Simplemente Angelats

Compilaci贸n, pr贸logo y notas: Robert Jara

Simplemente

A N G E L A T S

Ediciones Namul 1

Simplemente Angelats Robert Jara © Ediciones Namul © Robert Jara Diseño / Diagramación / Corrección Ilustración de Portada: Robert Jara Impreso en Guadalupe – Perú Octubre de 2012

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Robert Jara Vélez (Guadalupe, Costa norte del Perú, 1969). Se gradúa como Físico Matemático (Universidad Nacional de Trujillo) en 1996.

Trabaja, desde los ‘90, por el rescate y revaloración de la identidad cultural guadalupana. Funda el grupo literario Namul (Guadalupe, 1997). Viaja a Puerto Rico (1998), donde realiza una maestría en Ciencias Físicas, y concluye estudios doctorales en Física Química. Es miembro de: Grupo literario El Sótano 00931 (Puerto Rico), Asociación Internacional de Músicos Andinos (AIMA), Centro de Desarrollo Cultural RUNAKAY, Gremio de Escritores del Perú (GEP).

Ha sido publicado en: Singuayuco, El Sótano 00931, Tonguas, Los Rostros de la Hidra (antología), Edición mínima (selección de microcuentos y micropoemas), Revista de Literatura de la Universidad de Yauco (ediciones físicas); asimismo en: Ciberayllu, Puente Aéreo, Gambito de rey, No-Retornable y Arte Poética (ediciones digitales). Ha publicado las plaquetas individuales Cantata al silencio (1996), Los abuelos de mis abuelos (2010) y el poemario Nostalgia de Barro (Ornitorrinco Editores, 2011). Ha editado las plaquetas Tributo (2008), Cuatro más (2012), y Simplemente Angelats (2012). Actualmente reside en Trujillo, donde ejerce la docencia universitaria.

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Un trilciano en Guadalupe I Miguel Angelats es un caso sui géneris, sin lugar a dudas, dentro de la breve tradición literaria de Guadalupe. Por conversaciones personales sostenidas con la mayoría de los escritores vivos de Guadalupe y de Trujillo descubrí con asombro que si bien muchos habían oído que Angelats era un poeta y un excelente orador, casi nadie lo había leído (ni oído), a excepción de los que lo conocieron en vida. Entonces, colegí que se le había concedido el título de poeta y orador por tradición, fe y gratitud, seguramente. Hasta hace un lustro yo había leído apenas el poema Huida de Angelats1, el cual había sido publicado en la revista Runakay (1977, Nº 04); poema tomado, según nota aclaratoria de Runakay, de la revista Espigal (1959); poema que incluí en la plaqueta Poemalia (Ediciones Namul, 2007, pag. 18). Si este era el nivel de conocimiento que tenía sobre la obra poética de Angelats alguien comprometido con la literatura, huelga decir lo que sucedería con el nivel de conocimiento de las personas no comprometidas. Esto fundaría y ahondaría mi afán por conocer y difundir la obra de este poeta guadalupano. Y es en estos afanes que algunos escritores que conocieron a Angelats en persona me ofrecieron conseguir algunos datos biográficos, algunos poemas, algunos discursos del poeta guadalupano; pero apenas lograron confirmarme lo que ya había oído: era un buen poeta y un buen orador; así como también confirmarme que lo poco que Angelats había publicado en vida lo habría hecho en las páginas del diario Norte.

II No fue, sino hasta hace un par de años, que pasando asistencia en un aula de la Universidad César Vallejo, me topé con el nombre Juan Angelats; fue imposible que el nombre de mi nuevo estudiante no me trajera a la memoria a Miguel Angelats y la deuda literaria que tengo con éste, por lo que ni bien terminé de pasar lista abordé a mi estudiante. Tras la pregunta de rigor −¿Conoces a Miguel Angelats?−, Juan me dijo que no sólo lo conocía, sino que Miguel Angelats era su tío; entonces le manifesté mi afán de conocer la vida y obra de su tío, y de inmediato me dijo que podría conectarme con su prima Helga Angelats 2, nada más ni nada menos, que hija de Miguel Angelats. Y así fue, como hace un par de meses, tras un diálogo extenso, aunque fragmentado y poco fluido a través de la Internet, Helga, yo y Juan, nos reunimos en persona. Hablamos largo y tendido, comiendo y bebiendo. En el fragor de la conversa Helga me confesó que algunos años atrás había recopilado (parte de) los poemas que su padre publicara en el diario Norte; pues se había propuesto publicar y difundir la obra de su padre, pero que motivos ajenos a su voluntad no se lo habían permitido. Tras convencerse –me lo confesó luego– de mis desinteresadas intenciones literarias, Helga finalmente dijo lo que yo había estado esperando por largo tiempo: Robert, el próximo sábado que voy a casa, te envío todos los poemas que he recopilado de mi padre. Helga, con el apoyo de su amigo Jorge Benites3, se había tomado el trabajo de fotografiar, y luego tipear en digital, los poemas de 1

Si bien en los libros, de los estudiosos más importantes de la literatura de la región La Libertad, Literatura Liberteña (Trujillo, 1999) de Blasco Bazán Vera y Literatura Regional de la Libertad (Trujillo, 2009) de Saniel Lozano Alvarado, Miguel Angelats es incluido como literato, en ninguno se ofrece una muestra literaria del vate guadalupano.

2 Helga Angelats Díaz (Trujillo, 09 de febrero de 1977). Hija de Miguel Angelats. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Privada Antenor Orrego. Ha visitado Guadalupe una sola vez (2000).

3 Jorge Benites Santos (Trujillo, 02 de febrero de 1969). Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Privada Antenor Orrego.

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Miguel Angelats publicados en el diario Norte4. Salté en un pie, sin moverme de mi silla; se me iluminó el rostro: por fin leería otros poemas del poeta guadalupano, por fin tendría poemas (prácticamente) inéditos para publicar y difundir en Guadalupe (en particular) y en otros espacios geográficos.

III Por días rogué que Helga no se desanimara y cumpliera su promesa: entregarme los textos de su padre. Pero luego, cuando ya tuve el sobre manila en mis manos, rogué porque los textos que yacían dentro fueran de tal factura poética que mi (búsqueda) espera (nza) valiera la pena. Un temor primitivo sustentado en la teoría de probabilidades mantenía viva la posibilidad más trágica: que la poesía de Angelats fuera un fiasco, digna de todo olvido. De haber sido así, ahí habría terminado mi interés por Angelats, ahí habría abandonado mi larga búsqueda; pues su guadalupanidad no hubiera bastado para derrumbar mi convicción a prueba de balas: lo guadalupano se apoya sí y sólo sí tiene valor (literario, en este caso). Para suerte mía y la de todos los guadalupanos, tras la primera lectura a vuelo de pájaro, me quedó una grata sensación en el pecho. Tras lecturas más sosegadas e íntimas se esfumó de mí todo temor primitivo, y me preparé a dar la bienvenida, con conocimiento de causa, ahora, a este nuevo poeta guadalupano.

