PASSAROLA, sueño y conciencia -Sobre textos de José Saramago-

Page 1

PASSAROLASUEÑOYCONCIENCIA Sobre textos de José Saramago ROBERTO BATISTA 2014 / 2022

PASSAROLASUEÑOYCONCIENCIA Sobre textos de José Saramago ROBERTO BATISTA 2014 / 2022

© de las citas: José Saramago © de los textos: sus autores © traducción al inglés y español de los textos de José Saramago: sus autores © de las imágenes: sus autores © de esta edición: Roberto Batista

Textos:CATÁLOGOEfrénMoralesViolettaJojoVergeMªdelosReyesHernández

Reservados todos los derechos. De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 270 del Código Penal, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes reproduzcan o plagien, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica fijada en cualquier tipo de soporte sin la preceptiva autorización. No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright.

Con la colaboración de: Cubierta: Viento II. 2016. Acuarela sobre papel. 66 x 102 cm (fragmento) Guardas: Biblioteca de Roberto Batista (detalle) Portada: Roberto Batista pintando en el estudio de La Laguna, 2018 (Foto: Joaquín Ponce de León)

Socorro Roberto Fotografías:BatistaRobertoBatista en el taller: Joaquín Ponce de León y Roberto Batista Cubierta, guardas y obras: Roberto Batista Exposiciones: Roberto Batista, salvo las de Obispo Art Gallery, Galería de Arte Enmala y 33 Contemporary Gallery Traducción de los títulos de las obras pictóricas al inglés: Violetta Jojo Verge Diseño gráfico, maquetación y cuidado de la edición: Roberto Batista Impresión:Makarográfica. Avda. Lucas Vega, 71. La Laguna DL: TF 338-2022 ISBN: Edición:978-84-09-41375-1julio2022

EFRÉN PASSAROLAMORALES 7 VIOLETTA JOJO PRESENTACIÓNVERGE 9 MARÍA DE LOS REYES HERNÁNDEZ SOCORRO LA SUGERENTE PASSAROLA DE ROBERTO BATISTA 12 ROBERTO PASSAROLABATISTA sueño y conciencia 14 CATÁLOGO 17 EXPOSICIONES 269 TEXTOS DE JOSÉ SARAMAGO EM PORTUGUÊS 270 TEXTS BY JOSÉ SARAMAGO IN ENGLISH 281 JOSÉ EDICIONESSARAMAGODE LOS TEXTOS 290

León)dePonceJoaquín(Foto:2018Laguna,ladeestudioelentrabajandoBatistaRoberto

PASSAROLA, sueño y conciencia, surge de la unión de la obra de Batista y una cuidada selección de textos de José Saramago. La sinergia entre ambos crea un marco con ceptual muy interesante, comenzando por el nombre de la exposición Passarola, la primera aeronave conocida en realizar un vuelo, y cuya historia recogía Saramago en su libro Memorial del Convento. El resultado es una experiencia visual en el que la obra plástica traduce el texto a imagen, y a su vez se retroalimenta de la misma dándole más profundidad a las crea ciones de ambos. Conceptos, emociones y lugares comunes en una “narrativa sin personajes” , tal como define Batista a su obra, una llamada a encontrar algo de luz en un mundo dominado por la confrontación, la ambigüedad y la oscuridad. No es extraño que en este camino iniciático a base de claroscuros encontremos que lo abstracto se encuentra con lo concreto, lo trascendental con lo común. La solución del autor para romper con esta eterna dualidad es clara: desprenderse de sus atadu ras para contemplarlo todo con perspectiva desde la soledad de su cielo particular, tomando conciencia, manteniendo siempre el sueño de volar. Passarola, sueño y conciencia. Nos subimos a la mítica areonave para adentrarnos en el mundo de Roberto Batista. Buen viaje, amigos… 20 de septiembre, 2017 Productor / Presentador "Detrás del espejo"

7

EFRÉN PASSAROLAMORALES

León)dePonceJoaquín(Foto:2018Laguna,ladeestudioelenbrochasyPinceles

A Roberto Batista, la lectura le permite adentrarse en un mundo nuevo donde las pa labras y los conceptos se tornan en experiencias y las ideas en colores y expresiones pictóricas que sólo puede transmitir con sus herramientas y pinturas. Pero el sumo placer de nuestro artista está en ese preciso paso, o mejor dicho “Passarola”, donde el viaje se realiza entre palabras, colores, conceptos, sueños, imágenes, ficciones y realidades. En definitiva, el artista, desde su posición de habitante y ser humano de este mundo, actúa de catalizador donde asimila con el cerebro las palabras, ideas y conceptos y ve con los ojos de su mente los sueños e imágenes, y finalmente ejecuta las líneas, dibujos y pinceladas con sus colores.

El respetado artista Chino Zhang Xiaogang llamado “El profesor” o “el pintor de la memoria” en su país, comenta que “antes, cuando Occidente miraba el arte de China, veía un mensaje político; ahora lo ven como el lenguaje expresivo de cada artista. Los chinos, por su parte, siguen viéndolo como una expresión de vida... como siempre.” (Revista AD julio/agosto 2008. p. 189). Nosotros aquí y ahora podemos ver que la obra de Roberto Batista nos presenta una expresión de su vida y de las nuestras.

VIOLETTA JOJO PRESENTACIÓNVERGE

Desde el continente africano, el famoso escritor nigeriano Chinua Achebe, afirma y cito en inglés: “Art is a man’s constant effort to create for himself a different order of reality from that which is given to him” Es decir: “El Arte es el esfuerzo constante del hombre para crear para sí mismo un orden de la realidad diferente al que se le ha dado.”

9

Roberto Batista, con su ingenio y tenacidad, ha convertido esta exposición en una “Passarola” que nos hace viajar. Nos lleva desde la posición de observar la obra desde la tierra, a la posición de estar absortos, en el aire, y así convertirnos en seres obser vados por la obra misma. Miramos e intentamos descifrar y asimilar, y cuando llega mos al gozo de impregnarnos de ella, nos perdemos en su mirada hacia nosotros y nos convertimos en su objeto de observación. El arte de Roberto Batista nos cautiva. Nos hace pensar. Nos hace reflexionar. Nos hace sentir. Nos hace viajar a una experiencia diferente, única y renovadora. En definitiva, nos hace vivir.

1 de septiembre de 2017 Doctora en Filología Inglesa

10

Volviendo a este momento, podemos comprobar que Roberto Batista con su esfuerzo constante produce realidades nuevas. Con repetidos y diferentes bocetos, crea más misterio, ya que nos da muestra de que las obras son seres vivos que siguen ciclos interminables de evolución. En otro tiempo, Edgar Degas, desde el continente europeo, y hablando desde el punto de vista del artista dijo: “Art is not what you see but what you make others see.” “El arte no es lo que ves, sino lo que haces ver a los demás.”

Tal y como podrán comprobar en los textos que acompañan los cuadros, el título de la exposición está tomado de la obra Memorial del Convento de José Saramago, donde enlaza la historia con la ficción introduciendo al personaje Bartolomeu Lourenço de Gusmão, historiador y científico que inventó esa nave para volar. La definición que se presenta en la novela sigue así: Passarola: “Un instrumento para andar por el aire del mismo modo que por la tierra y el mar.” Memorial del Convento (p.38).

Batista)Roberto(Foto:2020Laguna,ladeestudioelenpintandoBatistaRoberto

2MOURA VISONI, Rodrigo y GARCÍA CANALLE, Joao Batista (2009): “Bartolomeu Lourenço de Gusmão: o primeiro cientista brasileiro”. En Revista Brasileira Ensino de Física, vol. 31, no.3 São Paulo July/Sept. Recuperado de: http://www.scielo.br/scielo.php?pid=S1806-11172009000300014&script=sci_arttext (Con sultado el 18/09/2016).

Puede percibirse una evidente sinergia entre los subliminares mensajes que preocu pan al escritor y la conceptual visibilidad plástica que les confiere el artista. Su mirada se escenifica desde un punto de vista alto, teniendo como referente la evocación de la fantasiosa y sugerente aeronave Passarola, en forma de pájaro, inventada por el jesuita Bartolomeu Lourenço de Gusmão1 (1685-1724) conocido, de modo peyorativo, como el padre “volador”: Esta cidade encontra-se divertida pelos discursos sobre uma proposta feita ao Rei um sacerdote do Brasil, vindo com as últimos naves, o qual pretende inventar nova na vegação para ir às Índias sem tocar a Tramontana, porém diretamente pelo levante e ponente; e também um engenho para voar, até com dez pessoas dentro, a respeito do qual foram ouvidos os pareceres de miutos ministros e matemáticos2

12 MARÍA DE LOS REYES HERNÁNDEZ SOCORRO

LA SUGERENTE PASSAROLA DE ROBERTO BATISTA

La expresión gráfica sobre la obra literaria de José Saramago que proyecta el ideario artístico de este artista, obliga al espectador a una mirada inquieta y vibrante de cada una de sus obras, especialmente a las de generoso formato. Impregnadas de una inequívoca sutilidad y grandeza expresan conceptos, emociones y lugares, a la vez abstractos/concretos, transcendentales/comunes, poéticos/prosaicos...

1Reputado científico, historiador, matemático, escritor y gran orador, nacido en Santos (Brasil) y fallecido en Toledo (España). ESCRAGNOLLE, TAUNAY, Afonso (1942): Bartolomeu de Gusmão, inventor do aerostato: A vida e a obra do primeiro inventor americano. Edições Leia.

13 Partiendo de los escritos de Saramago, que atraen más su atención, Batista da vida a un universo pictórico definido por la deconstrucción y cosificación. Así surge Mundo, Metrópoli, Humanidad, Grito, Destino, Infierno, Desierto, Biografía o Alma, composicio nes perfiladas con cinética habilidad cromática y espacial, que vienen a representar instantes y esencias, en busca de una anhelada atemporalidad que dé respuesta a alegóricas memorias individuales y colectivas. 22 de septiembre de 2016 Catedrática de Historia del Arte en la Universidad de las Palmas de Gran Canaria

Leer y escuchar las reflexiones del escritor portugués desde que poco después de su llegada a Lanzarote, tres décadas atrás, lo descubriera, ha sido como construir, dar cuerpo y coherencia tanto a aquellas que en mi mente se habían asentado como a las que vagaban, un tanto dispersas a veces, en busca de un hilo conductor que le aportase claridad y corporeidad. En las palabras del premio Nobel portugués no solo convergían los conceptos y las preocupaciones que, sobre el mundo y el ser humano que lo habita y destruye, han, desde siempre, formado parte de mi itinerario artístico, sino que, al leer sus obras, se convertían en auténticas directrices a seguir en la, cada día, más urgente necesidad de encontrar algo de luz en este mundo dominado por una muy interesada confrontación, ambigüedad y oscuridad.

ROBERTO PASSAROLABATISTAsueño y conciencia

Para percibir y discernir en la confusa realidad en la que permanecemos inmersos, so bre todo, es necesario desprenderse de sus ataduras y contemplarla con perspectiva. Es preciso elevarse, mantener firme el sueño de volar para, desde lo alto y en soledad, tomar conciencia de las incertidumbres que la acelerada confusión conlleva, asimilar cuáles son las auténticas raíces de una situación creada y guiada por el poder econó mico. Por ello, la passarola, esa máquina voladora inventada, por el jesuita Bartolomeu Lourenço de Gusmâo, a comienzos del siglo XVIII, setenta y cuatro años antes del vuelo en globo de los hermanos Montgolfier, y cuya creación Saramago enlaza con su narración sobre la construcción del monumental convento de Mafra en la novela Memorial del convento, se convirtió, de forma natural, en el título del proyecto, el que mejor reflejaba las intenciones expresadas.

14

15 Mi interés al acercarme a la obra de José Saramago se centra en lo que en ella hay de carga reflexiva, de pensamiento filosófico y por ello los textos seleccionados, saca dos de su contexto narrativo, y si fuera posible aunarlos todos en una única muestra, constituirían, quizá, una especie de narrativa sin personajes, como si del reverso de la consideración del escritor se tratara, que entendía sus narraciones como ensayos con Laspersonajes.obrasque conforman Passarola, entre acuarelas, grafitos y óleos, además de los innumerables bocetos, parten de textos extraídos de sus obras Memorial del conven to, El año de la muerte de Ricardo Reis, El cuaderno, La caverna, Claraboya, Cuadernos de Lanzarote, Levantado del suelo, Historia del cerco de Lisboa, El evangelio según Jesucristo, Ensayo sobre la ceguera, El hombre duplicado, Ensayo sobre la lucidez, Casi un objeto, Manual de Pintura y Caligrafía, Saramago por José Saramago -Joan Mora les Alcudia-, Todos los nombres, Las pequeñas memorias, La balsa de piedra y Poesía completa.

San Cristóbal de La Laguna. Junio de 2017

Batista)Roberto(Foto:2020Laguna,ladeestudioelenpintandoBatistaRoberto

CATÁLOGO

Los textos que aparecen en este catálogo son de José Saramago

MEMORIAL DEL CONVENTO MEMORIAL DO CONVENTO

20 El viento viró hacia el sudoeste, sopla con mucha fuerza, y la tierra pasa por debajo como la superficie móvil de un río que llevase en su caudal campos, bosques, aldeas, colores verde y amarillo, ocres y pardos, paredes blancas, aspas de molinos, y también ríos de agua sobre el agua (…) Memorial del convento, p. 261

21 Viento IV, 2018. Óleo sobre lienzo, 97 x 97 cm

22 Viento V, 2018. Óleo sobre lienzo, 97 x 97 cm

23 Viento I, 2016. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm

24 Viento II, 2016. Acuarela sobre papel, 66 x 102 cm

25 Viento III, 2016. Acuarela sobre papel, 57 x 76 cm

26 (…) es posible que se expongan y contrapongan, las más de las veces, humo y niebla, y nada se concluya (…) Queda el silencio después de la música y después del sermón, qué importa que se alabe el sermón y se aplauda la música, tal vez sólo el silencio exista verdaderamente. Memorial del convento, p. 210

27 Humo y niebla, 2016. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm

28

Memorial del convento, p. 428

El tiempo, a veces, parece no pasar, es como una golondrina que hace nido en el alero, sale y entra, va y viene, pero siempre a nuestra vista, y nos parece que nosotros y ella vamos a estar así hasta la eternidad, o la mitad de ella al menos, lo que ya no estaría nada mal.

29 Eternidad, 2015. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm

30 (…) si no hubiera tristeza ni miseria, si en todo lugar corriesen las aguas sobre las pie dras, si cantasen aves, la vida podría ser siempre estar sentado en la hierba, coger una margarita y no arrancarle los pétalos por ser ya sabidas las respuestas o por ser éstas de tan poca importancia que descubrirlas no valdría la vida de una flor.

Memorial del convento, pp. 354, 355

31 La vida, 2015. Óleo sobre lienzo, 130 x 130 cm

32 (…) Cuando somos viejos es cuando las cosas del porvenir empiezan a ocurrir, y una razón de que sea así es que ya somos capaces de creer en aquello de que dudába mos, e, incluso no creyendo que haya ocurrido, creemos que ocurrirá (…) Memorial del convento, pp. 347, 348

33 Porvenir, 2015. Acuarela sobre papel, 106 x 106 cm

34 No es verdad que el día de mañana sólo a Dios pertenezca, que tengan los hombres que esperar cada día para saber qué les trae, que sólo la muerte sea cierta pero no el día de ella, son dichos de quien no es capaz de entender los signos que nos vienen del futuro (…) Memorial del convento, p. 152

35 Signos, 2015. Acuarela sobre papel, 106 x 106 cm

EL AÑO DE LA MUERTE DE RICARDO REIS O ANO DA MORTE DE RICARDO REIS

38 Tan tarde es ya. Se acabó el día, lo que de él queda está lejos, en el mar, y va huyendo (…) El año de la muerte de Ricardo Reis, p. 25

39 Tarde II, 2022. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm / Tarde I, 2014. Acuarela sobre papel, 25 x 35 cm

40 (…) un hombre no puede andar por ahí sin rumbo, no sólo los ciegos precisan de bas tón tanteando un palmo delante, o de perro que olfatee el peligro, incluso un hombre con sus dos ojos intactos precisa de una luz que lo preceda, aquello en que cree o a que aspira, las propias dudas sirven, a falta de cosa mejor.

