÓN Don Santiago Arroyo, el 19 de agosto de 1824, terminó de escribir sus “Apuntamientos sobre la revolución de la Nueva Granada, especialmente con respecto a la “provincia de Popayán”, cuyo propósito lo explicitó en las siguientes frases: “Tantos y tan inesperados acontecimientos debían inflamar la timidez americana, y cual golpe eléctrico sacarlos de la apatía colonial. Pero a pesar de todo, nadie pudo, en julio de 1808, presagiar el trastorno ó el nuevo orden político que iba a suceder en las provincias de la Nueva Granada. Estos grandes sucesos ó estos hechos, tales cuales se han sucedido unos a otros, son los que vamos a referir aquí, como unos meros apuntamientos que acaso recordarán la memoria para la historia de la revolución política de Popayán.” En la forma grata de la literatura testimonial los Apuntamientos de don Santiago Arroyo fueron los primeros escritos de historia sobre el proceso de la Independencia y su autor el historiador más informado y el testigo ático de tal proceso independentista en la extensa provincia de Popayán. Para el conocimiento de la historia regional de la Independencia la lectura de los Apuntamientos de don Santiago Arroyo es básica, por que resumen lo esencial de los sucesos, por la estructura cronológica del relato, por su corta extensión, lo sustancioso del contenido, lo concreto del relato, la correcta redacción y la sobriedad de su lenguaje que no enmascara la realidad con eufemismos ni metáforas, sin alardes sobre el protagonismo de su autor y sus sufrimientos y los de su familia en la guerra por la independencia hispanoamericana.

7


Desde los albores de la emancipación de las provincias de la Nueva Granada, en el Virreinato de Santafé, como colonias de España hasta su transformación en el estado independiente de la República de Colombia, don Santiago Arroyo fue un constante é influyente intelectual de este proceso político y un comprometido militante de la causa patriótica americanista. Por las anteriores circunstancias y sus condiciones de historiador sus Apuntamientos son considerados como el testimonio más documentado y veraz sobre los sucesos políticos y militares, ocurridos durante los años de 1808 a 1824, en la provincia de Popayán.  Los Apuntamientos de don Santiago Arroyo, con el título de “Apuntes Históricos sobre la revolución de la independencia en Popayán”, [con 7 notas marginales de don Joaquín Mosquera Arboleda, su amado primo y colega profesional y compañero de luchas patrióticas, quien en 1830 sucedió al Libertador en la Presidencia de Colombia], fueron publicados por primera vez en Bogotá en 1896, a los 72 años de haber sido terminados, gracias a don Jorge Roa, en el Volumen 12 de la “Biblioteca Popular”. Precedidos de un sustancioso y breve artículo del historiador bugueño Teodoro Valenzuela sobre don Santiago Arroyo, con sucinta información biográfica y comentarios sobre las cartas de su amigo y protegido Francisco José de Caldas. Los ejemplares existentes de esta meritoria edición son una rareza bibliográfica.  Con el título de “Memoria para la historia de la revolución en Popayán” se publicaron por segunda vez los Apuntamientos de don Santiago Arroyo en la revista periódica Popayán, páginas 485 a 517 del ejemplar del Año 3 julio 20 de 1910- Números XXIX a XXXIV, edición conmemorativa del Primer Centenario de los sucesos del 20 de julio de 1810 acaecidos en Santafé de Bogotá, dirigida por Antonino Olano y Santiago Arroyo Diez. Esta publicación no incluyó texto de presentación, ni reseña biográfica del autor. El texto corresponde al publicado en 1896, con la corrección de sus erratas. Incluyó 8 nuevas notas marginales: 4 de la Dirección de la Revista Popayán; 2 de don Miguel Arroyo Diez; 2 anónimas.

Don Joaquín Mosquera y Arboleda Haz click sobre la imagen para ampliar información

8


 De

esta edición en el año 2004, en Popayán, se constataron la existencia de 2 ejemplares en sólo dos bibliotecas institucionales de los Apuntamientos de don Santiago Arroyo, como parte del contenido de sendas colecciones de la revista Popayán [Hemerotecas de la Universidad del Cauca], por lo cual se asumió como el objetivo principal de la presente publicación es ofrecerla a los docentes, estudiantes y lectores en general, como lectura básica sobre la historia regional de la Independencia, mediante su adquisición y ubicación por parte de las bibliotecas universitarias y públicas del territorio de la antigua y extinta provincia de Popayán en el régimen colonial y del extinto Estado Soberano del Cauca en el régimen republicano, ó sea en el área sur occidental colombiana y correspondiente a la actual división política administrativa denominada Departamentos del Cauca, Valle del Cauca, Chocó, Nariño, Putumayo, Caldas, Risaralda, Quindío, Huila y Caquetá.  Esta tercera publicación, con su título original de “Apuntamientos sobre la revolución de la Nueva Granada, especialmente con respecto a la provincia de Popayán”, transcribe el texto publicado en 1910 en la Revista Popayán, en su original ortografía [idem], con las siguientes 4 adiciones:  Primera- RATIFICACION Y CAPITULACION HECHAS POR LOS COMISIONADOS DE S. E. EL presidente DE COLOMBIA SIMON BOLIVAR Y EL coronel comandante general DE LA SEGUNDA DIVISION ESPAÑOLA don BASILIO GARCIA, más conocidas como las capitulaciones de Pasto en 1822, conforme lo dispuso don Santiago Arroyo.  Segunda- Los índices de contenidos y analíticos de fechas, sitios geográficos y nombres de personas.

9


Tercera- La “EVOCACIÓN DE don SANTIAGO ARROYO” por DAVID MEJIA VELILLA, publicada en 1996 por la Academia Colombiana de Historia, es un magnífico relato sobre la familia, la vida y la obra de don Santiago Arroyo, gracias a las cualidades literarias y de historiador del autor y a su convicción sobre los méritos del personaje evocado. Para elaborar este su discurso académico utilizó como principal fuente la parte del valioso y copioso archivo de la Familia Arroyo, adquirido por él y del cual fue un acucioso investigador. a David Mejía Velilla le agradecemos su labor en pro del patrimonio intelectual legado por don Santiago Arroyo y su invitación, desde la Academia Colombiana de Historia, a continuar la investigación y la divulgación de la obra intelectual de don Santiago Arroyo.  Cuarta- Seis ilustraciones: el retrato de don Santiago Arroyo, dibujado por José María Espinosa; los dos croquis de la extensa geografía de la provincia de Popayán y del Estado Soberano del Cauca; En la Separata tres sobre: demografía, urbanismo y paisaje de la pequeña ciudad colonial de Popayán, escenario principal de los Apuntamientos.  Para corroborar los Apuntamientos sobre la decisión por la Independencia de las gentes de Popayán y del partido patriota ó “juntistas”, incluyo a continuación la siguiente evidencia documental:  Extracto de una comunicación del partido realista ó “taconista”, enviada a España al señor Ministro de Estado, denunciando la subversión armada, para derrocar al gobernador y al régimen Español, por parte de las gentes del común de Popayán y de la mayoría de los miembros de sus corporaciones civiles y eclesiásticas; con el apoyo de: Santafé, de las ciudades del valle del Cauca y de Neiva, La Plata y Villa de Timaná; suscrita por los regidores del cabildo de Popayán, reunidos en Pasto, bajo la autoridad legítima del señor gobernador don Miguel Tacón, quienes relatan los motivos de su emigración y los males que padecen, fechada el 16 de mayo de 1811: Diapositiva 185

Haz clik sobre la imagen para ampliar información

10


“Que en Popayán pasado lo de Santafé se empezaron a sentir los efectos del mal ejemplo; que las ciudades de Caloto, Cali, Buga, Cartago, Anserma y Toro con sus distritos se habían rebelado y a Popayán solo le permanecieron fieles Pasto, Almaguer y Barbacoas con Popayán diez cabildos;  Que el cabildo de Popayán y el gobernador don Miguel Tacón se dirigieron al virrey Abascal y a Panamá pidiendo auxilio, pero que sabido esto por los de Santafé iniciaron la agresión sobre Popayán, cogieron las comunicaciones de Lima y de Quito.  Que ayudaron a los enemigos de la ciudad el Maestrescuela don Andrés Marcelino Pérez de Valencia sus cuatro hermanos: Mariano, presbítero, José Antonio, Contador Real de Diezmos, Santiago y Manuel María [*]; don Manuel Santos Escobar Tesorero de la Catedral, y Vicario general del Obispado, sede vacante; don Francisco Mosquera cura de la Catedral; don José María Mosquera, su hijo don Joaquín y su yerno don Nicolás Hurtado; don Cristóbal Mosquera presbítero, su sobrino del mismo nombre; don Francisco Antonio Valencia; don José. Valencia; don Mariano del Campo y Valencia presbítero y su hermano Ignacio; don Joaquín Camacho; don Juan Francisco Ulloa y su hijo don Francisco Antonio; don Lorenzo y don José Lemos; don Francisco Rebolledo; don Pío, don Serafín, don Juan Antonio y don Juan Ignacio Ibarra; don Francisco José y don Antonio de Arboleda; don Antonio Gil de Tejada; don Ignacio Torres; don Félix de Restrepo; don Manuel José y don Mariano Baraona. Estos salieron de la ciudad y quedaron allí para fomentar la rebelión, fray Pedro y fray Mariano Paredes; fray Juan Granda y fray Lucas Tenorio y Arboleda, todos del orden de Predicadores; don Juan Antonio Gil Capellán del Monasterio de la Encarnación; don Manuel Dueñas Administrador Principal de Alcabalas; don Ramón Grijalba Contador de Tabacos; don Mario Lemos Hurtado; don Agustín Ramón Sarasti; don Gerónimo Torres; D. Toribio Miguel Rodríguez; don Francisco Pombo; don Mariano Valencia; don Lorenzo Camacho y don Pedro Nates. Luego se vinieron encima los del Valle a que se unieron los de Neiva, La Plata y Villa de Timaná con su gran ejército.

11


 Los

5 hermanos Pérez son los próceres patriotas Pérez de Valencia y Arroyo, quienes en 1826 cambiarían el orden de sus apellidos por los de Arroyo y Pérez de Valencia. Nota de Ricardo Quintero Rivera.  Que Pasto envió gente a Popayán y Barbacoas 50 lanceros que no alcanzaron a llegar, habiéndose cerrado los caminos y el pueblo perecía; que a las márgenes del Palacé el 28 de marzo fue derrotado el ejército por la inacción de unos, y la traición de otros de los soldados del campo de Popayán, que a más de hacer fuego contra los que servían leales, extraviaron los cajones de cartuchos que se habían aprontado para reponer los que se gastasen en la acción. El gobernador se retiró a la ciudad a las seis de la tarde. En ella tenían los Frailes Dominicos sesenta hombres armados dentro del Convento para asesinar a los que volvían de retirada; cuyo proyecto no se ejecutó por una contra fuerza que permaneció organizada durante la noche en el cuartel de la Plaza principal.  El cabildo dispuso emigrar a las cuatro y media de la mañana a Pasto y el cabildo Eclesiástico: don Manuel Mariano de Urrutia, y los Racioneros, D. Eusebio Ramírez de Arellano y don Francisco Javier Rodríguez: la Comunidad de San Camilo, parte de la de San Francisco, varios oficiales y vecinos de honor y conducta.  Lo primero que hicieron los rebeldes fue poner en libertad a don Manuel María Arboleda y a don Mariano Pérez de Valencia presbíteros, al teniente don Manuel Santiago Vallecilla, de la detención en que los había puesto el señor gobernador. Vallecilla y aquellos fueron a traer a la ciudad a los jefes insurgentes y luego reunieron una junta que determinó desconocer al gobernador Tacón y nombrar en su lugar a Vallecilla; luego decretaron el embargo y enajenación de bienes de los emigrados” [idem].

12


La comunicación está firmada por los Regidores don Manuel Josef de Borja. Don José Solís, don Felipe Grueso Rodríguez. Don Antonio Bueno y don Joaquín Gutiérrez.  Archivo general de Indias Quito Legajo. 256- Fuente: páginas 36 y 37 Publicaciones de la Sociedad Bolivariana de Venezuela- Pedro de Leturia S.I- “Relaciones entre la Santa Sede é Hispanoamérica” [III APENDICES- DOCUMENTOS- INDICES] 1960  Esta tercera publicación de los Apuntamientos de don Santiago Arroyo, en 1000 ejemplares, se realizó con la contribución del Fondo Mixto de la Cultura y las Artes del Cauca, en los términos de la Convocatoria 2004 para la Financiación de Proyectos Culturales con el aporte de la Gobernación del Cauca. Nuestra Fundación les agradece por el beneficio recibido de un crédito de $800.000, de los cuales $400.000 no son reembolsables.  Conforme a sus convicciones, experiencias y aspiraciones humanísticas, expresadas en la siguiente invocación, aún vigente como esperanza del pueblo colombiano, terminó los Apuntamientos don Santiago Arroyo:  “Quiera Dios que el Congreso tome las medidas que aseguren la observancia de las leyes, y que cuidando sobre todo de las costumbres religiosas y morales de los pueblos, gocen todos en Colombia de la dicha que debe proporcionarles un Gobierno sólido, sabio y morigerado”  La Fundación Caucana de Patrimonio Intelectual se enaltece al publicar los Apuntamientos, testimonio de un sobresaliente ciudadano del Cauca de la primera parte del Siglo XIX, quien con talento y sacrificios contribuyó a la Independencia Nacional.  Popayán, 20 de julio del 2005  RICARDO QUINTERO RIVERA  Publicación

con Ocasión de los 200 Años de la Independencia Iberoamericana1808-1824

13


EVOCACIÓN DE don SANTIAGO ARROYO  Por David Mejía Velilla

 Los Pérez

de Arroyo y Valencia  Este año, el 30 de mayo, ajustamos ciento cincuenta de la muerte de don Santiago Arroyo, “el prócer civil de la independencia”, como se le ha llamado habitualmente. Él es el historiador de la revolución de Popayán, padre de Jaime Arroyo, historiador de la gobernación del Cauca; de Miguel, político y escritor del siglo diecinueve; abuelo – el mismo don Santiago, de Miguel y Santiago Arroyo Díez, cronistas y escritores de vuelo y de prestancia, que fueron miembros de esta Academia Nacional.  Pero, a la verdad, son muchos los valiosos ejemplares de esta antigua familia, que sirvieron a su ciudad y al país, y destacaron por sus prendas de virtud y de inteligencia. Añadamos que sus mujeres, además, han sido bellas y agraciadas, y en más de un caso, sabias y eruditas.  Me ha parecido, por tanto, que con ocasión de deber presentar estudio de algún mérito para mi posesión como miembro de número de nuestra Academia, nos vendría bien, y en memoria del sesquicentenario de la muerte del más ilustre de los Pérez de Arroyo y Valencia, presentar algunos rasgos ó semblanzas de sus padres y hermanos, y suyos propios. Volver al sumario 14


 El tronco

común  Los Arroyos- como les dice Caldas- son descendientes de don Andrés José Pérez de Arroyo, natural de Santo Domingo, residenciado posteriormente en Panamá, y de hecho ciudadano neogranadino, pues aquí llegó a sentar reales a la postre, y se quedó y casó con Francisca Antonia Valencia, hija del ya legendario don Pedro Agustín, tronco de los condes de Casa Valencia, y también ascendiente del Maestro y poeta Guillermo Valencia, y del notable presidente de la república, don Guillermo León Valencia.  Era don Andrés José, hijo del Oidor Juan Pérez García y de doña Rafaela Arroyo y Márquez. Después de cuatro años de permanencia con sus padres en Santo Domingo, de donde pasó a Panamá, siendo apenas adolescente, regresó con los suyos a vivir a España, solar paterno. Ya en plena juventud, se le presenta la necesidad de venir a gestionar asuntos de interés de su padre, a Panamá, por lo que vuelve, entonces, a América, para ya no regresar más que transitoriamente a la Península.  El 22 de enero de 1756 se había dado real licencia a don Andrés José, “para que se embarque en cualquier navío que haga viaje a las Indias, puerto de Cartagena”.

15


El ejemplo del trabajo virtuoso En tierras del Nuevo Reino, el tronco americano de la familia Arroyo trabajó a marcha martillo toda una larga vida, en comercio y en minas y en agricultura, y en contaduría y administración de diezmos. Fue un padre cariñosísimo, muy preocupado de la formación cristiana y cultural de todos sus hijos, lo que vio gratificado con resultados espléndidos. Fue amigo de sus amigos, de sus grandes amigos, entre quienes debemos citar a don Joseph de Caldas, a los patriarcas de las familias Caicedo y Cuero, Tenorio, del Campo Larrahondo, y otras más. Y emparentó con Hurtados y Mosqueras, con Pombos y Arboledas. Llevó sus cuentas con escrupulosidad, claridad y exactitud. Más con todo y haber amasado fortuna considerable, nunca lo abandonaron las preocupaciones por la suerte de los negocios y de las relaciones comerciales y familiares. En un cuadernillo que comenzó a escribir, al cabo de su vejez, con letra menuda, segura y muy bella, y que no sé por qué razón interrumpió pronto, rememoraba un viaje a la Península, en compañía de don Francisco de Valencia, su cuñado, casi un niño entonces, y futuro primer Conde de Casa Valencia. En el dicho cuadernillo, hacía una vez más recomendaciones a sus hijos y descargaba su conciencia, en torno al punto de los arduos temas patrimoniales. Es de rigor transcribir aquella página, que, por otra parte, nos da la imagen completa, profunda, de su vida, de su familia y de su época, no obstante hablar únicamente de preocupaciones patrimoniales. Hela aquí:

Haz click sobre la imagen para ampliar información

16


“Apuntes para instrucción reservada que formo y dejo yo don Andrés José Pérez de Arroyo para descargo de mi conciencia y gobierno de mis hijos de mi difunta mujer que fue doña Ana Francisca Antonia de Valencia Sáenz de Pontón, que son mis Albaceas, para que si antes de mi muerte no logro concluirlos en todo ó en parte, lo verifiquen por sí en el término posible; pues la falta de medios, y conjunto de cosas que me cargan, y acaecidos adversos que he sufrido me han imposibilitado su verificación, no con poca pena, y ojalá sea con provecho en consideración a que Dios me castiga por este camino, quizá por el barrero y presunción que he tenido de guardar con honor no retener lo ajeno, y ser fiel en los tratos y confianzas; Su Majestad Divina me lo perdone por su misericordia, y en los méritos de Nuestro Señor Jesucristo que le ofrezco por mano é intercesión de su Majestad María Santísima. Pocos habían trabajado más que yo en esta ciudad, y ninguno con tanta desgracia en lo propio que ha sido lo menos; ser particular disposición del Señor el castigo de mi vanidad, y presunción como lo he expuesto. Habiéndome casado en 20 de julio de 1763, por buena correspondencia de mi suegro don Pedro Agustín de Valencia, en circunstancias de tener que ocurrir al rey, no poder hacerlo así ni por su solo hijo don Francisco por su poca edad, y falta de conocimiento para solicitar la continuación en la Real Casa de Moneda en esta ciudad, y que sin estos informes se mandó cerrar, salí para España con don Francisco en 20 de febrero siguiente costeándome el dicho mi suegro en el camino de ida, en los tránsitos de comida y casa, y también en la navegación y viaje por tierra hasta la Corte de Madrid; en donde igualmente se me costeó la comida y casa hasta el día que salí de vuelta a ésta; pero como tuve que costearme en dicha vuelta con determinación en Cádiz 6 meses, y en los 3 años que gasté en el viaje de ropa y demás necesario con otros indispensables gastos en la Corte para el juego con las Tertulias a los señores que se necesitaban para el logro del fin que nos llevó, y con otras cosas tuve un gran desembolso y perjuicio en la expresada comisión que expreso sólo para manifestar

17


Los atrasos y desgracia que siempre y en todo he sufrido, y aunque traje una memoria de ropas del mismo Cádiz, a premio de Tierra y riesgo de Mar, con los premios que tuve que pagar y pérdida de dependencias fue muy corta la utilidad que reporté, como parecerá del Libro de cuentas que llevé. Antes de llegar a esta ciudad y para el pago del débito de premio de tierra que contraje en Cádiz había tomado dicho mi suegro 1500 pesos a premio, y después tomé otras cantidades para el pago en España, de suerte que con poca diferencia desde entonces me ha corrido el premio de 20 doblones que he pagado por año, porque en 32 años que han corrido hasta el presente de 1798 he consumido un caudal en premios y réditos. a esto se me agregó el que habiendo comprado de mi hermano don Joaquín de Valencia las tierras de Cajibío, y vestídolas de negros, ganado, becerros, y yeguas, con burros y herramientas y demás necesario no rindió utilidad, sino mucho quebranto aún en su venta que se celebró a cambio por otra con jurisdicción de Neiva llamada Pando, y la Vega, con el fin de desaguar las raciones para las cuadrillas de esclavos que pusimos en labor de Minas con separación a uno y otro lado del Río de Yaguará una jornada más acá de las citadas haciendas, y dividimos tomando el hermano las de Pando, y yo la parte de la Vega. Para este nuevo proyecto me empeñé en compra de negros mucha parte a reconocer, y habiendo permanecido cosa de 18 años sin sacarse casi nada ni para el gasto; como también sin aumento de la cuadrilla por padecer casi todos del mal de 7 días, me fue preciso trasladar los negros al Río de Santiago cerca de Tumaco con costo de más de 2 doblones y pérdida de dos piezas y quebranto excesivo en la venta de la Vega, y tierras con ganado que tenía en Yaguará, comprada a dicho hermano don Joaquín, según en la mayor parte constará del cuaderno y cuentas que llevé; del mismo modo que lo que sea de mi cargo a su favor.

18


En dicho Río de Santiago con asistencia de mis hijos Jacinto, Mariano, se formó el principal trabajo a sus orillas en el sitio de la Playa de Oro y hechos los entables en la mayor parte se hizo la primera lavada que según carta de los hijos de 7 de agosto de 1793, fue de 216 castellanos líquidos, y la segunda según carta de Jacinto de 16 de julio de 1794, fue de 740 castellanos y 7 tomines. Después habiéndose trabajado hasta 8 de octubre de 1796, tuve el quebranto de haberse derrumbado la Mina y llevándose el Río todo lo que había en el Canchón, con más la Capilla y casas, de suerte que fue preciso mudar el Real y entables de nuevo perdiendo en ello todo el año de 1797. Desde principio de 1798 se comenzó a trabajar en los nuevos entables, y habiendo comenzado en junio una peste general en la gente de paperas, disentería, bicho y fríos, sólo resultaron líquidos a mi favor de todo el año de 685 castellanos, 3 tomines, con obligación de pagar de ellos 571, tres y cuarto reales de gastos con mi gente y Mina en algo más de 3 años según cuenta de mi hijo Jacinto de 21 de diciembre de 1798”. [Archivo de David Mejía Velilla]. El testimonio de su copiador de cartas Hasta aquí llegaron estos apuntes reservados de don Andrés José, “relación de sus negocios de minas en las tierras de Cajibío y Paudo en donde tuvo fuertes pérdidas”, según anota a la cabecera del cuadernillo su descendiente Miguel Ángel Arroyo, con tosco lápiz, que contrasta con la fina y cuidadosa letra en tinta, de su bisabuelo, quien, por lo demás, sin pretenderlo, nos dejó constancia de su larga y esforzada vida - iba yo a decir que de su lucha diaria, lo que es verdad, en veintiséis bien compuestos tomos copiadores de cartas, que se inician precisamente el 13 de enero de 1764, libro de 186 fojas útiles, que abarcan hasta el año de 1767; y terminan en un tomo cuya primera carta es de 5 de agosto de 1802. De su puño y letra escribe, al comenzar, que su matrimonio se realizó el 19 de julio, y no el 20, como dirá en el otro pasaje que hemos citado ya. Vale más, a mi juicio, la fecha del 19, que la consigna estando joven y recién casado: que no la del 20, que la da ya viejo y vacilante.

19


Con fecha 20 de diciembre de 1804 se encuentra en ese copiador de cartas una, de uno de sus hijos, tal vez José Antonio ó Mariano, dirigida a su tía doña Juana Pérez de Arroyo, residente en la Península, para darle el pésame por la muerte de su hermana doña Josefa; carta donde le comunica, además, el reciente fallecimiento de don Andrés José. Cuenta esa misiva, entre otras cosas, las siguientes:

Mi Padre se repuso muchísimo en la tierra caliente, y en Cali a donde ha estado hace días, no tuvo novedad sino las hinchazones de los pies, que no se le quitaban enteramente; pero en medio de este negocio con que estábamos, ha querido Dios probar nuestra conformidad, llevándoselo para Sí el día 12 del corriente en el Convento de los Religiosos de San Francisco de Cali, a donde había ido a oír misa. Por la adjunta de mi hermano Marcelino, que nos escribe, verá usted las circunstancias de su muerte, que en medio de nuestro dolor, nos sirven de consuelo. Ya puede usted considerar cuál estará nuestro corazón con la pérdida de un tal Padre. Mi pesar no me deja alargarme más: en otra ocasión me extenderé”. [Archivo de David Mejía Velilla]. Conflictos herenciales conforme a los temores expresados por don Andrés José en sus instrucciones a los albaceas, el inventario que en marzo 5 de 1807 hacía don Alejo de Paz, en la entrega de la hacienda paterna, Guasábara, se reseñan bienes nada opulentos; y se hace la relación bellamente, en ese lenguaje directo, sencillo y obvio, de hace doscientos años, en idioma un poco rural. Y así dice:

20


Primeramente una casa de vivienda, y otra casa donde viven los negros, y una Capilla. En la casa se hallan seis sillas de sentarse, una mesa con cajón cerradura, hay un canapé todo de madera, dos tablas viejas de una mesa y dos en un estado viejo todo inservible, más otras tres tablas viejas advirtiendo que todo esto está desbaratado, un cuadro de Nuestra Señora de la Concepción, otra vista de San José, otra de Santa Teresa, más otras cuatro vitelas viejas, más otro cuadro de Nuestra Señora de la Candelaria todo inservible, tres alacenas, dos grandes y una pequeña, dos cajones de medir maíz, un plato viejo de peltre, una paila pequeña, un candelero pequeño de bronce, un braserito de traer candela viejo, nueve barretones y dice que se obliga a responder porque eran doce y que se han. perdido tres, tres barras, cuatro aguinches y hachas, dos machetes, una sierra de carpintería, dos yerros de herrar, un sillón viejo con tres hebillas, un cincel, dos chapas viejas, otra silla de vaquería nueva, tres sillas viejas de tirar, cuatro enjalmas, dos cargas de costales, cuatro rejas de arar, una romana, un tablón que ha sido de mesa, una tinaja de beber agua, un Cristo, un piano en mal estado, cuatro angelitos maltratados, un lienzo de pintura de Santa Rosalía, dos vitelas de San José y Nuestra Señora, dos vitelas de San José y San Vicente con sus marcos dorados y muy maltratados, dos cenefas doradas, una cortina de angaripola, siete estampas y papeles pintados, una mesa grande con su cajón, un estrado de madera de doce varas de largo, un asiento de madera en forma de escaño sin pies, por un cajón de ponerlas por otro, dicho de dos tercios de largo por cinco puertas viejas, tres con sus puertas con sus chapas, tres en la vivienda de los negros y dos en la casa de la hacienda, dos cujas de dormir que están podridas, dos piedras de moler [...] Razón de los esclavos recibidos en 6 de marzo de 1807: Cristóbal y su mujer Petrona, hijos Francisco Antonio, José Joaquín, María Camila, María Manuela, y el negro Nicolás. Jerónimo con su mujer María Mercedaria, hijos María Concepción, José Mariano [...] Las tierras según sus linderos, y entre ellas dos pedazos de platanar en el potrero de en medio y en uno de ellos una casa de paja sin embarrar, en la casa de vivienda dos pedazos de platanar y dos corrales.

21


Ganado de cría recibido: trescientas treinta y dos cabezas, entrando unos novillos producidos de las mismas vacas [...] Bestias del servicio de la hacienda veinte caballos viejos, mulas diez entre viejas y nuevas [...] Novillos de ceba en el potrero de guanquerito, ciento en sazón, en el potrero de las casas viejas y en el potrero de Guineal hay trescientos treinta y uno”. [Archivo de David Mejía Velilla]. La historia de las posteriores reclamaciones de la familia en los estrados judiciales, nos ayuda a profundizar aún más en la índole de los Arroyos. En 1838, es decir, a treinta y cuatro años de la muerte de don Andrés José, todavía sus herederos continuaban reclamando judicialmente “sobre el principal de tres mil pesos y sus réditos, y sobre la nulidad de la venta de la Mina de Playa cíe Oro”, contestando unánimes “a la vista que se ha dado a uno de nosotros de los autos promovidos por los señores Joaquín y Miguel Camacho”, y en 14 de diciembre de ese año, pedían recepción de testimonios acerca de puntos como éstos: “Si saben y les consta de público y notorio, pública voz y fama, que desde el año de 1811, se sublevaron las cuadrillas de esclavos de nuestras Costas del Sur, y entre ellas la de la Mina de Playa de Oro en el Río de Santiago, y con la ocupación que hicieron las armas españolas del mando del señor general Toribio Montes, de todas las provincias del Ecuador en el año de 1812, embargaron las referidas minas en odio de la Independencia, y la de Playa de Oro estuvo también embargada, y los esclavos pagaban un tributo dos veces al año en favor de la Real Hacienda [...] Si a pesar del triunfo de las armas republicanas por la Batalla de Pichincha en el año de, continuaron los esclavos de Playa de Oro en insubordinación hasta que fue necesario una expedición armada a costa de los propietarios, y protegida por el Gobierno de la República, que salió de Barbacoas a fines del año de 1826, bajo la dirección del doctor Manuel José Valdés, que logró la pacificación en el año de 1827, trayendo a Barbacoas algunos esclavos”. [Archivo de David Mejía Velilla].

22


Los hermanos de don Santiago don Marcelino, ó don Andrès Marcelino, era el hijo mayor de don Andrés José. Había nacido en Popayán el mismo año del viaje de su padre a España, al que aluden las instrucciones que hemos leído ya. Clérigo él, junto con su hermano también clérigo, de nombre don Mariano, y la familia toda, mereció del sabio Humboldt gran elogio, que el sabio Caldas, muy complacido, transcribe a don Santiago en carta fechada en Quito el 21 de marzo de 1802. El párrafo así reza: “Sólo me dijo Humboldt, en honor de Popayán, que es la más bella situación; que su cielo es encantador, que sus campos son unos jardines; que en ninguna parte de América había hallado mas numero de gentes instruidas y que deseasen instruirse”. Y agrega el sabio que: “El Prebendado Arroyo” [es decir, don Mariano, a quien se apodaba así] “era uno de los hombres más instruidos, y que al bello talento unía juicio y conocimientos. ¡Qué amable es la familia de Arroyos! Todos, así los que conocí en Santafé como en Popayán, están formados bajo un mismo modelo: amables todos”. De los hechos de Andrés Marcelino, recordamos los que, entre muchos, recoge don Gustavo Arboleda en su Diccionario. Dice así: “En el Seminario estudio latinidad, retórica, filosofía y parte de las asignaturas de derecho civil y canónico. En el Rosario, de Bogotá, completó los cursos de jurisprudencia y teología, hasta alcanzar los títulos de bachiller y licenciado en teología y doctor en derecho canónico [...] brilló por su elocuencia. Fue miembro de la junta de gobierno establecida en Popayán el 5 de agosto de 1810 y desde esa época hasta la conclusión de la guerra de la Independencia supo desplegar raros talentos en el gobierno de la diócesis. Fue candidato para la silla metropolitana de Bogotá. Murió en su ciudad natal el 4 de junio de 1833. Hábil arquitecto, levantó los planos del altar mayor del templo del Rosario, de Popayán, y los de la iglesia de San Francisco de Cali, a cuyo convento perteneció algún tiempo” [p. 27].

23


Mariano, al parecer médico rosarino, nació en 1771, fue vicerrector del Seminario de Popayán, y “tomó parte activa en favor de la causa republicana en 1811, fecha en que era provisor del Obispado. En 1813 se le llevó prisionero a Pasto y con otros republicanos payaneses fue conducido al destierro por la vía de Barbacoas el 13 de diciembre de ese año. Murió poco después en Nicaragua” [Arboleda, p. 29]. Para llamarlo médico me fundamento en la noticia que da Caldas, en carta a don Santiago, fechada en Jagua el 9 de diciembre del año 95, cuando afirma: “ya sabría usted la prohibición que los médicos, en especial el doctor don Mariano, me hicieron de cualquier lectura sólida ó seria que pidiese mucha atención y en que trabajase la mente”. don Mariano tenía a la sazón 24 años. Y don Santiago aún menos, pues era nacido dos años después. El sabio a uno le dice “doctor” y a otro lo trata de “don Santiago”. Con el paso de los años menudearán para don Santiago tratamientos muy tiernamente afectuosos. Y es esta correspondencia epistolar con Santiago Arroyo, célebre ya en la historia, fuente y ayuda fundamental para la mejor inteligencia de la figura del sabio Caldas, y no menos para conocer el verdadero valor moral é intelectual, patente ya en la procera juventud del más ilustre de los hijos de don Andrés José y doña Francisca Antonia.

24


Los hijos de este matrimonio se llamaron, de mayor a menor, Andrés Marcelino, Jacinto, Domingo, Manuel José, Mariano Rafael, Jacobo Inocencio María, dicho Santiago con posterioridad; María Francisca, Pedro José, María Rafaela, José Cupertino Antonio, más conocido como José Antonio; María Gabriela, María Micaela, Manuel María, y Manuel Antonio. De entre ellos, junto con Andrés Marcelino, Mariano y Santiago, sobresalieron en los comienzos de la Colombia independiente, Manuel María, José Antonio y Domingo. José Antonio fue por dos períodos rector de la Universidad del Cauca; el primer rector, por cierto, del 27 al 29, repitió por cinco años, del 38 al 43. Y se desempeño como prefecto del Cauca, gobernador de Popayán, miembro del Congreso nacional, y exitoso abogado litigante. Domingo luchó por la Independencia en la costa del Bajo Chocó. Los demás, hombres y mujeres, fueron miembros distinguidos de notables familias, que aún perduran y enriquecen espiritualmente, con su gran valía, las gestas caucanas, santafereñas y panameñas.

25


Hemos dicho que estos Pérez de Arroyo y Valencia se unieron en matrimonios fecundos con Hurtados, Arboledas y Mosqueras; y de la confluencia de esas sangres proceras y aristocráticas, descendieron renuevos importantes que dejaron huellas en la cultura, en la política y en el buen suceso de la sociedad civil. Tales son los casos, entre muchos otros, de los descendientes de don Santiago, a quienes nos hemos referido ya. Recordemos que Miguel, su tercer hijo, estaba casado con la noble y culta dama doña Margarita Diez Colunge, a quien la historia retuvo entrañablemente. Fuerza es referir que desde 1827, por la autoridad de la República fueron reconocidos los Pérez de Arroyo como los Arroyo, que tal se les llamó desde siempre, y no me - parece a mí por distinguirlos de otros Pérez de Popayán, como anota alguien: si no por la costumbre y por el uso inmemoriales de proceder de esta manera en el tratamiento de los apellidos compuestos. Don Jorge Roa acota lo siguiente al punto: “Como se ve, el apellido primitivo del doctor Arroyo era el de Pérez de Valencia, y por la circunstancia de ser él y sus hermanos generalmente “los Arroyos”, prevaleció este apellido sobre los otros, hasta el punto de que en 1825 [Sic] don Santiago elevó un memorial al Congreso, en que declaraba la adopción definitiva y única del apellido de la abuela paterna, que era Arroyo. Ese memorial fue impreso en Bogotá en aquel año”.

26


El Prócer civil de la Independencia Un buen modo de conocer la vida y la obra, y sobre todo la personalidad de don Santiago Arroyo, es seguirlo a lo largo de su correspondencia. Las cartas, cuando proceden de un corazón sincero, desnudan el alma, nos permiten apreciarla en su realidad, en su luz y en su grandeza. Por eso, a mi juicio, tienen aún mayor valor de autenticidad para conocer a su autor, que los Diarios y que las Memorias, que con frecuencia son escritos pensando en el juicio de la posteridad; en tanto las cartas salen de ordinario por un impulso espontáneo é inmediato, frente a la necesidad de comunicarse con alguien en circunstancias muy concretas. Por lo demás, a los hombres que de algún modo pertenecen a la historia, los hemos conocido en su fondo, muy a menudo, por una carta, por una correspondencia. Los epistolarios son tesoros cuando se trata de conocer y de escribir la parábola vital de los hombres, las circunstancias de los acontecimientos, las costumbres de las sociedades y de los países, los procesos de la cultura. Lástima que en nuestros tiempos no se cultive el género epistolar y que, por lo mismo, la juventud no reciba esa formación, ni se ejercite en adquirir una buena letra, una buena ortografía; ni se ilustre en el arte de comunicarse con oportunidad y buen sentido.

27


El corresponsal Santiago Arroyo Varios miles de cartas escribió don Santiago Arroyo, desde su primera juventud; y varios miles recibió, contestó y guardó, hasta pocos meses antes de morir. Entre unas y otras, yo he podido reunir hasta cuatro mil: pero sé de cierto que en otros archivos particulares, dentro y fuera del país, hay otras tantas, sin hablar de los tomos de su Copiador. Las que se cruza con sus padres y hermanos, se cuentan por centenares. De igual modo, las escritas por él ó recibidas de parientes, como don José María Mosquera y Figueroa, su tío y padrino; y de los hijos de éste, Tomás Cipriano, Joaquín, Manuel José y Manuel María; y del otro primo, José Rafael Mosquera; y las cartas de los Arboledas, José Rafael, doña Matilde Pombo O’donell; y sus hijos julio y Sergio; y la correspondencia dirigida ó recibida de los miembros de Casa Valencia, tíos y primos suyos. Y las de su parentela política, los Hurtados, los del Campo Larrahondo, especialmente don Mariano, el gran humanista, con quien compartía el gusto por el estudio de la gramática y la literatura clásica, los Caicedo y Cuero, los Caldas, los Torres, don Camilo, don Ignacio y don Jerónimo; y las de sus compañeros de estudio, don Joaquín Caicedo, el protomártir de nuestra Independencia; el señor Ulloa, don Antonio Arboleda, el general Francisco de Paula Santander, don José María del Castillo y Rada, entre muchos otros; los próceres Cabal, padres é hijos; don Domingo Belisario Gómez, y sus maestros y consejeros, Grijalba, José Félix y José Manuel Restrepo, Rafael Lasso de la Vega, don Santiago Vallecilla, y muchos más corresponsales de importancia.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

Haz click sobre la imagen para ampliar información

28


El laborioso escritor También se desvela su espíritu en las páginas fruto de su ingenio, de su cultura, de su preocupación patriótica, ó del diario ejercicio de la abogacía, y aún del de gobernante, cuando lo fue. Por eso es bueno atender, para conocer al hombre en su grandeza procera cotidiana, no sólo a las cartas, sino también a los manuscritos que nos legó en su archivo, de proyectos de ley, de estudios sobre temas profundos, jurídicos, históricos, de textos para las escuelas de Popayán, y de temas científicos, mediante experimentos en que se entretuvo hasta sus últimos días. Un inventario somero é incompleto de algunas de estas piezas valiosísimas para la bibliografía é historiografía colombianas, contempla: Un cuaderno de 16 hojas, con anotaciones sobre la intensidad de lluvias caídas en Popayán, durante el año de 1842, que nos deja apreciar cómo hasta su venerable ancianidad, el prócer de Guasábara mantuvo la disciplina de la investigación de los fenómenos naturales, de que ya se daba cuenta en una de las primeras cartas que, dirigidas a él, conservamos del Sabio Caldas;

29


Un cuaderno de 13 hojas, con el registro de temperaturas é itinerarios de viajes de Santafé a Popayán y viceversa, por los caminos de Natagaima, Honda y Neiva, en los años de 1807, 22, 23, 26 y 29, con lo que vemos que nada ocioso andaba en sus desplazamientos; Un cuaderno de 33 hojas, del año de 1821, con apuntamientos sobre el tema jurídico canónico de las censuras eclesiásticas; en este sentido, don Santiago se muestra también sabio y experto en la disciplina académica que hoy llamamos “Derecho eclesiástico del Estado”, y que aúna, para el interés del historiador del derecho, los propósitos de lo que antiguamente se conocía como “los dos derechos”, el civil y el canónico, en los que se doctoró Pérez de Valencia Un cuaderno de 13 hojas que contiene un proyecto que presentó como miembro de la Comisión encargada por el poder ejecutivo, sobre un plan general para el establecimiento y organización de las universidades y la instrucción pública en Colombia, de acuerdo con el decreto de 9 de enero de 1822. Hay que anotar que en el tema educativo fue considerado don Santiago más que un estudioso, una verdadera autoridad, por el Vicepresidente Santander, por su secretario del interior, don José Manuel Restrepo y por su director general de estudios, don José Félix de Restrepo, que de este modo lo unieron a esa maravillosa aventura republicana mediante la cual fundaron ambos próceres la nueva universidad colombiana, con asiento en Santafé, en Medellín, en Santa Marta, en Cartagena, en Tunja y en Popayán;

Haz click sobre la imagen para ampliar información

30


Un cuaderno que contiene el discurso pronunciado ante el Senado de la República de 1824, sobre el Patronato eclesiástico en Colombia; y que es documento precioso para la historia de nuestro derecho concordatario, juntamente con otro cuaderno de 6 hojas con apuntes acerca de los conceptos jurídico estatales, de las voces “Concordato” y “Patronato”. De 1814 data su “Proyecto de un Plan y Método de enseñanza para las Escuelas de primeras letras de la “provincia de Popayán”, en el que no estampa su firma sino que modestamente escribe: “Por un amigo de los Niños, y de la educación de la juventud”. Son 17 hojas, 34 páginas de texto apretado, en letra que revela, por lo cuidadosa, momentos apacibles. No obstante, de su puño y de su letra también, en los márgenes, se introducen modificaciones a algunas frases, y se agregan ideas. Su pensamiento aparece con muy clara y elegante y sencilla expresión, y no puede evitar que se adviertan sus profundidades. Estoy seguro de que será materia, su análisis, para una buena investigación de grado en alguna exigente Facultad de Educación, en nuestros días.

31


Otro cuaderno de 62 hojas, con fecha del mismo año 14, contiene el texto manuscrito de una Gramática Castellana. En la Imprenta de Espinosa, en 1824 había aparecido una “Gramática y Ortografía de la lengua castellana para el uso de los niños de las escuelas de primeras letras del Departamento del Cauca”. Es parte de lo que Teodoro Valenzuela precisaba sobre los trabajos de don Santiago, de cuando “por muchos años desempeñó la Subdirección general de estudios en el Departamento del Cauca”, cuando redactó y publicó varias obras destinadas a la enseñanza. Y en ese mismo orden de asuntos, existe otro cuaderno, de 24 hojas, con el manuscrito de una “Geografía compendiada para uso cíe las Escuelas de primeras letras de la provincia de Popayán”, también del año de 1814; y otro de 20 hojas, con “Apuntamientos sobre Historia de América”. En todas sus páginas, de nuevo afloran y fructifican las dotes pedagógicas de un viejo Maestro, enamorado de la misión educativa y formativa de la juventud, a la que servía entonces - como habría de servir toda su vida -, aprovechando coyunturas para el ocio creativo que encomiaran los griegos, si tiempo que en ese año 14 vencía - ó trataba de vencer no sólo su predisposición a la melancolía sino, sobre todo, las incontables contrariedades que surgían, para él, para su familia, para su ciudad y para el Nuevo Reino, de la contienda libertadora, de los avatares de ese confuso conflicto del Sur por aquellos meses y años, cuando pugnábamos por conseguir vida independiente de la Península. Como estos manuscritos lo muestran, don Santiago, hombre neto de Universidad, se desempeñaba muy bien, sin embargo, en el cuidado del desarrollo de la educación elemental y primaria, que mucho debe a su pensamiento en aquellos comienzos de la república.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

Haz click sobre la imagen para ampliar información

32


En otro cuaderno de 30 hojas se recogen los “Apuntamientos sobre la revolución cíe la Nueva Granada, especialmente con respecto a la provincia de Popayán, de 1810 a 1820”, y un cuaderno con el “Proyecto de un plan y método para las escuelas de la provincia de Popayán”, del año 1814. Sabido es que en este campo nadie le ha disputado hasta ahora el haber sido no sólo el primero en el tiempo, sino el más completo historiador de la revolución independentista de Popayán y el Cauca, y fue don Jorge Roa quien muchos años después de la muerte de don Santiago, enriqueció la bibliografía colombiana, con parte de este texto, confiado al volumen numero 12 de la “Biblioteca Popular”, introducido por el mismo historiador y jurista bugueño Teodoro Valenzuela, y con notas marginales de don Joaquín Mosquera, el entrañable primo de don Santiago, testigo de su vida, de su obra, y de su callada y significativa gestión en el proceso arduo y cruento de la libertad del Sur. Dice don Teodoro: “Damos a luz en el presente tomo de la Biblioteca los curiosos apuntes cronológicos que para servir a la historia de los primeros años de la Revolución de 1810, en Popayán, escribió Arroyo [...] Estas intimidades, estas confidencias históricas, no destinadas por su autor a la publicidad, tienen por esta misma causa su importancia y su interés especial [...] Ellas suplen, a veces, al silencio de los graves historiadores; y, a veces también, sirven para rectificar algunos detalles y para precisar la cronología de los acontecimientos”.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

33


Itinerario de su vida don Santiago había nacido en Popayán, el 28 de julio de 1773, donde mismo murió, el 30 de mayo de 1845. En 1842, en el borrador de su testamento, dejó escrito: “Declaro que fui casado y velado en. primeras nupcias con la señora María Teresa Mosquera y Hurtado, hija de los señores don Manuel Mosquera y doña Josefa Hurtado de Arboleda, se verificó nuestro matrimonio en la Iglesia Catedral en el año de 1807, y habiendo permanecido en él con la devoción que pedía la virtud, dicha esposa, murió de parto en 1810, habiéndose bautizado el niño por la señora doña Vicenta Tenorio y muerto inmediatamente, lo que, así lo declaro para su constancia [...] Declaro que en segundas nupcias contraje matrimonio con mi actual señora esposa Juana Francisca Hurtado de Arboleda, en la noche del día 17 de junio de 1814, y en el siguiente 19 nos velamos en la santa Iglesia Catedral. Es hija de los señores don Vicente Hurtado y doña María Ignacia de Arboleda y Arrechea, todos naturales y vecinos de esta ciudad de Popayán [...] Declaro que hemos tenido en nuestro matrimonio los hijos siguientes. Primero Jaime Francisco María, que nació en Cali en 24 de julio de 1815 y fue bautizado en la Iglesia parroquial el día 29 del siguiente.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

Haz click sobre la imagen para ampliar información

34


Segundo Enrique julio que nació en 20 de noviembre de 1816, y fue bautizado el día siguiente, fiesta de la Presentación de Nuestra Señora, en la santa Iglesia por el Prebendado mi hermano doctor Andrés Marcelino Pérez de Arroyo [...] María Cesarea que nació en 29 de febrero de 1818 y fue bautizada al día siguiente. Cuarto María Manuela Hilaria, que nació el 14 de enero de 1821 y fue bautizada el 14 del siguiente por el señor Solís. María Carmela que nació el 16 de julio de 1824, y fue bautizada por el doctor Andrés Marcelino Arroyo, Miguel de los Santos María que nació en 9 de julio de 1826, y fue bautizado el siguiente día por el señor cura de esta Catedral don Manuel María Urrutia, declaro a todos por nuestros hijos legítimos, educados en nuestra casa con el cuidado con que su madre lo ha verificado sola y con su propia leche [...] Declaro que dichos mis hijos Jaime y Enrique se conservan solteros y han hecho estudios obtenidos en grandes universidades y destinados al servicio público en diferentes destinos. Las hijas Cesarea y María Manuela, la primera está casada con su primo hermano Antonio Arroyo y Valencia y la segunda con su primo don Cenón Pombo. En fin el último hijo Miguel se halla en los estudios mayores en esta universidad, y todo lo declaro para que así conste”. [Archivo de David Mejía Velilla].

35


Podríamos dar en buena parte el crédito de primeros pedagogos de don Santiago a sus padres y a su abuelo materno, don Pedro Agustín de Valencia, que fue fundamento de una gran familia procera, y de una institución memorable, como fue la Casa de Moneda de Popayán. Pero don Santiago, además, estudió en el colegio Seminario de San Francisco de Asís, de su ciudad natal, celebérrimo, por cierto, en nuestra historia, dado que la generación de próceres payaneses formó allí su alma y su criterio, sobre todo bajo la sabia dirección de don José Félix de Restrepo. Luego, como lo hicieron antes y después varios de sus hermanos, vino a Santafé. Gustavo Arboleda, que en su ya citado “Diccionario Biográfico y Genealógico” recoge los hechos fundamentales de la vida de varios de los principales Arroyos, sintetiza de este modo el proceso de formación universitaria de don Santiago: “Estudió latinidad, filosofía y parte de la jurisprudencia en Popayán; en el Rosario siguió estos cursos y dio brillantes pruebas de su aprovechamiento con un acto público de conclusiones de derecho canónico. Al fin de esta carrera se condecoró en la Universidad de Santo Tomás con los grados de bachiller en filosofía, bachiller, licenciado y doctor en cánones. Luego estudió teología cuatro años y durante ellos fue en el Rosario, sucesivamente, pasante de gramática, leyes y cánones; lo eligieron consiliario segundo y en este carácter fue vicerrector interino, con tal proceder, que en 1804 lo designaron en propiedad y el virrey le dio el título respectivo. Obtuvo magnifico éxito oponiéndose a varias cátedras; por último se recibió de abogado ante la Audiencia. De todo esto se le expidió un honroso certificado el 26 de octubre de 1809” [p. 30].

36


De su nombramiento como Vicerrector en propiedad nos queda un recuerdo muy grato, en la notificación que le hace don Andrés Rosillo, y que a la letra dice: “El Excelentísimo Señor virrey me ha comunicado por oficio del día [abril 7 de 1804], que a consecuencia de la elección hecha en usted para Vice - Rector de este Colegio, ha procedido, a confirmarla añadiendo que me participa esta providencia para que noticiándola a usted pueda pasar a recibirle. Con la mayor satisfacción doy cumplimiento a este encargo a fin de que usted pueda disponer su recibimiento con la brevedad, que deseo, y este colegio espera. Dios guarde a usted muchos años”. [Archivo de David Mejía Velilla]. Como abogado, don Santiago dio los primeros pasos en el bufete de don Camilo Torres, y con tan buen maestro, fue toda su vida ejemplo de tacto, de tino, de ilustración y de laboriosidad, y sobre todo de moralidad suma, de sentido muy cristiano de la justicia, en el ejercicio de esa nobilísima profesión. Sus manuscritos de estudios jurídicos de derecho constitucional, de alegatos en el campo de las reivindicaciones en derecho civil y de minas; los borradores de sus proyectos de ley, de cuando asistió al Congreso de la República; y, en fin, todos sus papeles, tan bien conservados, tocantes al ajetreo jurídico y abogadil, nos hablan en aquél sentido, de un sabio y virtuoso jurisperito. Y ni qué decir de sus cuentas personales y profesionales, comerciales y familiares, que relucen y resplandecen con su precisión meticulosa.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

Haz click sobre la imagen para ampliar información

37


Anduvo algún tiempo por los campos de la administración pública. Otro recuento, en este sentido, que hace don Gustavo Arboleda, dice así: “Bajo la República fue en su ciudad natal juez letrado de hacienda, diputado y presidente de la cámara provincial, ministro de la corte de apelaciones, subdirector de instrucción pública del Cauca, teniente asesor de la intendencia, encargado del mando en el Departamento [1822 - 23], elector, miembro del Congreso de Colombia, de la junta curadora de la educación de los niños y de número de la Asamblea Nacional, corporación científica integrada por los ciudadanos más conspicuos” [idem]. Sabido es que en esta Academia Nacional, que no Asamblea Nacional, como la nombra Gustavo Arboleda en el anterior pasaje, y que no sé por qué razón profunda no llegó a prosperar y a perpetuarse, trató de juntar el vicepresidente Santander a los más ilustres colombianos. Pienso hasta qué punto no se pretendería imitar con ella, a la Academia de Richelieu, y a la de don Felipe V. Don José Manuel Restrepo comunicó por carta a don Santiago, este honrosísimo nombramiento, y lo hacía de parte del mismo vicepresidente Santander.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

38


El corresponsal de Caldas don Santiago fue amigo entrañable del Sabio Caldas, como don Joseph de Caldas, su ilustre padre, lo había sido de don Andrés José, el padre de don Santiago. Al parecer, como lo sabemos aproximadamente, dada la controversia histórica ocasionada en la falta de documento que así lo acredite, don José había nacido en 1768, con lo que resultaba ser cinco años mayor que don Santiago. Pero en su trato epistolar, el mayor y el protector parecía ser éste, y no aquél, quien con su terrible, sensibilidad y desbordada afectividad, más se mostraba como hermano pequeño de Arroyo, necesitaba con tanta frecuencia de compañía, de comprensión, de un paño de lágrimas; y, al mismo tiempo, de un colega de verdad, en lo que se veía plenamente atendido, pues don Santiago, no obstante que tenía esa condición de humanista y de jurista que vocacional y culturalmente jamás lo abandonó, pudo ser perfecto interlocutor del Sabio, receptor de sus noticias científicas y, a la vez, experto comunicador de experimentos y descubrimientos que en el campo de las ciencias naturales también hacía, claro está, como mero aficionado y curioso, en el mejor sentido del concepto. Y Caldas lo alentaba en esos menesteres, como se desprende de las primeras cartas que se cruzaron, entre los años de 1795 y 1802. Don Santiago, por lo demás, siempre tuvo gran ascendiente moral sobre el Sabio, como igualmente lo tuvo frente a muchos personajes de la República.