Me invadió un sentimiento de culpa descubrir que esta poesía de buena factura literaria permaneciera oculta bajo el polvo del olvido.

IV Es importante aclarar que aunque Angelats publicara durante años en el diario Norte de Trujillo, y quizá lo hiciera, la lógica así lo dicta, en otros medios escritos contemporáneos, respecto a la publicación y difusión de su obra es, sin caer en arbitrariedades ni mezquindades, un poeta desconocido, un poeta nuevo, a pesar de contar desde siempre con el título de poeta (y de orador). En realidad lo mismo sucedía en Trujillo, por ejemplo, ciudad donde se asentó definitivamente, a excepción de algunos años que lo hizo en Lima.

Ya con un corpus literario, aunque breve, de Angelats en mano; ya con la certeza de que Angelats es un poeta guadalupano que merece ser (re)conocido por justicia literaria ─y no por chovinismo trasnochado─, sólo sería cuestión de tiempo el que su obra viera la luz negada por las décadas. Y así fue. Angelats es al poco tiempo incluido en la plaqueta Cuatro más5 (Ediciones Namul, julio de 2012) como uno de los cuatro nuevos poetas (re)insertados a la breve tradición literaria de Guadalupe (y del Perú). En Cuatro más se publican sólo 06 poemas6, por cuestiones de espacio, de los 21 que componen el corpus (recopilado), como si de un avant premiere de Simplemente Angelats se tratara.

Simplemente Angelats aunque es el colofón lógico ─más factible─ del proceso de búsqueda, rescate y difusión de la obra de Angelats, no es el colofón ideal: la plaqueta debe

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El acceso a los archivos del diario Norte sucede gracias a la cortesía de la señora Amelia López Pérez, viuda del poeta Julio Garrido Malaver, quien fuera director del diario (1956─1963).

5 Según texto introductorio de Cuatro más: “[…] es el espacio textual donde se hilvana un coro polifónico, al margen de las conciencias y las voluntades involucradas, a partir de cuatro voces poéticas que cantan con tono propio y seguro (en y) desde la diáspora; un coro para el deleite de la tierra que los cuatro poetas dejaron hace décadas en busca de sueños.”

6 Mensaje de año nuevo, Presencia marina, Búsqueda de mi voz, El principio, Encuentro con la luz, Increpación nocturna.

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necesariamente elevarse al libro; y el libro, necesariamente elevarse (ampliarse) hasta cubrir la obra completa del vate guadalupano. Es el colofón editorial, aunque humilde por su formato y tiraje, ambicioso por su finalidad.

Simplemente Angelats, es una plaqueta que reúne en un solo espacio textual, por vez primera, el corpus poético más amplio y ambicioso del poeta guadalupano: 21 poemas, que dispuestos en orden cronológico, según fecha de publicación, son: 01. Huida (1959) / 02. Crepuscular (Trujillo, 20 de diciembre de 1959) / 03. Mensaje de año nuevo (*) (Trujillo, 01 de enero de 1960) / 04. Presencia marina (*) (Trujillo, 28 febrero de 1960) / 05. Búsqueda de mi voz (Trujillo, 10 de abril de 1960) / 06. El principio (*) (Trujillo, 05 de junio de 1960) / 07. Te juramos, amauta (Trujillo, 28 de julio de 1960) / 08. Canto para acabar mañana (Trujillo, 18 de setiembre de 1960) / 09. Juguete primaveral (Trujillo, 23 de setiembre de 1960) / 10. Encuentro con la luz (*) (Trujillo, 27 de Noviembre de 1960) / 11. En su tránsito (Trujillo, 04 de junio de 1961) / 12. Mandato de las sombras y la luz (Trujillo, 28 de julio de 1961) / 13.

Increpación nocturna (*) (Trujillo, 12 de noviembre de 1961) / 14. Palabras de esperanza (Trujillo, 13 de enero de 1962) / 15. Víctor Raúl (Trujillo, 22 de febrero de 1962) / 16. Gris (Trujillo, 08 de abril de 1962) / 17. Palabras del silencio (Trujillo, 18 de agosto de 1963) / 18. Palabras para el tiempo (Trujillo, 1963 ó 1964) / 19. Bohemia (Trujillo, 23 de febrero de 1964) / 20. Viaje a la sombra (*) (Trujillo, 12 de julio de 1964) / 21. ¡Búfalo! (Julio de 1979)

El poema 01 tiene como fuente primaria a la revista Espigal (1959); de donde es tomado y publicado por la revista literaria Runakay (1977, Nº 04); el poema me lo facilita el poeta Antonio Escobar el 2007. Los poemas del 02 al 20 tienen como fuente primaria a la Página Literaria del diario Norte de Trujillo, publicados entre 1959 −1965, y facilitados a mí por Helga Angelats el 2012. El poema 21 tiene como fuente primaria a la Revista ABC (1979, Año IV Nº 61, julio 12 - julio 26); de donde es tomado por el blog Comando Universitario Aprista de la Universidad Nacional Federico Villarreal; el poema lo ubiqué en la Internet el 2012.

Los poemas de Simplemente Angelats han sido (re)ordenados atendiendo a su forma. De ahí que el poemario se divida en dos partes: la primera, Verso, que consta de los poemas en verso: 01, 02, 03, 04, 05, 08, 09, 10, 12, 13, 14, 16, 17, 18, 19, 20, 21; y la segunda, Prosa, que consta de los poemas en prosa: 06, 07, 11, 15.

V Miguel Angelats perteneció al grupo literario Trilce, uno de los grupos literarios más importantes del norte del Perú; membresía, por cierto, sin parangón en la breve tradición literaria de Guadalupe. Se codeó, sólo por mencionar algunos nombres, con Teodoro RiveroAyllón, Juan Paredes Carbonell, Santiago Aguilar, Eduardo González Viaña, Eduardo Paz Esquerre, Jorge Díaz Herrera, Mercedes Ibáñez Rosazza, Gerardo de Gracia (+), Rogelio Gallardo (+), Manuel Ibáñez Rosazza (+), Juan Morillo Ganoza (+), Julio Garrido Malaver (+) (escritores); Gerardo Chávez, Manlio Holguín, Armando Reyes (+) (pintores); Cristóbal Campana (historiador); Walter Palacios Vinces, Juvenal Ñique Ríos, Segundo Llanos Horna, Víctor Raúl Haya de la Torre (+), Antenor Orrego (+) (políticos, periodistas, pensadores)... Su sola pertenencia a Trilce (y su cercanía a los miembros del grupo) bastaría, como viene sucediendo, para que el nombre de Miguel Angelats se cuele por las rendijas de la historia literaria de la región; pues sucede que sus colegas de letras como quienes estudian a Trilce no pueden evitar decir, ya sea por nostalgia, por coyuntura y/o por inercia históricas, lo buen poeta y excelente orador que era Miguel Angelats. Si bien esto asegura su permanencia en la historia literaria, más importante y justo sería que su permanencia fuera asegurada por la calidad 7

estética de su obra; es decir, por un lugar ganado a pulso dentro del canon literario. Pero, lamentablemente, lo último sólo sería posible si se publica y difunde, en forma integral y sistemática, la obra del poeta guadalupano; he ahí el sentido exacto de este breve trabajo.

