Periodico cambio climatico

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Nº4. Octubre 2015

EL PERIÓDICO AMBIENTALISTA

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BOGOTÁ SE CALIENTA

Una chica come patilla en el Parque de la Independencia. | Foto: Gabriela Córdoba

EL CAMBIO CLIMÁTICO AUMENTA LA TEMPERATURA EN LA CAPITAL ———————————————————— #BogotáMásVerde ————————————————————

El desequilibrio ambiental causado por el fenómeno conocido como cambio climático ha empezado a mostrar sus efectos en la ciudad. Así como

se presentan intensas soleadas, alcanzando temperaturas inesperadas, también las lluvias y las granizadas ocurren con mayor fuerza. Durante la última semana de septiembre se registró la mayor temperatura en la his-

toria de Colombia, alcanzando los 43 grados en Natagaima (Tolima), superando los límites que se consideran tolerables para la especie humana. Esta situación contrasta con las heladas en las madrugadas, que en la capital bajan hasta

temperaturas de cero grados centígrados. Los expertos afirman que las afectaciones en términos de salud pública podrían ser cada vez más complejas. Las enfermedades respiratorias causadas por los cambios

abruptos de temperatura ya representan un porcentaje importante en la morbilidad infantil. De continuar en aumento, el costo para el sistema de salud podría llegar a ser insostenible.

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#BogotáMásVerde

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Combatir la “Isla de Calor” ———————————————————— Por Carlos Fabián Morantes Biólogo, profesor de la Universidad Nacional ———————————————————— Hace tiempo se habla de Bogotá como una suerte de monstruo que se precipita irremediablemente hacia la catástrofe ambiental y que promete arrastrar con ella al resto de la región. Nada más lejos de la realidad. Es cierto que la ciudad constituye una gran fuente de polución y contaminantes que amenazan la estabilidad y viabilidad ecológica que sustentan el estilo de vida de nuestra sociedad. No obstante, la ciudad debe ser concebida como un espacio con gran potencial en términos de sostenibilidad, que se ha desperdiciado por efecto de un modelo de desarrollo miope incapaz de reconocer cadenas de valor fuera de los estándares de producción comunes.

La ciudad como un desierto En 2015 Bogotá cuenta con un área superficial de 300 km2 incluyendo los techos de las viviendas, edificaciones comerciales y parques. Esta extensión incrustada en el altiplano es

principalmente dominada por placas de concreto impermeabilizadas que se alzan reflejando hacia el cielo la energía del sol, calentando el aire. De esta forma se incrementa la temperatura de la ciudad y se produce el efecto llamado “isla de calor” donde, durante el día la ciudad se calienta más y a mayor velocidad que las áreas rurales circundantes, mientras que en la noche se produce el efecto contrario. La gran variación en temperatura afecta la salud de los bogotanos, la integridad estructural de las edificaciones y nuestra calidad de vida. Considerando el limitado espacio para el crecimiento en Bogotá, estas superficies inertes que carecen de función arquitectónica o ambiental constituyen un baluarte inexplotado de nuestra ciudad.

Reverdecer la ciudad, acabando con el desierto de concreto Desde hace algunas décadas, se ha retomado la idea del aprovechamiento del espacio por medio de terrazas y muros verdes; un concepto tan anti-

Bogotá desde Chapinero Alto | Foto: Guillermo Camacho

guo como los jardines colgantes de Babilonia. Estos espacios restablecen servicios ambientales fundamentales para el desarrollo sostenible de cualquier sociedad humana. Las plantas, cuyo principal componente es agua, en las terrazas y zonas expuestas a la radiación solar directa, permiten la captura de calor que se disipa lentamente reduciendo el efecto “isla de calor”. Simultáneamente, capturan CO2 y otros agentes de polución al mismo tiempo que liberan oxígeno al ambiente mejorando así la calidad del aire que respiramos.

Las terrazas y muros verdes tienen el potencial de extenderse más allá de Bogotá beneficiando a la comunidad rural y al resto de la sociedad. Esto es debido a la posibilidad de usar las edificaciones como unidades que construyen corredores de conectividad por donde polinizadores y especies de plantas nativas pueden comunicarse a través de la ciudad, restableciendo el flujo de genes que promueven la diversidad ecológica. Por lo anterior es necesario involucrar dentro del modelo de terrazas verdes el uso de especies nativas que favorezcan

la protección de nuestros ecosistemas.

