JOSÉ TOMÁS

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R E V I S TA D E A RT E Y PA S I Ó N

MÉXICO

Mayo - Junio 2015

Número 9

ENTREVISTA CONCHI CONCHI SANTIAGO SANTIAGO DURÁN DURÁN

ENTREVISTA

J OSÉ TOMÁS “ ” E L PRINCIPE DE GALAPAGAR

La

Verdad Del

Toreo

JUAN JOSÉ JOSÉ JUAN PADILLA PADILLA

FOTÓGRAFO INVITADO

JUAN GARCÍA GARCÍA JUAN SANCHÉZ SANCHÉZ


D e Por t a d a

JOSÉ TOMÁS “E L PRINCIPE DE GALAPAGAR ”

Ambiente sin igual, era una tarde distinta, lleno total en La Monumental de Aguascalientes, mano a mano esperado la octava corrida de la Feria de San Marcos.

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J

osé

T

omás

y la

historia de una tarde Texto: Ana Delgado

Fotografías: Alejandro Salas

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H

D e Por t a d a abía una vez un torero, había una vez una afición. Esta es la historia de una tarde esperada, de una tarde especial, de una tarde diferente. Desde dos horas antes los generales de la plaza estaban colmados, cuando faltaba una hora el lleno era total, en el ruedo el mariachi amenizando el previo, la voz del cantautor hidrocálido Napoleón interpretó el paso doble de su autoría.

Seis de la tarde en punto, por la puerta de cuadrillas salieron los integrantes del cartel, Eulalio López Zotoluco y el generador de dicha expectación, José Tomás se colocó a las afueras del patio de cuadrillas envuelto en un capote de paseo con detalles mexicanos y la virgen de Guadalupe en la espalda. José Tomás se enfrentó en primera instancia a un bien presentado astado de Los Encinos que de principio atendió los capotes en el ruedo, los lances a pies juntos fueron las buenas tardes.

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En varas el toro cumplió, la pionería pasó penurias y de muleta José Tomás comenzó por bajo muy torero y luego a media altura aguantando los derrotes, una labor de oficio y entrega, la muleta expuesta de frente para embarcarlo y rematar por alto, los trincherazos de belleza y la huida del burel a tablas, terminó lidiando por la cara, el cambio por delante, más trincherazos de buena marca y las sanjuaneras, el silencio total a la hora de la suerte suprema, Tomás dejó entera en bien sitio para obtener una oreja que al dar la vuelta al ruedo dejó en manos de su cuadrilla.


La siguiente faena José Tomás al sexto de la tarde, que debemos decir recibió algunos pitos de protesta por su poca presencia, mismos que luego hicieron mutis. Los lances a pies juntos y la revolera luminosa, el tumbo y la breve vara.

Al segundo de su lote le hizo una faena de importancia, misma que fue el epitome de su tauromaquia, una de verdad sin cortapisas. Breve la puya y de capote las chicuelinas, la tafallera y las serpentinas contaban el prólogo de la historia. Llegado el capítulo de la muleta, José Tomás en los medios por alto, inmóvil, el desdén y la respuesta de sí por parte del tendido. Por derecha le bajó la mano con suavidad haciendo crujir a la plaza con los fuertes olés, la parsimonia y la embestida continua del burel, los naturales extensos, despaciosos en los terrenos del toro, hubo uno de vuelta entera que hizo cantar a las sirenas, en el tendido la locura y en el ruedo la tranquilidad, prosiguió la narrativa de su toreo, los naturales deletreados y las cercanías parafraseando el mensaje de José Tomás al de Fernando de la Mora, un eres tú o soy yo en una confrontación que llegaba a su culmen, estocada en lo alto, las dos orejas recibidas entre gritos de torero, torero, el arrastre lento para los restos del astado y la vuelta al ruedo acompañado de las notas de su paso doble.

El brindis de José Tomás al subalterno de sus confianzas Miguel Cubero. La faena de muleta también dijo cuéntame algo más, y vaya que así fue, el astado con alegría embestía desde lejos, José Tomás comenzó con doblones toreros y de pie muletazos por bajo y el de pecho, sereno continuó con una tanda por derecha, llegaron luego los naturales lentos quebrando la cintura, remate de pecho y la respuesta fue la algarabía. En las postrimerías el astado salía suelto pero Tomás lo sostenía para terminar los molinetes y algunos muletazos más por bajo y el remate, pinchazo en lo alto y estocada entera para una sonora ovación desde el tercio. Pero si de relatos intensos se habla, los que narró Eulalio López Zotoluco fueron dignos de contar, el primero de ellos iniciado con larga afarolada de rodillas junto a tablas, lances a pies juntos y la media. El puyazo arriba al bien presentado primero de la tarde, Zotoluco comenzó por alto, lo cambio de terrenos, por bajo y ligó una tanda por izquierda con reposo, unas más por derecha con sobriedad y firmeza, realmente bien estuvo. El Zotoluco pero falló con la espada y todo quedó en una salida al tercio.

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La segunda faena fue de entrega, los lances a pies juntos y la media bonita, una chicuelina cambiando el viaje y pasándolo ceñidamente, las chicuelinas andantes para llevar al astado de Fernando de la Mora al caballo donde fue castigado duramente. Zotoluco comenzó el último tercio de rodillas pasándose al burel por alto, la poca fuerza del mismo era evidente y Zotoluco tuvo que cuidarle, tandas por ambos lados suaves y correctas, el astado

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se quedaba corto, el torero se quedó entre los pitones estando con solvencia, extendió la labor y otra vez la espada no estuvo de su lado. Poca historia y poca presencia tuvo el quinto del festejo para Zotoluco, con la capa las chicuelinas y las revoleras y de muleta algunos naturales obligándole, la debilidad del burel impidió seguir pasando las páginas y a otra cosa, mal con la espada y el silencio.

l finalizar el festejo José Tomás abandonó la plaza a hombros de la afición, la contraportada del cuento se cerró y cada quien se llevó en la mente la historia de la tarde en la que un torero, a su casa volvió.

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