Resulta sintomático que Miguel Angelats, habiendo sido un miembro consuetudinario y activo del grupo literario Trilce, no publicara libro alguno en vida, así como el que tampoco Trilce lo hiciera a 14 años de su muerte, ya sea como un tributo a la amistad, un tributo al recuerdo, ya sea como un homenaje póstumo, ya sea como un gesto de justicia literaria. Quizá estoy endosándole, equívocamente, a Trilce una deuda espuria, que sólo cobra realidad desde mi condición de guadalupano; aunque yo esté convencido que dicha realidad se deba más bien al indiscutible valor literario e histórico que el grupo ostenta; valor que exige la difusión de la obra, no sólo de Miguel Angelats, sino de todos los autores inéditos y/o olvidados de Trilce.

Contándole, hace poco, a Teodoro Rivero−Ayllón, principal promotor de Trilce, sobre el trabajo que vengo realizando con la obra del poeta guadalupano y la inminente publicación de Simplemente Angelats, emocionado me dijo: me parece muy bien, esa (la publicación) es una deuda que nosotros (Trilce) tenemos con Miguel.

VI Dada la imposibilidad de acceder a los originales, debido a que el poeta (+) no ha dejado los originales (de puño y letra), para efectos de este trabajo, Runakay (poema 01), Diario Norte (poemas 02 al 20), Blog Comando Universitario Aprista de la Universidad Nacional Federico Villarreal (poema 21), fungen de fuentes primarias.

Esta imposibilidad, frustrante por cierto, nos priva de poder contrastar los poemas originales con los poemas fuentes; nos priva de poder discernir si los gazapos hallados son responsabilidad del poeta o de los editores; nos priva de poder saber si se tratan de simples errores de edición o de errores inherentes al proceso creativo del poeta.

Amparados en la buena fe, en la catadura poética de Miguel Angelats, y en mi criterio, se ha optado, para efectos del presente trabajo, por eliminar los gazapos. Se han realizado, además, leves ajustes ortográficos y de (signos de) puntuación. Los cambios (leves), en suma, son tales que no atentan contra el espíritu libre y creativo del poeta guadalupano.

VII Todos los poemas a excepción del primero (Huida) y el último (¡Búfalo!), fueron publicados entre 1959 y 1964 ─19 poemas en 06 años / 03 poemas por año─ ¿Y la obra poética de Miguel Angelats producida entre 1965 y el año de su muerte (1998)? ¿Sería razonable suponer que en 34 años Angelats no habría escrito poesía, al menos al ritmo del periodo 1959−1964? Amparados en la dialéctica creativa y las matemáticas, lo razonable sería depositar la fe en los 102 poemas probables que esperan ser (re)descubiertos. Si a esto le sumamos el hecho de que el ritmo de creación siempre es superior al ritmo de publicación, y de que Angelats empezó a escribir (quizá) desde los 17 años, la cota inferior de poemas probables aquí calculada y propuesta no deja de ser un número realista. Esto justificaría los trabajos de investigación venideros sobre la obra literaria de este gran poeta guadalupano.

Miguel Angelats ha venido para sorprendernos y habitar definitivamente entre nosotros. He aquí su verbo intacto, poniendo las manos limpias en el fuego.

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Cuando el río suena…

Leo por primera vez a Miguel Angelats y tengo la impresión de transitar por el pasadizo de una obra sencilla aunque de un manejo verbal abundante, abundancia esta que no es la de la incontinencia, sino la de quien conoce profundamente la palabra y se convierte −gracias a esta virtud– en su mejor administrador; la del creador que sabe persuadirnos con su elección temática y, por lo mismo, erige con singularidad el edificio de su poesía.

Angelats comprendió siempre, al parecer, que la mejor manera de contagiar la emoción de su vivencia creativa era mediante la precisión del mensaje y la seducción producida por los grandes temas de la vida, como el amor, la justicia social, los territorios plausibles de la imaginación y, por qué no, los aventurados paradigmas de su posición política.

Ricardo Ayllón (Comunicación personal / Lima, octubre de 2012) Para seguir poblando la tierra de metáforas, vuelve Miguel Angelats, con su voz vestida de ternura, con su orilla de mar y sus gaviotas, para decirnos, golpeando suavemente nuestros hombros, con la espuma de su risa y sus arenas: “si en tu verde sinfonía de agua fresca /dejares escuchar su voz / dormida en el fondo de tus algas, / me acostaría en una de tus olas / hasta dormir el sueño salobre de los peces. / Si en cada gaviota enamorada / que vuela por tus playas o tus islas / pusieres algo de sus ojos negros, / echaría a volar también mis sueños / como aves de mar huyendo al cielo. / Si en cada barco que cruza tu horizonte / dejares ver su pañuelito blanco / con que me dijo adiós bajo la luz perversa / de un tubo fluorescente, / te abarcaría, mar, entre mis brazos, / con tus peces, tus barcos y tus aves.” Esta es una muestra de su calidad poética, con su lenguaje equilibrado, como esa mar a la que canta, y se convierte en olas en marea baja, y turbulento cuando denuncia y se hace dolor en busca de la justicia en este mundo, elevando sus puños como gaviotas merodeando el infinito.

En esta brevedad en la que su palabra emerge con el fuego encendido del recuerdo, está aquí con su sonrisa franca, con su verbo florido de aeda inacabable. Periodista incansable, orador empedernido, pero sobre todo poeta, siembra en los surcos de la luz, la sublevación de la belleza en los pétalos de la historia literaria de nuestra patria, sobre todo en esta tierra donde germinan las torcazas y los ruiseñores, picotean sus trinos para copiar su poesía y dejarla en las manos del viento para que se pasee ahora, desgranada, en las estrellas.

Antonio Escobar (Comunicación personal / Guadalupe, octubre de 2012) Miguel Angelats, estupendo político, notable periodista y consumado orador, escribió poesía no para complacerse hedonísticamente sino que fue impulsado a ello por su permanente inquietud de hallar respuestas a interrogantes sobre el misterio de la vida, la muerte y otras vicisitudes del hombre en su tránsito sobre la tierra.