Un nuevo mercado Las terrazas verdes son el germen de un mercado enfocado en el biocomercio responsable y sostenible. Un mayor esfuerzo en educación, investigación, producción y manutención de plantas ornamentales, perfilarán a Bogotá como modelo de desarrollo pionero en el mundo, rescatando el valor material e inmaterial de los servicios ambientales.

El concejal Roberto Sáenz ha liderado la recuperación de espacios verdes sembrando jardines y huertas urbanas. En 2015, se han intervenido más de 45 lugares en doce localidades de la ciudad. El proyecto #BogotáMásVerde pretende fortalecer la conectividad ecológica de la ciudad, a través de la consolidación de una red de polinizadores que deben extenderse por toda la ciudad para facilitar el flujo de la biodiversidad desde la ruralidad atravesando el casco urbano hasta el río Bogotá. A la fecha se han sembrado cerca de 15 mil plantas de especies nativas aptas para propiciar la comunicación entre las especies de flora y fauna que existen en la Sabana de Bogotá y la alta montaña. Para ser parte de esta iniciativa basta ponerse en contacto con el equipo de #BogotáMásVerde.

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Cerros Orientales. | Foto: Juan Carlos Pachón

Armadura verde para enfrentar el cambio climático —————————————————————————— → Viene de Portada ————————————————————————————

En las localidades donde las áreas verdes son abunNo es posible detener el dantes se presentan menos fenómeno climático global pacientes por enfermedades desde Bogotá, pero contrario respiratorias. Es especiala lo que algunos afirman, es mente alarmante el déficit de mucho lo que se puede hacer arbolado en localidades como para regular el microclima Ciudad Bolívar, San Cristóbal, de la ciudad. En ese sentido, Rafael Uribe Uribe y Engativá. trabajar para que la ciudad se La ciudad de Bogotá está adapte adecuadamente a las incrustada en medio de un nuevas condiciones climátianillo ecológico compuesto cas del planeta debe ser un por el páramo de Sumapaz, los eje transversal de las políticas Cerros Orientales, la reserva forestal del norte, el río Bogotá y las cuencas de los ríos Tunjuelo, Fucha, 7.878.783 CRECIMIENTO POBLACIONAL Salitre y Torca. Muy pocas ciudades en Y EXPANSIÓN URBANA EN BOGOTÁ 7.363.782 el mundo tienen un patrimonio 42.102 natural tan completo. Este anillo natural contiene la 3.982.941 fuerza excesiva de las lluvias, absorbien38.430 do buena parte de las 1.697.311 nubes cargadas y disminuyendo el volumen de agua que 24.046 se precipita sobre la ciudad. Este efecto de amortiguación natural reduce los riesgos de inundaciones y deslizamientos. Adicionalmente, el anillo 7.915 ecológico que rodea a la capital es una barrera que apacigua la fuerza de los vientos 1964 70 75 80 1985 90 95 2000 05 2010 2015 que también aparecen con los mencionados eventos climátiPoblación (Nº de habitantes) Superficie ocupada en hectáreas cos extremos. públicas del Distrito para los años venideros. Actualmente en la capital por cada habitante existen 3,9 metros cuadrados de área verde. El mínimo vital que establece la Organización Mundial de la Salud es de 10 metros cuadrados por habitante, mientras que el ideal establecido es de 15 metros cuadrados. Estas áreas verdes con abundante vegetación son fundamentales en la adapta-

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ción al cambio climático porque tienen un efecto de esponja al absorber el calor excesivo, disminuyendo el impacto negativo sobre la salud humana. Las repentinas soleadas y aguaceros en un mismo día son la evidencia de los, cada vez más frecuentes, cambios abruptos de temperatura. Las áreas verdes urbanas, debidamente arborizadas, son el más efectivo amortiguador del clima agresivo.

