Carta de Olentzero en Cementos Este 24 de diciembre de 2012 me he acercado hasta Cementos, muy a mi pesar, con una gran cantidad de carbón, para repartir entre muchas personas o personajes, que se lo han ganado a pulso. Hace ya varios años que esta fábrica no se porta bien con los/as olaztiarras. Las mentiras y los engaños sin escrúpulos han sido habituales, la falta de respeto hacia sus decisiones y sus normativas, la intromisión en la vida municipal, las amenazas y chantajes a los trabajadores aprovechando la actual situación económica y laboral, las llamadas a la beligerancia y a romper la convivencia vecinal, en fin, el incumplimiento de la palabra dada de respetar su voluntad y un largo etcétera que ahora no voy a nombrar han sido el pan nuestro de cada día. Y justo hablando de eso, de pan, estoy muy preocupado con lo que me pueda pasar en el futuro si las intenciones de esta pandilla siguen adelante. Como sabéis, yo vivo la mayor parte del año en Urbasa (aunque de vez en cuando hago una escapada) haciendo carbón y mi dieta básicamente se compone de pan (de Ameskoa), queso y cordero (de Urbasa), vino (de Deierri) alubias (de Sakana) y patatas (de la Lautada). Por el bien de todos y todas y sobre todo de todos los niños y niñas, no quisiera añadir a esta dieta dioxinas, furanos, metales pesados y otros delicatessen. Quiero seguir comiendo sano y seguir trayendo ilusión y regalos a niños y niñas sanas. Pero vayamos al negocio, que yo soy carbonero y aquí hay donde repartir. Vayamos por partes: -Un primer saco para la dirección de la empresa, por ser zafios, mentirosos, maleducados irrespetuosos y mafiosos. Si, si, también mafiosos. Le agradecería al Sr. García, y al Sr Isturiz que trasladase parte del lote a las oficinas de Pamplona y a las Koplowitz, allá donde se encuentren. -Un segundo saco para la brillante sección sindical que ha pactado el ERE con la empresa, es decir el señor Lekunberri y sus mariachis de UGT y CCOO. Pero que se anden con cuidado, que la empresa ya ha dado muestras de que no está para reconocer nada y en cualquier momento les puede tocar a ellos. -Un tercer saco para los que alimentaron las mentiras de la fábrica, la idea del cierre como excusa para incinerar, para despedir trabajadores y recolocarlos en condiciones humillantes. Para todos los que quisieron creer todo lo que la empresa les contaba y no dudaron en defender la incineración de residuos como la solución para mantener el empleo, la viabilidad de la empresa, la competitividad de la misma y no sé cuantas cosas más que el tiempo se ha encargado de dejar en su sitio.