Celebremos, felicitemos y agradezcamos a Robert Jara Vélez, connotado poeta y dinámico promotor cultural guadalupano, por haber rescatado del olvido este manojo de versos que, estamos seguros, se constituirán en textos fundamentales de la tradición poética de valle del Jequetepeque.

La voz poética de Angelats nos sorprende como una luz inesperada que alumbra la multiplicidad de la existencia, la cual se traduce en reflexiones sobre temas capitales

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inherentes a los hombres de todas las épocas y latitudes, temas como: la vida, la muerte, el amor, la orfandad, las reminiscencias de la infancia, la pobreza, el raudo paso del tiempo, etc.

La mayoría de textos que aparecen en esta plaqueta, por su ponderada estructura formal, por sus magníficas figuras literarias y por sus sublimes mensajes, son imprescindibles en un recuento de la poesía no solamente del valle sino también regional.

Alíndor Terán Olascoaga (Comunicación personal / Pacasmayo, octubre 2012) Con este libro, Miguel Angelats ingresa con justo derecho al grupo de los llamados Poetas del Pueblo quienes, a partir de los años cuarenta del siglo pasado, enarbolaron unos cantos en los que concurrían el lirismo del romancero español, los dictámenes del surrealismo y un claro anhelo por convertir la poesía en un instrumento, en un engranaje del combate social. En uno de sus versos, Angelats se proclama «poeta y combatiente», atendiendo, sin duda, al reclamo de su tiempo.

Esta doble función del poeta estuvo siempre presente en la historia de la humanidad. En todas las culturas, mientras el aeda sintió el yugo propio y el de sus congéneres hizo de sus versos una atalaya para expresar su protesta, su grito contra las tinieblas y el dolor. La lista es larga, pero basta con mencionar a dos gigantes: Vallejo y Maiakosky, en quienes la lira revolucionaria no sólo truena como un arma de fuego sino que también crepita con lo más hondo del amor humano.

La poesía de Angelats tiene la nobleza de la palabra sostenida en el tiempo gracias a su sinceridad interior. No hay impostación ni retórica baldía. Los versos salen de un espíritu comprometido con el hombre y con el arte. Angelats—y esto queda absolutamente comprobado en esta valiosa muestra de su obra―es un esteta. En cada una de sus líneas demuestra pleno conocimiento de la preceptiva poética, cuidando en todo instante la verosimilitud y la donosura de la metáfora. Sin ese conocimiento, no es posible expresarse poéticamente. Y Angelats lo logra con certeza y altura.

Alberto Alarcón (Comunicación personal / Trujillo, octubre de 2012) (…)Sus poemas y prosas poéticas de contenido lírico, expresión de una alta sensibilidad social, se publicaron en diarios y revistas de la época; no fueron recogidos en volumen. Una muestra de su calidad de prosista puede apreciarse en el artículo Orrego: Auténtico Descubridor de América publicado en el diario "Norte" el 2 de noviembre de 1959, y reproducido nuevamente en su edición del 19 de julio de 1960, dos días después de la muerte de Orrego; texto, este último, que incluimos en este volumen, junto con su poema Mensaje de Año Nuevo.

Saniel Lozano Alvarado / Eduardo Paz Esquerre (Revista Pueblo Continente- 20(1) –2009 / Trujillo, junio de 2009) Miguel Angelats no sólo es el joven estudiante enamorado de la vida y la batalla, de la batalla por la vida. Miguel Angelats es también el amante fiel de la palabra hablada, de la palabra escrita. Y dicha y signada en sus más aceptadas formas. Es él orador –aun yendo contra su natural modestia– periodista y poeta; huelga encontrar en sus poemas simera ternura, sugestión amorosa y sobrentendida protesta ante tanta injusticia.

Juan Paredes Carbonell (Diario Norte / Trujillo, 8 abril de 1962) 10

VERSO

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Huida7 En este discurrir en busca de la vida suele asomar la muerte a cada instante escondiendo su casi tras la espalda: ¡Qué de ganas tendrá la pobre humana de arrancarnos el cuerpo bajo el alma!

En este huir continuo de la muerte suele venir la vida eternizada ofreciendo su siempre inexplicable: ¡Qué de ganas tendrá la Bondadosa de obsequiarnos un cuerpo para el alma!

Hay, no obstante, una muerte alucinada que nos duele mirar indiferente pasándose de largo en nuestra huida: ¡Qué de ansias tendrá entonces el hombre de matar, a la muerte, por la espalda!

Crepuscular Te amaré a la hora del crepúsculo cuando también los pájaros se amen en sus nidos. ¡Sembrador de ternuras! me dirás al oído mientras dicte en tus ansias la semilla escondida. ¡Ah, cómo palpitará tu huerto húmedo de besos, fecundo de caricias! ¡Cómo florecerán tus ojos matutinos, capullos que postulan a ser flores con pétalos de luz y de ternura! ¡Cómo dirás te quiero en cada escapadita de tu voz, temblante, tibia, azucarada!

En fin, ¡cómo será el amor que nos digamos en oración silvestre de caricias cuando llegue la hora del crepúsculo…!

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Poema publicado en la edición Nº 04 de la Revista Literaria Runakay (1977), el mismo que fuera tomado de la revista ESPIGAL (1959)

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Mensaje de año nuevo8 (*) En espera de la dulce navidad que nunca llega, los niños más humildes de la tierra se han puesto a llorar esta mañana.

Y han llorado además todas las madres con el llanto fecundo de sus vientres, con el canto angustiado de sus almas, con el alma infinita de sus ojos…

Yo he llorado también, hermanos míos, con el tiempo, las madres y los niños, buscando ansiosamente un año bueno porque los años nuevos se están poniendo malos porque los años nuevos se están tornando viejos…

Yo quiero un año bueno con su canto de pájaros rebeldes y una eterna navidad para los niños.

Un año que nos hable dulcemente en la lengua social del nuevo día.

Un año transformado en sus raíces donde tardes y noches se extingan para ∕ siempre en virtud de las mañanas permanentes.

Donde el pan cotidiano de los hombres descienda de su cruz, clavo por clavo, sin sudarios, ni vírgenes, ni cielos.

Donde no haya calendarios de miserias, ni semillas negadas por la tierra, ni estandartes quebrados por el llanto, ni salarios foráneamente heridos.

Yo quiero, hermanos, un año inmensamente ∕ bondadoso con sus sólidas alas de esperanza y mensajes de amor en su camino.

Por él estoy llorando integralmente con el llanto fecundo de los poros; por él estoy llorando, hermanos míos, llevando como escudos navideños de ∕ combate el pan necesitado de los pobres y los zapatitos vacíos de los niños.

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Poema publicado en la revista Pueblo Continente – 20(1) – 2009; revista que ubiqué en la Internet luego de que Helga me facilitara el poema.

