Esta publicación nace de los ojos que por muchos años se han negado a ver la realidad, una realidad que afecta a las/os estudiantes y su derecho a una educación universitaria de calidad.
Hoy, las voces insurgentes se unen para abrir una conversación sobre la violencia sexual que existe en las universidades guatemaltecas, para expresar su descontento y exigir acciones pertinentes para recuperar sus espacios seguros.
Hoy, las/os estudiantes gritamos:
Acoso sexual académico
Una expresión sutil de la violencia de género que muchas veces queda olvidada, a pesar de ser extremadamente común, son todos los comportamientos verbales, físicos y simbólicos de naturaleza sexual que, con intención o no, atentan contra la dignidad de una persona, creando un ambiente intimidatorio, ofensivo o degradante.
FUENTE:
Se suele creer que este tipo de situación ocurre solo en ambientes no controlados, como los espacios públicos, pero puede suceder en cualquier contexto donde las personas se relacionen, y los centros de educación superior no son la excepción.
En las universidades también existe el acoso sexual y la realidad se ha mantenido en la oscuridad…
Cristina Cuenca (2013) – El acoso sexual en el ámbito académico, una aproximación. Revista de Sociología de la Educación, Vol. 6, No. 3 hasta ahora.
Para poder abordar el problema es necesario saber qué es lo que ocurre. Ante la inexistencia de leyes que persigan y registren esta expresión de violencia, desde RISE decidimos tomar acción.
Una recopilación de casos vividos por estudiantes, sus datos demográficos, las características y las particularidades que evidencian la urgencia de generar propuestas de acciones y protocolos para recuperar los espacios que nos pertenecen.
es acoso.
llamémoslo nombre
por su
El estudio exploratorio evidenció que el acoso puede tomar muchas formas diferentes, pero todas tienen una cosa en común:
la falta de consentimiento.
La capacidad de identificar las manifestaciones más frecuentes y reconocerlas como violencia, es el primer paso para poder prevenirlas. dejemos de disfrazar la realidad con palabras bonitas.
Recuerda:
Si una acción no es deseada, debe detenerse
Un de
todxs problema
En 98% de los casos de acoso reportados en el estudio exploratorio el perpetrador fue un hombre. Al vivir en un entorno culturalmente sexista se desarrollan relaciones de poder desiguales, que en su mayoría benefician a la figura masculina.
Esta supuesta superioridad les lleva a sentirse con el derecho de cosificar a las mujeres, portando sus acciones como símbolo de su “masculinidad” y concibiéndolo como algo natural que se glorifica y se acepta en lugar de cuestionarse.
que un comportamiento sea común, no significa que sea normal.
Deconstruir una mentalidad aprendida de manera colectiva requiere de un esfuerzo individual.
¿Qué puedes hacer?
Infórmate sobre la violencia que ocurre en tu entorno.
Cuestiona tus comportamientos y los de quienes te rodean.
Actúa si sucede algo; anímate a hacerlo ver, a intervenir y a denunciarlo.
Hablemos de
sobrevivientes
Se suele creer que solo las mujeres pueden sufrir acoso sexual.
En el 94.9% de los casos reportados en el estudio exploratorio fue así.
Pero estas prácticas sexistas no se limitan a un solo género: también hay un 4.5% de casos vividos por hombres.
Todas estas experiencias son invisibilizadas, tratadas con una actitud condescendiente que culpabiliza y victimiza, interrumpiendo su experiencia universitaria.
Aunque es importante tener datos, es aún más importante reconocer que detrás de esos números lo que hay son personas.
Jóvenes que desean crecer y formarse profesionalmente, sin preocuparse por su bienestar y seguridad.
Vivir una situación de acoso cambia la vida pero no la detiene.
somos más que nuestra experiencia de acoso sexual
Así es como nos sentimos
Las estudiantiles
A las autoridades, exigimos: voces
Reconocer el acoso como una problemática seria.
Información abierta sobre sus efectos y consecuencias.
Educación sobre violencia sexual para toda la comunidad universitaria.
Eje transversal de género en el currículum.
Mecanismos para la prevención, denuncia, sanción y reparación.
Personal preparado y capacitado para apoyar y atender.
Acciones contra los agresores, legales y laborales.
Evaluaciones a catedráticos/as para detectar posibles agresores.
Absolución de consecuencias académicas a las/os afectadas/os.