El año de la muerte de Ricardo Reis, p. 111

41 Luz, 2018. Óleo sobre lienzo, 122 x 250 cm -tríptico-

42 (…) es casi siempre así, uno se atormenta, se tortura, teme lo peor, cree que el mundo le va a pedir cuentas y prueba real, y el mundo ha seguido su camino, pensando ya en otras cosas. El año de la muerte de Ricardo Reis, p. 120

43 Uno II, 2018. Óleo sobre tabla entelada, 83 x 122 cm / Uno I, 2014. Acuarela sobre papel, 32 x 50 cm

El año de la muerte de Ricardo Reis, pp. 283, 284

44 (…) la soledad no es vivir solo, la soledad es no ser capaz de hacer compañía a alguien o a algo que está en nosotros, la soledad no es un árbol en medio de una llanura donde sólo está él, es la distancia entre la savia profunda y la corteza, entre la hoja y la raíz (…) no recuerdo haberme sentido verdaderamente útil, creo incluso que ésa es la primera soledad, no sentirnos útiles (...)

45 Soledad, 2016. Acuarela sobre papel, 106 x 106 cm

46 (…) tal vez esto es lo que llaman el destino, saber lo que va a ocurrir, saber que no hay nada que pueda evitarlo, y quedarnos quietos, mirando, como puros observadores del espectáculo del mundo, al tiempo que imaginamos que ésta será también nuestra última mirada, porque con el mundo acabaremos nosotros (…)

El año de la muerte de Ricardo Reis, p. 512

47 Destino III, 2015. Óleo sobre lienzo, 162 x 232 cm

48 Destino I, 2014. Acuarela sobre papel, 38 x 56 cm

49 Destino II, 2014. Acuarela sobre papel, 67 x 102 cm

50 (…) quién sabe qué estrella o cometa sostendrán en aquel punto donde en la escuela dicen que se unen las paralelas, en el infinito, muy grande ha de ser el infinito para que tantas cosas, todas, y de todos los tamaños, quepan allá, las líneas rectas paralelas, y las simples, y también las curvas y las líneas cruzadas, los tranvías que por estos raíles suben, y los pasajeros que van en ellos, la luz de los ojos de todos, el eco de las palabras, el roce inaudible de los pensamientos (…)

El año de la muerte de Ricardo Reis, pp. 93, 94

51 Infinito, 2014. Acuarela sobre papel, 36 x 54 cm

52 (…) hay cosas que rompen la monotonía de la existencia, parecía que habíamos llega do al final del camino y resulta que era sólo una curva abierta a otro paisaje y a nuevas curiosidades. El año de la muerte de Ricardo Reis, p. 262

53 Camino, 2014. Acuarela sobre papel, 57 x 76 cm

54 (…) Viven en nosotros innúmeros, si pienso o siento, ignoro quién es el que piensa o siente, soy sólo el lugar donde se piensa y siente, y, no acabando aquí, es como si aca base, dado que, más allá del pensar y sentir, no hay nada (…) quién estará pensando ahora lo que yo pienso, o pienso que estoy pensando en el lugar en que soy de pensar, quién estará sintiendo lo que siento, o siento que estoy sintiendo en el lugar en que siento, quién se sirve de mí para pensar y sentir, y, de tantos innumerables que en mí viven, yo soy cuál, quién, Quain, qué pensamientos y sensaciones serán los que no comparto por pertenecerme a mí sólo, quién soy yo que los otros no sean, o hayan sido o sean alguna vez.

El año de la muerte de Ricardo Reis, p. 28

55 Lugar, 2014. Acuarela sobre papel, 57 x 76 cm

56 Llueve fuera, en el vasto mundo, con tan denso rumor es imposible que, a esta misma hora, no esté lloviendo por la tierra entera, va el globo vertiendo aguas por el espacio, como peonza zumbadora, Y el oscuro ruido de la lluvia es constante en mi pensa miento, mi ser es la invisible curva trazada por el son del viento, que sopla desaforado, caballo sin freno y suelto, de invisibles cascos que baten por esas puertas y ventanas, mientras dentro de este cuarto, donde sólo oscilan, levemente, los visillos, un hombre rodeado de oscuros y altos muebles escribe una carta, componiendo y adecuando su relato para que lo absurdo logre parecer lógico, la incoherencia rectitud perfecta, la flaqueza fuerza, la humillación dignidad, el temor satisfacción, que tanto vale lo que fuimos como lo que desearíamos haber sido (…)

El año de la muerte de Ricardo Reis, pp. 245, 246

57 Carta, 2014. Acuarela sobre papel, 57 x 76 cm

58 Aquí acaba el mar y empieza la tierra. Llueve sobre la ciudad pálida, las aguas del río corren turbias de barro, están inundadas las arboledas de la orilla. El año de la muerte de Ricardo Reis, p. 11

59 Llueve, 2014. Acuarela sobre papel, 57 x 76 cm

60 (…) al fin todo es difuso, brumosa la arquitectura, apagadas las líneas, será por el tiem po que hace, será por el tiempo que es, será por sus ojos ya gastados, sólo los ojos del recuerdo pueden ser agudos como los del gavilán. El año de la muerte de Ricardo Reis, pp. 39, 40

61 Recuerdo, 2014. Acuarela sobre papel, 57 x 76 cm

62 (…) piensa que el objeto del arte no es la imitación (…) que la realidad no soporta su re flejo, que lo rechaza, sólo otra realidad, cualquiera que sea, puede colocarse en vez de aquella que se quiso expresar, y, siendo diferentes entre sí, mutuamente se muestran, explican y enumeran, la realidad como invención que fue, la invención como realidad que será. El año de la muerte de Ricardo Reis, p. 135

63 Realidad, 2014. Acuarela y gouache sobre papel, 38 x 56 cm

64

El tiempo se arrastra como una ola lenta y viscosa, una masa de vidrio liquido en cuya superficie hay miríadas de cabrilleos que ocupan los ojos y distraen el sentido, mien tras en la profundidad se trasluce el núcleo rubro e inquietante, motor del movimiento. de la muerte de Ricardo Reis, p. 485

El año

65 Núcleo, 2014. Acuarela sobre papel, 50 x 65 cm

66 (…) el muro que separa a los vivos unos de otros no es menos opaco que el que separa a los vivos de los muertos (…) El año de la muerte de Ricardo Reis, p. 345

67 Muro, 2014. Acuarela sobre papel, 35 x 50 cm

EL CUADERNO O CADERNO

70 Físicamente habitamos un espacio, pero, sentimentalmente, somos habitados por una memoria. Memoria de un espacio y de un tiempo, memoria en cuyo interior vivimos, como una isla entre dos mares: a uno le llamamos pasado, a otro le llamamos futuro. El cuaderno, pp. 22, 23 Septiembre 2008 - Día 15 Palabras para una ciudad

71 Memoria II/I, 2018. Óleo sobre tabla entelada, 122 x 250 cm -díptico-

72 Memoria III/I, 2018. Acuarela sobre papel, 81 x 111 cm

73 Memoria I/I, 2014. Acuarela sobre papel, 32 x 50 cm

74 (…) Dios es el silencio del universo y el hombre el grito que da sentido a ese silencio. El cuaderno, p. 60 Octubre 2008 - Día 9 Dios y Ratzinger

75 Grito, 2014. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm

76 Dirán algunos que el escepticismo es una enfermedad de la vejez (...) Las esperanzas de los jóvenes nunca han conseguido, al menos hasta hoy, hacer el mundo mejor, y la acedía renovada de los viejos nunca ha sido tanta que alcanzara para hacerlo peor (...) Lo que llamamos estado del mundo es el estado de la desgraciada humanidad que somos (...) El cuaderno, pp. 116, 117 Noviembre 2008 - Día 11 Viejos y jóvenes

77 Humanidad II, 2019. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm / Humanidad I, 2014. Acuarela sobre papel, 50 x 65 cm

LA CAVERNA A CAVERNA

La

80 (…) ya vamos atravesando el Cinturón Agrícola, o Verde, como le siguen llamando las personas que adoran embellecer con palabras la áspera realidad, este color de hielo sucio que cubre el suelo, este interminable mar de plástico donde los invernaderos, cortados por el mismo rasero, parecen icebergs petrificados, gigantescas fichas de dominó sin puntos. caverna, p. 116

81 Icebergs II, 2018. Óleo sobre lienzo, 88 x 200 cm / Icebergs I, 2015. Óleo sobre lienzo, 90 x 193 cm

82 (…) las rondas nocturnas con la iluminación reducida, recorriendo las galerías desier tas, bajando y subiendo en los ascensores, como si vigilase la nada para que conti nuase siendo nada. La caverna, p. 334

83 Nada I, 2016. Óleo sobre lienzo 140 x 195 cm

84 Nada II, 2016. Acrílico sobre lienzo, 100 x 160 cm

85 Nada III, 2016. Acuarela sobre papel, 106 x 106 cm

86 (…) de una hora para otra hemos pasado a ser extraños en este mundo. La caverna, p. 451

87 Extraños I, 2016. Óleo sobre lienzo, 128 x 198 cm

88 Extraños II, 2016. Acuarela sobre papel, 65 x 102 cm

89 Extraños III, 2016. Acuarela sobre papel, 57 x 76 cm

La caverna, p. 134

90 (...) hay cosas en la vida que se definen por sí mismas, un cierto hombre, una cierta mujer, una cierta palabra, un cierto momento, bastaría que así lo hubiésemos enuncia do para que todo el mundo percibiese de qué se trataba, pero otras cosas hay, y hasta podrán ser el mismo hombre y la misma mujer, la misma palabra y el mismo momento, que, miradas desde un ángulo diferente, con una luz diferente, pasan a determinar dudas y perplejidades, señales inquietas, una insólita palpitación (...)

91 Insólita palpitación, 2016. Acuarela sobre papel, 67 x 102 cm

92 (…) la carretera, ahora más sucia, atraviesa el Cinturón Industrial cortando por entre instalaciones fabriles de todos los tamaños, actividades y hechuras, con depósitos esféricos y cilíndricos de combustible, centrales eléctricas, redes de canalización, conductos de aire, puentes suspendidos, tubos de todos los grosores, unos rojos, otros negros, chimeneas lanzando a la atmósfera borbotones de humos tóxicos, grúas de largos brazos, laboratorios químicos, refinerías de petróleo, olores fétidos, amargos o dulzones, ruidos estridentes de brocas, zumbidos de sierras mecánicas, golpes bruta les de martillos pilones, de vez en cuando una zona de silencio, nadie sabe lo que se estará produciendo ahí. (…) Después del Cinturón Industrial comienza la ciudad, en fin, no la ciudad propiamente dicha, ésta se divisa allá a lo lejos, tocada como una caricia por la primera y rosada luz del sol, lo que aquí se ve son aglomeraciones caóticas de chabolas hechas de cuantos materiales, en su mayoría precarios, pudiesen ayudar a defenderse de las intemperies, sobre todo de la lluvia y del frío, a sus mal abrigados moradores. Es, según el decir de los habitantes de la ciudad, un lugar inquietante. La caverna, pp. 14-16

93 Carretera, 2015. Óleo sobre lienzo, 110 x 130 cm

Se dice que el paisaje es un estado de alma, que el paisaje de fuera lo vemos con los ojos de dentro, será porque esos extraordinarios órganos interiores de visión no supieron ver estas fábricas y estos hangares, estos humos que devoran el cielo, estos polvos tóxicos, estos lodos eternos, estas costras de hollín, la basura de ayer barrida sobre la basura de todos los días, la basura de mañana barrida sobre la basura de hoy, aquí serían suficientes los simples ojos de la cara para enseñar a las más satisfecha de las almas a dudar de la ventura en que suponía complacerse. , pp. 116, 117

La caverna

94

95 Alma, 2014. Óleo sobre lienzo, 150 x 150 cm

CLARABOIACLARABOYA

98

La vida es una lucha de fieras, a todas horas y en todos los sitios. Es el <<sálvese quien pueda>>, y nada más. El amor es el pregón de los débiles, el odio es el alma de los fuertes. Odio a los rivales, a los competidores, a los candidatos al mismo pedazo de pan, o de tierra, o al mismo pozo de petróleo. El amor sólo sirve como chanza o para que los fuertes tengan la oportunidad de disfrutar con las debilidades de los débiles.

Claraboya, p. 407

La existencia de los débiles es ventajosa como recreo, sirve como válvula de escape.

99 Fieras I, 2018. Óleo sobre tabla entelada, 83 x 123 cm

100 Fieras II, 2018. Acuarela sobre papel, 70 x 105 cm

101 Fieras III, 2018. Acuarela sobre papel, 57 x 76 cm

102 Entramos como leones y salimos como burros de carga. Lo llevamos en la masa de la sangre…Había mucho entusiasmo, mucha dedicación, era como si nos hubiera nacido un hijo. Pero había también mucha gente dispuesta a liquidar nuestros ideales. Y no tenía escrúpulos. Después aparecieron, y eso fue lo malo, unos cuantos que querían, a base de fuerza, salvar la patria. Como si la patria se estuviera perdiendo…Comenzó cada cual a no saber lo que quería. Amigos de ayer eran enemigos al día siguiente sin saber bien por qué. Claraboya, pp. 226, 227

103 Ideales I, 2018. Óleo sobre tabla entelada, 83 x 123 cm

104 Ideales II - IV, 2018. Acuarela sobre papel, 57 x 76 cm

105 Ideales III, 2018. Óleo sobre tabla entelada, 83 x 123 cm

106 Todos ingerimos diariamente la dosis de morfina que adormece el pensamiento. Los hábitos, los vicios, las palabras repetidas, los gestos habituales, los amigos monóto nos, los enemigos sin odio auténtico, todo eso adormece. (…) Todos llevamos al cue llo el yugo de la monotonía, todos esperamos algo, el diablo sabrá qué… (…) Morfina. Intoxicación permitida por ley y anunciada en los periódicos. Pretexto para pasar el tiempo, como si la eternidad fuese la vida del hombre. Claraboya, pp. 284, 285

107 Monotonía VI - V - II, 2016. Grafito y acuarela sobre papel, 38 X 24 cm / 32 X 18 cm / 32 X 18 cm

108 Monotonía III - IV, 2016. Grafito y acuarela sobre papel, 38 x 20 cm

109 Monotonía I, 2015. Acuarela sobre papel, 106 x 106 cm

110 Si los hombres se odian, nada se puede hacer. Todos seremos víctimas de los odios. Todos nos mataremos en guerras que no deseamos y de las que no tenemos res ponsabilidad. Nos pondrán delante de los ojos una bandera, nos llenarán los oídos de palabras. ¿Y para qué? Para crear la simiente de una nueva guerra, para crear nuevos odios, para crear nuevas banderas y nuevas palabras. ¿Para esto vivimos? ¿Para hacer hijos y lanzarlos a la batalla? ¿Para construir ciudades y arrasarlas? ¿Para desear la paz y tener la guerra? Claraboya, p. 410

111 Odios, 2016. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm

112 La noche era oscura. Abrió la ventana. Todo era sombra y silencio. Pero en el cielo ha bía estrellas. La Vía Láctea desplegaba su camino luminoso de horizonte a horizonte. Y de la ciudad subía hacía las alturas un rumor sordo de cráter. Claraboya, p. 233

113 Cráter, 2016. Óleo sobre lienzo, 162 x 195 cm

El tiempo fluía lentamente. El tictac de los relojes empujaba el silencio, insistía en su afán de apartarlo, pero el silencio le oponía su masa espesa y pesada, donde todos los sonidos se ahogaban. Luchaban, sin desfallecimiento, uno y otro, el sonido contra la obstinación de la desesperanza y la certeza de la muerte, el silencio contra el desdén de la eternidad.