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Presencia marina (*) Mar: si en tu verde sinfonía de agua fresca dejares escuchar su voz dormida en el fondo de tus algas, me acostaría en una de tus olas hasta dormir el sueño salobre de los peces.

Si en cada gaviota enamorada que vuela por tus playas o tus islas pusieres algo de sus ojos negros, echaría a volar también mis sueños como aves de mar huyendo al cielo.

Búsqueda de mi voz

Si en cada barco que cruza tu horizonte dejares ver su pañuelito blanco con que me dijo adiós bajo la luz perversa de un tubo fluorescente, te abarcaría, mar, entre mis brazos, con tus peces, tus barcos y tus aves.

Escalo mi garganta fluyéndome a mí mismo en la palabra aún no pronunciada.

Hundo mis manos en mi voz y obtengo el mensaje no dado todavía.

Busco el amor que habita allende el infinito, allí donde las aves para volar no necesitan alas.

Por eso es que mis dedos teñidos en el rojo de mi voz despedazada, reúnen el secreto de todo lo que callo.

Canto para acabar mañana Pero no me contento con que mis manos o mis labios sepan de las canciones de tu cuerpo.

No me contento con que tus brazos dulces como la uva digan a mi cuello el sabor de tu vino más oculto.

No me contento con que en el ala de tu voz la palabra amor venga hasta a mí, liviana como un canto.

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Con que vengas a mí con tu ofrenda de besos matutinos no me contento. ¡Quiero tu amor total para mi pecho! ¡Quiero que caiga el fruto pero luego de que lo ordene el árbol! ¡Quiero que el agua emane la tierra sólo después de haber viajado por los cielos! ¡Quiero que el ave cante la oración de tu vuelo más profundo!

Juguete primaveral Los pájaros son cometas de colores que eleva Dios cuando se torna niño: por eso nadie se explica por qué las aves vuelan sin hilos.

Dicen los cielos que las palomas han sido hechas en primavera con caña eterna y papel pureza…

Yo me pregunto: ¿saben los cielos por qué permite Dios que los niños corten las alas de las cometas más pequeñitas?

(Nada más triste que una avecilla bata sus alas sobre la hierba) (Nada más triste que una paloma tiña su blanco de rojo vivo) ¡Dejen los niños que las cometas surquen el cielo sin el peligro de que una piedra les rompa el ala! ¡Dejen los niños que las palomas canten sus himnos de primavera sobre la tierra!

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Encuentro con la luz (*) Vuelvo el corazón hacia mi voz devota de los cielos más supremos para que aprenda a florecer luceros dictados por mi pecho.

Llevo mi voz total hacia la fuente original de luz y de colores para que vuelva alada de sonidos fundados por el cielo.

Hoy, una flor herida viene al paso de mi pecho viajero… deja caer un pétalo de sangre y prosigue su rumbo, pensativa.

Yo la miro avanzar: ¡recién aprendo que el pétalo caído es el recado oculto de la tierra!

Lo cojo con mi voz le escribo un beso y lo lavo con luz hasta que diga su perfume de rosa mensajera. ¡Cómo emana el amor en sus colores aprendidos de los ojos de Dios cuando era niño!

A medida que canta su perfume el pétalo retórnase a la vida floreciendo de luz y poesía… y al fugarse la sangre en sus pupilas no vacila en coger el tono leve de paloma recién amanecida.

Ahora el pétalo ha vuelto a ser florido y me dice que al fondo de la tierra una fuente de amor está esperando la presencia del hombre cristalino.

Y me dice también que las estrellas, los sonidos, la luz, la voz, los cielos, obedecen la orden misteriosa de la fuente de amor gobierno de la vida…

Por eso he decidido, camino a lo supremo, fabricar un cántaro de sueños que he de llenar de amor en esa fuente.

Yo daré de beber al peregrino y le diré un consejo: ¡Cada vez que se cruce un pétalo caído que lo lave con luz para ganar los cielos!

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Increpación nocturna (*) 1 Era un búho herido, castigado de luz, desesperado.

Grito nocturno y grave: pronunciación del miedo en cada sombra. ¡Aprendan los canarios el dolor de los búhos perseguidos! ¿Pueden saber acaso las palomas lo que cuesta vivir proscrito de la luz en cada cementerio?

Pariente de la noche el búho es consejero de la luna.

Y sin embargo ¿a quién le importa un búho prisionero o muriendo al pie de alguna sepultura?

Cada grito fundado en su garganta es una herida abierta en la oquedad aguda de la noche.

Para el búho jamás hubo ni habrá nochebuena.

2 Dios olvidó al búho el día que fundó la luz y las estrellas: no recordó que el noble prisionero estaba haciendo guardia en las tinieblas.

(Soy pariente del búho porque de mí también han olvidado que estoy haciendo guardia en la miseria) ¡Muera la luz y viva el cementerio! ¡Que mueran las palomas mensajeras! ¡Viva la muerte hembra que entre sombras se deja enternecer de un búho enamorado! ¡Viva el temor y abajo las estrellas! ¡Vivan los búhos santos de la tierra! ¡Viva mi corazón que entre tinieblas ha aprendido a querer a un desterrado!

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Gris9 Te digo, amor, que mi palabra habita una lejana aldea, abandonada por el urbano ruido de las viejas maneras de quererse.

No quiero amarte en el lenguaje rosa edificado a veces sobre flores negadas por la vida.

Prefiero hacerlo en mi palabra oculta, aquella que se hiere por el descalzo pie del niño en la barriada, aquella que se quiebra en la garganta ajena para el pan de cada día.

Ahora que mi voz ha abandonado los antiguos camino quiero llevarte al valle de la lágrima para que digas tú, sin que te obligue un beso, si se puede seguir hablando en rosa cuando tanta palabra gris nos hace falta para canción de las palomas tristes.

Quiero llevarte allí para que aprendas a compartir mi amor con la tristeza, a compartir mis besos con la noche sin cena y sin luceros, con la tarde sin parques infantiles, quiero llevarte allí, amor, amiga para que sepas por qué me sangra el alba.

Para que sepas por qué algunas veces mi sangre se embravece bajo tremendos vientos en mis venas.

Y te diré que amarnos simplemente entre tú y yo, de espaldas a la vida, es negación de Dios y de nosotros mismos…

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El poema lleva una nota crítica de Juan Paredes Carbonell, miembro de Trilce, la cual se ha transcrito en la sección Cuando el río suena (pág. 10)

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Palabras del silencio Es natural que tú, hermana mía, no intuyas este vértigo intenso y doloroso Es natural, amor, que a nuestros ojos florecidos de luz y de ternura, inventores de sueños y esperanzas, no aparezca la voz de lo que callo.