39


En esa correspondencia de los dos amigos, Arroyo es tratado de “don Santiago”, en la primera carta del Sabio que conservamos, que está sin fecha, y presumiblemente es de 1793, es decir, de cuando don Santiago tenía veinte años y el Sabio veinticinco. La siguiente conocida es de dos años más tarde, fechada en Pital, el 31 de octubre de 1795. Allí, y en la siguiente, Arroyo es tratado como “Mi querido y estimado amigo Santiago”. En noviembre de 1796 lo trata como “Mi Santiago”, y a partir del mes siguiente, el destinatario se convierte en “Mi amado Santiago”, cuando no en “mi amadísimo Santiago”. Este aprecio, esta deferencia, no se prodiga comúnmente. Es la forma de trato acostumbrado por aquella época, entre amigos ó parientes entrañables. El mismo que, por ejemplo, se da en la correspondencia entre don Santiago y don Joaquín Mosquera: “amado primo”, “querido primo”. La última carta del Sabio a don Santiago, que conocemos, es de agosto 5 de 1811. Aunque Teodoro Valenzuela dice que son más de setenta, actualmente contamos, en total, con 69 cartas de Caldas,, publicadas por la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, bajo el cuidado de los académicos Bateman y Arias de Greiff, con el apoyo de Colciencias:

40


páginas importantes, centradas, fundamentalmente, en los intereses apremiantes de Caldas, que don Santiago puede satisfacer, los servicios que le pide, como consejero, y también como gestor, que, por ejemplo, consigue en la librería de Santafé, las novedades más estimables en materia científica, tratados que don Santiago le envía a Popayán; ó puede hacer instancias ante Mutis, para lograr su incorporación a la Expedición Botánica; ó como diestro y ágil abogado, otros negocios; pero, sobre todo, y en tercer lugar, Caldas encuentra en Arroyo al confidente de su alma, como puede observarse que no ocurre respecto de los otros corresponsales, a quienes el Sabio trata, sin duda, con mucho cariño y deferencia, pero a quienes habitualmente no comunica las urgencias, las flaquezas y reales pobrezas del fondo de su alma, como sí lo hace en las cartas que dirige a don Santiago, en las que, en cierta forma, descarga su conciencia en medio de la efusión de tantos sentimientos nobles y familiares, con desbordamientos de júbilo ó de profunda tristeza. Esta correspondencia nos ha enseñado que por sobre otras cualidades intelectuales de mucha valía, la condición excelsa de don Santiago era su capacidad de amistad, en la doble vertiente que trasciende en todas sus epístolas: su afecto servicial y hondo y viril; y su don prodigioso de consejo, brindado con generosidad, y al que buscan, para acogerse a él, hombres de todas clases, que deben tomar decisiones importantes. Así por ejemplo, desde el Congreso de la República, y desde la Convención de Ocaña, se aconsejarán con él, entre otros, Jerónimo Torres, Domingo Caicedo, Luís Baralt, Castillo y Rada, José Rafael Mosquera; y desde el poder ejecutivo, don José Manuel Restrepo, don Joaquín Mosquera, y el mismo general Santander. Sobre el tema de la licitud de adherir a la causa revolucionaria, se carteará con Rafael Lasso de la Vega. Don Marcelino Hurtado le pide consejo en su viudez, para hacerse sacerdote. Y así muchos otros.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

41


Acerca de ese tesoro de su amistad, que dispensaba don Santiago, en carta de Caldas hay un pasaje digno de recordar siempre. Dice así: “Un amigo no tiene precio: es ingenioso para servir a su amigo aún en los casos imposibles. Yo intereso a usted en una cosa, es imposible conseguirla, y usted toma otro rumbo posible: yo pido protección al Gobierno, éste no puede, y Santiago imagina una suscripción: no sólo imagina - obra, conmueve a cuantos le rodean - no se contenta, vuela cartas a Popayán, a Cartagena; se vuelve avaro. ¡Ah! esto es mucho, mi Santiago; esto es sacrificarte por un amigo que aún no ha servido de nada, y de quien no tienes que esperar. Pero el carácter distintivo de la verdadera amistad es éste, es ser noble y desinteresada, ser oficiosa y activa”.

El corresponsal Caicedo y Cuero don Joaquín de Caicedo y Cuero, el último de los alféreces reales de Cali, era menor un mes que don Santiago, y fue su compañero de estudios en Popayán y en Santafé. De su correspondencia, que debió ser frecuente, con su condiscípulo Arroyo, han llegado hasta nosotros 13 cartas. La primera de ellas, fechada por don Joaquín en Cali, el 29 de mayo de 1808, responde a la que debió enviarle don Santiago poco antes, para darle pésame por la muerte de don Manuel, ocurrida repentinamente el anterior 30 de abril. Era don Joaquín el hijo menor del amo de “Cañasgordas”, noble protagonista de la novela “El Alférez Real”, de Eustaquio Palacios. De este don Manuel, tan venerable y virtuoso, habla su hijo así, en la citada carta:

42


“Tiene usted razón - dice a don Santiago - en considerarme el hombre más afligido. No hay circunstancia, que no agrave mi dolor. He perdido un Padre, cuyas circunstancias usted conoce, y me pinta muy bien, y esto en tiempo destinado para el gozo y la alegría. ¡Qué lección tan clara de lo que es el mundo! No, créame usted, no alcanzan todas las lágrimas a manifestar mi sentimiento, usted acabaría de compadecerme, si supiese lo que fue para mí este Padre amantísimo, y lo que era para todos en particular, y para la ciudad en general. Jamás podrá reponerse esta pérdida, yo amigo mío, no soy capaz de llenar este vació. Es muy pequeña mi alma para compararla con la de mi viejo venerable. Él tenía el don de gentes, y se había hecho árbitro de todos los corazones”. [Archivo David Mejía Velilla]. Las siguientes cinco cartas datan de 1809 y se refieren fundamentalmente a los hechos de Quito, prenuncios de la revolución de 1810, y en sí mismos revolución casi plena. Don Joaquín repudia por completo la subversión de los quiteños, sin saber aún que su tío, el Obispo don José Cuervo y Caicedo, y su hermano, el sacerdote Manuel José Caicedo y Cuero, habían abrazado la causa revolucionaria. Estas cartas, como las escritas al año siguiente, 1810, y una última, fechada en 1811, exponen maravillosamente el pensamiento revolucionario, altamente patriótico de don Joaquín; y dejan conocer la profundidad de su diálogo de tema jurídico y político con don Santiago, a cuyo criterio ponderado y luminoso acude el Alférez Real, quien, además, no duda en franquearle su más hondo pensamiento sobre personas y sucesos. Todas y cada una de las trece breves y sustanciosas epístolas, acreditan por sí mismas la calidad moral é intelectual de los corresponsales, y merecen ser desentrañadas pausadamente, en un escrutinio que nos podemos prometer para una futura lectura en la Academia.

43


Las cartas del Sur Así - “Cartas del Sur” y “Cartas al Sur” ó Desde el Sur de Colombia -, podría llamarse el archivo epistolar de don Santiago Pérez de Valencia, dicho Santiago Arroyo. No sabríamos cuáles señalar como más valiosas entre las cartas. Si las del propio don Santiago, justas siempre, ponderadas y sobrias, muy sobrias: sin embargo, todas también, y cada una, desnudan, desvelan la grandeza de un alma que la bibliografía colombiana retuvo, desde hace más de un siglo, por la publicación de las que le dirigió Caldas, pero que podrá retener en mayor extensión y profundidad, cuando un día se publiquen las demás. Teodoro Valenzuela, en 1896, refiriéndose a todos estos valiosos manuscritos, decía: “Estos testimonios cuentan; y el hombre que en tal grado se hizo acreedor a la amistad del sabio, el virtuoso, el patriota Caldas, bien merece ser colocado si no entre los iguales, al menos entre los espíritus afines del grande hombre, y como tal digno de la estimación y respeto de la posteridad [...] Unido con el mismo Caldas y con Ulloa, los Torres [don Camilo y don Jerónimo], y con sus hermanos Marcelino, Mariano, Domingo, Manuel María y José Antonio, don Santiago se consagró a la propagación de las ideas de independencia y libertad. En 1810 fue miembro de la junta revolucionaria establecida en la provincia y sufrió luego, con toda su familia, la persecución de las autoridades peninsulares”.

44


Haciendo una buena síntesis de lo que hemos pergeñado en torno a esta vida benemérita para la República, diremos con el mismo Valenzuela: “Establecida la República, se dedicó don Santiago a la abogacía, en cuya profesión sobresalió, así como en la carrera judicial, en calidad de Magistrado del Tribunal del Cauca [...] Ocupó en distintos períodos un puesto en la Cámara de Representantes y en el Senado de Colombia y de la Nueva Granada. Como Senador, en 1824, al discutirse el derecho de Patronato, pronunció una de las más eruditas y profundas oraciones parlamentarias de aquella época. En esa oración, que fue publicada en esta ciudad en la imprenta de Jaime Courie, Arroyo se muestra católico ortodoxo en religión y en política, partidario de las libertades populares […] Esa es la escuela que después se llamo de los católicos liberales, en oposición a los ultramontanos [...] Pero entre los servicios prestados por Arroyo al país, debe ponerse en lugar primero, los que hizo en favor de la Instrucción Pública [...] Este distinguido patricio murió en 1845, en Popayán, dejando un grato recuerdo de sus méritos y virtudes, y una familia a la cual educó en los principios que fueron la norma de su vida”. 9] Y aquí dejo yo este recuento, pero no ha de cesar aquí mi evocación, señor presidente, señores académicos. En la imagen que el Abanderado de Nariño nos dejó, del Prócer civil de la Independencia, un rostro de sonrisa discreta y de mucha paz, nos ofrece, con su mirada acogedora, la síntesis plástica de una vida consagrada al servicio de la patria granadina colombiana: a esa serenidad y a esa sabiduría yo me acojo, buscando padrinazgo óptimo en el oficio de historiar, que nos reúne en la Academia.

Santiago Arroyo Òleo de Efraìn Martìnez, Galerìa de los Fundadores y Rectores de la Universidad del Cauca

45


La anterior disertación del Dr. David Mejía Velilla hace parte de su discurso pronunciado en la

sesión solemne de la Academia Colombiana de Historia, al ser recibido como Miembro de Número Correspondiente de la Silla 16, el día jueves 23 de noviembre de 1995 a las 6 p.m. Fuente: Páginas 7 a la 30 de la separata del “Boletín de Historia y Antigüedades”, N° 792, Bogotá 1996.

David Mejía Velilla [q.e.p.d]: Abogado de la Universidad Bolivariana de Medellín, Doctor en Derecho de la Universidad Santo Tomás de Aquino de Roma; Miembro de Número de la Academia Colombiana de la Lengua, de la Academia Colombiana de Historia Eclesiástica y de la Academia Colombiana de Educación; Miembro Correspondiente Hispanoamericano de la Real Academia Española de la Lengua; Miembro de Número de la Academia Colombiana de Historia; cofundador de la Universidad de la Sabana y director de su Departamento de Derecho Canónico y del Instituto de Humanidades. Autor de: “Clásicos hispanoamericanos”, “ Sobre la enseñanza de las humanidades”; “Berrío íntimo”. 46


APUNTAMIENTOS SOBRE LA REVOLUCIÓN DE LA NUEVA GRANADA, ESPECIALMENTE CON RESPECTO a LA provincia DE POPAYÁN 1808-1824 POR SANTIAGO ARROYO Y VALENCIA Ortografía conforme a la edición de 1910

Año de 1808 La provincia de Popayán, lo mismo que todas las del Virreinato de Santafé, gozaba de una paz tan completa, que parecía no poderse alterar jamás, en el año de 1808. El reposo colonial no era turbado por algún suceso ni por acontecimientos políticos, en que no se mezclaban nuestros pueblos; la lectura de la Gaceta de Madrid ú otros periódicos semejantes ocupaban a los más aplicados a ese importante estudio; la toma de Montevideo por los ingleses en 3 de febrero de 1807 y el ataque infructuoso que hicieron contra Buenos Aires el 7 de julio siguiente, concluyendo con un tratado para evacuar toda la América española, fue un objeto de interés público con que se exaltaba la unión de los americanos con la madre patria, y que sin saberlo, debía hacer desarrollar sus fuerzas físicas y morales y hacerlas conocer en mejores circunstancias. Volver al sumario 47


La discordia que comenzó a fomentar el Emperador Napoleón en la familia real desde el 24 de septiembre del mismo año de 1807, sirvió para acalorar el espíritu público a favor de la España, y principalmente del Príncipe de Asturias, D. Fernando. La ocupación del Portugal por los franceses, en octubre siguiente, y la salida del rey con toda la familia real para el Brasil, en 29 de noviembre, fueron acontecimientos demasiado escandalosos, para que dejaran de obrar en perjuicio de Napoleón, y de producir los temores de su ambiciosa dominación. En estas circunstancias y en medio de estas agitaciones públicas, se recibió en Popayán, a principios de 1808, el decreto de Carlos IV, de 30 de octubre del año anterior, anunciando la conspiración de su hijo el Príncipe de Asturias, y su arresto, igualmente que el de sus cómplices en este atentado. Pero después se publicó el decreto de absolución del Príncipe [marzo 15 y 19], y enseguida el alboroto del pueblo de Madrid el día 15 de marzo, invadiendo la casa del Príncipe de la Paz, D. Manuel Godoy y la renuncia que hizo de la corona el rey Carlos el día 19, a favor del Príncipe D. Fernando.

Haz click sobre la imágen para ampliar información sobre extracto ilustrativo de la revista MUY, referente al conflicto político militar ocasionado por la ocupación de España por Napoleón y la consecuente guerra de liberación

48


Todas estas nuevas agitaban el espíritu apático de los colonos, haciendo ya calcular a los menos advertidos, grandes mudanzas en la monarquía. En efecto, luego supimos la ocupación de Madrid por el Duque de Berg, Joaquín Murat, el día 30 del mismo mes de marzo; el viaje del rey Fernando VII en solicitud de Napoleón, y las cesiones que hizo de sus derechos en favor del mismo Emperador, igualmente que el resto de la familia real desde el 20 de abril, en cuyo día llegó el rey a Bayona. Las miras de Bonaparte sobre América fueron manifiestas con la reclusión de Fernando VII en Valencey y la proclamación de José Napoleón por rey de España é Indias, verificada el día 6 de junio. La junta reunida en Bayona el 15 del mismo junio, y que se componía de diputados españoles y de americanos nombrados en Madrid, concluyó sus sesiones el 7 de julio, ratificando las usurpaciones de Napoleón, y acordando la Constitución que debía regir en España y América, que era el sello de la violencia y de la dominación más criminal. Todo esto irritaba a los americanos contra los franceses y su Emperador, acabando de ganar la opinión general la insurrección de los españoles que dio principio el 2 de mayo, y formó un incendio de patriotismo en la Península, contra sus injustos dominadores.

49


Tantos y tan inesperados acontecimientos debían inflamar la timidez americana, y cual golpe eléctrico sacarlos de la apatía colonial. Pero a pesar de todo, nadie pudo, en julio de 1808, presagiar el trastorno ó el nuevo orden político que iba a suceder en las provincias de la Nueva Granada. Estos grandes sucesos ó estos hechos, tales cuales se han sucedido unos a otros, son los que vamos a referir aquí, como unos meros apuntamientos que acaso recordarán la memoria para la historia de la revolución política de Popayán.

julio 9 - Se recibieron en esta ciudad los decretos de Carlos IV, relativos a las novedades ocurridas en la Península, entre ellos el de 19 de marzo en que abdicaba la corona en el Príncipe de Asturias. a consecuencia de los posteriores sucesos de España, y en virtud de orden del virrey D, Antonio Amar, de 19 de septiembre, se proclamó en 29 de octubre al rey D. Fernando VII. El capitán Rafael Guzmán condujo estas comunicaciones, con las relaciones a la junta de Sevilla, y después de su cumplimiento en Popayán, siguió a Quito con la misma comisión.

50


La proclamación se hizo con solemnidad y con el placer que causaba ver coronado por rey a un Príncipe que se había pintado como el mejor para reinar.

diciembre 8- Desde el 7 ú 8 de diciembre comenzó un fenómeno bien raro: el sol al nacer y en su ocaso aparecía tan oscurecido ó cubierto de sombras, que no ofendía de modo alguno el verlo de hito en hito. El vulgo sacaba de aquí presagios funestos, como los saca cuando aparece un cometa; pero el desgraciado Caldas habló en esta materia con el juicio de un buen físico, contestando a las visiones del periodista D. Manuel del Socorro. El Semanario que Caldas, hijo de Popayán, dio en este año y en los siguientes, y en que publicó los trabajos de sus ilustrados colaboradores, sirvió para hacer pensar sobre objetos bastante importantes a los jóvenes estudiosos que ya comenzaban a mirar las cosas sin las preocupaciones coloniales.

51


AÑO DE 1809 La política de Bonaparte ocupó la atención de los pueblos, a fines del año anterior y principios del de 1809. La ocupación escandalosa de España; la prisión de los reyes y los acuerdos de la junta de Bayona para reconocer a José Napoleón rey de España y de las Indias, exaltó el orgullo americano excitando la inclinación natural de la independencia de un gobierno intruso y usurpador: así, eran bien recibidas las mudanzas de la Península por parte de los realistas, y no rehusaban los pueblos reconocer los nuevos gobiernos peninsulares. El de Popayán tenía un gobernador de talento, desde diciembre de 1807, que lo era el teniente coronel D. Miguel Tacón [febrero 21]. El Virrey comunicó al Gobierno y Ayuntamiento de Popayán la acordada del Concejo de Indias, de 7 de octubre de 1808, en que reconocía y mandaba reconocer la autoridad de la junta. Haz click sobre la imagen para ampliar información

52


Central. El día 21 de febrero se reconoció con regocijo, y no podía ser de otro modo, después que en la capital del Virreinato se había recibido un comisionado de la junta de Sevilla, San Llorente; y reconocida la autoridad de este Cuerpo, regresó el comisionado con los caudales públicos y los donativos particulares, en cantidad todo de más de 500.000 pesos.

mayo- Debiendo elegir los Ayuntamientos de las provincias, diputados Representantes en la junta Central, con arreglo a la orden ó instrucción comunicada por la misma, procedió el Ayuntamiento de Popayán a elegir los tres que le correspondía proponer; y lo fueron el general D. Antonio Narváez, natural de Cartagena, y el Dr. D. Camilo Torres y D. José Ignacio Pombo, naturales éstos de aquella ciudad. En el último sorteo que correspondía hacerlo a la Real Audiencia, salió por Representante de la Nueva Granada en la junta Central, el referido general Narváez. Estas elecciones no tenían casi nada de representativas, pero se estimó al principio como una grande ganancia que hacia la América. Sea como fuere, las ideas liberales ya germinaban; y el Ayuntamiento de Popayán dio al Diputado poderes en que se hacían valer nuestros derechos, acaso con más extensión que los de las otras provincias.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

Haz click sobre la imagen para ampliar información

53


agosto - El Dr. D. Ignacio Tenorio llegó el 23 de agosto, habiendo salido precipitadamente de Quito del día 10 del mismo, huyendo de la revolución que había sucedido allí desde la noche del 9. Establecida una junta Soberana, con el dictado de Majestad, depuesto el presidente, Conde Ruiz de Castilla, y también los Oidores y demás autoridades, invitó el nuevo Gobierno a las provincias, para que se le reuniesen y reconociesen su autoridad, enviando Representantes. La vana ostentación de esta junta, y el tiempo en que se formó, no era el oportuno para tamaño suceso. Los españoles, principalmente los jefes, alarmaron a Cuenca, Guayaquil y Popayán, contra aquel nuevo orden de cosas, tan contrario al que se acababa de establecer, con tantas esperanzas de los pueblos con el reconocimiento de la junta Central. Esta se preconizó aun por los hombres ilustrados de Santafé y Cartagena, pero sobre todo, el respeto compasivo, y una especie de idolatría que se difundió en los pueblos a favor del cautivo Fernando VII, y por consecuencia a la madre patria; en fin, el odio general contra Napoleón, no eran circunstancias convenientes para retraer a los pueblos de su primer entusiasmo y convertirlo de repente a favor de una soberanía nacional. La insurrección de Quito mereció el desprecio común: se recibieron con desdén sus comunicaciones oficiales, y aun se afirmó por entonces el amor al rey Fernando.

54


Quito perdió sin fruto sus trabajos patrióticos, que bien dirigidos, hubieran preparado la opinión de los pueblos a favor de su independencia, y el resultado al fin hubiera sido consecuencia de la combinación y de la prudente política; pero faltaba ésta en Quito, y el Diputado Dr. Luis Alomía, que llegó a Popayán después de Tenorio, hizo mal su papel de fugitivo, y lo redujo a prisión el gobernador D. Miguel Tacón. El situado que existía en las Cajas reales en depósito para conducirlo a Santafé, en cantidad de casi 200000 pesos, fue detenido; registrada la correspondencia del situadita D. Joaquín Latorre, y también la del correo, de cuyo modo se aumentaron los recursos contra Quito, por la falta de prevención con que se hizo su levantamiento; las cartas según se dijo no hablaban del proyecto, habiendo salido el 2 de agosto; prueba de la falta de plan y de cooperación en asunto de tanta trascendencia.

55


El voto general de Popayán fue contra el sistema de Quito; y de este modo el gobernador Tacón pudo obrar con toda la actividad y perspicacia que le eran propias. Sin tardanza uniformó el modo de pensar de los pueblos del Norte ó valle del Cauca, porque los pastusos en el momento lanzaron anatemas contra sus rivales los quiteños y se armaron para oponérseles. El gobernador tomó el arbitrio de nombrar de Capitanes a las personas de más influjo, y así es que, olvidando sus resentimientos con el Dr. Joaquín Caicedo, vecino de Cali, le expidió titulo de capitán; en Buga, al Dr. Miguel Cabal, y lo mismo en las demás ciudades. Los nuevos oficiales correspondieron a la confianza, y en breve se presentaron en Popayán con las compañías de tropas a su mando, ó las enviaron con oficiales de su satisfacción. El gobernador Tacón se puso en correspondencia [octubre] activa con los Gobiernos de Panamá, Guayaquil y Cuenca; y por su parte hizo marchar dos compañías hacia Pasto, al mando del teniente coronel D. Gregorio Angulo, a principios de octubre; aumentada esta fuerza con la de Pasto, y hallándose ya acampados los quiteños sobre el Guáitara con más de 800 hombres al mando de D. Francisco Javier Ascásubi, fueron tan completamente derrotados el día 16 de octubre, que quedaron allí muchos muertos, y prisioneros Ascásubi, Ipinja, capitán artillero español, con cinco oficiales más, y sobre 200 soldados, labradores infelices, que todos fueron conducidos a Popayán [noviembre].

56


Alentado Tacón con este suceso, siguió para Pasto el 3 de noviembre; su presencia y su genio activo sirvieron para esforzar el valor de los pastusos. Desde entonces se formó en ellos esa tenaz adhesión a la causa del rey, y esa opinión antisocial que tantos males ha causado a Popayán, a su provincia y aun a toda Colombia Tacón residió algún tiempo en Túquerres y se puso en comunicación con el jefe de Quito, Ruiz de Castilla, que había ocupado de nuevo el Gobierno, en noviembre, por acuerdo de la junta, y que sostenía con las fuerzas combinadas de Cuenca y Guayaquil, y con los auxilios del virrey del Perú, Abascal. Debe notarse la poca actitud de Quito para sostener su empresa, puesto que el primer jefe revolucionario, presidente de la junta, Montúfar Marqués de Selva Alegre, ofició al virrey Abascal excusando su conducta, con el pretexto de que había admitido el mando para facilitar oportunamente la sumisión del pueblo al Gobierno legítimo. El virrey ofició a la junta manifestando la defección del Marqués, cuya respuesta se verá en el apéndice que se añadirá al fin.

57


Diciembre- Llegó a principios de diciembre a Popayán, D. José María Lozano, Marqués de San Jorge, comisionado por el virrey de Santafé para procurar en Quito la pacificación ó sumisión a las antiguas autoridades reales, en consecuencia de la junta general que celebró en 7 de septiembre de este año. Á la llegada de Lozano fueron puestos en libertad Ascásubi con los demás oficiales y soldados, que regresaron a su país de orden del virrey; éste había improbado a Tacón la detención y abertura de las cartas del correo, y se las devolvió sin abrir los paquetes, para que puestas en la estafeta, siguiesen a la Administración de Correos de Santafé con arreglo a ordenanza. El virrey envió también una fuerza de tropas de más de 300 hombres, al mando del coronel D. José Dupret, que llegó en diciembre y siguió a Quito en unión de la columna que mandaba Angulo en Pasto, y que se reunieron en aquella cuidad con la División que envió el virrey de Lima al mando de D. José Arredondo. Quito estaba subyugada: Los jefes de la insurrección fueron presos, y todo contribuyó a que retardada la emancipación del país, al fin se haya logrado a consta de sacrificios de toda clase.

58


AÑO DE 1810 El año de 1810 se ocupó, hasta julio, en discurrir sobre los sucesos de Quito, la conducta de las tropas limeñas, patriotismo del Obispo D. José de Cuero, natural de Cali, fidelidad de los pastusos, y todo lo demás que es consiguiente a estos hechos. Las Gacetas de los nuevos Gobiernos de España manifestaban a pesar suyo los triunfos de Napoleón; el de Wagram, el 7 de julio del año anterior; la segunda entrada del rey José en Madrid, de regreso del ejército en 15 de agosto; la supresión que hizo este de todas las órdenes regulares mendicantes, aun las no sujetas a votos por decreto del 18 del mismo, y de las órdenes militares; la paz de Austria con Francia el 15 de octubre; la abolición de la pena de horca, por el rey José, en 19 del mismo, y la batalla de Ocaña en 19 de noviembre. Todas estas noticias las supimos en este año de 1810, y aun llegó pronto la de la ocupación de Sevilla por los franceses el 1° de febrero, y la entrada del rey José, a que se siguió la dispersión de la junta Central y la retirada a la Isla de León, que hizo producir la Regencia. Tan variados y nuevos sucesos debían poner en agitación a los menos pensadores, y hacer conocer que poco podía esperar la América de España, y que aun el rey Fernando no era el ídolo que se pintaba, ni merecía serlo, cuando él mismo informaba al Gobierno desde Valencey de la conducta del Barón Koli, que intentó ponerlo en libertad en el mes de abril.

59


En todos estos meses se leyeron, aunque con reserva, algunos papeles de Venezuela, y corrieron mucho los de Santafé, principalmente los que sostenían los derechos de los americanos y la igualdad de su representación en la Central; tal era la disposición, bastante general, en que halló Tacón la provincia de Popayán a su regreso de Túquerres, en 27 de julio. a este tiempo llegó también el comisionado de la Regencia, D. Carlos Montúfar, quien manifestando su sentimiento de que las provincias vecinas hubiesen contrariado los designios patrióticos de Quito, su país natal, confirmaba a sus amigos en el voto de ser más detenidos en lo sucesivo, para no cometer las imprudencias de que se les tachaba.

agosto 3: El correo del 3 de agosto de Quito, produjo una agitación inmensa: los presos del cuartel, los respetables Ascásubi, Morales, Quiroga y tantos otros excelentes ciudadanos que habían tenido parte en la revolución del 10 de agosto anterior, habían sido presos en 4 de diciembre de 1809, y fueron asesinados en la misma prisión; y en las calles muchos infelices, a consecuencia de un intento del pueblo por libertar a los presos, que excitó la ferocidad de las tropas y de sus jefes Arredondo, Galup, etc.

60


El comisionado de la Regencia desesperaba, y eran trascendentales sus sensaciones a los que le rodeaban y aun a los indiferentes.

agosto 11- En estas circunstancias se recibió, el 5 de agosto, por el correo de Santafé, noticia de la conmoción popular que había sucedido allí el 20 de julio, y cuyas consecuencias fueron la deposición del virrey y de todas las autoridades españolas, estableciéndose una junta Suprema. El día 11 se recibió la invitación que hacía la misma junta, para que, reconocida su autoridad, se enviasen diputados que formasen la junta general. El gobernador Tacón citó a un cabildo ó Consejo abierto, y en él se acordó: que se contestase a la junta Suprema que la ciudad por sí sola no podía deliberar, sin los diputados de las demás de la provincia; que se convocase a éstos, para que, de común acuerdo, se resolviese lo más conveniente sobre los términos en que debía hacerse la remisión a Santafé. En el mismo día, con asistencia del comisionado Montúfar, se formó una junta provisional de Seguridad, compuesta de cinco individuos que allí se eligieron, a saber: D. José María Mosquera; el Maestrescuela, Dr. D. Andrés Marcelino Pérez Valencia y Arroyo, D. Antonio Arboleda; D. Mariano Lemus y D. Manuel Dueñas. El gobernador debía presidir la junta, limitando sus facultades a convocar a los diputados de las ciudades de la provincia; y entre tanto, a promover el buen orden y tranquilidad pública, cuyas funciones cesarían en el acto que se formase la junta provincial, que era la que debía hacer los arreglos definitivos. La junta eligió de Secretario a D. Francisco Antonio Ulloa quien desplegó ideas muy liberales en las proclamas y en la invitación del Cuerpo a las ciudades y pueblos de la provincia.

61


El gobernador se sometió a todo, porque estaba lleno de recelos por los malos sucesos de España, pero después que ésta comenzó a tener algunas ventajas, y luego que aquel jefe recibió el grado de coronel y el Ayuntamiento el nombramiento de Excelencia, por su manejo contra Quito, fue diferente su conducta, protestando que con la sangre de sus venas borraría esos documentos de defección contra el Gobierno peninsular. Sea como fuere, jamás se vio una uniformidad mayor de sentimientos que la que manifestó el pueblo de Popayán con el establecimiento de la junta: músicas, vítores por la noche a los miembros que la componían, era la manifestación del contento común. El mismo Tacón fue obsequiado ostentosamente, porque su deferencia simulada hacia creerlo adicto al nuevo sistema: así es que quitó inmediatamente el estanco de aguardientes. La junta Suprema de Santafé nada era menos que un Gobierno verdaderamente tal, y sus principios no eran conformes al representativo. La España, con sus proclamaciones, hizo conocer a los americanos sus derechos, y la junta Suprema, con la suyas, puso el germen de la división, y produjo la desorganización general de la Nueva Granada, subdividida en pequeñas y monstruosas juntas gubernativas, como la de Santafé. Así se declararon soberanas hasta las parroquias; y las ciudades del valle del Cauca, correspondientes a la provincia de Popayán, desatendiendo las fraternales invitaciones de la capital, rehusaron enviar diputados que deliberasen reunidos, franca y liberalmente, dando así pretextos y medios al gobernador para dividir a los ciudadanos y hacer odiosa la junta de Seguridad.

62


El comisionado Montúfar siguió sin tardanza a Quito, con la mira de aliviar los males de aquel pueblo. a su llegada estableció en esa capital una junta de Seguridad, en todo semejante a la de Popayán, lo que hizo ver que tenía genio para la imitación, sin poder por sí mismo intentar ó mejorar un establecimiento que debía ser el principio del bien ó del mal de los pueblos. Para estrechar más a los pueblos del Valle, a su reunión y al envío de diputados, remitió la junta de Seguridad comisionados, que lo fueron D. Antonio Tejada y D. Mariano Larrahondo y Valencia, a Cali, y a D. Ignacio Castro a Buga y Cartago. Las ciudades del Valle, excitadas por el Dr. D. Ignacio Herrera, natural de Cali, y por otros hombres exaltados y poco previsivos de Santafé, se separaron de su cabecera, reuniéndose y reconociendo por sí solas a la junta Suprema. Los esfuerzos de la junta de Seguridad, las exposiciones de sus comisionados, fueron desatendidas; ni aun se les dio audiencia, con notable desaire, a pesar de que se les representaba que el Diputado que elegiría Popayán, en concurrencia de diez más de las otras ciudades de la provincia que debían formar su junta, no podía jamás prevalecer en ella; que no se tenía otra mira que la felicidad común; y que, sobre todo, el modo de reunirse a Santafé, debía ser obra de la deliberación general, para asegurar la libertad y bienestar de los pueblos. a pesar de todo, prevaleció el espíritu de división preparando un triunfo al Gobierno español, y los males que después hemos tenido que llorar amargadamente.

63


Animado Tacón con las opiniones y división del Valle, se aprovechó del descontento del Alférez real D. Manuel Tenorio que por no habérsele dado autoridad al Ayuntamiento en lugar de la junta, trató de disolverla, reuniendo al Alguacil mayor, Dr. D. Manuel José Borja, argeraseño. Tenorio, al principio, provocó la formación de un nuevo Gobierno hasta con pasquines; pero excluido de él, cuidó de echarlo por tierra. El tratamiento de Excelencia lo envaneció, y el pretexto de la legítima autoridad de la Regencia porque llevaba el nombre del rey, fue el medio de dividir el pueblo: se atacó a D. Antonio Arboleda; se hizo odioso al Secretario Ulloa. El gobernador ganó a los frailes y se reunió a las familias que estimó útiles en las circunstancias; a pesar de que aquellos y éstas le eran antes opuestos por sus relaciones estrechas con el Obispo D. Ángel Velarde Bustamante, que era desafecto a Tacón; pero la muerte de este Prelado virtuoso, sucedida en 5 de julio de 1809, le quitó al gobernador un partido de oposición, que acaso habría evitado la guerra civil en Popayán. En esta época comenzó el dictado de juntistas y taconistas; cada partido daba al contrario su denominación por hacerlo odioso; pero el del gobernador adquirió la fuerza física, y la moral que da el apoyo ó el pretexto de la Religión.

64


El Ayuntamiento sostuvo que él solo era la autoridad legal subsidiaria, por defecto de la del virrey y Real Audiencia, y sus miembros serviles y sometidos al gobernador, apoyaron también sus miras: estos eran Velasco, Rodríguez, Tenorio, Borja, Grueso [Felipe], Cajiao [Matías] y los españoles Tejada, Solís y Durán; procedían de acuerdo con Panamá, Guayaquil, Cuenca y Quito, restablecido a la dominación real; pedían y esperaban auxilios del virrey de Lima, y de este modo les fue fácil destruir la junta de Seguridad, y al gobernador tomar el tono orgulloso de la autoridad absoluta, para conminar a los pueblos del Valle y para llevar a efecto la disolución de la junta, comenzando por no concurrir a sus sesiones, y no citarla después.

octubre-

Disuelta la junta y acalorados los ánimos con los sucesos de Santafé, y con los papeles que hacían valer los derechos de los americanos en esa capital y en Caracas, Cartagena.… los vecinos de Popayán se creyeron ultrajados con el vilipendio hecho a la junta. En consecuencia se reunieron en Santo Domingo en número de más de ciento de los notables, para pedir el establecimiento de la junta, con autoridad bastante para obrar por sí sola. Tacón estaba fuera de la ciudad, de paseo en su berlina: supo la agitación y vino de carrera. Se le presentó el vecindario, y no pudo menos que deferir a sus deseos, conviniendo en citar a los barrios y a sus diputados para deliberar.

65


Se entregaron los cuarteles al mando de D. José María Mosquera, y quedó todo concluido con una conferencia verbal y tranquila. El 30 de octubre se reunieron los vecinos, con asistencia del gobernador y Ayuntamiento; el primero temía las reuniones y la libertad con que se hablaba, y manifestó deseos de salir de la provincia, pero sus amigos se lo impidieron. La sesión fue pública y acalorada, reducida a que, no enviando las ciudades del Valle sus diputados, se formase un Gobierno provisional, por defecto de las autoridades reales. Una mayoría de 83 votos contra 32 estuvo por el sistema liberal que asegurase a los pueblos y removiese los recelos del Valle; pero el gobernador y el Ayuntamiento, apoyados en la fuerza de Pasto que debía llegar al día siguiente con el comandante D. Gregorio Angulo, disolvieron la Asamblea que había continuado el 31 del mismo octubre. Por la noche citó el gobernador a Mosquera, Lemus, Pérez [Santiago], Camacho y Sarasti, con pretexto de excitarlos a que influyeran en la paz; pero inopinadamente se presentó el comandante Angulo, armado y en apariencia de recién llegado: habló de sus tropas, de su fidelidad al rey, y de su sable para destruir a los que se le opusiesen. Se retiró, y concluyó Tacón la farsa preparada de antemano, pues que Angulo había entrado reservadamente por la tarde a un barrio de la ciudad, para tratar con el gobernador.

66


noviembre- El día 2 de noviembre citó el gobernador a una Asamblea ó junta de sólo autoridades legítimas, y que se compuso del Ayuntamiento, de los Prelados eclesiásticos y regulares, y de los empleados y jefes militares. Declararon nulo todo lo acordado el 30 y 31 de octubre, y quedó el gobernador autorizado plenamente, debiendo, en ciertos casos, deliberar con el Ayuntamiento, que ya había reconocido la autoridad de la Regencia de España y circulado órdenes para que se reconociese en toda la provincia. Los patriotas se alarmaron más y más y resolvieron apoderarse de los cuarteles y enviar a Tacón para Cartagena con todo decoro y comodidad. Se verificó la toma de los cuarteles; pero faltaron muchos vecinos de los que estaban citados, y se frustró un proyecto que agitaba D. Mariano Lemus, y que sólo él, si se realiza, hubiera podido evitar la guerra civil que comenzó con calor. El gobernador, que en la noche de estos sucesos estuvo armado en su casa, reunido con Angulo y sus partidarios los taconistas, pero lleno de sobresaltos, salió de ellos con la apatía ó timidez de los patriotas, y dio más vigor a sus medidas y providencias. Desde este día se conoció que la moderación era natural al clima siempre benigno de Popayán, y la experiencia ha manifestado en todos los años de la revolución, que su pueblo no es nacido para violencias ni para excesos, pues que jamás ha pasado ni el bajo pueblo de la opinión. Por fortuna los verdaderos enemigos y los que han sido capaces de tomar el puñal contra su Patria, se han reunido a los patianos, alejándose siempre de la ciudad. La persecución de los patriotas obligó a unos a retirarse al Valle, como Ulloa, Tejada, Larrahondo, Arboleda, Torres [Ignacio]…. y otros a sus casas de campo, ó al retiro de sus casas.

67


diciembre– Alarmado el gobernador con los preparativos horribles de las ciudades del Valle, trató de hacerse fuerte fuera de la ciudad, poniendo su campo cerca del puente del río Cauca en la casa de la Marquesa hoy de Belalcázar. Diariamente aumentaba su fuerza y contaba con las culebrinas tomadas a los quiteños en el Guáitara, dos pedreros y otros cañones que fundió D. Antonio García. Otra medida que tomó el gobernador fue enviar a Pasto en el mismo mes de diciembre todos los caudales públicos, con el Visitador de la Casa de Moneda. D. Francisco Urquinaona; se regularon en más de 200000 los fondos de la Casa de Moneda, y en casi $400,000 los de la Tesorería de Hacienda. Tanta era la seguridad y la confianza que tenía Tacón en sus fieles pastusos. Por este tiempo conocieron los pueblos del Valle el interés y la conveniencia general que resultaba de la unión de toda la provincia, y nombraron diputados para el establecimiento de la junta en Popayán. Los sucesos de Santafé hicieron ver que aquel Gobierno carecía de energía, y que el modo de acordar la reunión de diputados para formar un Gobierno nacional, pedía la deliberación detenida de las provincias, estableciendo ellas mismas sus Gobiernos particulares sobre principios bien estables. Pero el gobernador de Popayán ya se hallaba muy autorizado y muy distante de cooperar al sistema de los americanos, al tiempo que el Valle volvía sobre sus pasos; así es que puso en el Piendamó un piquete de tropas para cortar el paso a los que transitaban de aquellos lugares, y regresaron de allí los diputados de Buga. El de Cali, fray José Joaquín de Escobar, pasó por otra vereda, aunque sin fruto alguno, pues el gobernador rehusó admitirlo como representante, y le previno volviese a esa ciudad a tratar de que se reconociese la autoridad de la Regencia, la del Gobierno de la provincia, y se aquietasen los pueblos reduciéndose a su antigua situación.

68


Últimamente en Cali se formó una junta con diputados de las ciudades respectivas, presidida por el Dr. Joaquín Caicedo; se pidieron auxilios a la junta Suprema de Santafé; se alistaron tropas y sirvieron para armarlas doscientos fusiles que enviaba de regalo a Popayán D. Juan Domingo Iturralde, vecino de Panamá. Caicedo, como capitán nombrado antes por Tacón, estaba encargado de su transporte desde la Buenaventura, de su recibo y envío; pero supo ganar tiempo, valiéndose de subterfugios, y retener los fusiles para las operaciones que ya meditaba y que muy en breve se realizaron. El año de 1810 concluyó en la provincia en medio del calor militar con que obraba Tacón para subyugar al Valle, y éste para someter al gobernador y libertar la provincia del yugo español.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

AÑO DE 1811 Enero Y febrero- La junta de Cali continuó en el mes de enero de 1811 sus preparativos de guerra, y al fin, después de repetidas instancias, llegó el coronel Antonio Baraya con doscientos hombres armados y pertrechados. Se fijó el cuartel general en Cali, se activó el alistamiento, y se puso una fuerza capaz de imponer respeto a Tacón. Don Nicolás Larrahondo y Valencia era el comandante de las tropas del país, y había obrado con actividad y energía. Don Miguel Cabal era el comandante de la caballería, el joven Atanasio Girardot, que vino en calidad de teniente con la columna de Santafé, mostró desde el principio el valor que le hizo célebre después en varias acciones militares.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

69


En la ciudad de La Plata, provincia de Neiva, se obraba activamente para oponerse a Tacón, procediendo con acuerdo de la junta de Cali, a dónde se dirigían las comunicaciones por Páez a salir a Caloto. El cura, D. Andrés Ordóñez, fue el alma de las operaciones; este celoso patriota hizo entonces y después servicios señalados a la causa de la independencia americana. El Gobierno de Popayán había puesto en [combate], Inzá, pueblo que sigue al páramo de Guanacas, un destacamento al mando de Hermenegildo Bravo, pero fue sorprendido y hecho prisionero con treinta hombres, suceso que aterró a Tacón. El cura Ordóñez, autor de las estratagemas con que se tenía en agitación a aquel jefe, envió espías al campo de Cauca, capaces de burlar la suspicacia de Tacón, con el aire de simplicidad con que se le presentaron, dejándose sorprender como pasajeros por sus avanzadas. Estos examinaron todo el campo, porque de intento se les manifestó la mucha tropa que allí existía, y ponderando, por su parte, los grandes cañones que tenían en La Plata, regresaron a dar cuenta de su encargo.

70


En La Plata se aumentó la fuerza ostensible con los indios paeces que se decidieron, con sus curas párrocos, por la patria abiertamente, por el celo del Dr. Ordóñez y por el de su cacique D. Gregorio Calambás [ que después fue sacrificado por Warleta ]; D. José Díaz, que de sus labores rurales fue elevado al grado de coronel por el Gobierno soberano de Neiva, era el comandante de la expedición de indios armados de lanzas, muchas con la asta de hoja de lata, y con pocos soldados de fusil; sus cañones eran de guadua ó madera, de invención de Ordóñez. El comandante intimó al gobernador de Popayán la entrega de la ciudad, y persuadido que la cosa era muy seria, pues que del valle del Cauca le avisaban los taconistas los considerables preparativos que allí se hacían y el entusiasmo de los pueblos consiguiente al de los del Norte de la Nueva Granada, trató de oír el voto público. marzo- El día 9 de marzo se reunieron en la Plaza el Ayuntamiento, autoridades y pueblos, y resultó el que se propusiese el envío de diputados a Cali para cortar las diferencias. Se designó al Maestrescuela Dr. Pérez Valencia, pero el gobernador quiso que fuese sin autorización alguna por parte suya, y que el comisionado obrase por sí solo y como lo estimase conveniente. Esta orgullosa denegación a tratar con rebeldes, frustró la mediación y se adelantaron todos los estímulos de la guerra civil

Haz click sobre la imagen para ampliar información

71


El 24 de marzo fueron grandes las agitaciones de los jefes; el Ayuntamiento acordó por acta, que se diese la libertad a todos los esclavos que tomasen las armas en defensa del partido realista ó de la causa del rey, como allí se decía. Esta acta se circuló por la costa del Sur, y el teniente de Micay, D. Manuel Silvestre Valverde, desde luego le dio su cumplimiento, pues los esclavos de aquellas minas se sublevaron, siendo los más acalorados los de la mina de Yurumanguí, propia de la familia de Valencia, y que en odio suyo se les alarmó en tales términos, que proclamaron al negro capitán, bajo el nombre de Pascual I° ; y para sujetarlos después fue necesaria la autoridad del comandante español Warleta, y la ocupación armada de la mina por el terrible y cruel capitán D. José Antonio Illera, que no pudo calcular el número de azotes con que los castigó. El teniente asesor, Dr. D. Manuel Santiago Vallecilla, se hizo sospechoso a Tacón y a sus partidarios; él era poco prudente en su manejo, y aún resultó que el presidente de la junta Suprema, D. Miguel Pey, le autorizó para deponer al mismo gobernador y tomar el mando.

72


Así, fue reducido a prisión y custodiado con gran celo. Por acta del Ayuntamiento de 25 de marzo, se acordó la prisión de D. Mariano Lemus, D. Agustín Sarasti, fray Mariano Paredes, religioso dominicano, y D. Santiago Pérez Arroyo. Los realistas veían sombras, figuraban reuniones en la casa de campo ó tejar de Lemus, que jamás existían; y aunque el último estaba retirado en su hacienda desde el mes de noviembre, no se vio libre de su persecución. Con aviso secreto de que se le iría a prender, se marchó con su familia, y en ella su cuñado, D. Rafael Mosquera, y el virtuoso y anciano patriota religioso franciscano fray Simón Meléndez. En la hacienda de Timbío se reunieron con D. Nicolás Hurtado y D. Joaquín Mosquera, para ser testigos, a la madrugada siguiente, de la escena más alarmante, al mismo tiempo que lisonjera.

Marzo 28- El gobernador Tacón, sabiendo que marchaba hacia Popayán el coronel Baraya con el Ejército del Cauca, salió de su campo el 28 de marzo y se apostó de esta parte del Palacé con 1500 a 1600 hombres, con las dos culebrinas y cuatro piezas más de artillería. El capitán D. Nicolás Larrahondo, que desde Piendamóse anticipó con la vanguardia compuesta de 115 veteranos al mando de Girardot, y de otras dos compañías y dos cañones, al mando del capitán Cancino, se fijó de la otra parte del río. Comenzó el combate con un fuego vivo: la artillería de Tacón era bien servida por el capitán Almansa y el teniente Molero; sus tropas pasaron el puente y se apoderaron de la casa, estrechando con sus fuegos a los patriotas; éstos se hicieron fuertes tras de la portada y cerca del potrerillo que está al frente. Sucesivamente recibían refuerzos de las tropas que apresuraban sus marchas desde Piendamó;

73


el coronel Baraya trabó un combate general; murió el artillero Molero y algunos soldados, y por fin comenzó a llegar la caballería mandada por D. Miguel Cabal. El gobernador estimó mayor su número, y supuso también que el coronel Díaz se venía a reunir con las tropas de La Plata; entonces se retiró dejando su campo en desorden, aunque sin dejar de pelear casi hasta la noche, quedando victorioso Baraya, aunque sin saberlo, porque creía que Tacón sólo se había retirado a su campo para esperar allí a los patriotas. Pero él trataba sólo de escaparse, habiendo perdido su artillería; casi 300 hombres entre muertos y prisioneros, entre ellos los artilleros Almansa y Molero y cinco oficiales. La Patria llora la pérdida de D. Miguel Cabal, que después de la acción se precipitó sobre el puente en persecución de los fugitivos; pero uno de ellos,… alias “Cielito”, estaba emboscado y le dio un golpe de fusil tan certero, que cayó allí mismo muerto. También murió el joven Alférez patriota D. Manuel María Larrahondo y pocos soldados de la tropa de Baraya. Este no tuvo toda la presencia necesaria para un jefe, pues trató de retirarse en medio de la acción, y encontrando en el río Victoria al capitán D. Francisco Cabal, regresó con la tropa que conducía éste, volviendo a mandar el campo. Se distinguieron Larrahondo, Girardot, D. José María Cabal, D. Miguel Cabal y otros oficiales.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

74


Don José María Cabal, creo que no se halló en la acción.- Nota de Joaquín Mosquera Al día siguiente muy temprano fue puesto en libertad el teniente asesor Vallecilla por los patriotas, y acordaron que los doctores D. Mariano Pérez Valencia y D. Manuel María Arboleda fuesen al campo de Palacé a tratar con el coronel Baraya. Este supo entonces la retirada del gobernador y de todas sus tropas, y dispuso que descansasen las suyas, enterrasen los muertos y se arreglase todo para entrar en la ciudad. Tacón, luego que se retiró del campo de batalla, fue al del Cauca; recogió sus papeles; dispuso que su esposa é hijos se retirasen al convento de Carmelitas, y marchó secretamente con algunos compañeros, entre ellos el capitán D. José Irigüen, su Secretario y dos soldados de su custodia, con destino a Pasto. A las tres de la mañana llegó a Timbío a la hacienda de El Traje, y aunque el alboroto de caballos herrados sorprendió a los huéspedes, luego salieron de su sorpresa, sabiendo del mismo Tacón el suceso de Palacé que les era inesperado. Estrechado por la situación en que dejaba la ciudad, después de haberla comprometido, ofició al Ayuntamiento para que capitulase con Baraya, puesto que ya se retiraba el gobernador, que era contra quien se dirigían los esfuerzos que se habían hecho. a las cinco de la mañana marchó Tacón con los suyos, y fue seguido de los empleados, regidores y tres Prebendados, igualmente que de las tropas, que en todo el día pasaron silenciosamente y sin orden.

75


Nada más notable que sobre 700 hombres, armados con fusil ó lanza, no se acercasen siquiera a una casa de campo que estaba casi al paso, y en donde existían personas que les eran odiosas y debían también excitar su codicia. Tacón estuvo muy pronto en Pasto, y allí no tuvo la acogida que esperaba, y al fin entró en sospechas y trató de volver contra Popayán, como diremos en su lugar.

Abril – El comandante Baraya ocupó la ciudad el 1° de abril; salieron a recibirlo las personas notables a caballo, y se le agasajó como era debido. Los despojos del campo de Cauca quedaron expuestos al pillaje, y se encontró poca cosa, pero había ganados y caballerías en el mismo campo para la tropa. El coronel Díaz retardó sus marchas por la aspereza del páramo de Guanacas, y no llegó hasta el 3 de abril, con casi 800 hombres, el mayor número indios, que inmediatamente regresaron a sus pueblos; la columna restante se quedó con el comandante, habiendo acampado en La Estancia, cerca de la ciudad.

76


El 6 de abril, reunido el vecindario en cabildo abierto, se eligió de gobernador político al teniente Dr. Vallecilla, dejando el mando de las armas al comandante Baraya, que presidía el acto. Se formó el Ayuntamiento, y en el acta del día se improbaron los procedimientos de Tacón y de sus cooperadores, acordándose también excitar a la junta de Cali a que se eligiesen diputados para formar el Gobierno de la provincia. Seguidamente se arreglaron la Tesorería de Hacienda, la Casa de Moneda y las oficinas de rentas. Los vecinos contribuyeron con 60.000 pesos en los tres meses siguientes, para los gastos de la División del comandante Baraya y la columna del coronel Díaz. La disciplina militar no correspondió a estos sacrificios, y pronto quedó desorganizada la División. La junta de Cali al principio se resistió a que el Gobierno se estableciese en Popayán; pero el coronel Baraya le ofició con razones muy enérgicas, y después de algunas contestaciones resolvió que se nombrasen los diputados para la junta provincial.

Junio-

El día 21 de junio se instaló la junta de Gobierno con gran solemnidad en la iglesia Catedral. La compusieron el Dr. D. Toribio Miguel Rodríguez, por Popayán; Dr. D. Joaquín Caicedo, por Cali; Pbro. D. Joaquín Fernández de Soto, por Buga; D. José María Cabal, por Caloto; D. Félix Mazuela, por Cartago; D. Antonio Camacho, por Anserma; fray Joaquín Escobar, por Toro; Dr. D. Santiago Vallecilla, por Izcuandé, y Dr. D. José Antonio Pérez Valencia, por Almaguer; el Secretario lo fue D. Francisco Antonio Ulloa. Pasto y Barbacoas se decidieron por el gobernador Tacón, que ocupaba esos lugares del Sur.

77


La junta exigió nuevos empréstitos, y al mismo tiempo abolió el estanco de tabacos, única renta productiva, fuera de la Casa de Moneda. Un cálculo de derechos de alcabalas, imaginario, no habiendo comercio con el Perú, ni con Pasto y Quito para exportar el tabaco, fue el fundamento de una tan impolítica mudanza en las rentas. También hizo la junta arreglos parciales. Por lo demás, una junta dividida en Sala de Gobierno y de Justicia, siendo el presidente el ejecutor de lo mismo que acordaba con la Sala, no podía producir ventaja alguna. Santafé planteó esta clase de Gobierno anómalo, y él sirvió de modelo a las provincias de la Federación.

Julio-

Una marcha pronta sobre Pasto, después de la jornada de Palacé el 28 de marzo, habría inspirado respeto a ese pueblo por el nuevo Gobierno, y habría impedido que Tacón sembrase allí y en los pueblos de Patía el germen de división, que después ha producido una de las guerras civiles más encarnizadas. Pero nada habría sido más importante que recorrer los pueblos de Patía hasta el Juanambú y limpiarlos de todos los enemigos, es decir, de los taconistas que preparaban en esos pueblos la levadura que después había de fermentar; pero era preciso pagar el aprendizaje. En sólo los talleres se forman los artífices; y la guerra sola, que nos era desconocida, podía formar oficiales y generales. El comandante Baraya no se volvió a acordar que había enemigos, y parece que un solo día no se hizo el ejercicio militar: lo notable es que los soldados de Palacé eran reclutas, y muchos de ellos hicieron allí el primer tiro de fusil.

78


Por fin el comandante, creado brigadier, y el presidente Caicedo coronel, resolvieron con acuerdo de la junta marchar sobre Pasto, quedando el Vicepresidente Cabal. Tacón y los suyos alarmaban y era ya inevitable atajar el incendio. El 22 de julio salió una división de más de 800 hombres al mando de aquellos jefes, y el coronel Díaz con su columna de más de 100 hombres. Tacón, mientras el ejército patriota ocupaba a Patía, hizo marchar sus tropas por Almaguer y de allí por Sotará sobre Popayán, con el designio también de escaparse en el caso de que no estuviesen desmoralizadas ó reducidas a nada las tropas de Baraya, como se lo habían hecho creer. La ciudad fue alarmada: carecía de guarnición y la milicia cívica tenía pocas armas. No obstante, salió ésta hacia Sotará, y figurando grande fuerza y muchos destacamentos con los pases geminados que se daban a los transeúntes, se le hizo desistir a Tacón de su empresa. Contramarchó para El Trapiche y se escapó por El Castigo el 15 de agosto a Barbacoas. Allí obró tan activamente, ocupando la costa del Pacífico, correspondiente a la provincia de Popayán, que en breve pudo dar que temer con los auxilios de Lima y Panamá.

79


La división patriota había retrocedido de Patía para oponerse al amago de Tacón, y se fijó en el Guabo, hacia la Cuchilla del Tambo ó Alto del rey. El capitán Eusebio Borrero siguió con su compañía al pueblo de Patía, y lo incendió sin objeto ó por cálculos y razones sin fundamento. El coronel Díaz, con su columna y algunas fuerzas más hasta 300 hombres, ocupó El Castigo para perseguir a Tacón ó impedirle la salida: aquí hizo servicios nada comunes el Capellán D. Andrés Ordóñez, que más bien era el Director de la expedición, porque Díaz se hallaba en estado de oír todos sus dictámenes y abrazarlos ciegamente: allí hubo un pequeño encuentro con los enemigos, que se retiraron, pero habiendo pasado las tropas con mil fatigas y peligros el Patía debajo de [combate], La Cabuya, en donde estaba un destacamento del gobernador reforzado con pastusos, fue sorprendido y hechos prisioneros el coronel Dupret, el teniente coronel Alaix y otros subalternos y algunos soldados. Alaix tomó servicio en las tropas de la patria, y continuó sirviendo hasta su muerte en 1823, en que era coronel. Quito había vuelto a restablecer su Gobierno patriótico en consecuencia del establecimiento de la junta, formada por el comisionado de la Regencia, Montúfar, y por haberse retirado el comandante Arredondo con la tropa limeña, y el Conde Ruiz de Castilla separándose posteriormente del mando, entregando a Montúfar las armas. Don Pedro Montúfar ocupó en agosto el Guáitara con una fuerza de casi tres mil hombres, y el 25 después de la sorpresa de la Cabuya, entró a Pasto. Su tropa debió causar algunas violencias a un pueblo odiado, pero los pastusos lo habían ocultado todo en sus casas y no pudieron sufrir el saqueo de que tanto se quejaban.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

Haz click sobre la imagen para ampliar información

80


Sea como fuere, creyeron que el presidente Caicedo sería protector de un territorio de la provincia de Popayán, y lo llamaron con instancia. Se aprovechó de esta coyuntura y marchó inmediatamente con casi 600 hombres, habiendo regresado el general Baraya a la ciudad con los veteranos de Santafé. Pasto se reunió a su provincia; reconoció el nuevo Gobierno, y aún proclamó la independencia de España. Caicedo decía que no había mejores gentes que sus pastusos y contaba con ellos para cualquiera empresa. Después de algunas contestaciones ligeras con el comandante Montúfar evacuó éste a Pasto con sus tropas, regresando a Quito, pero tomó las barras de oro de la Casa de Moneda de Popayán, que había enviado allí Tacón, y que existían sólo hasta en valor de 80000 pesos. Septiembre - El presidente Caicedo arregló la administración de Pasto; se puso expedita la comunicación, y seguían por allí los correos sin novedad alguna. Pero después de esto, llamado a Quito por el Provisor D. Manuel Caicedo, su hermano; y con el pretexto de ir a ver al Obispo, su tío, abandonó su conquista, despreciando la autoridad de la junta de Gobierno que le negó la licencia para ir a Quito, por ir a hacer la de países extraños. Marchó con alguna tropa, dejando en Pasto la guarnición de 300 hombres al mando de D. Ángel Varela. La presencia del presidente en Quito no serenó los dos partidos que allí había entre los Montúfares y Caicedo: él se decidió contra los primeros y se aumentó la división.