Claraboya, p. 50

114

115 Tictac, 2015. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm

116 Más acá -o tal vez más allá- de los ruidos inevitables, un silencio espeso, constreñido, el silencio inquisitorial del pasado que nos contempla, y el silencio irónico del futuro que nos espera. Claraboya, p. 102

117 Pasado, 2015. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm

CUADERNOS DE LANZAROTE CADERNOS DE LANZAROTE

120 El placer profundo, inefable, que es andar por estos campos desiertos y barridos por el viento, subir un repecho difícil y mirar desde allí arriba el paisaje negro, desértico, desnudarse de la camisa para sentir directamente en la piel la agitación furiosa del aire, y después comprender que no se puede hacer nada más, las hierbas secas, a ras de suelo, estremecen, las nubes rozan por un instante las cumbres de los montes y se apartan en dirección al mar y el espíritu entra en una especie de trance, crece, se dilata, va a estallar de felicidad. ¿Qué más resta, sino llorar? Cuadernos de Lanzarote, p. 102 Primer cuaderno -Diario 1993- 24 julio

121 Felicidad, 2018. Óleo sobre lienzo, 97 x 97 cm

122 Tenía otro designio, llevaba otro destino, no ese de caminar, absorto, sobre las hojas secas, pero vi el bosque y entré en él, era el crepúsculo final de la tarde, cuando ya no resta en el cielo ningún color de violeta y de rosa, es el instante de la primera sombra nocturna, también la tierra llegó al cabo de la jornada y deja caer los brazos, suspi rando. Nadie se me apareció preguntando lo que quiero de allí, no vinieron a tocarme las espaldas y a asustarme los fríos dedos del bosque, ni la expulsión sería justa ni la angustia es merecida. Lo que hago, inocente de mayor culpa, no es sino esto, an dar como perdido en torno a un árbol gigantesco, avanzar sin guía entre una cortina de troncos y un laberinto de nieblas, sólo para oír el ruido de las hojas que los pies mueven, estas duras, secas, abarquilladas hojas de plátano que el verano quemó por dentro y el otoño sacudió de las ramas. Cuando paro, el son para también y queda en espera, callado, como si me espiase. Será en uno de estos silencios que oiré, finalmen te, nítida y precisa, la primera gota de lluvia. Cuadernos de Lanzarote, p. 594 Tercer cuaderno -Diario 1995- 24 septiembre

123 Bosque, 2017. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm

124 ¿Permitiría Dios, si existiese, que en su nombre se creasen estas confusiones y estos conflictos, estos odios absurdos, estas venganzas demenciales, estos ríos de sangre derramada? Cuadernos de Lanzarote, p. 212 Segundo cuaderno -Diario 1994- 23 enero

125 Dios, 2015. Óleo sobre lienzo 160 x 195 cm

126 Estar sentado frente al mar. Pensar que ya no quedan muchos años de vida. Compren der que la felicidad es apenas una cuestión personal, que el mundo, ése, no será feliz nunca. Recordar lo que se hizo y parecer tan poco (…) Cuadernos de Lanzarote, p. 372 Segundo cuaderno -Diario 1994- 8 septiembre

127 Recordar, 2015. Acuarela sobre papel, 106 x 106 cm

128 (…) me pregunto qué inquietante memoria es la que a veces se impone de ser yo la memoria que tiene hoy alguien que ya fui, como si al presente le fuese finalmente po sible ser memoria de alguien que hubiese sido. Cuadernos de Lanzarote, p. 50 Primer cuaderno -Diario 1993- 7 mayo

129 Memoria I/II, 2015. Acuarela sobre papel, 106 x 106 cm

LEVANTADO DEL SUELO LEVANTADO DO CHÃO

132 Del sur, a su encuentro, venía una enorme masa de nubes, densa y enrollada, sobre la llanura color de paja. El camino se perdía a lo lejos, mal definido entre linderos que se desmoronaban, barridos por los vientos del descampado. Allá en el fondo se unía a una carretera ancha, manera ambiciosa de decir en tierra de tan mala serventía. A la izquierda, casi al ras del horizonte bajo, una pequeña población volvía hacia poniente sus paredes blancas. La llanura era inmensa, ya se ha dicho, lisa, arrasada, raras en cinas solas o en parejas, y poco más. Desde aquel altozano no era difícil creer que el mundo no tiene confines sabidos. Y la población, lugar de destino, vista desde allí, a la luz amarillenta y bajo la gran placa de plomo de las nubes, parecía inalcanzable.

Levantado del suelo, pp. 16, 17

133 Llanura, 2018. Óleo sobre lienzo, 97 x 97 cm

HISTORIA DEL CERCO DE LISBOA HISTÓRIA DO CERCO DE LISBOA

Historia del cerco de Lisboa, p. 183

136 Era luna llena, de aquellas que transforman el mundo en fantasma, cuando todas las cosas, las vivas y las inanimadas, murmuran misteriosas revelaciones, pero va di ciendo cada cual la suya, y todas desencontradas, por eso no logramos entenderlas y sufrimos la angustia de casi saber y quedarnos no sabiendo.

137 Revelaciones II - I, 2018/2015. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm

138 (…) la indiferente e irónica mirada de dioses que, habiendo dejado de guerrear unos contra otros por ser inmortales, se distraen del aburrimiento eterno aplaudiendo a los que ganan y a los que pierden, a unos porque matan, a otros porque mueren. Historia del cerco de Lisboa, p. 423

139 Dioses, 2016. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm

140

Historia del cerco de Lisboa, p. 116

La diferencia está entre un pensamiento activo que excava pozos y galerías a partir y alrededor de un hecho, y esa otra forma de pensamiento, si merece tal nombre, inerte, enajenado, que cuando mira no se detiene y sigue, apostado en la creencia de que lo que no es mencionado no existe, como el enfermo que se considera saludable porque aún no ha sido pronunciado el nombre de su enfermedad.

141 Pensamiento, 2016. Acuarela sobre papel, 76 x 112 cm

142 (…) imaginarse un tiempo en que el comportamiento humano será todo él artificioso, postergándose, sin más contemplaciones, la sinceridad, la espontaneidad, la simpli cidad, esas bonísimas y luminosas cualidades de carácter que tanto trabajo costaron definir e intentar practicar en las épocas ya distantes en que, aunque conscientes de haber inventado la mentira, todavía nos creíamos capaces de vivir la verdad.

Historia del cerco de Lisboa, p. 237

143 Cualidades, 2016. Acuarela sobre papel, 65 x 102 cm

144 (…) poco más hago que observar el mundo y aprender de quien sabe, el noventa por ciento del conocimiento que creemos tener de ahí nos viene, no de lo que vivimos, y está también lo presentido, esa nebulosa informe donde ocasionalmente brilla una súbita luz a la que damos el nombre de intuición (…) Historia del cerco de Lisboa, p. 274

145 Intuición, 2015. Óleo sobre lienzo, 130 x 130 cm

146 Raimundo Silva pensó, pessoanamente, Si yo fumara, encendería ahora un pitillo, mi rando al río, pensando que todo es vago y vario, pero así, al no fumar, pensaré que todo es vario y vago, realmente, pero sin pitillo, aunque el pitillo, si lo fumara, por sí mismo expresaría la variedad y la vaguedad de las cosas, como el humo, si fumase.

Historia del cerco de Lisboa, p. 64

147 Pessoanamente, 2015. Óleo sobre lienzo, 130 x 130 cm

EL EVANGELIO SEGÚN JESUCRISTO O EVANGELHO SEGUNDO JESUS CRISTO

150 La noche tiene aún mucho que durar. El candil de aceite, colgado de un clavo al lado de la puerta, está encendido, pero la llama, como una almendrilla luminosa flotante, apenas consigue, trémula, inestable, sostener la masa oscura que la rodea y llena de arriba abajo la casa, hasta los últimos rincones, allí donde las tinieblas, de tan espesas, parecen haberse vuelto sólidas. El evangelio según Jesucristo, p. 17

151 Noche II, 2018. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm / Noche I, 2014. Acuarela sobre papel, 25 x 35 cm

152 (…) el día de mañana no se sabe a quién pertenece, hay quien dice que a Dios, es una hipótesis tan buena como la otra, la de que no pertenece a nadie, y todo esto, ayer, hoy y mañana, no son más que nombres diferentes de la ilusión. El evangelio según Jesucristo, p. 138

153 Ilusión I - II, 2016. Acuarela sobre papel, 81 x 120 cm / 57 x 76 cm

Si fuéramos tan imprudentes, o tan osados, como las mariposas, polillas y otros ani malillos alados y nos lanzásemos al fuego, todos nosotros, la especie humana en peso, quizá una combustión así de inmensa, una claridad tal, atravesando los párpados cerrados de Dios, lo despertara de su letárgico sueño, demasiado tarde para cono cernos, es cierto, pero a tiempo de ver el principio de la nada, ahora que habíamos desaparecido.

El evangelio según Jesucristo, p. 164

154

155 Fuego, 2014. Óleo sobre lienzo, 130 x 130 cm

156 (…) Cómo será el mundo en que yo ya no esté, siendo éste lo que es. El evangelio según Jesucristo, p. 150

157 Mundo, 2014. Óleo sobre lienzo, 150 x 150 cm

158 Un viento sopló entre las piedras, levantó una nube de polvo que atravesó el desierto y después nada, el silencio, el universo callado contemplando a los hombres y a los animales, tal vez a la espera, él mismo, de saber qué sentido le atribuyen, o le encuen tran (…) El evangelio según Jesucristo, p. 236

159 Desierto I/I, 2014. Acuarela sobre papel, 50 x 70 cm

160 (…) aunque por mi cuenta ya había vislumbrado unos resplandores y unas sombras en el futuro, no creí que los resplandores fueran hogueras y las sombras de tanta gente muerta (…) El evangelio según Jesucristo, p. 392

161 Sombras, 2014. Acuarela sobre papel, 57 x 76 cm

162 (…) el mal, que nació con el mundo, y de él aprendió cuanto sabe (…) es como la famosa y nunca vista ave fénix, que, aunque parezca que muere en la hoguera, de un huevo que sus propias cenizas criaron vuelve a renacer. El bien es frágil, delicado, basta que el mal le lance al rostro el vaho cálido de un simple pecado para que se enturbie para siempre su pureza, para que se rompa el tallo del lirio y se marchite la flor del naranjo.

El evangelio según Jesucristo, p. 351

163 Mal, 2014. Acuarela y gouache sobre papel, 40 x 60 cm

ENSAYO SOBRE LA CEGUERA ENSAIO SOBRE A CEGUEIRA

166 Por las pocas ventanas que daban al patio interior entraba una claridad turbia, mori bunda, que declinaba rápidamente, deslizándose hacía el pozo negro y profundo que esta noche iba a ser. Ensayo sobre la ceguera, p. 235

167 Pozo II, 2018. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm / Pozo I, 2014. Acuarela sobre papel, 25 x 35 cm

168 (… )Tenía que ocurrir, el infierno prometido va a empezar. Ensayo sobre la ceguera, p. 82

169 Infierno II, 2018. Grafito y sepia sobre papel, 70 x 90 cm / Infierno I, 2014. Acuarela sobre papel, 57 x 76 cm

170 Cómo está el mundo, preguntó el viejo de la venda negra, y la mujer del médico res pondió, No hay diferencia entre fuera y dentro, entre aquí y allá, entre los pocos y los muchos, entre lo que hemos vivido y lo que vamos a tener que vivir (...) Ensayo sobre la ceguera, p. 276

171 Aquí y allá, 2016. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm

La mujer del médico se levantó, se acercó a la ventana. Miró hacia abajo, a la calle cubierta de basura, a las personas que gritaban y cantaban. Luego alzó la cabeza al cielo y lo vio todo blanco, Ahora me toca a mí, pensó. El miedo súbito le hizo bajar los ojos. La ciudad aún estaba allí. sobre la ceguera, p. 373

Ensayo

172

173 Aún, 2015. Óleo sobre lienzo, 160 x 193 cm

174 (…) El tiempo se está acabando, la podredumbre se amontona, las enfermedades en cuentran puertas abiertas, el agua se agota, la comida se ha convertido en veneno (...) Ensayo sobre la ceguera, p. 339

175 Tiempo, 2014. Acuarela sobre papel, 36 x 54 cm

176 (...) la música se ha acabado, nunca hubo tanto silencio en el mundo (...) Ensayo sobre la ceguera, p. 275

177 Silencio I/I, 2014. Acuarela sobre papel, 57 x 76 cm

178 (...) ya éramos ciegos en el momento en que perdimos la vista, el miedo nos cegó, el miedo nos mantendrá ciegos (…) Ensayo sobre la ceguera, p. 153

179 Miedo, 2014. Acuarela sobre papel, 57 x 76 cm

180 Las calles están desiertas, es aún temprano, o quizá sea la lluvia, que cae cada vez más fuerte. Hay basura por todas partes, algunas tiendas tienen las puertas abiertas, pero la mayoría están cerradas, no parece que haya gente dentro, ni luz. Ensayo sobre la ceguera, p. 253

181 Calles, 2014. Acuarela sobre papel, 57 x 76 cm

182 Al otro lado era como si hubiera un muro blanco. (...) la blancura insondable lo cubría todo. (...) era como si todo estuviera diluyéndose en una especie de extraña dimensión, sin direcciones ni referencias, sin norte ni sur, sin bajo ni alto. Ensayo sobre la ceguera, p. 14

183 Blancura, 2014. Acuarela sobre papel, 57 x 76 cm

184 Ni una pálida luz en las ventanas, ni un reflejo desmayado en las fachadas, lo que es taba ante ella no era una ciudad, era una extensa masa de alquitrán que al enfriarse se había moldeado a sí misma en formas de casas, tejados, chimeneas, todo muerto, todo apagado. Ensayo sobre la ceguera, pp. 310, 311

185 Todo, 2014. Acuarela sobre papel, 57 x 76 cm

186 (...) las lágrimas qué sentido tienen cuando el mundo ha perdido todo su sentido. Ensayo sobre la ceguera, p. 283

187 Sentido, 2014. Acuarela sobre papel, 25 x 35 cm

188 (...) en aquel mismo instante pensó que se había vuelto loca, o que, desaparecido el vértigo, sufría ahora alucinaciones, no podía ser verdad aquello que los ojos le mostra ban, aquel hombre clavado en la cruz con una venda blanca cubriéndole los ojos (…) El ensayo sobre la ceguera, p. 361 Alucinaciones, 2014. Óleo sobre lienzo, 126 x 94 cm

189

190 (…) un silencio que parecía estar ocupando el espacio de una ausencia, como si la humanidad, toda ella, hubiera desaparecido, dejando sólo una luz encendida y un sol dado guardándola, a ella y a un resto de hombres y de mujeres que no la podían ver. Ensayo sobre la ceguera, p. 179

191 Ausencia, 2014. Óleo sobre lienzo, 81 x 100 cm

EL HOMBRE DUPLICADO O HOMEN DUPLICADO

194 La noche se mantenía agarrada a los tejados de la ciudad, las farolas de la calle toda vía estaban encendidas, pero la primera y sutil aguada de la mañana ya comienza a teñir de transparencias la atmósfera allá en lo alto. Así tuvo certeza de que el mundo no acabaría hoy (...) El hombre duplicado, pp. 37, 38

195 Certeza, 2016. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm

196 (…) la gigantesca metrópoli que se extiende por lo que antiguamente fueron montes, valles y planicies, y ahora es una sucesiva duplicación horizontal y vertical de un la berinto, en principio agravado por componentes que designaremos como diagonales, pero que, con el transcurrir del tiempo, se revelaron hasta cierto punto equilibradores de la caótica malla urbana (…) El hombre duplicado, p. 90

197 Metrópoli, 2014. Acuarela sobre papel, 70 x 101 cm

ENSAYO SOBRE LA LUCIDEZ ENSAIO SOBRE A LUCIDEZ

Ensayo sobre la lucidez, p. 156

200 Lo que él siente, y tal vez, entre todas estas personas que pasan, sea el único en sentirlo, es una especie de amenaza flotando en el aire, esa que los temperamentos sensibles intuyen cuando la masa de nubes que tapa el cielo se encrespa esperando el trueno que la rompa, cuando una puerta chirría en la oscuridad y una corriente de aire frío nos golpea el rostro, cuando un presagio maligno abre las puertas de la des esperación, cuando una carcajada diabólica nos desgarra el delicado velo del alma.