Es natural que así como viajamos, subidos en un sueño hasta la luna, no me dé algún tiempo para hablarte de mi pañuelo blanco tan amado.

Es natural, amor, después de todo, que te escriba en mi voz muchas palabras ignoradas de trances adalinos.

Pero mañana sí, yo te prometo, cuando me pase este dolor tan raro, cuando se haga la luz definitiva, cuando todos volvamos a ser buenos, te contaré de mi pañuelo amado.

Y cogidos así de nuestras manos, y cogidos también de la esperanza, nos iremos a recorrer auroras porque, tú hermana alboreada y pura, harás flamear cual ave enamorada a mi pañuelo eterno de blancura.

Viaje a la sombra (*) Rumbo al silencio, herido, como un pájaro ciego cuyos ojos han sido sepultados, me agito y vuelo entre las nubes sin encontrar un nido a mi agonía.

Los pájaros del bosque de mí se han olvidado: ni un rumor, ni un murmullo, ni siquiera un silbido que me invite al retorno.

Solitario y vencido en mi vuelo sin rumbo siento que sólo el viento es mi último amigo.

Mandato de las sombras y la luz I Y ahora que mis ojos suelen bañarse de tu luz suave como canción de cuna, creo que tú naciste en una noche clara bajo un arrullo de luceros.

Ahora sé que el cielo encomendó a tus ojos la imposible tarea de derogar mis sombras.

Que la estrella más luz de todas las estrellas se suicidó en lo alto y reencarnó más tarde al luminoso vientre que te obsequió a la vida. ¡Y todo para alumbrar mi pecho!

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II Descendiente del cielo: sé que nunca me negarás la ofrenda ternurosa de tus ojos porque dueña como eres de la luz nada te cuesta amarme bajo mi noche sin luna.

Me amarás, yo sé, aunque el cielo traslade su alumbrar a mundos lejanos.

Aunque la luz sea transpuesta de las estrellas a las flores para que tus ojos −que son luceros− pierdan su esencia luminosa.

Aunque Dios arrepentido de su primera tarea ordene se deshaga la luz Yo sé que me amarás a pesar de las noches y las sombras más duras, porque en la luz de tus ojos sólo tu corazón ordena.

III Te llevaré conmigo hasta mi corazón porque allí es el sitio donde siempre te he esperado.

Nada me impedirá que te muestre mi reino porque si tú eres dueña de la luz yo soy amo de las sombras.

Allí veras que la sombra es más grande que la luz y más amor.

Que es un modo distinto de alumbrarse, porque de las estrellas todos se iluminan mientras que de la espalda del cielo sólo nos alumbramos los que amamos con un amor más grande aún que el mundo.

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IV La sombra fue antes que la luz: Por eso los que vivimos en un mundo de sombras somos también primeros en el catálogo humano de todo lo que existe.

La luz no existe sin la sombra: Por eso las estrellas estarán siempre en busca de la noche y tú estarás detrás de mí.

V Tú eres descendiente del cielo y soberana de la luz, pero me necesitas para que tus ojos brillen.

Yo soy la sombra curva, universal, tremenda, a la que tú reclamas para que tus pupilas nacidas en noche de luna puedan ejercer su papel de luceros amorosos.

Por eso tú me amas y deberás amarme.

VI Pero amor mío ¡yo también necesito de la luz!

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Palabras de esperanza Tal vez, madres del mundo, es necesario que canten por los niños para nacer mañana.

Que truequen la sal de su dolor en cristalino canto de aves aurorales.

Los niños de mañana ya no habrán de llorar por cada pan ausente Los niños de mañana serán como los pájaros libres para volar y decir trinos aprendidos del cielo Los niños de mañana jugarán a la ronda social de un nuevo día.

Y no sabrán de sangre, de hermano contra hermano, de odio hiriendo al odio, porque los niños de mañana aprenderán a amar desde su aurora.

Quizá, madres del mundo, es necesario que ensayen esta noche nueva canción de cuna.

Los lejanos juguetes que no pudimos ver los niños de otros tiempos serán para los niños que nacerán mañana.

Canten, madres del mundo, porque sus vientres serán cielos sin nubes coronados de sol y de luceros.

Aprendan nuevo himnos hurtados a las aves y ganen el perfume de las flores.

Salgan, madres dolidas, a las puertas del mundo que ya vienen los niños más puros de la tierra.

Verán como esos niños traen al propio cielo entre sus ojos.

Canten, madres y hermanas, que en esta misma noche morirá con los búhos las tristeza. ¡Pronto: limpien el alma y escondan para siempre los pañuelos antiguos secadores de lágrimas!

Los niños ya están cerca y se escuchan sus voces proclamando los reinos de la aurora.

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Palabras para el tiempo I

III

Siempre soñé, te digo, que un día podríamos salir al campo de batalla con la santa intención de besar en la frente al enemigo.

Una tarde de invierno quise odiar al vecino que delató a mi padre por amar a la patria.

Siempre soñé que las sombras homicidas tomarían la forma de humanos corazones.

Y mi padre me dijo: Si algún día encontrares a aquel hombre caído en una esquina, ofrécele tus pies para que se levante.

Soñé también que el grito de combate se trocaría acaso en un verso de amor y de ternura.

Y si se encuentra ciego, entrégale tus ojos y tus lágrimas.

Y el fusil en flauta de carrizo.

Si se hallase sediento, otórgale la fuente ∕ de tu sangre.

Y la pólvora en perfume de rosa.

Y si lo angustia el hambre y te faltare un pan para obsequiarle, ofrécele a morder tu propio corazón.

Siempre soñé, te digo, en el abrazo inmenso de los hijos del mundo.

IV II Cuando yo era niño lograba que se besen soldaditos de plomo de distintos colores.

Y hacía de los tanques sus tractores…

Y de las bayonetas / sus azadas…

Cuando yo era niño lloraba sin consuelo si un pequeño insecto caía en la red de una araña.

Y gozaba hasta el alba cuando el perro lanudo jugaba con el gato de mi hermana.

Pero he crecido hermano, y mis sueños antiguos han sido negados por la vida.

Con odio fratricida se niegan a besarme los soldados de plomo de mi infancia.

Y la araña siniestra continúa atrapando pequeñas mariposas.

He crecido y he visto que el perverso vecino que denunció a mi padre ahora me delata por haberme encontrado lavándole los pies / al campesino.

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V Siempre soñé, repito, que un día podría yo besar la frente a mi enemigo.

Pero ahora comprendo que mientras haya lobos matando a los corderos, que mientras haya arañas cazando mariposas y el hermano vecino vendiendo al compañero, debo dejar mis sueños para el alba.

Que por ahora, poeta y combatiente, debo salir a pelear sin tregua para q´ al fin los niños d´ mañana puedan gozar el mundo de sus sueños.