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El próximo gobierno tiene la tarea de revisar el Plan de Ordenamiento Territorial. Es fundamental tomar decisiones que fortalezcan la capaci-

“La capital cuenta con menos de la mitad del área verde por habitante que la OMS considera mínima para la vida.” dad ecológica del privilegiado enclave ecosistémico que acoge a la ciudad. La opción es reverdecer la ciudad, consolidar las coberturas vegetales, facilitar la conectividad entre los ecosistemas estratégicos, e implementar una política sólida de arbolado urbano que integre una verdadera armadura verde, un complejo sistema de protección contra los efectos más nocivos del cambio climático. Eso es una #BogotáMásVerde.

Roberto Sáenz


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El Cambio climático, la gran prueba del siglo XXI — Por Jorge Riechmann —

———————————————————— Jorge Riechmann Profesor titular en la Universidad Autónoma de Madrid. Miembro de Ecologistas en Acción y del movimiento político Podemos. ———————————————————— La viabilidad de la existencia humana sobre La Tierra está amenazada. Agosto de 2015 fue el mes más cálido en el planeta Tierra desde que hay registros (1880). En menos de ocho meses la humanidad agotó los recursos naturales que estaban presupuestados para todo el 2015. Estas dos dinámicas, calentamiento climático y escasez creciente de energía y materiales, están determinando ya, y van a hacerlo de forma mucho más intensa, el destino de los seres humanos en el siglo XXI. Estamos en una situación de emergencia planetaria, y los tiempos que vienen son muy duros. Acá, en Colombia, se padece la peor sequía de las últimas décadas y el cambio climático están produciendo una combinación de enfermedades que inquietan a los científicos, afectando a los humanos y a la vegetación, como la que está destruyendo los frailejones en el páramo. En diciembre de 2015, en París tendrá lugar una reunión de trascendental importancia para hacer los compromisos

los dos grados centígrados de incremento sobre las temperaturas que son el límite para la supervivencia humana. Si el planeta llega al punto de consumir más de una quinta parte del combustible fósil que está bajo tierra irá directo al abismo. Las cuatro quintas partes de este debe quedar bajo tierra.

“El mundo no atendió a tiempo el llamado y ahora los cambios que se necesitan son muy profundos.”

que disminuyan las emisiones de gases efecto invernadero en todo el planeta, sin embargo, el panorama es desalentador. Los países que más emisiones producen son los que menos voluntad tienen de asumir un compromiso vinculante. La soberanía de los Estados que manifiestan su intención de avanzar en la reducción de emisiones es bastante limitada. Lo

que tendremos serán, entonces, acuerdos voluntarios firmados por autoridades políticas con escaso poder real, mientras que la maquinaria económica sigue entregada sin trabas a su automatismo: la acumulación de capital. El mundo no atendió a tiempo el llamado y ahora los cambios que se necesitan son muy profundos. Los países

“desarrollados” tienen que comenzar a reducir ya sus emisiones, al ritmo casi inconcebible del 10% anual, y completar la descarbonización de sus economías en 30 o 40 años, y los grandes países “emergentes” han de seguir por esa senda muy poco después. Tanto en el Norte como en el Sur, hay que salir del extractivismo en tiempo récord, para no superar

No hay posibilidad de hacer frente a la gran crisis climática sin acudir a un sentido del límite del que la cultura hoy dominante carece por completo y la discusión sobre cómo enfrentar el desafío climático debe estar en el centro del debate público. Es indispensable que continúen en el escenario político fuerzas que claman por una Bogotá más verde, enfrentando las nefastas consecuencias del urbanismo depredador. Fuerzas que fundamentadas en principios de la ecología política plantean alternativas concretas para adaptar la ciudad al cambio climático. Por estas razones, invito a los bogotanos a apoyar la propuesta que lidera actualmente el concejal Roberto Sáenz.

El saldo en rojo de la minería en Bogotá ———————————————————— Redacción ———————————————————— La extracción minera en Bogotá está concentrada principalmente en las localidades de Ciudad Bolívar, Usme y Tunjuelito, donde históricamente se ha hecho extracción de agregados pétreos que se utilizan principalmente para la construcción. En los Cerros Orientales han existido canteras para

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extracción de arena, piedra y recebo, que funcionaron por más de 40 años hasta que fueron cerradas por el Distrito. Además de graves afectaciones ambientales, la desestabilización del suelo que causa esta actividad genera un riesgo de remoción en masa, lo que ha obligado al Distrito a reubicar a cerca de 3.000 personas, en los últimos diez años.