201 Amenaza, 2016. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm

CASI UN OBJETO OBJETO QUASE

204 Un silencio absoluto se extendió sobre la planicie. Y de repente la ciudad desapareció. Casi un objeto, p. Cosas125

205 Planicie, 2015. Óleo sobre lienzo, 66 x 283 cm

MANUAL DE PINTURA Y CALIGRAFÍA MANUAL DE PINTURA E CALIGRAFIA

La vida son también minutos que no pueden desligarse unos de otros, y el tiempo será una masa pastosa, densa y oscura, en cuyo interior nadamos difícilmente, teniendo encima de nosotros una claridad indescifrada que, lentamente, se va apagando, como un día que, habiendo amanecido, regresará a la noche de que salió. de Pintura y Caligrafía

Manual

208

, p. 80

209 Minutos, 2015. Óleo sobre lienzo 130 x 195 cm

210 Siempre he sido sensible al absurdo de las despedidas de los andenes, con todo ya dicho y sin tiempo para volver a empezar, con un tren que no se decide a partir y un reloj que deletrea los últimos segundos (…) Manual de Pintura y Caligrafía, p. 218

211 Despedidas, 2015. Óleo sobre lienzo, 130 x 195 cm

212 Lo que aún no está, lo que vino y transita, lo que ya no está. El lugar, sólo espacio y no lugar, el lugar ocupado y, por lo tanto, nombrado, el lugar otra vez espacio y depósito de lo que queda. Ésta es la más simple biografía de un hombre, de un mundo y tal vez de un cuadro. O de un libro. Insisto en que todo es biografía. Todo es vida vivida, pin tada, escrita: al estar viviendo, al estar pintando, el estar escribiendo: el haber vivido, haber escrito, haber pintado. Y lo que hubo antes de todo esto, el mundo aún desierto, esperando o preparando la venida del hombre y de otros animales, todos los animales, las aves de carne blanda, y plumas, y cantos. Un enorme silencio sobre las montañas y las llanuras. Y luego, mucho más tarde, el mismo silencio, sobre montañas y llanuras diferentes ya, y también sobre las ciudades vacías, algún tiempo aún con papeles sueltos rodando por las calles, empujados por un viento interrogativo que sale para el tiempo sin respuesta. Entre las dos imaginaciones, la que antes lo requiere y la que luego amenaza, está la biografía, el hombre, el libro, el cuadro.

Manual de Pintura y Caligrafía, pp. 113, 114

213 Biografía, 2014. Óleo sobre lienzo, 150 x 150 cm

214 Tantas palabras escritas desde el principio, tantos rasgos, tantas señales, tantas pin turas, tanta necesidad de explicar y entender, y al mismo tiempo tanta dificultad por que aún no acabamos de explicar y aún no conseguimos entender (...) El mundo está viejo y dolorido. Manual de Pintura y Caligrafía, p. 94

215 Señales, 2014. Acuarela sobre papel, 74 x 102 cm

216 Ahora mismo, el mundo se transforma allá fuera. No se puede fijar ninguna imagen: el instante no existe. La onda que venía avanzando se quebró ya, la hoja dejó de ser ala y no tardará en estallar, reseca, bajo los pies. Y hay el vientre hinchado que rápidamente desciende, la piel tensa que reabsorbe, mientras un niño jadea y grita. No es tiempo del desierto. No es ya tiempo. No es aún tiempo. Manual de Pintura y Caligrafía, p. 115

217 Instante, 2014. Acuarela sobre papel, 57 x 76 cm

SARAMAGO POR JOSÉ MoralesSARAMAGOAlcudia,Joan

La alternativa al neoliberalismo se llama conciencia (…) conciencia (…) contra todo y contra todos, los que precisamente entiendan que lo que no hay que tener es con ciencia. Eso es en lo que tenemos que formarnos todos los días. En la reflexión. En el debate. En el examen en profundidad de las cosas, de las circunstancias (…) ¿Qué es lo que tenemos entonces para oponer? Nada más que la conciencia. La conciencia de los hechos, la conciencia de mi propio derecho, la conciencia de que soy un ser hu mano -sencillamente un ser humano, y que no quiero ser más que eso-. La conciencia de que lo que está en el mundo me pertenece -no en el sentido de propiedad-: me pertenece como responsabilidad, me pertenece como derecho a saber, como derecho a intervenir, como derecho a cambiar (…) Y esto no se gana un día para quedarse uno hasta el final de su vida con la conciencia. Se gana y se pierde y se renueva todos los días (…) en el trabajo, en la acción, en el debate, en la reflexión conjunta, en el inter cambio de ideas, en pensar, reflexionar.

220

Derechos humanos que se tuercen

Saramago por José Saramago, pp. 281-284

221 Conciencia I, 2015. Acuarela sobre papel, 35 x 29 cm

222 Conciencia II - III - IV - V, 2015. Acuarela sobre papel, 35 x 29 cm

223 Conciencia VI - VII - VIII - IX, 2015. Acuarela sobre papel, 35 x 29 cm

224 Conciencia XXXVI, 2015. Acrílico sobre papel, 35 x 29cm

225 Conciencia X - XI - XII - XIII, 2015. Acuarela sobre papel, 35 x 29 cm

226 Conciencia XXV - XV - XXI - XXII, 2015. Acuarela sobre papel, 35 x 29 cm

227 Conciencia XXIII - XIV - XXV - XXVI, 2015. Acuarela sobre papel, 35 x 29 cm

228 Conciencia XXVII - XX - XXXI - XXXII, 2015. Acuarela sobre papel, 35 x 29 cm

229 Conciencia XXXIII - XXX - XLII - XXXIV, 2015. Acuarela sobre papel, 35 x 29 cm

230 Conciencia XXVIII - XXIX, 2015. Técnica mixta, 35 x 29 cm

231 Conciencia XXXV, 2015. Técnica mixta, 35 x 29 cm

232 Conciencia XVI - XVII - XVIII - XIX, 2015. Grafito sobre papel, 35 x 29cm

233 Conciencia XXXVII - XXXVIII - XXXIX - XL, 2015. Grafito sobre papel, 35 x 29cm

234 Conciencia XLIV, 2015. Grafito sobre papel, 35 x 29cm

235 Conciencia XLI - XLIII, 2015. Grafito sobre papel, 35 x 29cm

TODOS LOS NOMBRES TODOS OS NOMES

238 (...) la oscuridad en que estás metido aquí no es mayor que la que existe dentro de tu cuerpo, son dos oscuridades separadas por una piel, (...) tienes que aprender a vivir con la oscuridad de fuera como aprendiste a vivir con la oscuridad de dentro (...) Todos los nombres, pp. 203, 204

239 Oscuridad I, 2015. Acuarela sobre papel, 49 x 69 cm

240 Oscuridad II, 2015. Acuarela sobre papel, 47,5 x 69 cm

241 Oscuridad III, 2015. Acuarela sobre papel, 106 x 106 cm

242 (…) Vivimos tan absortos que no reparamos en que lo que nos va aconteciendo deja intacto, en cada momento, lo que nos puede acontecer (...) Todos los nombres, p. 54

243 Acontecer, 2014. Acuarela y gouache sobre papel, 38 x 56 cm

LAS PEQUEÑAS MEMORIAS AS PEQUENAS MEMÓRIAS

246 Muchas veces olvidamos lo que nos gustaría poder recordar, otras veces, recurrentes, obsesivas, reaccionando ante el mínimo estímulo, nos llegan del pasado imágenes, palabras sueltas, fulgores, iluminaciones, y no hay explicación para ello, no las hemos convocado, pero ahí están. Las pequeñas memorias, p. 169

247 Fulgores, 2015. Acuarela sobre papel, 106 x 106 cm

POESÍA COMPLETA OS POEMAS POSSÍVEIS

Tronando, la ola se envuelve, y fecundada Se lanza al viento aguardando En el lecho de rocas negras que se erizan De agudas uñas y vidas efervescentes. Las aguas se suspenden en lo alto En el instante final de la gestación sin par.

Entre dos infinitos de azul la ola avanza, Toda de sol cubierta, resplandeciente, Líquido cuerpo, inestable, de agua ciega. De lejos acude el viento, transportando El polen de las flores y los demás perfumes De la tierra confrontada, oscura y verde.

Poesía completa, pp. 237, 239

Y cuando, en un rapto de vida que comienza, La ola se quiebra y rompe contra el acantilado, Lo envuelve, ciñe, aprieta y por él resbala -De la espuma blanca, del sol, del viento que sopló, De los peces, de las flores y de su polen, De las algas trémulas, del trigo, de los brazos de la medusa, De la crin de los caballos, del mar, de la vida entera, Afrodita nació, nace tu cuerpo.

250 Al principio, es nada. Tan sólo un soplo, Un escalofrío de escamas, un recorrer de sombra Como nube marina que se rasga En los radiales tentáculos de una medusa. No se dirá que el mar se conmovió Y que de este temblor se ha de formar la ola. Con el mecer del mar oscilan peces Y los brazos de las algas, serpentinos, A la corriente se doblan, como al viento El trigo de la tierra, la crin de los caballos.

251 Afrodita I - II, 2015. Acuarela sobre papel, 53 x 72 cm

LA BALSA DE PIEDRAS A JANGADA DE PETRA

254 (...) el cielo bajo, el aire turbio, el paisaje afligido, eran ya el desmayo de un mundo final, despoblado, miserando después de tantos sufrimientos y fatigas, de tanto vivir y morir, de tanta vida obstinada y muerte sucesiva. La balsa de piedra, p. 220

255 Desmayo, 2014. Óleo sobre lienzo, 100 x 195 cm

La balsa de piedra, pp. 191, 192

256 Avanza sin mirar atrás, primero tan rápidamente como le permiten sus fuerzas, des pués, cuando se fueron doblegando, con lentitud. No siente ninguna impresión de mie do en este silencio, entre los paredones que son los montes, es hombre que nació y vive en un desierto, sobre polvo y piedras, donde sin asombro es posible encontrar una quijada de caballo, un casco aún con la herradura clavada, hay quien dice que ni los jinetes del Apocalipsis sobrevivieron allí, murió de guerra el caballo de la guerra, murió de peste el caballo de la peste, murió de hambre el caballo del hambre, la muerte es la suma razón de todas las cosas y su infalible conclusión, a nosotros lo que nos engaña es esta fila de vivos en que estamos, que avanza hacia eso que llamamos futuro sólo porque algún nombre hay que darle, cogiendo de él incesantemente los nuevos seres, dejando atrás incesantemente los seres viejos a quienes tuvimos que dar el nombre de muertos para que no salgan del pasado.

257 Desierto I/II, 2014. Óleo sobre lienzo, 150 x 150 cm

258 (...) ya se va haciendo muy difícil deslindar, si es que esto es posible en algún momento de la vida, verdad y fantasía. La balsa de piedra, p. 24

259 Vida, 2014. Acuarela sobre papel, 35 x 50 cm

260 (...) el agua del Iratí se retiró como onda de la playa que refluye y se aleja, el lecho del río quedó a la vista, piedras, lodo, limo, peces que boquean saltando y mueren, el sú bito silencio. La balsa de piedra, p. 19

261 Silencio I/II, 2014. Acuarela sobre papel, 57 x 76 cm

262 (...) estas aguas son otras, así se transforma la vida, cambió y ni nos damos cuenta, estábamos quietos y creíamos que no habíamos cambiado de lugar, ilusión, puro en gaño, íbamos con la vida. La balsa de piedra, p. 128

263 Engaño, 2014. Acuarela sobre papel, 52 x 66 cm

La balsa de piedra, p. 288

264 (...) las palabras, una vez dichas, duran más que el sonido y los sonidos que la forman, y queda por ahí, invisible e inaudible para poder guardar su propio secreto, como una especie de simiente oculta bajo tierra, que germina lejos de los ojos, hasta que de repente se abre la tierra y sale a la luz un tallo enrollado, una hoja arrugada que se va desplegando lentamente.

265 Simiente, 2014. Acuarela sobre papel, 38 x 56 cm

266 (…) tal vez el hombre sea ese animal que no puede, o no sabe, o no quiere, ser conso lado, pero ciertos actos suyos, sin más sentido que parecer que no lo tienen, sustentan la esperanza de que el hombre vendrá un día a llorar en el hombro del hombre, pro bablemente cuando sea demasiado tarde, cuando ya no haya tiempo para otra cosa.

La balsa de piedra, p. 71

267 Hombre, 2014. Óleo sobre lienzo, 92 x 130 cm

268

SALA DE ARTE Ermita San Antonio. Tías, Lanzarote. España ARTEMAGES Palabras que a veces son colores. Leyendo a J. Saramago 10 febrero / 19 de marzo / 2017 (colectiva) Comisaria: Mª Reyes Hdez. Socorro Imagen: pp. 218, 219 SALA DE ARTE El Charco Arrecife, Lanzarote. España ARTEMAGES Palabras que a veces son colores. Leyendo a J. Saramago 10 febrero / 19 marzo / 2017 (colectiva) Comisaria: Mª Reyes Hdez. Socorro Imagen: pp. 236, 237

CENTRO DE ARTE Casa Mané La Oliva, Fuerteventura. España ARTEMAGES Palabras que a veces son colores. Leyendo a J. Saramago 11 mayo / 31 de agosto / 2017 (colectiva)

Comisaria: Mª Reyes Hdez. Socorro Imagen: pp. 202, 203 CENTRO DE ARTE Santo Domingo Teguise, Lanzarote. España ARTEMAGES Palabras que a veces son colores. Leyendo a J. Saramago 10 febrero / 19 de marzo / 2017 (colectiva) Comisaria: Mª Reyes Hdez. Socorro Imagen: pp. 206, 207 GALERÍA DE ARTE -Hotel The RitzCarlton, Abama. Adeje, Tenerife. España PASSAROLA, sueño y conciencia. Sobre textos de José Saramago 6 mayo / 5 agosto / 2022 (individual) Comisarios: Marielmy Valdovino y Sergio Linares Velasco Imágenes: pp. 18, 19 SALA DE ARTE Ermita San Antonio. Tías, Lanzarote. España PASSAROLA, sueño y conciencia. Sobre textos de José Saramago 13 abril / 4 julio / 2022 (individual) Presentación: María José González Imágenes:Díaz pp. 36, 37 / pp. 68, 69 GALERÍA DE ARTE ARTENMALA Haría, Lanzarote. España CON EL VIENTO 23 febrero / 13 abril / 2019 (colectiva) Comisaria: Luz Gloria López Ramirez Imagen: pp. 78, 79 33 CONTEMPORARY GALLERY Chicago, EE. UU. WITH THE WIND 19 octubre / 9 diciembre / 2018 (colectiva) Comisario: Sergio Gómez Imagen: pp. 96, 97

269

Comisaria: Mª Reyes Hdez. Socorro Imágenes: pp. 118, 119 / pp. 130, 131 MUSEO DE BELLAS ARTES Santa Cruz de Tenerife. España PASSAROLA sueño y conciencia. Sobre textos de José Saramago 1 - 29 septiembre / 2017 (individual) Presentación: Violetta JoJo Verge Imágenes: pp. 134, 135 / pp. 148, 149 / pp. 164, 165 / pp. 192, 193 / pp. 198, 199