81


El gobernador Tacón obraba desde la Costa: sus tropas salieron de [combate], Barbacoas por Chucunes, y en el Guabo, de esta parte de los Pastos, atacaron al destacamento que el presidente Caicedo había puesto allí al mando del capitán D. Ignacio Torres. Los realistas fueron derrotados completamente, distinguiéndose el comandante y el teniente Pedro Murgueitio. Los pastusos ya levantaban la cabeza: Varela los contenía con energía militar; Patía no tuvo que temer, y los malvados que abrigaba el territorio podían obrar sin recelo; los taconistas emigrados de Popayán, entre ellos algunos frailes y clérigos, sostenían su Partido; el presidente Caicedo no se restituía a su Providencia, a pesar de que se le llamaba. En estas circunstancias abandonó el general Baraya a Popayán, regresando a Santafé en...… de diciembre con sus tropas, de orden de D. Antonio Nariño; y de este modo se preparaban las desgracias, que habría evitado la previsión y la disciplina militar.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

Haz click sobre la imagen para ampliar información

82


Diciembre– Cuatro comerciantes quiteños, D. Cutáneo Zapata y tres más habían salido de Pasto con sus intereses en oro sellado y alhajas. Los pastusos dieron aviso a los patianos, y el 17 de diciembre, Juan José Caicedo, mulato de Patía, fray Andrés Sarmiento, fraile dominicano, y otros malvados sorprendieron a los mercaderes, les robaron cuanto traían, en que se contaban 80 pesos en onzas de oro, y conduciéndolos desde Gámez en Patía, a Las Cuevas, los degollaron a golpe de hacha con la crueldad que por sí se manifiesta. Un mozo sirviente pudo escaparse y trajo la noticia a Popayán; los asesinos armaron tropas, pagándolas ya bien, y se pusieron las guerrillas patianas en estado de hostilizar abiertamente. Se les hizo valer el incendio de su pueblo y las patrañas con que Tacón los había exaltado a favor del rey. La junta no cuidó de destruir esta facción, como habría sido fácil al principio. El capitán Juan Saavedra fue sorprendido con una pequeña partida que recorría a Patía y se dirigía al Trapiche, y fue sacrificado al pasar por los Dos Ríos el 24 de diciembre, con sus compañeros. La junta envió una columna de 80 fusileros y 20 caballos que se acampó en el Guabito, cerca de la cuchilla, al mando del capitán D. Mariano Escobar, y fue sorprendida por los patianos el 24 de diciembre. Ellos se hicieron a estas armas, de que carecían absolutamente; apresaron a nuestros soldados y se llenaron de orgullo, de modo que este suceso es el origen de todas las ventajas y de todos los males causados por los de Patía, es decir, los pueblos hacia el Sur de Popayán. El capitán Escobar se salvó, con el capitán D. José Naterón y los tenientes Ordóñez y Concha, que estuvieron entre los montes y se escaparon afortunadamente.

83


El capitán Javier Valencia, que guarnecía el pueblo del Trapiche, apenas pudo salvarse marchando por desvíos con su destacamento y el teniente Rafael Quintero; después de muchos rodeos llegaron a fines de diciembre, concluyendo este año con los muchos azares que rodeaban a la junta Gobernativa. Pero ella dio un decreto contra los que habían seguido el partido de Tacón, imponiendo pena de muerte y confiscación en ciertos casos, que acabó de enajenar los partidos. Los taconistas, cansados ya de su emigración, venían muchos a la ciudad a reconocer el nuevo Gobierno, pero con el decreto contra los desafectos, fueron a engrosar el partido patiano que habían comenzado a ver con horror. La junta eligió por este tiempo de Representante para el Congreso de las Providencias federadas de la Nueva Granada, al Dr. D. Andrés Ordóñez, en consecuencia de haberse recibido el acta de federación de 27 de noviembre de 1811.

AÑO DE 1812 enero- La costa del Sur, ocupada en parte por las fuerzas del gobernador Tacón, y fuerte él mismo en la isla de Tumaco, amenazaba a Izcuandé, a la Buenaventura y a Popayán... Los esclavos estaban sublevados contra sus amos, en la providencia del Raposo y en la de Micay, titulándose soldados del rey; los de Izcuandé daban que temer a los propietarios y a la ciudad.

84


Don Manuel Olalla, vecino minero de aquella ciudad, vino a pedir auxilios a la junta, en el año anterior, y siguió con ellos en unión del capitán José Ignacio Rodríguez, que debía aumentar la Fuerza en Cali y seguir por la Buenaventura a la Izcuandé. Fortificado allí, atacó el gobernador Tacón con fuerzas tan superiores, que no se le podía resistir: solo una lancha cañonera, que montaba un cañón de a 24, remitida por el virrey de Lima, bastaba para destruir la pequeña población de Izcuandé. El día 28 de enero, aprovechando el enemigo la creciente de la marea, entró en el río Izcuandé, con la lancha y otros buques armados en guerra, y más de 200 hombres de desembarco. Los patriotas se hicieron fuertes tras de los manglares de la ribera é hicieron uso de los fusiles a medio tiro. El comandante Rodríguez obró con algunas pequeñas canoas, en términos que siendo desmedida la mortandad de los realistas é incendiado uno de los buques, trataran de escapar; pero no era tiempo de la variante y era difícil salir a remo. Así solo pudo escaparse Tacón con D. Maule Silvestre Valverde, quedando toda su escuadrilla, armas, pertrechos y gente en poder de los patriotas. Rodríguez no sacó toda la ventaja que correspondía a esta victoria, pues siguió para Tumaco, viéndose Olalla en la necesidad de atacar y destruir a los negros facciosos.

85


La junta recibió estas noticias con la satisfacción que ellas debían producir: dio un grado a Rodríguez, y previno que se remitiese a Popayán al capitán de la lancha D. Ramón Pardo, que estaba entre los prisioneros, con dos religiosos franciscanos. Tacón se retiró a Lima, y se fue a ganar triunfos y premios al Perú, para ir a disfrutarlos en España de general, con la Gran Cruz de Isabel la Católica.

Abril - Los patianos habían aumentado sus fuerzas hasta poder reunir más de 1.500 hombres en el pueblo del Tambo y hacienda de Guasábara. Tenía el mando político el Alférez real D. Antonio Tenorio, y eran los jefes militares Juan José Caicedo, Joaquín de Paz, tambero, Casimiro Casanova y Vicente Parra, de Timaná, Silvestre López, de Timbío, y el español D. Manuel Serralde. Tenorio intimó a la ciudad su rendición a la autoridad real el día 22 de abril, y no habiéndosele contestado, aparecieron las colinas contiguas de la parte del Sur de Popayán cubiertas de enemigos, el día 26, que marchaban en largas filas. Cerca de las dos de la tarde ocuparon los barrios y trataron de apoderarse de la plaza principal, en donde estaban fortificados los patriotas con trescientos hombres de la guarnición, al mando del comandante D. José María Cabal, y dos compañías de las personas notables y milicias del pueblo, que capitaneaban D. Nicolás Larrahondo y D. Antonio Arboleda. Dos culebrinas y cuatro cañones más se apostaron con dirección a las calles principales en el pretil de la Catedral; los enemigos desfilaban por las bocacalles, acercándose a la plaza; pero aunque el fuego era vivo y continuo, no se dirigía sino a la casualidad a los que de carrera pasaban de una a otra calle. Así sólo murió Serralde [*] en la plazuela de Santo Domingo, y se retiraron los sitiadores a [combate], La Ladera, en el Ejido de la ciudad, después de las cuatro de la tarde. Algunos vecinos se hicieron fuertes en el Colegio Seminario con algunas escopetas: allí se halló el Dr. D. Félix Restrepo haciendo uso de su arma de fuego con la serenidad que le es propia. Los patianos no tenían otras armas que las que habían tomado a los patriotas, y los más venían con sólo lanzas.

86


Falta aquí la salida de Cabal, cuyo asistente mató a Serralde- Nota de Joaquìn Mosquera. Por la noche entraron a caballo con mechones encendidos é incendiaron hasta cinco casas del barrio del Ejido. El comandante Cabal salió con una columna y logró ahuyentarlos. La defensa de la ciudad manifestaba que no se tenía la pericia militar necesaria. Casualmente había llegado el ciudadano Alejandro Macaulay el día 25, poco antes de que ocupasen el puente los patianos; era natural de York de Virginia, y habló con inteligencia de la defensa que habría debido adoptarse. [En el acto del ataque pidió un cañón, y apostándolo en la calle de Santo Domingo la despejó toda de enemigos]. La junta entró por la noche en deliberación, con asistencia de Macaulay, y a esfuerzos de D. José María Mosquera se acordó un plan conveniente a las circunstancias. El comandante Cabal convino en obrar de acuerdo con aquel, y aun se le nombró de comandante. Dispuesto todo por la noche, a la mañana siguiente, a las cinco y media se dio una sorpresa y un ataque tan bien combinado, que quedó enteramente deshecho el campo enemigo: apenas pudieron salvarse con una fuga precipitada los patianos, quedando el campo entero en nuestro poder. Los dispersos se reunieron en el Tambo. La compañía de Arboleda obró a caballo para cortar la retirada a los que siguieran por el camino de Los Tejares.

87


Esto lo hizo Cabal- Nota de Joaquín Mosquera A las siete de la mañana entraron Macaulay y Cabal en el mejor orden a la ciudad, entre vivas y aplausos: se formaron en la plaza; tomaron en pie una ligera refacción, y marchó precipitadamente Macaulay al puente del Cauca, que estaba ocupado por los enemigos. Fueron igualmente sorprendidos y derrotados; su pérdida fue de 30 muertos y de 93 prisioneros, fuera de los muchos heridos que se escaparon. El triunfo dio a conocer el riesgo a que estuvo expuesta la ciudad a discreción de bandidos que venían decididos a degollar a los de la junta y a todos los juntistas, nombre para ellos detestable. Los patianos fueron remitidos a la Buenaventura, y unos pocos azotados, en consecuencia de lo dispuesto por una comisión ejecutiva compuesta de D. Mariano Lemus, D. Antonio Arboleda y D. Lorenzo Camacho. Juan José Caicedo y Joaquín de Paz no descuidaron sus operaciones, y en esta vez obraron con un tino verdaderamente militar. Reunida su tropa en el Tambo, marcharon sobre Pasto el 28 ó 29 de abril, con objeto de sorprender la del presidente Caicedo. Este había regresado de Quito, llamado repetidas veces por la junta para que reprimiese la osadía de los patianos.

88


El 29 del mismo abril salieron de Popayán con destino a Pasto, 300 fusileros y 300 lanceros al mando de Cabal y Macaulay. En el pueblo del Tambo se detuvieron en juzgar al Pbro. José María Morcillo [*], cura interino de Mercaderes, aprehendido en esas inmediaciones. Él había sostenido el partido de los patianos con calor, y la junta mandó que se le juzgase en consejo de guerra; y después de diferentes contestaciones del comandante Cabal, previno la misma junta que se le fusilase, como se verificó el 9 de mayo en la plaza del Tambo. Esta incidencia desagradable entorpeció la marcha de la División; le hizo ganar tiempo a Paz y Caicedo; influyó en la opinión pública causando consecuencias funestas a la causa de la libertad. Corre un pequeño impreso que detalla esto bien, titulado Un hecho de nuestros días.- Nota de Joaquín Mosquera. Mientras se entretenía la División de Cabal en el Tambo, la de Juan José Caicedo y Joaquín de Paz atacaba en Pasto al presidente Caicedo. Una marcha rápida; un acometimiento intrépido acompañado de intimaciones amenazadoras en que se figuraba quedar ocupado Popayán por las tropas reales, desalentó al presidente y se entregó prisionero con toda su fuerza. La resistencia fue débil, y aunque los jefes facciosos eran apoyados por los pastusos, habrían sido desbaratados si se hubiese seguido el voto de los oficiales y soldados, que bramaban de furor y hacían pedazos los fusiles cuando se les mandó rendir las armas. El capitán Varela obró con indecible energía y bravura, pero quedó prisionero con todos sus camaradas.

Mayo- El 29 de mayo llegaron a Meneses los comandantes Cabal y Macaulay a recibir la noticia de la desgracia de nuestras tropas. Cabal dispuso que se pasase el Juanambú; pero un tenaz y vigoroso ataque del enemigo, el día 30, le obligó a hacer una retirada gloriosa con que salvó la División, aunque con pérdida de 37 hombres, incluso cuatro ahogados.

89


Junio-

Habiendo llegado Cabal a Popayán el 10 de junio, fue elegido presidente en lugar de Caicedo. También llegó de Santafé el coronel Antonio Villavicencio con cien fusiles y pertrechos de auxilio. Un suceso desgraciado ocurrió en estos días: el centinela del parque y cuartel de Villavicencio, dio por la noche el quien vive al capitán D. Juan Micolta; éste respondió, y siendo preguntado segunda y tercera vez, volvió a dar la respuesta de oficial y la Patria. luego llegó donde el centinela a advertirle que sólo una vez se daba aquella voz, pero al volver la espalda le descargó el fusil, quedando allí muerto el capitán. Preso el agresor y confesionado, expuso que había cometido otros delitos y que por tanto estaba prevenido esa noche a matar al primero que pasase [*]. El comandante Cabal seguía tras de Micolta, y él hubiera sido por defecto de éste, la víctima de los crueles remordimientos del centinela. La tropa, los jefes y el vecindario sintieron grandemente la pérdida de un buen oficial, que al día siguiente marchaba para Cali, su país natal. No fue así- Nota de Joaquín Mosquera. El ciudadano Macaulay fue nombrado comandante en lugar de Cabal, con el grado de coronel: arregló la División con inteligencia de la disciplina militar y con actividad y economía.

90


El 28 de julio marchó para Pasto con más de 400 hombres, la juventud, más lucida de Popayán, entre ellos los dos Quijanos, Murgueitio, Pombo, Ibarra, Valencia; y del Valle, Hoyos, Lozano y Sinisterra. Los patianos nada pudieron comprender ni les aprovecharon sus sorpresas contra una tropa que marchaba bajo el orden más severo. El 10 de agosto 27 oficiales se arrojaron sobre el Juanambú y desalojaron a los pastusos; al día siguiente fueron completamente batidos y derrotados en Buesaco, ocupando Macaulay el Ejido de Pasto. Aterrada la ciudad, salen los principales vecinos a proponer capitulaciones y les fueron concedidas bajo la condición de entregar al presidente Caicedo, oficiales y soldados prisioneros; se capituló también que Pasto gobernaría su territorio y hasta los términos del Patía y el Tambo, conforme al sistema real antiguo; y la junta gobernativa el resto de la provincia, sujetando los tratados a su aprobación. Los pastusos entregaron al presidente, que con su tropa, en número de más de 200 hombres, pasó al campo de el Ejido, pareciendo que se olvidaban todos los males que les habían hecho sufrir aquellos hombres estúpidos a los amigos de su libertad é independencia, extendiéndose recíprocamente los brazos con todas las señales de la amistad.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

91


En el mismo día ó en el siguiente recibió Macaulay aviso de estar ocupado el Guáitara por una muy fuerte División de tropas quiteñas al mando de Montúfar; alucinado con una noticia falsa, formó el proyecto de reunir sus tropas a las de Quito, pasando por la noche por un rodeo sobre Pasto, para salir al camino que va al Guáitara; el día 12 por la noche se puso en marcha la División, comprometido Caicedo a seguir porque Macaulay sólo le daba 2 hombres para atravesar el Patía; se levantó el campo con el mayor silencio y todos seguían a los conductores prácticos del camino. Estos, según se divulgó desde entonces, extraviaron de intento al comandante, haciéndole dar rodeos sobre Pasto, de modo que al amanecer se halló la División en [combate], Catambuco, a las cercanías de la ciudad. En esta posición atacaron los pastusos con el mayor ardor. El combate fue sangriento y tenaz; y deseoso Caicedo de evitar la sangre, propuso a Joaquín de Paz y Juan José Caicedo, el patiano, un armisticio para capitular contra el dictamen de Macaulay y resistiéndolo él mismo. El cansancio, el hambre de la tropa y los muchos muertos en la refriega, todo obligó a la suspensión de las hostilidades, abrazándose recíprocamente los soldados, ya por la tarde del día 13 de agosto. Los nuestros se confundieron con el enemigo; dejaron los fusiles abandonados en el patio de la casa para ir a buscar algún alimento; pero los pastusos, que estaban emboscados en los trigales, con el capitán Villota, Delgado, etc., se arrojaron sobre nuestro campo en desorden; y volviendo a hacer prisioneros a Caicedo, a todos los oficiales y soldados, los condujeron en triunfo a Pasto, a sufrir en calabozos el tratamiento más inhumano, muchos la muerte, y Caicedo y Macaulay el patíbulo. El último se escapó al tiempo que se echaron sobre el campo los pastusos, y después de recorrer el territorio y puentes vecinos, a caballo, sin hallar recursos, fue al fin apresado en Buesaco por dos indios, al segundo día, y conducido a Pasto. El capitán Pedro Murgueitio, que se había quedado enfermo en el cuartel del hospital, con 117 soldados, también enfermos, pudo escaparse con la noticia del suceso de Catambuco y llegó a Popayán con toda la columna felizmente.

92


El comandante José Ignacio Rodríguez, llamado de Izcuandé con su tropa por la junta, con motivo de la insurrección de Patía, había seguido hacia Pasto para reforzar la División de Macaulay: en Patía supo su derrota y regresó a Popayán….Si aquel comandante espera la aprobación de los tratados, que no podían ser admitidos por la junta, habría sido reforzado por Rodríguez, se habría desengañado de la ocupación del Guáitara por los quiteños, y no se habría perdido una tan valiente División y su brillante oficialidad …. Macaulay habría sido seguramente uno de los buenos generales de Colombia, por sus luces, su valor y su sobriedad. Agosto- El suceso de Pasto llenó de terror a la junta; unos tiros de cohetes de los patianos y la falsa noticia de venir de Pasto sobre Popayán tres mil hombres, la obligó a retirarse al Valle del Cauca el 27 de agosto. La junta se fijó en Quilichao, a donde, y a los demás pueblos del Valle, emigraron todos los vecinos comprometidos de Popayán. El Diputado de Cartago, D. Felipe Mazuela, fue nombrado Dictador; y comandante de armas D. José María Cabal, que fijó el cuartel general en el Alto de Ovejas. [combate] Octubre- La ciudad quedó a discreción de partidas de patianos, sin que se acercarse jamás fuerza alguna de Pasto; en vista de esto y no siendo dable permanecer en el asilamiento en que se hallaba el Gobierno, acordó la ocupación de Popayán. El comandante Cabal con el coronel Rodríguez la verificaron el 9 de octubre, con una División fuerte de 400 ó más hombres. En las calles murieron catorce de los facciosos patianos, libertando 115 payaneses que llevaban presos. Doña Ana Polaina García, mujer de Tacón, salió de El Carmen, en donde se había mantenido desde la retirada de aquel, y se fue a Pasto en este día, escoltada de los patianos. Hablo de esta señora, porque su presencia en Pasto fue utilísima a nuestros oficiales y soldados prisioneros: trabajó por libertarlos a todos de los calabozos, del hambre y del suplicio; si se difiere el de Caicedo y Macaulay, habrían merecido la beneficencia de esta generosa mujer.

93


La junta, mientras permaneció en Quilichao, acordó en que se sellase moneda de cobre con un valor nominal: reales, pesetas y pesos debían acuñarse, y se acuñaron después; siendo la mayor de estas monedas de sólo el peso de un poco más de un real de plata. Esta medida antieconómica produjo los efectos que son consiguientes: distribuir por fuera un valor imaginario para que no tenga alguno en el comercio. Los vecinos de Popayán, entre quienes se repartieron casi veinte mil pesos, sufrieron este perjuicio principalmente. El Congreso de la Unión aprobó la amonedación de 200 mil pesos de esta moneda, bajo la garantía de las provincias federadas.

AÑO DE 1813 Enero- La junta regresó de Quilichao a la capital el día 8 de enero. Quito ya estaba ocupado por el general D. Toribio Montes desde el 6 de noviembre de 1812, sucediendo al presidente D. Joaquín Molina, que residió en Cuenca sin haber venido a esta capital. De orden de Montes fueron fusilados D. Joaquín Caicedo y Alejandro Macaulay, en la plaza de Pasto el 21 de enero. Los oficiales fueron quintados y rescataron con dinero su libertad, que lograron los demás, para poder pasar a Quito. El proveedor de la División patriota, Tobar, vecino de Buga, había podido escaparse de la prisión de Pasto, y con mil fatigas y rodeos por Sibundoy vino a Popayán y de ahí al Valle. Este testigo presencial fue el primero que manifestó los verdaderos hechos: la muerte de Caicedo y Macaulay y todo lo ocurrido en Pasto de que no se tenía el menor conocimiento. Todo aumentaba el alarma de los pueblos de la provincia; en Popayán se aumentaba con las guerrillas patianas, que tenían en sobresalto y en continuo ataque a la ciudad: llegaban hasta las inmediaciones y se les perseguía sin fruto, porque nuestras tropas se fatigaban y los facciosos ocupaban tranquilos sus guaridas en Patía. El pueblo bajo de Popayán no tomaba parte en los movimientos del enemigo, pero muchos tenían relaciones con él: no le perseguían ó cuidaban para todos los eventos de no ganar su enemistad. 94


Mayo- Sin los auxilios eficaces de Santafé, Popayán no podía resistir los embates repetidos de los facciosos de Pasto y Patía, ni menos a las fuerzas del presidente Montes. La junta envió de comisionado, en mayo, al comandante Cabal, para que instruyese de los hechos personalmente al Congreso y al presidente D. Antonio Nariño, é instase por auxilios, sin los cuales sería ocupado Popayán y su provincia, quedando sujeto a una próxima invasión, Neiva y la misma capital de Santafé. Una expedición dispuesta por el presidente Montes marchó de Quito a las órdenes del coronel D. Juan Sámano, y engrosada en Pasto, debía ocupar con esta fuerza a Popayán y el Valle del Cauca, y aún adelantarse hasta Bogotá. El Batallón del Real de Lima, el de Pasto y los patianos con un Escuadrón de caballería, formaron el todo del Ejército que salió de esta última ciudad a principios de junio y contaba con una fuerza de más de 1.500 hombres. Desde Mercaderes intimó el jefe español a la junta; pero hasta se dudó de la existencia de Sámano en el Perú y de la certeza de su firma, que se comparó con otras antiguas, cuando era comandante del Batallón Auxiliar de Santafé, de que se diferenciaba enteramente. Habiéndose acercado, envió al capitán Vélez, repitiendo sus garantías, con arreglo a las que enviaba del general Montes para la junta. Ya no pudo quedar duda del peligro que amenazaba y para evitarlo quiso la junta oír la opinión general en una Asamblea abierta; pero esta, casi por una total mayoría de votos, entre unos 180 concurrentes, se opuso a toda capitulación, siguiendo el voto del capitán Pedro Murgueitio [*]. No obstante, la junta propuso al general Sámano capitulaciones, enviando de comisionados a D. Ramón Pardo y D. José Antonio Pérez Arroyo; el primero era oficial prisionero de la acción de Izcuandé, y el segundo miembro de la junta. Fueron bien recibidos en el Tambo; pero Sámano no quiso contestar por escrito, ratificando sus ofertas de palabra é improbando la propuesta de capitular como poco honrosa para unos vasallos fieles que no debían manifestar la menor disidencia ú oposición al Gobierno del rey.

95


Cuando Murgueitio votó ya lo habían hecho más de veinte, pues él tomó asiento al fin de la Sala ese día. El acuerdo fue la retirada, y Murgueitio fue de opinión que se marchase al TamboNota de Joaquín Mosquera. Los comisionados regresaron el 22 del mismo junio; pero los oficiales militares, con el comandante Rodríguez, rehusaron someterse al acuerdo de la junta, y se retiraron con la tropa de la guarnición a Piendamo.

Julio - El día 1° de julio entró Sámano a la ciudad a tambor batiente, aunque pasaba por entre arcos de triunfo. El Batallón del Real de Lima, compuesto de zambos inmorales, acompañados de un número crecido de mujeres con el título de voluntarias, y los pastusos y patianos ansiosos del robo; todos, al mismo tiempo que se les recibía con salvas y repiques, comenzaron a pillar hasta los adornos de los arcos, siguiendo después el saqueo de diferentes casas, que no cesó por muchos meses. El presidente Montés tuvo que reprender ásperamente a Sámano su criminal condescendencia, pues los limeños hasta despojaban de la capa a los vecinos y a un Regidor. Dos Compañías pastusas que se acuartelaron en la hermosa casa de D. Bartolomé Mosquera, se volvieron al siguiente día con sus oficiales, llevándose cuanto encontraron en la casa: muebles de plata, láminas de marcos de cristal, papeles, libros. Hasta ventanas de fierro, de la ciudad, fueron arrancadas y conducidas a Pasto. Es inútil decir que no dejaron mula, caballo y ni aún las yeguas de cría.

96


Inmediatamente intimó Sámano al comandante Rodríguez rindiese las armas, bajo las pomposas garantías de costumbre: fueron desatendidas, y la tropa marchó para el Valle. Ya allí no existía el entusiasmo anterior: la falta de un buen sistema de gobierno; la pérdida del presidente Caicedo; de tantos oficiales y soldados degollados en el Patía y muertos en los calabozos ó en las acciones de Pasto; sacrificios de toda clase malogrados, y en fin, la ocupación de Popayán por un jefe cuyos talentos militares se encarecían tanto, todo ponía a los pueblos en desaliento y apatía. Así es que en Buga, desde que se fugó el Proveedor Tobar se informó de los sucesos de Pasto y Quito por el mes de febrero, se estrechaba a los emigrantes de Popayán para que se restituyesen a esa ciudad a estimular a la junta que propusiese capitulaciones al general Montes. En esas circunstancias, Rodríguez ni pudo ni era apto para hacer progreso alguno y se fue a Neiva por el camino de Barragán; su tropa se dispersó; con pocos oficiales y soldados siguió por Quindío a Ibagué; en Cartago se encontraron con el coronel Serviez. Todo el Valle del Cauca quedó sometido en julio al jefe español; pero los limeños y demás soldados usaron de su acostumbrada rapacidad. Por medio de los esclavos sabían en dónde estaban ocultas las alhajas de oro y plata ó la moneda sellada; y figurando que eran adivinos, acababan de aterrar a las gentes sencillas. El comandante Simón Muñoz, por medio de los patianos, hizo una extracción asombrosa de caballerías; ¡cuán sensible es que acaudillase bandidos este hombre que, aunque liberto, dio tan notorias pruebas de patriotismo después, el año 21, hasta sacrificar su vida!

97


Después de subyugada la provincia, Sámano no podía estar tranquilo: suspicaz, de carácter duro, presumido de teólogo y con sobrado fanatismo y mucho más orgullo, debía llevar el terror al extremo a que convenía a su carácter eminentemente español. Los correos no estaban seguros de sus pesquisas; las alarmas que causaban los sucesos de Santafé, ponían en peligro a los ciudadanos; las quejas que elevaban a Montes aun en sus cartas familiares, eran un motivo de opresión y venganza. Tales fueron las causas que tuvo para reducir a prisión y hacer salir antes de 24 horas, de Popayán para Quito, por el mes de noviembre, al Dr. D. Toribio Miguel Rodríguez, miembro de la junta [y uno de los ciudadanos más virtuosos y más ilustrados de aquella ciudad, y a quien debe tanto la educación pública y la Patria, para que lo recuerde ésta con honor]; a D. Mariano Lemus, D. Marcelino Pérez Valencia, Provisor interino; fray Mariano Paredes, D. Mariano Valencia, D. Mariano Barona, y al Dr. D. Joaquín Fernández de Soto, Vocal de la junta por Buga. Varios murieron en su destierro, y Valencia en el tránsito, en Ipiales. Diciembre- El presidente Montes, a pesar de algunos hechos crueles, fue un jefe benéfico que ahorraba la sangre americana y deseaba el bien de los pueblos. Él previno que se jurase la Constitución española y que tuviese su observancia puntual; así que el gobernador Sámano, a pesar de sus recelos, tuvo que hacer la publicación de la carta española con aparato, a principios de diciembre. Pero a tiempo que se leía la Constitución en un gran tablado, en la plaza, que ocupaban los jefes y Corporaciones, se mantenía en prisión rigurosa, frente al mismo tablado, a D. Domingo Pérez Valencia, privado de comunicación hasta con su mujer y hermanos. Con este motivo se le representó a Sámano por la primera: que desde luego renovaba el ejemplo de Berres, pues que éste, para hacer más dura y terrible la muerte de los que sacrificaba en Cicilia, les hacía colocar con la cara vuelta hacia Roma, a fin de que la vista y el recuerdo de aquella ciudad libre y de la seguridad que allí se gozaba, aumentase sus penas y su aflicción. Del mismo modo Sámano tenía placer en que la publicación de las garantías del ciudadano fuesen una tortura más para el que tenía en un calabozo aherrojado.

98


El mayor D. Ignacio Ortiz siguió al Valle en este mes, con más de 600 hombres, con motivo de los temores que causaba ya a Sámano la expedición de Santafé y la agitación que comenzó a notarse en algunos pueblos. En efecto, se acercaba a Popayán el Ejército de la Unión al mando del general Nariño, cuyo auxilio fue a solicitar algunos meses antes el comandante Cabal. Desde la ciudad de La Plata, de la otra parte de Guanacas y distante 30 leguas de Popayán, envió el general, de comisionado cerca de Sámano, al capitán D. Ignacio Torres, con una intimación en que le proponía la paz ó la guerra. El jefe español por toda respuesta dijo: escojo la guerra. Torres, que desde luego vino a informarse de las fuerzas de Sámano y estado de las cosas públicas en Popayán, no pudo tomar el menor conocimiento, porque entró custodiado por un oficial realista y se mantuvo, aunque bien tratado en la casa del gobernador Sámano, sin comunicación con los de afuera. La vanguardia del Ejército de la Unión, al mando del coronel J. M. Cabal, ocupó el Alto Palacé el 31 de diciembre, hallándose de esta parte la fuerza realista de más de 700 hombres, conducida por el mismo Sámano para salirle al encuentro a Nariño. Después de un tiroteo de poca duración, el capitán Virgo, joven inglés, dio una carga con el Batallón de Cazadores a las dos de la tarde, y desconcertado Sámano, se puso en fuga precipitadamente, entrando a las cuatro a la ciudad, en donde no se detuvo porque lo perseguía el comandante Cabal; pero éste sólo llegó con algunos soldados de caballería, conforme a las órdenes del general, hasta el Alto del Cauca, a tiempo que se hallaba Sámano cerrando, el mismo la puerta del puente, en donde pudo haber sido apresado. El capitán Virgo se distinguió mucho en esta acción.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

99


Sámano llegó tan ofuscado, que sin dar orden alguna siguió para El Ejido, en donde apresuró su marcha al oír la explosión que hizo el incendio de unos cajones de pólvora del parque; estimó que era la artillería del Ejército de Nariño que ya entraba en la ciudad, y corrió a toda brida. El incendio fue hecho por uno de los soldados del parque ó por otro realista que arrojó los cajones a la plaza y encima estopas encendidas. Sobre catorce personas perecieron por esta explosión, y sufrieron mucho los edificios inmediatos al de la Tesorería pública, que servía de parque.

AÑO DE 1814 El gobernador Sámano se retiró a El Tambo, a donde llegó el 1º de enero de 1814; el general Nariño ocupó la ciudad el mismo día, poniendo su campo a la entrada, en la casa y potrero de las Carmelitas. Don Andrés Ordóñez fue de Capellán del Ejército y sirvió en él a satisfacción del general. Se formó el Ayuntamiento, y no pudiendo hacerse arreglos en un lugar que tenía en sus extremos dos Ejércitos opuestos, se retiró el de la Unión al tercero día a acamparse en el Bajo Palacé, en el mismo lugar en que Baraya dio la acción del 28 de marzo de 1811 al gobernador Tacón. El mayor del Ejército real, D. Ignacio Asín, que, como expresamos antes, había seguido al Valle, tuvo orden de regresar, al acercarse Nariño, y lo verificó con precipitación al tiempo que trataba de pasar el Cauca y ocupar a Cali, con motivo del alarma del Valle, a donde ya se dirigía el coronel José María Gutiérrez con una columna remitida por el Gobierno de Antioquia y el coronel José Ignacio Rodríguez por Quindío, con otra columna perteneciente al Ejército del general Nariño. La ribera del Cauca estaba parapetada y sostenida por pocos fusiles y un pedrero, al mando del comandante Nicolás Larrahondo. Gutiérrez ocupó en este mes a Anserma, y tuvo la imprudencia de incendiar algunas de sus casas para castigar a sus vecinos que se habían decidido por el rey; y luego puso su cuartel en Cali, sin querer depender del general de la Unión. Rodríguez continuó sus marchas y se reunió en Palacé al Ejército, después de la retirada de Asín.

100


Este se acampó de esta parte del Piendamó, cerca de la hacienda de Cajibío de Balcázar, por donde tenía camino franco para seguir por el puente de piedra de Palacé, correspondiente a la hacienda de La Pedregosa de la Casa de Valencia, a la hacienda de Calibío, en cuya casa fuerte había puesto Sámano su cuartel general desde el 7 de enero, dando el mando de la ciudad al bárbaro patiano Juan José Caicedo, con el fin de que aterrase a los patriotas, como lo verificó, viéndose éstos en la necesidad de ocultarse en los soberados de las casas ó en otros lugares secretos. Este infame asesino que sacrificó centenares de soldados patriotas colgados en largas horcas y haciéndolos alancear con corridas y juegos de los lanceros de a caballo, murió infelizmente lleno de terrores en su casa de Patía en 1815. Volviendo al general Nariño, éste envió de su campo de Palacé un oficial, al de Asín, que distaba dos horas, intimándole su rendición: el jefe español recibió con insultos y amenazas al oficial, y lo hizo volver sin respuesta alguna al oficio de intimación; y por la noche, que era el 12 de enero, tomó el camino para Calibío, en donde, reforzado Sámano, a la madrugada del día siguiente, contaba con 1.600 a 1.800 hombres de fusil, alguna caballería y buena artillería.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

101


El 15 dispuso el general Nariño atacar a Sámano en su mismo campo: tres Divisiones, una al mando del brigadier José Leiva; otra al del coronel Cabal y la tercera, a las órdenes del mismo general, acometieron en buen orden por tres puntos diferentes. La acción fue tenaz y empeñada de una y otra parte desde la una de la tarde; Asín obraba con acierto en la artillería, pero al fin, después de casi dos horas de combate, cedió el del rey, triunfando completamente el de la Unión, cuya fuerza era casi igual. Todo el campo quedó en nuestro poder, fugando Sámano por un camino extraviado que conduce a El Tambo, de donde se dirigió a la acostumbrada guarida de Pasto. Su pérdida, a más de los cañones, fusiles, pertrechos, caballerías y ganados, fue de casi 200 hombres muertos, entre ellos el mayor Asín, que murió sobre el cañón, el valiente capitán Cervera y otros oficiales. El coronel Rodríguez cortó la cabeza de Asín para manifestar el triunfo; pero el general le afeó este hecho contra un soldado tan bravo, é hizo sepultar sus restos. La pérdida de la Patria no fue de consideración. Por la mañana del día 16 ocupó la ciudad el Ejército victorioso. Un piquete de caballería al mando del capitán Arauz, persiguió al capitán patiano Simón Muñoz, que llevaba de orden de Sámano casi 300 cabezas de ganado de los patriotas de Popayán y las restituyó a la ciudad. El general Nariño fue obsequiado con sus tropas en los días siguientes. Un Víctor conducido en carro triunfal por ninfas graciosamente vestidas y que llevaban coronas para el general y los comandantes de los batallones, fue una función suntuosa. Las expresiones inocentes y patéticas con que cada joven ninfa coronaba a uno de los valientes del Ejército, fueron aplaudidas en extremo por el general y por todo el concurso. Un refresco servido con mucho gusto y con gran variedad de frutas heladas, y al fin un baile, terminaron este día de regocijo, 21 de enero.

102


Inmediatamente se organizó el Gobierno provincial, nombrando el general Nariño gobernador a D. José María Mosquera y de teniente gobernador y Asesor al Dr. Santiago Pérez; formó la Municipalidad de ciudadanos patriotas y se arregló también la parte eclesiástica, habiendo sido elegido Provisor y Vicario general D. Andrés Ordóñez. El general se atrajo la estimación del pueblo y aun los adictos al Gobierno español se aficionaron al nuevo jefe, que permaneció tranquilo y sin acordarse de los realistas por más de dos meses Á fines de febrero dijo a la Municipalidad que no se había contado con las necesidades del Ejército y la larga marcha que debía emprender hacia Pasto y Quito; que en esta inteligencia esperaba que dentro de tercero día se pusiesen cien mil pesos en la Tesorería del Ejército, ó se vería en la necesidad de disolverlo y frustrar el objeto de su empresa y trabajos. La Municipalidad hizo inmediatamente un repartimiento forzoso en calidad de empréstito hasta casi ochenta mil pesos; pero no habiéndose colectado en los tres días sino alguna pequeña parte, reunió el general a la Municipalidad con todos los empleados y vecinos principales, en su casa, con guardia de oficial; y después de arengar sobre las urgencias del Ejército y la marcha a Pasto, expresó que nadie podría retirarse de la casa, sin que antes estuviese reunido el dinero que había pedido. Se repartió poco más de lo asignado por la Municipalidad, que en parte se recogió el mismo día, y en los siguientes el resto en alhajas que se amonedaron inmediatamente.

103


La suma colectada fue de 72.223 pesos 5 reales- Nota de Joaquín Mosquera. El general Nariño convocó, desde su llegada, a los diputados de los pueblos para que se reuniesen a establecer el Gobierno permanente de la provincia; se eligieron Representantes, con arreglo al Reglamento de elecciones circulado por el general, y el 14 de marzo se instaló el Colegio Electoral y Constituyente, con mucho aparato por el mismo jefe. Lo compusieron D. Andrés Ordóñez, elegido presidente por el Colegio; el Dr. Santiago Vallecilla; el Dr. Nicolás Ospina; el Dr. Joaquín Rentaría; D. Manuel María Quijano; el Dr. Santiago Pérez Arroyo; el Dr. Mariano Larrahondo Valencia; D. Francisco Cabal; Dr. Francisco González; Dr. Francisco Antonio Caicedo, que representaban a los Distritos de Popayán, Caloto, Cali, Buja, Cartago, Toro, Anserma é Izcuandé. El Colegio reconoció la autoridad del Congreso de la Unión como una de las provincias confederadas: proclamó la independencia de todo Gobierno extranjero; acordó que formase una comisión el proyecto de Constitución, que se formó efectivamente: se eligieron Representantes para el Congreso general, al Dr. Joaquín Ortiz y al Dr. Jerónimo Torres. En fin, se había comprado de orden de la antigua junta, una imprenta bien surtida, y ahora se puso en ejercicio, publicándose un periódico con el nombre de La Aurora, cuyos redactores fueron D. Manuel María Quijano y D. José Antonio Pérez Arroyo. Hechos todos estos arreglos, salió el Ejército para Pasto el 19 de marzo con una fuerza de casi 1.500 hombres. El brigadier Leiva, segundo del ejército, quedó en Popayán con el mando de las armas, por nombramiento del Colegio y disposición del general, aunque la guarnición era sólo la columna de Antioquia, al mando del coronel Gutiérrez, con dos Compañías de casi 200 hombres. El gobernador Mosquera, continuó interinamente en el mando, no pudo conseguir más de 25 fusiles del general y unos pocos cartuchos, porque él mismo carecía de los necesarios; por la actividad del gobernador se proporcionaron hasta 60 fusiles para la guardia cívica y servicio de la Policía.

104


El Ejército marchó en todo marzo y principios de abril. El pueblo del Trapiche estaba ocupado con una columna que envió desde la Plata el general por el camino de Las Papas a Almaguer, al mando del capitán Bonilla y del teniente Juan José Bejarano [sacrificado en el Chocó por los españoles en 1816]. Los pueblos indios de Caquiona, Pongo, San Sebastián, en el cantón de Almaguer, se decidieron desde el principio por la Patria, lo mismo que la Parroquia del Trapiche y pueblo de San Juan, con su estimable cura D. Domingo Belisario Gómez, que tuvo que huir del furor patiano por Las Papas, después de la derrota de Caicedo y Macaulay. El general Nariño ocupó a Juanambú después de reñidas acciones en 20 y 21 de abril, que anunció al Colegio Electoral, con la seguridad de ocupar a Pasto. Vencido el grande obstáculo del río y escarpados riscos del Juanambú, atrincherado con cortaduras y fortines, parecía ya cierto el último triunfo. El comandante Virgo marchó por el Tablón de los Gómez, paso el Juanambú por la parte de arriba, haciendo también prodigios de valor el comandante Monsalve; y ocupadas las alturas del otro lado, pudo el general Nariño pasar el río, y después de la gloriosa jornada de Tasines el 9 de mayo, ya no restaba sino bajar de estas alturas heladas a la ciudad de Pasto. Dispersado el ejército enemigo, fugitivo hacia el Guáitara el general español D. Melchor Aymerich, debía aclamarse el triunfo; pero el general Nariño, ó harto confiado, ó por el deseo de ocupar a Pasto con sólo el Batallón Bogotá, dejó el campo en Tasines y sin dar descanso a la tropa, después de la agitación y fatigas de la jornada de este día, marchó sobre Pasto a marchitar las glorias de Calibío, Juanambú y Tasines. El 10, después de las escaramuzas de la tarde anterior, redoblaron sus guerrillas los pastusos, y el general Nariño, que ocupaba el Ejido, tuvo que ceder a la fuerza superior del enemigo, por falta de artillería y aun de cartuchos de fusil. La derrota no habría tenido tanta consecuencia si algunos oficiales no hubieran llevado la noticia al campo de Tasines, suponiendo prisionero al general y destrozada toda su fuerza. La confusión y el desorden hizo clavar la artillería de mandato del comandante Ignacio Rodríguez; se abandonó el campo con todos sus bagajes, y ya sólo se trató de huir precipitadamente.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

105


El dinero que sacó de Popayán pudo salvarse y lo recibió del comandante Cabal el general Leiva para la subsistencia del Ejército. Desesperado Nariño a su regreso al campo, mandó al mismo Cabal, que le acompañaba, que reuniese el Ejército y lo hiciese volver; pero fue inútil evitar la retirada, y apenas pudo Cabal exponerse a la persecución de los enemigos y pasar el Juanambú bajo de sus fuegos: le molestaron seguidamente por todo el camino, y por fortuna escapó de la emboscada que preparó Joaquín de Paz en la montaña de Bateros, cerrándola con palizadas para encerrar y apresar allí al Ejército republicano. Un aviso pronto y oportuno del cura del Trapiche, D. Belisario Gómez, salvó de este riesgo a Cabal, que tomó otra vereda. Nariño se ocultó en un monte; y haciendo venir a su hijo el teniente coronel de caballería Antonio Nariño y Ortega, por fin se presentó a unos indios para que lo condujesen a Pasto ante el general Aymerich. Allí fue preso, insultado por los pastusos, conducido de orden de Montes de Quito a Lima, y de aquí a Cádiz, en donde se le encerró en la cárcel. Por fin volvió a Cúcuta en 1821; instaló el Congreso y ha muerto en Leiva el 13 de diciembre de 1823. Su gloria habría sido desmedida si triunfa en Pasto, porque en Quito se le esperaba con ansia; el general Montes ya habían enviado sus intereses a Guayaquil y tenía pronto su equipaje para marcharse él mismo en caso necesario; en Lima también se fijaban secretamente canciones, en los lugares públicos, al Libertador Nariño.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

106


En Popayán no se tuvo noticia alguna de los sucesos de Pasto sino con mucho retardo; después del aviso oficial de Nariño de la toma de Juanambú, que vino por rodeos, no se pudo tener nueva alguna del Ejército. Todo el territorio intermediario lo ocupaban los facciosos del Patía; amenazaban a Popayán, y de esta ciudad no podía salir sino una fuerte columna para atravesar el campo enemigo hasta Juanambú, y esto era imposible estando reducida la guarnición a un número de tropas que no llenaba su destino. Por otra parte, el general Leiva no quiso exponer ninguna partida, ni los espías podían traer otras nuevas que de haber pasado el Ejercito el Juanambú. Después de su derrota, sólo la prudencia y sangre fría del comandante Cabal pudo salvar las tropas, acosadas en todos los sentidos hasta Popayán; y así que el mismo comandante vino a comunicar al mismo Colegio Constituyente en La Horqueta, a siete leguas de distancia de la ciudad, con fecha 22 de mayo: que se había retirado el Ejercito por haber sufrido alguna desgracia en las inmediaciones de Pasto, y que a su llegada informaría sobre todo circunstancialmente al Colegio. Así lo verificó, manifestando la bravura de las tropas, la pericia y el valor del general y la casualidad que había causado su desgracia. En consecuencia se tomaron todas las medidas de precaución y se dio aviso de todo al Congreso de la Unión. El día 9 de julio corrió la voz de haber sido fusilado el general Nariño en Pasto; los oficiales de Cundinamarca formaron una alarma desagradable, presentándose en la plaza la tropa con bandera negra para prender y perseguir a las personas sospechosas ó adictas al Gobierno real. Todo se calmó en consecuencia de las órdenes del Gobierno. Después se repitió la ridícula escena de armarse algunos particulares capitaneados por el Parmesano, que extrajeron de la Casa de moneda y demás Oficinas públicas todos los retratos de los reyes, hasta los que eran apreciables por su valiente pincel, y los quemaron en la plaza. Don José Anudan, español, tuvo parte en este acto, y después, a la entrada de los españoles, fue uno de los enemigos de los americanos, logrando protección del Sámano y Solís.

107


Octubre- Los jefes militares, siempre asustados con los alarmas continuos de los patianos, temerosos del ejercito de Pasto y también por la falta de recursos para la subsistencia en una ciudad en que no había quedado una cabeza de ganado y que estaba abierta por todas partes, que necesitaba considerable guarnición, no faltando además en el pueblo muchos desafectos que espiaban todas las operaciones militares, no podían tener seguridad y clamaban porque se retirarse el Ejercito al valle del Cauca, sobre lo que apuraron más el 10 de octubre. El Colegio Constituyente acordó la retirada, que se verifico el 21 siguiente, acompañando a los Representantes un inmenso número de emigrados de todas las clases y sexos; parecía que no quedaba un habitante en Popayán al ver el pueblo que cubría el camino desde la ciudad al puente, por una legua de distancia. Los emigrados se dispersaron a los valles del Cauca y Neiva; algunos pasaron a Bogotá a reunirse a las tropas que viniesen en auxilio de la ciudad. Los miembros del Colegio se reunieron en Cali con el Gobierno, para el que fue elegido, un mes antes de disolverse el Colegio, el Dr. D. Manuel Santiago Vallecilla, y para consejeros el Dr. D. José Cornelio Valencia y el capitán Pedro Murgueitio, a quien subrogó en Cali el capitán Ignacio Torres. El cuartel general se fijó en Llanogrande ó Palmira, al mando del comandante Cabal. Los coroneles Miguel Serviez y Carlos Montúfar vinieron de Santa Fe a activar las operaciones militares, de orden del Gobierno general de la Unión, que ya se había establecido.

108


AÑO DE 1815 El Colegio Electoral y Constituyente eligió de gobernador al comandante Francisco Cabal, que se posesionó el 2 de enero de 1815, con las facultades limitadas en la ultima acta de unión del Congreso en los ramos de Hacienda y Guerra, y con dependencia sobre esto del Gobierno general. El secretario de Gobierno lo fue el capitán Manuel María Quijano. El Colegio había acordado que la Corte de Justicia residiese en Buga; y se formó el reglamento conveniente para su organización y administración de justicia. El presidente del Tribunal lo fue el comandante Dr. José María Cuero.

Julio:

La capital de Popayán fue ocupada por las tropas reales remitidas por el presidente Montes, a las órdenes del coronel gobernador D. Aparicio Vidarra saga. Este no tuvo el manejo inmoderado de Sámano, y tuvo que sufrir menos esa desgraciada ciudad, conforme a las órdenes del presidente de Quito. La fuerza del gobernador, al principio de 400 hombres, la aumento hasta 1.500, y aún más de buena disciplina, que estimó bastante para ocupar el Valle. El Ejercito republicano, igual con corta diferencia, se atrincheró, luego que supo los intentos del jefe español, a orillas del río caudaloso del Palo. Vidarra saga se presento en Ovejas el 3 de julio: allí sostuvo el comandante Monsalve con el Batallón del Socorro y algunas tropas más, un ataque de firme, en que perdió 25 ó 30 hombres prisioneros; pero hizo una retirada tan diestra y acertada, que se reputó por una victoria. Reunido al campo del Palo, y fijando el suyo Vidarra saga en el llano de Japio, estaban a la vista los ejércitos. El día 5 a la madrugada atacó el ejército real, pero a pesar de que logró incendiar las barracas del parque, de que por la noche, con gran previsión había sacado la pólvora Serviez, y a pesar del valor con que Joaquín de Paz se apoderó de una trinchera, fueron inútiles todos estos esfuerzos; había ya muchos muertos de una y otra parte; tardaba el fuego continuo de los fusiles y cañones sin decidir la acción; y para lograrlo, ordenó Serviez que se acometiese a bayoneta calada. En un momento se consiguió el triunfo, con el desorden y dispersión de los realistas. Pero en su fuga, y al tiempo de pasar el rió, fue horrible la carnicería: Joaquín de Paz quedó tendido en la ribera opuesta al salir de las aguas.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

109


Sobre 200 muertos, más de 400 prisioneros, todo el campo enemigo con sus banderas, fueron el fruto de esta memorable acción. El mayor Soriano fue fusilado y los prisioneros remitidos a Santafé, de donde fueron, de orden del Gobierno general, a Casanare, a la División del coronel Joaquín Ricaurte. La República perdió hasta 60 hombres y 2 oficiales: Solís y Cuervo; París y Micolta fueron heridos. Los batallones de Antioquia, a las órdenes del comandante Liborio Mejía, y de Popayán a las del capitán Pedro Murgueitio, se distinguieron, lo mismo que los jefes Cabal, Serviez, Montúfar y el comandante Monsalve; en general todo el ejército. El comandante Cabal y Serviez persiguieron al gobernador, que casi llegó solo a Popayán, retirándose el mismo día para Pasto. El 9 del mismo julio ocuparon esa ciudad, en que, restablecido el orden, y abiertas la Casa de Moneda y demás oficinas, pudieron restituirse los vecinos emigrados, cansados de no tener hogares fijos.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

Octubre: El Gobierno y el Colegio continuaron en Cali, disolviéndose el último en octubre hasta su futura reunión. En todo este tiempo trabajó en diferentes asuntos, sobre los que pidió informes el Congreso de la Unión. Se eligió de Representante para aquel Cuerpo nacional al Dr. José Agustín Barona, y suplente al Dr. Santiago Pérez, Vocal del Colegio; y por último se convocó a los Representantes para el enero siguiente, que debían traer poderes especiales para sancionar la Constitución, cuyo proyecto, reformado, se circuló a todas las Municipalidades, para que observasen todo lo que creyeran digno de reparo. Por último se eligió de teniente gobernador al Dr. Vicente Borrero, en lugar del capitán Manuel Pombo, que servía este destino también por nombramiento del Colegio desde el año anterior.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

110


AÑO DE 1816 Enero- Reunido el Colegio en Cali con los nuevos Representantes, fue elegido gobernador el capitán Antonio Arboleda, que sucedió en febrero al comandante Francisco Cabal, siendo Secretario el Dr. José Cornelio Valencia. Abril: La fuerza armada residía en Popayán, de donde salió, en abril, para Neiva, el Batallón del Socorro al mando del comandante Monsalve, de orden del Gobierno general; en aquella capital quedaron de 500 a 600 hombres de tropa escogida y disciplinada. Por este tiempo llegó a la Buenaventura el capitán Brown con dos fragatas cargadas de géneros de comercio, tomadas en el corzo que había hecho con bandera de Buenos Aires en el Mar del Sur. Muchos comerciantes y ciudadanos particulares compraron ropas; pero a la llegada de los expedicionarios españoles, Warleta las declaró como presas de pirata, y obligó a que se entregasen los efectos ó su valor. Es verdad que el Gobierno de Santafé, con dictamen del Asesor Viedma, declaró legitimados a comercio aquellos efectos, pero a los reclamantes se les mandó reconocer su crédito y pagarlo cuando hubiese fondos; y de este modo las extorsiones de Warleta vinieron a producir todo el efecto de un escandaloso pillaje. El 30 de este mes se observó una fosforescencia tan luminosa a las ocho de la noche, que se hizo notable por su gran luz y por su explosión como la de un gran cañón: se dejó ver en Quilichao y en el resto del cantón de Caloto. La estación calurosa con exceso, y después las aguas, producirían este fenómeno; pues en el mismo tiempo y por igual motivo acaso, se padecieron erupciones cutáneas que en algunos se llagaban.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

111


En los sucesos políticos eran mayores las alteraciones que sufría la provincia y toda la República, a consecuencia de la ocupación de Cartagena por el general Morillo, desde diciembre del año anterior, y de las tropas expedicionarias que se esparcían por todos los puntos de la Nueva Granada. El presidente Montes, después de haber procurado que se le sometiese Popayán, por estarlo ya Cartagena, y aun como suponía, Santafé, dispuso otra nueva expedición al mando del brigadier Sámano, que se componía del Batallón de los Andes, del escuadrón de caballería y el Batallón de Guías. En Pasto se aumentó con el Batallón de Pasto, y salió de allí en mayo, engrosándose en Patía, hasta ser su fuerza de casi 2.000 hombres. Sámano vino silenciosamente hasta la Cuchilla del Tambo o Alto del rey y allí se acampó y fortificó desde principios de junio, y aunque sólo distaban 6 leguas de la ciudad, no se tuvo noticia alguna de sus operaciones. El Congreso y Gobierno general se disolvieron en Santafé el día 21 de abril el primero, y el segundo el 3 de mayo. Las desgracias de Cachirí hicieron a Calzada y a Latorre, dueños de aquella capital, que ocuparon el 6 del mismo mayo. El presidente José Madrid salió de Santafé con las tropas de la guardia en número de 300 hombres, con destino a Popayán, a donde llegó el 7 de junio con 25 hombres de su guardia. También llegaron los miembros del Congreso, Dr. José Gabriel Peña, gobernador que fue de Pamplona, fray Diego Padilla, Dr. Juan José Sotomayor, coronel Troyano y Manuel Bárcenas, después del presidente, a quien se recibió con el decoro que permitían las circunstancias. Los Representantes Camilo y Jerónimo Torres habían salido de Popayán al valle del Cauca.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

Haz click sobre la imagen para ampliar información

112


El Ejército del Sur, aumentando con algunos oficiales venezolanos, entre ellos el teniente coronel Linares, y algunos dispersos de la guardia del presidente Madrid, no quedó satisfecho con las disposiciones que manifiesta este jefe de entrar en ajustes con los expedicionarios del rey; tampoco se acomodan los militares con la sangre fría y con la prudencia ó moderación del comandante Cabal, que estimaba perdida la acción y que debían repartirse en guerrillas las tropas en el Valle, todo lo cual creían muy contrario a la energía que piden los momentos apurados de las revoluciones políticas. En este fermento nadie podía obrar ni sabía el partido que debería elegirse: Cabal tomó el suyo con su natural frialdad, renunciando la Comandancia de armas. Formada luego una junta de guerra con asistencia del presidente, se le amenazó que perecería cualquiera que hablase de capitular; él dijo que éste era su dictamen, presentando el pecho al oficial Ortiz. Los oficiales aun de grados superiores, quisieron que tomara el mando de las arma el teniente coronel Liborio Mejía, y fue nombrado comandante en lugar de Cabal. Los miembros del Congreso fueron invitados por el presidente a reunirse y tomar las providencias oportunas, cuales exigían los apuros del momento, y al fin lo verificaron. Por este tiempo ó a fines de junio, Madrid se había retirado a Cali, desde donde ofició al general Morillo y a Warleta, para hacérselos propicios. El Congreso de la Unión reunido en Popayán declaró haber cesado las funciones del presidente, cuyo destino él mismo renunció, y conforme a los deseos del Ejército, eligió de presidente dictador al general Custodio Rovira, y de Vicepresidente, con iguales facultades dictatoriales en su caso, al comandante Liborio Mejía. Rovira regresó de este lado del páramo de Guanacas para la Plata, y entró en el ejercicio y funciones de presidente el Vicepresidente Mejía. Este obró con actividad:

113


Reunió a los vecinos notables; pidió auxilios pecuniarios el día 23 de junio, y el 28 estuvo dispuesto todo para marchar, como marcharon más de 700 hombres, en persecución del brigadier Sámano. Los esfuerzos que se hacían por el ejército en Popayán, eran los bramidos del león mortalmente herido ó las heridas que arroja sobre sí mismo el hombre desesperado y furioso. En efecto, la Nueva Granada toda entera, exceptuando sólo el territorio que hay de Popayán a Buga, era presa de los expedicionarios. Morillo ocupaba a Santafé desde el 8 de junio; Warleta era dueño de Antioquia y ya se acercaba a Cartago; Plat dominaba el Chocó y salió por Dagua a Cali; Montes, en fin, dominando a Quito desde noviembre de 1812, volvió a remitir una fuerza triple, que la que sostenía los últimos alientos de la República; y tan cerca una de la otra, que una jornada era suficiente para batirse. Pero nada arredraba a los defensores de la Patria: ellos hacen un convenio secreto en que juran morir antes que entregarse a los españoles y aun sacrificar a todo el que pretendiese persuadir la esclavitud y sumisión a los tiranos. Este documento firmado por todos los oficiales del Ejército, fue, según parece, uno de los que llegaron a manos del general Morillo y por lo que los condujo a los patíbulos.