“El Distrito no tiene herramientas efectivas para exigir obras de mitigación ni de restauración ecológica.”

Roberto Sáenz

El caso más aterrador tiene lugar en el río Tunjuelo, donde se han extraído, desde 1945, enormes cantidades de piedra, recebo, gravilla, arena de peña, arcillas y gredas para ladrillos, e incluso materiales para la fabricación de tuberías de gres. El cauce del río fue modificado artificialmente en tres ocasiones para extraer el material que yacía bajo su le-

cho, destruyendo totalmente la vegetación y las especies de aves, peces y anfibios. La destrucción del ecosistema ha generado inestabilidad en los terrenos aledaños causando graves y periódicas inundaciones en los barrios San Benito, Abraham Lincoln y Meissen, generando situaciones críticas de salud pública. Según la Agencia Nacional

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de Minería, en Bogotá existen 2.781 hectáreas destinadas a la extracción minera. Por este concepto el Distrito ha recaudado cerca de 1.200 millones de pesos en los últimos diez años, pero tuvo que invertir más de 300.000 millones de pesos en obras de mitigación de riesgo por deslizamientos causados por la actividad minera. Solamente en Ciudad Bolívar, el Distrito invirtió 7.742.654.530 entre los años 1996 y 2005 para estabilizar barrios enteros que estaban próximos a colapsar. Dadas las condiciones pactadas en los títulos mineros más antiguos, el Distrito no tiene herramientas efectivas para exigir obras de mitigación

ni de restauración ecológica y a la fecha no se ha desarrollado acción de reparación alguna. El futuro de la minería depende de la nueva revisión del Plan de Ordenamiento Territorial que puede determinar la exclusión de la minería en todo el territorio distrital, incluidas las áreas rurales. La autoridad ambiental del Distrito tiene la posibilidad de aplicar los instrumentos legales existentes que restringen la minería a cielo abierto en las ciudades. De otra parte, organizaciones ambientales vienen avanzando en acciones legales que buscan exigir a las compañías mineras la reparación del daño ambiental en los terrenos explotados.

Minería en la cuenca media del río Tunjuelo | Foto: Google Earth

Humedales en peligro de extinción ———————————————————— Redacción ———————————————————— El patrimonio natural de Bogotá está compuesto por vastos ecosistemas que constituyen un verdadero privilegio para sus habitantes. La red de humedales es la principal fuente de biodiversidad en fauna y flora del Distrito. La dinámica de expansión urbana que la ciudad adoptó desde mediados del Siglo XX ha implicado la pérdida de más de 50.000 hectáreas de humedal, llevándose a su paso especies de aves que nunca volverán a verse. En la actualidad la red de humedales no supera las 674 hectáreas. La desecación deliberada de estos cuerpos de agua ha sido una práctica intensiva que no se detiene. El interés descontrolado por habilitar terrenos para la construcción se ha traducido en diferentes métodos de destrucción bajo la mirada cómplice de las autoridades. Los humedales son ecosistemas que fungen como reguladores hídricos naturales. En las temporadas de lluvia actúan como esponjas que retienen el

agua y la irrigan gradualmente hacia el río Bogotá. Son unos de los principales captadores del CO2 que se produce en la ciudad filtrando el aire contaminado. Esto lo consiguen incorporando el CO2 en sus estructuras vegetales comportándose como grandes sumideros de la contaminación atmosférica. Los humedales están conectados con las corrientes de agua subterránea cumpliendo funciones de recarga y descarga fundamentales para la prevención de inundaciones como las ocurridas en 2011.