LasCICCAPalmas de Gran Canaria. España ARTEMAGES Palabras que a veces son colores. Leyendo a J. Saramago 22 septiembre / 11 noviembre / 2016 (colec Comisaria:tiva) Mª Reyes Hdez. Socorro Imágenes: pp. 244, 245 / pp. 248, 249 CENTRO DE ARTE La Recova Santa Cruz de Tenerife. España ARTEMAGES Palabras que a veces son colores. Leyendo a J. Saramago 29 abril / 31 mayo / 2016 (colectiva) Presentación: Tomás Pérez-Esaú Imagen: pp. 252, 253 CASA PRINCIPAL DE SALAZAR Santa Cruz de La Palma. España ARTEMAGES Palabras que a veces son colores. Leyendo a J. Saramago 28 septiembre / 28 octubre / 2017 (colectiva)

EXPOSICIONES

Vento p. 20

O vento mudou para sudeste, sopra com muita força, a terra passa em baixo como superfície móvel de um rio que transportasse na corrente campos, bosques, aldeias, cores de verde e amarelo, ocres e castanhos, paredes brancas, velas de moinhos, e também fios de água sobre a agua (…) p. 203 Fumo e nevoeiro p. 26 (…) se exponham e contraponham, as mais das vezes, fumo e nevoeiro, e se conclua coisa nenhuma (…) Fica o silêncio depois da música e depois do sermão, que importa que se louve e sermão e aplauda a música, talvez só o silêncio exista verdadeiramente. pp. 164, 165 Eternidade p. 28

270 TEXTOS DE JOSÉ SARAMAGO EM PORTUGUÊS

Tarde p. 38

Tão tarde já. Este dia acabou, o que dele resta paira longe sobre o mar e vai fugindo (…) p. 22 Luz p. 40 (...) um homem não pode andar por aí à toa, nem só os cegos precisam de bengala que vá tenteando um palmo adiante ou de cão que fareje os peri gos, um homem mesmo com os seus dois olhos intactos precisa duma luz que o preceda, aquilo em que acredi ta ou a que aspira, as próprias dúvi das servem, à falta de melhor. p. 86 O homem p. 42 (...) é quase sempre assim, um ho mem rala-se, preocupa-se, teme o pior, julga que o mundo lho vai pedir contas e prova real, e o mundo já lá vai ardiente, a pensar noutros episódios. p. 93 Solidão p. 44 (…) a solidão não é viver só, a solidão é não sermos capazes de fazer com panhia a alguém ou a alguma coisa que está dentro de nós, a solidão não é uma árvore no meio duma planície MEMORIAL DO CONVENTO p. 19

A vida p. 30 (…) se não houvesse tristeza nem mi seria, se em todo o lugar corressem águas sobre as pedras, se cantassem aves, a vida podía ser apenas estar sentado na erva, segurar um malme quer e não lhe arrancar as pétalas, por serem já sabidas as respostas, ou por serem estas de tão pouca impor tância, que descobri-las não Valeria a vida duma flor. p. 274 Para vir p. 32 (…) É quando somos velhos que as coisas que estão para vir começam a acontecer, e uma razão de ser assim é que já somos capazes de acreditar naquilo de que duvidávamos, e mes mo não podendo acreditar que tenha sido, acreditamos que será (…) p. 269 Sinais p. 34 Não é verdade que o dia de amanhã só a Deus pertença, que tenham os homens de esperar cada dia para sa ber o que ele lhes traz, que só a morte seja certa, mas não o dia dela, são ditos de quem não é capaz de entender os sinais que nos vêm do futuro (…) p. 119

O ANO DA MORTE DE RICARDO REIS p. 37

O tempo, às vezes, parece naão pas sar, é como uma andorinha que faz oninho no beiral, sai e entra, vai e vem, mas sempre à nossa vista, jul garíamos, nós e ela, que iríamos ficar assim a eternidade, ou metade dela, o que já não seria mau. p. 328

271 traçada pelo som do vento, que so pra desaforado, cavalo sem freio e à solta, de invisíveis cascos que batem por essas portas e janelas, enquanto dentro deste quarto, onde apenas os cilam, de leve, os transparentes, um homem rodeado de escuros e altos móveis escreve uma carta, compon do e adequando o seu relato para que o absurdo consiga parecer lógico, a incoerência rectidão perfeita, a fra queza força, a humilhação dignidade, o temor desassombro, que tanto vale o que fomos como o que desejaría mos ter sido (…) p. 192 Chove p. 58

Lembrança p. 60 (…) e afinal tudo é difuso, brumosa a arquitectura, as linhas apagadas, será do tempo que faz, será do tempo que é, será dos seus olhos já gastos, só os olhos da lembrança podem ser agudos como os do gavião. p. 32 Realidade p. 62 (…) acha que o objecto da arte não é a imitação (…) que a realidade não suporta o seu reflexo, rejeita-o, só uma outra realidade, qual seja, pode ser colocada no lugar daquela que se quis expressar, e, sendo diferentes entre si, mutuamente se mostram, onde só ela esteja, é a distância entre a seiva profunda e a casca, entre a folha e a raiz (…) não me lembro de me ter sentido verdadeiramente útil, creio mesmo que é essa a primeira solidão, não nos sentirmos úteis (...) pp. 220, 221 Destino p. 46 (…) talvez isto é que seja o destino, sabermos o que vai acontecer, saber mos que não há nada que o possa evitar, e ficarmos quietos, olhando, como puros observadores do es pectáculo do mundo, ao tempo que imaginamos que este será também o nosso último olhar, porque com o mesmo mundo acabaremos (…) p. 396 Infinito p. 50 (…) sabe-se lá que estrela ou papa gaio segurarão elas naquele ponto onde a escola diz que se reúnem as paralelas, no infinito, muito grande o infinito tem de ser para que tan tas coisas, todas, e de todos os ta manhos, lá caibam, as linhas rectas paralelas, e as simples, e também as curvas e as cruzadas, os carros eléctricos que por estas calhas so bem, e os passageiros que vão den tro deles, a luz dos olhos de cada um, o eco das palavras, o roçar inaudível dos pensamentos (…) p. 73 Estrada p. 52 (…) e ainda bem,quebra-se a monotonia da existência, parecia que tínhamos chegado ao fim da estrada e afinal era apenas uma curva a abrir para outra paisagem e novas curiosidades. p. 204 Lugar p. 54 (…) Vivem em nós inúmeros, se penso ou sinto, ignoro quem é que pensa ou sente, sou somente o lugar onde se pensa e sente, e, não acabando aqui, é como se acabasse, uma vez que para além de pensar e sentir não há mais nada (…) quem estará pensan do agora o que eu penso, ou penso que estou pensando no lugar que sou de pensar, quem estará sentindo o que sinto, ou sinto que estou sentin do no lugar que sou de sentir, quem se serve de mim para sentir e pensar, e, de quantos inúmeros que em mim vivem, eu sou qual, quem, Quain, que pensamentos e sensações serão os que não partilho por só me pertence rem, quem sou eu que outros não se jam ou tenham sido ou venham a ser. pp. 23, 24 Carta p. 56

Aqui o mar acaba e a terra principia. Chove sobre cidade pálida, as águas do rio correm turvas de barro, há cheia nas lezírias. p. 11

Chove lá fora, no vasto mundo, com tão denso rumor é impossível que, a esta mesma hora, não esteja a cho ver sobre a terra inteira, vai o globo murmurando águas pelo espaço, como pião zumbidor, E o escuro ruído da chuva é constante em meu pen samento, meu ser é a invisível curva

O tempo arrasta-se como uma vaga lenta e viscosa, uma massa de vidro líquido em cuja superfície há miríades de cintilações que ocupam os olhos e distraem o sentido, enquanto na profundidade transluz o núcleo rubro e inquietante, motor do movimento. p. 374 Muro p. 66 (…) o muro que separa os vivos uns dos outros não é menos opaco que o que separa os vivos dos mortos (…) pp. 266, 267 0 CADERNO p. 69 Memória p. 70 Físicamente, habitamos um espaço, mas, sentimentalmente, somos ha bitados por uma memória. Memó ria que é a de um espaço e de um tempo, memória no interior da qual vivemos, como uma ilha entre dois mares: um que dizemos passado, outro que dizemos futuro. pp. 20, 21 Grito p. 74 (…) Deus é o silêncio do universo e o homem o grito que dá sentido a ese silêncio. p. 58 Humanidade p. 76 Dirão alguns que o cepticismo é uma

272 Insólita palpitação p. 90 (...) há coisas na vida que se difinem por si mesmas, um certo homem, uma certa mulher, uma certa palavra, um certo momento, bastaria que assim o tivéssemos enunciado para que toda a gente percebesse de que se trata va, mas outras coisas há, e que até poderão ser o mesmo homem e a mesma mulher, a mesma palavra e o mesmo momento, que, olhadas de um ângulo deferente, a uma luz dife rente, passam a determinar dúvidas e perplexidades, sinais inquietos, una insólita palpitação (...) pp. 102, 103 Estrada p. 92 (…) a estrada, agora mais suja, atra vessa a Cintura Industrial rompendo pelo meio de instalações fabris de to dos os tamanhos, actividades e feitios, com depósitos esféricos e cilíndricos de combustível, estações eléctricas, redes de canalizações, conductas de ar, pontes suspensas, tubos de todas as grossuras, uns vermelhos, outros pretos, chaminés lançando para a atmosfera rolos de fumos tóxicos, gruas de longos braços, laboratórios químicos, refinarias de petróleo, chei ros fétidos, amargos ou adocicados, ruídos estridentes de brocas, zumbi dos de serras mecânicas, pancadas brutais de martelos de pilão, de vez em quando uma zona de silêncio, nin guém sabe o que se estará produzindoença da velhice (...) As esperanças dos jovens nunca conseguiram, até hoje, tornar o mundo melhor, e o sem pre renovado azedume dos velhos nunca foi tanto que chegasse para torná-lo pior (...) O que chamamos estado do mundo é o estado da des graçada humanidade que somos (...) pp. 112, 113 A CAVERNA p. 79

Icebergues p. 80 (…) já vamos atravessando a Cintura Agrícola, ou Verde, como lhe conti nuam a chamar as pessoas que ado ram disfarçar com palavras a áspera realidade, esta cor de gelo sujo que cobre o chão, este interminável mar de plástico onde as estufas, talhadas pela mesma medida, se assemelham a icebergues petrificados, a gigantes cas pedras de dominó sem pintas. p. 89 Nada p. 82 (…) as rondas nocturnas com a ilu minação reduzida, percorrendo as galerias desertas, descendo e subin do nos elevadores, como se vigiasse o nada para que continuasse a ser nada. p. 259 Estranhos p. 86 (…) de uma hora para a outra pas sámos a ser como estranhos neste mundo (…) p. 347 explicam e enumeram, a realidade como invenção que foi, a invençãó como realidade que será. p. 105 Núcleo p. 64

CLARABOIA p. 97 Feras p. 98 A vida é uma luta de feras, a todas

Se os homens se odiarem, nada po derá fazer-se. Todos seremos vítimas dos ódios. Todos nos mataremos nas guerras que não desejamos e de que não temos responsabilidade. Hão de pôr-nos diante dos olhos uma bandei ra, hão de encher-nos os ouvidos com palavras. E para quê, afinal? Para criar semente de uma nova guerra, para criar novos ódios, para criar novas bandeiras e novas palavras. É para isto que vivemos? Para fazer filhos e lançá-los na fornalha? Para construir cidades e arrasá-las? Para desejar a paz e ter a guerra? p. 393 Cratera p. 112 A noite estava escura. Abriu a janela. Tudo era sombra e silêncio. Mas no céu havia estrelas. A via láctea des dobrava o seu caminho luminoso de horizonte a horizonte. E da cidade su bia para as alturas um rumor surdo de cratera. p. 221 Tiquetaque p. 114 O tempo fluía lentamente. O tiquetaas horas e em todos os lugares. É o <<salve-se quem puder>>, e nada mais. O amor é o pregão dos fracos, o ódio é a arma dos fortes. Ódio aos rivais, aos concorrentes, aos candida tos ao mesmo bocado de pão ou de terra, ou ao mesmo poço de petróleo.

Diz-se que a paisagem é um estado de alma, que a paisagem de fora a vemos com os olhos de dentro, será porque esses extraordinários órgãos interiores de visão não souberam ver estas fábricas e estes hangares, es tes fumos que devoram o céu estas poeiras tóxicas, estas lamas eternas, estas crostas de fuligem, o lixo de on tem varrido para cima do lixo de to dos os dias, o lixo de amanhã varrido para cima do lixo de hoje, aqui seriam suficientes os simples olhos da cara para convencer a mais satisfeita das almas a duvidar da ventura em que supunha comprazer-se. pp. 89, 90

273 os inimigos sem ódio autêntico, tudo adormece. (…) Todos trazemos ao pescoço a canga da monotonia, to dos esperamos, sabe o diabo o quê! (…) Morfina. Intoxicação permitida por lei e anunciada nos jornais. Pretex to para passar o tempo, como se a eternidade fosse a vida do homem. pp. 270, 271 Ódios p. 110

O amor só serve para chacota ou para dar oportunidade aos fortes de se deliciarem com as fraquezas dos fracos. A existência dos fracos é van tajosa como recreio, serve de válvula de escape. pp. 390, 391 Ideais p. 102 Entramos como leões e saímos como sendeiros. Está-nos na massa do sangue... Havia muito entusiasmo, muita dedicação, era como se nos tivesse naseido um filho. Mas havia, também, muita gente disposta a dar cabo dos nossos ideais, E não se ol hava a meios. Depois, o pior foi terem aparecido uns tantos que queriam, à viva força, salvar a Pátria. Como se ela estivesse para se perder!... Co meçon cada qual a não saber o que queria. Amigos de ontem eram inimi gos no dia seguinte, sem bem sabe rem porquê. p. 214 Monotonia p. 106 Todos nós ingerimos diariamente a nossa dose de morfina que ador mece o pensamento. Os hábitos, os vícios, as palavras repetidas, os gestos repisados, os amigos monótonos, do ali. (…) Depois da Cintura Industrial principia a cidade, enfim, não a cida de propiamente dita, essa avista-se lá adiante, tocada como uma carícia pela primeira e rosada luz do sol, o que aqui se vê são aglomerações caóticas de barracas feitas de quan tos materiais, na sua maioria pre cários, pudessem ajudar a defender das intempéries, sobretudo da chuva e do frio, os seus mal abrigados mo radores. É, no dizer dos habitantes da cidade, um lugar assustador. pp. 13, 14 Alma p. 94

274 seu nome se criassem estas con fusões e estes conflitos, estes ódios absurdos, estas vinganças dementes, estes rios de sangue derramado? Diário II -23 de janeiro, 1994- p. 25

LEVANTADO DO CHÃO p. 131 Planície p. 132 Do sul, ao encontro deles, vinha uma enorme massa de nuvens, densa e enrolada, sobre a planície cor de palha. O caminho mergulhava a di reito, mal definido entre os valados que se esboroavam, rasoirados pelos ventos do descampado. Ao fundo, ia juntar-se a uma estrada larga, ma neira ambiciosa de dizer em terras Que mais resta, então, senão chorar? Diário I -24 de julho, 1993- pp. 83, 84 Floresta p. 122

Recordar p. 126

Tinha eu um outro fito, levava outro destino, não esse de caminhar, ab sorto, sobre folhas secas, mas vi a floresta e entrei nela, era o crepúscu lo final da tarde, quando já não resta no céu nenhuma cor de violeta e de rosa, é o instante da primeira sombra noturna, também a terra chegou ao cabo jornada e deixa cair os braços, suspirando. Ninguém me apareceu a perguntar o que quero dali, não vieram tocar-me nas costas e assustar-me os frios dedos da floresta, nema ex pulsão seria justa nem a angústia é merecida. O que faço, inocente de maior culpa, não é senão isto, andar como perdido à roda duma árvore gi gantesca, avançar sem guia por entre uma cortina de troncos e um labirinto de névoas, só para ouvir o ruído das folhas que os pés movem, estas du ras, secas, encarquilhadas folhas de plátano que o verão queimou por dentro e o outono sacudiu dos ramos. Quando paro, o som para também e fica à espera, calado, como se me es preitasse. Será num deste silêncios que irei ouvir, enfim, nítida e precisa, a primeira gota de chuva. Diário III -24 de septembreo 1995- p. 159 Deus p. 124

O prazer profundo, inefável, que é andar por estes campos desertos e varridos pela ventania, subir uma encosta difícil e olhar lá de cima a paisagem negra, escalvada, despir a camisa para sentir diretamente na pele a agitação furiosa do ar, e depois compreender que não se pode fazer mais nada, as ervas secas, rente ao chão, estremecem, as nuvens roçam por um instante os cumes dos mon tes e afastam-se apartan em direção Fao mar, e o espírito entra suma es pécie de trance, cresce, dilata-se, não tarda que estale de felicidade.