114


El Colegio Constituyente de Cali se hallaba en diferentes disposiciones: el presidente Madrid desde Popayán había prevenido al gobernador Arboleda que tratase de evitar los males de la provincia, entrando en tratados con los jefes expedicionarios. Posteriormente el Colegio Constituyente, a quien Warleta hizo ofertas halagüeñas por medio del Pbro. Dr. Mejía, enviado al intento desde Antioquia, acordó reservadamente que el gobernador Arboleda hiciese rendir las armas a los jefes españoles, haciendo todos los ajustes previos, que asegurasen las vidas y propiedades de los ciudadanos. El gobernador, luego que Warleta se acercaba a Anserma, cumplió las órdenes del presidente y del Colegio, y para ello previno al comandante Pedro Murgueitio que rindiese las armas con la tropa que guarnecía a Cartago. Murgueitio presentó todos los documentos en el Consejo de guerra que se le siguió de orden del Vicepresidente Santander, La comisión del Dr. Mejía tenía por objeto principal persuadir a su sobrino el comandante Liborio Mejía, el que se sometiese a la autoridad del rey; no habiendo ido a Popayán aquel eclesiástico, comisionó el Colegio al Dr. José Antonio Borrero para que llevase las órdenes convenientes al comandante; pero observando su resolución decidida y el riesgo a que se exponía si hablaba de capitulaciones y sumisión a los españoles, regresó a Cali sin tratar con los jefes militares sobre este particular y menos con el Dictador Mejía.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

Junio: Este joven valiente y sus intrépidos compañeros de armas, habían seguido contra Sámano el 28 de este mes, y en el Alto de Riohondo les disputó el paso, una avanzada realista mandada por el comandante Simón Muñoz, que se retiró después de algunas escaramuzas.

115


En la mañana del 29 se acercó la avanzada, y fue retirándose hasta El Tambo, y de allí al campo de la Cuchilla, hasta donde fue perseguida. luego se trabó una acción encarnizada por los republicanos: el Abanderado Delgado y Scarpetta tomó la trinchera enemiga, fijando allí la bandera y retirándose con denuedo; pero casi paga caramente su ardimiento. Cuatrocientos pastusos huían de sus mismas trincheras hacia Patía, siendo preciso a golpe de sable hacerlos volver a su puesto. En campo raso habría sido seguro el triunfo: los mismos realistas confesaban después la superioridad de los republicanos; pero tuvieron que ceder a la fuerza y a la situación del enemigo, que triunfó completamente de los últimos defensores de la libertad é independencia. La de la Nueva Granada quedó por esta vez sepultada en la Cuchilla del Tambo o Alto del rey, con la pérdida de sus más bravos soldados. En el campo quedaron muertos, heridos y prisioneros en crecido número; habiéndose retirado el Dictador con Linares y Ortiz….y casi 300 hombres, que llenando de luto la ciudad a las dos de la tarde en que entraron a ella los republicanos, le aumentaron su duelo dejándola abandonada como era inevitable, y marchando en el mismo día para La Plata a continuar sus empresas desesperadas contra el batallón expedicionario de Numancia, mandado por Tolrá, y ser después víctimas en los calabozos y cadalsos de Morillo. Julio- Sámano, libre ya de todo temor, ocupó la ciudad el 1º de julio: su entrada fue la más ominosa por el terror que se esparcía. El contraste entre los vecinos no podía ser más manifiesto: los realistas rebozaban de contento; los patriotas abatidos y mortificados hablaban por violencia, ó se ocultaban en los retiros más lúgubres, si es que se le permitía este desahogo y no era calificado de crimen su retiro. El día 8 del mismo julio fueron fusilados en la plaza de San Camilo los oficiales Prudencio España [hijo del que en Caracas fue sacrificado por su amor a la libertad del país en 1797]. Agustín Rosas y dos soldados, todos prisioneros en la Cuchilla del Tambo.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

Haz click sobre la imagen para ampliar información

116


El Provisor D. Andrés Ordóñez, que se había retirado al Colegio de San Francisco, fue entregado el 2 de julio por su guardián fray Francisco Grueso, y conducido a una prisión, se le engrilló inmediatamente; pocas víctimas deseaba Sámano sacrificar con más ardor: le calificó él mismo de hereje y trató de que se le degradase para ahorcarlo. El nuevo Provisor D. José María Grueso se opuso a esta acción bárbara del jefe español, y al fin fue remitido Ordóñez a Santafé y de allí a España, donde murió de la fiebre amarilla, en Sevilla, en 1819. El comandante Simón Muñoz, que recorría los campos, apresó cerca de la hacienda de Paíspamba, propia de la familia Caldas, al mismo coronel Francisco José de Caldas, y sus compañeros Manuel Torices, José María Dávila, y N. Armero. Inmediatamente fueron presos Ulloa, D. Manuel María Quijano, Pombo, Pérez [Santiago y hermanos]; casual y afortunadamente lograron su libertad en esta y en otra prisión posterior, a costa de algunos miles de pesos consignados en la Caja militar y en la Tesorería. El 6 de julio en que también recorría Muñoz los campos de Totoró y Guanacas, observó algunos hombres por las alturas inmediatas: dio parte al general Sámano, y recelando fuesen las tropas del Dictador Mejía que invadían la ciudad, hizo tocar generala, formar la tropa y sacar a todos los presos, que se hicieron marchar con ella a pie, después de las dos de la tarde, con orden de que al primer tiro que hiciesen los insurgentes contra las tropas del rey, fueran degollados estos infelices presos: se dio también una lista de todos los patriotas que debían ser sacrificados en sus mismas casas si se verificaba el ataque.

117


El Dr. Ordóñez iba solo a caballo, en sillón, por tener grillos; no puede pintarse el modo con que los soldados lo pasaron, medio cargado, por la plaza mayor, de una prisión a otra más segura; pero este eclesiástico tan virtuoso como patriota, se complacía y bailaba engrillado alabando sus padecimientos por la Patria. Por fin, al salir de la ciudad por el Humilladero, entra un posta del comandante Tolrá en que avisaba la completa derrota de las tropas de Mejía y Monsalve, y que quedaban estos presos con sus compañeros. En el momento se dio contraorden para que volviese la tropa; salvas y repiques anunciaron el triunfo de los opresores, y los presos volvieron a sus mismas prisiones. El Provisor Ordóñez jamás desconfió de la libertad de la Patria; en medio de sus trabajos consolaba a sus amigos, a quien solía decirles: nolitetimerepusillusyrexquiacomplacuitpatrivestrodarevobisregnun. El establecimiento y el estado de Colombia manifiesta la previsión política del amable Ordóñez. Tolrá entró a Popayán con el Batallón de Numancia a principios de agosto; tenía orden de no pasar de La Plata sin anuencia del jefe que gobernase allí bajo la autoridad del Presiente de Quito; pero Sámano quería desprenderse de Montes y someterse a Morillo, le previno pasase a Popayán. Aquel jefe siguió con su ejército el 9 de julio para el Valle; Warleta llego a Buga con el Batallón del Rey, lleno de recelos de las guerrillas de Cabal, y se reunieron estos dos comandantes un día de aquel mes para concertar sus planes de opresión. Los tres hermanos Torres se habían presentado a Warleta: este se los envió a Sámano y puestos presos siguieron a Popayán y de allí a Santafé D. Camilo y D. Ignacio; D. Jerónimo fue desterrado por una fortuna singular, a Barbacoas. Warleta apresó por fin al coronel Cabal, haciendo sufrir a sus parientes y hasta a sus jóvenes primas muchos tormentos para que declarasen el lugar donde estaba oculto; también remitió presos al mayor José María Quijano, a D. Francisco Cabal; y de Cali, a D. Pedro Felipe Valencia, Conde de Casa Valencia, coronel D. José María Gutiérrez y otros que perecieron después en Popayán y en Santafé.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

Haz click sobre la imagen para ampliar información

118


Warleta ejercitó toda su ferocidad expedicionaria, y Sámano no tuvo que aprender lo que ya había practicado en otras ocasiones. El 20 de julio fusiló al coronel Carlos Montúfar en la Plaza de Buga, haciéndolo poner después en la horca, y regresó a Popayán a principios de agosto, desentendiéndose desde entonces de la dependencia que debía tener del presidente de Quito, Montes, y causando de este modo males indecibles a la provincia de Popayán, que habría evitado bajo el gobierno de Montes y sin la presencia de los expedicionarios de Morillo. Sería no acabar si enumerásemos los padecimientos de nuestros pueblos: raciones para el Ejército y para las guarniciones; asistencia de hospitales; manutención de los mismos; composición de caminos; alistamiento; conducción de presos y de caballerías; servicio de postas; en fin, cien, otros inventos, eran los medios con que se oprimía a los vecinos, aun sin exceptuar a los realistas. El camino solo de Anchicayá, que no tenía otro designio que el de formar allí un presidio, ocupaba casi dos mil trabajadores, de los cuales perecieron muchos hombres libres y esclavos. En fin, una historia de hechos particulares, inhumanos y horribles, sería el medio de hacer conocer a la posteridad al bárbaro Warleta y a sus dignos camaradas. Antes del regreso de Sámano fue fusilado D. Rafael Latasa, ocupando Tolrá el mando; y después de su llegada, fusiló el 19 de agosto a D. José María Cabal, D. José María Quijano y el teniente Matute. Seguidamente fue al patíbulo el coronel Gutiérrez. Antes hizo quintar a los oficiales prisioneros en La Cuchilla, y fueron destinados al suplicio los jóvenes Hilario López y Savaraín Ponce, y al salir al patíbulo se recibió orden de Montes, para que no fuesen fusilados los prisioneros; de este modo volvieron al llegar al suplicio, libres de él; pero Savaraín lo sufrió en Santafé como cómplice de la joven patriota Pola, en su intento de salvar su Patria. El medico ingles Anfur, enviado por Brown al Gobierno, fue sentenciado a muerte; y no se verificó por un accidente que no pudo saberse con certeza.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

119


Hay un error en esta relación, pues los quintados fueron José H. López, Alejo Savaraín, Ponce y Cuervo, salvados por orden de Sámano y no de Montes- Nota de Miguel Arroyo Diez. El general Sámano siguió a Bogotá el 27 de septiembre, llamado por el general Morillo, que quería premiar su sometimiento con el Gobierno de Santafé y después con el Virreinato de la Nueva Granada, para el que lo propuso al rey. Antes de partir Sámano, envió con escolta al Dr. Camilo Torres, su hermano D. Ignacio, a Torices, Conde Valencia, Dávila y otros patriotas expresados antes. Warleta quedó con el mando en jefe, aunque D. José Solís era gobernador de la provincia, é inmediatamente formó el de Guerra permanentemente y fueron fusilados Agustín Navia, José María Pino y Pedro López, en Quilichao y Caloto: el primero sólo había dicho ¡ viva la Patria¡ y había hecho cómplice suyo al comandante Monsalve; al segundo se le confundió con otro Pino, primo suyo, que había sido patriota guerrillero. El cacique coronel D. Agustín Calambás, fue fusilado en Pitayó; y en Cali, el 24 de septiembre, el Dr. Manuel Santiago Vallecilla, de orden de Morillo y en vista de los documentos hallados en el archivo del Gobierno general, pues que en Popayán ni en Cali se encontraron papeles algunos contra éste, ni otros patriotas. EI vestuario del Batallón del Rey costó mil sacrificios a los menestrales y a los vecinos. Warleta formó una maestranza en que concurrían aquéllos, asistidos por los últimos y bajo su responsabilidad, lo que no podía ser obra sino de la extorsión y violencia. El 15 dé noviembre marchó Warleta para Santafé con el Batallón del Rey uniformado, llevando algunas cargas de doblones para entregarlos en el Cuartel general de Morillo. Don Carlos Tolrá quedó con el mando de las armas, habiendo antes remitido aquel jefe diferentes patriotas presos, entre ellos, liado a la montura, sobre una caballería, D. Manuel José Castrillón, que no podía sostenerse por sí mismo, por un enajenamiento ó privación de que adolecía, y que suponiéndosela fingida, se hicieron con él pruebas las más dolorosas en su prisión. Se le punzaba fuertemente, se le encerraba por tres días con alimento que se pesaba antes para saber si había comido ó no. Su anciana madre fue más bien la que sobrellevó todos estos martirios que su hijo no podía sentir.

120


Después que pasó Warleta el páramo Guanacas, horrorizaba el aspecto de la osamenta de hombres y animales. Centenares de caballerías que sacó de la provincia de Popayán, sirvieron para empobrecerla, para llenar los caminos de esqueletos y podre, y en fin, para molestar a los vecinos principales, encargados de su conducción al Cuartel general. La barbaridad de los soldados con los presos fue inaudita: un infeliz consumido de fiebre no pudo seguir de La Plata; se le obligó a dar traspiés; en el puente se postró en tierra y no siendo capaz de moverse por los golpes del fusil, se le atravesó el corazón con la bayoneta. ¡Ojalá que este ejemplo de barbarie fuese singular! Desde fines de noviembre ocupó la ciudad el comandante D. Ruperto Delgado con el Batallón 1° de Numancia. El 28 de este mes se sintió a las ocho de la noche un temblor lento de tierra; pero al día siguiente a las dos de la tarde fue el sacudimiento largo y de una fuerte repercusión, aunque no causó estrago. Cuando pasaba Warleta por el páramo, como horrorizaba la naturaleza de las desgracias de la humanidad doliente, se había experimentado allí otro sacudimiento tal, que los indios se arrojaron en tierra y huyeron espantados. La maestranza para vestir el Batallón de Numancia, en todo el año siguiente, excedió en gastos y largo trabajo de los menestrales a la de Warleta; los plateros, sastres y herreros de la ciudad y del Valle, fueron ocupados en el vestuario ostentoso del Batallón. Mas de 200.000 pesos costó esta profusión de uniformes, pues el capitán Jiménez fue a Jamaica a traer paños, lienzos finos é instrumentos de viento, en que se invirtieron como 30.000 pesos, según la voz común. a pesar de todo el comandante Delgado tuvo un porte urbano y moderado en la ciudad; pero sus comandantes en las ciudades del Valle hacían extorsiones y violencias desmedidas. Sólo los pastusos no sufrían: se les pidieron mantas y otros efectos para la tropa, y exigieron primero su importe. El general Sámano previno desde Santafé que no se les molestase en nada. Este año concluyó fusilando, el 11 de diciembre, a los patriotas D. Francisco Antonio Caycedo, D. Joaquín Vallecilla y Francisco Perlaza, condenados por el Consejo de Warleta, y cuya sentencia aprobó y mando ejecutar Morillo

121


AÑO DE 1817 El año de 1817 se pasó en el servicio de las tropas, sus hospitales, sus maestranzas, acopios de raciones, de que se exigieron 50.000 en carnes a cada una de las ciudades del Valle. Los esclavos de la provincia del Raposo, en el Choco, fueron sometidos a la autoridad de sus amos. Por el aspecto público de los negocios, parecía que la sumisión colonial había llegado al término deseado, ó como decían los realistas, se había ya fijado el clavo a la rueda. Pero de repente se turbo la tranquilidad y la complacencia que ya manifestaban los expedicionarios. El capitán N. Mora, destinado de soldado en el Batallón de Numancia, convino con Andrade para que se echasen sobre las armas ó el hospital; reunió diferentes patriotas, y después de dar muerte al realista D. Joaquín Polanco, en su hacienda inmediata a Cali, se dirigieron a Nóvita con la empresa de insurreccionar aquel territorio; pero aunque encalló el proyecto y pereció Mora con sus compañeros, apresados en Charambirá por el capitán José Antonio Illera, el alarma se extendió al virrey Sámano y hasta al general Morillo, a quien ya lo habían llevado a Venezuela los progresos del general Bolívar, la insurrección de Margarita y últimamente la toma de Guayana. Es preciso no olvidar a la excelente patriota Vicenta Vaca, que tuvo en Cali ocultos los fusiles de Andrade y Mora por más de ocho días, a pesar de las pesquisas, y hasta que pudieron obrar aquellos hombres atrevidos. El indulto de Fernando VII, que se publicó a mediados de este año, y la llegada del Obispo D. Salvador Jiménez Padilla, el 2 de agosto, produjo la calma que podían dar los jefes españoles, siempre descontentos con los americanos. El Obispo emprendió la fábrica de la Catedral, arruinada desde 1785, cediendo sus rentas para la obra, y dio impulso a la educación eclesiástica, formando constituciones para el Seminario y una buena escuela de niñas en el convento de la Encarnación. Pero en la cobranza de las deudas de diezmos se experimento un rigor sin ejemplo. El Juez asesor, que lo era el Prebendado D. Eusebio Ramírez Arellano, sin igual en ignorancia, en dureza y atrevimiento español, apoyado por el Obispo, su paisano, persiguió sin piedad a los rematados. Los comandantes militares fueron encargados del cobro, llevando un seis ó siete por ciento sobre la deuda general, que exigían sin alguna conmiseración. Aun lo que se había satisfecho a los Gobiernos patriotas se volvió a cobrar, como indebidamente pagado a un Gobierno insurgente ó rebelado, según su expresión.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

Haz click sobre la imagen para ampliar información

Haz click sobre la imagen para ampliar información

122


Á fines de este año comenzaron a renacer algunas esperanzas en los patriotas. Los boletines en que Morillo publicaba sus triunfos sobre los insurgentes de Venezuela y el cabecilla Bolívar, daban a conocer que había renacido el incendio entre las cenizas y que volvía a resonar la Patria y la libertad, que se habían creído perdidas para siempre. No obstante, el año de 1817 se concluyo sin novedad.De aquí para adelante relata el Dr. Restrepo.Nota de Joaquín Mosquera.

AÑO DE 1818 El de 1818 fue más ventajoso para la provincia, porque quedó libre de las molestias precisas para la subsistencia del Batallón de Numancia, que por febrero salió de Popayán para Quito con destino a Lima, en cuyas capitales se admiró su lujo y su música soberbia. En todo el tránsito se prepararon de dos en dos leguas ramadas ó pascanas espaciosas para la comodidad del Batallón, que contaba sobre 1.200 hombres, habiendo quedado en Popayán una Compañía al mando de D. Silverio Delgado. Este Batallón, a pesar de los males sin término que causaron sus oficiales, tiene la gloria de haberse unido a las banderas de Colombia, aumentando las fuerzas del presidente Libertador en Trujillo del Perú. En todo el año de 1818 se aumentaron las buenas nuevas de los patriotas en Venezuela, que se confirmaban con las precauciones de los jefes, con las guerrillas al Norte de Santafé y con el sacrificio de la joven Salabarrieta por Sámano, a pretexto de tener parte en la conspiración de los republicanos.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

123


A fines de diciembre de este año se dicto la providencia apetecida por los pueblos, de recoger la moneda falsa acuñada en Santa Marta por el virrey Montalvo. Por real orden de Fernando VII, a que acompañó la certificación de ensayadores y talladores de Madrid, sobre la diferente y baja ley y peso de aquellas monedas, se improbó con dureza su acuñación, mandando a que se recogiesen y persiguiese, como a monederos falsos a los que volviesen a fabricarlas. En su consecuencia el virrey Sámano en junta de Tribunal, acordó que por la posta se enviasen órdenes, a Cartagena principalmente, para colectar toda esa moneda; y que para cubrir el déficit, se exigiese por ahora el uno por ciento de todas las propiedades. Esta providencia acabó de indisponer los ánimos contra el Gobierno español. El mismo mes de diciembre llegó el coronel D. Pedro Domínguez de gobernador de la provincia, en lugar de D. José Solís, que se fue de gobernador de Riohacha. AÑO DE 1819 A principios de 1819 siguió Domínguez a Cali: en esta ciudad y en Popayán se había hecho amar por su porte bondadoso y por americano como hijo de Santafé, pero había sido un jefe realista, tomando armas contra su patria, y ese pecado es imperdonable. En Neiva ó Fusagasuga, el coronel José Ignacio Rodríguez con una guerrilla, sorprendió el correo que venia de Santafé el 20 de julio. En el valle del Cauca se aumentaban los alarmas: los muchos militares patriotas que se encontraban allí ocultos; las sorpresas de los postas, aun cuanto existía Warleta en la provincia; los temores que infundía un patriota jefe, conocido con el nombre de Guasca, a quien no pudieron sorprender las muchas partidas que enviaban los comandantes del rey en su persecución; todo era un motivo de recelo. El gobernador Domínguez envió preso a Santafé a D. Manuel Bocs, antiguo capitán expedicionario que ya se había declarado por los principios republicanos y aun se separó del servicio en el Batallón de Numancia para quedarse en Cali. En estas circunstancias se recibieron en el Valle las primeras noticias de los sucesos de Libertador antes de la acción de Boyacá; luego se supo esta gloriosa jornada, sucedida el 7 de agosto, y la ocupación de Santafé el día 11 del mismo, y en el momento comenzaron a obrar guerrillas en diferentes puntos.

124


El gobernador Domínguez, que ignoraba aquellos sucesos, salió de Cali; en el paso del Cauca para Llanogrande encontró reuniones; no quiso separarse de los españoles y realistas que lo acompañaban en numero de 60 ó más; trató de seguir a Popayán por un desvió de La Candelaria, y por allí puntualmente venían los patriotas y se trabó una refriega. El gobernador Domínguez trató de que no fuese sangrienta, pero sus compañeros eran aborrecidos; por fin murieron algunos; el ingles Gáez, de los marineros que dejó el capitán Brown, herido en el brazo, arrojó su lanza sobre Domínguez, y quedó moribundo el día 30 de agosto. Conducido a la parroquia de Santa Ana murió al día siguiente, sentido casi generalmente. Sus compañeros, muertos, heridos ó prisioneros, cayeron todos en poder de los patriotas. El teniente coronel D. Miguel Rodríguez se hallaba en Popayán, enviado por el virrey con los húsares del Príncipe, para uniformarlos y montarlos: trataba de que fuese más lujoso el vestido que el de los del Numancia. Las carrileras y otros adornos, decía, serán de oro, y no de plata como los de aquellos. También existía una Compañía del Numancia, cuya total fuerza era de 300 hombres. El coronel Calzaba, después de la ocupación de Santafé, salió para Popayán con el Batallón de la Victoria, después de Aragón, al mando de D. Basilio García, que guarnecía esa capital, y con otros de los dispersos de Boyacá y alguna caballería con su comandante D. Francisco Gonzáles. Toda la División llegaba a casi 900 hombres, que ocupó la ciudad el 6 de septiembre. Calzada, informado de los sucesos del Valle, hizo marchar al comandante Rodríguez, los Húsares y Numancia el 14: una bandera negra era su divisa, lo que debía irritar y esforzar más a los patriotas. Estos, mal armados con sólo lanzas, palos y pocos fusiles, se reunieron para atacar a Rodríguez, que se había hecho fuerte en la hacienda de San Juanito, muy inmediata a Buga: en un galpón de hacer ladrillos estaban parapetados, y de allí hacían un fuego vivo; la cabellaría estaba tras las casas de los esclavos.

125


El intrépido Guasca, herrero de Cali, que en los montes en que había estado oculto fabricaba lanzas y ocultaba algunos fusiles y un pedrero; dio el principal impulso. Los patriotas eran dos mil ó más; pero muertos algunos ya se desalentaban; un joven de entre los del pueblo, cuyo nombre ignoramos, encendió haces de caña seca, atraviesa los fosos por entre una multitud de tiros, pone fuego al galpón y el terror a los realistas que mantenían allí la pólvora: incendia también las casas de los esclavos; Guasca asesta el cañón contra la caballería, y ya no queda otro recurso al comandante Rodríguez que encerrarse en la casa de teja. En seguida aceptó una capitulación, propuesta por el que hacía de comandante general, D. Joaquín Ricaurte, uno de los ocultos en el ValIe, en que ofreció garantías a los oficiales y soldados. Todos fueron prisioneros en Buga el 29 de septiembre, en que tuvo lugar este suceso; y gracias al temor de los presos, pues reunidos, armados y sin custodia, habrían podido rehacerse y causar grandes estragos volviéndose a Popayán. Tan mala era la disciplina y la pericia de nuestros primeros generales. El ingles Rounel, otro de los de Brown, obró en esta vez, y sin razón tomo la superioridad que después fue perjudicial al Valle. Los soldados en la mayor parte tomaron servicio; los oficiales siguieron para Santafé; pero los comandantes Rodríguez y Delgado fueron fusilados antes de entrar en Quindío, de orden del comandante de Antioquia, José María Gutiérrez, que ya ocupaba a Anserma con una División de tropas.

126


Calzada no podía tener noticias del Valle, porque una guerrilla obraba sobre Quilichao: 10 hombres venían a hacerse paso y habrían sido apresados si no hubieron encontrado a un posta que conducía una intimación del comandante Ricaurte a Calzada, dándole un aviso del suceso del 29 de septiembre en San Juanito. Al mismo tiempo recibió Calzada el 4 de octubre otra intimación que le hacía desde La Plata el comandante Joaquín París, enviado desde Santafé por el Vicepresidente Santander con una columna de más de 200 hombres; y el 5 desocupó la ciudad Calzada, con más de mil hombres, a tiempo que estaban ya en las llanuras, más acá del Patía, 700 pastusos. El Obispo, los empleados y algunos vecinos, dejaron la ciudad de orden del jefe español. Varios patriotas, con anticipación marcharon hacia Quito, temerosos de las violencias a que quedaban expuestos con Calzada, luego que se acercasen las fuerzas vencedoras en Boyacá. Otros se ocultaron, entre ellos el capitán Bocs, antiguo edecán de Calzada, su director en Cachirí y quién lo había sacado de la prisión en Santafé y traídolo a su lado; este capitán fue a reunirse a los patriotas en Cali. En fin, muchos fueron presos a pie, entre ellos D. Manuel Olalla, vecino de Izcuandé, y Camilo Guevara, honrado y hábil artesano de carpintería, con su hija. Esta joven, acusada de patriota, sostuvo con firmeza sus sentimientos; en consecuencia, después de cortarle el cabello, se la paseó por la plaza a toque de cajas, y liada se la condujo a Pasto con su padre y otros patriotas.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

127


El Obispo había dejado su interferencia ó su porte condescendiente, desde que comenzaron los temores del restablecimiento de la Patria. Apenas pudo haber actividad mayor que la que desplegó este Prelado en favor de la causa real: exhortaciones, dinero, censuras y excomuniones, todo lo puso en obra para arredrar a los patriotas. Popayán quedó envuelto en luto, por que este pueblo religioso no sabía el partido que habría de tomar entre los extremos a que se le reducía; sin juez alguno ni autoridad que reprimiese los abusos, no se vio ni en esta ni en otras diferentes épocas de anarquía, el menor desorden, el más pequeño hurto: Popayán, abandonado a sí mismo, ha parecido que tenía jefes que respetar y penas que le contenían en su deber. Por lo demás es ocioso pintar aquí esa serie de acontecimientos que debían acompañar a la espada expedicionaria fortificada con la eclesiástica del Obispo, antiguo y encarnizado defensor de los derechos de Fernando, en Cádiz, y contra las Cortes de sus mismo conciudadanos. Desocupada por muchos días la ciudad, entró a ella el comandante París el 21 de octubre. En noviembre le sucedió en el mando el coronel Antonio Obando. La pequeña guarnición de 300 a 400 hombres, mal vestida, mal disciplinada, no era la fuerza con que se podía sostener una plaza fronteriza invadida por patianos, por pastusos, por Calzada y por el Obispo Jiménez Padilla. Si no se hubiese despreciado siempre la guerra del Sur y a los enemigos de Pasto, cuya importancia sólo hicieron conocer las acciones de Cariaco y Bombona y la presencia del mismo Libertador de Colombia, no habría sido tantas veces ocupada y evacuada Popayán, ni se habría prolongado tanto sus sufrimientos y sus desgracias

Haz click sobre la imagen para ampliar información

Haz click sobre la imagen para ampliar información

128


AÑO DE 1820 Los temores de Pasto debían obrar en Popayán y servir para oponer una defensa vigorosa al ejército de Calzada; pero ni se aumentó la guarnición, que era de sólo 430 hombres, ni hubo vigilancia. Así es que aquel jefe entró a la ciudad el 24 de enero, a las cinco y media de la mañana, con más de 1,700 hombres bien armados y disciplinados, sin saberlo ni aun la guardia de Chune, entrada publica del Sur, hasta que fue sorprendida: el oficial, teniente Márquez, escapó ocultándose, El comandante dormía tranquilo y apenas pudo salir de su casa precipitadamente, advertido por un patriota del peligro, por medio de un criado: al salir a caballo, ya ocupaban los batallones de Pasto y Patía la calle de San Francisco; el batallón de Aragón, la del Colegio Seminario: sus cornetas y música avisaban a los oficiales la cercanía del enemigo, porque la noche antes se habían divertido con la hermosa noche de luna y habían ido a dormir en sus casas de alojamiento fuera del cuartel. Esta casualidad salvo a muchos oficiales que ocultaron las patriotas a costa suya; el mismo comandante permaneció un mes en la cuidad, oculto en una casa que se tenía por realista; otros salieron enviados con guías de satisfacción: hasta las mujeres del pueblo tomaron empeño en ocultar a los soldados ú oficiales, porque este pueblo ha sido moderado en medio de los desordenes de la revolución. Por lo expuesto se infiere la mala defensa que se pudo hacer, en medio de esta sorpresa de la guarnición. No obstante el capitán Báez murió en la plaza haciendo un fuego vivo con pocos hombres a todo el batallón de Aragón. El capitán Vargas resistió con valor en la calle del Humilladero y puente del Molino; el capitán Castro y el Alférez Consuegra murieron al salir del cuartel, y el apreciable capitán Pedro José Galindo en su retirada, en que se salvo mucha parte de la guarnición. En las calles perecieron algunos soldados, siendo en el acto fusilados algunos otros, y posteriormente Joaquín Céspedes, teniente; y el 27 de marzo el teniente Alderete, que por sus muchas heridas había sido conducido al hospital. Se saquearon algunas tiendas; pero no fue el perjuicio y el desorden como se esperaba.

129


No debe omitirse que el capitán Báez había sido atacado en los primeros días de enero en Los Robles, a dos horas de la ciudad, habiéndose escapado por fortuna con algunos de la partida, quedando siete prisioneros. Desde entonces se observó que esta descubierta traía soldados veteranos del Aragón, y los distintos avisos de la aproximación de Calzada fueron tan repetidos que no es disculpable la poca vigilancia de los jefes republicanos; y lo queremos repetir, para que la energía y disciplina que hoy se observa en nuestras tropas, sea siempre la que se mantenga en nuestras plazas y guarniciones, para que no se repita la vergonzosa sorpresa de Popayán, que no sé cómo se pudiese cubrir con acusaciones de algunos realistas, que después fueron acusados y sacrificados. El capitán D. Eugenio Tamariz fue nombrado gobernador por Calzada el 25 de enero, estableciéndose el Ayuntamiento, y el 28 marcho Calzada con el Ejército para el Valle; de paso fusiló dos infelices en Mondomo, y siguió rodeando por Buga y Cartago; aquí tuvo un encuentro con los patriotas, que luego se retiraron a Quindío. En seguida fueron fusilados el capitán Murillo, el Alférez Hernández y el Proveedor Tobar. El teniente coronel Manuel Santacruz se fugó de Tulúa y murió después en Ibagué.

130


Calzada que procuró arrasar todo en su tránsito: patriotas, ganados y cosechas, regresó a Cali, en donde no pudo detenerse afortunadamente, por perseguir al comandante inglés Rounel, que había reunido alguna fuerza con esclavos y andaba por las cercanías de Jamundí. Desbaratada esta fuerza y sabedor Calzada de que se le acometía por La Plata, asegurándosele que ya se acercaban tropas a Guanacas, voló a Popayán, a fines de marzo, asolando los ganados del tránsito. El capitán de caballería Gonzáles, obró con inmunidad asombrosa contra todos los que reputaba soldados patriotas. El virrey de Cundinamarca había enviado al teniente coronel García, a fines de febrero para ocupase la provincia de Páez y después a Caloto. García residió en Lame, La Plata etc. Entendemos que hay equivocación: debe leerse Vicepresidente no virrey.- Nota de Miguel Arroyo Diez. El 6 de abril salió de Popayán para La Plata el capitán Miguel Domínguez, con 280 hombres. No encontró a los enemigos, y desde La Plata, en 23 del mismo mes, avisó a Calzada que amedrentados los insurgentes habían todos desaparecido. En efecto, se retiraron a las órdenes del coronel Mires, para dar el golpe seguro, que verificó el 28 de abril, no habiendo escapado sino el destacamento que había salido de La Plata y otros dos oficiales que presenciaron la sorpresa y fueron a llevarle la noticia a Calzada.

131


El mismo día 6 de abril salió a la madrugada, preso con destino a Pasto, el gobernador Tamariz. En la noche del 5 se tuvo un Consejo de Guerra contra la señorita María Teresa Torres [sobrina del Dr. Camilo], y como Tamariz hiciese una justa defensa de esta joven inocente, en los cargos de inteligencia con los insurgentes, que se le hacían, se atribuyó a este hecho su desgracia. Pero parecía más verosímil que habiendo tramado Tamariz con el coronel López y otros oficiales deponer del mando a Calzada por su estupidez y poca aptitud, fuese éste el verdadero motivo de su prisión. En la noche del 9 de abril se fugaron ciento ó más soldados pastusos, con sus armas, y el 14 salieron relevados del mando el coronel Zambrano, el teniente coronel D. Tomas Santacruz y otros oficiales subalternos. Las compañías pastusas se pusieron bajo la autoridad de oficiales y sargentos expedicionarios. El comandante de caballería, D. Francisco González, fue destinado para la costa del Pacífico ó provincias de Izcuandé y Micay; siguió el 17 por Pasto, y se atribuyó su marcha a un arbitrio de Calzada para deshacerse de otro de los compañeros de Tamariz. El teniente coronel Fominaya sucedió el 30 en el Gobierno; pero no era a propósito para hacer bien, y la autoridad de Calzada, que lo obraba todo, no lo dejó tampoco hacer mal. Por la tarde del 8 de mayo, a las tres y tres cuartos, una descarga eléctrica de las más terribles que se han experimentado en Popayán, destrozó una parte del exterior de la portada de la iglesia de San Francisco y la puerta principal. Al mismo tiempo que salían los concurrentes de la Tercera, cayó el rayo y estropeo muchas mujeres, sin haber muerto alguna persona.

132


El comandante Simón Muñoz mandaba en Quilichao y Caloto una partida de caballería; el Alférez Rafael Ledezma, alias Pátibus, tenía un destacamento en Japio; y son indecibles las violencias que causó, sobre todo el último; horroriza el modo con que se atormentaba a los infelices patriotas, y como a los negros esclavos niños se les entretenía en estas feroces cacerías lentas y graduales. Pero el 15 de mayo fue sorprendido por una la columna republicana acantonada en [combate], La Bolsa, al mando del comandante Murgueitio, y después fue fusilado en Llano grande ó Palmira, de orden del comandante general José Concha. Este fue nombrado gobernador de la provincia por el Vicepresidente de Cundinamarca, Santander. a fines de febrero organizó tropas en Ibagué, y el 22 de marzo ocupo el teniente coronel Murgueitio a Cartago. La presencia del gobernador Concha restableció el orden en el Valle, donde Rounel y otros jefes ineptos y sin subordinación, causaban grandes perjuicios. La enérgica actividad del coronel Concha era tal, que algunos la han querido comparar a la del fuego, que siempre deja rastro de ruinas. Bajo su firma aseguró este gobernador haber exigido en dos años, en la provincia de su mando, mas de dos millones de empréstitos; y no sabemos que en la deuda domestica estén reconocidos cien mil. Los preparativos que hacía el presidente de Cundinamarca para que quedase libre el Sur de la República, no podían ocultarse enteramente a Calzada. Este, a fines de mayo, estuvo muy alarmado, y ya el 4 de junio hizo salir algunas columnas para Guambía, con el objeto de impedir que las tropas de Santafé pasasen al Valle por Pitayó: luego salió el mismo Calzada, y el 6 se avistaron los ejércitos. El republicano libertador al mando del general Manuel Valdés y su segundo el coronel Mires, habían tomado las alturas de aquel pueblo. De esta parte comenzó a obrar vivamente el coronel realista López, con el batallón de Aragón y los de Pasto y Patía:

133


El batallón Neiva se avanzó con intrepidez, y después de alguna resistencia la derrota de los realistas fue completa. Calzada regresó, y sin detenerse en Popayán se acampo en Timbío: aquí condenó a muerte a dos prisioneros, el aspirante Leonardo Trujillo y otros, haciéndoles abrir antes su sepultura a ellos mismos. El general Valdés hizo fusilar al capitán Ildefonso Gil de Tejada, americano indigno de este nombre, que tanto hizo sufrir en el Valle a sus mismos paisanos; inmediatamente siguió para Caloto, en donde reforzó el ejército con 300 soldados reclutados por el coronel Concha, y de este modo los batallones Albión, Neiva y Cauca, con el cuerpo de caballería, pasaban de 2,400 hombres. Al abandono que hizo Calzada de Popayán, se siguió el del Obispo y sus amigos y dependientes. El Obispo salió el 7 de junio, volviendo a renovar sus anatemas contra los patriotas, militares y todos los que les prestasen ayuda y favor. En esta vez fueron pocos los que dejaron la ciudad, contando con una fuerza capaz de protegerla y aun de perseguir a Calzada y concluir de una vez la guerra en Pasto. El 11 de julio, el destacamento realista que ocupaba el puente del Cauca, fue derrotado y perseguido por nuestra avanzada. El 13 se acampó allí el Ejército, entrando el día siguiente por la noche a la ciudad y reuniendo a las ocho de la noche a los vecinos, el general Valdés, trató de saber cuáles eran los hombres sospechosos; en este acto se presentó D. Manuel José Velasco, y en virtud de noticias ú órdenes anticipadas, lo hizo alancear en la misma noche. Velasco era de esos realistas honrados que lejos de dañar, hacía bien a todos; por muchos interpuso sus relaciones con Warleta y Tolrá para libertarlos de las prisiones. Estimulado por el primero para que le expresase cuáles era los pícaros enemigos del rey que había en la ciudad: aquí, señor comandante, le contestó, no hay pícaro alguno: todos son hombres de carta cabal. ¡Qué sensible es que la conducta imprudente de los hijos de Velasco hiciese odioso a su padre¡ Pero, ó suerte de la fortuna, ó más bien Providencia inescrutable, los hijos de ese padre desgraciado han merecido aprecio y colocación en el Ejército, de parte del Libertador.

134


Un alarma de que los enemigos invadían la ciudad el día 22, enajenó al general é hizo alancear al Proveedor D. Santiago Fuente, acusado injustamente de ser partidario de los patianos: sus papeles convencieron después que Sámano lo persiguió y arrojó de Almaguer por patriota. En fin, la muerte de Manuel García, mayordomo de la Fábrica de la Catedral, fue mas sentida porque se reputó más indebida é irregular en todas sus circunstancias. Corramos un velo sobre hechos que jamás, jamás debían tener cabida entre patriotas: las emulaciones, las rivalidades, ese espíritu de división que engendran los partidos en las revoluciones, fueron el origen de estos acontecimientos, hijos de la vil venganza entre conciudadanos. No quiero referir la de que usó el capitán Vegal, haciendo alancear a un excelente esclavo porque otros de la misma hacienda lo despojaron de su vestido y armas después de la sorpresa del 24 de enero de 1820. En la misma noche del 14 de julio siguió Valdés con el ejército en persecución de Calzada; pero acampado en Antomoreno no pasó de allí aunque aquel jefe estaba a tres leguas, en Timbío. Las tropas reales casi se disolvieron por el hambre, las enfermedades y las divisiones de los jefes: era segura su destrucción en el mes de junio ó julio; pero el general Valdés estimó mejor, después de algunos días, volver a abandonar a Popayán é ir a reforzarse en el valle del Cauca. En efecto regresó el día 15 de julio de Antomoreno y el 20 de agosto salió para Quilichao. En esta vez, sea por los ejemplos de rigor el general, sea por evitar la saña y furores de Calzada, fue tan general la emigración de todas clases y sexos, que casi no se veían habitantes en el lugar. Este sufrió mucho de los patianos; una peste desoladora, consiguiente a la miseria del pueblo, causó los últimos estragos y desolación; aun de las pocas personas notables que se vieron en la necesidad de permanecer en sus hogares, perecieron muchas de hambre y abandono. El ejército republicano se dividió en el Valle: el Albión permaneció en Cali; los otros dos batallones de infantería, Cundinamarca y Neiva, y la caballería de Guías, se acamparon en Buga y Palmira. El general Valdés dio el mando, por enfermedad, a su segundo Mires; pero tubo el dolor de ver casi disuelto el ejército, antes de emprender la campaña contra Pasto.

135


El descontento de los pueblos del Valle; sus quejas contra el general, en informes los mas negros, de las ciudades de Cali y Buga; el disgusto de ver reducirse a la nulidad las tropas; todo le probó al mismo general que no había sido acertada su retirada de Popayán al tiempo en que Calzada se hallaba tan debilitado. Antes de abandonar a Popayán, se publicó allí la ley fundamental y el reglamento para elecciones de los electores que debían nombrar diputados para el Congreso Constituyente; y fueron nombrados electores los ciudadanos José Cornelio Valencia y Santiago Pérez. La unión de Venezuela y la Nueva Granada, decretada por el Congreso de Angostura, preparaba la felicidad de Colombia. Debía reunirse el Congreso general en Cúcuta, y verificarse las elecciones de Representantes conforme al reglamento dado por el de Angostura; el presidente de Cundinamarca circuló orden con fecha 17 de enero de 1820, para que se verificasen dichas elecciones, y nombrados también electores por los pueblos del Valle para la Asamblea electoral, ésta se reunió en Cali en septiembre, y fueron elegidos Representantes los doctores José Antonio Borrero, José Cornelio Valencia, Manuel María Quijano y Miguel Domínguez. La Asamblea dio una extensa instrucción a sus Representantes, formada por los comisionados, los electores por Popayán. Por fin se puso en movimiento el Ejército el 2 de diciembre: la incorporación de Guayaquil a Colombia el 8 de octubre; la declaración de independencia de Cuenca poco después, hacía indispensable la campaña sobre Pasto para aprovechar los momentos. El general Valdés tuvo que organizar el Ejército, y salió de Palmira con 1700 a 1800 hombres, de que desertaron en el camino algunos, entrando a Popayán a mediados del mismo diciembre con poco más de mil hombres. En esta vez fue su porte benéfico y moderado para con aquel pueblo, en donde repartió limosnas considerables.

136


AÑO DE 1821 El 1 de enero de 1821 siguió el Ejército para Pasto con poco más de 900 hombres. Esta ciudad había variado de aspecto. Disgustados los pastusos con Calzada; acusado éste ante el presidente de Quito, Aymerich, por sus mismos oficiales, que le hacían cargo la pérdida de Pitayó y del envió de la columna a La Plata, por consejo de Bocs, de cuya defección le hacían culpable por haberlo sacado de la prisión de Santafé para traerlo a su lado; le acusaban de las muertes hechas en Mondomo, en Timbío etc. Se le procesó y depuso del mando, subrogándolo en él D. Basilio García. Esto reunió a los pastusos, que con las exhortaciones del Obispo, recobraron su entusiasmo y se resolvieron al fin a tomar armas y resistir a las de los republicanos, que ya los invadían. En estas circunstancias se presentó el general Valdés en las inmediaciones del Juanambú, y el 2 de febrero ocupó a [combate], Jenoy, dando orden para un ataque general. El sitio estrecho y los parapetos de los pastusos, hacían sus fuegos mortíferos contra el arrojo de los Guías. Murieron algunos de ellos, y últimamente atravesó una bala al intrépido comandante Carvajal. La pérdida de este bravo de Boyacá acobardó a sus soldados; al desaliento siguió el desorden y la derrota del Ejército, que se retiró hacia Popayán. En el camino encontró, el 5 de febrero, al general Antonio José Sucre y a los diputados para el armisticio convenido en Trujillo el 25 de noviembre de 1820, entre el presidente Libertador y el general D. Pablo Morillo. El coronel Antonio Morales era el comisionado por el Gobierno de Colombia, y por el español, el teniente coronel Moles. El general Sucre tomó el mando de las tropas, retirándose Valdéz a Popayán. Se fijo el cuartel en el pueblo del Trapiche, para curar los heridos y organizar la División.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

Haz click sobre la imagen para ampliar información

137


Los comisionados para el armisticio entraron a Pasto el 9 de mayo: una agitación ó verdadera conmoción de los pastusos puso a riesgo a los enviados, siendo necesaria la mediación del Obispo de Popayán y la del comandante García para aquietar los ánimos y prepararlos para el armisticio, que quedó admitido, señalando el río mayo por línea divisoria entre los dos ejércitos. El 27 de mayo cesó el armisticio; pero el teniente patiano Castillo, que se había incorporado a las tropas de la República, antes de comenzar las hostilidades dio muerte en Piaguaá un teniente y dos guías que dormían allí tranquilos, confiados en el armisticio. El general Pedro León Torres llegó a Popayán para tomar el mando del Ejército del Sur, debiendo el general Sucre seguir a Guayaquil con tropas republicanas por la Buenaventura. Al efecto fue a Cali, y arreglada allí la División, marchó el 25 de marzo y se embarcó en el mes de abril con más de 500 hombres. El cuartel permaneció en el Trapiche al mando, últimamente, del comandante Pedro Antonio García; pero no pudiendo resistirse allí las invasiones de Pasto, se trasladó a Popayán en mayo. El comandante español creyó poco fuerte la guarnición y trató de sorprenderla con más de 400 hombres. El 13 de junio se presentaron guerrillas realistas por Antomoreno, y después de un tiroteo que hicieron nuestras avanzadas se retiraron en orden al cuartel general. El día 17 se presentó García con toda su División por los barrios de San Camilo y San Francisco. El general Torres había atrincherado las bocacalles de las primeras manzanas de la plaza: su fuerza estaba decidida a batirse con el último calor. Pero los realistas no se acercaron a tiro de fusil; y al oír un grito general de viva Colombia se retiraron precipitadamente, sin detenerse, hasta Pasto. La fuerza republicana era igual a la del jefe español, compuesta del batallón Bogotá y del Cauca, en que había 180 soldados y 21 oficiales, todos payaneses.

138


A pesar de esto, el gobernador coronel Concha, habiendo entrado a la ciudad el 19 de junio, después de ahuyentado el comandante D. Basilio García con los suyos, el 15 publicó la ley marcial, depuso al Alcalde ordinario Lemos, a pretexto de haberse hallado al tiempo de la invasión fuera de las trincheras, nombrando a otro vecino, Varela; y en fin publicó una proclama acusando al pueblo, que lejos de favorecer a García, tenía a sus hijos en la guarnición exponiendo su vida por defender su libertad. El honor de un pueblo que jamás atento contra un sistema de gobierno, obliga a refutar esa injusta proclama, dictada en el calor ó acaso por el sentimiento, de no haberse hallado en las trincheras, ó porque los soldados que traía del Valle a instancias del general Torres, se habían fugado todos desde Ovejas.

Julio: Cuando ya no había el menor recelo de enemigos salieron los Guías a la hacienda de Genagra del Cauca, y allí mismo dieron muerte a un buen esclavo Mariano, que se había retirado a la huerta, dando parte el cabo Ramón que se acercaban sobre doscientos enemigos por Julumito, y que en su persecución, y montado el negro a la anca de otro, había sido muerto de un lanzazo. EL coronel Concha clamó altamente contra la ciudad que así favorecía las tropas realistas y enemigas; pero incontinente se descubrió la falsedad, pues fue hallado el negro dentro de la huerta, y formada causa militar, confesaron su ficción y su crimen. La necesidad en que se hallaba el general Torres de salir después a obrar contra Pasto, suspendió el proceso. Pero posteriormente, en septiembre, se desertaron reunidos 20 guías; hicieron muertes en Lame, La Plata; aterraron a esos pueblos, en términos, que en Neiva se apresó por sorpresa a una parte y fueron ejecutados allí algunos. Además fueron apresados en la villa de Purificación, apostando tropas, de que había remitido un piquete en su persecución el general Torres. Ramón y dos compañeros fueron fusilados en Popayán en octubre.

139


El gobernador y comandante general Concha adoptó el sistema de rebajar un pueblo, exaltando otro, para excitar la emulación a favor de la causa pública. Así elogiaba a Cali en Buga, y luego Buga merecía toda su atención. En Popayán sólo hablaba del patriotismo del Valle; y al fin acusado por esos pueblos, ya sólo Popayán era recomendable. Este manejo parcial no conviene a un jefe, pues al fin sale disgustado de los pueblos y los pueblos le miran mal. El desaire público que hizo el gobernador Concha a la Municipalidad de Popayán el día que salió para Pasto el general Torres, no lo olvidan allí, aun después de los miramientos posteriores. El día 29 de julio marchó el general Torres con los batallones Bogotá, Paya, Cauca y Neiva y el escuadrón de Guías. En Patía se receló de la conducta del español D. José Nauñín, que pasado a nuestras tropas iba de ayudante de Comisario, suponiendo que había ido a tratar con los enemigos, pues desviado en una salida que se hizo, no pareció hasta el día siguiente. El ejército permaneció en Patía por algún tiempo, sin poder obrar contra Pasto. Al día siguiente de la marcha del ejército, 30 de julio, salió el gobernador Concha para el Valle, quedando la ciudad sin guarnición, con sólo los enfermos de los hospitales, de comandante el capitán Juan Bautista Molina, tan inactivo como inepto, de que no tuvo noticia la ciudad sino mucho después de la salida del gobernador. Este dispuso que saliesen 180 enfermos para el Valle, y de ellos murieron muchos en el camino por abandono del oficial conductor.

140


La ciudad padecía fiebres y diferentes inflamaciones, por efecto de la infección de los cuarteles, ó por las privaciones del pueblo en los casos de hostilidades de guerra; lo cierto es que desde abril, y principalmente en junio y julio, fue inmensa la muerte de los soldados y de los paisanos. Se atribuía al temperamento ó clima mal sano del lugar, cuando en el eran nuevas tales epidemias; de aquí resultó el establecimiento del cuartel fuera de la ciudad y últimamente abandonarla y fijarse en Caloto, en donde fue mayor la mortandad. Entre los padecimientos públicos que trae la guerra, se tuvo un día de regocijo, el 4 de agosto. Se recibió la noticia oficial de la batalla de Carabobo, en que fueron desechos 6000 hombres del general La Torre. Se supo la ocupación de Caracas por el general Bermúdez, y todo se celebró con salvas, repiques y músicas. Parecía que este mes debía destinarse a sólo júbilo, pues el día siguiente, 5, llegó la noticia que comunicaba el general Sucre desde Guayaquil, de haberse entregado el Callao el 12 de junio al general San Martín. El 6 se experimentó a las cuatro y media de la mañana un fuerte temblor de tierra, con tres movimientos diferentes, Norte a Sur. El teniente Castillo, el mismo que había dado muerte en Piaguaá nuestro oficial y soldados, sorprendió hacia la Cuchilla 30 soldados del ejército del general Torres y los sacrificó a todos inhumanamente. A este tiempo la ciudad estaba bajo el mando del comandante Pedro Murgueitio, que con noticia de las tentativas de los patianos para sorprenderla, tomó las medidas convenientes para reparar su estado de indefensión. Toda la guarnición se reducía a 63 plazas de los batallones que existían en el Ejército y algunos enfermos en el Hospital; en estas circunstancias se presentaron el mismo patiano Castillo, Manuel María Córdoba [que después ha servido y sirve bien en nuestras filas], Sarria y otros perversos el día 13 de agosto a las 10 de la noche, con casi 300 patianos, muchos de ellos indios. Ocuparon las calles principales con dirección a la plaza, en donde al fin entraron dos columnas de a pie y a caballo. Los nuestros, fuertes en las casas, rompieron el fuego con la gran claridad de la luna. En este estado, una partida que se había apoderado del parque y muerto allí al único soldado enfermo que encontraron, porque la guardia con el oficial abandonaron cobardemente este punto, atacó la casa del comandante, que dividió su atención a los enemigos de la plaza y a los que por la calle del costado violentaban la puerta de la calle. Estos fueron desalojados; los demás, después de un fuego no interrumpido, que duró hasta las once de la noche, se retiraron por haber sido herido mortalmente su comandante Castillo, que sacaron a hombros; también fueron heridos el indio Fiscal de Piagua y hasta diez más.