Las aves de humedal, las más amenazadas Buena parte del patrimonio natural de Bogotá está representado en cerca de 200 especies de aves que habitan los humedales. Las afectaciones a las aves causadas por la urbanización en terrenos aledaños a los hu-

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Humedal Santa María del Lago. | Foto: Gabriela Córdoba

medales son numerosas y van más allá de la destrucción física de algunas áreas del ecosistema. Un solo proyecto urbanístico puede afectarlo todo en su conjunto porque rompe el delicado equilibrio ecológico necesario para que cumplan su función como hábitat natural de especies de aves y mamíferos. La iluminación propia de un conjunto de edificios, sumada a los ruidos que emite la actividad humana logran causar distorsiones graves en los procesos de reproducción de las aves que los habitan. El macho corteja a la hembra con canto y si no se oyen no se reproducen. Las aves migratorias se afectan porque muchas de estas viajan

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“Los humedales son los principales captadores del CO2 que se produce en la ciudad, filtrando el aire contaminado.” en la noche y el resplandor que genera la luz artificial las lleva a perderse dentro de la ciudad

ocasionando su muerte por colisiones contra edificios, entre otras causas. Si desaparecieran las aves se afectaría el proceso natural de polinización y los insectos de los que se alimentan proliferarían, alterando las condiciones bióticas en las que interactúan todas las especies presentes. Frente al desequilibrio, la producción de oxígeno se vería afectada generando condiciones propicias para especies invasoras que pueden destruir toda la vegetación. El resultado catastrófico sería un cuerpo de agua donde la proliferación de moscas y ratas generaría un caldo de cultivo para toda clase de enfermedades.

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#BogotáMásVerde

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9 propuestas de Roberto Sáenz para una #BogotáMásVerde Bogotá todos los días sufre los efectos del cambio climático y el calentamiento global. El consumo desmedido y la depredación ambiental son elementos que profundizan la disminución de la calidad de vida. La planificación y la sostenibilidad urbana son la alternativa. Es inaplazable transformar este comportamiento depredador.

-1Buen Vivir, territorio y sostenibilidad ambiental Tomar sólo lo necesario y retribuir son las premisas del Buen Vivir. Lograr la sostenibilidad de todas las formas de vida demanda con urgencia un rediseño del ordenamiento territorial en clave de ecología urbana. Las interacciones entre lo social, lo biofísico y lo construido garantizarán el acceso al agua, al aire y a espacios verdes de calidad. Esto significa, paz en los campos, paz en las calles, paz con la naturaleza.

-2Movilidad limpia e intermodal El propósito es continuar promoviendo la accesibilidad y la movilidad digna y eficiente. Para ello, se debe avanzar en esquemas de transporte más eficaces. Vehículos, combustibles y operaciones basados en energía limpia, incluyendo la bicicleta y otros no motorizados. Así, la ciudad alcanzará una movilidad sostenible.

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-3Protección especial para todos los animales

la población joven. Se debe avanzar en estrategias desde el sistema educativo en donde estudiantes, familias y maestros puedan plantear alternativas de comprensión y acciones de prevención efectivas para minimizar los impactos. Generar un cambio de perspectiva frente al auto-cuidado y al cuidado de otros, es fundamental para consolidar la política pública de prevención y atención del consumo de SPA.

Se han logrado avances significativos como la Política Pública de Protección Animal, un Plan Distrital de Desarrollo para la fauna, y la contribución para que la Consulta Popular Antitaurina se viabilizara en el Concejo de Bogotá. Quedan varios retos por alcanzar para que los animales puedan gozar de una protección especial como seres sintientes, que evite los abusos de los cuales aún son víctimas.

-4Gestión integral de residuos

-8Software libre y nuevas tecnologías

El concejal Roberto Sáenz en la huerta de la Hacienda Los Molinos. | Foto: Gabriela Córdoba

Transformar la relación de los ciudadanos con los residuos sólidos urbanos (mal llamados basura) enfocando esfuerzos en la promoción de la cultura del reciclaje, la reutilización y la gestión sostenible. No se trata solo de un asunto de política pública o marcos normativos, sino de un gran reto de transformación cultural.

-5Arte y cultura viva comunitaria La política cultural de Bogotá debe actualizarse en 2016. El movimiento cultural de la ciudad viene construyendo propuestas hacia una nueva política de Cultura Viva que reconozca y ofrezca

garantías, con la infraestructura adecuada para los procesos de gestión cultural y creación artística en las localidades. Además, debe mantener y desarrollar el apoyo a los procesos culturales ya consolidados, como patrimonio de la ciudad, y al mismo tiempo, abrir espacios para nuevas manifestaciones culturales y artísticas.

del Distrito, cimentada en pilares como accesibilidad, aceptabilidad y adaptabilidad, permitirá a cada persona desarrollar sus posibilidades creativas y de convivencia pacífica con su entorno. Este modelo necesita del mejoramiento de la calidad de vida del maestro y de las condiciones para el desempeño de su labor docente.