Permitiria Deus, se existisse, que em que do relógio empurrava o silêncio, insistia em querer afastá-lo, mas o silêncio opunha-lhe a sua massa es pessa e pesada, onde todos os sons se afogavam. Sem desfalecimento, um e outro lutavam, o som com a obstinação do desespero e a certeza da morte, o silêncio com o desdém da eternidade. p. 40 Passado p. 116 Para aquém –ou talvez para além –dos rumores inevitáveis, um silêncio espesso, confrangedor, o silêncio in quisitorial do passado que nos con templa e o silêncio irónico do futuro que nos espera. p. 91 CADERNOS DE LANZAROTE p. 119

Felicidade p. 120

Estar sentado frente ao mar. Pensar que já não restam muitos anos de vida. Compreender que a felicidade é apenas uma questão pessoal, que o mundo, esse, não será feliz nunca.

Recordar o que se fez e achá-lo tão pouco. Diario II -8 setembro, 1994- p. 189 Memoria p. 128 (…) pregunto-me que inquietante me mória é a que ás vezes me toma de ser eu a memória que tem hoje al guém que já fui, como se ao presente fosse finalmente possível ser memó ria de alguém que tivesse sido. Diário I -7 de maio, 1993- p. 31

Raimundo Silva pensou, pessoana mente, Se eu fumasse, acenderia agora um cigarro, a olhar o rio, pen sando como tudo é vago e vário, as sim, não fumando, apenas pensarei que tudo é vário e vago, realmente, mas sem cigarro, ainda que o cigarro, se o fumasse, por si mesmo exprimis se a variedade e a vaguidade das coi sas, como o fumo, se fumasse. p. 52

Pessoanamente p. 146

275 nalmente brilha uma súbita luz a que damos o nome de intuição (…) p. 224

O EVANGELHO SEGUNDO JESUS CRISTO p. 149 Noite p. 150

A noite ainda tem muito para durar. A candeia de azeite, dependurada de um prego ao lado da porta, está ace sa, mas a chama, como uma pequena amêndoa luminosa pairando, mal consegue, trémula, instável, suster a massa escura que a rodeia e enche de cima a baixo a casa, até aos últi mos recantos, lá onde as trevas, de tão espessas, parecem ter-se torna do sólidas. p. 21 Ilusão p. 152 (…) o dia de amanhã não se sabe a quem pertence, há quem diga que a Deus é uma hipótese tão boa como a outra, a de não pertencer a ninguém, e tudo isso, ontem, hoje e amanhã, mataram, outros porque morreram. p. 345 Pensamento p. 140 A diferença está entre um pensa mento activo que escava poços e galerias a partir e ao redor dum facto, e essa outra forma de pensamento, se merece tal nome, inerte, alheado, que quando olha não se detém e segue, apostado na crença de que o que não é mencionado não exis te, como o doente que se considera saudável porque o nome da doença ainda não foi pronunciado. pp. 93, 94 Qualidades p. 142 (…) imaginar-se um tempo em que o comportamento humano será todo ele artificioso, postergando-se, sem mais contemplações, a sinceridade, a espontaneidade, a simplicidade, essas boníssimas e luminosas quali dades de carácter que tanto trabalho deram a definir e a tentar praticar nas épocas já distantes em que, embora conscientes de havermos inventadoa mentira, ainda julgávamos ser ca pazes de viver a verdade. p. 194 Intuição p. 144 (…) pouco mais faço que obsevar o mundo e aprender de quem sabe, noventa por cento do conhecimen to que julgamos ter é daí que nos vem, não do que vivemos, e é lá que está também o apenas pressentido, essa nebulosa informe onde ocasiode tão má serventia. Para a esquerda, quase no roço do horizonte rebaixa do, uma pequena povoação virava a poente as paredes brancas. A planí cie era inmensa, como já foi dito, lisa, arrasada, raras azinheiras isoladas ou aos pares, e pouco mais. Daquela pe quena altura, não era difícil acreditar que o mundo não tem fim conhecido. E a povoação, lugar de destino, vista dali, à luz amarelada e sob a grande placa de chumbo das nuvens, parecia inatingível. p. 16 HISTÓRIA DO CERCO DE LISBOA p. 135 Revelações p. 136 Era lua cheia, daquelas que transformam o mundo em fantasma, quando todas as coisas, as vivas e as ina nimadas, estão murmurando miste riosas revelações, porém vai dizendo cada qual a sua, e todas desencontra damente, por isso não alcançamos a entendê-las e sofremos esta angús tia de quase ir saber e não ficar sa bendo. p. 151 Deuses p. 138 (…) o indiferente e irónico olhar de deuses que, tendo deixado de gue rrear uns contra os outros por serem imortais, se distraem do aborreci mento eterno aplaudindo os que ganham e os que perdem, uns porque

276 à janela. Olhou para baixo, para a rua coberta de lixo, para as pessoas que gritavam e cantavam. Depois levan tou a cabeça para o céu e viu-o todo branco, Chegou a minha vez, pensou. O medo súbito fê-la baixar os olhos. A cidade ainda ali estava. p. 423 Tempo p. 174 (…) O tempo está-se a acabar, a po dridão alastra, as doenças encontram as portas abertas, a água esgota-se, a comida tornouse veneno (…) pp. 384, 385 Silêncio I/I p. 176 (…) a música acabou, nunca houve tanto silêncio no mundo (…) p. 312 Medo p. 178 (...) ja éramos cegos no momento em que cegámos, o medo nos cegou, o medo nos fará continuar cegos (…) p. 173 Ruas p. 180 As ruas estão desertas, por ser ainda cedo, ou por causa da chuva, que cai cada vez mais forte. Há lixo por toda a parte, algumas lojas têm as portas abertas, mas a maioria delas estão fechadas, não parece que haja gente dentro nem luz. p. 287 Brancura p. 182 Era como se houvesse um muro branco do outro lado (…) a insondável brancura cobria tudo (…) era também como se tudo isto estivesse já a di luir-se numa espécie de estranha di(…) o mal, que nasceu com o mun do, e dele, quanto sabe (…) é como a famosa e nunca vista ave Fénix que, parecendo morrer na fogueira, de um ovo que as suas próprias cinzas cria ram volta a renascer. O bem é frágil, delicado, basta que o mal lhe lance ao rosto o bafo quente de um simples pecado para que se lhe creste para sempre a pureza, para que se quebre o caule do lírio e murche a flor da la ranjeira. p. 352 ENSAIO SOBRE A CEGUEIRA p. 165 Poço p. 166

Como está o mundo, tinha pergunta do o velho da venda preta, e a mulher do médico respondeu, Não há dife rença entre fora e o dentro, entre o cá e o lá, entre os poucos e os muitos, entre o que vivemos e o que teremos de viver (...) p. 314 Ainda p. 172 A mulher do médico levantou-se e foi não serem mais do que diferentes nomes da ilusão. p. 141 Fogo p. 154 Fôssemos nós tão imprudentes, ou tão ousados, como as borboletas, fa lenas e outras mariposas, e ao fogo nos lançaríamos, nós todos, a espécie humana em peso, talvez uma com bustão assim imensa, um tal clarão, atravessando as pálpebras cerradas de Deus, o despertasse do seu le tárgico sono, demasiado tarde para conhecer-nos, é certo, porém a tem po de ver o princípio do nada, agora que tínhamos desaparecido. p. 169 Mundo p. 156 (…) Como será o mundo em que eu não estiver, sendo este o que é. p. 155 Deserto I/I p. 158 Um vento veio correndo entre as pe dras, levantou uma nuvem de poeira que atravessou o deserto, e depois nada, o silêncio, o universo calado contemplando os homens e os ani mais, à espera, telvez, ele próprio, de saber que sentido lhe atribuem, ou encontram (…) p. 238 Sombras p. 160 (…) embora já tivesse, por minha conta, entrevisto uns clarões e umas sombras no futuro, não cuidei que os clarões fossem de fogueiras e as som bras de tanta gente morta (…) p. 391 Mal p. 162

Pelas poucas janelas que davam para o pátio interior entrava uma última claridade, cinzenta, moribunda, que declinava rapidamente, já a resvalar para o poço negro e profundo que ai ser esta noite. p. 267 Inferno p. 168 (…) Tinha de ser, o inferno prometido vai principiar. p. 94 O cá e o lá p. 170

Sempre fui sensível ao absurdo das despedidas de cais, com tudo já dito e sem tempo para recomeçar, com um combóio que não se decide a par tir e um relógio que soletra os últimos segundos (...) p. 229 Biografia p. 212

O HOMEN DUPLICADO p. 191 Certeza p. 194

O que ele sente, e talvez, entre todas estas pessoas que passam, seja o único a senti-lo, é uma espécie de ameaça flutuando no ar, aquela que os temperamentos sensíveis perce bem quando a massa de nuvens que tapa o céu se crispa à espera de que o trovão deflagre, quando uma pormensão, sem direcções nem referên cias, sem norte nem sul, sem baixo nem alto. p. 17 Tudo p. 184 Nem uma pálida luz nas janelas, nem um reflexo desmaiado nas fachadas, o que ali estava não era uma cidade, era uma extensa massa de alcatrão que ao arrefecer se moldara a si mes ma em formas de prédios, telhados, chaminés, morto tudo, apagado tudo. p. 353 Sentido p. 186 (...) as lágrimas que sentido têm quando o mundo perdeu todo o sen tido. p. 321 Alucinações p. 188 (...) naquele mesmo instante pensou que tinha enlouquecido, ou que desa parecida a vertigem ficara a sofrer de alucinações, não podia ser verdade o que os olhos lhe mostravam, aquele homem pregado na cruz com uma venda branca a tapar-lhe os olhos (…) p. 410 Ausência p. 190 (...) um silêncio que parecia es tar a ocupar o espaço de uma ausência, como se a humanida de, toda ela, tivesse desaparecido, deixando apenas uma luz acesa e um soldado a guardá-la, a ela e a um resto de homens e de mul heres que a não podiam ver. p. 204

A vida são também minutos que não podem desligar-se uns dos outros, e o tempo será uma massa pastosa, densa e obscura, no interior da qual nadamos dificilmente, tendo por cima de nós uma claridade indecifrada que devagar se vai apagando, como um dia que, tendo amanhecido, à noite de que saiu regressasse. p. 91 Despedidas p. 210

OBJETO QUASE p. 203 Planície p. 204

Um silêncio absoluto se espalmou-se sobre la planície. E de repente a cida de desapareceu. Coisas. p. 107

MANUAL DE PINTURA E CALIGRAFIA p. 207 Minutos p. 208

A noite mantinha-se agarrada aos telhados da cidade, os candeeiros da rua ainda estavam acesos, mas a primeira e subtil aguada da manhã já começara a tingir de transparências a atmosfera lá no alto. Foi assim que teve a certeza de que o mundo nãa acabaria hoje (...) p. 32 Metrópole p. 196 (…) gigantesca metrópole que se estende pelo que antigamente ha viam sido montes, vales e planícies, e agora é um secessiva duplicação horizontal e vertical de um labirinto, de começo agravada por componen tes que designaremos por diagonais, mas que, no entanto, com o decorrer do tempo, se revelaram até certo ponto equilibradores da caótica mal ha urbana (…) p. 73 ENSAIO SOBRE A LUCIDEZ p. 199 Ameaça p. 200

277 ta rangeu no escuro e uma corrente de ar gelado nos veio tocar o rostro, quando um presságio maligno nos abriu as portas do desespero, quando uma risada diabólica nos dilacerou o delicado véu da alma. p. 120

278 Fulgurância p. 246 Muitas vezes esquecemos o que gos taríamos de poder recordar, outras vezes, recorrentes, obsessivas, rea gindo ao mínimo estímulo, vêm-nos do pasado imagens, palavras soltas, fulgurância, iluminações, e não há ex plicação para elas, não as convocá mos, mas elas aí estão. p. 141

O que ainde não está, o que veio e transita, o que já não está. O lugar só espaço e não lugar, o lugar ocupado e, portanto, nomeado, o lugar outra vez espaço e depósito do que fica. Esta é a mais simples biografia de um ho mem, de um mundo e talvez também de um quadro. Ou de um livro. Insisto que tudo é biografia. Tudo é vida vivida, pintada, escrita: o estar vivendo, o estar pintando, o estar escrevendo: o ter vivido, o ter escrevido, o ter pintado. E o antes de tudo isto, o mundo ainda deserto, esperando ou preparando a vinda do homem e dos otros animais, todos os animais, as aves de carne macia, e penas, e cantos, Um enorme silêncio sobre as montanhas e as planícies. E depois, muito mais tarde, o mesmo si lêncio, sobre montanhas e planícies já diferentes, e também sobre as cida des vazias, algum tempo ainda com papéis soltos rolados pelas ruas por um vento interrogativo que sai para o campo sem resposta. Entre as duas imaginações, a que o antes requer e a que o depois ameaça, está a biogra fia, o homem, o livro, o quadro. p.132 Sinais p. 214 Tantas palavras escritas desde o princípio, tantos traças, tantos sinais, tantas pinturas, tantas necessidade de explicar e entender, e ao mesmo tempo tanta dificuldade porque ain-

A JANGADA DE PEDRA p. 253 Desmaio p. 254 (...) e o céu baixo, o ar pardento, a paisagem aflita, eram já o desmaio de um mundo final, despovoado, mi serando depois de tanto sofrimento e canseira, de tanto viver e morrer, de tanta vida teimosa e morte sucessi va. p. 220 Deserto I/II p. 256 Avança sem olhar para trás, primeiro tão rapidamente quanto lho permi tem as forças, depois, porque elas foram quebrando, devagar. Não sente qualquer impressão de medo neste silêncio entre os paredões que são os montes, é homem que nasceu e viveu num deserto, sobre poeira e pedras, onde sem espanto é possível en contrar uma queixada de cavalo, um casco ainda com a ferradura pregada, há quem diga que nem os ginetes do Apocalipse sobreviveram ali, morreu de guerra o cavalo da guerra, morreu da não acabámos de explicar e ain da não conseguimos entender. (…) O mundo está velho e dolorido. pp. 109, 110 Instante p. 216 Agora mesmo o mundo tranforma-se lá fora. Nenhuma imagem o pode fixar: o instante não existe. A onda que vinha rolando já se quebrou, a folha deixou de ser asa e não tardará a estalar, resseca, debaixo dos pés. E há o ventre inchado que rapidamente desce, a pele esticada que se reab sorve, enquanto uma criança arqueja e grita. Não é tempo de deserto. Não é já tempo. Não é ainda tempo. p. 134 TODOS OS NOMES p. 237 Escuridão p. 238 (…) a escuridão em que estás metido aqui não é maior do que a que existe dentro do teu corpo, são duas escu ridões separadas por uma pele (…) tens de aprender a viver com a escu ridão de fora como aprendeste a viver com a escuridão de dentro (…) p. 177 Acontecer p. 242 (…) Só porque vivemos absortos é que não reparamos que o que nos vai acontecendo deixa intacto, em cada momento, o que nos pode acontecer (…) p. 48 AS PEQUENAS MEMÓRIAS p. 245

