¿Qué es eso de la diversidad? Sucede que a veces, quizá porque nos encontramos ubicados delante de estos ojos, olvidamos que nuestra percepción está totalmente condicionada por esta humanidad que somos, lo que usualmente implica que nuestras características biológicas y culturales son consideradas como si fueran verdades inamovibles o códigos naturalizados que rigen de una u otra manera nuestras conductas, sin que éstas sean realmente cuestionadas. Desde hace algunossiglos, hemos vivido avasalladas/os por teorías que plantean la “dualidad” como verdad que se manifiesta enextremos opuestos reflejados en nuestros cuerpos, en nuestras identidades, en nuestras condiciones biológicoculturales, en nuestras luchas políticas. Ello ha dado lugar a interpretaciones dicotómicas y/o binarias que parecen tener un orden lógico, en función de la vida y la reproducción. Otra cosa es, la dualidad como integración de dos que se complementan y que se manifiestan en el juego del equilibrio de la vida, para que surja de uno-otro y del otro-uno. Por ejemplo, si no hubiera día no se notaría la noche, si no existieran las nubes, no habría lluvia, y sin la lluvia los ríos, los lagos y los mares no se formarían; de la tierra surgen las plantas y sin las plantas no se produciría el oxígeno, y así sucesivamente Ahora, no intentaremos indagaracerca de la dualidad y sus vertientes, pero síquisiéramos reflexionar acerca de la regulación de nuestros cuerpos como seres diversos, desde los deseos, las identidades, las relaciones que establecemos. Muchas de estas formas de convivir desde “lo opuesto” y no desde el equilibrio, han determinado que nos ubiquemos potencialmente en condiciones de mayor sufrimiento y no de bienestar.
Todo resulta incoherente cuando nos plantean una secuencia “natural” a seguir, cual supuesto rumbo inquebrantable a tomar en esta experiencia de nuestra sexualidad (sexo, identidades, opción sexual, erotismo-placer, y en la recta final, reproducción). El pretender que todas estas estén alineadas en todos y cada uno de los miles de millones de cuerpos, sin matices, resulta algo absurdo e inhumano. El dimorfismo sexual1, el heterocentrismo2 y la procreación3 como ejes básicos de la vida humana regulada, aparte de ser factores determinantes de nuestra interacción con nosotrxs mismxs, nuestros cuerpos y decisiones, también son factores importantes que han desatado –y desatan- formas violentas de irrumpir en las vidas y en las maneras de vivir que se salen de ese estrecho juego de dos; binario en biología, heteronormativo en orientación sexual y de sumisión o dominación en relación con lxs demás que no asumen tales mandatos. El asunto es que todo aquello que ha sido autoregulado como lo “normal” es en realidad lo que ha sido determinado como la norma y todo lo demás es “lo diverso”. En la realidad normativa entonces, lo diverso es aquello que ha sido excluido de lo moralmente aceptable y se nombra desde la extrañeza como “diversidad”.