-6Educación pública y de calidad

-7Reducción del riesgo y el daño frente al consumo de SPA

La educación pública es la base del cambio cultural necesario para la sostenibilidad y el Buen Vivir en Bogotá. Consolidar la educación como un Derecho en cabeza

Roberto Sáenz

El consumo de sustancias psicoactivas (SPA) va en aumento, sobre todo en

La implementación del software libre democratizaría el acceso al conocimiento y a la innovación. Los enormes recursos invertidos por el Distrito en licencias de software podrían reducirse y reorientarse en proyectos que hagan posible cerrar la brecha digital de la ciudad, logrando que más personas puedan acceder y hacer uso de la tecnología.

-9Participación y diversidad El reconocimiento y las reivindicaciones sociales de los diversos territorios, son puntos clave en la disposición hacia la participación y la reinvención de lo público. De esta manera, se garantiza el respeto y reconocimiento a las múltiples expresiones ciudadanas que existen en Bogotá.

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9 consejos para que reduzca su huella ambiental —1—

No arroje las colillas de cigarrillo al suelo Contienen más de 45 tóxicos que duran alrededor de 25 años en descomponerse. La nicotina y el alquitrán de un solo cigarrillo contaminan hasta 50 litros de agua. Los filtros son de acetato de celulosa, material no biodegradable. La mayoría terminan en el río Bogotá.

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Use bolsas de tela y no desechables El 30% de estos artículos se utilizan una sola vez. En Bogotá llegan al relleno sanitario 750 toneladas de plástico diariamente y se usan al año 400 millones de bolsas plásticas que tienen una vida útil aproximada de 30 minutos, mientras tardan hasta 500 años en degradarse.

Según la Encuesta Nacional Ambiental 2015, nueve de cada diez colombianos consideran que el medio ambiente está en malas condiciones, sin embargo, sólo tres de estos nueve reconocen estar haciendo algo por mejorar la situación. #BogotáMásVerde le presenta nueve consejos para que reduzca su huella ambiental.

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Compre sólo la ropa necesaria y revise su composición

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Desconecte los dispositivos eléctricos Los “vampiros eléctricos”, aparatos que estando apagados continúan consumiendo energía (computadores, televisores, decodificadores, microondas, etc.), incrementan la factura entre 5% y 20% y contribuyen a las emisiones de dióxido de carbono.

Solo usamos el 20% de la que tenemos. A diario llegan a Doña Juana entre 360 y 600 toneladas de ropa. Para fabricar un ‘jean’ se requieren 3.480 litros de agua. El algodón se degrada en un lapso de 6 meses a 5 años mientras las fibras sintéticas tardan hasta 500 años.

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Establezca su día sin carne semanal La producción de carne causa el 14,5% de emisiones de carbono, el 64% por ciento del amoniaco (gas que incide significativamente en la lluvia ácida) y el 37% del metano producido por la actividad humana (23 veces más perjudicial que el CO2), que se origina en su mayor parte en el sistema digestivo de los rumiantes.

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Remodele sólo si es absolutamente necesario

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Sirva sólo lo que se va a comer La tercera parte de la comida que se produce en el mundo se desaprovecha. Un gran porcentaje se malgasta en los hogares: las personas sirven, en promedio, tres veces más de lo que pueden comer.

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Evite usar productos de icopor Muchas ciudades del mundo han prohibido los recipientes de icopor. Este polímero absorbe algunos de los contaminantes más tóxicos que hay en el océano, intoxicando aves, peces y mamíferos que las ingieren. Hay muy pocas maneras de reciclarlo.

