Ritmo 28

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Núm. 28

INFOCAB: PB 401416


Director Benjamín Barajas Sánchez Director invitado Édgar Mena coordinadores de este número Néstor Mendoza y Diosce Martínez, Dirección de Arte Isaac Hernández, Diseño de Portada, a partir de la obra "La dádiva", óleo sobre tela de 200 x 140 cms. de Pía Aldana. Dirección de arte Reyna Iztlalzitlali Valencia López, ilustraciones: Lauren Bianchi, Carlos González.

Ritmo, imaginación y crítica, Núm. 28, Tiempos grotescos,

Licitud de Título y Contenido: solicitud en trámite,

Muesetra de la poesía venezolana actual (enero-abril

impresa por Arte gráfico, Domicilio Juan Aldama

2015) es una publicación cuatrimestral, editada por la

81, interior 38, colonia Buenavista, CP 06350,

Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad

Delegación Cuauhtémoc, Ciudad de México, este

Universitaria, Delegación Coyoacán, CP 04510,

número se terminó de imprimir el día 28 del mes

Ciudad de México, a través del Colegio de Ciencias y

de abril de 2015, con un tiraje de 500 ejemplares,

Humanidades Naucalpan, Calzada de los Remedios 10,

impresión tipo offset, con papel couché de 120

Colonia Los Remedios, Naucalpan, Edo. de México,

grs. para los interiores y papel couché de 200 grs.

CP 53400, teléfonos: 53600324, 53600325, correo

para los forros.

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q


No crea tonterĂ­as: el porvenir es de nosotros los venezolanos que somos gente. Cuentos grotescos, JosĂŠ Rafael Pocaterra


Editorial, 9 Presentación, 10 Kevork Topalian, La cabaña, 13 Luis Enrique Belmonte, Laborterapia, 15 Ricardo Ramírez Requena, Subir por los aires, 17 Gladys Mendía, El tránsito del alfabeto, 20 César Segovia, Capitolio, 22 Luis Ángel Barreto, La arqueología de los olores,

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Willy McKey, Megatherium not yet, 25 Jairo Rojas Rojas, Inquilino del alma, 29 Florencio Quintero, Muchedumbre de uno, 31 Natasha Tiniacos, Transgénicos (Aria), 34 Víctor Manuel Pinto, Objetivo 1.a, 36 Alejandro Sebastiani Verlezza, Repeat after me, 38 Vielsi Arias Peraza, Dulce la avena, 41 Miguel Ángel Hernández,, Tal vez exilio no sea la palabra, 43


Leonardo Alezones Lau, Amarillear de lagartijas, 46 Mirih Berbin, La noche que termina, 48 Franklin Hurtado, Los lobos viejos, 50 Néstor Mendoza, Dócil, 53 Robert Rincón, Las botas del tiempo, 55 Rubén Darío Carrero, Amanece, 57 Alejandro Castro, Los últimos cincuenta, 60 Adalber Salas Hernández, ¿Duerme usted, señor presidente?,

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Juan Luis Landaeta, El mundo detrás del mundo, 66

Carmen Luisa Chazzin, Los ojos secos de sol, 69 Camila Ríos Armas, Mudanza, 71 Raquel Abend van Dalen, El hambre de los huesos, 74 Oriette D’Angelo, Vagones rotos, 78 Andrés Palencia, Cristo anda en el pecho de la gente, 80 Analis Flores, Cántaro de agua, 83 Daniel Oliveros, Las manos de los pescadores, 86 Jhon Rivera Stredel, Epilepsia, 89 Jesús Montoya, No traigo nada en mi corazón, 92


P O E S Í A

L A T I N O A M E R I C A N A

Desde Venezuela, la poesía canta con su paz y con su ritmo. La melodía azul que nos ofrece tiene un tono de nostalgia; no corren buenos tiempos pa ra escr ibi r versos cuando la bota impone su silencio, no de blanco principio, sino de áspero final y precipicio .

muestra de la poesía venezolana reciente


tiempos



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presentación

L

a joven poesía venezolana existe, incluso en medio de los vacíos div ulgativos, esa Gorgona de nuestro complejo panorama literario. A pesar de los aprietos editoriales, el poeta escribe y se empeña en mostrar su trabajo con idóneos o limitados resultados. El severo debilitamiento presupuestario no ha impedido que los brotes de luz sigan apareciendo, tercamente, a contracorriente, como buenos salmones. E s t a s e lec c ión s e titula Tiempos grotescos. ¿Por qué titular una antología de poesía venezolana de esa forma? ¿Indica una generación específica, una temática única, una muestra coyuntural o una cofradía del mismo borde ideológico? Entonces, ¿por qué Tiempos grotescos? Sencillamente porque es época de penuria, soledad, alevosía y contradicciones. El poeta joven venezolano, geográficamente caribeño, con el “lujo del sol” a