141


Castillo y el Fiscal con algunos otros murieron de ahí a pocos días en El Tambo y Piagua. La falta de caballería y la pequeña guarnición que defendía la ciudad, no permitió perseguir a los enemigos, que habrían perecido sin remedio, quedando sólo uno muerto en la esquina de la plaza hacia el pretil de la Catedral. La defensa que se hizo fue muy honrosa al comandante, a su tropa y a los vecinos, pues hasta los Regidores tomaron armas; Nates y Valera, padre é hijo, se distinguieron. El objeto de Castillo fue tomar las armas de la cuidad, saquear la Casa de Moneda y volver a cortar el paso en la Cuchilla al general Torres, que ya volvía de Patía. La derrota del 13 frustró las miras de estos sediciosos, pues el 17 regresó la División sin novedad, habiendo permanecido en el Puro, en Patía. Allí murieron dos oficiales, el teniente Domingo Arboleda, joven de esperanzas, que por honor saltó al campo, aunque estaba enfermo. También se quedaron enfermos tres oficiales del Albión. Nuestro campo se situó en la hacienda de Calibío, dejando 200 hombres de guarnición en la ciudad. Los patianos alarmaban sin cesar, acercándose el 22 por las colinas del Ejido y haciendo tiros perdidos. La situación abierta de la ciudad y estos alarmas insignificantes, pues los vecinos los despreciaban ó los repelían, sirvió de pretexto para llevar la Casa de Moneda a Cali. El Dr. José María Cuero fue nombrado Superintendente, y se le dio esta comisión, que debía frustrarse, no siendo conveniente emprender gastos para el establecimiento de una amonedación provisional, que no podría tampoco llevarse a cabo en muchos meses. No obstante, algunos utensilios fueron a Cali por seguridad, lo mismo que se hizo antes con la imprenta, la que, en su mayor parte, se ahogó en el río del Palo.

142


La noticia de la ocupación de Lima el 14 de julio de 1821, se recibió con indecible placer el 5 de septiembre. Todos los trasportes de júbilo se revelaron en un pueblo que, hostigado con los reveses y afanes de la guerra, no podía dejar de complacerse con un suceso que iba a terminarla. Pero no era así, Popayán estaba condenada al abandono sucesivo. Ni el ejemplo de la desorganización del ejército del general Valdés en el Valle; ni los repetidos perjuicios de la capital consiguientes a su evacuación; ni los mil razonamientos con que los vecinos y la Municipalidad hacían patente la necesidad de guarnecer la ciudad, bastaron para que no fuese otra vez abandonada. El 12 de septiembre salió el Ejército de Calibío para fijarse en Caloto; y el 21 de octubre el resto de la guarnición, que protegía la ciudad, al mando del comandante Antonio Obando. Los miembros de la Municipalidad, los empleados, los vecinos, todos salieron para el Valle ó para La Plata, pasando algunos a Bogotá. Por fortuna el presidente Libertador tomaba ya de su cuenta la suerte del Sur, después de fijada la del Norte. Dispuesto el Ejército Libertador con todo lo que necesitaba para tan larga y difícil empresa, marchó de Bogotá el presidente el día 13 de diciembre, dejando a su retaguardia los principales cuerpos, que se reunieron después en el cuartel general de Popayán. Por pascuas estuvo en La Plata y siguió por los pueblos de Páez y páramo de Las Moras a Pitayo, y de aquí a Caloto, en donde estaba el general Torres con su cuartel general. Los mismos indios paeces manifestaban al Libertador su admiración y las demostraciones de su cariño: entonces recordaron de nuevo a su desgraciado cacique Calambás, aumentándose su odio a los españoles. La sobriedad y el escaso equipaje del jefe Supremo de la República se hizo notar demasiado: una hamaca y un avío moderado de carne y bizcocho le bastaba para pasar el páramo y esos otros caminos desiertos y desprovistos. En todo este trayecto recibió el Libertador las pruebas y demostraciones mas sinceras de amor y gratitud de parte de los emigrados de Popayán que residían en diferentes pueblos del tránsito.

143


Haz click sobre la imagen para ampliar información

Por este mes de diciembre había ido el teniente coronel José María Obando, comandante de las avanzadas realistas, a tratar con el general Torres, de parte del comandante español, sobre un armisticio. Desde entonces manifestó su deseo de unirse a las banderas de Colombia; y en consecuencia, de órdenes del Libertador siguieron de Cali el 23 los coroneles Antonio Obando y Juan Paz del Castillo, a tratar de un ajuste con el general en jefe Murgeon, que evitase los desastres de la guerra; pero no se les permitió pasar de Pasto, y regresaron de allí el 2 de febrero sin haber tenido efecto alguno su misión, habiendo vuelto a Popayán el 7 del mismo mes. El Libertador, que desde Bogotá había improbado la evacuación de Popayán, dio órdenes para que se ocupase esa ciudad. El comandante Joaquín París siguió con el batallón Neiva en diciembre, y no encontrando allí sino pocas partidas de patianos, no tuvo oposición alguna, y aun éstas no le hostilizaron, a causa, seguramente, de que estaban a las órdenes del mencionado teniente coronel Obando. El 25 de diciembre se juró la Constitución de la República en Cali, residencia provisional del Gobierno, con aplauso y contento general. Se recibió también la noticia de la independencia de Panamá, proclamada libremente por sus pueblos el 28 de noviembre anterior. Todo sirvió para aumentar el júbilo con que en Popayán se esperaba al Libertador, que debía dar la libertad a Pasto y a Quito y asegurar de este modo la tranquilidad y prosperidad de esta destrozada provincia. Así concluyó el año de 1821.

144


AÑO DE 1822 El 2 de enero de 1822 ocupó la ciudad el comandante París, y el 7 llegó el Libertador al cuartel general de Caloto, en donde estaban los batallones Bogotá, Cauca y Neiva: dio providencias activas para su arreglo, y pasó a Japio, en donde el propietario José Rafael Arboleda le hizo un recibimiento magnífico. Siguió a Cali, cuyo vecindario se esmeró también en sus demostraciones. Dispuso el reclutamiento de tres mil hombres en el Valle, y el 17 dijo en una proclama: “¡Colombianos del Sur! “ “El Ejército libertador viene a traeros reposo y libertad. ¡Caucanos! Vuestra recompensa ha llegado: el heroísmo de vuestros sacrificios asegura para siempre vuestra dicha, y será el patrimonio de Vuestros hijos, el fruto de vuestra gloria. ¡Pastusos! Habéis costado llanto, sangre, cadenas al Sur; pero Colombia olvida su dolor y se consuela recogiendo en su regazo maternal a sus desgraciados hijos; para ella todos son inocentes, ninguno culpable. No la temáis, que sus armas son de custodia, no parricidas. ¡Quiteños! La Guardia Colombiana dirige sus pasos hacia el antiguo templo del padre de la luz. Confiad en la esperanza; bien pronto veréis las huellas del iris siguiendo el ángel de la Vitoria.” Luego visitó a Buga y allí recibió las señales de afección de sus habitantes. El cuartel general debía reestablecerse en Popayán, y al efecto, marchó el Libertador a esa capital, en donde hizo su entrada el 26 de enero: las calles paramentadas con diferentes adornos de buen gusto; jóvenes vestidas de pastoras y de indiecitas regando flores, con acompañamiento brillante y con concurso de todo el pueblo, en medio de salvas, músicas y repiques, todo contribuía a hacer este día como de los más festivos y alegres. El Libertador recibió en él las señales de un afecto cordial, y en los siguientes, comidas, refrescos, vítores del pueblo, y mil manifestaciones del aprecio con que la ciudad entera, víctima de las desolaciones y desastres de la guerra, esperaba su reposo y su dicha futura. El Libertador hizo justicia al pueblo payanés y a la provincia en general, en donde se ha reunido el Ejército, y de la cual no han debido exigirse mayores servicios. “Su situación, y el haber sido invadida diferentes veces por tropas enemigas y desordenadas, le dan un lugar preferente en el orden de pueblos arruinados y desolados,” dice la Gaceta de Colombia de 24 de marzo de 1822.

145


Pero a pesar de estar casi reducida a un esqueleto, esta provincia en otro tiempo rica, Su Excelencia el Libertador le ha exigido nuevos servicios y ha tenido la complacencia de ver asistidos abundantemente el Ejercito y los hospitales, verificado el equipo de las tropas, preparados los trenes, parques etc.; de manera que sólo un patriotismo tan decidido y un afecto particular a Su Excelencia, han podido superar las dificultades que naturalmente oponían la pobreza, la despoblación, la ruina de las mejores fortunas, y todos los demás resultados que ha producido la guerra de once años. Su Excelencia, al presentar estos informes al Poder Ejecutivo, manifiesta su gozo y su gratitud a los habitantes de toda la provincia; recomienda estos servicios; solicita alguna indemnización para los que han entregado sus fortunas, y aplaude, entre otras familias distinguidas, el patriotismo de las de los Caicedo, Mosqueras y Arboledas, entre quienes el amor a la Independencia ha sido verdaderamente su primera necesidad. En el cuartel general de Popayán se reunieron los batallones Bogotá y Neiva, desde esta fecha incorporados al Vargas, la guardia y segunda brigada de infantería, por Decreto de 9 de febrero; los Rifles de la guardia que llegaron a Bogotá el 6 de enero a las ordenes del coronel Lara, y Vencedores de Boyacá a las órdenes del coronel Salom el 23 del mismo, que se reunieron en febrero en el cuartel general con los escuadrones de Guías, de Húsares y Cazadores de a caballo. El teniente coronel José María Obando, comandante de los puestos avanzados del ejercito español de Quito, se presentó el 7 de febrero en el cuartel general con dos oficiales, un sargento y dos soldados [*], y quedó incorporado a nuestro Ejército por Decreto del Libertador de 9 el mismo febrero, habiendo seguido a Patía con alguna fuerza a reunir aquellos pueblos.

146


El teniente coronel Obando se presentó con tres Subtenientes y siete soldados del rey- Nota de la Dirección de la Revista Popayán, El 8 de marzo se movió el cuartel de Popayán: dos divisiones ocupaban ya el territorio de Patía desde principios del mes; sus habitantes, tranquilos suministraban víveres para el Ejército, y no se le levantó allí partida alguna de guerrilla. No obstante que el comandante general de Pasto, D. Basilio García, después de decirle al teniente coronel José María Obando “que regresaba el coronel Antonio Obando, que había recibido una comisión del Libertador para el jefe de Quito,” le añade: “que reuniese gente para dos compañías, a lo menos, y que esperaba con ansia su decisión y la de Córdoba: anime su tropa; quemen corrales y retiren ganados, que a la vuelta llevarán instrucciones para matar cuanto no hayan retirado. No tenga usted recelo, concluye, de traerme mucha gente, por bien ó por mal.” Las marchas del Ejército libertador fueron sin estorbo alguno hasta las inmediaciones de Pasto: no quiso el Libertador estrellarse con las rocas de Juanambú, y pasó este río por la parte baja, dejando a la izquierda las fuertes posiciones de Chaguarbamba y Jenoy, ocupando el pueblo de Veracruz y la escarpada quebrada de Consacá. El 7 de abril el enemigo ocupó las alturas de Cariaco, a las inmediaciones de Bomboná; el mismo día se hizo un reconocimiento, por la descubierta, a las órdenes del comandante París. El día 8 el general Torres atacó con lo batallones Bogotá y Vargas y 1° y 2° escuadrón de Guías, por su derecha y centro; el general Valdés con los Rifles, a las órdenes del coronel Sandez, por la izquierda, sirviendo de guía el coronel Barreto. El batallón Vencedores de Boyacá, con los Cazadores montados y Húsares de la guardia, quedaron en reserva bajo el fuego de la artillería del enemigo. Este tenía mas de 2,000 hombres en los batallones Pasto, Aragón y Cataluña, defendidos y cubiertos por un espesísimo bosque y por una barranca profundísima, coronada de sus tropas; su frente le cubría una cañada que no tenía más que un paso por un puente, dominado casi perpendicularmente por todos los fuegos cruzados de su frente y aun de su flanco.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

147


Los costados se defendían, el uno por el torrente impetuoso del Guáitara, que no da vado, y el otro por el volcán de Pasto, el muro natural de esta ciudad por el sureste. La metralla de la fusilería enemiga que no perdía tiro, en media hora destruyó la columna del general Torres, quedando todos los jefes y oficiales muertos ó heridos, sin dar un paso atrás; el general recibió una herida mortal. Sin embargo, media hora antes de anochecer, el batallón Vencedores logró dispersar al enemigo a costa de 80 hombres, atacando sus trincheras y parapetos, mientras que los Rifles, aunque con perdida de 55 hombres, le desalojaban y se hacían dueños del campo, mandado por el general Valdés, de su artillería, de sus despojos y de algunos prisioneros y heridos. El comandante español se retiró a la cabeza de 60 hombres, por la dispersión de se ejército, que no fue destruido por las tinieblas de la noche. A la victoria de Bomboná ó Cariaco debía haberse seguido la ocupación de Pasto; pero el comandante García reunió sus tropas dispersas, y ya no trató, desde el 9 de abril, sino de una guerra horrible de partidas. Destruido el ejército en una tercera parte; acosado por la guerrillas que sacrificaban al enfermo, al estropeado, al conductor de un pliego y a cuanto pertenecía al ejército colombiano, lo inaccesible de Juanambú y de las rocas que circundaban a Pasto; todo obligó a tomar algún reposo, reforzándose también el Ejército para superar todos estos obstáculos. El Libertador se retiró a la parroquia del Trapiche, enviando a Popayán al general de Brigada Barreto, y al general Paz del Castillo a conducir las tropas que allí estaban de reserva, y a dónde llegaron el 27 de abril de este año de 1822. Al alejarse el Libertador de Patía para ocupar a Pasto, las guerrillas del ejército español, con los patianos, habían recobrado su animosidad. Nuestro cuartel hospital, mandado por el teniente coronel Paredes, fue invadido, muertos algunos enfermos y tomados los fusiles y muchas cargas con vestuario. El capitán Tomás Mosquera, con una columna, se reunió a la de Paredes, que fue acometida por Jerónimo Toro y rechazado éste con bizarría. El capitán Lino Hurtado, guerrillero de Patía, murió en esta acción con otros de los enemigos. El teniente coronel Luque rindió después las armas, con otras columnas a Toro. Aquí perdimos al buen capitán Juan María Ledezma [alias Cocorote], hijo é Popayán.

148


El Libertador fue reforzado en el Trapiche; desde septiembre de 1821 hasta mayo de 1822 se pusieron a su disposición, por el Poder Ejecutivo, 130 oficiales y 7.314 hombres, de los diferentes cuerpos enviados del norte de Popayán. Hizo el 23 de mayo al comandante general García la última y más terrible intimación que podía fulminarse: aterrado García, aceptó el 28 los tratados que le proponía, pidiendo al Libertador comisionados para capitular. El Ejército se dirigió hacia el Juanambú; y concluidas en Berruecos las capitulaciones, el 6 de junio de 1822, se dirigió a Pasto y fijó allí, el 7, su cuartel general, ratificándose el día 8 las capitulaciones. Estas fueron las más generosas y benéficas a Pasto, cuyo contexto es el siguiente: [Deben copiarse de la Gaceta de Bogotá y con los datos ciertos que se reciban de las operaciones posteriores. Las dos insurrecciones posteriores de Pasto se referían en estas memorias, en cuanto a los últimos meses de 1822 y por los años de 1823, 1824 y 1825, con relación sólo a la historia de la provincia de Popayán y Departamento del Cauca]. RATIFICACION Y CAPITULACION HECHAS POR LOS COMISIONADOS DE S. E. EL presidente DE COLOMBIA SIMON BOLIVAR Y EL coronel comandante general DE LA SEGUNDA DIVISION ESPAÑOLA don BASILIO GARCIA. Los señores tenientes coroneles don Pantaleón Hierro y don Miguel Retamar, comisionados por el Señor comandante general de la Segunda División española del Sur, coronel don Basilio García, presentaron los siguientes artículos de capitulación. A S. E. El Libertador, presidente de Colombia, que nombró para concluir este convenio a los señores coronel don José Gabriel Pérez y teniente coronel don Vicente González.

149


PROPOSICIONES – RESPUESTAS Artículo 1. No será perseguido ningún individuo del mando del Señor comandante general de la Segunda División del Sur. Tampoco lo serán los últimamente pasados del ejército de Colombia, incluso las tropas, vecinos de las provincias del mando de dicho Señor comandante general cuyo territorio es desde Tulcán hasta Popayán, y costa de Barbacoas. Los individuos del clero regular y secular quedarán también exentos de todo cargo y responsabilidad. Concedido sin restricción alguna. Artículo 2. Los oficiales y soldados españoles y los del país no podrán ser obligados a tomar partido en Colombia contra su voluntad, no siendo los primeros ni invitados ni amonestados. Concedido: entendiéndose este artículo solamente con respecto a los soldados españoles y pastusos. Articulo 3. Los oficiales y tropa española que quieran ser transportados al primer puerto de España, lo serán facilitándoseles buques, pagando los costos, bien la nación española, ó como más haya lugar. Concedido: si los oficiales y tropa española se conducen directamente a España, el gobierno español abonará los costos; pero si son conducidos a los puertos españoles de América, ó a puertos neutros de la América, la República de Colombia abonará los costos. Artículo 4. Los oficiales y soldados españoles no serán insultados por ninguna persona de la República de Colombia, antes serán respetados y favorecidos por la ley. a los señores jefes y oficiales se les permitirá el uso de sus espadas, equipajes y propiedades, incluso los emigrados: que si delinquen los favorezca la ley de Colombia en su territorio, observándose el tratado de Trujillo. Concedido. Artículo 5. Los españoles militares ó civiles que quieran jurar fidelidad al Gobierno de la República de Colombia, conservarán sus empleos y propiedades: y sin embargo de los que expresa el artículo 1., se comprenderán en él y en los demás los individuos de las guerrillas de Patía y los que estén dentro de la línea del ejército de Colombia, dependiente del Señor comandante general de la Segunda División del Ejército español del Sur, a los que no se les podrá aplicar las faltas que han cometido, aunque sean de la mayor responsabilidad. Por último Su Excelencia el presidente, como vencedor dotado de una alma grande, como lo está, usará para con los prisioneros de guerra y para con los vecinos del pueblo de Pasto y su jurisdicción la beneficencia de que es capaz. Concedido.

150


Artículo 6. Que así como se garantizan las personas y bienes de la tropa veterana y vecinos de Pasto, estos y todos los que existen en él aún cuando no sean nativos de allí, no podrán ser destinados en ningún tiempo a cuerpos vivos, sino que se mantendrán como hasta aquí en clase de urbanos, sin que jamás puedan salir de su territorio: que a los emigrados se les dé su pasaporte para retirarse al seno de sus familias, y que atendiendo a la pobreza de Pasto y a las grandes erogaciones que ha sufrido durante la guerra, sea exenta de toda pensión. Los vecinos de Pasto sean nativos ó transeúntes serán tratados como los colombianos más favorecidos y gozarán de todos los derechos de los ciudadanos de la República y llevarán al mismo tiempo las cargas del Estado como los demás ciudadanos de la República. Su Excelencia el Libertador ofrece constituirse un protector de todos los vecinos del territorio capitulado. Su Excelencia hará conocer sus benéficas intenciones hacia los pastusos por una proclama particular, que será tan firme y valedera como lo más sagrado. Los emigrados obtendrán sus pasaportes para que se retiren al seno de sus familias. Artículo 7. Que no haya la más mínima alteración en cuanto a la sagrada religión católica, apostólica, romana y a lo inveterado de sus costumbres. Concedido. Gloriándose la República de Colombia de estar bajo los auspicios de la sagrada religión de Jesús, no cometerá jamás el impío absurdo de alterarla. Artículo 8. Quedando sujeto a la República de Colombia el territorio del mando del Señor comandante general de la Segunda División española del Sur, expresado en el Artículo 1, las propiedades de los vecinos de Pasto y de todo el territorio serán garantizadas, y en ningún tiempo se les tocarán, sino que se les conservarán ilesas. Concedido. Artículo 9. Que en caso de que Su Excelencia el Libertador presidente tenga a bien ir a Pasto, espera que la trate con aquella consideración propia de su carácter humano, atendiendo a la miseria en que se halla. Concedido. Su Excelencia el Libertador ofrece tratar a la ciudad de Pasto con la más grande benignidad y no le exigirá el más leve sacrificio para el servicio del Ejército Libertador. La Comisaría general pagará por su valor cuanto se necesite para continuar la marcha por el territorio de Pasto.

151


Artículo 10. Que respecto a que Su Excelencia el Libertador se ha servido prometer a Pasto que gozará de las mismas prerrogativas de la Capital de la República, se concederá el establecimiento de la Casa de Moneda conforme lo está actualmente. Su Excelencia el Libertador no tiene facultad para decidir con respecto al establecimiento de Casa de Moneda y amonedación, correspondiendo estas atribuciones al Congreso general, al cual podrán ocurrir los habitantes de Pasto a solicitar esta gracia directamente, ó por medio de sus diputados en el Congreso. Artículo 11. Que la persona del Ilustrísimo señor Obispo de Popayán y la de los demás eclesiásticos forasteros sean tratadas con las mismas prerrogativas que se ofrecen a todos los vecinos de Pasto, respetando sus altas dignidades. Concedido: El Gobierno y pueblo de Colombia han respetado siempre con las más profunda veneración al Ilustrísimo señor Obispo de Popayán y a todo el clero de la Nación, siendo los ministros del Altísimo y los legisladores de la moral. En cuyos artículos hemos convenido los Comisionados a nombre de nuestros jefes respectivos. Este tratado deberá ser ratificado dentro de cuarenta y ocho horas por Su Excelencia el Libertador presidente de Colombia, y el señor comandante general de la Segunda División española del Sur, firmando dos de un tenor en el Cuartel general Libertador de Berruecos a Seis de junto de mil ochocientos veintidós, a las seis de la tarde. Pantaleón Hierro - Miguel Retamar - José Gabriel Pérez- Vicente González. Cuartel general Libertador en Pasto, a ocho de junio de mil ochocientos veintidós. Apruebo y ratifico el presente Tratado- Basilio García - Bolívar.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

Haz click sobre la imagen para ampliar información

152


El pueblo de Pasto no sufre el más pequeño gravamen: la caja militar hizo todos los gastos y se manifestaban satisfechos los alucinados pastusos. El coronel de milicias Ramón Zambrano, pastuso, fue nombrado jefe militar del Cantón, el 9 de febrero de este año de 1822, arreglándose también su cuerpo municipal. El Reverendo Obispo D. Salvador Jiménez Padilla, que tan acaloradamente ha trabajado por la causa de España, se ha entendido oficialmente con el Libertador, pidiéndole con fecha de 7 de junio, su pasaporte para la misma España. La amistosa contestación del mismo jefe, de 10 de dicho mes, redujo al Obispo a quedarse en su Iglesia y trabajar activamente a favor de la República. El comandante García se manejó con prudencia, y en unión del Obispo redujeron a los vecinos de Pasto a abrazar un partido razonable Pacificado Pasto, tuvo el Libertador la satisfacción de recibir allí la noticia oficial de la batalla de Pichincha, dada en la tarde del 24 de mayo de 1822, y la capitulación concluida el 25 del mismo entre los generales Antonio José Sucre y D. Melchor Aymerich, ocupando, en consecuencia, la cuidad el Ejército republicano. El pueblo de Quito, viendo al fin colmados sus deseos, acordó, en acta de 29 del mismo mayo, su independencia é incorporación a Colombia y diferentes medallas a su Libertador Bolívar. El 15 de junio hizo su entrada triunfal en Quito el Libertador. No puede darse un entusiasmo más expresivo del regocijo de los quiteños y del aprecio con que recibían al jefe Superior de la República. Pasto quedó reunida a la provincia de Popayán [á la que se contraen estos apuntamientos] y en su capital se habían recibido a este tiempo noticias importantes. Izcuandé y Micay, de su provincia, en la costa de Pacifico, antes ocupadas por las tropas del comandante español D. Basilio García, fueron liberadas el 8 de marzo por el capitán Miguel Lara, tomando 4 oficiales y 150 soldados prisioneros.

153


El comandante del Bergantín de guerra El Cauca, Sr. Henderson, que salió de Izcuandé el 2 de mayo, ocupó el día 8 la isla de Tumaco de esta provincia de Popayán. Su comandante realista, Vicente Parra, guerrillero antes de Patía, fue perseguido por el Subteniente Olalla y hecho prisionero con 2 oficiales y 25 soldados, tomándoles cincuenta fusiles. Por la correspondencia tomada en Tumaco se supo la muerte del general Murgeón, sucedida en Quito el 8 de abril, de una inflamación de hígado ó apostema de que adolecía de resultas de una antigua herida. Sucedió en el mando el Mariscal D. Melchor Aymerich. Todas estas nuevas, y el haberse destruido las guerrillas de Patía, dieron un motivo placentero a la Municipalidad para felicitar al Vicepresidente general Santander, congratulándose vivamente, por oficio de 20 de junio, de la toma de Pasto y conclusión de la guerra fratricida del sur de la provincia. Así que el buen orden dio lugar a que se verificara todas las elecciones constitucionales para el Congreso y demás funcionarios públicos. El Sr. Obispo se restituyó a esta su Iglesia en julio, recibiéndosele como a un Prelado colombiano y con el placer de verle decidido por la Patria. Efectivamente ha trabajado y trabaja cordialmente en beneficio de su grey y de Colombia. El general Pedro León Torres murió por fin de resultas de las heridas que recibió en Bomboná el 22 de agosto. Su conducta prudente y moderada ha hecho sentir la falta de este jefe, digno de reconocimiento por su valor y por su sacrificio por la Patria. El enviado de Colombia cerca de los Gobiernos del Perú, Chile y Buenos Aires, Senador D. Joaquín Mosquera, hijo de Popayán, fue reconocido en Lima el 5 de mayo por aquel Gobierno, y se recibió esta noticia en 29 de agosto, con la satisfacción de que un compatriota llene tan bien los deberes de su honrosa comisión. Cuando en la capital y provincia se disfrutaba de una perfecta tranquilidad y de los frutos de la agricultura y comercio, a causa de la pacificación de Pasto del 8 de junio; cuando allí lograban las ventajas de la libertad y del buen orden con el tráfico de sus tejidos, fletes del acarreo frecuente de harinas, ropas y otros frutos de su territorio y del de Quito y sus comerciantes residiendo en esta ciudad, con recuerdos de su antigua tranquilidad, pareciéndonos, por lo mismo, duradera esta perspectiva, no sucedió así; pues que a fines de octubre se turbó el orden y comenzó nuevamente la guerra civil.

154


Los jefes pastusos Agustín Agualongo y Estanislao Merchancano, con Henríquez, Toro y otros guerrilleros, se habían ocultado en las montañas de Sibundoy y otras de Patía. Al principio comenzaron a acercarse a Pasto con guerrillas, y parecía que esta ciudad se opondría a todo movimiento de rebelión. El coronel Zambrano aparentaba sumisión al Gobierno de Colombia; pero el 28 de octubre, día de San Simón [notable por los días del Libertador], fue general el trastorno de esa cuidad turbulenta. Agualongo y Merchancano, el primero jefe militar y el segundo político, juraron al rey Fernando de España; destruyeron cuanto se había adoptado del sistema colombiano, y fue una verdadera rebelión. El coronel Antonio Obando, comandante de esa provincia, que residía en Túquerres, fue cercado el 5 de noviembre: sus tropas, reclutas del país, se dispersaron y sufrió la pérdida de casi sesenta veteranos, los fusiles y pertrechos, pudiendo apenas escaparse doce hombres hacia Tulcán é Ibarra. Algunos eclesiásticos, entre ellos el presbítero Troyano, fueron los más activos. Troyano se declaró Vicario general y fulminó censura para sostener la turbación de Pasto. El Libertador se hallaba en Guayaquil y desde allí dio las órdenes convenientes para la sujeción de Pasto. El general Sucre, que mandaba en Quito, al frente de 1.500 hombres atacó a los rebeldes en el Guáitara el 25 del mismo noviembre, con su segundo, que lo era el general Mires. La derrota de los pastusos fue completa, y se ocupó la ciudad, en donde la tropa tuvo esta vez la licencia consiguiente a la ingratitud de un pueblo, tratado por el Libertador con indulgencia y bondad desmedidas. Sujeto y escarmentado Pasto, quedó allí de gobernador y comandante de armas el coronel Juan José Flórez, sin que se sospechara que pudiesen volver a levantar la cabeza los perturbadores. El comandante Arévalo ocupó el pueblo de La Cruz, castigando allí a algunos facciosos. Los que fugaron fueron perseguidos hasta Sibundoy y apresados algunos; murieron otros, entre ellos el presbítero Troyano y el bethlemita fray Diego del Carmen.

155


La provincia de Popayán estaba bajo el mando del Asesor letrado[*], en calidad Intendente, por ausencia del comandante general Intendente José Concha, llamado a Bogotá de orden del Poder Ejecutivo, para responder a cierta acusación pendiente en la Corte Suprema de Justicia del Centro. No obstante, los auxilios que se dieron para contener la insurrección de Pasto fueron prontos y eficaces; pues se logró que los patianos y todos los demás pueblos hacia el sur de Popayán no tomasen partido alguno en la rebelión de Pasto. Sus jefes intimaron al pueblo de Almaguer y aun a la Municipalidad de Popayán y demás de la provincia, para que se les reunieran en defensa del rey, ponderando sus fuerzas y medios de subyugarlos a su obediencia; pero aunque Almaguer contestó sometiéndose, se disculpó después con la inmediación del enemigo y porque sus guerrillas hostilizaban ya esos pueblos. El Asesor letrado ó Asesor Intendente ó Intendente interino es el propio autor doctor don Santiago Arroyo, quien omite su nombre por discreción. Nota de Ricardo Quintero Rivera El Asesor Intendente, con presencia de los peligros a que se exponía la provincia y aun la República con los sucesos de la refractaria Pasto si no se reprimían, no con los miramientos de las tropas sino con el vigor que cortaría la raíz del mal, manifestó al Poder Ejecutivo la necesidad de que la Intendencia se sirviese por un militar de aptitud conveniente; pero no tuvo efecto su solicitud de 22 de noviembre de 1822. Por esto continuó obrando como lo exigían las circunstancias, no permitiendo a las Municipalidades que contestaran al oficio de intimación de los jefes refractarios y facciosos de Pasto. No obstante, el Poder Ejecutivo les hizo propuestas amigables, ofreciéndoles el olvido mas completo de todo si se sometían al Gobierno. Los comisionados conductores de los oficios regresaron de Meneses sin haberlos entregado, con motivo de que el general Sucre los había perseguido con su fuerza armada y ya huían los revoltosos.

156


La provincia toda y el Departamento por la parte del norte y costa del Sur, incluso el Chocó, se mantuvieron en tranquilidad bajo el régimen constitucional. Sólo en Popayán y Barbacoas se sufrían, como ha sucedido desde el principio de nuestra independencia, los perjuicios causados por la inmediación del país rebelde. En Barbacoas ejercía el mando político y militar el coronel Pedro Murgueitio [*]; en el Chocó, el Asesor letrado, por ausencia del coronel Cancino, que servía la comandancia de armas, interinamente, en esta ciudad. Tal era el estado de la provincia de Popayán hasta fines de diciembre de 1822. No fue el año de 1822 sino el 23, cuando el coronel Murgueitio estuvo de gobernador de la provincia de Buenaventura [en Barbacoas]- Nota de la Dirección de la Revista Popayán. AÑO DE 1823 El coronel Concha regresó de Bogotá en 1 de enero de 1823 a tomar el Gobierno, aunque ya estaba pacificada Pasto, cuya turbación fue el motivo de su regreso. Continuó esta ciudad en este estado sin dar señales de nuevo desorden, aunque permanecían en sus antiguas breñas los descontentos, con sus jefes Agualongo y Merchancano y otros guerrilleros. El Libertador disponía su marcha para el Perú, y con este motivo se les figuraba a los de Pasto que ya se había embarcado y nada tenían que temer, puesto que también Canterac marchaba contra Quito. Á pesar de todo, el coronel Flores mantuvo en subordinación la provincia de Pasto en los primeros meses de este año, y aun llegó a ganar la afición de los de la capital y le eran adictos las personas notables; formó dos compañías de los vecinos aptos, mandadas por Santacruz y Soberón. Por el mes de mayo, a cuyo tiempo ya había regresado el Intendente Concha a Bogotá al seguimiento de su causa por no haber recelos de turbación en Pasto, comenzaron a manifestarse diferentes partidas armadas en sus inmediaciones. EL coronel Flóres recibió auxilios de Popayán, remitidos por el Intendente interino, que volvió a tomar el mando en 1 de marzo por la ausencia del propietario. De Quito vino un escuadrón de guías, forzando las partidas de facciosos que impedían el paso del Guáitara; el mismo obstáculo tuvo que vencer en el Juanambú para reunirse a la compañía que iba de Popayán con el teniente José María Borrero, y que se reunieron el día 11 de junio.

157


El 13 se acercaron a las inmediaciones de Pasto los guerrilleros facciosos y los atacó el coronel Flores con 700 hombres; pero retrocediendo la caballería, se desordenó la infantería, por la estrechez del camino en que obraban y todo se puso en desorden. Los pastusos facciosos acometieron con furor, aunque armados con sólo lanzas y palos; y una retirada inevitable, a pesar de los esfuerzos del comandante, produjo la derrota y la pérdida completa de la División: toda fue prisionera y mucha parte muerta. Las dos compañías pastusas, principalmente la del teniente José Miguel Santacruz, obraron basta el último apuro en la Plaza de Pasto, de donde apenas pudieron escapar el mismo Santacruz con algunos oficiales pastusos, el coronel gobernador Flores y cinco de sus oficiales, retirándose precipitadamente a Popayán. Aquí fue general el alarma con la llegada de Flórez y seis oficiales más, perseguidos, como decían, por las tropas rebeldes. La seguridad que se gozaba en Pasto no daba recelo alguno a los comerciantes; pero la rebelión inesperada de los facciosos, motivó la toma de las cargas de comercio que iban de tránsito, y aun la muerte de los jóvenes Manuel María Fajardo y Nicolás López, aunque pudo escaparse otro de los compañeros que volvió a esta ciudad. La derrota del 13 de julio llenó de orgullo a los pastusos, é insolentados todos, volvieron a armarse contra el Gobierno. El coronel Murgueitio tuvo que trabajar con su actividad y patriotismo acostumbrados en la defensa de Barbacoas, temeroso por el suceso de Pasto. Los aturdidos Agualongo y Merchancano tuvieron la locura de precipitar la marcha hacia Quito, para incorporarse, decían, al general español Canterac. El coronel Flores fue recibido con la consideración que merecía por el Asesor Intendente, y al aviso dado por el oficial Francisco Luque de su venida y persecución que se le hacía por los facciosos, se puso en defensa Popayán reuniéndose en la plaza, desde su benemérito Obispo señor Jiménez Padilla, hasta el ultimo ciudadano, a la sola insinuación y bando publicado de orden de la Intendencia. El coronel Flórez recibió todos los auxilios que necesitaba en dinero, tropas y demás preciso para su regreso.

158


Habría evitado su marcha a Popayán si hubiera encontrado la tropa que le fue de auxilio, remitida por el Intendente; pero tomó diverso camino y así tuvo que venir hasta esta ciudad, de donde volvió [sin haberse acercado los facciosos] para Pasto, muy satisfecho de los auxilios que recibió en ella en el mismo mes de julio. El comandante militar Antonio Obando al saber, por medio del enviado Luque, la completa derrota del gobernador y comandante Flórez, pretendió retirarse con toda la fuerza armada a Quilichao, pero se opuso el Asesor Intendente, y los buenos efectos de esta conducta firme llenaron de satisfacción al mismo comandante Obando, por el ardor patriótico de todo este pueblo de Popayán, siempre afligido y siempre decidido por el sostenimiento de las legítimas autoridades. El teniente coronel Hilario López, como adjunto a la Comandancia, obró con el carácter decidido que le ha distinguido en su conducta patriótica y en sus destinos. En estas circunstancias, uno de los buques enviados a Lima por el Libertador Bolívar, con doscientos hombres, se rebeló, dando muerte a sus jefes y aprisionando otros oficiales y trataban de desembarcarse, acometer a Barbacoas, y apoderados de esta ciudad, seguir a la de Pasto. Antes de llegar a Esmeraldas, uno de sus marineros, inglés, dio aviso del suceso a los jefes de un buque de guerra de su nación, a quien pidieron auxilios los revoltosos, bajo el pabellón de Colombia; pero sabida ya su perfidia atroz, se echaron los ingleses sobre estos rebeldes, que fueron destrozados, escapándose sólo sesenta hombres que ya estaban en tierra, los que también fueron perseguidos y casi destruidos por el comandante Muñoz. Los facciosos de Pasto ocuparon el Tablón de los Gómez, extendiendo sus partidas al pueblo de La Cruz y San Pablo. No pudiendo al principio Jerónimo Toro y su hijo hacer movimientos sediciosos en Patía, se dirigieron con algunos esclavos al Tablón de los Gómez.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

Haz click sobre la imagen para ampliar información

159


Agualongo marchó desde el 15 de junio con 500 hombres a los Pastos; después hasta con 1.500 se apoderó de la villa de Ibarra el 12 de julio. El Libertador, que había venido de Guayaquil a Quito al tiempo del suceso de Pasto, reunió con rapidez una respetable fuerza dividida en tres Divisiones: la 1a de guías de la guardia y el batallón Yaguachi, a las órdenes del general Salom; la 2a de los granaderos de a caballo y el batallón Vargas, a las órdenes del general Barreto, y la 3a de artillería y el batallón Quito, a las órdenes del coronel Maza. El mismo Libertador marchó contra los rebeldes y el 15 de julio se acercó a Ibarra, en donde fueron destrozados el 17, con perdida de 600 entre muertos y heridos; el resto huyó en desorden y con la perdida consiguiente a la caza que les dio el general Salom. Por nuestra parte tuvimos 13 muertos y 8 heridos. El Libertador deploró la estupidez y ferocidad pastusa, sintiendo vivamente que su valor no se empleara en la causa gloriosa de la libertad, independencia y buen orden de Colombia. Ocupaba Pasto por el general Salom, se dispersaron los restos de la facción hacia los montes vecinos. Entre tanto el Libertador, persuadido de quedar ya cortada de raíz la rebelión y urgido también por las circunstancias del Perú, se embarcó en Guayaquil el 7 de agosto de 1823 con dirección a Lima. Sin embargo, lejos de pacificarse Pasto, se aumentó allí el rencor y el deseo de vengarse. La guerra de partidas se hacia con ardor: Toro con los esclavos hacía incursiones contra Patía, El Trapiche y pueblos adictos al Gobierno. Todos ellos, conociendo sus verdaderos intereses, no se reunieron a Pasto en esta nueva insurrección. En Almaguer, La Cruz y San Pablo tuvieron amigos los facciones de Pasto. Por desgracia, los curas de La Cruz y San Pablo desde 1811 se decidieron por la causa española, que motivó el término desgraciado del Pbro. Morcillo. fray Juan de los Dolores era español; el cura Figueroa, pastuso; Penilla de Anserma, fue también realista; y el cura Sarmiento, sobrino del famoso dominicano Sarmiento, tan activo contra la independencia y estimado cómplice en el asesinato de los quiteños mercaderes robados en Patía. Justo es conservar las nombres de estos antipatriotas [omitiendo el de otros de los párrocos de La Cruz y San Pablo, después reducidos al sistema colombiano]; conservamos, pues, sus nombres, para que se sepan los autores de las desgracias de esas parroquias, y a fin, de que sus sucesores trabajen con ardor por la moralidad y buenas costumbres de sus feligreses.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

160


Volviendo al asunto principal, Pablo Díaz capitaneaba a los esclavos, saqueando los pueblos, principalmente el de El Trapiche. Su párroco señor Belisario Gómez, siempre honrado patriota y puntual en su ministerio, ha prestado desde el principio servicios importantes con su persona, dinero y feligreses; y por esto mismo se atraía el encono de los bandidos. El 1° de septiembre de este año se posesionó de Intendente y comandante general propietario del Cauca el señor coronel José María Ortega, dándole posesión el Asesor Intendente interino. El coronel Concha regresó con el mando del ejército que debía obrar sobre Pasto, cuya comunicación estaba interrumpida, sin tenerse noticia del general Salom. Este al fin tuvo que replegarse hacia los Pastos por falta de víveres y acosadas sus tropas sin poder subsistir. El coronel Concha siguió en septiembre al Trapiche; poco después sucedió en el mando el general José María Córdoba. Este jefe emprendió su marcha a Pasto para reunirse con el general Salom: los pastusos lo dejaron pasar por Juanambú hasta Tasines con designio de que entrara a la ciudad y hacerle allí prisionero con toda su columna. Córdoba envió a Pasto al capellán reyes, cura de Buesaco, emigrado a Popayán al tiempo de la derrota del coronel Flórez. El Presbítero reyes fue a Pasto, pero le vendaron los ojos, por cuya circunstancia y otras consiguientes, entendió haber salido de Pasto el general Salom. Dio estas noticias al general Córdoba y se retiró precipitadamente, perseguido ya por las guerrillas enemigas y correspondiendo siempre a sus fuegos. Por fin repasó el Juanambú, fijando su campo en una buena posición del pueblo de Veinticuatro. En La Venta sorprendieron al capitán Salvador Córdoba, su hermano y el otro capitán Manuel María Córdoba, una partida de sesenta hombres, que fueron derrotados con perdidas de nueve muertos y algunos prisioneros. El expresado Manuel María Córdoba fue sargento bajo el general español Sámano y oficial con el comandante Calzada; pero al tiempo de las capitulaciones de Pasto con el Libertador, quedó Córdoba comprendido en ellas, restituyéndose a su casa de La Horqueta a vivir pacíficamente. Al tiempo de la rebelión de Pasto en 28 do octubre de 1821 [*], tomó el mismo Córdoba servicio en las tropas de la República con grado de capitán de milicias, y ha servido después con honor y aun fue herido y prisionero, sin desmentir por esto sus juramentos y fidelidad al Gobierno de Colombia.

Haz click sobre la imagen para ampliar información

161


Se refiere a la rebelión de octubre de 1822. Ricardo Quintero Rivera. A fines de septiembre se acercó Jerónimo Toro a Timbío, y reuniendo algunos facciosos, ocupó el pueblo del Tambo; en seguida alarmó a Popayán, figurando que iba a acometer a la ciudad. El Intendente Ortega acordó con el señor Obispo Jiménez el que interviniera en el asunto, enviando un eclesiástico a Toro para reducirle a razón, y en efecto fue destinado fray Angel Piedrahita, franciscano patriota, y Toro se allanó a venir a Timbío a tener una entrevista con el señor Obispo; pero luego le ofició con poco miramiento, y no quiso verle personalmente, enviando sólo a su Secretario señor Félix Liñán y a fray Lucas Domingo, religioso franciscano, y sólo sacaron de Toro amenazas y protestas insolentes. Pablo Díaz; que capitaneaba, como ya se dijo, a los facciosos y a los esclavos de Patía, aumentó, de acuerdo con Toro, sus vejaciones hostiles. Una columna que salió de Popayán a recorrer el territorio de Patía, apresó algunos negros de la hacienda de Mazamorras y a los dos hermanos facciosos Medinas, que obraron contra el pueblo de Patía. El uno fue juzgado y fusilado en esta ciudad con dictamen del Asesor letrado; y el otro condenado a trabajos públicos, con dos más de dichos esclavos, en Panamá. La guerra de partidas continuó por los meses de octubre y noviembre. El general Córdoba persiguió a los esclavos y demás facciosos de Mazmorras, matando algunos, y al fin retiró su campo de aquel territorio, aunque el pueblo del Patía estuvo por el Gobierno, y llegó a esta ciudad el día 3 de noviembre. La situación publica continuó en diciembre en el mismo estado, aunque Pasto fue nuevamente ocupada por el general Mires y después por el coronel Juan José Flórez, como su gobernador, y algún tiempo el coronel José María Obando, como comandante.

162


AÑO DE 1824 En este nuevo año de 1824 fue activa la persecución de los facciosos de Pasto. Calixto Bolaños, vecino y oficial de milicias de EL Trapiche, después que el general Córdoba abandonó el importante punto del mayo, que cubría con sus fuerzas, se reunió con los demás vecinos de dicho pueblo y persiguió vigorosamente a los ladrones, manteniendo hasta el fin su guerrilla. Este ejemplo lo siguieron los vecinos de Mercaderes con su buen comandante Juan Gregorio López, el que apresó al temible Pablo Díaz, liberto detestable de Patía, y a los treinta y cinco compañeros que seguían con destino a Pasto. El comandante Basilio Palacios cubrió después el mayo, haciendo desaparecer las partidas de esclavos facciosos. Nótese que siempre los esclavos obran hostilmente y que su conducta obliga ya a que el Congreso provea de remedio, dando las reglas convenientes para sujetarlos y moralizarlos en beneficio del orden público. La Ley de libertad y manumisión exige la de sujeción é instrucción moral é industriosa, que evite su ociosidad criminal. Por lo demás, las continuas marchas de la División del coronel gobernador Flórez, debilitaron las partidas enemigas que recorrían La Erre, La Venta, Taminango etc. En estas correrías murió Toro, el hijo y otros diferentes guerrilleros. El ultimo resto de facciosos se dirigió a Barbacoas en número de 200 y más hombres, capitaneados por Agualongo. Pensaba ocupar la ciudad, saquearla, y después apoderado de la costa con la ocupación de Izcuandé, ponerse en comunicación con los corsarios y aun con Canterac é invadir la Buenaventura, internarse a Cali, mientras que Jerónimo Toro obraba en Patía y alarmaba ó se apoderaba de Popayán: todo tenía también el objeto de cortar las comunicaciones con el Libertador é impedir el envío de cualesquiera auxilios al Perú.

163


El 5 de junio acometió Agualongo a Barbacoas, reuniéndosele allí algunos negros esclavos, y los habría reunido todos para llevar a cavo su perfidia, si no hubiera encontrado obstáculos poderosos. El teniente coronel Tomas C. Mosquera, gobernador de la Buenaventura, se le opuso con una bizarría recomendable, y, aunque herido en la cara, no se arredró, y Agualongo fue derrotado, quedando muerto Toro con otros de sus compañeros. Así concluyeron los planes del rebelde Agualongo, que se retiró por El Castigo, y apresado allí con sus compañeros, tales como el coronel Henríquez y otros dos más, a consecuencia del arbitrio caprichoso que puso en obra el comandante José María Obando y con ayuda del capitán Manuel María Córdoba, se les apresó, y conducidos a Popayán, fueron fusilados en esta ciudad el día 13 de julio de 1824. Merchancano se sometió con sus compañeros al coronel Flórez; pero un teniente pastuso llamado Cala, mató a dicho antiguo faccioso Merchancano. No fue el 5 sino el 1°. Además, es cosa comprobada que el teniente coronel Tomás C. Mosquera, gobernador de la provincia de Buenaventura, defendió la plaza y rechazó al invasor, eficazmente ayudado por los patriotas vecinos de Barbacoas, comandados por su capitán D. Manuel Ortiz y Zamora.- La Dirección de la Revista Popayán. Así ha venido a concluirse la guerra exterminadora de Pasto; así logra ya Popayán todo el reposo de que sólo le privaban las agitaciones continuas de ese pueblo ominoso para la Patria. Por lo demás, hemos disfrutado de una paz y de un orden legal, cual conviene para la seguridad pública. El Congreso se reunió constitucionalmente en el año pasado de 1823 y en el presente con los Representantes y Senadores del Departamento, verificadas las elecciones en la forma ordinaria en esta capital. Así Popayán logrará una completa tranquilidad sin recelo de turbaciones en Pasto. Quiera Dios que el Congreso tome las medidas que aseguren la observancia de las leyes, y que cuidando sobre todo de las costumbres religiosas y morales de los pueblos, gocen todos en Colombia de la dicha que debe proporcionarles un Gobierno sólido, sabio y morigerado. agosto 19 de 1824.

Santiago Arroyo y Valencia

Haz click sobre la imagen para ampliar información

Haz click sobre la imagen para ampliar información

164


INDICES DE CONTENIDO I.

PRESENTACIÓN, por Ricardo Quintero Rivera.

II. EVOCACION DE don SANTIAGO ARROYO, por David Mejía Velilla. Los Pérez de Arroyo y Valencia El tronco común El ejemplo del trabajo virtuoso El testimonio de su copiador de cartas Los hermanos de don Santiago El prócer civil de la independencia El corresponsal Santiago Arroyo El laborioso escritor Itinerario de su vida El corresponsal de Caldas El corresponsal Caicedo y Cuero Las cartas del Sur

Volver al sumario 165


III. APUNTAMIENTOS SOBRE LA REVOLUCIÓN DE LA NUEVA GRANADA, ESPECIALMENTE CON RESPECTO a LA provincia DE POPAYÁN 1808 – 1824, por Santiago Arroyo AÑO DE 1808 AÑO DE 1809 AÑO DE 1810 AÑO DE 1811 AÑO DE 1812 AÑO DE 1813 AÑO DE 1814 AÑO DE 1815 AÑO DE 1816 AÑO DE 1817 AÑO DE 1818 AÑO DE 1819 AÑO DE 1820 AÑO DE 1821 AÑO DE 1822 AÑO DE 1823 AÑO DE 1824 166


INDICE ANALÍTICO DE LOS APUNTAMIENTOS DE SANTIAGO ARROYO Incluye en orden alfabético:

1. NOMBRES DE PERSONAS 2. NOMBRES GEOGRÁFICOS [ localidades y escenarios] 3. NOMBRES Y TÉRMINOS INSTITUCIONALES NO MILITARES 4. NOMBRES Y TÉRMINOS INSTITUCIONALES Y SUCESOS MILITARES 5. NOMBRES VARIOS Indicaciones: Los números a continuación del nombre corresponden a las diapositivas que los

contienen. Para trasladarse al texto se utiliza el número de la diapositiva como hipervínculo. Y del texto para trasladarse al índice se utilizan los NOMBRES como hipervínculo. Algunos NOMBRES se adicionan con datos complementarios deducidos del texto.