Bohemia Noche urbana. Noche hembra, sexual, humanísimo amor de las tinieblas, tu voz redonda escucho compañera en el mercurio de tu voz bohemia.

Noche urbana de sótanos azules, de vasos que delinquen en los bares matando al tiempo anciano fugitivo en el humo cordial de un cigarrillo.

Noche, hembra, sexual, desnuda y dócil te acuestas con hampones y poetas supremos pedagogos de la vida.

Vámonos a vivir noche bohemia, vámonos a vivir mujer de sombra, caracola morena y sensitiva.

¡Búfalo!10 ¡Búfalo! tu puño canta auroras bajo una tempestad de pólvora y anhelos.

Un coro de fusiles entona junto a ti marsellesas de fuego cuando en las calles de Trujillo se apresura el obrero a obsequiarte sus brazos, cuando los tigres de Laredo tienen listo el machete para segar el mal en sus raíces, cuando en los muros del O’Donovan aprende el estudiante su lección de metafísica viendo el rostro a la muerte, cuando en el cielo de América 10

http://cuaunfv.blogspot.com/2012_07_01_archive.html (Sábado, 07 julio de 2012)

Según nota introductoria de Hernán I. Hurtado, Secretario General del Comando Universitario Aprista de la Universidad Nacional Federico Villarreal, este poema fue publicado en la Revista ABC (1979, Año IV─Nº 61, julio 12 - julio 26)

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acuerdan las estrellas tener cinco puntas para siempre, cuando en el vientre de las madres los niños del mañana alzan pañuelos blancos de esperanza, cuando a la luz de una vela el escolar conjuga el verbo combatir en futuro perfecto, cuando en el valle de Chicama se arrodillan los gringos y suplican ejércitos y aviones, cuando el viento de Trujillo se prepara a inscribirse en las filas del APRA, cuando tú, Búfalo padre, Búfalo hermano das la orden heroica: ¡Adelante carajo!...

Cada 7 de julio habrán de recordarte los luceros que admiran tu reto de titán frente al tirano, cada 7 de julio el odio ladrará desde su cueva y grandes titulares en la Rifa Caín pedirá nuevos abeles.

Pero tú, Manuel, desde tu tumba, les dirás no fue el odio tu bandera, la libertad fue tu estrella del oriente, la libertad tu tierra prometida, la libertad, Manuel, que no es diosa, ni hembra, ni mujer, sólo una estrella dibujada por Dios, en nuestro pecho.

Has caído, Manuel, fuiste el primero en sembrar rosas rojas de sangre sobre tu pecho inmenso, has caído, Manuel, tu cara al cielo, tu esperanza mirando al infinito…

Por las paredes del cuartel, mientras tú yaces está trepando el tiempo, y junto al tiempo, la libertad fusil en mano, la libertad sin la que el hombre es león enjaulado o un cordero, Búfalo, tu suerte ha sido echada: no has podido ingresar por los muros del O’Donovan pero has tomado la historia / por asalto.

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PROSA

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El principio11 (*) El principio es el fin.

En este mundo curvo, a medida que avanzamos, retrocedemos.

Cada meta alcanzada es un punto de partida permanente.

El hombre asciende y avanza tratando de comprender el principio de todo lo creado.

El fin es el principio.

El agua tórnase en vapor y el vapor en agua. Círculo perenne de la vida.

También el sol es símbolo de vida. Todas las mañanas principia. Todas las noches termina.

Pero mi aurora es asimismo crepúsculo del hombre de otras latitudes. −Labrador ¿adónde vais? −Al arado de mis tierras −¿Y una vez que terminéis? −Principiaré el reguío de las mismas −¿Y cuando estén ya regadas? −Iniciaré el sembrío de semillas −¿Culminada la siembra? − Empezaré el cuidado de las plantas −¿Y después? −Iniciaré del grano su cosecha −¡Oh, labrador! ¿Terminaréis al fin con la cosecha? −¡No, hermano! Principiaré de nuevo el arado de mis tierras.

La muerte es fuente también de nueva vida. Es fin y principio. El hombre abona con sus huesos la yerba que será mañana. ¿Y el mar?

El mar es vida cósmica. Se inicia en cada gota de agua y allí también termina. No busquéis su fin o su principio en los deltas de los ríos ni en las playas más lejanas.

El mar no tiene otra orilla. Porque el propio mar es la única orilla de la inmensidad.

El espacio es principio y fin del infinito.

Yo soy un fin.

Yo soy un principio.

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Los poemas de Miguel Angelats incluidos en Cuatro más fueron publicados por primera vez en el diario Norte (Trujillo), entre los años 1957 y 1965; poemas facilitados por Helga Angelats, hija del autor.

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Te juramos, amauta…

Al Maestro Antenor Orrego Desde las rajaduras más hondas de nuestras esencias telúricas, desde la acústica más sonora de nuestra voz total, desde donde el ave ha abierto las alas del mundo para volar por todos los caminos del tiempo, desde donde los gérmenes vitales están proyectándonos su mensaje estremecido, desde donde nuestro dolor se convulsiona en una lava caótica que hiere nuestras carnes desgarradas, desde donde la esperanza adquiere la magnitud de una centella cósmica lámpara de eternidad, desde todos los tiempos y todos los espacios, te juramos Amauta, que América será.

Te juramos, Amauta, por tus huesos rivales de los del infinito, que tu lágrima habrá de adquirir la magnitud de gota eterna, única aplacadora de nuestra sed a la que nos haremos acreedores solamente cuando nuestras lenguas de fuego arrasen con todo lo que no es, y logren sembrar frescas yerbas de amor en el SUPREMO VÉRTICE desde donde seguirás dictando tu palabra mundial, imparalela.

Te juramos, Amauta, por el eco cósmico y eterno de tu voz, que tus ojos síntesis de multitudes seguirán modelando con su luz a la piedra americana donde se forjará LA EFIGIE DEL TIEMPO bajo el desgarrón revolucionario de todos tus mensajes.

Te juramos, Amauta, por toda la sangre que derramó tu pueblo entre tus poros y entre tus heridas, que llegaremos hasta tu PUNTO NEUTRO levantándote tu América salvada y redimida en dimensión de ofrenda al HIJO ETERNO DEL PADRE ETERNO. Y si para cumplir con tu recado cósmico se hace necesario que el canto se haga brazo, que las fuerzas centrípetas caminen hacia fuera, que el poro se haga herida, que el hombre muerda al perro, te juramos, Amauta, que América será de todos modos.

En su transito A Eduardo González León Padre de mi hermano: Ahora los niños, dentro de mí, han dejado de jugar sus rondas de alegría. Los pájaros han guardado, en mi corazón, sus alas fundadas para la vida. Duermen las flores su color y su perfume sueña fuera de mi voz porque aquí, revoloteando en mi pecho varias palomas, negras, me abren el alma con sus picos de fuego.

