Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Septiembre/Octubre 2002
Introducción S
e presenta el Segundo Número de La Tajea y con él esta Edición Especial con motivo de nuestras Fiestas Patronales en Honor a San Miguel Arcángel. Desde esta Concejalía, esperamos que estén cargadas siempre de tradición, sigan la misma línea de épocas anteriores, gracias a la colaboración del municipio. Conseguir su consolidación definitiva, así como de todo el patrimonio cultural de nuestro pueblo, debe ser el objetivo junto con la búsqueda del bienestar de los sanmigueleros. Por este motivo, hemos querido, en esta ocasión, asomarnos a una de nuestras ventanas al futuro: La Costa, nuestra mirada al Atlántico. En mayor o menor medida, desde niños hemos disfrutado de nuestra costa, bien en el baño, paseando o pescando.
Valentín E. González Évora Tte. Alcalde y Concejal de Cultura
Sin embargo, el acercamiento a este impresionante medio natural ha sido, en la mayoría de los casos, parcial. Por ello, hemos querido que este año el Programa de las Fiestas de San Miguel Arcángel sea una mirada más atenta, más científica, si cabe decir, a la costa de San Miguel de Abona. “Se trata de una mirada que se detiene a contemplar matices de color azul, verde y blanco del mar; que se entretiene siguiendo las curvas juguetonas de la lava, como si quisiera emular las olas, que sigue los senderos de los caminantes, que se recrea en el vuelo de una gaviota, que disfruta viendo pescar a un pescador en su faena, que vigila los pasos ladeados de un cangrejo, o que se deleita con la visión de una puesta de sol mientras escucha la voz grave de una pardela”(1)
La costa, nuestra costa donde se encuentran motivos suficientes para sentirse bien: pasear, tomar el sol, contemplar el horizonte infinito, oler y sentir el frescor de la brisa marina... Estamos seguros que la visión que nos ofrece el litoral sanmiguelero, nos ayudará a entender aún más su singularidad, invitándonos a descubrir, en soledad o en compañía, sus valores naturales, históricos y culturales. Apoyándonos en estos valores, es misión de todos su conservación a la par que su disfrute. Esperamos que con ello la costa se convierta en un referente importante en nuestras vidas, como lo es también el celebrar con alegría nuestra Fiestas de San Miguel Arcángel.
(1) CASTRO, Fernando (1985). Visiones Atlánticas, Ed. Aula de la Cultura de Tenerife, pág. 18
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La Iglesia de San Miguel Arcángel
Luisa De Peuter Fourmy Area de Cultura
Una Aproximación a su Historia
La creación de una nueva parroquia: la independencia de Vilaflor.
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asta el año 1796, los vecinos de San Miguel debían acudir a la iglesia parroquial de San Pedro de Vilaflor, de cuyo beneficio dependían para cumplir con sus obligaciones religiosas. Dicha circunstancia obligaba a que tuvieran que recorrer un camino largo y en malas condiciones cada vez que necesitaban enterrar a un familiar o recibir los sacramentos; ya que en la ermita existente solamente se podía oír misa. Por ello, los vecinos solicitaron al Obispado disponer de una parroquia propia, más cercana a sus necesidades. El obispo Antonio Tavira y Almazán finalmente accede a sus peticiones en 1795, y el 19 de marzo de 1796 el pueblo de San Miguel de Abona logra su objetivo. Tal día, fue leído por el
sacerdote D. Antonio Esteban Peraza y Ayala, en el ofertorio de la primera misa mayor de la nueva parroquia, el siguiente mandato del obispo: “Nos D. Antonio Tavira Almazán, por la gracia de Dios y de la Santa Sede apostólica, Obispo de Canarias y electo de Osma, del Consejo de su Majestad, por cuanto hemos tenido a bien condescender con las instancias y súplicas de los vecinos de San Miguel, en las bandas del sur de esta isla, perteneciente a la iglesia parroquial del lugar de Vilaflor de Chasna, acordando como acordamos, erigir en parroquia la ermita de San Miguel que está en el pago dicho del mismo nombre, teniendo igualmente presente para este establecimiento lo que vimos y observamos al tiempo de nuestra pastoral visita, en enero del año pasado de noventa y cuatro, para el mejor gobierno de esta nueva parroquia y para que el reverendo cura que se haya nombrado y párrocos que le sucedieran cumplan como es debido con su ministerio y con
todas sus obligaciones, hemos tenido a bien establecer y ordenar los mandatos siguientes (...)”
La sede: de la primitiva ermita a la iglesia actual. La ermita a que se hace referencia en el texto anterior fue fundada y construida en el año 1665, a instancias de la familia de Fernando García del Castillo, poseedora de la data de Chiñama, y en ella se estableció la sede de la nueva parroquia. Con motivo de la visita episcopal realizada al beneficio de Vilaflor en 1678, figura en el acta la siguiente descripción de la ermita: “Visitóse la ermita de San Miguel que está distante de este Lugar [ de Vilaflor ] una legua, su fundación es de la vecindad y para sus reparos tiene un tributo de dos ducados que impusieron los vecinos [sobre] los bienes de Juan Rivero por escritura