Volver al sumario 167


1. NOMBRES DE PERSONAS A/ +Abascal, virrey del Perú y/o Lima 56, 64, 84 +Agualongo, Agustín [jefe de rebelión contra la República] 154, 156, 159, 163 +Alaix, teniente coronel realista, tomó servicio en las filas patriotas 79 +Alderete, teniente patriota 128 +Almansa, capitán 72, 73 +Andrès Marcelino 24, 34 +Alomía, Dr. Luis [Diputado de Quito patriota] 54 +Amar, Antonio [virrey de Santafé o de la Nueva Granada] 49, 57, 60, +Andrade, patriota 121 +Angulo, Gregorio [teniente coronel, comandante realista] 55, 66 +Araux, capitán patriota 101 +Arboleda, Antonio [miembro de la junta provisional de seguridad de la provincia de Popayán, capitán, gobernador, patriota] 60, 63, 85, 87, 110, 114 +Arboleda, Domingo [teniente patriota] 141 +Arboleda, José Rafael 144 +Arboleda, Manuel María [patriota] 74 +Arboledas, familia 145 +Arévalo, comandante patriota 154 +Armero, N [patriota] 116 +Arredondo, José [comandante militar realista] 57, 59, 79 168


+Arroyo Diez, Miguel 119, 130 +Arroyo se apellidaban los hermanos Pérez de Valencia y Arroyo, como hijos de don Andrés José Pérez de Arroyo y doña Francisca Antonia Valencia. Por cuanto en Popayán les llamaban “los Arroyo” en 1825 cambiaron su primer apellido de PÉREZ por el de ARROYO. En el presente texto figuran como: “Pérez” o “Pérez Valencia” o “Pérez Arroyo” o Pérez Valencia y Arroyo” “Arroyo y Valencia”. Ver: Pérez 11 +Ascásubi, Francisco Javier [revolucionario patriota en Quito, comandante militar] 55, 59 +Asín, Ignacio y/o Ortiz, Ignacio [mayor del Ejército Real] 100, 101 +Aymerich, Melchor de [general y Mariscal realista, presidente de Quito] 104, 136, 153 B +Báez, capitán patriota 128 +Baraya, Antonio [Militar patriota] 68, 72, 73, 74, 75, 76, 99 +Barón Koli 58 +Bárcenas, Manuel [patriota, miembro del Congreso de la Unión] 111 +Barona, Dr. José Agustín [Representante al Congreso patriota] 109 +Barona, Mariano [patriota] 97 +Barreto, coronel, general de Brigada patriota 146, 159 +Bejarano, Juan José [teniente patriota] 104 +Bermúdez, general patriota 140 +Bocs, Manuel [capitán del Numancia, desertó para servir la causa republicana] 123, 126 +Bolaños, Calixto [oficial de milicias patriotas del Trapiche] 162 +Bolívar, Simón [general, Libertador, Libertador de Colombia, presidente Libertador, presidente de Colombia, jefe Superior de la República] 121, 123, 132, 133, 136, 142, 143, 144, 145, 147, 148, 150, 151, 152, 154, 156, 158, 159, 160, 162, +Bonaparte, Napoleón [Emperador] 47, 48, 51, 53, 58 +Bonilla, capitán patriota 104 +Borja, Dr. Manuel Josef de [Argaraseño] realista 12 +Borrero, Eusebio [capitán patriota] 79 +Borrero, Dr. José Antonio [patriota] 114, 135 +Borrero, José María [teniente republicano] 156 +Borrero, Dr. Vicente [teniente gobernador, capitán patriota] 109 +Bravo, Hermenegildo [comandante realista] 69 +Brown [capitán corzario ingles al servicio de la causa patriota] 110, 118, 124, 125

169


C +Cabal, Francisco [capitán, comandante patriota, miembro del Colegio Electoral y Constituyente de la provincia y gobernador de la provincia] 73, 103, 108, 110, 117 +Cabal, José María [comandante de armas patriota, coronel, miembro de la junta de Gobierno de la provincia de Popayán y su Vicepresidente, presidente y nombrado Dictador de la provincia] 73, 76, 85, 92, 118 +Cabal, Dr Miguel [capitán patriota] 55, 68, 73 +Caicedo, Dr Francisco Antonio [miembro del Colegio Electoral y Constituyente de la provincia, patriota] 103, +Caicedo, Juan José [realista patiano] 82, 85, 87, 88, 91, 100 +Caicedo y Cuero, Dr Joaquín [patriota, Alférez Real de Cali, presidente de la junta de las ciudades del Valle, coronel, miembro y presidente de la junta de Gobierno de la provincia en Popayán] 41, 55, 68, 76, 78 +Caicedo y Cuero, Manuel [patriota, Hermano de Joaquín, Provisor en Quito] 41 +Caicedos, familia 15, 27 +Cajiao, Matías [realista] 64 +Cala, teniente pastuso 163 +Calambás, Gregorio [cacique Páez, coronel patriota] 70, 142 +Caldas, Francisco José [El Sabio, coronel patriota] 7, 22, 23, 28, 38, 43, 116, +Caldas, los [familia] 27 +Calzada [coronel realista] 111, 124, 126, 127, 128, 129, 130, 134 +Camacho, patriota +Camacho, Antonio [miembro de la junta de Gobierno de la provincia de Popayán, patriota] 76 +Camacho, Lorenzo [patriota] 10, 87 +Cancino, capitán, coronel patriota 72, 156 +Canterac, general realista 156, 157, 162 +rey Carlos 1V 47 +Carvajal, comandante patriota 136 +Casanova, Casimiro [jefe militar realista] 85 +Casa de Valencia 100 +Castillo, teniente y comandante patiano realista 40, 137, 140 +Castrillón, Manel José [patriota] 119 +Castro, Ignacio [patriota] 62 +Castro, capitán patriota 128 +Céspedes, Joaquín teniente patriota 128 +Cervera, capitán realista 101 +Cielito, alias [Soldado realista] 73 +Concha, teniente patriota 82 Concha, José [patriota, coronel, comandante general, gobernador y/o Intendente de la provincia, jefe del Ejército sobre Pasto] 132, 133, 138, 139, 155, 156, 160

170


+Consuegra, Alférez patriota 128 +Córdoba, José María [general patriota] 160, 161, 162 +Córdoba, Manuel María [capitán, guerrillero realista amnistiado, admitido en las filas patriotas] 140, 160, 163 +Córdoba, Salvador [capitán patriota] 160 +Cuero, Dr José María [comandante patriota y presidente del Tribunal de Buga] 108, 141 +Cuero y Caicedo, José de [patriota, Obispo de Quito] 42 +Cuervo, oficial patriota 109, +Cuervo, patriota 119 +curas párrocos, indios paéces con sus [Patriotas] 70 D +Dávila, José María [patriota] 116, 119 +Del Socorro, Manuel [Rodríguez] 50 +Delgado [realista] 91 +Delgado, Ruperto [realista, comandante del Batallón 1° del Numancia] 120 +Delgado, Silverio [realista, comandante de una Cotmpañía del Numancia] 122 +Delgado y Scarpetta [Abanderado patriota] 115 +Díaz, José [patriota, coronel del Gobierno Soberano de Neiva] 70, 73, 75, 76, 78, 79 +Díaz, Pablo [capitán de esclavos de Patía, realista] 160, 161, 162 +Doctores con la abreviatura antecedente a su nombre: Luis Alomia, José Agustín Barona, Manuel José Borja, José Antonio Borrero, Vicente Borrero, Francisco Antonio Caicedo, Joaquin Caicedo, Miguel Cabal, José María Cuero, Joaqúín Fernandez de Soto, Francisco Gonzalez, Ignacio Herrera, Mariano Larrahondo Valencia, Presbítero Mejia, Nicolas Ospina, Andrés Ordóñez, Joaquín Ortiz, José Gabriel Peña, Andres Marcelino Pérez [Arroyo], José Antonio Pérez [Arroyo], Santiago Pérez [Arroyo], Joaquín Rentería, Félix Restrepo, Manuel José Restrepo, Toribio Miguel Rodriguez, Juan José Sotomayor, Ignacio Tenorio, Camilo Torres, Jerónimo Torres, José Cornelio Valencia, Manuel Santiago Vallecilla +Domínguez, Miguel [capitán patriota] 130, 135 +Domínguez, Pedro [coronel realista, gobernador de la provincia] 123 +Dueñas, Manuel [miembro de la junta provisional de Seguridad de la provincia de Popayán, patriota] 10, 60

171


+Dupret, José [coronel realista] 57 +Durán, español realista 64 E +El Parmesano [patriota] 106 +Esclavos, menciones diversas sobre los:17, 20, 21, 71, 83, 96, 118, 121, 124, 125, 130, 132, 158, 159, 160, 161 +Escobar, fray José Joaquín de [miembro de la junta de Gobierno de la provincia de Popayán, patriota] 67, +Escobar, Mariano [capitán patriota] 82 +España, Prudencio [oficial venezolano patriota] 115 F +Fajardo, Manuel María [comerciante] 157 +Fernández de Soto, Dr Joaquín [miembro de la junta de Gobierno de la provincia de Popayán, patriota] 76, 97 +Fernando VII, rey de España 48, 49, 53, 58, 121, 123, 154 +Flórez, Juan José [coronel, gobernador y comandante de Pasto patriota] 154, 157, 158, 161, 162, 163 +Figueroa, cura pastuso realista 27, 159 +Fiscal de Piagua, indio realista 140 +fray Diego del Carmen, bethlemita realista y anti repúblicano 154 +fray Juan de los Dolores, realista anti republicano 159 +fray Lucas Domingo, franciscano republicano 161 +Fuente, Santiago [patriota] 134 G +Gáez [Ingles al servicio de la causa patriota] 124 +Galindo, Pedro José [capitán patriota 128 +Galup, jefe de tropas realistas en Quito 59 +García, Antonio [realista] 67, 137 +Garcia Rovira, Custodio [general, presidente patriota] 112 +García, Basilio [coronel comandante general de la Segunda División Española, realista] 124, 136, 138, 146, 148, 151, 152 +García, Manuel [mayordomo de la Fábrica de la Catedral] 134 +García, Pedro Antonio [teniente Corone patriota] 137 +Godoy, Manuel [Príncipe de la Paz] 47 +Gómez, Domingo Belisario [El cura del Trapiche, patriota] 27, 104, +González, Dr Francisco [miembro del Colegio Electoral y Constituyente de la provincia, patriota] 103, 131

172


+González, Francisco [capitán comandante de caballería realista] 124, 130 +González, Vicente [teniente coronel patriota, comisionado para concluir las Capitulaciones de Berruecos] 148, 151 +Girardot, Atanacio [Militar patriota] 68, 72, 73 +Grueso, Felipe [realista] 12 +Grueso, fray Francisco [Guardín del Colegio de San Francisco] 116 +Grueso, José María [nuevo Provisor del Obispado] 116 +Guasca, jefe guerrillero de Cali patriota 123, 125 +Guevara, Camilo 126 +Guevara, patriota hija de Camilo 126 +Gutiérrez, José María [patriota, coronel comandante de la Columna del Gobierno de Antioquia] 103, 117, 118, 125 +Guzmán, Rafael [capitán, del comisionado virrey] 49 H +Henríquez, guerrillero contra la República 154, 163 +Hernández, Alferez patriota 129 +Herrera, Dr Ignacio [patriota] 62 +Hierro, Pantaleón [teniente coronel realista] 148, 151 +Hoyos patriota 90 +Hurtado, Lino [capitán guerrillero del Patía] 147 +Hurtado, Nicolás [patriota] 10, 72 I +Ibarra, patriota 10 +Indios 70,75, 91, 104, 105, 120, 140 +Indios paeces 70, 75,142 +Illera, José Antonio [capitán realista] 71, 121 +Ipinja, capitán artillero español militante en la insurrección de 1809 de Quito 55 +Iturralde, Juan Domingo [vecino de Panamá,realista] 68 +Iriguen, José [capitán realista] 74 J +José Napoleón [Bonaparte], rey de España y de las Indias 48, 51 +Jiménez, capitán realista del Numancia 120 +Jiménez Padilla, Salvador [Obispo de Popayán, realista, después de las Capitulaciones de 1822 en Pasto sirvió a la República] 121, 127, 152, 157

173


L +Lara, coronel patriota 145 +Lara, Miguel [capitán patriota] 152 +Larrahondo, Manuel María [Alférez patriota] 73, +Larrahondo y Valencia,Dr Mariano [miembro del Colegio Electoral y Constituyente de la provincia, patriota 62, 103, +Larrahondo y Valencia, Nicolás [comandante patriota] 68, 85 +Latasa, Rafael [patriota] 118 +Latorre, Joaquín [Situadista] 54 +La Torre, general realista 111, 140 +Ledezma, Juan María [Alias Cocorote, capitán patriota] 147 +Ledezma, Rafael [alias Pátibus, Alferez, capitán realista] 132 +Leiva, José [brigadier patriota] 101, 103, 105 +Lemos, Alcalde ordinario patriota 138 +Lemus, Mariano [miembro de la junta provisional de Seguridad de la provincia de Popayán, patriota] 66, 72, 87, 97 +Linares, teniente coronel venezolano patriota] 112, 115 +Liñán, Félix [Secretario del Obispo Jimenez] 161 +López, José Hilario [teniente coronel patriota] 118, 119, 158 +López, coronel realista 131 +López, Juan Gregorio [comandante patriota de Mercaderes] 162 +López, Nicolás [comerciante] 157 +López, Pedro [patriota] 119 +López, Silvestre [realista de Timbío] 85 +Lozano, José María [patriota, Marques de San Jorge, Comisionado del virrey para la pacificación de Quito] 57 +Lozano, patriota 57, 90 +Luque, Francisco [oficial repúblicano] 157 +Luque, teniente coronel patriota 147 174


M +Macaulay, Alejandro [ciudadano de York, Virginia, sirvio como comandante y coronel patriota] 86, 87, 88, 89, 90, 91, 93 +Madrid, José [presidente patriota] 111, 112, 114 +Mariano, esclavo 138 +Márquez, teniente patriota 14, 128 +Materón, José [capitán patriota] 82 +Matute, teniente patriota 118 +Maza, Hermógenes [coronel patriota] 159 +Mazuera, Félix Felipe [miembro de la junta de Gobierno de la provincia de Popayán y Dictador, patriota] 76 +Medinas, hermanos facciosos contra la República 161 +Meléndez, fray Simón [franciscano patriota] 72 +Mejía, Liborio [teniente coronel, comandante patriota, vicepresidente, dictador] 109, 112, 114 +Mejía, Presbítero Dr. 114 +Merchancano, Estanislao [jefe político de rebelión contra la República] 154, 156, 157, 163 +Micolta, oficial patriota 89, 109 +Micolta, Juan [oficial patriota] 89 +Mires, general patriota 130, 132, 134, 154, 161 +Moles, coronel realista 136 +Molero, teniente realista 72, 73 +Molina, Joaquín [presidente realista de Quito] 93 +Molina, Juan Bautista [capitán patriota] 139 +Monsalve, comandante del Batallón del Socorro, patriota 104, 108, 109, 110, 117, 119 +Monmtalvo, virrey 123 +Montes, Toribio [general realista, presidente de Quito] 21, 93 +Montufar 91 +Montúfar, Carlos [patriota, Comisionado de la Regencia, comandante, coronel] 59, 107, 118 +Montúfar, Marquez de Selva Alegre [defección de la Presidencia junta Soberana de Quito] 56 +Montúfart, Pedro 79 +Montúfares 80 +Mora, N [capitán patriota condenado a servir de soldado en el Batallón Numancia] 121

175


+Morales, Antonio [coronel, Comisionado para el armisticio, patriota] 136 +Morales, revolucionario patriota en Quito 59 +Morcillo, José María [Presbítero realista] 88 +Morillo, Pablo [general realista] 111, 112, 113, 115, 118, 119, 121, 122, 136 +Mosquera Bartolomé, 95 +Mosquera, Joaquín [patriota, Senador, Enviado de Colombia] 7, 32, 39, 72, 74, 86, 103, 122, 153 +Mosquera, Rafael [patriota] 27, 40, 72 +Mosquera, Tomás Cipriano [patriota, capitán, teniente coronel] 27 +Mosquera, José María [miembro de la junta provisional de Seguridad de la provincia de Popayán, gobernador de la provincia, patriota] 27, 60, 65, 86, 102 +Mosqueras 15, 25, 145 +Muñoz, Simón [comandante capitán realista y luego patriota] 96, 101, 114, 116, 132 +Murat, Joaquín [Duque de Berg] 48 +Murgeon, general en jefe del ejército realista del Sur 143, 153 +Murgueitio, Pedro [patriota, comandante, teniente, capitán, teniente coronel, coronel] 81, 91, 94, 109, 114, 140, 156 +Murillo, capitán patriota 129 N +Nariño, Antonio [presidente de la Unión y general patriota] 81, 94, 105 +Nariño y Ortega, Antonio [teniente coronel de caballería patriota] 105 +Narváez, Antonio [general cartagenero, representante a la junta central] 52 +Nates, patriota 141 +Naudín o Nauñín, José [español realista oscilante] 106 +Navia, Agustín [patriota] 119 O +Obando, Antonio [coronel patriota] 127, 142, 143, 146, 154, 158 +Obando, José María [teniente coronel realista amnistiado, admitido en las filas patriotas] 143, 145, 146, 161, 163 +Olalla, Manuel [patriota] 84, 126 +Olalla, Subteniente patriota 153 +Ordóñez, Dr Andrés [patriota, Presbítero, Capellán del Ejército, Provisor Vicario Diócesis,presidente del Colegio Electoral y Constituyente de la provincia] 69, 79, 83, 99, 102, 103, 116 +Ordóñez, teniente patriota 70, 82, 116, 117 +Ortega, José María [coronel patriota, Intendente y comandante general del Cauca] 160

176


+Ortiz, Ignacio [mayor realista] 98 +Ortiz, Dr. Joaquín [patriota] 103 +Ortiz, oficial patriota 112 +Ortiz y Zamora, Manuel, capitán patriota 163 +Ospina, Dr. Nicolás [miembro del Colegio Electoral y Constituyente de la provincia, patriota] 103 P +Padilla, fray Diego [patriota, miembro del Congreso de la Unión] 111 +Palacios, Basilio [comandante patriota] 162 +Pardo, Ramón [capitán realista] 85, 94 +Paredes, fray Mariano [Dominicano, patriota] 10, 72, 97 +Paredes, teniente coronel patriota 147 +París, Joaquín [comandante patriota] 126, 143 +París, oficial patriota +Parra, Vicente [realista de Timaná] 85, 153 +Pascual I° [capitán de esclavos del Yurumanguí así proclamado] 71 +Paz del Castillo, Juan [coronel, general patriota] 143, +Paz, Joaquín de [jefe militar realista tambeño] 85, 87, 88, 91, 105, 108 +Penilla, cura de Anserma realista 159 +Peña, Dr José Gabriel, [patriota, miembro del Congreso de la Unión] 111 +Pérez Valencia y Arroyo, Dr Andrés Marcelino [Maestrescuela, Provisor interino del obispado, miembro de la junta provisional de Seguridad de la provincia de Popayán,patriota] 60 +Pérez Valencia, Domingo [patriota] 97 +Pérez Valencia / Pérez Arroyo, Dr José Antonio [miembro de la junta de Gobierno de la provincia de Popayán, redactor del períodico La Aurora, patriota] 76 +Pérez Valencia, Mariano [patriota] 74 +Pérez /Pérez Arroyo/Arroyo y Valencia, Dr Santiago [miembro del Colegio Electoral y Constituyente de la provincia,teniente gobernador e Intendente Asesor Letrado de la provincia, patriota] 72, 103, 163 *Pérez, Santiago y hermanos 72, 103 +Los anteriores 4 Pérez de Valencia y Arroyo, como hijos de don Andrés José Pérez de Arroyo y doña Francisca Antonia Valencia, se apellidaban PÉREZ, por cuanto en Popayán les llamaban “los Arroyo” en 1825 cambiaron su primer apellido por el tercero de ARROYO. En el presente texto figuran como: “Pérez” o “Pérez Valencia” o “Pérez Arroyo” o Pérez Valencia y Arroyo” “Arroyo y Valencia”. 14

177


+Pérez, José Gabriel coronel patriota, 148, 151 +Perlaza, Francisco [patriota] 120 +Pey, Miguel [presidente dela junta Suprema] 71 +Piedrahita, fray Angel [ franciscano patriota] 161 +Pino, José María [patriota] 119 +Pino, primo del anterior [guerrillero patriota] 119 +Plat, militar realista 113 +Polanco, Joaquín [hacendado realista en inmediacionesde Cali] 121 +Polanía García de Tacón, Ana 92 +Pombo 10, 15 +Pombo, José Ignacio 52 +Pombo, Manuel [capitán patriota, teniente gobernador de la provincia de Popayán] 109 +Ponce, oficial patriota 118 +Príncipe de Asturias, don Fernando 47, 49 Q +Quijano, José María [mayor patriota] 108, 117, 118 +Quijano, Manuel María [capitán, Miembro del Colegio Electoral y Constituyente de la provincia, secretario de Gobierno, redactor del períodico La Aurora,, patriota] 103, 116, 135 +Quijanos 90 +Quintero, Rafael [teniente patriota] 83 +Quintero, Ricardo [autor de 2 anotaciones al texto] 12, 155, 161 +Quiroga, revolucionario patriota en Quito 59 R +Ramón, Cabo patriota 138 +Ramírez Arellano, Eusebio [Prebendado y Juez asesor realista] 11, 121 +Rentería, Dr Joaquín [miembro del Colegio Electoral y Constituyente de la provincia, patriota] 103 +Retamar, Miguel [teniente coronel realista] 148, 151 +Restrepo, Dr Felix [patriota] 85 +Restrepo, Dr José Manuel [patriota] 27, 29, 37, 40 +reyes, cura de Buesaco y capellán patriota 160 +Ricaurte, Joaquín [coronel patriota] 109, 125 +Rodriguez, José Ignacio [capitán,comandante, coronel patriota] 84, 92, 99, 123

178


+Rodriguez, Miguel [teniente coronel realista] 124, +Rodríguez, Dr Toribio Miguel y/o Miguel [miembro de la junta de Gobierno de la provincia de Popayán, patriota] 10, 76, 97 +Rodríguez, Regidor realista 64 +Rosas, Agustín [oficial patriota] 115 +Rounel, comandante inglés al servicio de la causa patriótica 125, 130, 132 +Ruiz de Castilla, Conde [presidente de Quito] 53, 79 S *Saavedra, Juan [capitán patriota] 82 +Salabarrieta, Policarpa [Heroína patriota] 122 +Salom, general patriota 145, 159, 160 +Sámano, Juan [Militar realista, gobernador de la provincia, virrey] 94, 95, 97, 98, 99, 100, 101, 106, 108, 111, 113 +Sandez, coronel patriota 146 +San Francisco de Asis 35 +San Martín, general Libertador de la América sur septentrional 140 +Sanllorente, Comisionado de la junta de Sevilla en España 52 +Santacruz, Manuel [teniente coronel patriota] 129 +Santacruz, Tomas [teniente coronel realista] 131 +Santacruz, al mando de una compañía pastusa en la etapa republicana inicial 156 +Santacruz, José Miguel [teniente patriota] 157 +Santander, Francisco de Paula [patriota, general y Vicepresidente] 27, 29, 37, 40, 114, 126, 153 +Sarasti, Agustín Ramón [patriota] 10, 65, 72 +Sarmiento, fray Andrés [Dominicano realista] 82, +Sarmiento, cura realista 159 +Sarria, guerrillero realista 140 +Savaraín, Alejo [patriota] 119 +Serviez, coronel patriota 96, 107, 108, 109 +Serralde, Manuel [Español realista] 85, 86 +Sinisterra, militar patriota 90 +Soberón, al mando de una compañía pastusa en la etapa republicana inicial 156 +Solís, José [español realista, gobernador de la provincia] 12, 119, 123 +Solís, oficial patriota 109 +Soriano, mayor realista 109 +Sotomayor, Dr Juan José [patriota miembro del Congreso de la Unión] 111 +Sucre, Antonio José de [general patriota] 136, 137, 140, 152, 154, 155 +Tacón, Miguel [gobernador, militar Realista] 9, 10, 51, 54 +Tamariz, Eugenio [capitán, gobernador realista de la provincia] 129, 131 +Tejada, Antonio [patriota] 62 +Tejada, Ildefonso Gil de [capitán, americano indigno, realista] 133

179


+Tenorio, Dr Ignacio [patriota] 53 +Tenorio, Manuel Antonio [Alféres Real de Popayán, realista] 63, 64 +Tobar, Proveedor de la División patriota 93, 96, 129 +Tolrá, Carlos [comandante del Batallón Numancia, realista] 115, 117, 118, 119, 133 +Torices, Manuel [patriota] 116, 119 +Toro, Jerónimo [guerrillero del Patía realista, rebelde contra la República] 147, 158, 161, 162 +Torres, Dr Camilo [patriota, Representante al Congreso de la Unión] 36, 52, 119 +Torres, Dr Jerónimo [patriota, Representante al Congreso de la Unión] 10, 40, 43, 103, 111 +Torres, Ignacio [capitán patriota] 10, 81, 98, 107 +Torres, Maria Teresa [mujer patriota] 131 +Torres, Pedro León [general patriota] 137, 138, 139, 140, 141, 143, 146, 153 +Troyano, coronel [Patriota, miembro del Congreso de la Unión] 111 +Troyano, presbítero realista rebelde contra la República] 154 +Trujillo, Leonardo [patriota] 133 U +Ulloa, Francisco Antonio [Secretario de la junta Provisional de Seguridad y Secretario de la junta de Gobierno de la provincia de Popayán, patriota] 10, 27, 43, 60, 76 +Urquinaona, Francisco 67 V +Vaca, Vicenta [mujer patriota] 121 +Valdés, Manuel [general patriota] 132, 133, 134, 135, 136, 142, 146, 147 +Valencia, familia, 14, 71 +Valencia, Javier [capitán patriota] 83 +Valencia, Dr José Cornelio [patriota] 107, 110, 135 +Valencia, Mariano [patriota] 10, 97 +Valencia, patriota 11 +Valencia, Pedro Felipe [Conde de Casa Valencia, patriota] 117 +Valverde, Manuel Silvestre [teniente del Micay realista] 71, 84 +Vallecilla, Joaquín [patriota] 120 +Vallecilla, Dr Manuel Santiago [teniente asesor, gobernador, miembro de la junta de Gobierno de la provincia de Popayán, miembro del Colegio Electoral Costituyente de la provincia, patriota] 11, 27, 71, 74, 76, 103, 107, 119 +Varela, Ángel [capitán patriota] 80, 81, 88 +Varela, Alcalde ordinario de Popayán patriota 138 +Vargas capitán patriota 128, 145 +Vegal, capitán patriota 134 +Velarde y Bustamante, Ángel [Obispo de Popayán] 63 +Velasco, Manuel José [realista, alanceado injustamente] 64, 133 +Vélez capitán realista 94 +Vidarrausaga, Aparicio [coronel gobernador realista] 108 +Viedma, Asesor Gobierno de Santafé 110 +Villavicencio, Antonio [coronel patriota] 89 +Villota, capitán realista 91 +Virgo, comandante capitán ingles al servicio patriota 98, 104

180


W/ +Warleta, militar realista 70, 71, 110, 112, 113, 114, 117, 118, 119, 120, 123, 133 Z/ +Zambrano, Ramón [coronel de milicias realistas, después de las Capitulaciones jefe militar republicano de Pasto] 131, 152, 154 +Zapata, Cataneo 82 2. NOMBRES GEOGRÁFICOS [ localidades y escenarios] A/ +Almaguer10, 76, 78, 104, 134, 155, 159 +Alto de Ovejas 92 +Alto de Riohondo 114 +Alto del Cauca 98 +Alto del rey o Cuchilla del Tambo 79, 111, 115 +América [s] 14, 22, 31, 46, 48, 52, 58, 149 +Anchicayá 118 +Anserma 10, 76, 99, 103, 114, 125, 159 +Antomoreno. hacienda de 134, 137 +Antioquia 99, 103, 109, 113, 114, 125 +Austria 58 B/ +Barbacoas 10, 11, 21, 23, 76, 78, 81, 117, 149, 156, 157, 158, 162 +Barragán, camino de 96 +Bateros, montaña de 105 +Bayona [España] 48, 51 +Bogotá, ciudad de, además ver Santafé 94, 107, 119, 142, 143, 144, 145, 155, 156 +Boyacá 123, 124, 126, 136, 145, 146 +Brasil 47 +Bomboná 146, 147, 153 +Buenaventura, provincia y Puerto de la 68, 83, 84, 87, 110, 137, 156, 162, 163 +Buenos Aires [Virreinato y República Argentina] 46, 110, 153 +Buesaco 90, 91, +Buga 10, 55, 62, 67, 76, 93, 96, 97, 108, 113, 117, 118, 124, 129, 134, 139, 144 C/ +Cachirí, escenario militar 111, 126 +Cádiz [España] 16, 17, 105, 127 +Cajibío de Balcázar, Hacienda de 17, 18, 100 +Cali 10, 19, 33, 41, 55, 58, 62, 67, 68, 70, 76, 84, 89, 99, 103, 107, 109 +Calibío, hacienda de [Cuartel, batalla] 100, 141, 142 +Caloto [ciudad, Cantón] 69, 76, 103, 110, 119, 130, 132, 142, 144 +Callao, en el Perú 140 +Calle del Humilladero, Popayán 128 +Candelaria, La [Valle del Cauca] 124 +Caquiona, pueblo indio patriota 104 +Caracas, en Venezuela 64, 115, 140

181


+Cariaco 127, 146, 147 +Carmelitas, [casa y potrero en Popayán] 74, 99 +Cartagena 29, 41, 52, 64, 66, 111, 123 +Cartago 76, 92, 96, 103, 113, 114, 129, 132 +Casanare 109 +Catambuco [en las inmediaciones de Pasto] 91 +Catedral de Popayán 33, 34 +Caucanos 144 +Cicilia de Roma 97 +ciudades del Valle [del Cauca] 9, 61, 62, 65, 120, 121 +Colombianos 37, 144, 150 +Colombianos del Sur 144 +Consacá, quebrada de 146 +Costa del Pacífico 78, 131 +Costas del Sur 21 +Cúcuta 105, 135 +Cuchilla del Tambo o Alto del rey, escenario militar 79, 111, 115 +Cundinamarca 106, 130, 132, 134 +Cuenca [Ecuador] 53, 55, 56, 64, 93, 135 +Chaguarbamba 146 +Charambirá 121 +Chocó, región 8, 24, 104, 113, 156 +Chucunes 81 +Chune, localidad aledaña a Popayán 128 D +Dagua 113 +Dos Ríos [Patía] 82, E +Ejido, barrio del [en Popayán] 85, 86 +Ejido de Pasto 90 +El Carmen o Convento de Carmelitas [en Popayán] 92 +El Castigo 78, 79, 163 +El Guabo 79, 81 +El Puro, Patía 141 +El Tambo, pueblo de [Cuchilla del ] 85, 86, 88, 90, 94, 99, 101, 115, 141, 161

182


+El Trapiche, Parroquia, pueblo patriota [Hoy Bolívar, Cauca] 78, 83, 104, 136, 137, 147, 148, 159, 162 +El Troje, hacienda 74 +Esmeraldas 158 +España 7, 9, 14, 16, 22, 47, 49, 51, 58, 61, 66, 80, 85, 116, 149, 152 F +Francia 58 +Fusagasuga [Cundinamarca] 123 G +Gámez, en Patía 82 +Genagra del Cauca, hacienda de [en Popayán] 138 +Guambía [Silvia, Cauca] 132 +Guabito, El 82 +Guanacas, Páramo de [y región] 69, 75, 98, 112, 116, 120, 130 +Guáitara, río [escenario militar] 67, 79, 91, 104, 147, 154, 156 +Guazábara, hacienda de 85 +Guayana [Venezuela] 121 +Guayaquil [Ecuador] 53, 55, 56, 64, 105, 135, 137, 140, 154, 159 I +Ibagué 96, 129, 132 +Ibarra, villa de 90, 154, 159 +Inzá 69 +Ipiales 97 +Isla de León [España] 58 +Izcuandé [ciudad, provincia, Circuito, río] 76, 83, 92, 94, 103, 126, 131, 152, 162 J +Jamaica 120 +Jamundí 130 +Japio, LLano de [hacienda, batalla] 108, 132, 144 +Jenoy 136, 146 +Juanambú [rio] 77, 88, 90, 104, 106, 136, 147, 148, 156, 160 +Julumito 138 L +La Bolsa 132 +La Estancia 75 +La Cabuya 79 +La Cruz, pueblo de 154, 158, 159 +La Erre 162 +La Horqueta 106, 160 +La Venta 160, 162 +La Ladera [Ejido de Popayán] 85 +Lame, provincia de Páez 130, 138

183


+Las Moras, Páramo de 142 +Las Papas, Camino de 104 +La Pedregosa, hacienda de la Casa de Valencia 100 +La Plata, [ciudad de la provincia de Neiva] 9, 10, 69, 70, 73, 98, 112, 115, 117, 120, 126, 130, 136, 138, 142 +Las Cuevas, en Patía 82 +Leiva [Villa de, en Boyacá] 105 +Lima [Perú] 105, 122, 142, 153, 158 +Los Robles 129 +Los Tejares 86 LL +Llano grande y/o Palmira [valle del Cauca] 107, 124, 132 M +Madrid [España] P12[5] 16, 46, 47, 48, 58, 123 +Mar del Sur 110 +Margarita [Isla de, Venezuela] 121 +Mazamorras, hacienda de 161 +Meneses [en Nariño] 88, 155 +Mercaderes [Parroquia] 82, 88, 94, 162 +Micay, rio y provincia de 71, 83, 131, 152 +Mondomo 129, 136 +Montevideo [Uruguay] 46 N +Nueva Granada 6, 32, 44, 49, 52, 70, 83, 111, 113, 115, 119, 135 +Neiva, ciudad de 9, 10, 17, 29, 69, 70, 94, 96, 110, 123, 133, 134, 138, 139, 143, 145 +Neiva, valle 107 +Nóvita 121 O +Ovejas, Alto de 108, 138 P +Páez, provincia de, pueblos de 69, 130, 142 +Palacé, rio [escenario militar, puente de piedra] 72, 74, 77, 98, 99, 100 +Palmira y/o LLanogrande [valle del Cauca] 107, 132, 135 +Pamplona 111 +Panamá10, 14, 55, 64, 68, 78, 143, 161 +Paíspamba, hacienda de 116 +Paso del Cauca 124 +Patía, Pueblo de 126, 128, 132, 139, 141 +Patía [procedente de, sucesos en, región del, valle del, pueblos al sur de Popayán] 77, 78, 81, 82, 90, 91, 92, 93, 94, 96, 100 +Patianos 66, 90, 92, 95, 96, 107, 127, 134, 140, 141, 143, 147, 155 +Patianas, guerrillas 82, 93 +Pasto 8, 9, 10, 11, 23, 55, 79, 80, 82, 87, 88, 90, 94, 101, 102, 103, 104, 106, 163 +Pastos 81, 159, 160 +Pastusos 55, 58, 67, 79, 81, 82, 88, 90, 91, 95, 104, 105, 115, 126, 131, 157, 160

184


+Península [Ibérica] 14, 19, 31, 48, 51 +Perú 77, 85, 94, 122, 153, 156, 159, 162 +Piagua 137, 140, 141 +Piendamó, rio, localidad 67, 72, 95, 100, +Pitayó 119, 132, 136, 142 +Plaza de Buga [Centro urbano] 118 +Plaza de Pasto [Centro urbano] 106, 157 +Plaza de Popayán [Centro urbano] 11, 70, 85 +Plaza de San Camilo [barrio de Popayán] 115 +Plaza del Tambo[Centro urbano] 88 +Pongo, pueblo indio patriota [actual Santiago Municipio de San Sebastián] 104 +Popayán [menciones referentes al nucleo urbano de la ciudad Capital de su provincia] 105, 106, 110, 114, 120, 128, 136, 144, 149, 156, 162 +Portugal 47 +provincia de Neiva 69 +provincia de Páez 130, +provincia de Popayán 6, 7, 8, 9, 30, 31, 32, 46, 59, 61, 78, 80, 118, 120, 148, 152, 153, 155, 156, +provincias de la Nueva Granada 6, 7, 49 +provincia del Raposo 121 +Provisor del Obispado de Popayán 23, +Pueblo payanés, de Popayán [menciones y aluciones] 61, 144, 158 +Pueblo de Patía [núcleo] 79, 161 +Pueblos de Patía [núcleos] 77 +Puente del Molino, en Popayán 128 +Puente del [río] Cauca, en Popayán 87, 133 +Purificación, Villa de 138, Q +Quilichao [hoy Santander de] 92, 93, 110, 119, 126, 132, 134, 158 +Quindío [región] 8, 96, 99, 129 +Quito 10, 12, 22, 42, 49, 53, 59, 61, 62, 64, 77, 79, 80, 87, 91, 93, 96, 102, 108, 113, 117, 122, 126, 136, 143, 145, 152, 156

185


R +Rio Cauca [puente, paso] 67 +Rio mayo, región del 137 +Rio del Palo, campo militar 141 +Rio Victoria 73 +Riohacha [Península d la Guajira] 123 S +San Camilo, plaza y barrio de Popayán 11, 137 +San Francisco, colegio, calle, iglesia y barrio de Popayán 11, 19, 22, 35, 116, 128, 131, 137 +San Juán, pueblo de la parroquia del Trapicheindio patriota [ en el actual Municipio de Bolívar, Cauca] 104 +San Juanito, hacienda de [inmediata a Buga] 124, 126 +San Pablo, pueblo de 158, 159 +San Sebastián, pueblo indio patriota 104 +Santa Ana [Parroquia en el Valle del Cauca] 124 +Santa Marta [ciudad de] 29, 123 +Santafé y/o Santafé de Bogotá y/o Bogotá [ciudad capital del Virreinato de Santa Fé o de la Nueva Granada, de la República de Colombia y en esta del Departamento de Cundimarca ] 7, 9, 10, 22, 29, 35, 40, 41, 46, 53, 57, 59, 60, 61, 64, 67, 77, 80, 89, 94, 110, 117, 120, 123, 132, 136 +Santo Domingo [templo y claustro, plazuela, calle en Popayán] 14, 64, 85 +Sevilla [España] 49, 52, 58, 116 +Sibundoy 93, 154, +Sotará 78, +Sur de la República 132 T +Tablón de los Gómez, escenario militar 104, 158 +Taminango 162, +Tasines, escenario militar 104, 160 +Temblor de tierra 140 +Timbío, hacienda de y escenario militar 72, 74, 85, 133, 134, 136, 161 +Toro, ciudad 10, 103, 147, 154 +Totoró, campos de [escenario militar] 116 +Trujillo del Perú 122 +Tulcán 149, 154 +Tulúa [en el valle del Cauca] 129, +Tumaco, Isla de 17, 83, 84, 153 +Túquerres 56, 59, 154 V +Valencey 48, 58, +Valle del Cauca y/o del Valle [región norte del Cauca] 8, 9, 55, 70, 92, 94, 96, 107, 111, 123, 134 +Veinticuatro, pueblo de 160 +Venezuela 12, 59, 121, 122, 135 +Veracruz, pueblo de 146 +Volcán de Pasto 147 Y York de Virginia 85 Yurumanguí, río [mina de la familia Valencia] 71

186


3. NOMBRES Y TÉRMINOS INSTITUCIONALES NO MILITARES A/ +Asamblea abierta 94 +Asamblea de autoridades realistas legítimas de Popayán 66 +Asamblea electoral 135 +Asamblea en el Templo de Santo Domingo 64, 85 +Concejo de Indias +Ayuntamiento de Popayán 51, 52, 194 +Consejo abierto [en Popayán] +Autoridades del rey 57, 65 Constituciones: B +Constitución de España y América 48 +”Boletines” de Morillo 122 +Constitución Española 97 C +Constitución de la República 143 +cabildo o Consejo abierto [en Popayán] 9, 60, 76, 187 +Constitución proyecto para el Congreso de la Unión 93 +Cajas Reales [Popayán] 54 +Corte de Justicia en Buga 108 +Cargas [de doblones, del comercio, del Estado] 20, 119, 147, 150 157, +Corte Suprema 155 198 +Cortes de Cádiz +Casa de Moneda [de Popayán] 16, 35, 67, 76, 80, 106, 109, 141 +Correo [s] 54, 57, 59, 60, 123, +Causa de España y española 152, +curas párrocos, indios paeces con sus [Patriotas] 70 +Causa de la independencia americana 69, D +Causa de la libertad y gloriosa de la libertad 88, +Departamento del Cauca 31, 148 +Causa del rey y/o real y otros asuntos 56, 71 +Derechos de los ciudadanos de la República 150 +Causa pública 139 +Deuda doméstica 132 +Clero de la Nación 151, E +Clero regular 149 +Elecciones de Electores y Representantes al Congreso +Colegio Electoral y Constituyente de la provincia de Popayán 187, Constituyente de Cúcuta 135, 153 103, 104, 108 +Empréstitos 77, 132 +Colombia 7, 12, 24, 29 +Enviado de Colombia 153 +Colombianos +Estanco de aguardientes 61 +Colombianos del Sur +Estanco de tabacos 77 Congresos: G +Congreso Constituyente y/o de Angostura 135 +Gaceta de Madrid 46 +Congreso de la Unión de las provincias Federadas de la Nueva +Gaceta de Colombia 144 Granada 83, 103 +Gaceta de Bogotá 148 +Congreso [ de la República de Colombia, Nacional, general] 24, 36, 37,+Gacetas de los nuevos gobiernos de España 58 40 +gobernadores de la provincia de Popayán y mandatarios sucesivos, +Congreso general en Cúcuta 135 incluso con jurisdicciones paralelas

187


Realistas +Miguel Tacón, desde diciembre de 1807 hasta enero de 1812: 9, 10, 51, 54 +Juan Sámano, diciembre de 1813: 94, 252, 270 +Vidarrausaga, Aparicio desde el 10 de julio de 1815: 268 +José Solís, desde septiembre de 1816: 12, 119, 123 +Pedro Domínguez, desde el 3 diciembre de 1818: 123 +Eugenio Tamariz, desde el 25 de enero de 1820 hasta el 5 de abril de 1820: 129, 131 +Fominaya, desde el 30 de abril de 1820: 131 Patriotas +Dr Manuel Santiago Vallecilla, elegido gobernador político en cabildo abierto, el 6 deabril de 1811: 11, 27, 71, 74, 76, 103, 107, 119, 120 +Dr Joaquín Caicedo y Cuero, nombrado presidente de la junta de las ciudades del Valle desde diciembre de 1810 y de la junta de Gobierno de la provincia de Popayán desde junio de 1811: 15, 27, 41, 42, 268 +José María Cabal, nombrado Vicepresidente de la junta de Gobierno de la provincia de Popayán desde junio de 1811 y presidente desde 10 de julnio de 1812: 73, 85, 92, 118, 252, 263, 277 +Félix Felipe Mazuera, nombrado Dictador por la junta de Gobierno de la provincia de Popayán, en agosto de 1812: 76 +José María Mosquera, nombrado gobernador por el presidente de la Unión de las provincias de la Nueva Granada general Antonio Nariño, en enero de 1814: 10, 27, 60, 65, 86, 102 +Dr Santiago Pérez Valencia, nombrado teniente gobernador y Asesor por el presidente de la Unión de las provincias de la Nueva Granada general Antonio Nariño, en enero de 1814: 3, 43, 72, 103 +Francisco Cabal, elegido gobernador por el Colegio Electoral y Constituyente, el 2 de enero de 1815: +Manuel Pombo, elegido teniente gobernador por el Colegio Electoral y Constituyente, en 1815: 73, 103, 108, 110, 117 +Dr Vicente Borrero, elegido teniente gobernador por el Colegio Electoral y Constituyente, en octubre de 1815: 109 +Antonio Arboleda, elegido gobernador por el Colegio Electoral y Constituyente, en enero de 1816: 27, 60, 63, 85, 87, 110 +José Concha, nombrado gobernador y comandante militar [Intendente] por el Vicepresidente de Cundinamarca general Santander, a principio de 1820: 132, 155 +Dr Santiago Pérez Valencia, nombrado Asesor letrado e Intendente en las ausencias del general José Concha: 3, 43, 72, 102, 109, 135

188


+José María Ortega, se posesionó de Intendente y comandante general propietario del Cauca, dándole posesión el Asesor Intendente interino Dr. Santiago Pérez, el 1 de septiembre Gobiernos: +Gobierno de Antioquia +Gobierno, sistema de +Gobierno de Buenos Aires, [republicano de Argentina] +Gobierno de Colombia +Gobierno de Chile, republicano +Gobierno de Cuenca +Gobierno de Guayaquil +Gobierno de la provincia de Popayán [virreinal, regencia, independentista patriota] +Gobierno de Montes +Gobierno de Panamá +Gobierno de Santafé [patriota] +Gobierno de Santafé [realista] +Gobierno de la República [Colombia] +Gobierno de las provincias +Gobierno del Perú, republicano +Gobierno real +Gobierno del rey +Gobierno español +Gobierno extranjero +Gobierno general de la Unión +Gobierno insurgente +Gobierno intruso y usurpador [Napoleónico] +Gobierno legítimo +Gobierno Nacional +Gobierno patriótico de Quito +Gobierno de Quito [realista] +Gobierno Soberano de Neiva +Gobierno sólido, justo y morigerado +Gobiernos patriotas +Gobiernos peninsulares, nuevos +Gran Cruz de Isabel la Católica +Guardia cívica y servicio

189


I +Imprenta 103, 141 +Independencia 6, 12, 27, 43, 54, 69, 80, 90, 103, 135, 145, 159 +Indulto de Fernando VII 121 +Insurrecciones posteriores de Pasto 148 J +jefe Superior de la República, ver: Bolívar, Simón 152 +jefe Supremo de la República, ver: Bolívar, Simón 142 juntas: +junta Central España 58 +junta de Bayona 51 +junta de Cali [ciudades del Valle] 68 +junta de Gobierno de la provincia de Popayán 22 +junta de Seguridad de Quito 61 +junta de Sevilla 52, 62 +junta de sólo autoridades legítimas [realistas] en Popayán 66 +junta de Tribunal 123 +junta general de España +junta general de las provincias de la Nueva Granada 49 +junta [provisional] de Seguridad de la provincia de Popayán +junta Suprema [Soberana] de Quito +junta Suprema de Santafé 61 +julio 20 de 1810 [Sucesos de Santafé] 7 +Justicia 36, 77, 108, 144, 155 L +“La Aurora” períodico patriota en Popayán 103 +Ley de libertad y manumisión 162, +Libertador ver Bolívar, SimónLibertador Bolívar ver: Bolívar, Simón 7, 122, 127, 142, 145, 150, 159 M +Madre patria [España] 46, 53 +Moneda falsa 123 +Municipalidad de Popayán 139, 155 +Municipalidades 109, 155 N +Neiva, Gobierno soberano de 70 O +Obispo de Popayán ver: Jiménez Padilla, Salvador 137, 151 +Observancia de las leyes 12, 163 +Órdenes regulares mendicantes 58, +Oficinas de Rentas 76

190


P +Partido y/o partidos 9, 112, 127, 149 +Partido patíano y/o de los patianos 81 +Partido patriota y/o de oposición, juntistas en Popayán 9, 63 +Partido realista y/o de taconistas, de Tacón y en Popayán 9, 63, 83, 88 +Papeles de Venezuela, Santafé, Caracas, Cartagena [documentos políticos] 59, 64, 119, 134 +Patria 66, 70, 73, 89, 97, 104, 113, 119, 122, 127, 153, 163 +Prelado colombiano 153 +presidente de Colombia, ver: Bolívar, Simón 152 +presidente de Cundinamarca 132, 135, +presidente de [la Real Audiencia de Quito, realista] 52, 64 +Príncipe de Asturias, don Fernando 47 +provincia de Neiva 69, 130, 142 +provincia de Páez 130 +provincia de Popayán 6, 8, 32, 46, 59, 80 +provincias de la Nueva Granada 6, 7, 49 +provincia del Raposo 83 +Provisor del Obispado de Popayán 23 Q +Quito, Independencia [Acta del 29 de mayo de 1822] 115 +Quito sucesos de agosto de 1809 y 1810: 6, 49, 58 R +Ramos de Hacienda y Guerra 108 +Real Audiencia [en Santafé] +Regencia [Gobierno en España] +Religión y católica, apostólica y romana 150 +República [ de Colombia] 7, 21 +rey de Portugal +reyes de España +Revolución política de Popayán S +Sistema liberal +Soberanía nacional T +Taconistas: ver Partido realista 71 +Tesorería de Hacienda y/o pública U +“Un hecho de nuestros días” [impreso]

191


V +Vicepresidente de Cundimarca, Santander +presidente de Cundinamarca +Virreinato de Santafé y/o de la Nueva Granada +virrey del Perú y/o Lima, Abascal +virrey de Santafé y/o don Antonio Amar +virrey Montalvo +virrey Sámano Además ver Sámano +Viva la Patria 4. NOMBRES, TÉRMINOS INSTITUCIONALES Y SUCESOS MILITARES A/ +Angel de la Victoria +Armisticio de Trujillo, tratado B/ Batallas +Batalla de Boyacá +Batalla de Cachirí +Batalla de Calibío +Batalla de Carabobo +Batalla de Cariaco y Bomboná +Batalla del Guáitara +Batalla de Ibarra +Batalla de Japio +Batalla de Ocaña [En España] +Batalla de Palacé +Batalla de Pichincha +Batalla de Pitayó +Batalla de Tasines +Batalla de Wagram, del ejército de Napoleón Bonaparte +Batalla de la Cuchilla del Tambo Batallones +Batallón Albión, patriota +Batallón Aragón, realista [antes de la Victoria] +Batallón Auxiliar de Santafé, patriota +Batallón Bogotá, patriota +Batallón Cataluña, realista +Batallón Cundinamarca, patriota +Batallón de Cazadores, patriota +Batallón de Guías, patriota [Escuadrones de Caballería]

192


+Batallón de Guías, realista 111 +Batallones de la Guardia [del presidente] patriota 111, 112 +Batallón de Húsares del Príncipe 124 +Batallón de Neiva, patriota 133, 143, 144 +Batallón de Pasto, realista 111 +Batallón de Patía, realista 132 +Batallón de Popayán 122 +Batallón de los Andes, realista 111 +Batallón del Cauca, patriota 137 +Batallón del Real de Lima, realista 94, 95 +Batallón del Rey, realista 117, 119 +Batallón del Socorro, patriota 108, 110 +Batallón 1° de Numancia, realista 120, 120, 121, 122 +Batallón Quito, patriota +Batallón Paya, patriota 139 +Batallón Rifles 147 +Batallón Vencedores de Boyacá 145 +Batallón Yaguachi, patriota 159 +Batallones de Antioquia, patriotas 109 +Bergantín de guerra “El Cauca” 153 +Brigada segunda de Infantería patriota 145 +Buques 84, 149, 158, C +Campo militar [campamentos de alojamiento de fuerzas militares y de combate] 67, 69, 73, 105, 128, 141 +Capitulación y capitulaciones 90, 94, 96, 114, 125, 148, 152 +Capitulación y capitulaciones de Berruecos o Pasto 8, 160 Columnas Militares: +Columna de Angulo en Pasto 57 +Columna del coronel Díaz 75, 76, 78, 79 +Columna al mando de Mariano Escobar 82 +Columna del comandante Cabal 86 +Columna de Pedro Murgueitio 91, 132 +Columna del Gobierno de Antioquia 103 +Columna del Ejército del general Nariño 99 +Columna del capitán Bonilla 104 +Columna del comandante Joaquín París 126 +Columna del general Torres 147 +Columna del capitán Tomás Mosquera 147 +Columna del teniente coronel Luque 147 +Columna del general José María Córdoba 140 +Columna de Popayán 106, 161

193


Combates +Combate de Catambuco 91 +Combate de Barbacoas 81 +Combate de Jenoy 136 +Combate de Inzá 69 +Combate de La Bolsa 132 +Combate de La Cabuya 79 +Combate de La Ladera 85 +Combate de la isla de Tumaco 83 +Combate de la plaza de Pasto 93 +Combate de La Venta 160 +Combate de Ovejas 92 +Combate de San Juanito 124 +Combate del Alto de Riohondo 114, +Combate del Guabo 79, 81, +Combate del paso del Cauca 124 +Combate del Puente del Cauca en Popayán 87, 133 +Combate del Puro, Patía 141 +Combate del rio Palo 108 +Combate del Guáitara 55, 79, 91, 147 +Combate del Ejido de Pasto 90, 141 +Combate naval de Izcuandé 83 +Combates de la ciudad de Popayán 85 +Combates de Patía en 1822 145 +Combate del Guabito, Patía 82 +Combates para la liberación de Izcuande y Micay 131,. 152 +Combates del Juanambú 104 Compañías militares: +Compañía del Dr Joaquín Cabal y del Dr Miguel Cabal 55, 73 +Compañia al mando del teniente coronel D. Gregorio Angulo 55 +Compañía al mando del capitán Cancino 72 +Compañía de personas notables [de Popayán] 75, 85, 156 +Compañias pastusas 95, 131 +Compañía al mando del coronel Gutierrez 103 +Comapañías de orden del coronel Basilio Garcia al teniente coronel José María Obando 146 +Compañías de los vecinos aptos de Pasto 149, 150, 151, 156 +Compañías pastusas, principalmente la del teniente José Miguel Santacruz 157 +Consejo de guerra 88, 114, 131

194


CRONOLOGÍA DE LOS SUCESOS BÉLICOS OCURRIDOS EN LA provincia DE POPAYAN ENTRE 1809 y 1824 AÑO DE 1809 +OCTU8BRE 16- Batalla del Guáitara, Primera acción de guerra por la Independencia de Colombia, antiguo Virreinato de Santafé. +noviembre 3- Tacón siguió para Pasto, sirvió para esforzar el valor de los pastusos. Desde entonces se formó en ellos esa tenaz adhesión a la causa del rey. +diciembre- El virrey envió una fuerza de más de 300 hombres, al mando del coronel D. José Dupret, que siguió a Quito en unión de la columna que mandaba Angulo en Pasto, y que se reunieron en aquella cuidad con la División que envió el virrey de Lima. Quito estaba subyugada. AÑO DE 1810 +noviembre- Popayán. Los patriotas verifican la toma de los cuarteles. +noviembre- La persecución de los patriotas obligó a unos a retirarse al Valle, y otros a sus casas de campo, ó al retiro de sus casas AÑO DE 1811 +enero Y febrero- El destacamento puesto en Inzá es apresado por las fuerzas patriotas indígenas paeces y de La Plata. +marzo 24- El Ayuntamiento de Popayán acordó la libertad a los esclavos que tomasen las armas en defensa del partido realista ó de la causa del rey. El teniente de Micay, D. Manuel Silvestre Valverde, le dio cumplimiento. los esclavos de aquellas minas se sublevaron. +marzo 28- Batalla del Palacé. +El capitán patriota Eusebio Borrero siguió con su compañía al pueblo de Patía, y lo incendió sin objeto ó por cálculos y razones sin fundamento. +julio- Combate de La Cabuya +agosto– Quito restableció su Gobierno patriótico. Don Pedro Montúfar ocupó el Guáitara con casi tres mil hombres, el 25 entró a Pasto. Los pastusos instaron la protección del presidente Caicedo de un territorio de la provincia de Popayán, acudiendo con casi 600 hombres. Pasto se reunió a su provincia; reconoció el nuevo Gobierno, y aún proclamó la independencia de España. La tropa quiteña evacuo.

195


+septiembre- Combate en El Guabo. +diciembre 17–Asalto y asesinato a comerciantes quiteños en las Cuevas por realistas patianos, con cuyo producto armaron guerrillas, pagándolas bien. +diciembre 24- La columna patriota acampada en el Guabito, fue sorprendida y desarmada por los patianos. +En Dos Ríos es sacrificada la partida patriota del capitán Juan Saavedra. +La guarnición patriota del Trapiche se salva marchando por desvíos. +La junta Gobernativa dio un decreto contra los que habían seguido el partido de Tacón, imponiendo pena de muerte y confiscación en ciertos casos, que acabó de enajenar los partidos. Los taconistas, cansados ya de su emigración, venían muchos a la ciudad a reconocer el nuevo Gobierno, pero con el decreto contra los desafectos, fueron a engrosar el partido patiano que habían comenzado a ver con horror. AÑO DE 1812 +enero 28- Combate naval de Izcuandé. Derrotado Tacón se retiró a Lima. +abril 22- Combate en la ciudad de Popayán. Al día siguiente derrota de los realistas en La Ladera y Puente de Cauca. +abril 29- Salieron de Popayán para Pasto, 300 fusileros y 300 lanceros al mando de Cabal y Macaulay, En el Tambo se detuvieron en juzgar al Pbro. José María Morcillo, la junta ordenó su fusilamiento; esto influyó en la opinión pública causando consecuencias funestas a la causa de la libertad. +mayo- Ante el acometimiento realista de los patianos en Pasto el presidente Joaquín Caicedo se entregó prisionero con toda su fuerza. +mayo 30- Combate en el Juanambú. +agosto10- Combate en el Juanambú y el 11 en Berruecos. +agosto 13- Combate de Catambuco. Caicedo capituló rindiéndose a los patianos, pero ya desarmados los pastusos aprisionaron a todos los patriotas y los condujeron a Pasto a sufrir inhumanamente en calabozos. El capitán Pedro Murgueitio, que se había quedado enfermo en el cuartel del hospital, con 117 soldados enfermos, pudo escaparse y llegó a Popayán con toda la columna felizmente. +octubre 9- Combate en la ciudad de Popayán y su ocupación del Gobierno patriota.

196


AÑO DE 1813 +enero 21- De orden de Montes fueron fusilados D. Joaquín Caicedo y Alejandro Macaulay, en la plaza de Pasto. +Aumentaba el alarma de los pueblos de la provincia; en Popayán las guerrillas patianas en continuo ataque a la ciudad: llegaban a las inmediaciones, se les perseguía sin fruto, porque las tropas se fatigaban y los facciosos ocupaban tranquilos sus guaridas en Patía. El pueblo bajo de Popayán no tomaba parte en los movimientos del enemigo, pero muchos tenían relaciones con él: no le perseguían ó cuidaban para todos los eventos de no ganar su enemistad. +julio 1- Sámano entró a la ciudad. Subyugada la provincia lleva el terror al extremo. +diciembre 31- La vanguardia del Ejército de la Unión al mando del general Nariño ocupó el Alto Palacé. Huida de Sámano. Explosión intencioinal de unos cajones de pólvora. AÑO DE 1814 +enero 15- El general Nariño ataca a Sámano en la Hacienda de Calibio con tres Divisiones, triunfando completamente el de la Unión. +marzo19- Salió el Ejército de la Unión para Pasto. +abril 21 y 22- Combates del ejército del general Nariño en el Juanambú. +mayo 9.- Combate de Tasines +mayo 10- Combate del general Nariño en el el Ejido de Pasto. El ejército huye precipitadamente de Tasies para Popayán. Apresado Nariño. +junio10- Llega a Popayán el Ejército patriota, rechazando la persecución realista en todo el camino. AÑO DE 1815 +julio3- Combate en Ovejas el 3 de julio. +julio 5- Combate del Palo. AÑO DE 1816 +junio 28- Encuentro de armas en el Alto de Riohondo. +junio 28- Batalla de la Cuchilla del Tambo. +julio 1- Sámano ocupó la ciudad: fue ominosa por el terror: los patriotas abatidos hablaban por violencia, ó se ocultaban en los retiros más lúgubres, si es que no era calificado de crimen su retiro. El día 8 del mismo julio fueron fusilados en la plaza de San Camilo los oficiales Prudencio España [hijo del que en Caracas fue sacrificado por su amor a la libertad del país en 1797]. Agustín Rosas y dos soldados, todos prisioneros en la Cuchilla del Tambo.