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Restrinja el uso de pitillos Están hechos de polipropileno, sus moléculas se demoran alrededor de 1.000 años en descomponerse. En el Pacífico Norte se ubica el cúmulo de residuos más grande del mundo (un poco mayor a nuestro país), y los pitillos ocupan el equivalente al Cauca y Valle. Estas “sopas de plástico” quitan la vida a más animales que el cambio climático.

La minería aumenta el riesgo de deslizamiento, contamina el aire y las fuentes hídricas, afectando gravemente la salud de los pobladores: En Bogotá 60% de las canteras afectan los acuíferos, 22% destruyen manantiales, y las restantes deterioran corrientes superficiales.

Roberto Sáenz


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#BogotáMásVerde

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“Nuestra propuesta es construir una armadura verde que blinde a Bogotá de los efectos del cambio climático.” ENTREVISTA —————————————————————————————————

(Risas) Nosotros hacemos praxis ambientalista. Bogotá está ubicada en el centro de un enclave natural privilegiado y único en el mundo que ha sido fragmentado por una expansión urbana ausente de planeación y a espaldas de los ecosistemas. Está demostrado que estos jardines, terrazas y huertas sembrados en lugares estratégicos con especies nativas actúan como corredores por donde fluye la vida de un extremo a otro de la ciudad. Estos son el resultado de un trabajo conjunto con las comunidades que se dedican a cuidar y fortalecer los espacios verdes recuperados. Cada vez más personas quieren participar en el proyecto #BogotáMásVerde, conscientes de la importancia que tienen estos pequeños espacios verdes para facilitar el flujo de biodiversidad a través de una gran red de polinizadores.

Roberto Sáenz El concejal ambientalista

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Roberto Sáenz es un reconocido ambientalista con más de 30 años de experiencia en la materia. Concejal de Bogotá por dos periodos consecutivos y defensor incansable del patrimonio ambiental del Distrito. Denunció el daño ecológico que se causó en el humedal La Conejera, y lideró en el Concejo de Bogotá la iniciativa que se convirtió en Acuerdo de la ciudad para enfrentar la problemática de las llantas usadas. Garantizar un mínimo vital de espacio verde para cada habitante y la implementación de energía solar en la capital serán prioridad en su agenda para el próximo periodo en el Concejo de Bogotá.

¿Por qué el cambio climático debería ser un asunto de los políticos? ¿No deberían preocuparse por eso los científicos? El próximo alcalde tiene que tramitar con el Concejo de Bogotá un nuevo Plan de Ordenamiento Territorial que definirá, entre otras cosas, si la ciudad debe seguir expandiéndose hacia las periferias o crecer en altura. Es decir, en dónde se van a construir las nuevas viviendas, los colegios, los hospitales, las vías y también cuáles son las áreas verdes que se van a proteger. Nuestra propuesta consiste en construir

una armadura verde que blinde a Bogotá de los efectos más nocivos del cambio climático, y para esto, la ciudad debe tomar la firme decisión de proteger los Cerros Orientales, la reserva forestal del norte Thomas van der Hammen, el río Bogotá y su red de humedales, además del páramo de Sumapaz. Quienes promueven el urbanismo depredador deberán asumir las consecuencias de poner en riesgo la vida de quienes habitan la capital. ¿A qué se refiere Ud. cuando habla de urbanismo depredador? En esta campaña hemos

“Quienes promueven el urbanismo depredador ponen en riesgo la vida de quienes habitan la capital.” visto tomar fuerza una visión de ciudad que es muy peligrosa, aquella que pretende construir en la ronda del río Bogotá, sobre los humedales y en los Cerros. Estas mismas fuerzas

políticas son las que destruyeron el humedal La Conejera contra la voluntad de todos los ciudadanos. El urbanismo depredador es una máquina de devastación, donde prevalece el beneficio propio sin tener en cuenta el daño ambiental irreparable que ocasiona. Sus representantes en la política se encargan de facilitar métodos inescrupulosos para construir torres de edificios que aumentan su margen de ganancias. Lo hemos visto sembrando jardines por la ciudad en esta campaña al Concejo, ¿Cree usted que así va a ganar las elecciones?

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#BogotáMásVerde EL PERIÓDICO AMBIENTALISTA DIRECCIÓN:

Camilo Lizarazo EDITOR MEDIO AMBIENTE:

Erik Jerena

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