Revista TRAZOS – Febrero 2008
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ANTROXU 2008 – TRAZOS EN GIJÓN
El espíritu del carnaval
Desde hace varios años, los organizadores del desfile de Antroxu, por los motivos que estimen oportunos, vienen decidiendo que los temas reivindicativos o de critica a la gestión política realizada en la ciudad, no son motivo de valoración a la hora de asignar los premios y se decantan por un Carnaval blanco y aséptico. Algo más parecido a un baile de disfraces que a una fiesta que en sus orígenes se basa en la transgresión, en el travestismo tanto físico como político, en aprovechar el anonimato de la máscara para hacer o decir lo que en otro momento del año estaría mal visto. Al ver los premios concedidos en los últimos años, da la impresión de que la estrategia de no premiar la critica social y política está consiguiendo que el Antroxu se convierta en la representación de sketchs o coreografías o decorados televisivos sin ningún contenido crítico. Sería recomendable que las bases del concurso incluyesen los criterios de calificación de las carrozas, así como la advertencia de los temas que no se deben tocar ese año. Lo preocupante del tema, no es solo el recorte a la libertad de expresión que significa el planteamiento de no valorar el aspecto crítico, ya que en realidad se financian unos planteamientos en detrimento de otras opciones, si no que lo más alarmante es la utilización de las fiestas populares por parte de las administraciones para sus intereses particulares que nada tiene que ver con el bien común. Llama la atención, que en una ciudad como Gijón, con traición combativa, donde hubo conflictos sociales y laborales enquistados durante años, se olvide tan rápidamente el valor de la ironía y de la sátira en unas fiestas como las de Carnaval.
Las consecuencias de aplicar este tipo de políticas a los fiestas populares tienen dos vertientes, una de imagen y otra económica. En temas de imagen hemos llegado a un carnaval sin contenido critico donde se premian carrozas de indios y vaqueros , payasos, etc. valorando únicamente la estética. Solo a las charangas se les valora la critica, aunque lo que se premia suele ser bastante descafeinado.
En la vertiente económica. Si analizamos detenidamente la financiación del Antroxu de Gijón, nos daremos cuenta de que con muy poco dinero, el ayuntamiento tiene un carnaval en el que el mayor esfuerzo lo hacen los participantes, que aunque ganen el primer premio, raramente cubren con el todos los gastos. Y ahí va un ejemplo: El primer premio del concurso de charangas es de 1.500 euros. Para participar en el concurso, las charangas tienen la obligación de actuar en cinco actos programados por los organizadores: ensayo para la gala del Jovellanos, gala del Jovellanos, actuación en Begoña, desfile de Antroxu y el Entierru la Sardina. Resumiendo, si ganan el primer premio, y lo dividen entre las
cinco actuaciones realizadas saldría un total de 300 euros por actuación. Hay que tener en cuenta que cada charanga está compuesta por unas 40 personas. Esto mismo es extensivo para todas las categorías de carrozas. Por cierto, merece la pena recordar que si se contrata a un grupo para realizar un pasacalles el presupuesto pasaría de 6.000 euros por actuación. Ya que el organizador es el Ayuntamiento de Gijón y los premios salen de las arcas municipales, sería mucho más justo que se replanteara la financiación de los concursos de Antroxu basando el tema económico en la concesión de primas por participación en el desfile y que los premios sean trofeos o que permitan la participación de patrocinadores. Tal vez así, se eliminen las tentaciones de realizar pagos o subvenciones encubiertas con los premios Hay otras formas de gestionar el Carnaval, y para darse cuenta de ello, basta con mirar a otras ciudades y aprender de sus experiencias, tanto positivas como negativas. Y para ello aunque, sea carnaval, es necesario despojarse del disfraz político que marca la vida de algunos gestores públicos a al hora de hacer valoraciones.