197


AÑO DE1807- 46 +Fracaso de la empresa de insurreccionar al territorio de Nóvita y pereció Mora con sus compañeros, apresados en Charambirá. AÑO DE 1819 +agosto 30- Combate en el paso del Cauca. +septiembre 29- Combate en la hacienda de San Juanito. AÑO DE 1820 +enero 24- Combate en la ciudad de Popayán y su ocupación violenta por el ejército realista al mando del general Calzada.. +enero 26- Calzada marcha al Valle. En Cartago tuvo un encuentro con los patriotas.Desbarata la fuerza patriota de esclavos de Jamundí, reunida por el ingles Rounel. +abril 28- La tropa enviada a La Plata fué destruida por la avnzada del Ejército de Colombia. +mayo 15- El destacamento realista acantonado en Japio es sorprendido en La Bolsa y apresado y fusilado después su comandante. +junio 9- Batalla de Pitayó. La derrota de los realistas fue completa. Calzada regresó y se acampó en Timbío: +julio 11-El destacamento realista que ocupaba el puente del Cauca fue derrotado y perseguido. AÑO DE 1821 +febrero 2- Derrota y retirada del Ejército republicano en Jenoy en inmediacione del Juanambú. +febrero 5- El general Sucre tomó el mando del Ejército y fijó el cuartel en El Trapiche, para curar a los heridos y organizar la División. +mayo 9- Admisión del Armisticio de Trujillo en Pasto, el cual cesó el 27 de mayo +marzo 25- El general Sucre marchó de Cali con una División para embarcarse en abril en Buenaventura, con destino al Ecuador. +junio13- Se presentaron guerrillas realistas por Antomoreno. El día 17 se presentó García con su División por los barrios. al oír un grito general de viva Colombia se retiraron. +agosto- El teniente Castillo, hacia La Cuchilla, sorprendió 30 soldados del ejército patriota del general Torres y los sacrificó a todos inhumanamente. +agosto 13- Combate sorpresivo nocturno en la ciudad de Popayán y retirada pronta de los atacantes realistas.

198


+agosto 17- Regresó la División, habiendo permanecido en el Puro, Patía. Allí murieron dos oficiales y quedaron

enfermos. +septiembre 12- El Ejército salio de Popayán para fijarse en Caloto, el 21 el resto de la guarnición, quedando nuevamente desprotegida. Los miembros de la Municipalidad, los empleados, los vecinos, todos salieron para el Valle ó para La Plata, pasando algunos a Bogotá. AÑO DE 1822. +enero 2- Ocupó la ciudad el comandante París y el 7 llegó el Libertador al Cuartel general de Caloto. +marzo 8- Izcuandé y Micay, de su provincia, en la costa de Pacifico, fueron liberadas por el capitán Miguel Lara, tomando 4 oficiales y 150 soldados prisioneros. +Combates en Patía. El cuartel hospital patriota en Patía, mandado por el teniente coronel Paredes, fue invadido, muertos algunos enfermos y tomados los fusiles y muchas cargas con vestuario. El capitán Tomás Mosquera, con una columna, se reunió a la de Paredes, que fue acometida por Jerónimo Toro y rechazado éste con bizarría. El teniente coronel Luque rindió después las armas, con otras columnas a Toro. +abril 8- Batalla de Cariaco o Bomboná, el Ejército realista se retiró al anochecer y el patriota, al mando del Libertador, afrontando terrible guerra de partidas, se retira a El Trapiche para rehacerse. +mayo 8- El comandante del bergantín de guerra El Cauca, Sr. Henderson, ocupó la isla de Tumaco. Su comandante realista, Vicente Parra, guerrillero antes de Patía, fue perseguido por el Subteniente Olalla y hecho prisionero con 2 oficiales y 25 soldados, tomándoles cincuenta fusiles. +junio- Concluidas el día 6 en Berruecos las capitulaciones, el Libertador se dirigió a Pasto y fijó allí, el 7, su cuartel general, ratificándose el día 8 las capitulaciones. Estas fueron las más generosas y benéficas a Pasto. Habiendo también capitulado el Ejército español en Quito por el triunfo de Pichincha del general Sucre, el Libertador salio para Quito a dónde entro triunfante el 15 de junio.

199


+octubre 28- Rebelión de Pasto. El coronel Zambrano aparentaba sumisión al Gobierno de Colombia. Fue general el trastorno de esa cuidad turbulenta. Agualongo y Merchancano, el primero jefe militar y el segundo político, juraron al rey Fernando de España; destruyeron cuanto se había adoptado del sistema colombiano. +noviembre 5- El coronel Antonio Obando, comandante de esa provincia, que residía en Túquerres, fue cercado,: sus tropas, reclutas del país, se dispersaron y sufrió la pérdida de casi sesenta veteranos, los fusiles y pertrechos, pudiendo apenas escaparse doce hombres hacia Tulcán é Ibarra. +noviembre 25- El general Sucre, que mandaba en Quito, al frente de 1.500 hombres atacó a los rebeldes en el Guáitara. La derrota de los pastusos fue completa, y se ocupó la ciudad, en donde la tropa tuvo esta vez la licencia consiguiente a la ingratitud de un pueblo. Quedó allí de gobernador y comandante de armas el coronel Juan José Flórez, AÑO DE 1823 +junio 13- Se acercaron a las inmediaciones de Pasto los guerrilleros facciosos y los atacó el coronel Flores con 700 hombres; pero retrocediendo la caballería, se desordenó la infantería, por la estrechez del camino. Los pastusos facciosos acometieron con furor, aunque armados con sólo lanzas y palos; y una retirada inevitable, a pesar de los esfuerzos del comandante, produjo la derrota y la pérdida completa de la División: toda fue prisionera y mucha parte muerta. Las dos compañías pastusas, principalmente la del teniente José Miguel Santacruz, obraron basta el último apuro en la plaza de Pasto, de donde apenas pudieron escapar el mismo Santacruz con algunos oficiales pastusos, el coronel gobernador Flores y cinco de sus oficiales, retirándose precipitadamente a Popayán. +Uno de los buques enviados a Lima por el Libertador Bolívar, con doscientos hombres, se rebeló, dando muerte a sus jefes y aprisionando otros oficiales y trataban de desembarcarse, acometer a Barbacoas, y apoderados de esta ciudad, seguir a la de Pasto. Antes de llegar a Esmeraldas, uno de sus marineros, inglés, dio aviso del suceso a los jefes de un buque de guerra de su nación, a quien pidieron auxilios los revoltosos, bajo el pabellón de Colombia; pero sabida ya su perfidia atroz, se echaron los ingleses sobre estos rebeldes, que fueron destrozados, escapándose sólo sesenta hombres que ya estaban en tierra, los que también fueron perseguidos y casi destruidos por el comandante Muñoz. +junio 15- Agualongo marchó con 500 hombres a los Pastos. +julio 12- Agualongo hasta con 1.500 se apoderó de la villa de Ibarra.

200


+julio 17- El Libertador con tres Divisiones marchó contra los rebeldes y se acercó Ibarra, en donde fueron destrozados el 17, con perdida de 600 entre muertos y heridos; el resto huyó en desorden y con la perdida consiguiente a la caza que les dio el general Salom. Por la otra parte 13 muertos y 8 heridos. El Libertador deploró la estupidez y ferocidad pastusa, sintiendo vivamente que su valor no se empleara en la causa gloriosa de la libertad, independencia y buen orden de Colombia. +septiembre -El general José María Córdoba, con la Columna para tomar a Pasto, perseguido por las guerrillas enemigas y correspondiendo a sus fuegos repasó el Juanambú, fijando su campo en el pueblo de Veinticuatro. En La Venta sorprendieron al capitán Salvador Córdoba, su hermano y al otro capitán Manuel María Córdoba, una partida de 60 hombres, que fueron derrotados con perdidas de 9 muertos y algunos prisioneros. +Pablo Díaz; que capitaneaba a los facciosos y a los esclavos de Patía, aumentó, de acuerdo con Toro, sus vejaciones hostiles. Una columna que salió de Popayán a recorrer el territorio de Patía, apresó algunos negros de la hacienda de Mazamorras y a los dos hermanos facciosos Medinas, que obraron contra el pueblo de Patía. El uno fue juzgado y fusilado en esta ciudad con dictamen del Asesor letrado; y el otro condenado a trabajos públicos, con dos más de dichos esclavos, en Panamá. AÑO DE 1824 +En este año fue activa la persecución de los facciosos de Pasto. Calixto Bolaños, oficial de milicias de El Trapiche, con los demás vecinos de dicho pueblo persiguió vigorosamente a los ladrones, manteniendo hasta el fin su guerrilla. Este ejemplo lo siguieron los vecinos de Mercaderes con su buen comandante Juan Gregorio López, el que apresó al temible Pablo Díaz, liberto detestable de Patía, y a los treinta y cinco compañeros que seguían con destino a Pasto. El comandante Basilio Palacios cubrió después el [rio] mayo, haciendo desaparecer las partidas de esclavos facciosos. +junio 1- Acometió Agualongo a Barbacoas. El teniente coronel Tomas C. Mosquera se le opuso y, aunque herido en la cara, no se arredró, y Agualongo fue derrotado.

201


+Agualongo se retiró por el Castigo, y allí con sus compañeros, tales como el coronel Henríquez y otros dos más, a consecuencia del arbitrio que puso el comandante José María Obando y con ayuda del Capitón Manuel María Córdoba, se les apresó, y conducidos a Popayán, fueron fusilados el 13 de julio de 1824. 154, 157, 162 +Merchancano se sometió con sus compañeros al coronel Flórez. 154, 163 Cuarteles militares: +Cuartel de Quito 145 +Cuartel en el Alto de Ovejas, patriota 92 +Cuartel de Villavicencio 89 +Cuartel en Cali 68, 99 +Cuartel en el Trapiche 136, 137 +Cuartel en Caloto 144 +Cuartel en la hacienda de Calibío 100 +Cuartel en Llanogrande o Palmira 107 +Cuartel general de Morillo 119 +Cuartel hospital en Patía 91, 92, 147 +Cuartel en Popayán 142, 145 +Cuartel Libertador de Berruecos 151 +Cuartel Libertador en Pasto 148, 151, D Divisiones de los Ejércitos: +División enviada por el virrey de Lima 57, +División del Ejército del Cauca, con los auxiliares de la junta Suprema de Santafé, al mando del coronel Baraya 72, 73 +División al mando de Cabal y Macaulay 87, 88 +División al mando del coronel Macaulay 92 +División de tropas quiteñas, ficticias 91 +División al mando del comandante Cabal 86 +División a la orden del coronel Joaquín Ricaurte 109 +División Española de Calzada 131, 134 +División del Ejército de Colombia a la orden del general Sucre 136 +División a la orden del coronel Basilio García [2ª División Española del Sur] 150 +Divisiones del Ejército de Colombia en Patía 139 +División del Ejército de Colombia a la orden del gobernador de Pasto coronel Flórez 149 +División al mando del brigadier José Leiva 101, +División al mando del coronel Cabal 98 +División al mando del general Nariño 98, 196 +División 1a de guías de la guardia y el batallón Yaguachi, a las órdenes del general Salom 159 +División 2a de los granaderos de a caballo y el batallón Vargas, a las órdenes del general Barreto 148, 149, 151 + División 3a de artillería y el batallón Quito, a las órdenes del coronel Maza 159

202


E Ejércitos: +Ejército francés de ocupación en España +Ejército de la Unión, del general Nariño [patriota] 98 +Ejército del Cauca [patriota] 72 +Ejército patriota del Sur o republicano o Libertador de Colombia 105, 134, 152 +Ejército realista de Pasto 65, de Calzada 128, enemigo 10, real 99, 106, español del sur 149 +Ejércitos; opuestos 99, a la vista 21,se avistaron 132, línea divisoria 137 +Escuadrón de caballería de patianos P20[10] 94, 111 +Expediciones bélicas F Fuerzas +Fuerzas realistas 98 +Fuerzas patriotas 194 G, +Guarnición en la ciudad de Popayán 78, 80, 95, 103, 106, 127, 137, 141 +Guerra [palabra en distintos empleos] 6, 63, 66, 68, 70, 77, 84, Guerrillas: +Guerrillas patriotas 104 +Guerrillas realistas 137 +Guerrilleros realistas 156, 157, 162, I +Indulto de Fernando VII 121 +Insurrecciones posteriores de Pasto 148, J +junta de guerra 112 M +Milicia cívica 78 O +Órdenes militares 132 P +Pabellón de Colombia 158, +Partidas [de guerra] 92, 123, 143, 147, 156, 159 +Partido y/o partidos 80, 83, 134, +Partido patianos y/o de los patianos 83 +Partido patriota y/o de oposición, juntistas en Popayán 9 +Partido realista y/o de taconistas, de Tacón y en Popayán 9, 71

203


+Capitulaciones de Berruecos 148 R +Rebelión de Pasto 155, 160 +Revolución política de Popayán 6, 49 S +Soldados del rey 83, 146 T +Tesorería del ejército 102 +Tropas discriminas como patriotas y/o por la independencia, republicanas 137 +Tropas discriminadas como realistas y/o reales, del rey, expedicionarias de España 111 +Asamblea abierta 94, U +“Un hecho de nuestros días” [impreso] 88,

5. NOMBRES VARIOS +Descarga eléctrica 131, +“El Semanario”, publicación de Caldas 22, 23, 121 +Fábrica de la Catedral de Popayán 121, 134 +Fiebre amarilla 116 +Fosforescencia en Quilichao 110, +Maestranzas 121, +Temblor de tierra +Revista Popayán 8, +Un fenómeno bien raro 50 +Notas en el texto atribuidas a: -Anónimas 7 -Dirección de la Revista Popayán 7, 146, 156, 163 -Joaquín Mosquera 40, 87, 88, 89, 95 -Miguel Arroyo Diez 7, 119 -Ricardo Quintero Rivera 11, 12, 155, 161 204


F UN DACIÓ N C AUCANA DE P ATRIMO N IO I N TELECTUAL

205


INDICE ILUSTRATIVO

1. Extracto de la revista MUY: Diapositivas N° 206 hasta la diapositiva 231, con las cuales se ilustra someramente el conflicto político militar ocasionado por la ocupación de España y la anexión del Estado Español al Imperio de Francia por Napoleón y la consecuente guerra de liberación; sucesos que en 1807 “acaloran el espiritu público” en la provincia de Popayán, como lo comenta Santiago Arroyo en los párrafos iniciales de sus Apuntamientos. 2. José María Espinosa, abanderado del Arte en el siglo XIX: Diapositivas N° 232 hasta la diapositiva 312. 3. José María Espinosa, actor y testigo de batallas: Diapositivas N° 248 hasta la diapositiva 266. Volver al sumario 206


El extracto de la revista MUY consiste en 27 apartes, los cuales comprenden de la diapositiva 206 a la 231, los cuales ilustran someramente el conflicto político militar ocasionado por la ocupación de España y su anexión como Estado al Imperio de Francia, regido por Napoleón y la consecuente guerra de liberación; sucesos que en 1807 “acaloran el espiritu público” en la provincia de Popayán, como lo comenta Santiago Arroyo en los párrafos iniciales de sus Apuntamientos

Hacer clic

volver 207


continúa… volver…

208


continúa…

209 volver…


Motín en Cadena Aranjuez inicio el primer pronunciamiento que reveló el descontento del pueblo – izda., según Zacarías Velásquez – y que culminaría en el Levantamiento – abajo, óleo de Manuel Castellano sobre la defensa del Parque de Monteleón. Un monumento de José Antonio Solá que preside la plaza madrileña del Dos de mayo evoca a sus héroes, Daoíz y Velarde.

Continúa… volver …

210


Continúa… volver … 211


Continúa… volver …212


Óleo de Manuel Castellano sobre la defensa del Parque de Monteleón. Un monumento de José Antonio Solá que preside la plaza madrileña del Dos de mayo evoca a sus héroes, Daoíz y Velarde.

Continúa… volver …213


Continúa… volver …

214


Continúa… volver …215


Continúa… volver … 216


Continúa… volver … 217


Continúa… volver … 218


Continúa… volver … 219


Continúa… volver …

220


Continúa… volver

221


222 … Continúa… volver


Continúa… volver … 223


Continúa… volver …

224


Continúa… volver …

225


Continúa… volver …

226


Continúa… volver …

227


En la primera mitad del siglo XIX, un fuerte fenómeno insurgente recorrió las Indias. El conflicto de intereses entre los afectos a la metrópoli y los insurrectos se saldó definitivamente con la creación de naciones diferentes al otro lado del Atlántico. Por José A. Piqueras

Continúa… volver … 228


Continúa… volver …

229


Continúa… volver …

230


Continúa…231 volver…


232CLIC HAZ


Continúa… volver…

Haz click sobre la imágen para ampliar información

233


Autorretrato Ca. 1820 Tinta china sobre papel blanco 25.1 x 9.8 cm Sin firma. Identificado Presenta, en lápiz, en la parte superior central la inscripción «3»; en tinta en la esquina superior derecha «13»; en tinta al dorso «Autorretrato [sic]»; en lápiz al dorso «Cromos José María Espinosa Prieto y Ricaurte autorretrato [sic] del abanderado de Nariño» Museo Nacional de Colombia, reg.1201 Procedencia: Figura en el Catálogo del Museo Nacional [1960]. Continua…

234


José María Espinosa A los 27,años de edad, Retratado el día 10 de octubre de 1825 Pol él mismo 1.10_1825 Acuarela sobre papel blanco 50x36 cm Firmado en la parte inferior en el título Museo Quinta de Bolívar, Bogotá, Reg. °3-082 [Bogotá, 1.10.1796 Bogotá,24/2/1883] Por la fecha que anuncia este título, se dedujo que Espinosa había nacido el l de octubre. Esta aseveración la ratifica la intención de hacerse un retrato a los veintisiete años, el día de su onomástico. Sin embargo, existe una contradicción. Si cumplía 27 años, la fecha no es 1825, como dice la cartela, sino 1823. Por el contrario, si la fecha es 1825, el artista cumplía entonces su aniversario número 29. continua …

235


José Ma. Espinosa,

[autor de estas caricaturas] Ca. 1870-1880 Acuarela sobre papel blanco 15.5 x 9.7 cm Firmada en el título Presenta, en tinta sepia, en la parte superior el título; en tinta sepia en la esquina superior izquierda «l0.» Museo Nacional de Colombia, reg. 831 Procedencia: Adquirida al presbítero Daniel Caro [1950]. [Bogotá, 1.10.1796 - Bogotá, 24.2.1883] Caricatura individual, de carácter social. Aunque no es posible demostrar que fue Espinosa quien numeró esta serie de caricaturas consecutivamente, y por el contrario es más factible suponer que fueron numeradas y tituladas por su anterior propietario el sacerdote Daniel Caro, es innegable que la serie completa fue concebida como una libreta de apuntes o «carné de pintor». Lo demuestra el tamaño y la calidad del papel, la técnica usada, los personajes célebres mezclados con individuos típicos de la calle bogotana, y este autorretrato en su vejez. Es posible suponer que Espinosa completó esta libreta de apuntes en caricatura con la pretensión de publicarla como una suerte de directorio cómico de Bogotá. La edad que revela Espinosa es la que permite clasificar estas obras entre 1870 y 1880: se presenta como un anciano a punto de cruzar el umbral de una puerta, de cuerpo entero, vestido con capa y sombrero de alta copa y portando un paraguas. Bibliografía: González, Beatriz; Segura, Martha. José María Espinosa: abanderado del arte y de la patria. Bogotá: Museo Nacional de Colombia, 1994·

Continua…

236


ESPINOSA PRIETO, JOSÉ MARÍA Autorretrato Ca. 1846 Acuarela sobre papel blanco 2S x 10 cm Sin firma. Identificada Presenta, en tinta verde, al dorso del cartón sobre el que estaba adherida, la inscripción «Retrato de JO M' Espinosa Prieto y Ricaurte a la edad de cincuenta años, año de 1858»; en lápiz otras anotaciones, no muy legibles, que sostienen que no era esa su edad ni su fecha de nacimiento Casa Museo del 20 de julio de 1810, Bogotá. [Bogotá, 1.10.1796 - Bogotá, 24.2.1883] A la edad de 50 años. En esta acuarela Espinosa se presenta casi de frente, con el cabello movido por el viento, vestido ele negro. El cuello, excesivamente largo, le e1a un aspecto estilizado, con una carga nerviosa. Los autorretratos de Espinosa, éste en particular, se distinguen por su sinceridad: el artista se retrata tan crudamente que su aspecto resulta cercano al arte de los románticos alemanes de principios del siglo XIX que antecedieron al expresionismo. *Esta obra fue desenmarcada recientemente, por tanto la inscripción que presenta al dorso del cartón al que se hallaba adherida sólo fue hallada luego ele haberla fechado erróneamente, en la página 2, en 1840. En esta nota se rectifica.

Continua… 237


Autorretrato 1870 Carboncillo y esfumino sobre papel blanco 26.5 X 21.5 cm Sin firma. Identificado Presenta, en esfero, al dorso un papel adherido con la inscripción “Certifico En calidad de nieto del prócer don José María Espinosa Prieto, que este retrato, pintado por él mismo, es auténtico y lo vendí a la Academia Colombiana de Historia hoy 4 de junio de 1932. Antonio Espinosa C[?] P[?]. Testigo Miguel Pacheco [¿Gachero?]. Testigo Santiago Quijano U.” Casa Museo 20 de julio de 1810, Bogotá Procedencia: Propiedad de Antonio Espinosa. Adquirido por la Academia Colombiana de Historia [4.6.1932]. Bogotá, 1.10.1796 – Bogotá, 24.2.1883 A la edad de 74 años. Por el formato y el tratamiento de luces y sombras, parece un boceto para ser grabado en xilografía o en litografía. Presenta los ojos vivos, la barba y el pelo blanco, la nariz prominente y las arrugas muy marcadas. El saco y la gabardina lucen desgastados, como de ex combatiente o viejo soldado.

Continua…

238


JOSÉ MARÍA ESPINOSA Autorretrato Ca. 1880 Acuarela sobre papel 18x14 cm Biblioteca Nacional de Colombia Álbum Urdaneta, pág. 30 A la edad aproximada de 84 años. Representa a Espinosa caminando, con sombrero y bastón ; el fondo es un paisaje urbano con un edificio en llamas. Por hallarse adherida al dorso de un dibujo de Alberto Urdaneta, la autoría de esta obra se atribuyó equivocadamente a este último. Bibliografía: González, Beatriz. «Iconografía de José María Espinosa, prócer y pintor» en Credencial historia, edición 81, Bogotá, septiembre de 1996. Volver… 239


Antonio Nariño Ca. 1825 Carboncillo y lápiz sobre papel de carta blanco 68 x 47 cm Firmado en la esquina inferior izquierda «Espinosa» Casa Museo del 20 de julio de 1810, Bogotá Procedencia: Perteneció a María Elvira Brigard de Cuéllar [Bogotá]. [Bogotá, 9.4.1765 - Villa de Leyva, Boyacá; 12.12.1823]

240


Antonio Nariño Ca. 1840 Miniatura sobre marfil 9 x 7.3 cm Sin firma. Identificado Colección particular, Miami, Estados Unidos. [Bogotá, 9.4.1765 - Villa de Leyva, Boyacá; 12.12.1823] Militar [general], precursor de la independencia. Hijo de Vicente Nariño y Catalina Álvarez de! Casal. Hizo sus estudios en el Colegio mayor de San Bartolomé. Muy joven le confió el virrey Gil y Lemus el cargo de tesorero de diezmos. La casa de Nariño se convirtió en sitio de reunión y tertulia de hombres de letras. Tradl90 del francés e imprimió los Derechos del hombre y del ciudadano [20.8.1794]; por ello fue sometido a prisión, juzgado y desterrado. En e! Puerto de Cádiz [España] se fugó hacia Paris. Regresó a Bogotá y en su quinta de Fucha se dedicó a la agricultura. Perseguido de nuevo por orden del virrey Amar y Borbón, fue puesto preso en Santa Marta y conducido al Castillo de Bocachica [Cartagena]. Liberado en 1810, regresó a Bogotá y fue elegido presidente [1811-1812, 1812-1813], Y como tal debió asumir la primera guerra civil entre centralistas y federalistas. Emprendió la Campaña del Sur [1813-1816]. Apresado en Pasto [11.5.1814], fue enviado a la cárcel de La Carraca, en Cádiz [6.3.1816-23.3.1820]. Luego del triunfo de la revolución de Riego en España, fue liberado. De nuevo visitó Francia. Regresó a Colombia y fije elegido senador [1822-1823]. Sus enemigos políticos le acusaron ante el Senado y allí pronunció su memorable defensa. Se retiró a Villa de Leyva, donde murió. Escribió para su tumba el epitafio: “Amé a mi patria: cuánto fue ese amor, lo dirá algún día la historia. No tengo qué dejar a mis hijos sino mi recuerdo; a mi patria le dejo mis cenizas». Bibliografía: Hernández de Alba, Guillermo. Proceso de Nariño. Bogotá: Presidencia de la República, 1980, vol. IV. Vergara y Vergara, José María. Vida y escritos del general Antonio Nariño. Bogotá: Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, 1946.

241


Atanasio Girardot Ca. 1820 Carboncillo sobre pape! de carta blanco 26.8 x 18.4 cm Sin firma. Identificado Presenta, en lápiz, al dorso el boceto inacabado de! mismo rostro Museo Nacional de Colombia, reg. 1952 Procedencia: donado por el ex presidente Eduardo Santos [24.1.1959]· [San Jerónimo, Antioquia; 2.5.1791 Bárbula, Venezuela; 3°.9.1813] Este dibujo del rostro del héroe, en el que se observan sus ancestros franceses, está realizado con líneas sensibles que marcan y denotan las ondulaciones y los rasgos principales. Se perciben los ojos claros y el cabello rubio. Bibliografía: Ocampo López, Javier. Diccionario de historia de Venezuela. Caracas: Fundación Polar, 1988. 242


Atanasio Girardot Ca. 1830 Miniatura sobre marfil 7x6.3 cm Sin firma. Identificado Museo Nacional de Colombia, reg. 571 Procedencia: Probablemente formó parte del mosaico de miniaturas adquirido a la hija del pintor, Lucía Espinosa, por el entonces ministro de Instrucción Pública, Miguel Abadía Méndez, con destino al Museo Nacional [1.4.1921]. Figura dentro de la colección del Museo Nacional en el catálogo Exposición de miniaturas [1941]. [San Jerónimo, Antioquia; 2.5.1791 - Bárbula, Venezuela; 3°.9.1813] Jurisconsulto, militar y prócer de la independencia. Hijo del comerciante francés Juan Luis Girardot y de María Josefa Díaz Hoyos. Obtuvo el grado de abogado en el Colegio mayor de Nuestra Señora del Rosario. Participó en la guerra civil entre federalistas y centralistas al lado de los primeros [1812]. Formó parte del contingente de jóvenes granadinos que marchó a luchar por la libertad en Venezuela [1813]. Intervino en la Campaña Admirable y, al frente del ejército libertador, derrotó a las tropas realistas en la altura de Ponemesa y Agua Obispos. Luchó en Taguanes, Puerto Cabello y Bárbula, donde falleció como un héroe. Su nombre se convirtió en paradigma para la juventud patriota. Girardot fue abanderado, al igual que Espinosa; como tal murió envuelto en la bandera. Retrato de busto, ligeramente girado hacia la derecha, en uniforme militar de color azul y rojo. Es posible que Espinosa se haya basado en esta miniatura para ejecutar el óleo que el Gobierno Nacional le encargó mediante decreto del 25 de agosto de 1850. Bibliografía: Giraldo Jaramillo, Gabriel. Exposición de miniaturas. Bogotá: Academia Colombiana de Historia, 1941. González, Beatriz; Segura, Martha. Catálogo de miniaturas. Colecciones del Museo Nacional/ l. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1993·

243


Haz click sobre la imagen para ampliar información

José María Espinosa Prieto en los calabozos de Popayán cuando fue quintado para ser fusilado el año de 1816. Cuadro pintado por él mismo en el calabozo, 1816. Tinta y aguada sobre papel blanco, 13.8 x 21 cm Firmado y fechado en tinta sepia abajo en el título; al reverso en tinta un dibujo y una leyenda Casa Museo del 20 de julio de 1810, Bogotá. «El coronel Jiménez [...] con voz hueca y tono imperativo, y sin preámbulo ninguno, nos notificó que venía enviado por Sámano, y que traía orden de quintarnos, en justa represalia de los fusilamientos de españoles que había hecho Serviez [... ] En el acto nos pusieron en fila; y como yo sabía que la quinta consistía en contar de derecha a izquierda desde uno hasta cinco, y aquel a quien le caía este último número quedaba sentenciado a muerte, tuve valor para salirme hasta por dos veces de la fila y contar de derecha a izquierda, y siempre me cayó el fatal número»: Bibliografía: *Espinosa, José María. Memorias de un abanderado. Bogotá: Imprenta de El Tradicionista, 1876.

244


CAMILO TORRES Ca. 1830 Carboncillo sobre papel de carta azul 33.8 X24cm Sin firma. Identificado Casa Museo del 20 ele julio ele 1810, Bogotá [Popayán, 22.11.1766 - Bogotá, 5.10.1816] Tío político de José María Espinosa. Prócer, precursor de la independencia, escritor, estadista, jurisconsulto y educador. Hijo de Jerónimo Francisco Torres y Teresa Tenorio. Estudió en el Colegio Seminario de Popayán bajo la dirección de José Félix Restrepo. Cursó jurisprudencia en el Colegio mayor de Nuestra Señora del Rosario y llegó a ser director y profesor de dicho plantel. Autor del famoso Memorial de agravios [20.11.1809], pieza fundamental del movimiento independentista, en el cual se solicitaba igualdad de derechos para los españoles americanos. Contrajo matrimonio con Francisca Prieto Ricaurte. Se lo considera redactor del Acta ele la Independencia [20.7.1810]. A raíz de la división entre federalistas y centralistas, ejerció el poder ejecutivo en el Congreso de las provincias Unidas [4.10.1812-9.1814], en Villa de Leiva, en oposición al gobierno de Bogotá. Prestó ayuda eficaz a Simón Bolívar en la campaña de Venezuela. Ante la determinación del gobierno de acabar con los triunviratos, fue nombrado presidente de las provincias de Nueva Granada [15.11.1815-14.3.1816]. Murió fusilado por orden de Morillo. Espinosa recibió una recomendación de su tío político Camilo Torres en Popayán: «D. Camilo Torres, mi tío, sujeto que tanto figuró en esa época, me recomendó a las señoras Valencia, familia de las más distinguidas de aquella ciudad, y ellas me recibieron y atendieron, como quienes eran, con finas atenciones y suma bondad, y fueron mi mejor apoyo antes de la expedición a Pasto». Bibliografía: *Espinosa, José María. Memorias de un abanderado. Bogotá: Imprenta de El Tradicionista, 1876, pág. 92.

245


José María Espinosa [pint.], Aquile Jacques Devéria [lit.], Lemercier [imp.]

Camilo Torres Ca. 1843 Litografía 56.9 x 43.4 cm Firmado abajo a la izquierda «Espinosa pinxt._ A. Devéria lith.», a la derecha «Imp. Lemercier, Paris.» Presenta en la parte inferior central el título; abajo a la derecha la firma "Camilo Torres» Museo Nacional de Colombia, reg. 1891 Procedencia: donada por el ex presidente Eduardo Santos [24·1.1959]. 246


TORRES PRIETO, EPIFANIO

1832 Miniatura sobre marfil de bola de billar 6 x 5.5 cm. Oval Sin firma. Identificado Colección Roberto Espinosa, Bogotá Procedencia: Adquirido a Carlos A. Manzur. [Bogotá, ca. 1800 – Bogotá, ca. 1860] Primo de José María Espinosa. Hijo del prócer y mártir Camilo Torres Tenorio y de Francisca Prieto y Ricaurte, hermana de la madre de Espinosa. Miembro de la municipalidad. Vivía en la calle 8°, esquina de sur, frente al Observatorio. Espinosa lo dibujó dos veces. Bibliografía: Cordobés Moure, José María. Reminiscencias de Santa Fe y Bogotá. Madrid: Ediciones Aguilar S:A., 1962, págs. 55, 812, 885.

247


Juliana Torres Prieto octubre de 1901, 'Doña Juliana era artista distinguida. En el año de 1840 hizo dos preciosas miniaturas de Bolívar, la una se conserva en Bogotá, y la otra fue llevada a Europa por el auditor de la Delegación Apostólica, señor Valenzi»:' Una miniatura de Bolívar atribuida a Juliana Torres pertenece a la colección del Banco de la República. La perfección y el punteado tradicional de la técnica propia de Espinosa permiten atribuirle esta obra. La artista era aún muy niña para suponer que éste sea un autorretrato. Las iniciales G. H. de A. que aparecen en la inscripción al dorso corresponden a quien fuera director de la Casa Museo 20 de julio, el historiador Guillermo Hernández de Alba. Bibliografía: 'Giraldo Jaramillo, Gabriel. La miniatura, la pintura y el grabado en Colombia. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1980, págs. 43-44· 248


Haz click sobre la imagen para ampliar informaci贸n

249


Batalla del Alto Palacé, en la siguiente diapositiva, breve reseña artística

250


Batalla del Alto Palacé Ca. 1845-1860 Óleo sobre tela 79 x 120 cm Sin firma. Identificada Casa Museo del 20 de julio de 1810, Bogotá Procedencia: Adquirido por e! Gobierno Nacional durante la segunda presidencia de Manuel Murillo Toro [1872-1874]. Figura en la Guía de la primera exposición anual de la Escuela de Bellas Artes [1886], con el N° 785, como del Gobierno Nacional, sin especificar la entidad. Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá [1917], con el N° 8, como de la Academia de Historia. Fue trasladado de la Academia de Historia a la Casa Museo del 20 de julio de 1810. [Palacé, cerca de Popayán, Cauca; 30.12.1813] En esta batalla los patriotas obtuvieron la victoria: «El 30 de diciembre atacábamos a Sámano en el Alto Palacé donde se había situado, cuando supo que nos acercábamos. Este jefe tenía un fuerte ejército compuesto en su mayor parte de gente de pelea. Nuestra vanguardia, al mando del mayor general Cabal, fue suficiente para detenerlos, y aunque hicieron frente, en poco tiempo quedaron del todo derrotados, y después fueron perseguidos por la caballería». Esta obra figura en los registros de la Casa Museo como Alto Palacé 1813. Bibliografía: *Espinosa, José María. Memorias de un abanderado. Bogotá: Imprenta de El Tradicionista, 1876. 251


Batalla de Calibío, en la siguiente diapositiva breve reseña artística

252


Batalla de Calibío Ca. 1845-1860 Óleo sobre tela 80.5 x 121.5 cm Firmado en negro en la esquina inferior derecha «Por]. M. Espinosa». Presenta, en tinta sepia, al dorso un pape! adherido con la inscripción «2° acción Calibío 15 enero 1814 Mandada por el general Antonio Nariño, el brigadier don José Ramón de Leyva y el mayor José Ma. Cabal. Tropas republicanas 1900 hombres y los españoles generales. Juan Sámano y Asín, este último muerto en e! campo a tiempo del triunfo de 210 republicanos sobre 2000 hombres enemigos. Duración 5 horas. Este cuadro fije pintado por el señor José Ma. Espinosa quien asistió al combate.» Casa Museo del 20 de julio de 1810, Bogotá Procedencia: Adquirido por el Gobierno Nacional durante la segunda presidencia de Manuel Murillo Toro [18721874]. Figura en la Guía de la primera exposición anual de la Escuela de Bellas Artes [1886], con el N° 783, como del Gobierno Nacional, sin especificar la entidad. Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá [1917], con el N° 6, como de la Academia de Historia con el título Batalla de Palacé. Fue trasladado de la Academia ele Historia a la Casa Museo del 20 de julio ele 1810. [Afueras de Popayán, Cauca; 15.1.1814] En esta batalla los patriotas obtuvieron la victoria: «A las seis de la mañana emprendió marcha nuestro ejército, y a poco rato vimos al enemigo formado en batalla en el llano de Calibío. A esta sazón se nos reunieron los cuerpos que venían picando la retaguardia de Asín desde el Valle del Cauca, y después de unos momentos de descanso, dispuso la acción don José de Leiva, e inmediatamente nos formamos al frente del enemigo. Rompió éste el fuego de artillería, que le contestado por el fuego de la nuestra, ya pocas descargas dio el general Nariño la orden de avanzar, y así comenzó a batirse la fusilería de una y otra parte, lo que duró tres horas largas, y al fin, después de un reñido combate, se decidió la victoria en nuestro favor, sufriendo los españoles la más completa derrota, y quedando e! campo cubierto de cadáveres, entre ellos, el de Asín y ocho oficiales más». Esta obra figura dentro de las colecciones de la Casa Museo como Calibío 1814. Las figuras principales están numeradas así: Antonio Nariño [1]; Ramón José de Leyva [2]; José María Cabal [3] y un personaje sin identificar [4]. En la radiografía, bajo la primera capa aparecen en sentido vertical unas 1l11tieres, quizás unas lavanderas. Bibliografía: Espinosa, José María. Memorias de un abanderado. Bogotá: Imprenta de El Tradicionista, 1876.

253


Batalla de Juanambú. Ca. 1845-1860 . Óleo sobre tela . 80 x 120 cm . Sin firma. Identificado . Museo Nacional de Colombia, reg. 2516 .

Procedencia: Adquirido por el Gobierno Nacional durante la segunda presidencia de Manuel Murillo Toro [1872-1874]. Figura en la Guía de la primera exposición anual de la Escuela de Bellas Artes [1886], con el N° 781, como del Gobierno Nacional, sin especificar la entidad. Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá [1917] como de la Academia de Historia, con el n° 69. Fue trasladado de la Academia de Historia al Museo Nacional [26.9.1960]. [Juanambú, cerca de Berruecos, Nariño; 28/29.4.1814] Juanambú queda a dos días a pie de Pasto. Después de Calibío, Nariño comprendió que era necesario seguir hasta Pasto para perseguir a tos realistas. Para mejorar las condiciones de! ejército patriota solicitó recursos a las personas acomodadas de Popayán. Sin embargo, e! ejército llegó al lugar de la batalla en muy mal estado, a causa de las inclemencias de! clima y la abrupta topografía. Espinosa narra. así esta acción: «Sobre las eminencias estaba situado e! ejército realista [... ] Al llegar nuestro ejército a la cuchilla que queda del lado de acá, fue saludado con cuatro descargas con bala rasa que pasaron por alto [... ] Se impacientó Nariño y dio orden de pasar e! río y atacar las trincheras. Así se hizo con gran intrepidez bajo los fuegos del enemigo, e! cual se retiró cuando vio todo nuestro ejército del otro lado. Seguimos en la persecución, pero era una empresa temeraria: no fue posible dominar las formidables trincheras superiores, y entonces volvieron a cargar sobre nosotros y nos hicieron gran daño, especialmente por las grandes piedras que nos arrojaban. Ya cerca de! anochecer fue preciso emprender la retirada y repasar el río después de haber perdido como cien hombres»

Volver…

254


Batalla de Juanambú, en la siguiente diapositiva, breve reseña artística

Continúa…

255


Batalla de Juanambú Ca. 1845-1860 Óleo sobre tela 80 X 120 cm Sin firma. Identificado Museo Nacional de Colombia, reg. 2516 Procedencia: Adquirido por el gobierno Nacional durante la segunda presidencia de Manuel Murillo Toro [1872-1874]. Juanambú, cerca de Berruecos, Nariño; 28/29.04.1814. Juanambú queda a dos días a pie de Pasto. Después de Calibío, Nariño comprendió que era necesario seguir hasta Pasto para perseguir a los realistas. Para mejorar las condiciones del ejército patriota solicitó recursos a las personas acomodadas de Popayán. Sin embargo, el ejército llegó al lugar de la batalla en muy mal estado, a causa de las inclemencias del clima y la abrupta topografía. Espinosa narra así esta acción: “Sobre las eminencias estaba situado el ejército realista […] Al llegar nuestro ejército a la cuchilla que queda del lado de acá, fue saludado con cuatro descargas con bala rasa que pasaron por alto […] Se impacientó Nariño y dio orden de pasar el río y atacar las trincheras. Así se hizo con gran intrepidez bajo los fuegos del enemigo, el cual se retiró cuando vio todo nuestro ejército del otro lado. Seguimos en la persecución, pero era una empresa temeraria: no fue posible dominar las formidables trincheras superiores, y entonces volvieron a cargar sobre nosotros y nos hicieron gran daño, especialmente por las grandes piedras que nos arrojaban. Ya cerca del anochecer fue preciso emprender la retirada y repasar el río después de haber perdido como cien hombres”. La batalla se ganó finalmente porque los españoles tenían pocas municiones y creyeron la versión de un prisionero según la cual los patriotas los tenían cercados. El cuadro narra el momento de la retirada, en una noche de luna, del ejército patriota. De esta batalla existe un boceto en el Museo Nacional, en acuarela [reg. 1883]. Bibliografía: Espinosa, José María. Memorias de un abanderado. Bogotá: Imprenta de El Tradicionista, 1876.

256


Batalla de Tacines, en la siguiente diapositiva, breve reseĂąa artĂ­stica

257


Batalla de Tacines Ca. 1845-1860 Óleo sobre tela 80 x 120 cm Sin firma. Identificado Museo Nacional de Colombia, reg. 2513 Procedencia: Adquirido por el Gobierno Nacional durante la segunda presidencia de Manuel Murillo Toro [1872-1874]. Figura en la Guía de la primera exposición anual de la Escuela de Bellas Artes [1886], con el N° 779, como del Gobierno Nacional, sin especificar la entidad. Fue trasladado de la Academia de Historia al Museo Nacional [26.9.1960]. [Tacines, cerca de Buesaco y Pasto, Nariño; 9.5.1814] Espinosa recuerda así esta acción bélica: «En la altura de Tacines estaba e! campo enemigo con la artillería, y en las faldas se hallaba la infantería, parapetada, como siempre en buenas trincheras [... ] A medio día estábamos ya en la mitad de la cuesta, y hacían estragos los fuegos del enemigo en nuestras filas por estar ellos emboscados y nosotros al descubierto [...] Nuestra gente empezaba a flaquear, y aun hubo compañías que echaban pie atrás. Viendo esto Nariño, y temiendo que los demás siguieran e! ejemplo, pica las espuelas a su hermoso caballo zaino, y grita: «Valientes soldados! a coronar la altura! síganme todos!». [... ] Al ver los soldados que su jefe se arroja espada en mano, se reanima su valor, olvidan la fatiga y el peligro y le siguen denodados [...] Descollaba entre todos, y adelante de todos, la figura de Nariño con su traje acostumbrado; uniforme de general y sobre él un saco o sobretodo de color leonado, sombrero al tres, calzón blanco, bota alta de campana, banda carmesí, pistolas y espada»: En el centro del cuadro se destaca la figura de Nariño, minuciosamente pintada. El paisaje está iluminado por el fuego enemigo. En primer plano, en la parte inferior central, unos indígenas despellejan una res de los patriotas para llevarle la carne a los realistas, de quienes eran partidarios. En la parte superior central unos soldados heridos son ayudados por sus compañeros y por una “Juana”, como se denominaba a las mujeres que seguían a la tropa. Bibliografía: *Espinosa, José María. Memorias de un abanderado. Bogotá: Imprenta de El Tradicionista, 1876. 258


Batalla de los ejidos de Pasto, en la siguiente diapositiva, breve reseĂąa artĂ­stica

259


Batalla de los ejidos de Pasto Ca. 1845-1860 Óleo sobre tela 80 x 120 cm Sin firma. Identificado Museo Nacional de Colombia, reg. 2515 Procedencia: Adquirido por el Gobierno Nacional durante la segunda presidencia de Manuel Murillo Toro [1872-1874]. Figura en la Guía de la primera exposición anual de la Escuela de Bellas Artes [1886], con el N° 777, como del Gobierno Nacional, sin especificar la entidad. Fue trasladado de la Academia de Historia al Museo Nacional [26.9.1960]. [Pasto, 10.5.1814] Pasto era uno de los centros realistas del país. Esta acción termina con la prisión de Nariño. Espinosa narra así este episodio: «Cerca de El Calvario cayó muerto su caballo de un balazo, y entonces cargaron sobre el general varios soldados de caballería; él sin abandonar su caballo, con una pierna de un lado y otra del fiel animal, sacó prontamente sus pistolas y aguardó que se acercasen; cuando iban a hacerle fuego les disparó simultáneamente, y cayendo muerto uno de los agresores, se contuvieron un momento los otros”. Esta es la escena descrita en el cuadro. Allí contrasta la calma del paisaje y la escena costumbrista de la familia campesina con la situación desesperada de Nariño. Bibliografía: *Espinosa, José María. Memorias de un abanderado. Bogotá: Imprenta de El Tradicionista, 1876.

260


Acción del Llamo de Santa Lucía, a continuación en la siguiente diapositiva, breve reseña artística

261


Acción del Llano de Santa Lucía Ca. 1845 – 1860 Oleo sobre tela 81 X 121 cm Sin firma. Identificado Museo Nacional de Colombia, reg. 2514 Procedencia: Adquirido por el Gobierno Nacional durante la segunda presidencia de Manuel Murillo Toro [1872-1874]. Figura en la Guía de la primera exposición anual de la Escuela de Bellas Artes [1886], con el N° 775, como el Gobierno Nacional, sin especificar la entidad. Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá [1917], como de la Academia de Historia, con el N° 82. Fue trasladado de la Academia de Historia al Museo Nacional [26.9.1960]. Santa Lucía, cerca de Pasto, Nariño; 20.5.1814 El combate tuvo lugar durante la retirada del ejército patriota. Las guerrillas patianas, que eran realistas, trataron de impedir la marcha de las tropas de Nariño, y evitar que cruzaran el río mayo. “Para la retirada se tomó el camino del Tablón de los Gómez por los pueblos de San Pablo, La Cruz, Almaguer y Trapiche, como que de ellos podrían sacarse algunos recursos, y efectivamente se sacaron. La tropa se mantuvo con choclo y caña. En toda la marcha fue el ejército molestado por partidas, obstruyendo los pasos precisos y las montañas por las cuales era necesario abrirse un nuevo camino. El 20, en Santa Lucía, se presentó una partida de consideración a disputar el paso, y casi no había punto desde donde no se presentase una o dos haciendo daño al ejército”. Espinosa narra así este encuentro: “Los pastusos y patianos siguieron persiguiéndonos tenazmente de día y de noche, y aunque ellos eran pocos y de nuestro ejército se había salvado unos ochocientos hombres, después de haber perdido más de quinientos, como no se ponían a nuestro alcance, nos tenían en continua vigilancia. Muy triste era para nosotros ir encontrando a cada paso, los oficiales y soldados que en los combates anteriores habían quedado en el campo, muertos después por consecuencia de sus heridas”. Bibliografía: Osorio, Alejandro. “Campaña de Nariño en el sur” en Boletín de historia y antigüedades, N°96, Bogotá, 5.1913. Centro Nacional de Restauración. Espinosa, José María. Memorias de un abanderado. Bogotá: Imprenta de El Tradicionista, 1876. Estudio de laboratorio del cuadro Santa Lucía de José María Espinosa. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1975. 262


Batalla del Río Palo, en la siguiente diapositiva, breve reseña artística

263


Batalla del Río Palo Ca. 1845-1860 Óleo sobre tela 81 x 121 cm Sin firma. Identificado Museo Nacional de Colombia, reg. 3423 Procedencia: Adquirido por el Gobierno Nacional durante la segunda presidencia de Manuel Murillo Toro [1872-1874]. Figura en la Guía de la primera exposición anual de la Escuela de Bellas Artes [1886], con el N° 773, como del Gobierno Nacional, sin especificar la entidad. Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá [1917], como de la Academia de Historia, sección Objetos Históricos, con el n" 126. Hacia 1960, la obra se extravió, pero fue recuperada en 1972 por el Banco de Bogotá, quien la donó al Museo Nacional [4.7-1990]. [Río Palo, cerca de Santander de Quilichao, Cauca; 2.6.1815] Este combate, muy ignorado por la historia, es uno de los más importantes de la Campaña del Sur porque, aunque Nariño ya estaba preso, fue ganado por los patriotas. Espinosa narra el combate de esta manera: «Llegó por fin la hora de la pelea con el ejército enemigo. Al toque de marcha avanzábamos divididos en tres columnas [...] Se rompió fuego de una y otra parte de las hileras, y a poco se hizo tan general y tan vivo que ensordecía, a lo cual se agregaba el incesante tocar de las bandas y tambores. Como no corría viento, la inmensa masa de humo se había aplanado y no podíamos vernos unos a otros; yo avanzaba siempre pero sin saber si me acompañaba mi gente; y en medio de esta confusión sentía silbar las balas por sobre mi cabeza, y muchas veces el ruido que hacían al rasgar la bandera [... ] Varias veces tropecé con los cadáveres y los heridos que estaban tendidos en el suelo [... ] Fue tal el ímpetu con que acometió nuestra gente, que en poco tiempo quedaron arrollados y deshechos los batallones realistas»* “Entre los jefes militares se distingue en el cuadro a José María Cabal, fusilado un año después, a quien Espinosa retrata con finura de miniaturista, y de quien había dibujado también un expresivo retrato al carbón. Lo más importante de este cuadro es el paisaje, con las palmas de cera que sirven de fondo a la escena bélica. Bibliografía: *Espinosa, José María. Memorias de un abanderado. Bogotá: Imprenta de El Tradicionista, 1876. 264


Batalla de la Cuchilla del Tambo Ca. 1845-1860 Óleo sobre tela 81 x 121 cm Sin firma. Identificado Museo Nacional de Colombia, reg. 2517 Procedencia: Adquirido por el Gobierno Nacional durante la. Segunda presidencia de Manuel Murillo Toro [18721874]. Figura en la Guía de la primera exposición anual de la Escuela de Bellas Artes [1886], con el N° 771, como del Gobierno Nacional, sin especificar la entidad. Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá [1917], como de la Academia de Historia, con el N°152. Fue trasladado de la Academia de Historia al Museo Nacional [26.9.1960]. [El Tambo, Cauca; 28.6.1816] 265


Batalla de la Cuchilla del Tambo, en la siguiente diapositiva, breve reseĂąa artĂ­stica 266


Batalla de la Cuchilla del Tambo Ca. 1845-1860 Oleo sobre tela 81 x 121 cm Sin firma. Identificado Museo Nacional de Colombia, reg. 2517 Procedencia: Adquirido por el Gobierno Nacional durante la segunda presidencia de Manuel Murillo Toro [1872-1874]. Figura en la guía de la primera exposición anual de la Escuela de Bellas Artes [1886], con el N° 771, como de la Academia de Historia, con el N° 152. Fue trasladado de la Academia de Historia al Museo Nacional [26.9.1960]. El Tambo, Cauca; 28.06.1816 La población del Tambo queda a un día a pie de Popayán. En este combate fue derrotado definitivamente el ejército patriota y con él terminó la Campaña del Sur. Los patriotas apresados fueron trasladados a Popayán y algunos de ellos fusilados. Espinosa lo recuerda de esta manera: “Una avanzada del enemigo salió a provocarnos y contestamos con fuegos; y como llegamos muy cerca del lugar que ocupaban, y se retiraron, los seguimos hasta el pueblo del Tambo […] Salió otra compañía nuestra de vanguardia, y el enemigo se replegó a reunirse con el resto

267


LIBORIO MEJÍA GUTIÉRREZ Ca. 1835 Carboncillo sobre papel de carta azul 27.3 x2o.6 cm Sin firma. Identificado Museo Nacional de Colombia, reg. 1949 Procedencia: donado por el ex presidente Eduardo Santos [24.1.1959]· [Rionegro, Antioquia; 1784 - Bogotá, 3.9.1816] Militar [coronel] y presidente. Bautizado Liborio José Apolinar [28.7.1792]. Hijo de José Antonio de los Santos Mejía Vallejo y de María Gutiérrez Robledo. Estudió en El Colegio mayor de San Bartolomé a partir de! 28 de septiembre de 1808. Se enroló en el ejército para luchar por la emancipación. Se vinculó a la Campaña del Sur comandada por Nariño. Por ausencia de Custodio García Rovira, asumió el poder ejecutivo en la ciudad de Popayán en carácter de vicepresidente [1816]. Como jefe del ejército patriota, del cual formaba parte Espinosa, arengó en términos enérg1cos al Batallón Granaderos de Cundinamarca antes de la Batalla de la Cuchilla del Tambo: «Somos pocos -dijocomparados con el enemigo; pero le excedemos en valor y en decisión por la justicia de la causa». Cayó prisionero después de la derrota de los patriotas en dicha batalla [19.7.1816], en la población dé La Plata [Huila]. Fue remitido a Bogotá y fusilado por orden de Morillo. Espinosa consideraba al coronel Mejía, su jefe, como «arrojado e intrépido», rasgos que contribuyeron para que tomara la decisión que llevó a la derrota al ejército patriota. El dibujo de líneas enérgicas alude al carácter impulsivo del militar. Muestra correcciones del artista como la posición de un brazo. Bibliografía: Espinosa, José María. Memorias de un abanderado. Bogotá: Imprenta de El Tradicionista, 1876. Jaramillo Mejía, William. Real Colegio mayor y Seminario de San Bartolomé. Nobleza e hidalguía. Colegiales de 1605 a 1820. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1996.

268


JOSÉ MARÍA CABAL Ca. 1830 Carboncillo sobre papel blanco 30.5 x 23·5 cm Sin firma. Identificado Presenta, en tinta verde, en la esquina superior izquierda «N° 79» Casa Museo del 20 de julio de 1810, Bogotá Procedencia: donado por el ex presidente Eduardo Santos. [Buga, Valle del Cauca; 1769 - Popayán, 19.8.1816] Militar [general], prócer y científico. Hijo de Cayetano Cabal y Teresa Barona. Inició estudios en el Colegio mayor de San Bartolomé el 27 de octubre de 1791. Nariño le dio e! título de «Bayardo». Por colaborar con e! Precursor en la impresión de Los Derechos del Hombre y del ciudadano, sufrió la pena de destierro. Partió hacia Cuba y luego a París, donde estudió ciencias exactas y fue alumno de Humboldt. Allí contrajo matrimonio. A su regreso al país se vinculó a la Expedición Botánica y a la docencia en el campo de las ciencias. Regresó a Europa y sólo estuvo de retorno cuando se iniciaban las revueltas independentistas. En 1811 fue nombrado presidente de la junta de las ciudades Confederadas de! Cauca, y luego de la junta Revolucionaria de Popayán. Se unió al gobierno de Joaquín Caicedo y Cuero en Popayán. En 1812 fue vencido por los españoles en la guerra de Pasto. En 181.'3 se unió a las fuerzas de Nariño, con quien venció en la Batalla de Palacé. En 1814 comandó la Batalla de Calibío, donde también resultó vencedor. Dirigió la vanguardia en la expedición de Popayán a Pasto, obteniendo victorias en Juanambú y Tacines. En 1815, con e! ejército de Cundinamarca, hizo e! combate de El Palo, contra Vidarrausaga, y venció. Por desacuerdos con la junta de Patriotas sobre la defensa de Popayán, renunció al mando del ejército en 1816. Ese mismo año, y en contra de su opinión, Liborio Mejía y Rafael Cuervo se lanzaron a la Batalla de la Cuchilla del Tambo y fueron derrotados. Cabal huyó a su hacienda, donde fue hecho prisionero; murió fusilado en la plaza de Popayán, conjuntamente con José María Quijano y e! teniente Matute, por orden del jefe español Carlos Tolrá. Bibliografía: Giraldo Jaramillo, Gabriel. Pinacotecas bogotanas. Bogotá: Editorial Santa Fe, 1956.Jaramillo Mejía, William. Real Colegio mayor y Seminario de San Bartolomé. Nobleza e hidalguía. Colegiales de 1605 a 1820. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1996.