279 vel para poder guardar o seu próprio segredo, uma espécie de semente oculta debaixo da terra, que germina longe dos olhos, até que de repente afasta o torrão e aparece à luz, um talo enrolado, uma folha amarrotada que lentamente se desdobra. p. 286

Hombre p. 266 (...) talvez o homem seja esse animal que não pode, ou não sabe, ou não quer ser consolado, mas certos actos seus, sem outro sentido que pare cerem que o não têm, sustentam a esperança de que o homem virá um dis a chorar no ombro do homem, provavelmente tarde de mais, quan do já não houver tempo para outra coisa. p. 73 de peste o cavalo da peste, morreu de fome o cavalo da fome, a morte é a suma razão de todas as coisas e sua infalível conclusão, a nós o que nos ilude é esta linha de vivos em que estamos, que avança para isso a que chamamos futuro só porque algum nome lhe havíamos de dar, colhen do dele incessantemente os novos seres, deixando para trás incessante mente os seres velhos a que tivemos de dar o nome de mortos para que não saiam do passado. pp. 191, 192 Vida p. 258 (...) muito difícil se vai tornando já destrinçar, se tal se pode em algum momento da vida, entre verdade e fantasias. p. 36 Silêncio I/II p. 260 (…) a água do Irati retirou-se como onda que da praia reflui e se afasta, o leito do rio ficou à vista, pedras, lodo, limos, peixes que saltando boquejam e morrem, o súbito silêncio. p. 21 Engano p. 262 (...) estas águas são outras, assim a vida se transforma, mudou e não demos por isso, estávamos quietos e julgávamos que não tínhamos mu dado, ilusão, puro engano, íamos com a vida. p. 130 Semente p. 264 (...) uma palavra, quando dita, dura mais que o som e os sons que a for maram, fica por aí, invisível e inaudí-

Entre dois infinitos de azul avança a onda, Toda de sol coberta, rebrilhando, Líquido corpo, instável, de água cega. De longe acorre o vento, transportando O pólen das flores e os mais perfumes Da terra confrontada, escura e verde. Trovejando, a vaga rola, e fecundada Se lança para o vento à sua espera No leito de rochas negras que se encrespam De agudas unhas e vidas fervilhantes. Ainda alto as águas se suspendem No instante final da gestação sem par. E quando, num rapto de vida que começa, A onda se despedaça e rasga no rochedo, O envolve, cinge, aperta e por ele escorre —Da espuma branca, do sol, do vento que soprou, Dos peixes, das flores e do seu pólen, Das algas trémulas, do trigo, dos braços da medusa, Das crinas dos cavalos, do mar, da vida toda, Afrodite nasceu, nasce o teu corpo. pp. 236, 238

280 OS POEMAS POSSÍVEIS p. 249 Afrodite p. 250 Ao princípio, é nada. Um sopro apenas, Um arrepio de escamas, o perpassar da sombra Como nuvem marinha que se esgarça Nos radiais tentáculos da medusa. Não se dirá que o mar se comoveu E que a onda vai formar-se deste frémito. No embalo do mar oscilam peixes E os braços das algas, serpentinos, À corrente se dobram, como ao vento As searas da terra, as crinas dos cavalos.

281 to our future (...) p. 104

THE YEAR OF THE DEARTH OF RICARDO REIS p. 37 Late p. 38 Already so late, this day has en ded, what remains hovers in the remote distance over the sea and is fast escaping. p. 11 Light p. 40 (…) a man cannot wander about forever. It is not only the blind who need a walking stick to probe one step ahead or a dog to sniff out danger, ever a man with the sight of two eyes needs a light he can follow, one in which he believes or hopes to believe, his very doubts serving in the absence of anything better. p. 72 A man p. 42

BY

Loneliness p. 44 (…) loneliness is not living alone, eternity, or at least half of it, which would be no bad thing. p. 303 Life p. 30 They saw no sign of unhappiness or misery; streams flowed over pebbles everywhere, and birds were singing. So perhaps life was simply to sit on the grass, holding a calendula without stripping off the petals, either because one already knew the answers or because they were so unimportant that to discover them would not be worth a flower's life. p. 249 Destined p. 32

TEXTS JOSÉ

There are moments when time appears to be slow in passing. Like a swallow building its nest in the eaves, it enters and leaves, comes and goes, but always within sight, and both we and the swallow might think that we are bound to go on like this for all

It is not true that tomorrow belongs only to God, that men must wait to see what each day brings, that death alone is certain and not the hour when it Will strike. These are the maxims of those who are incapable of understanding the signs pointing BALTASAR AND BLIMUNDA p. 19 Wind p. 20

The wind is now southeasterly. It blows vigorously. The earth below sweeps past like the mobile surface of a river that carries with it fields, woodlands, villages, a medley of green, yellow, ocher, and brown, and white walls, the sails of windmills, and threads of water over water. p. 183 Nebulous and obscure p. 26 (...) when something is expounded and counterpoised, it is nearly always nebulous and obscure and finishes up in a meaningless void. (...) There is silence after listening to music or a sermon. What does it matter if a sermon is praised or music applauded, for perhaps only silence truly exists. p. 146 Eternity p. 28

SARAMAGO IN ENGLISH

When we get old, things that are destined to come about start to happen, and at last we are capable of believing those we once doubted, and even when we find it difficult to believe that such things can happen, we believe that they Will happen. p. 244 Signs p. 34

It is nearly always like this, a man torments himself, frets, thinks the worst,believes that the world is about to demand a full explanation, when in fact the world has moved on, thinking about other things. p. 78

282 horizon and new wonders. p. 178 The place p. 54 (…) Innumerable people live within us. If I think and feel, I know not who is thinking and feeling, I am only the place where there is thinking and feeling, and, though they do not end here, it is as if everything ends, for beyond thinking and feeling there is nothing. (...) who will be thinking in the place where I am, because of thinking. Who will be feeling what I am feeling, or feel that I am feeling in the place where I am, because of feeling. Who is using me in order to think and feel, and among the innumerable people who live within me, who I am, Who, Quem, Quain, what thoughts and feelings are the ones I do not share because they are mine alone. Who am I that others are not nor have nor will come to be. p. 13 The letter p. 56 It is raining out there with such a deafening noise that it seems that the rain is falling throughout the world, that as the globe turns, its waters hum in space as if on a spinning top. The dense roar of the rain fills my mind, my soul is an invisible curve drawn by the sound of the wind that blows relentless, an unbridled horse rejoicing in its freedom, hooves clattering through these doors and loneliness is the inability to keep someone or something within us company, is not a tree that stands alone in the middle of a plain but the distance between the deep sap and the bark, between the leaves and the roots. (…) I don’t recall ever having felt myself to be truly useful. I believe that this is the first loneliness, to feel that we are useless. pp. 193, 194 Fate p. 46 (…) perhaps this is fate, we know what will happen, know it is inevitable, yet remain silent, onlookers only, watching the spectacle of the world even as we leave it. p. 348 Infinity p. 50 Who knows what star or kite holds them at that point, where, as the textbook informs us, parallel lines meet at infinity, an infinity that must be truly vast to accommodate so many thing, dimensions, lines straight and curved and intersecting, the trams, that go up there tracks and the passengers inside the trams, the light in the eyes of every passenger, the echo of words, the inaudible friction of thoughts. p. 60 Road p. 52 (...) a welcome break in the monotony of existence. We think we have arrived at the end of the road, but it is only a bend opening onto a new windows while the voile curtains, inside, sway ever so gently. A man surrounded by tall pieces of furniture is writing a letter, composing his text so that the absurd appears logical and the incoherent clear, so that weakness becomes strength, mortification dignity, and fear boldness, because what we would like to have been is as valuable as what we have been. p. 167 Rain p. 58 Here the sea ends and the earth begins. It is raining over the colorless city. The waters of the river are polluted with mud, the riverbanks flooded. p. 1 Remembrance p. 60 But everything is diffuse and hazy, the architecture nothing but blurred lines. It must be the weather, the hour of day, his failing eyesight. Only the eyes of remembrance remain, as sharp as those of a hawk. p. 22 Reality p. 62 (…) decides that the purpose of art is not imitation, (…) because reality does not tolerate its reflection, rather, it rejects it. Only a different reality, whatever it is, way be substituted for the reality one wishes to convey. The difference between them mutually demonstrates, explains, and measures them, reality as the

The cry p. 74 (…) God is the silence of the universe and man is the cry that gives meaning to that silence. p. 29 Humanity p. 76 Some would say that cynicism is an illness afflicting the elderly, (...) To this day the hopefulness of young people has never succeeded in making the world a better place, and old people's

THE NOTEBOOK p. 69 Memory p. 70

In physical terms we inhabit space, but in emotional terms we are inhabited, by memory. A memory composed of a space and a time, a memory inside which we live, like an island between two oceans-one the past, the other the future. p. 4

283 ever increasing acerbity has never been so bad that it has made it worse. (...) What we call the world is the state of ourselves, wretched humanity (...) p. 65 THE CAVE p. 79 Icebergs p. 80 (…) we are already driving through the Agricultural Belt, or Green Belt, as it continues to be called by those who simply love to disguise harsh reality with words, this slush colour that covers the ground, this endless sea of plastic where the greenhouses, all cut to the same size, look like petrified icebergs, like gigantic dominoes without the spots. p. 71 Nothing p. 82 (…) when he was on night patrol, and all the lights were dimmed and he walked along the deserted galleries, wend up and down in the lifts, as if he were keeping watch over nothing in order to en sure that it continued to be nothing. p. 215 Strangers p. 86 (…) from one hour to the next we've become like strangers in this world (…) p. 292 Stage presentiment p. 90 (...) there are things in life which define themselves, a particular man, a particular woman, a particular word, a particular moment, that is all we would have to say for everyone to understand what we meant, but there are other things, and it might even be the same man and the same woman, the same word and the same moment, which, viewed from a different angle, in a different light, come to signify doubts and perplexities, troubling sings, a stage presentiment (...) p. 83 Road p. 92 (…) and the road, which grows dirtier now, crosses the Industrial Belt, cutting a swathe through not only factory buildings of every size, shape and type, but also fuel tanks, both spherical and cylindrical, electricity substations, netwoks of pipes, air ducts, suspension bridges, tubes of every thickness, some red, some black, chimneys belching out pillars of toxic fumes into the atmosphere, long-armed cranes, chemical laboratories, oil refineries, fetid, bitter, sickly odours, the strident noise of drilling, the buzz of mechanical saws, the brutal thud of steam hammers and, very occasionally, a zone of silence, where no one knows exactly what is being produced. (…) Once past the Industrial Belt, the city finally begins, not the city proper, for that can be seen beyond, touched by the caress of the first, invention it was, invention as the reality it will be. p. 89 The core p. 64 Time drags like a sluggish wave, it is a sphere of molten glass on whose surface myriad glints catch one's eye and engage one's attention, while inside glows the crimson, disquieting core. p. 329 The wall p. 66 (...) the wall that separates the living from one another is no less opaque than the wall that separates the living from the dead. p. 235

rosy light of the sun, and what greets one are chaotic conglomerations of shacks made by their ill-housed inhabitants out of whatever mostly flimsy materials might help to keep out the elements, especially the rain and the cold. It is, as the inhabitants of the city put it, a frightening place. pp. 3, 4 Soul p. 94 They say that landscape is a state of mind, that we see the outer landscape with our inner eye, but is that because those extraordinary inner organs of vision are unable to see these factories and these hangars, this smoke devouring the sky, this toxic dust, this never -ending mud, these layers of soot, yesterday's rubbish swept on top of the rubbish of every other day, tomorrow's rubbish swept on top of today's rubbish, here even the most contented of souls would require only the eyes in his head to make him doubt the good fortune he imagined was his. p. 71

SKYLIGHT p. 97 Beast p. 98 Life is a fight to the death, always and everywhere. It's a case of every man for himself. Love is the cry of the weak, hatred is the weapon of the strong. Hatred for their rivals and

If men hate each other, then there's no hope. We will all be the victims of that hate. We will slaughter each other in wars we don't want and for which we're not responsible. They'll put a flag in front of us and fill our ears with words. And why? To plant the seeds for a new war, to create more hatred, to create new flags and new words. Is that why we're here? To have children and hurl them into the fiery furnace? To build cities and then raze them to the ground? To long for peace and have war instead? p. 301 Crater p. 112

It was a dark night. He opened the window. All was shadows and silence, but there were stars in the sky. From horizon to horizon the Milky Way unfurled its luminous path. And from the city, rising up to the heavens, came a dull volcanic rumble. p. 165 Tick-tock p. 114 Time slipped slowly by. The ticktock of the clock kept nudging the silence, trying to shoo it away, but the silence resisted with its dense, heavy mass, in which all sounds drowned. Both fought unremittingly on, the ticking clock with the obstinacy of despair and the certain knowledge of competitors, for candidates for the same piece of bread or land or the same oil well. Love is either just a joke or something that gives the strong a chance to make fun of the weakness of the weak. For them, the existence of the weak is useful as a pastime, an escape valve. p. 299 Ideals p. 102 We enter like lions and leave like broken old nags. It's in our blood. We were as overflowing with enthusiasm and energy as if a child had been born to us. But there were also plenty of people bent on destroying our ideals. And they didn't care how. Then the worst of it was that a few others turned up wanting, at all costs, to save the Fatherland. As if it needed saving. People no longer knew what they wanted. Men you were friends with yesterday became enemies the next day,without anyone quite knowing why. pp. 159, 160 Monotony p. 106 We all receive the daily dose of morphine that dulls our thoughts. Habits, vices, repeated word and hackneyed gestures, boring friends and enemies we don’t even really hate these are all things that dull our minds. (…) We all wear around our neck the yoke of monotony, we all have hopes, though heaven knows what for! (…) Morphine. A legal drug

284 advertised in all the papers. A way of passing the time, as if we were all going to live for ever. pp. 205, 206 Hatred p. 110

On this side -or perhaps on the other side too- of the inevitable noises, lay a dense, painful silence, the inquisitorial silence of the past observing us and the ironic silence of the future that awaits us. p. 66

A mass of dense, towering clouds was heading towards them from the south over the straw-coloured plain. The path plunged downwards, barely distinguishable between the crumbling ditches planed almost flat by the winds sweeping in across the empty expanse. At the bottom, the path would join a wide road, a rather ambitious word to use in a place so ill served by roads. To the left, almost hugging the low horizon, a small settlement turned its white walls to face the west. As we said before, the plain was vast and smooth, interrupted only by a few holm oaks, alone or in pairs, and little else. From that modest vantage point, it was not difficult to believe that the world had no known end. And seen from there, in the yellowish light and beneath the great leaden sheet of

p. 172 Intuition p. 144 (…) I simply observe the world and learn from those who know, ninety per cent of the knowledge we claim to possess comes to us in this way not from first-hand experience, and therein also resides the merest premonition, that nebulous information wherein occasionally shines that sudden light we call intuition (…) pp. 199, 200 "Pessoanly" p. 146 Raimundo Silva, thought to himself, in the manner of Fernando Pessoa, If I smoked, I should now light a cigarette, watching the river, thinking how vague and uncertain everything is, but, not smoking, I should the clouds, the settlement, their destination, seemed unreachable. p. 6

THE HISTORY OF THE SIEGE OF LISBON p. 135 Revelations p. 136 There was a full moon, one of those moons that transform the world into a ghostly apparition, when all things, living and inanimate, whisper mysterious revelations, each expressing its own, and all of them discordant, therefore we never come to understand them and we suffer the anguish of almost but never quite knowing. p. 132 Gods p. 138 (...) indifferent and ironic gaze of the gods who, having stopped fending with each other, and being immortal, distract themselves from eternal boredom by applauding those who win and those who lose, the former because they have killed, the latter because they have died. p. 309 Thinking p. 140

285 the sick man who considers himself healthy because the nature of his illness has not yet been diagnosed.

p. 82 Qualities p. 142 (…) to imagine a time in which all human behaviour will be artificial, disregarding without further thought sincerity, spontaneity, simplicity, those most excellent and shining qualities of character which were so difficult to define and put into practice in times long since past when, although conscious of having invented falsehood, we still believed ourselves capable of living the truth.