Ahora ya no vuelo para cantar. Ahora me sumerjo hasta donde duele un mundo decir una palabra…

Te siento, padre de mi hermano, bueno y dulce, edificando sueño sobre mi canto herido. La nave intemporal, sin nombre, te lleva entre el follaje oscuro, inexplorado mientras desde el fondo del lago corean tu nombre los cisnes azules del silencio.

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Partes, viajero de luz, camino a la otra orilla donde los pájaros apenas levantan sus alas para abrazar a los recién llegados. Donde reclama Dios al hombre su presencia eterna y donde el tiempo se detiene para que el corazón no nos vuelva a doler nunca.

No escucharemos ya tu voz sobre la tierra y tus manos fundadoras de tantas cosas buenas dormirán en cruz sobre tu pecho, cántaro donde ya no repicará tu corazón devoto del amor y la justicia.

Ya no habrás de aplaudir con tu sonrisa limpia, tu voz grande y paterna, las inquietudes cristalinas de tu hijo hermano y hombre, al que un día fundaste para que pueble tu corazón de luceros juveniles.

Ya no lo estrecharás con tus brazos de tareas vitales pero continuarás estrechándolo y estrechándonos con tu corazón tu nombre y tus sueños que seguirán jugando a la vida en el recuerdo.

Te lo digo, padre de mi hermano, desde aquí, donde duele un mundo decir una palabra.

Víctor Raúl ¿Sabes, Víctor Raúl, que naciste en el día de la luz…?

Para que tú nacieras América retornó a su origen en el fondo sagrado de los siglos.

Para que tú nacieras se esencializaron las potencias más ocultas de nuestro continente.

Para que tú nacieras tuvo la piedra que aprender la forma imperturbable de los tiempos.

Pregúntale a la tierra y verás su respuesta girando en la órbita de tu propio corazón…

Aprendimos a amarte buscándonos a nosotros mismos en la raíz profunda del hombre americano.

Fue un día cuando nos dimos cuenta que en el camino nuestros pies no dejaban huella alguna. ¡Cómo pugnamos por hallar la senda intransitada que manos extrañas cubrieron con espinas!

Volvimos los ojos al oriente y hallamos sólo bengalas engañosas de luces sin sentido.

Giramos nuestros ojos en redondo y encontramos caminos fundados para pisadas diferentes. ¿Cómo hallar nuestra senda. −nos dijimos−?

Y como bendición del tiempo apareciste para guiarnos a través de nuestro propio pecho.

Desde entonces, limpiamos el camino, lavamos nuestras almas, y nuestros pies sintieron la frescura de la tierra americana.

Bastaría un dedo tuyo para que estallen las espinas clavadas en las carnes de la patria.

Pero eres tan alma, Víctor Raúl, que has preferido transformar las espinas en flores de esperanza.

Has extraído aromas de las células ocultas que manaban ayer espesas columnas de odio envenenado.

Has convertido las heridas en rosas que aletean límpidas y frescas como tiernas banderas de futuro.

Y no habrá sangre derramada, ni tumbas colectivas, ni cántico de odio, porque tú hallaste nuevo camino de tierra.

Porque tú, que naciste en el día de la luz, negaste los senderos que conducen al grave precipicio de los ciegos.

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Miguel Angelats Quiroz Nace en Guadalupe, el 05 de setiembre de 1937. Se va a Trujillo a la edad de 17 años, por motivos de estudio. No vuelve a residir más en Guadalupe.

Sus estudios primarios los realiza en la hoy escuela de menores 81032 (La Integrada) de Guadalupe; los secundarios, en el colegio José Andrés Rázuri de San Pedro de LLoc, promoción Hipólito Unanue (1955).

Estudia Educación, Filosofía y Derecho, en Universidad Nacional de Trujillo. En esta casa de estudios llega a ser Presidente (por votación multitudinaria) de la Federación Universitaria, Secretario de Cultura, y Miembro de la Comisión Reorganizadora del Departamento de Extensión Cultural.

Fue miembro de los Chicos Apristas (CHAP). Se convierte en dirigente de la Juventud Aprista (JAP). Celebra su bautizo a la edad de 21 años; y su padrino es el líder y fundador histórico del APRA: Víctor Raúl Haya de la Torre. Asume temporalmente, de manera circunstancial, como alcalde de Trujillo, durante el segundo gobierno (1967 – 1969) de Guillermo Larco Cox: iza la bandera del Perú a media asta en protesta contra la dictadura de Juan Velasco Alvarado y en defensa de la democracia, tras el golpe militar de 1968. En 1977 llega a ser secretario general del Comité Ejecutivo Departamental y luego dirigente nacional del APRA (1979). Apoya a los estudiantes de la UNT para que publicaran El Jurista, vocero de los universitarios apristas, cuya dirección recaía en los entonces estudiantes: Luis Alva Castro y Manuel Ibáñez Rosazza. Es detenido muchas veces, y hasta sufre cárcel, debido a sus ideas revolucionarias.

Fue redactor del diario Norte (1957), cuyo director era Julio Garrido Malaver; donde publica periódicamente entre otros textos, sus poemas. Funda, junto a Garrido Malaver, y dirige el semanario Pan Caliente, desde donde protesta contra los asaltantes del gobierno de turno.

Perteneció al mítico grupo literario Trilce.

Tras ser elegido con la más alta votación popular, asume como diputado por La Libertad, durante el segundo gobierno de Fernando Belaúnde (1980-1985); motivo por el cual se va a vivir a Lima. Su estadía se alarga hasta el año 1996, cuando retorna definitivamente a Trujillo.

Funda el quincenario La Protesta (agosto de 1997), desde donde combate enérgicamente a la dictadura fujimorista. Se convierte, respaldado por su trayectoria, en consultor político: por su despacho desfilarían los dirigentes de los diferentes distritos de la Provincia de Trujillo.

Miguel Angelats, considerado como uno de los mejores oradores que ha tenido el Perú, poeta, abogado y periodista, tras una penosa enfermedad, muere un lunes 8 de junio de 1998.

“Mi padre recordaba a su tierra con mucho cariño y nostalgia a la vez. Añoraba mucho aquellos tiempos cuando era niño y hacía muchas travesuras, especialmente con su hermano Lucho, a quién quería muchísimo. Recordaba muchas anécdotas; extrañaba sus comidas, la feria de la Virgen de Guadalupe, etc. Yo diría, sin temor a equivocarme, que mi padre jamás apartó su presencia espiritual de su Guadalupe querido.

Recuerdo que mi padre, invariablemente, cada vez que venía a Trujillo (de Lima) aprovechaba la oportunidad para viajar a su tierra natal y visitar a sus familiares y amigos.” (Helga Angelats, comunicación personal) 32