269


La quintada 16.12.1869 Acuarela, lápiz y tinta 34x 20·9 cm Firmada y fechada en el texto manuscrito adjunto Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá, reg. AER2682 Esta obra va acompañada del siguiente texto manuscrito:

Continúa en la siguiente diapositiva…

270


«La lámina anterior representa el día 8 de agosto de 1816 cuando oímos general a los prisioneros de la Cuchilla del Tambo que estábamos en el calabozo de la Cárcel de Popayán. EI general Joaquín París no fue testigo presencial del hecho que voy a referir por que quizá estaba derrotado ó prisionero en la ciudad de la Plata en esos momentos, y es un episodio que creo que ni en la historia de Colombia se halla, y que refiero al Sor J. Ma. Quijano que me ha hecho el honor de mandarme su magnífico Álbum para que le escriba algo histórico de la guerra magna de nuestra Independencia, en la cual tuve la gloria de hallarme sirviendo a órdenes del Y lustre general Antonio Nariño, de Servies, Cabal, y del teniente coronel Liborio Mejía. Como he dicho e! día 8 de agosto de 1816 oímos mucha algazara por las calles, a poco rato sentimos paso de tropa que entraba por los corredores de la cárcel, en seguida corrieron el cerrojo de nuestro calabozo y sea presentó un capitán que decían se llamaba Dn. Laurián Grueso y nos dijo, salgan UU. en efecto fuimos desfilando, al mismo tiempo que nos esculcaban para ver si teníamos ocultas algunas armas, y al llegar al patio nos encontramos con un piquete de 50 hombres frente a los cuales nos hicieron formar en ala, y pasando Dn. Laurián Grueso por en medio de las dos filas algo descompuesto, empezó su are;~ga en estos términos; señores; se tiene noticia que los insurgentes en la ciudad de la Plata han derrotado al general Dn. Carlos Tolrá, en consecuencia el brigadier Dn. Juan Sámano ha dado la orden para que ala detonación de un caño naso, sean pasados por las armas todos los prisioneros que existen en los calabozos de Popayán; la ciudad está alarmada, no hay Sacerdotes que los auxilien, de consiguiente hagan ustedes un acto de contrición, y prevénganse para morir. Si se hubiera ido un tiro de fusil por casualidad, no estábamos contando oí el cuento según estaba nuestro capitán de beodez. Rafael Cuervo nos invitaba con señas bien claras, para que nos lanzáramos sobre los soldados; por fortuna no lo comprendió el capitán Grueso, que sino somos víctimas de! renegado Popayanejo si hubiéramos ejecutado lo que quería Cuervo aun cuando hubiéramos logrado vencer, siempre hubiéramos sucumbido con e! ejército que estaba sobre las armas, formando en la plaza. Al cuarto de hora oímos arrastrar por los corredores los sables de los oficiales Españoles que venían gritando viva Fernando 7° ya no morirán esos jóvenes porque ha triunfado en la Plata el general Dn. Carlos Tolrá. Entonces nos volvieron al calabozo en donde nos divertíamos frecuentemente con jocosidades. Cuervo nos decía, si ustedes todos me hubieran atendido les habríamos quitado los fusiles a esos miserables. Llevado yo de mi buen humor hice una caricatura de Dn. Laurián Grueso, valiéndome de una barrita de tinta china que siempre logré conservar en el bolsillo sirviéndome de pincel un esparto que mojaba en la saliva. Sólo existen oí dos que nos hallamos en esa funesta formación que somos; el general Pedro A. Herrán, y el que suscribe. Bogotá 16 de diciembre de 1869. José Ma. Espinosa». volver… 271


Mapa de las zonas que recorrió José María Espinosa como fugitivo, entre 1816 y 1819

Volver… 272


JOSÉ AGUSTÍN ROSAS Ca.1830 Miniatura sobre marfil 5·6x4.5 cm Firmada al costado derecho «Espinosa p.» Presenta al dorso la inscripción «Andrés Rosas» Colección Rafael Espinosa, Bogotá. [Bogotá, 1795 - Popayán, 8.6.1816] Militar [teniente coronel]. Bautizado José Agustín. Participó en la campaña del sur emprendida por Nariño [18131816]. Presidió la junta de oficiales que tomó la decisión de enfrentar a los realistas en la Cuchilla del Tambo. Fue tomado prisionero y fusilado por orden de Sámano [1816]. Se afirma que estando preso cambió su nombre por el de «Andrés», para evitar sufrimientos a su familia. Bibliografía: Ibáñez, Pedro María. Crónicas de Bogotá. Bogotá: Imprenta Nacional, 1917, tomo III, págs. 55, 220. 273


Maza Ca. 1819 Carboncillo sobre papel de carta blanco 26 x20.4cm Sin firma. Identificado Presenta, en tinta sepia, en la parte inferior el título Museo Nacional de Colombia, reg. 1955 Procedencia: Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá [1917], sección Galería de Próceres, con el n° 13. [Bogotá, 1790 - Mompox, Bolívar; 13.7.1847] Existe una diferencia fisionómica entre este rostro y el dibujo anterior [cal. 14]. En éste la cara es redonda y los ojos oscuros. En el anterior es alargada, con los pómulos salientes y los ojos claros. Según la narración de Carlos Delgado Nieto, el dibujo previo [cal. 14] correspondería más al físico de Maza. Sin embargo, el presente retrato ha servido de fuente para la iconografía de! prócer, entre otros para el óleo de la colección Constancio Franco, propiedad del Museo Nacional [reg. 321]Y para el de la colección del Colegio mayor de Nuestra Señora del Rosario.

274


SANTANDER, JOSÉ NARCISO El ciudadano José Narciso Santander Ca. 1825 Acuarela y tinta sobre papel blanco 34.1x25.7 cm Firmada en tinta sepia en la esquina inferior izquierda “J.M.E.R.E.S.” Presenta, en tinta negra, abajo al centro el título y la inscripción “Natural de Bogotá. Murió el 10 de mayo de 1814 en el ejido de Pasto. Luchando por la Independencia de su patria.”; bordada en hilos de plata una venera en la esquina superior izquierda «AL HEROE DE LA INDEPENDENCIA, NARCISO SANTANDER»; en tinta sepia al dorso en el papel adherido a la madera <<.J. M. Espinosa tiene el honor de presentar al S.]. M. Santander un recuerdo de su padre como un pequeño testimonio de gratitud y reconocimiento a la amistad y cariño, con que este benemérito me distinguió en e! Sur = lo he puesto con el sencillo U1úfol1ne que usábamos los antiguos soldados de la Libertad José María Espinosa»; al dorso de! mismo papel «lnte Narciso Santander - Muerto gloriosamente en defensa de la libertad en e! combate de Pasto, a las órdenes del Genera! Nariño. Por]' M. Espinosa» Casa Museo del 20 de julio de 1810, Bogotá Procedencia: Trasladada de la Academia de Historia [lg60]. [Bogotá, ca. 1790 - Pasto, 1O.5.1814J Militar [teniente]. Casado con María Acuña, quien fue desterrada por Pablo Morillo [1816]. Dice Espinosa: «Perdimos en esa jornada, entre aquellos cuyos nombres recuerdo ahora, al mismo teniente Narciso Santander, tan valiente como simpático y ardoroso patriota»: Bibliografía: *Espinosa,] osé María. Memorias de un abanderado. Bogotá: Imprenta de El Tradicionista, 1876, pág. 73.

275


José Narciso Santander Ca. 1825 Miniatura sobre marfil 1O x 9 cm Sin firma. Identificado Casa Museo del 20 de julio de 1810, Bogotá, reg. 3434· [Bogotá, ca.17go Pasto, 10.5.1814]

276


Infancia del general J. Ma. Córdoba 17.3.1828 Acuarela sobre papel 24x 18 cm Firmado en tinta negra abajo a la izquierda «Infancia del general J. Ma. Córdoba por Espinosa», en tinta negra abajo a la derecha <<J. Ma. Espinosa», fechado en tinta sepia en la esquina inferior izquierda «marzo 17 de 1828» Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe, Medel1ín. [La Concepción, Antioquia; 8.9.1799 - El Santuario,.Antioquia; 17.10.1830] Alegoría. Espinosa luchó junto con José María Córdova en la Batalla del río Palo [1815], la primera en que participó el héroe antioqueño. Después del triunfo se encontraron en Santander de Quilichao: «Estando en la plaza pasaron por cerca de mí el coronel Montalvo y el entonces teniente José María Córdoba, que después fue el héroe de Ayacucho, y más tarde la infeliz víctima de su mal aconsejada precipitación y falta de juicio; al verme se detuvieron y comenzaron a felicitarme por lo bien que me había portado en la acción, ponderando mi intrepidez y serenidad. No supe qué contestar a tan inusitadas lisonjas»: Espinosa realizó miniaturas de Córdova y de su novia Fanny Henderson. Este retrato pertenece a la serie de los héroes niños, aunque Espinosa lo dibujó dos años antes de la muerte de Córdova. Bibliografía: 'Espinosa, José María. Memorias de un abanderado. Bogotá: Imprenta de El Tradicionista, 1876.

277


CUERVO, RAFAEL [Niño] Ca. 1850 Lápiz sobre papel blanco 18 x '27 cm Sin firma. Atribuido Colección particular, Medellín. [Gigante, Huila; 26.11.1795 - Chuquisaca, Bolivia; 16.11.1826] Militar [coronel]. Bautizado como Pedro José Rafael. Hijo de Manuel Cuervo, asturiano, y de Ignacia Rivera, oriunda de Timaná. Estudió en el Colegio mayor de San Bartolomé. Tomó parte en los acontecimientos del 20 de julio en Bogotá, y entró al servicio de las milicias de Santafé. Bajo las órdenes del general Baraya combatió en la acción de Ventaquemada [2.12.1812], y junto al general Nariño en la defensa de Bogotá [9.1.1813]. Participó en la campaña del sur; en Tacines [1814] fue ayudante de campo de José María Vergara, al mando del Batallón Granaderos; en reconocimiento a su coraje Nariño le obsequió un sable. Desobedeció las órdenes de José María Cabal y se unió a su amigo Liborio Mejía en la temeraria empresa de atacar a Sámano, acción conocida como la Cuchilla del Tambo [1816] que, una vez perdida, "le abrió las puertas a los españoles para retomar la Nueva Granada. Fue hecho prisionero y condenado a la horca, pero la antigua costumbre de proferir indultos en el natalicio de los reyes le salvó la vida en el último momento: ese día cumplía años el rey Fernando VII. Absuelto del patíbulo fue, sin embargo, trasladado de Popayán a Santafé, condenado a prisión y, un año más tarde, a servir como soldado del ejército enemigo en el Batallón Numancia, por lo cual fue enviado a Lima, a órdenes del coronel José Yáñez. Gracias a la insurrección del Numancia [2.12.1810] logró unirse al ejército del general San Martín, quien lo condecoró con la medalla de «Los vencidos de Chancay». Participó en la Batalla de Junín [6.8.1824], en el encuentro de Matará, en la Batalla de Ayacucho [9.12.1824], y en la campaña del Alto Perú hasta entrar a La Paz, vencedor, con el mariscal de Sucre [8.2.1825]. «Asistió al nacimiento de la República de Bolivia como personaje activo, según lo demuestra su presencia en el banquete ofrecido en Chuquisaca el 13 ele junio con motivo del onomástico ele Sucre».' Terminada la guerra de independencia se estableció en Bolivia, donde falleció. Bibliografía: *Vargas Motta, Gilberto. «Rafael Cuervo Rivera» en Huila. Órgano de la Academia Huilense de Historia, vol. VII, N° 33, junio-agosto ele 1985, págs. 13-17. Unda Lazada, Eduardo. Próceres huilenses en la independencia. Bogotá: s.d., 1974, págs. 37-42. Franco, Constancia. Rasgos biográficos de lo próceres i mártires de la independencia. Bogotá: Imprenta ele Medardo Rivas, 1880.

278


Vicente Vanegas y Olarte Ca. 1831 Óleo sobre tela 9O·5 x 68.5 cm Sin firma. Identificado Museo Nacional de Colombia, reg. 347 Procedencia: Existen dos óleos de Vicente Vanegas en la colección del Museo, uno de los cuales figura en el Apéndice a la guía del Museo Nacional [l907], pág. 202. [Vélez, Santander; 1787] - Bogotá, 31.7.1841] Militar [coronel], administrador, político y caudillo. Hijo de Miguel Vanegas y Pinzón, natural de Vélez. Regidor, aguacil mayor del cabildo de la misma ciudad y de Francisca Olarte y Cabanzo, de la misma ciudad. Ingresó al ejército patriota como teniente de milicias [2.10.1810]. Fue ascendido a capitán [4.2.1812] y dirigió una compañía del batallón del Socorro [1813]. Obtuvo el grado de teniente coronel [13.4.1814]. Participó en la campaña del sur comandada por Nariño, en las acciones del Alto Palacé [1813], Calibío [1814], Juanambú [1814] Tacines [1814], Pasto [1814] y Ovejas [1815]. Cayó prisionero en la Batalla de! Río Palo [5.7-1815]; fue conducido a Guayaquil y por órdenes del presidente de Quito, Toribio Montes, le embarcaron con grillos hacia El Callao en la fragata La gobernadora. Fue liberado por los corsarios argentinos dirigidos por el comodoro Guillermo Brown [13.1.1816], quienes tomaron parte importante en las campañas navales de la República Argentina. Tras el fallido intento de tomarse el puerto de! Callao, Vanegas les aconsejó atacar a Guayaquil, ciudad que se encontraba desguarnecida y con víveres. Derrotados en su intento, se dirigieron hacia las islas Galápagos [28.1.1816], donde el hambre y la carencia de recursos les obligaron a dividirse en varias naves. Vanegas se embarcó en el Hércules con el comodoro Guillermo Brown hacia Buenaventura, en busca de víveres y con deseos de ayudar a la causa de la independencia [31.3.1816]. Una vez en el puerto sobre el río Dagua, desembarcó en compañía del médico inglés Carlos Handford, con quien se dirigió hacia Cali y Popayán para procurar abastos y ponerse en contacto con el gobierno patriota [23.4.1816]. Fue promovido a teniente corone! efectivo [20.6.1816]. [continúa en la diapositiva siguiente]

279


Derrotados en su intento, se dirigieron hacia las islas Galápagos [28.1.1816], donde el hambre y la carencia de recursos les obligaron a dividirse en varias naves. Vanegas se embarcó en el Hércules con el comodoro Guillermo Brown hacia Buenaventura, en busca de víveres y con deseos de ayudar a la causa de la independencia [31.3.1816]. Una vez en el puerto sobre el río Dagua, desembarcó en compañía del médico inglés Carlos Handford, con quien se dirigió hacia Cali y Popayán para procurar abastos y ponerse en contacto con el gobierno patriota [23.4.1816]. Fue promovido a teniente corone! efectivo [20.6.1816]. Luchó en la Cuchilla de Tambo [29.6.1816] y en la Batalla de La Plata [10.7.1816], donde volvió a ser prisionero de los españoles quienes lo condenaron a servir como soldado en sus huestes. Huyó del bando realista y se incorporó de nuevo a las fuerzas patriotas [1817]. Tomó parte en la campaña libertadora de Venezuela [1817/20]. A órdenes del general Páez combatió en Caño de Bilvacua [2.18] y San Fernando de Apure [8.:p818], y comandado por Bolívar en las batallas de Ortiz [26.3.1818] y Cojedes [2.5.1818], donde fue gravemente herido. Su rostro quedó desfigurado y desde entonces recibió el apodo de «caricortado». Las heridas fueron tan graves que sólo se recuperó hacia 1821. Participó en las ceremonias de jura de la constitución [1821]. Obtuvo el grado de corone! [17.5.1823]. Fue gobernador y comandante de armas de las provincias de Mariquita [1821], Neiva [8.7.1823-1827], Socorro [1829] y Vélez; y comandante general de Cundinamarca [28.5.1831]. Contrajo matrimonio con Concepción Bernal, con quien tuvo cuatro hijos: Camilo, Miguel, Dolores y Hortensia [26.7.1834]. Pensionado de! ejército [30.5.1835], fue varias veces congresista en representación de la provincia de Vélez [1833, 1835, 1837 Y 1838]. Dirigió el alzamiento de la ciudad de Vélez contra e! gobierno central [1839]; por ello fue considerado uno de los Supremos que originaron la guerra que lleva este nombre. Acusado de sedición fue indultado. Durante la misma conflagración, se unió a la rebelión federalista de las provincias del norte [9.1840] hasta que Tomás Cipriano de Mosquera le hizo prisionero después de la Batalla de Aratoca [9.1.1841]. Condenado a muerte, fue fusilado en Bogotá por orden del gobierno [31.7.1841]. «Sin dejarse vendar los ojos, recibió la descarga. Le apodaban 'el Caricortado' por una disforme cicatriz de un sablazo durante la guerra magna. «A propósito de uno de los fusilados como rebeldes en aquella ocasión, el coronel Vicente Vanegas, escribía don Mariano Ospina al general Herrán el 20 de julio de 1841: Los empeños por el coronel Vanegas nos tienen oprimidos. Es muy singular el carácter de nuestra gente: están hablando y escribiendo con indecible ardor para pedir el ejemplar castigo de los reos, y maldiciendo e insultando a los magistrados y demás funcionarios, porque no los fusilan a todos; y dejan la palabra y sueltan la pluma para ir a mortificar a los mismos funcionarios pidiendo que indulten a los mismos reos cuyo castigo demandan con acrimonia'»:" La atribución de la autoría de esta obra se basa en la lista que el abanderado escribió hacia 1876 en la que numeró los personajes retratados por él, yen e! texto del historiador Alberto M. Candioti quien sostiene que «Vanegas debió posar ante Espinosa no más tarde de 1831 en Bogotá cuando e! coronel era comandante de Cundinamarca».***' Esta hipótesis se vio consolidada al radiografiar la obra, cuyo análisis y diagnóstico fue elaborado por e! doctor Hernando Morales [1995]· Esta imagen del coronel Vicente Vanegas es una de las mejores muestras del retrato neoclásico. El volumen y el color están muy bien modulados. Es significativo que Vanegas no presente la cicatriz en el rostro lo cual permite suponer que, en consideración al vínculo que existía entre ambos como excombatientes de la campaña del sur, Espinosa omitió la dolorosa marca que hizo tan famoso a su compañero de armas. Bibliografía: */****Candioti, Alberto M. «El benemérito coronel Vicente Vanegas llamado «caricortado»» en Boletín de historia y antigüedades, N° 319-320, vol. XXVIII, Bogotá, mayo-junio de 1941. "Arboleda, Gustavo. Historia contemporánea de Colombia. 2da. ed. Bogotá: Banco Central Hipotecario, 1990. '**Tisnes Jiménez, Roberto María. María Martínez de Nisser y la revolución de los supremos. Bogotá: Banco Popular, 1983, pág. 235. Guillén de Iriarte, María Clara. Nobleza e hidalguía en el Nuevo Reino de Granada. Colegio mayor de Nuestra Se1tOTa del Rosario. 1651-1820. Bogotá: Ediciones Rosaristas, tomo II, 1994·

280


SALAVARRIETA, POLICARPA

18.4.1855 Óleo sobre tela 34 x 24·3 cm Firmado y fechado en tinta negra en una tabla a la que está adherida la tela “J. M. Espinosa PO LICARPA SALABARRIETA 1855», en un papel adherido~' la tabla «Bogotá 18 de abril de 1855 José M' Espinosa» Museo Nacional de Colombia, reg. 2094 Procedencia: Adquirido a Jorge Rubio Marroquín [25.4.1936].

281


La Pola en capilla Ca. 1857 Óleo sobre tela 80 x 70 cm Sin firma. Identificado Concejo Municipal, Villa de Guaduas, reg. 233. [Guaduas, Cundinamarca; 1796 Bogotá, 14.11.1817] Esta pintura es muy importante por su valor documental y por haber sido la primera en mostrar a La Pola durante su cautiverio, antes de ser fusilada. A partir de esta representación se generó el denominado Grupo Espinosa, que alude a todas aquellas obras iconográficas de la heroína realizadas por diversos artistas quienes, para pintar sus cuadros, se basaron en éste. Bibliografía: González, Beatriz; Segura, Martha. La Pola 200. Cuadernos iconográficos del Museo Nacional de Colombia N° 1. Bogotá: Museo Nacional de Colombia, 1996.

282


Tomás Cipriano de Mosquera Ca. 1825 Miniatura sobre marfil 5x3·6cm Firmada al costado derecho «Espinosa» Colección Rafael Espinosa Hermanos & Cía., Bogotá. [Popayán, 26.9.1798 Hacienda Coconuco, Popayán; 7.10.1878] Este retrato lo presenta en su juventud, cuando aún no había sido herido en la quijada. Viste chaqueta negra de cuello rojo con reborde, y camisa blanca. 283


Tomás Cipriano de Mosquera 1855 Óleo sobre tela 138 x 99 cm Firmado y fechado al dorso en una tabla adherida a la parte superior del bastidor «Bogotá]. M. Espinosa 1855» Museo Quinta de Bolívar, Bogotá, reg. 03-097 Procedencia: Adquirido por la junta del Museo Quinta entre 1922 y 1936. [Popayán, 26.9.1798 - Hacienda Coconuco, Popayán; 7-10. 1878J Figura masculina de tres cuartos que representa al general Mosquera con bigote, patillas largas, cabello corto ondulado. Viste camisa blanca ele cuello alto con pañoleta alrededor, chaleco gris claro con cinco botones bordados en la solapa y pechera y casaca con charreteras doradas de tres estrellas. El brazo derecho está semiflexionado, la mano enguantada de blanco sostiene el guante compañero, la mano izquierda se apoya sobre la Constitución, debajo el mapa de Bogotá realizado por Codazzi a solicitud de Mosquera, extendido sobre una mesa cubierta con mantel café. Con relación al chaleco vale la pena anotar que «Antonia Arias, quien pretendía ser reconocida como hija del general Mosquera [... J dirigió una carta con fecha de 8 de diciembre de 1845 [... J En esta carta Antonia avisaba el envío de un corte de chaleco bordado por sus propias manos como testimonio ele afecto»." Esta obra fije restaurada el 23 de agosto de 1985, entonces se encontró en la parte superior del bastidor la firma «J. M. Espinosa». Bibliografía: *Lofstrom, William. La vida íntima de Tomás Cipriano de Mosquera [1798-1830]. Bogotá: Banco de la República, El Áncora Editores, 1996, pág. 201.

284


Manuel José Mosquera Ca. 1840 Miniatura sobre marfil 9.7x8.8 cm Sin firma. Identificado Museo Nacional de Colombia, reg. 573 Procedencia: Adquirida con destino al Museo Nacional [20.8.1946], simultáneamente con la colección Pardo [hoy colección Museo de Arte Colonial]. Trasladada al Museo Nacional a solicitud de la entonces directora Teresa Cuervo Borda [9.3.1948]. [Popayán, 1800 - Marsella, Francia; 1853] Esta preciosa miniatura es una de las de mayor formato de la colección de! Museo Nacional de Colombia. En ella resaltan en colores luminosos la figura imponente del arzobispo y los ornamentos y objetos que denotan su rango. El personaje aparece de pie, de más de medio cuerpo, girado ligeramente hacia la izquierda. La mirada, muy expresiva, anima el rostro. Viste capa roja, cuello y solideo de color azul pizarra y sobrepelliz blanca. Sobre el pecho luce una cadena con crucifijo y en el dedo anular derecho el anillo arzobispal. En la mano izquierda porta un par de guantes grises y un bonete, mientras la derecha reposa sobre unos libros colocados en una mesa, junto a la mitra y la estola. Bibliografía: González, Beatriz; Segura, Martha. Catálogo de miniaturas. Colecciones del Museo Nacional/l. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1993. Cuervo, Luis Augusto. Epistolario del doctor Rufino Cuervo. Bogotá: Imprenta Nacional, 1918.

285


Manuel José Mosquera Ca. 1850 Lápiz sobre papel blanco 15.2 x 13.3 cm Sin firma. Identificado Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá, reg. 1487. [Popayán, 1800 - Marsella, Francia; 1853] Clérigo, docente y periodista. Hermano de los presidentes Joaquín y Tomás Cipriano de Mosquera. Prelado doméstico y rector de la Universidad del Cauca [1832]. Fue el segundo arzobispo de Bogotá [8.12.1834-1853]. Figura de gran influencia política. Fundó, con otras personalidades conservadoras, el periódico El catolicismo [1848]. Fue desterrado por razones políticas [1852] y murió en el trayecto a Roma. Este dibujo es un boceto para el cuadro que se encuentra en el Palacio Episcopal. Parecería inspirado en un daguerrotipo, procedimiento que no fue inusual en Espinosa.

286


Manuel José Mosquera Ca. 1850 Lápiz sobre papel azul 27.5 x 21 cm Sin firma. Identificado Seminario mayor, Bogotá. [Popayán, 1800 Marsella, Francia; 1853] 287


Manuel José Mosquera 6.1854 Óleo sobre tela 200 x 150 cm Firmado y fechado en la esquina inferior derecha «Por José María Espinosa junio de 1854» Palacio Arzobispal, Bogotá [Popayán, 1800 - Marsella, Francia; 1853] Este óleo fue realizado por pedido de Sixta Tulia Pontón, viuda del general Santander, seguramente para colocarlo en el colegio de señoritas del Sagrado Corazón, fundado por ella. Es un retrato de cuerpo entero, de la época en que realizó el retrato, de Santander, también de cuerpo entero [cat.80]. 288


Francisco de Paula Santander Ca. 1825 Miniatura sobre marfil 6.5 x 6 cm Sin firma. Identificado Colección particular, Bogotá Procedencia: Perteneció a la colección de Francisco Vernaza, Bogotá. [Villa del Rosario de Cúcuta, Norte de Santander; 2·4·1792 Bogotá, 6.5.1840] La iconografía de Santander creada por Espinosa se divide en dos, los retratos de juventud en los cuales presentan variaciones en e! rostro, e! peinado y el atuendo y las imágenes idénticas que creó Espinosa al regreso del hombre de las leyes de Europa. Las primeras, como la presente, tienen el encanto de lo inédito, las segundas son las reconocibles a través de grabados y billetes. 289


Francisco de Paula Santander Ca. 1840 Miniatura sobre marfil 8 x 6.8 cm Firmada en el costado derecho <<J. M. E.» Museo Nacional de Colombia, reg. 569 Procedencia: Adquirida con destino al Museo Nacional ['W.8.1946], simultáneamente con la colección Pardo [hoy colección Museo de Arte Colonial]. Trasladada al Museo Nacional a solicitud de la entonces directora Teresa Cuervo Borda [9.3.1948]. [Villa del Rosario de Cúcuta, Norte de Santander; 2.4.1792 - Bogotá, 6.5.184°] José María Espinosa creó una notable iconografía del general Santander, la cual fue reproducida por numerosos artistas. Este icono clásico, del cual Espinosa realizó varias réplicas, corresponde a la descripción literaria que de Santander escribió el historiador José Manuel Restrepo: «De cabellos lisos y castaños, tez blanca, frente pequeña e inclinada hacia atrás, ojos pardos con largas pestañas, hundidos, vivos y penetrantes, nariz recta y bien formada, labios delgados y comprimidos, barba redonda y corta». El retrato, de busto, muestra a Santander ligeramente girado hacia la derecha. Los tonos delicados con que está trabajado el rostro se complementan con el fondo azul claro. El marco oval de metal plateado con penachos se halla profusamente engastado en cristales. Bibliografía: Moreno ele Ángel, Pilar; Rodríguez Plata, Horacio. Santander. Su iconografía. Bogotá: Litografía Arco, 1984.

290


Francisco de Paula Santander Ca. 1850 Tinta china y lápiz sobre pape! azul 24.2 x 17.6 cm Sin firma. Identificado Presenta, en lápiz, al dorso e! boceto de una caricatura de 9.6 cm de alto, de un personaje masculino de perfil, pelo largo, sombrero de copa; en tinta sepia al dorso el perfil del mismo personaje y unas cuentas o números en sentido vertical «4 7 4 6 633» Museo Nacional de Colombia, reg. 1870 Procedencia: donado por el ex presidente Eduardo Santos [24·1.1959] · [Villa del Rosario de Cúcuta, Norte de Santander; 2.4.1792 - Bogotá, 6.5.1840] Esta obra es un estudio para el retrato al óleo de Santander que conserva el Museo Nacional de Colombia [cal. 80]. La figura se halla cuadriculada a lápiz, lo que indica su calidad de boceto. 291


Francisco de Paula Santander 25.5.1853 Óleo sobre tela 228 x 145 cm Firmado y fechado en la esquina inferior derecha «Hecho en Bogotá el día 25 de mayo de 1853 por J. M. Espinosa» Museo Nacional de Colombia, reg. 243 Procedencia: donado por Rafael Martínez Briceño, descendiente del general Santander. Figura en el Catálogo general del Museo de Bogotá [1917], sección Objetos Históricos, con el N° 165. [Villa del Rosario de Cúcuta, Norte de Santander; 2.4.1792 - Bogotá, 6.5.1840] Esta obra es un homenaje póstumo y corresponde a la descripción física que de Santander hizo el médico Manuel Uribe Ángel: «Era una gallarda y simpática figura la del general, un poco obeso en sus Últimos años, pero de porte majestuoso. Peinaba siempre los escasos cabellos trayendo los laterales con gracia y simetría hacia las sienes y llevando los anteriores hacia la cima de la cabeza; los bigotes le caían con orden sobre el labio inferior; las mejillas eran ricas de sangre, los ojos grises, pequeños y vivaces; los dientes blanquísimos; la nariz aguileña y los movimientos, en general, acompasados, lentos y de soberana nobleza». El retrato, de estilo neoclásico, presenta al héroe como un ejemplo de ética. En el primer plano aparece Santander de pie, con el brazo levantado enseñando el libro que contiene la Constitución. Lleva el uniforme que se conserva en el Museo Nacional [reg. 134]. En segundo plano se ve un soldado y un caballo herido; en tercer plano la carga de granaderos en la Batalla de Boyacá. En la sección de dibujos del Museo Nacional se conserva el boceto [cat. 79], realizado por Espinosa para la pintura. Bibliografía: *Moreno de Ángel, Pilar; Rodríguez Plata, Horacio. Santander. Su iconografía. Bogotá: Litografía Arco, 1984. Moreno de Ángel, Pilar; Santander. Biografía. Bogotá: Planeta Colombiana Editorial, 1989. Giraldo Jaramillo, Gabriel. Pinacotecas bogotanas. Bogotá: Editorial Santa Fe, 1956.

292


Los presidentes de la República de la Nueva Granada José María Espinosa, A. Collette [lit.], Lemercier [imp.] Ca. 1853 Litografía 75.1 x 56.8 cm Firmada en la esquina inferior derecha «Imp. Lemercier a Paris.»; en la esquina inferior izquierda «A. Collette del et lith.» Presenta en la parte inferior central el título; dentro del dibujo las inscripciones «F.P. SANTANDER 18321837», «José Ignacio de MÁRQUEZ 1837-1841», «P. A. HERRÁN 1841-1845», «T.C. de MOSQUERA 18451849», «.1. HIL° LÓPEZ 1849-1853» Museo Nacional de Colombia, reg. 1915 Procedencia: donada por el ex presidente Eduardo Santos [24·1.1959]· En el centro una columna, sobre ella una mujer que sostiene con sus brazos un escudo de Colombia, sobre éste la continuación de la columna y sobre ella el retrato de Santander que inicia la galería. Los retratos de los presidentes han sido tomados ele otras litografías realizadas por Lemercier en París, basadas en dibujos de Espinosa. Cada uno de los retratos está rodeado por guirnaldas de laurel. Aparecen los presidentes de la etapa histórica denominada Nueva Granada: Francisco de Paula Santander [1832-1837], José Ignacio de Márquez [1837-1841], Pedro Alcántara Herrán [1841-1845], Tomás Cipriano de Mosquera [1845-1849] y José Hilario López [1849-1853]. En realidad, las fechas de los periodos presidenciales no son exactas, porque muchos se ausentaron del poder a causa de las guerras civiles u otras eventualidades. Bibliografía: Giraldo Jaramillo, Gabriel. El grabado en Colombia. Bogotá: Editorial ABC, 1960.

293


Simón Bolívar Ca. 1828 Lápiz sobre papel 17.5 x II cm Sin firma. Identificado Presenta, en lápiz, al costado izquierdo la inscripción «Bolívar 1828» Colección Vizconde David Eccles, Londres. Actualmente se halla en comodato en la Fundación John Boulton, Caracas. [Caracas, 24.7.1783 - Santa Marta, 17.12.1830] Bolívar viste uniforme y sombrero de campaña de alas anchas. Aunque presenta una inscripción con la fecha, Alfredo Boulton asegura que fue realizado en 1829, a raíz del grave estado de salud que padeció el Libertador en Guayaquil, por ello el rostro fatigado. Bibliografía: Pérez Vila, Manuel. Colección bolivariana. Caracas: Fundación John Boulton, 1983. Boulton, Alfredo. El rostro de Bolívar. Caracas: Ediciones Macanao, 1982. 294


BOLÍVAR. Retratado el día 1° de agosto de 1828 por J. Ma. Espinosa 1.8.1828 Lápiz y carboncillo sobre cartulina 59·5 x 51 cm Firmado y fechado abajo al centro en el título Procedencia: Hasta 1944, este dibujo perteneció a la familia Vargas Vergara, de Bogotá. Fue adquirido por un coleccionista venezolano, quien lo donó al dictador Marcos Pérez Jiménez. En 1958, desapareció tras e! saqueo de! Palacio de Miraflores, en Caracas. Actualmente se desconoce su ubicación. [Caracas, 24.7.1783 - Santa Marta, 17.12.1830] Bibliografía: Boulton, Alfredo. El r-rostro de Bolívar. Caracas: Ediciones Macanao, 1982. 295


Simón Bolívar 1829 Tinta chilla sobre papel blanco 29x 18 cm Firmado y fechado en la esquina inferior derecha “Por]. M. Espinosa 1829” Presenta abajo al centro el título Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá, reg. 2097 Procedencia: Perteneció a Antonio Izquierdo. Adquirido por el Banco de la República, que lo catalogó dentro de la colección de la Biblioteca Luis Ángel Arango. [Caracas, 24.7.1783 - Santa Marta, 17.12.183°] Bolívar de pie en un campo de batalla. Sombrero bicorne en el suelo. Calza altas botas. Al fondo cañones, soldados y caballería. Existe uno igual en la Casa-Museo Guillermo Valencia de Popayán, lo cual permite afirmar que Espinosa trabajaba estos retratos en serie. Bibliografía: Boulton, Alfredo. El Rostro de Bolívar. Caracas: Ediciones Macanao, 1982. 296


Simón Bolívar 1830 Carboncillo y lápiz sobre papel 28 x 20 cm Sin firma. Identificado Colección Sylvia Boulton, Caracas Procedencia: Perteneció a la colección de Francisco Vernaza, Bogotá. [Caracas, 24.7.1783 - Santa Marta, 17.12.183°] «Retrato hecho en Bogotá en 1830. Los escasos rasgos, trazados con vigor y rapidez magistrales, reflejan con vivísimo realismo el fatigado semblante de! Libertador durante los Últimos meses que pasó en Bogotá, desde mediados de enero hasta comienzos de mayo de aquel año. Este es acaso el más dramático retrato jamás hecho ele Bolívar»: Bibliografía: "Pérez Vila, Mal1ueL. Colección bolivariana. Caracas,' Fundación " John Boulton, 1983. 297


Simón Bolívar Ca. 1855-1864 Óleo sobre tela 230 x 148 cm Firmado al dorso «Por]. M. Espinosa» Palacio de Miraflores, Caracas Procedencia: El autor lo vendió por $800 pesos al ministro de Venezuela en Colombia, general Rafael Márquez [1865]. Perteneció a Diego Bosque García. Perteneció a Arnold Zingg. [Caracas, 24.7.1783 Santa Marta, 17.12.1830] Bolívar está de pie, con los brazos cruzados, vestido de uniforme. Al fondo hay un sofá neoclásico y un cortinaje. El piso está cubierto con una alfombra. Pertenece a la serie de retratos de Espinosa en que el rostro está dado con planos muy marcados en las sienes y los pómulos. Bibliografía: Boulton, Alfredo. El rostro de Bolívar. Caracas: Ediciones Macanao, 1982.

298


Simón Bolívar 1.3.1830 Miniatura sobre marfil 16.3 x 11.6 cm Firmada y fechada en tinta sepia abajo al centro sobre un papel adherido al dorso «Echo en Bogotá pr.J. M. Espinosa el di 1° marzo de 1830” Colección particular, Bogotá Procedencia: Perteneció a María de Jesús Pardo de Pardo, Bogotá. [Caracas, 24.7.1783 - Santa Marta, 17.12.1830] «Aparece Bolívar francamente feo, llevando en su rostro las huellas de padecimientos y desengaños incontables que agriaron su carácter, minaron su salud y precipitaron su trágico fin. Bolívar aparece aquí en toda su humana desnudez espiritual a pesar del brillante uniforme y el marcial aspecto; no olvidemos que es el hombre de 1828 y no el arrogante triunfador de Boyacá»: En cuanto a la técnica de la obra, es «muy estilizada y depurada. Sobre todo resalta lo profundo de los ojos y una peculiar manera de dibujar la punta de la nariz»:* Bibliografía: *Giraldo Jaramillo, Gabriel. La 11liniatuTa, la pintura y el grabado en Colombia. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1982, pág. 39. **Boulton, Alfredo. El 1'05t1'O de Bolíva1'. Caracas: Ediciones Macanao, 1982.

299


Simón Bolívar Ca. 1830 Óleo sobre tela 70x49 cm Sin firma. Identificado Banco de Colombia, Bogotá. [Caracas, 24.7.1783 - Santa Marta, 17.12.1830] Bolívar permaneció un total de 560 días en Bogotá. En estas ocasiones contó con varios retratistas. Sin embargo, quienes crearon dos grupos de retratos claramente diferenciados hicieron Pedro José Figueroa y José María Espinosa: el primero creó la iconografía de la victoria, el segundo la iconografía de la derrota. Según Alfredo Boulton, «se trata de un muy hermoso retrato pintado de cierta manera estilizada, con un rico uniforme bien ajustado al tamaño del modelo», cuyas facciones corresponden «a la evolución morfológica del rostro pues encajan acertadamente con el deterioro físico, producto de su enfermedad»: Existe un retrato semejante en la Quinta de Bolívar. Bibliografía: 'Boulton, Alfredo. El rostro de Bolívar. Caracas: Ediciones Macanao, 1982.

300


Simón Bolívar Ca. 1840 Óleo sobre tela 89 x 77 cm Sin firma. Identificado Presenta, en óleo blanco, en la esquina inferior derecha la inscripción «¡Qué! ¿Me creen tan insensato que aspire a descender? ¿No saben que el destino de LIBERTADOR es más sublime que el TRONO? Bolívar” Grupo Bolívar, Bogotá. Precedencia: Perteneció a un notario de Tunja en el siglo XIX. Perteneció a Alberto Fandiño. [Caracas, 24.7.1783 - Santa Marta, 17.12.1830]

301


El Libertador Bolívar. Ca. 1840 Litografía 45·2 x30.4 cm Firmada abajo a la izquierda «Espinosa pinxt._ Leveill_ Lith.»; abajo a la derecha «Imp. Lemercier, Paris.» Presenta abajo al centro, el título Museo Nacional de Colombia, reg.1813 Procedencia: donada por el ex presidente Eduardo Santos [24.1.1959]. [Caracas, 24.7.1783 - Santa Marta, 17.12.1830 Este grabado sirvió para difundir la imagen de Bolívar creada por Espinosa: en traje militar, de busto, girado hacia la izquierda, el rostro casi de frente, los brazos cruzados, la mano sin guante. Sobre el pecho presenta un medallón con la imagen de George Washington. 302


JOSÉ MANUEL RESTREPO [Anverso y reverso] Ca. 1832 Miniatura sobre marfil 6·4x5cm Sin firma. Identificado Colección particular, Bogotá Procedencia: Perteneció a José María Restrepo Sáenz. [Envigado, Antioquia; 31.12.1781* - Bogotá, 1863] Escritor, historiador, naturalista y político. Hijo de José Miguel Restrepo Puerta y Leonor Vélez Calle. Se trasladó a Bogotá [8.1799], donde inició estudios de ciencias naturales [18.1lU799-18.1O.1802], derecho civil romano y derecho canónigo, éste último bajo la dirección del prócer Frutos Joaquín Gutiérrez. Para obtener el título de abogado del Colegio de San Bartolomé, como era requisito, realizó tres años de práctica en el estudio del prócer José María del Castillo y Rada. Siendo aún estudiante, creó en asocio de otros colegas la Tertulia del Buen Gusto, dirigida por Manuel del Socorro Rodríguez. Su nexo con la Expedición Botánica lo constituyó su relación con Francisco José de Caldas, con quien estudió botánica y aprendió el arte de levantar y trazar cartas geográficas. Bajo la asesoría del sabio payanés adquirió los instrumentos necesarios, regresó a Antioquia [1.l807] y levantó la carta de su provincia natal que tituló provincia de Antioquia según operaciones trigonométricas. Viajó nuevamente a la capital donde recibió el título de abogado de la Real Audiencia del Nuevo Reino de Granada [30.9.1808] y fue colaborador del Semanario del Nuevo Reino de Granada, en el cual publicó un Ensayo sobre la geografía, producciones, industria y población de la provincia de Antioquia [1809]. Se comprometió desde Antioquia con los movimientos independentistas. Secretario de Estado durante la década de 18,w. Autor de La historia civil y militar de Colombia y La revolución de Colombia. En calidad de Secretario del Interior firmó el decreto de creación del Museo Nacional [28.7.1823]. El vicepresidente Santander lo designó miembro de número de la Academia Nacional de Colombia [19.11.1826]. En el anverso del camafeo se conserva un mechón de cabello de José Manuel Restrepo, soportado con una espiga de trigo en oro, cuyos granos son pequeñas perlas. Esta obra ilustra la carátula de Historia de La Nueva Granada. Tomo 11. 1845-1854. Bibliografía: *Marroquín, José Manuel. «D. José Manuel Restrepo» en Papel periódico ilustrado, Bogotá, 1.1.1882, pág. 102. Restrepo José Manuel. Historia de la Nueva Granada. Tomo 11. 1845-1854. Bogotá: Editorial El Catolicismo, 1963. Restrepo, José Manuel. Autobiografía. Bogotá: Editorial Incunables, 1985.

303


Joaquín Mosquera, presidente de Colombia José María Espinosa [atribuido], G. Pierre Grevedon [dib.], Lemercier [lit.] 1832 Litografía 35.5 x 29.7 cm Firmada y fechada en la esquina inferior derecha «G. Grevedon 1832}]; en la esquina inferior izquierda «Lith. de Lemercier> Presenta en la parte inferior central el título Museo Nacional de Colombia, reg. 1893 Procedencia: donada por el ex presidente Eduardo Santos [24·1.1959]· [Popayán, 14.12.1787 - Popayán, 4.4.1878] Jurisconsulto, docente, diplomático y presidente. Hijo primogénito de José María Mosquera Figueroa y Manuela Arboleda. Entre sus diez hermanos sobresalieron Manuel J osé, quien llegó a ser arzobispo de Bogotá, y el general Tomás Cipriano, quien ejerció la Presidencia de la república en tres oportunidades. Estudió en el seminario de Popayán y se graduó de jurisconsulto en el Colegio mayor de Nuestra Señora del Rosario [1805]. Bolívar lo designó ministro en Buenos Aires, Chile y Perú. Miembro de la Cámara provincial de Popayán, consejero de Estado, fue elegido presidente de la república por el Congreso Admirable para suceder al Libertador [4.5.183°]. Fue depuesto por el general Rafael Urdaneta [4.9.183°]. Años después, ejerció el cargo de vicepresidente de la Nueva Granada [1833-1835]. Fue rector de la Universidad del Cauca. Bolívar consideraba que Mosquera «era una criatura afortunada por ser bueno, recto, justo y gozar de físico digno de tan bello espíritu». Este retrato, realizado dos años después de haber ejercido la Presidencia, lo representa ataviado con una capa de piel. La atribución a Espinosa fue hecha por Álvaro Gómez Hurtado. Bibliografía: Carrizosa Argáez, Enrique. Linajes y bibliografías de nuestros gobernantes. 1830-1982. Bogotá: Banco de la República, 1983.

VOLVER 304


José María Espinosa, Lemoine el mayor [lit.], Lemercier [imp.]

El general Obando. Ca. 1843 Litografía 57x39 cm Firmada en la esquina inferior izquierda «Espinosa pinxt._ Lemoine ainé lith.»; en la esquina inferior derecha «Imp. Lemercier, Paris.» Presenta abajo al centro el título; abajo a la derecha la firma <0° M' Obando» Museo Nacional de Colombia, reg. 1894 Procedencia: donada por el ex presidente Eduardo Santos [24·1.1959]. [Hacienda de García, Caloto, Cauca; 8.8.1795 - Puente de Piedra, Subachoque, Cundinamarca; 29.4.1861] Militar [general], político y presidente. Soldado de la causa realista [1822], se acogió al armisticio y se unió a los patriotas en la Campaña del Sur emprendida por Bolívar. Ocupó la Vicepresidencia [1831-1832] y la Presidencia de la república [1853-1854]. Sancionó las constituciones de 1832 y 1853. Como caudillo del sur del país, tomó parte en la Guerra de los Supremos o Conventos [1839-1842]. Vivió desterrado en el Perú [1842-1849]. Murió durante la guerra civil iniciada a raíz de la rebelión contra el gobierno de la Confederación Granadina. Bibliografía: Arboleda, Gustavo. Historia contemporánea de Colombia. 2da. ed. Bogotá: Banco Central Hipotecario, 1990.

VOLVER 305


José María Melo Ca. 1850 Litografía sobre papel adherido a cartón 27 x 19.8 cm Sin firma. Identificado Museo Nacional de Colombia, reg. 1908 Procedencia: donada por el ex presidente Eduardo Santos [24·1.1959]. [Chaparral, Tolima; 9.10.1800 - Hacienda de Juncaná, México; 1.6.1860 1 Militar [general], presidente. Ingresó al ejército libertador. Tomó parte en acciones de guerra de Pasto y Popayán [1819]; en las Batallas de Bomboná y Pichincha [1822] y en Junín y Ayacucho [1824], Callao [1826] y Portete de Tarqui [1829]. Apoyó la dictadura del venezolano Rafael Urdaneta [1830]. Fue expulsado de Colombia hacia Venezuela [1831] y también de Venezuela [1836]. Viajó a Alemania [1837]. Regresó a la Nueva Granada [1840], donde lite nombrado comandante general de Cundinamarca y jefe de la segunda división del ejército [19.6.1852]. Como tal, encabezó el golpe militar que lo llevó a la dictadura con el apoyo de la clase artesanal [17.5.1854]. Fue derrotado por un ejército conformado por liberales y conservadores que quisieron devolver la legitimidad al gobierno [4.l2.1854]. Se le siguió un juicio y fue desterrado junto con doscientos artesanos a Panamá [1855]. Vivió en Nicaragua y El Salvador [1859]. Perseguido por el dictador de Guatemala, Rafael Carrera, se refugió en México donde se vinculó al ejército de Benito Juárez [1860]. Defendió Zapaluta frente a las tropas conservadoras del general mexicano Juan A. Ortega; fue derrotado y fusilado en la hacienda de Juncaná. Esta litografía está basada en el daguerrotipo tomado por John A. Bennet [reg. 2856], al cual Espinosa agregó el sombrero, las manos, la espada y el guante.

VOLVER

306


José María Melo Ca. 1854 Lápiz sobre papel de carta azul 19.5 x 14.3 cm Museo Nacional de Colombia, reg. 351 Procedencia: donado por el ex presidente Eduardo Santos [24·1.1959]. [Chaparral, Tolima; 9.10.1800 Hacienda de Juncaná, México; 1.6.1860] Este retrato, dibujado con líneas poco contrastadas, es el boceto de la acuarela que lo representa a caballo [cat. 168]. Bibliografía: Vargas Martínez, Gustavo. “El asesinato de José María Melo en 1860” en Credencial historia, Bogotá, 2.1991. VOLVER 307


Gral. José Ma. Melo 1854 Acuarela y lápiz graso sobre papel 57.1 x 44.2 cm Firmada y fechada en tinta sepia en la esquina inferior derecha, cortada en la parte inferior “J. M. Espinosa 1854” Presenta, en tinta negra, en la esquina superior izquierda el título y la inscripción «1854]}; en la esquina inferior derecha en un papel adherido “44" Museo Nacional de Colombia, reg. 351 Procedencia: donado por el ex presidente Eduardo Santos [24.1.1959] [Chaparral, Tolima; 9.10.1800 - Hacienda de Juncaná, México; 1.6.1860] Esta acuarela parece haber sido dibujada cuando Melo ya se había convertido en dictador. Su atuendo, la postura y la majestad, la marcha del brioso caballo y los jinetes en formación al fondo del cuadro, condensan el poder del controvertido general draconiano. Los draconianos eran los militares que procedían de la guerra de independencia. A ellos se oponía el partido de jóvenes llamado los gólgotas, quienes proponían la disolución del ejército porque, según Florentino González, «a este país siempre lo han manejado los militares». Se dudaba de la autoría de Espinosa y se atribuía a José Gabriel Tatis porque este último miniaturista y dibujante era partidario de Mela y sufrió destierro por su causa; en cambio Espinosa se burlaba del dictador en una caricatura contemporánea de su fugaz gobierno, y lo hacía caer del cielo a la plaza de Bolívar [caL169]. A lo mejor le tenía simpatía porque representaba a los artesanos. Sin embargo, la factura es de Espinosa, prueba de ello es el boceto para esta acuarela, conservado por el Museo Nacional de Colombia [reg. 1966]. Melo luce de perfil, sobre su caballo, lleva pantalón rojo, capa azul oscura y sombrero de penacho. Bibliografía: González, Beatriz. José Gabriel Tatis, un pintor comprometido. Bogotá: Valencia Editores, 1987.

VOLVER 308


El general José Hilario López Peleó contra la dictadura de José María Melo; y más tarde, en acuerdo con Obando y Mosquera, contra el gobierno de Mariano Ospina Rodríguez. Asistió a la Convención de Rionegro [1863], donde se le nombró ministro de Relaciones Exteriores [10.2/13.5.1863]. Fue el primer presidente del Estado Soberano del Tolima. “Era el general López hombre corpulento y bien conformado, robusto y vigoroso […] Tenía los cabellos y la barba crespos, abundantes y de un color rubio leonado que las canas fueron matizando con la palidez de la nieve […] Tenía hermosa cabeza, frente noble y espaciosa, ojos pequeños, de color gris azulosos y algo contraídos por falta de vista fuerte, el rostro lleno, la nariz grande y espesa, la boca gruesa pero también algo contraída por un gesto habitual de jovialidad; y en todo el semblante había una expresión que denotaba benevolencia y lealtad”. El retrato lo muestra en plena madurez, de frente, el cuerpo con una graciosa torsión en la cadera que le da movimiento y brío a la figura. El uniforme y la mano en la espada le agregan elegancia. Bibliografía: Samper, José María, Galería nacional de hombres ilustres o notables, o sea, colección de bocetos biográficos. Bogotá: Imprenta de Vapor de Zalamea Hermanos, 1879. Arizmendi Posada, Ignacio. presidente de Colombia. Bogotá: Planeta Colombiana Editorial, 1989. Cruz Santos, Abel. José Hilario López o el soldado civil. Bogotá: Editorial Kelly, 1970. Ocampo López, Javier. Diccionario de historia de Venezuela. Caracas: Fundación Polar, 1988.

VOLVER

309


Pedro Alcántara Herrán Litografía 57.1 X 43 cm. 1843 Firmada y fechada abajo a la izquierda “Espinosa pinxt. En 1843. Lévellé lith.”, abajo a la derecha “Imp. Lemercier, Paris.” Presenta abajo al centro el título Museo Nacional de Colombia, reg. 1896 Procedencia: donada por el ex-presidente Eduardo Santos [24.1.1959]. Bogotá, 19.10.1800- Bogotá, 26.4.1872 Militar [general], diplomático, comerciante y presidente. Hijo del militar español Pedro Antonio Fernández Herrán Ruiz y de María Matea Martínez Zaldúa, natural de Honda. Vistió la beca del Colegio mayor de San Bartolomé [10.6.1813]. Ingresó a la carrera militar en 1814. Tomó parte en la Campaña del Sur dirigida por Antonio Nariño. Acompañó en la huída, como cadete de guardia de honor, al presidente José Fernández Madrid desde Bogotá hasta Popayán [3.5.1816]. Hecho prisionero después de la derrota de la Cuchilla del Tambo [11.7.1816], fue condenado a servir en las tropas españolas. Estuvo encarcelado junto con Espinosa en Popayán. Participó en la campaña del ejército libertados [1821-1823] y en la Batalla de Ayacucho [9.12.1824]. Viajó a Europa donde adquirió conocimiento de idiomas, ciencias físicas y derecho internacional [ca.1830]. Intendente de Cundinamarca, ministro de Guerra, secretario de la Legación ante la Santa Sede, ministro de Relaciones Exteriores [18381839]. Contrajo matrimonio con Amalia Mosquera, hija del general Tomás Cipriano de Mosquera [1841]. Defendió el gobierno legítimo durante la Guerra de los Supremos. presidente de la República [2.5.1841-1845]. Ministro colombiano en Washington [1845]. […]. Bibliografía: Lofstrom, William. La vida íntima de Tomás Cipriano de Mosquera [1798-1830]. Bogotá: Banco de la República, El Áncora Editores, 1996. Jaramillo Mejía, William. Real Colegio mayor y Seminario de San Bartolomé. Nobleza e hidalguía. Colegiales de 1605 a 1820. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, 1996.

310


Retrato de dama Ca. 1835 Acuarela sobre marfil 7.5 X 6.5 cm Firmada al costado derecho “pr.JM.E…” Fondo Cultural Cafetero, Bogotá. 311


Rosita Torrijos Ricaurte Ca. 1840 Miniatura sobre marfil 7.3 x 6.3 cm Hasta 1977, conservaba en rojo al dorso la firma «Espinosa» Museo Nacional de Colombia, reg. 581 Procedencia: Figura en el Catálogo del Museo Nacional [1960]. [Activa en Bogotá entre 1830-1850] Prima de José María Espinosa. Hija de Juan Manuel Torrijas y hermana del miniaturista Lucas Torrijas. Retrato de más de medio cuerpo. Viste traje azul de gala, escotado, de mangas abombadas, con una banda dorada de seda y pedrería alrededor de la cintura. Luce pendientes y collar. El cabello, peinado en bucles y adornado con hojas y flores, está laboriosamente trabajado. El fondo está hecho a base de finas líneas horizontales que van del marfil al café claro. Bibliografía: González, Beatriz; Segura, Martha. Catálogo de miniaturas. Colecciones del Museo Nacional/l. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1993.

312


Mercedes Torrijos Ricaurte Ca. 1840 Miniatura sobre marfil 7 x 6.8 cm Sin firma. Identificado Museo Nacional de Colombia, reg. 582 Procedencia: Figura como parte de la colección de! Museo de la Escuela de Bellas Artes en el catálogo Exposición de miniaturas [1941]. [Activa en Bogotá entre 1830-1850] Prima de José María Espinosa. Hija de Juan Manuel Torrijas y hermana de! miniaturista Lucas Torrijas. Retrato de medio cuerpo, sentada y ligeramente girada hacia la izquierda. Un triángulo oscuro insinúa el espaldar de la silla. Lleva un vestido escotado hasta los hombros y un collar negro bordea su cuello y cae en línea recta. El cabello, peinado de lado, es liso y sin afeites. Este retrato contrasta con el de su hermana [cal. 96], por la apariencia sencilla y la ausencia de adornos. El fondo es café claro. Bibliografía: González, Beatriz; Segura, Martha. Catálogo de miniaturas. Colecciones del Museo Nacional/l. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1993·

313


314


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.