RAISED FROM THE GROUND p. 131 Plain p. 132

The difference is between an active thinking which goes burrowing around some fact, and this other form of thinking, if worthy of the name, which is inert and detached, when it looks it does not linger but passes on, convinced that what has not been mentioned does not exist, like death, while the silence had on its side disdainful eternity. p. 25 Past p. 116

Through the few windows that looked on to the inner courtyard entered the last glimmer of light, grey, moribund, as it rapidly faded, already slipping away into the deep black well of the night ahead. p. 195 Hell p. 168 (…) It had to be, the promised hell is about to begin. p. 64 Here and there p. 170

286 delicate. Evil need only blow the hot breath of venial sin on to the face of purity for it to become scarred for evermore, for the stalk of the lily to break and the flower of orange-blossom to wither. p. 267

Wind came playing between the stones, raised a cloud of dust which swept across the wilderness, and then nothing, silence the universe quietly watching men and animals, perhaps waiting to see what meaning they could find, recognize or attribute to those words (…) p. 178

The shadows p. 160 (…) I myself have caught glimpses, of the light and darkness ahead, I never realized the light was coming from the burning stakes and the shadows from innumerable corpses (...) p. 299 Evil p. 162

BLINDNESS p. 165 Black well p. 166

The doctor’s wife got up and went to the window. She looked down at the street full of refuse, at the shouting, singing people. Then she lifted her head up to the sky and saw ourselves all together on to the flames, then who knows, perhaps the blaze would be so fierce and the light so dazzling that God would open His eyes and be roused from His torpor, too late, of course, to recognize us, but in time to see the impending void once we had gone up in smoke. p. 122 World p. 156 (…) What other world awaits me, this one being what it is. p. 112 Wilderness I/I p. 158

THE GOSPEL ACCCORDING TO JESUS CHRIST p. 149 Night p. 150 Night is far from over. Hanging from a nail near the door, the oil lamp is burning, but the flickering flame, like a small, luminous almond, tremulous and unsteady, can barely impinge on the encroaching darkness which fills the house from top to bottom and penetrates the furthest corners where the shadows are so dense that they appear to form one solid mass. p. 7 Illusion p. 152

But the evil born with the world, and from which the world has learned everything it knows (…) is like that famous Phoenix no one has ever seen and which, even while appearing to perish in the flames, is reborn from an egg hatched from its own ashes. Good is fragile and simply think that everything is truly uncertain and vague, without a cigarette, even though the cigarette, were I to smoke it, would in itself express the uncertainty and vagueness of things, like smoke itself, were I to smoke. pp. 42, 43

For no one can tell who will triumph tomorrow, some say God, others say nobody, one hypothesis is as good asthe other because to speak of yesterday, today and tomorrow is simply to give different names to the same illusion. p. 102 Flames p. 154 Were we humans as foolhardy or daring as those butterflies, moths and other winged insects, to throw

What's the world like these days, the old man with the black eyepatch had asked, and the doctor's wife replied, There's no difference between inside and outside, between here and there, between the many and the few, between what we're living through and what we shall have to live through (…) p. 229 Still p. 172

Meaning p. 186 (…) what meaning do tears have when the world has lost all meaning (…) p. 234 Hallucinations p. 188 (…) at that very moment she thought she had gone mad or that the lifting of the vertigo had given her hallucinations, it could not be true what her eyes revealed, that man nailed to the cross with a white bandage covering his eyes (…) p. 300 Absence p. 190 (...) a silence that seemed to occupy the space of an absence, as if humanity, the whole of humanity, had disappeared, leaving only a light and a soldier keeping watch over it. p. 147

All p. 184 Not so much a pale light in the windows, nor a warning reflection on the house fronts, what was there was not a city, it was a great mass of pitch which, on cooling, had hardened in the shape on buildings, rooftops, chimneys, all dead, all faded. p. 258

287 atmosphere. This was how he knew that world would not end today (…) p. 20 Metropolis p. 196 (…) inhabit the vast metropolis that extends over what were, long ago, hills, valleys and plains, and which is now a continuous labyrinthine duplication both horizontally and vertically, initially made more complicated by components we will term diagonals, but which, meanwhile, with the passing of time, have brought some measure of equilibrium to the chaotic urba mesh (…) p. 58 SEEING p. 199 Menace p. 200 What he feels, and he may be the only person amongst those passing by to feel this, is a kind of menace floating in the air, the kind that sensitive temperaments feel when the thick clouds covering the sky grow tense with waiting for the thunderbolt to fall, or as we might feel when a door creaked open in the darkness and a current of icy air brushed our cheek, when an awful feeling of foreboding opened the gates of despair to us, when a diabolical laugh sundered the delicate veil of the soul. p. 107

THE DOUBLE p. 193 Certainty p. 194 The night was still clinging to the city’s rooftops, the streetlamps were still lit, but the first, subtle wash of early morning light was beginning to lend a certain transparency to the upper everything white, It is my turn, she thought. Fear made her quickly lower her eyes. The city was still there. p. 309 Time p. 174 Time is coming to an end, putrescence is spreading, diseases find the doors open, water is running out, food has become poison (...) p. 281 Silence I/I p. 176 (…) the music has stopped, never has there been so much silence in the world (…) p. 228 Fear p. 178 (…) we were already blind the moment we turned blind, fear struck us blind, fear will keep us blind (…) p. 123 Streets p. 180

The streets are deserted, either because it is still early, or because of rain that is becoming increasingly heavy. There is litter everywhere, some shops have their doors open, but most of them are closed, with no sign of life inside, nor any light. p. 209 Whiteness p. 182 It was as if there were a white wall on the other side. (...) an impenetrable whiteness covered everything. (...) but at the same time it was as if all of this were already dissolving into a kind of strange dimension, without direction or reference points, with neither north or south, below or above. p. 7

SMALL MEMORIES p. 245 Flashes p. 246 We often forget what we would like to remember, and yet certain images, words, flashes, illuminations of a world, and perhaps even of a picture. Or of a book. I insist that everything is biography. Everything is life, lived, painted and written: to be living, to be painting, to be writing: to have lived, to have written, to have painted. And the prelude to all this, the world still uninhabited,waiting or preparing forthe arrival of man and the other animals, all the animals, the birds of tender flesh, of feathers and songs. A great silence over the mountains and plains. And then, very much later, the same silence over different mountains and plains and over deserted cities, loose sheets of paper still being blown through the streets by a questioning wind which moves off into the countryside without any response. Between the two imaginings, the one the before demands, and the other which the afterward threatens, there is biography, man, the book, the picture. pp. 112, 113 Markings p. 214 So many words written from the beginning, so many lines, markings, paintings, such a need to explain and understand and, at the same time, so much effort, for we have still not finished explaining or reached any real understanding. (…) The world is old and sorrowful. p. 91 Instant p. 216 Even as I write, the world outside is

Happen p. 242

288 changing. No image can capture it, the instant does not exist. The wave that came rolling has already broken, the leaf has ceased to be a wing and will soon snap, withered under our feet. And there is the swollen belly which rapidly goes down, the stretched skin which contracts again, while a child struggles for breath and calls out. This is not the time for the desert. It is no longer time. It is not yet time. p. 114

It's only because we live so sunk in ourselves that we don't notice that what is actually happening to us leaves intact, at every moment, what might happen to us (...) p. 34

I have always been struck by the absurdity of farewell on station platforms. Everything has already been said and there is no time to start all over again, no sign of the train leaving as the clock ticks out those last few seconds. p. 227 Biography p. 212

ALL THE NAMES p. 237 Darkness p. 238 (…) the darkness you’re in is no greater than the darkness inside your own body, they are two darknesses separated by a skin (…) you have to learn to live with the darkness outside just as you learned to live with the darkness inside (…) p. 149

What has yet to be, what has come and gone, what no longer is. The place nothing but space, and not a place, the place occupied and therefore designated, the place once more space and the sediment of what remains. This is the most straightforward biography of a man,

THE LIVES OF THINGS p. 203 Plain p. 204 Total silence spread over the plain. And suddenly the city disappeared. Things. p. 113

MANUAL OF PAINTING AND CALLIGRAPHY p. 207 Minutes p. 208 Life also consists of minutes which cannot be separated from each other, and time becomes a thick, dense and obscure mass in which we swim with difficulty, while overhead an unfathomable light begins to fade, a dawn withdrawing into the night from which it has just emerged. pp. 75, 76 Farewell p. 210

289 and inaudible, in order to be able to keep its own secret, a kind of hidden seed below the earth that germinates out of sight until suddenly it pushes the soil aside and emerges into the light, a coiled stem, a crumpled leaf slowly unfolding. p. 226 Man p. 266 (...) perhaps man is a creature who cannot and will not be consoled, but certain human actions, without any meaning other than that of being to all appearances meaningless, sustain the hope that man will one day come to weep on man’s shoulder, probably when it is too late, when there is no longer time for anything else. pp. 54, 55 infallible conclusion, what deceives us is this line of the living in which we find ourselves, which advances to what we call the future simply because we had to give it a name, from where we constantly gather new beings while constantly leaving old ones behind which we were obliged to refer to as the dead lest they should emerge from the past. p. 149 Life p. 258 (…) all the more so since it is becoming extremely difficult, should such a thing ever be possible in life, to separate truth from fantasy. p. 24 Silence I/II p. 260 (…) the waters of the Irati retreated like the waves that ebb from the shore and vanish, leaving the riverbed exposed, nothing but pebbles, mud, slime, fishes that gasp as they leap and die, then sudden silence. p. 12 Deception p. 262 (...) the water is different, life transforms itself like this, it has changed and we haven’t even noticed, we were tranquil and thought we hadn’t changed, an illusion, pure deception, we were moving on with life. p. 101 Seed p. 264 (...) a word, once spoken, lasts longer than the sound and sounds that formed it, the word remains, invisible repeatedly, obsessively return to us from the past at the slightest stimulus, and there's no explanation for that; we don't summon them up, they are simply there. p. 170

THE STONE RAFT p. 253 Dying p. 254 (…) and the clouded sky, the leaden atmosphere, the gloomy landscape were like the dying breath of a world at its end, desolate, expiring after so much sorrow and weariness, so much living and dying, so much resolute life and successive death. p. 172 Wilderness I/II p. 256 He walks on without looking back, at first as quickly as his strength permits, then as he begins to tire, he slows down. He does not feel the least bit nervous in this silence amidst the great walls formed by the mountains, he’s a man who was born and bred in a desert, in a land of dust and stones, where one is never surprised to find a horse’s skull, a hoof with the metal shoe still attached, there are some who say not even the horsemen of the Apocalypse could survive there, the Warhorse died in war, the infected horse died of infection, the starved horse of starvation, death is the supreme raison d’être of all things and their

JOSÉ

290 (1989) Manual de Pintura y Caligrafía (B. Losada, Trad.) Barcelona: Seix (1992)Barral. La balsa de piedra (B. Losada, Trad.) Barcelona: Seix Barral. (1996) Ensayo sobre la ceguera (B. Losada, Trad.) Madrid: Alfaguara. (1997) Cuadernos de Lanzarote (E. Naval, Trad.) Madrid: Alfaguara. (1998) Todos los nombres (P. d. Río, Trad.) Madrid: Alfaguara. (1998) El año de la muerte de Ricardo Reis (B. Losada, Trad.) Madrid: Alfaguara. (2000) La Caverna (P. d. Río, Trad.) Madrid: Alfaguara. (2000) Levantado del suelo (B. Losa da, Trad.) Madrid: Alfaguara. (2003) El Evangelio según Jesucristo (B. Losada, Trad.) Madrid: Alfaguara. por José Saramago. Córdoba: El (1983)Páramo.Memorial do convento (30ª ed.) Lisboa: Caminho. (2015) Objecto Quase (7ª ed.) Lisboa: Porto (1984)Editora. O Ano da Morte de Ricardo Reis (14ª ed.) Lisboa: Caminho. (1986) Levantado do Chão (7ª ed.) Lisboa: Caminho. (1986) A Jangada de Pedra (14ª ed.) Lisboa: Caminho. (1989) História do cerco de Lisboa (8ª ed.) Lisboa: Caminho. (1989) Manual de Pintura e Caligrafia (2ª ed.) Lisboa: Caminho. (1997) Todos os nomes. Lisboa: (2000)Caminho. A caverna (3ª ed.) Lisboa: (2009) El cuaderno (P. d. Río, Trad.) Madrid: Alfaguara. (2003) El hombre duplicado (P. d. Río, Trad.) Madrid: Alfaguara. (2004) Ensayo sobre la lucidez (P. d. Río, Trad.) Madrid: Alfaguara. (2005) Poesía completa (A. Campos Pámpano, Trad.) Madrid: Alfaguara. (2006) Casi un objeto (E. Naval, Trad.) Madrid: Alfaguara. (2007) Las pequeñas memorias (P. d. Río, Trad.) Madrid: Alfaguara. (2011) Historia del cerco de Lisboa (B. Losada, Trad.) Madrid: Alfaguara. (2011) Memorial del convento (B. Losada, Trad.) Madrid: Alfaguara. (2013) Claraboya (P. d. Río, Trad.) Madrid: Alfaguara. Morales Alcudia, (2013) J Saramago

EDICIONESSARAMAGODE LOS TEXTOS

O Homem Duplicado. Lisboa: (2004)Caminho.Ensaio sobre a lucidez (2ª ed.) Alfragide: Caminho. (2005) Os Poemas Possíveis. Madrid: (2006)Alfaguara. As Pequenas Memórias. Lisboa: Caminho. (2009) O Caderno. Lisboa: Caminho. (2011) O Evangelho segundo Jesus Cristo (30ª ed.) Lisboa: Caminho. (2011) Ensaio sobre a cegueira (19 ed.) Lisboa: Caminho. (2011) Claraboia Alfragide: Caminho. (2016) Cadernos de Lanzarote I y II (3ª ed.) Lisboa: Porto Editora. (2017) Cadernos de Lanzarote III (4ª ed.) Lisboa: Porto Editora.

The Stone Raft (H. Brace, Trans.) London: The Harvill Press. (2003) The Cave (M. J. Costa, Trans.) Londres: Ramdom House. (2017) The Gospel according to Jesus Chriist (H. Brace, Trans.) London: Ramdom House. (2002Caminho.)

(2012) Raised from the Ground (M. J. Costa, Trans.) London: Penguin Ramdom House. (2012) Manual of Painting and Calligraphy (G. Pontiero, Trad.) New York: Houghton Mifflin Harcourt. (2015) Skylight (M. J. Costa, Trans.) London: Penguin Ramdom House. (1987) Baltasar and Blimunda (H. B. Jovanovich, Trans.) Orlando, Florida, Congress Cataloging-in-Publication

291 (2004) El hombre duplicado (M. J. Costa, Trans.) London: Penguin Ramdom House. (2005) Blindness (J. Sager, Trans.) London: Ramdom House. (2013) The Lives of Things (G. Pontiero, Trad.) London: Verso. (2007) Seeing (M. J. Costa, Trans.) London: Ramdom House. (2009) Small Memories (M. J. Costa, Trans.) London: Ramdom House. (2010) The Notebook (A. Hopkinson and D. Hahn, Trad.) London: Verso.

The Tear of the Death of Ricardo Reis (H. B. Jovanovich, Trans.) London: The Harvill Press. (2000) The History of the Siege of Lisbon (H. Brace, Trans.) London: The Harvill Press. (2000) All the Names (M. J. Costa, Trans.) Orlando, Florida, United States of America: Library of Congress Cataloging-in-Publication (2000)Data.

United States of America: Library of (1992)Data.

Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.