Sego05

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DIAGNÓSTICO CLÍNICO DEL EMBARAZO. DIAGNÓSTICO BIOLÓGICO, INMUNOLÓGICO Y ECOGRÁFICO. OTROS PROBLEMAS DIAGNÓSTICOS DURANTE LA GESTACIÓN

Alteraciones en el tamaño, forma y consistencia del útero Es de gran utilidad el tacto vaginal combinado para determinar las características del útero gestante. El útero normal no gestante es consistencia firme y contorno liso, siendo su tamaño de aproximadamente 3 × 4 × 7 cm. El tamaño, durante las primeras semanas, se incrementa a expensas principalmente del diámetro anteroposterior, volviéndose a continuación globuloso o esférico (signo de Dickinson). En las primeras 6 semanas de gestación, el tamaño no varía. A partir de ese momento el tamaño aumenta de forma progresiva, superando los límites de la pelvis a las 12 semanas. A las 16, se encuentra entre la sínfisis del pubis y el ombligo, llegando a éste alrededor de las 20 semanas. Este crecimiento uterino condiciona que al tacto vaginal el explorador choque con el cuerpo uterino a nivel de los fondos de saco vaginales laterales (signo de NobleBudin, Figura 1). La implantación del huevo en las caras laterales del cuerpo uterino confiere al útero una asimetría y un reblandecimiento que constituye el signo de Piscaceck (Figura 2). El reblandecimiento del útero no afecta sólo al cuerpo, sino que es especialmente acentuado en el istmo. Al realizar el tacto combinado vaginal y abdominal, da la impresión de que no existen partes blandas entre la mano vaginal y la abdominal (signo de Hegar, Figura 3). El segundo signo de Hegar consiste en la plegabilidad de la pared anterior del cuerpo. El signo de McDonald (flexión fácil del cuerpo uterino sobre el cérvix) y el signo de Gauss (desplazamiento del cérvix sin que se desplace el cuerpo) son también debidos al cambio de consistencia uterina. Este reblandecimiento del útero puede cambiar rápidamente al originarse contracciones intermitentes que confieren un tono pasajero al útero. En contraste con el reblandecimiento generalizado del útero, se puede observar un empastamiento y aumento de la consistencia de los ligamentos uterosacros y sacroilíacos (signo de Selheim).

Figura 2. Signo de Piskacek.

Figura 3. Signo de Hegar.

Ninguno de estos signos es definitivo de embarazo ya que pueden aparecer en úteros no grávidos, especialmente durante la menstruación. Cambios en cérvix y segmento inferior El cuello uterino suele reblandecerse en torno a las 6-8 semanas de gestación, y al avanzar el embarazo, el canal cervical puede abrirse admitiendo la punta del dedo. Signo arterial de Osiander Las pulsaciones de las ramas ascendentes y descendentes de la arteria uterina se perciben durante el tacto vaginal en el primer y segundo mes, y en el útero no grávido poco antes de la menstruación. Contracciones de Braxton-Hicks

Figura 1. Signo de Noble-Budin.

Son contracciones indoloras, palpables y a intervalos irregulares que aparecen precozmente durante la gestación, aunque también pueden encontrarse contracciones similares en el útero de mujeres con hematometra, miomas submucosos, etc. La amplitud y el número de contracciones pueden aumentar si se realiza un masaje uterino. Su existencia es de utilidad para excluir la existencia de un embarazo ectópico abdominal.

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Sego05 by ROSIDEL VALENZUELA - Issuu