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Alexis Figueroa

Ojo

Nací bajo el ojo. Crecí bajo el ojo.

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Mientras era niña.

Seguí bajo el ojo mientras crecía. El ojo me mira de adolescente y de adulta, me mira.

Surco

Siempre. De afuera.

Tocando, midiendo. Diciendo qué soy.

Y quién soy.

A veces, cierro los ojos.

Y juego a no ser.

Un libro de páginas en blanco es un refugio. Libro hospicio, libro hospital. Libro hospedería, tumba o cementerio. Hay un bosque esperando germinar entre los surcos de sus posibles líneas. Una voz, que aguarda enterrada, hace cientos de años. Mi

Rata

Mí soy yo cuando me pertenezco. Imagina que YO es la superficie del agua.

Y debajo, esta Mi.

Y en el fondo, formas, animales, que bullen, saltan, viven, y susurran aunque tú no los ves.

Tu, yo, es la completa unidad. Mi, el lugar de los monstruos. Marinos.

(Este yo, tiene una O, ruedo, escena, arena o circo en la cual alzo mis brazos Y.)

Todas las mañanas siento el giro raudo de la indiferente tierra abismada bajo mis pequeños pies… En las galerías, oscuras, secretas, los huesos reposan. Soy la rata gris. Un punto pequeño, pequeño y oscuro en las galerías. Ordeno vuestras frases que yacen con sus huesos. Mujer, niño, hombre, niña, ¿Quién sabe? ¿Quién puede distinguir ahora un rostro en la pelusa blanca? La veo brillar en la oscuridad. Es río que corre y cae dedo a dedo mezclando cal y tierra.

(Cuando ya es la noche, la ratita asciende desde el orbe opaco de las galerías. Húmedas.

Y sentada en la tierra abierta al cielo mira a las alturas.

En el alto cielo brilla la redonda luna, su color semeja la mortaja en que yace Lázaro. Para ella es un queso −eso lo han sabido siempre hijas, madres, hermanas− y sueña darle una mascada.

Y envuelta en su capa de plumoso gris, Alza sus patitas. Y luego las baja. Y en silencio baja a su madriguera.

Acompaña a Lázaro, royendo los huesos de la Humanidad. Devora las carnes. El polvo amarillo por el que camino es la ida historia).

Estrenos poéticos

Moscas

Por breves momentos fui compañera de las moscas. Y fue todo el mundo un verde zumbido.

Y gigante, mosca, listada de azul y terciopelo volaba siguiendo a la bandada. Una espiral áurea nos llevaba a los cadáveres. Y de entre todos, uno

−yo− llamó nuestra atención.

Estaba muerta mas no había los deleites de la pudrición. O al menos el suave aroma dulce que anuncia el festín de las bacterias.

(Algunos dicen que en su primera muerte Lázaro embalsamaba tierra, piedra, cripta, con las rosas de su aroma).

Oh, bajé cual Belcebub cabalgando sus cohortes. Los vellos de mis patas se aferraron a la piel fría, sublunar.

−Tierra yerma que espera por Koré, sin primavera−.

“Conócete a ti mismo” dijo el griego y yo, me conocía.

Mientras yacía en el pellejo investigué mis cavidades.

Jugué al viento, jugué al eco.

Anima vaga y blanda ¿dónde andarás?

Y yo era el alma, que zumbaba, listada de verde, azul y terciopelo.

Pozolera

Soy la pozolera. Que disuelve el mundo hasta ver su gueso de paloma blanca.

(Disolver el mundo pa no ver cadáver, y seguir y seguir y tirarlo por la coladera)

Vi un guante en el cielo. Y en él una frase: Dentro mío está la realidad.

Estrenos poéticos

Mariela Malhue Selección de poemas inéditos

Vi una sección del campo caer en la destreza de tus manos A los zorzales y los gansos mostrar su caridad cierta composición se deshizo en la arena ante tu muerte y los escuchamos decir que aun ido nunca te irías

Desmontado el caudal de la memoria que trae el olor cuando el tono de tu presencia se ha apartado: por qué sigue un cauce en el canal, si el cuerpo tuyo ya no se otorga

No puedo volver a entrar al mundo Ven y orienta a esta casa otra vez amplía el gesto de la carne por traerte al día de tallos que amanecen porque no pueden sostener la noche cuando apenas nombran tu nombre

En las partes del cuerpo huecos por donde se oye de tu historia permiten que sigamos encendiendo la madera

De tanto llorar el ojo se va pareciendo más a una línea que a un órgano por el cual acceder al mundo escribe línea mira el mundo donde ahora queda el espacio en blanco de ti Mi mano amputada produce picor en su palma ahora inexistente

Estrenos poéticos

se dobla el brazo para alcanzar algo, alcanzar tu mano que ahora se hace una pura materia con el agua salada

El muñón permanece

Teoría y pesar de un mecanismo ido El pesar de la torpedera, cuando el mar se retira sin cobertor para los arenales

Desde el esternón, un cardenal alumbra los puntos donde titubeo cuando crecen plumas y el coro de aves marinas recrea un oleaje en el valle

El rosario una y otra vez, oraciones y frases que pierden significado son pura materia de voces restadas de borde

Ahora las mañanas son una tonalidad sin luces sobre las ramas

El cuarzo existe pero aguarda sin pulir a las flores del cardenal que alumbran desde el pecho cuarzo rosado empujando la sobrevivencia cuarzo en su expresión mínima sosteniendo el agua del mundo

En la camilla del hospital las lágrimas perdieron su sonido eso era estar en coma restarse el sentido de su origen las lágrimas contenían los álbumes de nuestros días juntos los cuentos las frases las advertencias el rigor de permanecer de pie frente al otro y de ablandarse cuando lo ligado se derrumba

El sueño donde pasas por el parque forestal y luego sigues tu ruta

El sueño en el cual dices, que si no dejas que sigamos nuestro viaje sin ti no podremos ver lo que viene por ver

El sueño en que reparas las ruedas de un tren detenido

El sueño en que nos venías a visitar y te preguntaba cómo era el nuevo lugar donde vivías

El sueño en que te abrazo y me abrazas con la misma potencia

El sueño donde te vas en un vagón del metro diferente del mío

El sueño en que te consulto sobre el poema que quiero escribir sobre los colores pasteles

El sueño donde te cargo y estás muerto y ambos lo sabemos pero hablamos mientras te digo que ya debes vivir en tu nueva casa