Matthew Aucoin
text by:
Raúl Zurita
SONG OF THE REAPPEARED for soprano and orchestra
Full Score
From the G. Schirmer Rental Library
Date of Printing________________

Matthew Aucoin
text
by: Raúl Zurita
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text by:
Raúl Zurita
Full Score
From the G. Schirmer Rental Library
Date of Printing________________

Matthew Aucoin
text
by: Raúl Zurita
Full Score
Song of the Reappeared was commissioned by the Chicago Symphony Orchestra. The piece is scheduled to have its world premiere on December 4, 2025 at Symphony Center, Chicago by Julia Bullock and the Chicago Symphony Orchestra, conducted by Petr Popelka.
This piece sets poems by Raúl Zurita, from his book INRI, thanks to the gracious permission of the poet.

3 Flutes (3rd doubling Piccolo and Alto Flute)
2 Oboes
English Horn
2 Clarinets in Bb
Bass Clarinet
2 Bassoons
Contrabassoon
4 Horns in F
3 Trumpets in Bb
2 Trombones
Bass Trombone
Tuba
Timpani
Percussion (2 players):
1: Glockenspiel, Cabasa, Castanets, Snare Drum, Seed pod rattle, Tubular Bells, Med. Suspended Cymbal, Crash Cymbals, 4 Tom-toms
2: Vibraphone, Marimba, Xylophone, Sandpaper Blocks, Whip, Cabasa, Bass Drum, Claves, Rainstick
Piano
Solo Soprano
Strings
Score in C
duration ca. 22 minutes
1. El mar
Sorprendentes carnadas llueven del cielo. Sorprendentes carnadas sobre el mar. Abajo el océano, arriba las inusitadas nubes de un día claro. Sorprendentes carnadas llueven sobre el mar. Hubo un amor que llueve, hubo un día claro que llueve ahora sobre el mar.
Oí un cielo y un mar alucinantes, oí soles estallados de amor cayendo como frutos, oí torbellinos de peces devorando las carnes rosa de sorprendentes carnadas.
Santo es el mar, santas las llanuras de frutos humanos que caen, santos los peces.
Oí infinitos días cayendo, cuerpos que caían con cielos...
La zarza del mar de Chile arde, arde sin consumirse.
Fueron arrojados. Como prendidos de extrañas semillas, campos arados cubren el mar.
2. Una ruta en las soledades
Así como las piedras hablan, así como la tierra habla, así yo te hablo. Y la ceguera de mis dedos hablándote recorren tu cráneo, tus narices, las fosas de tus ojos, y de bruces es el infinito del cielo...
...y entonces así, como las piedras hablan, como la tierra habla, yo te hablo cadáver de mí, amor de mí, huesos de mí, pequeña pupila redonda de todo el amor que sube y es el canto de los ojos de ti mirándome.
...y mi boca te dirá: te mataron y ahora vives. Y como el cielo, como la nieve, como un país de témpanos que nace tu boca me dirá: estabas muerto y hoy estás vivo.
Y te veo!
Y mirándome, y ciegos mirándome, y ciegos como entero el cielo mirándome, me ves subiendo, y me ves subiendo y subiendo, y tus ojos ven mis ojos llenos de tierra subiendo...
Y te amaré de nuevo. Y desde nuestras pupilas muertas se abrirán los cielos...Y me mirarás, y me mirarás de nuevo...Y las carnes que fuimos nos cubrirán de nuevo como de lava viva las montañas...Y te amaré de nuevo.
...Y se trazará una ruta en las soledades.
3. Rompientes
Hablemos entonces del vuelo del nuevo océano y de las rompientes en el cielo. De los cuerpos arrojados sobre los volcanes, ríos y lagos de Chile y que ahora son el mar y vuelven. Del amor del que fuimos asesinados y que ahora vuelve. De la vida que vuelve...de las carnes para peces que fuimos y del Pacífico porque era el Pacífico la resurrección, y las rompientes de la resurrección flotan en el cielo...y las rompientes de la resurrección aleteaban azotando las montañas.
Escuchen ahora las olas azotando las cumbres, las playas nuevas que no estaban contempladas porque las rompientes flotan sobre el cielo y son un mar.
Sí, porque tirados cielo abajo escuchamos el silencio de las rompientes y el estrépito de las enmudecidas rompientes batía huracanando las cordilleras igual que pastos bajo el viento. Y viento tras viento, pasto tras pasto, la aurora emergiendo del mar nos tiró los párpados secos...Y las montañas mudas subían sobre las montañas. Y las rompientes mudas subían sobre las rompientes...y las caras y las espumas y la muerte se nos iban amontonando abajo como si una ola de luz se nos fuera a reventar cantando en los ojos.
Y entonces, llovidos desde feroces nubes nuestras pupilas vacías oyeron aletear las suspendidas rompientes. Porque nos lanzaron al mar y los peces fueron las carnívoras tumbas del mar. Porque nos lanzaron a los volcanes y fueron los cráteres las carnívoras tumbas de las volcanes.
Sí, porque nos mataron y morimos y las rompientes de la resurrección nos volaban por arriba...
Text by Raúl Zurita © by Raúl Zurita
Used by kind permission
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