Cambiando Imaginarios desde Q’anil Febrero 2014
La evolución tecnológica ha abierto ante nosotrxs, infinitas ventanas hacia innumerables percepciones de la realidad. El enfrentarnos con esa inmensidad de flujos de información es riesgoso, ya que las informaciones viajan hasta lo más profundo de nuestro inconsciente; insertan imágenes, implantan pensamientos, y poco a poco conforman nuestro imaginario social.
En Guatemala, un país tan diverso y a la vez dividido. Entre pleitos ideológicos, monopolios y oligarquías, los medios de comunicación masivos, se convierten en voceros convenientes no sólo de ese 2% de la población que nos ha hecho creer que tiene el poder de este país, sino en aliados también de cadenas internacionales que importan estereotipos, consumo e ideales de cartón, haciendo así de nosotrxs, cerebros condicionados que van por la vida tras ideales que no existen.
Los medios de comunicación masivos, como extensiones del sistema, esparcen su lógica y verdad, formulando una realidad en función de sus intereses. La radiación constante en publicidad, televisión, prensa escrita, vayas, radio, internet, monopoliza aún más nuestros conceptos de la realidad. En cualquier anuncio o noticia que se nos presenta existe el riesgo de considerarlo como lo “verdadero” partiendo de los juicios de valor que ya los medios han esparcido para que midamos la realidad desde esa “forma de vivir la vida”, porque así es. Pero, efectivamente en estos tiempos, bajo los sedantes y las velocidades en que vivimos, parece más bien, que cada vez más nos convertimos en autómatas con escasez de tiempo para pensar y discernir entre lo que se nos presenta como la verdad y lo que la realidadnos dice que es, a cada unx de nosotrxs.
Lo más terrible de todo esto, es que sin darnos cuenta, hemos aprendido a sentir como “creemos” que es la vida, debiera ser o quisiéramos que fuera. Eso también lo han moldeado los medios de comunicación y la publicidad transcultural. Claros ejemplos de ello son: el amor romántico y el erotismo como estereotipos de consumo. Y cuando vivimos en la vida real, nos topamos con que la realidad es otra cosa, esos modelos ya no nos sirven y es entonces cuando nos preguntamos sobre cómo podrían ser los nuevos imaginarios a construir
Como Q’anil nos negamos a pensar, reaccionar, sentir o hacer valoraciones de la realidad desde lo que ya sabemos que dicen tanto la publicidad como los medios de comunicación tradicionales. Creemos que por ello tienen tanto sentido los esfuerzos colectivos que surgen desde la necesidad de acceder a otro tipo de comunicación, no solo desde los “hechos” actuales, sino desde lo que implica la sustentación de un tipo de pensamiento que explique la realidad no solo desde lo que ya es, sino desde las maneras de salir de allí, para encontrar nuevas maneras de abordarlo. Lo que se ha venido llamando comunicación alternativa.
En contraposición, está el ejercicio del discernimiento, de la investigación, del análisis de lo que se nos presenta, del cuestionamiento, del tan sólo ejercicio de sentir, de pensar y dejar el letargo en el que hemos permanecido por tanto tiempo. Es como permitir que poco a poco se vayan abriendo más ojos y ventanas al mundo, es como una aleteada más hacia la libertad de pensamiento y expresión. Es como permitirnos ser constructorxs de las realidades culturales que vivimos desde nuestros contextos-