Hombres cuidadores de vida: Modelo de sensibilización y formación en masculinidades género-sensibles

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nuestra ciudad son constantes, cotidianos, se normalizan y pasan desapercibidos porque existe un orden socio-cultural que las legitima, y por tanto, pasan en muchos casos como actos irrefutables. Este orden social ha sido llamado patriarcado, y algo que transita en ese orden es una suerte de lógica dicotómica que ha conquistado muchas mentes y que hace pensar que una cosa está irrenunciablemente destinada a ser lo opuesto de otra cosa. Así como la noche sería lo opuesto del día, los hombres serían lo opuesto de las mujeres. Muchos hombres han aprendido dicha dicotomía, que en gran medida, facilita la justificación de los actos violentos; valga la pena citar esta frase: “quien no está conmigo está en mi contra”.

feministas; les dicen brujas, locas, resentidas, anacrónicas, etc. (Desde el oído feminista, los adjetivos que denotan subversión son elogios). Creo que se debe continuar el trabajo reflexivo con las mujeres; con los hombres, es urgente, en algunos casos, continuar y empezar en otros. Y para justificar dicha urgencia, me gustaría citar una anécdota: “En pleno taller las mujeres estaban contentas porque sentían que se estaban quitando un velo que llevaban por mucho tiempo. Una mujer alzó la mano dijo: “Por favor; ¿por qué no le dicen a mi marido todo lo que me están diciendo a mí?”. Y… ¿qué implica una educación de las masculinidades? Hay muchas tareas pendientes al respecto, pero esta vez mencionaré dos: la educación en masculinidades desde la niñez y la educación para una crítica del sistema patriarcal.

2. Frente a lo expuesto, diré una verdad de perogrullo: siento que una de las maneras más significativas de hacerle frente a las violencias contra las mujeres, a este fenómeno que han nombrado como un problema de salud pública, es la educación, y concretamente la educación de los hombres en materia de género (o lo que puedo llamar como educación de las masculinidades). Esta educación de las masculinidades es una necesidad urgente. Ustedes saben que las mujeres vienen hace rato hablando, organizándose, pensándose, logrando muchas cosas. La historia con los hombres ha sido “algo” complicada, distinta. Es cierto que ha habido avances al respecto; en esta ciudad han estado los llamados gestores de masculinidades en procesos de sensibilización con distintos grupos humanos, trabajando temas como derechos sexuales y reproductivos y lo que se ha denominado como perspectiva de las masculinidades no hegemónicas. Avances importantes con distintas variantes las hay en todo el mundo. Sin embargo, hay mucho por hacer aún. Por ejemplo: ¿Por qué después de tanto tiempo de lucha, difusión e investigación muchas personas no saben aún qué significa el término “feminista”? Muchos hombres actúan con miedo, recelo o rabia frente a mujeres autodenominadas como

a. Empecemos por la educación para una crítica del sistema patriarcal. Creo que todo proceso de formación y sensibilización en el campo social debe incluir siempre, al menos un momento, para hablar sobre género. Y así como se deben abrir espacios para criticar las inequidades de género, también se debe hacer lo mismo para criticar las lógicas inequitativas que persisten en lo económico o en lo político de las sociedades. Me explico, existen muchos espacios laborales y de participación política donde aún operan formas de relacionarse basadas en jerarquías opresoras o discriminatorias contra las mujeres (y también contra los hombres). Por tanto, es importante promover la crítica social para que existan más mujeres en política, pero fomentando también la revisión crítica de las condiciones en que se dinamizan las relaciones en el campo político. Lo mismo en el ámbito económico, laboral u otros. Por ejemplo, es vital que las instituciones educativas de primaria, secundaria y universitarias, enseñen y difundan las aportaciones académicas y artísticas de las mujeres a lo largo de la historia, pero revisando críticamente las relaciones desiguales entre conocimiento académico y conocimiento popular (entre arte y artesanía o artista y artesana). Es decir,


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