Cueva de Niah, Fotografía de Zac Robinson.

cuestas (como solía decir José Antonio Ramos Sucre), heredero de una saludable y pobremente conocida tradición poética (urbana y telúrica), tiene en esta oportunidad la gran responsabilidad de comunicar. Son poetas, ante todo. Entre nosotros no abunda el panfleto estéril, miope, acomodaticio, incendiario sin motivo. Si alguna vez existió, se ha perdido en su mismo laberinto: ha representado mal el papel de Minotauro. El poeta reclama, sí, para qué negarlo, pero desde el poema mismo, con sus cualidades estilísticas. El poeta ha entendido que el poema debe seguir siendo poema: puente sólido, memoria, sobre todo memoria. Ya se ha gastado mucha tinta y presupuesto en pasquines y campañas. Volvamos a la franqueza del poema. Pensamos que este entorno nacional, de incuestionable retroceso, ha generado una poesía “decidida”; es decir, una Imaginación y crítica | Ritmo


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poesía que toma sus propias decisiones, que “decide” gritar, reclamar o callar, que decide ser bucólica, intimista o contestataria. De allí que la pluralidad sea su signo más visible. Estos poetas han tomado un paisaje común a todos y lo asumen de diversas formas, con tonalidades, elasticidad y ritmos particulares. Es una poesía que nace con la virtud de ser un testimonio, una reunión para mostrar la ira y el sentido, la guerra y la paz, la corrupción y la bondad, el rencor y el Dios de jóvenes poetas que viven un presente de encantos y desencantos. Nuestro incipiente siglo XXI, vivido desde este lado de América del Sur, en este país bolivariano y galleguiano, militar y civil, es particularmente soez, temeroso, monocromático, mediático y, aunque parezca contradictorio, incomunicado. Ahora bien, vayamos a lo que nos une: hemos incorporado voces con una trayectoria encauzada y con varios libros en su haber, junto con autores más recientes que mantienen una obra parcialmente inédita. En ambos casos, hay que aclararlo, la artesanía y la búsqueda de un lenguaje propio es un síntoma manifiesto. Nacieron entre los años que corren desde 1969 hasta 1993. No conforman una brecha generacional rígida, seccionada por décadas: en el recorrido íntimo Ritmo | Imaginación y crítica

de cada poeta hay modos y modismos, circunstancias, posibilidades, esfuerzo silencioso y azares. Una muestra de diversas presencias y estéticas entrecruzadas. Tiene razón el ensayista venezolano Ramón Ordaz cuando menciona que “la mayoría de nuestros poetas carece de ubicación, son meteoritos, bólidos errantes frente al sistema cerrado de quienes han echado sus cartas en grupos y manifiestos, en supuestas generaciones o confluencias de época (…)”. Hace mucho que los poetas venezolanos abandonaron la “culta Europa” de nuestro fundador Andrés Bello. Desde hace mucho escriben desde la ternura, la ciudad, el rechazo y el exilio, el terror, la destrucción, la marginalidad, las ca l les, la delicadeza, los l lanos, costas y montañas, la violencia y la sexualidad. A pesar de los artilugios que crean la sensación de cercanía y conocimiento, hoy, más que cualquier otro día, debemos hacer el esfuerzo por encontrarnos una y otra vez desde la íntima conciencia del lenguaje que somos. Que suenen los nombres, ahora mismo, ya, en este momento.

Diosce Martínez Néstor Mendoza


Lauren Bianchi


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[La cabaña] u

K evork Topalian Caracas, 1969

La casa sufre severos cambios. Cada palabra abandonada en el espacio y articulada en un tiempo ya lejano por alguien que fue como un llanto en medio del torbellino donde todo se precipita, reclama los espacios en demolición. Cada palabra pronunciada es la negación del corredor, el aposento y la mecedora; pronunciada por última vez, cada palabra degrada un lugar: aserrín en el cuarto de los títeres, el viento donde una vez se encendió una vela, el patio y la cocina, el paisaje al que se abría la ventana; todo enterrado bajo “amén”. La casa queda convertida en cabaña. La noche ciñe su débil estructura y el bosque aprieta sobre sus paredes que dejan escapar crujidos eventuales. Agotados todos los planes, un calendario cuelga enmudecido de la pared; ya transcurridas las estaciones y sus amplios cielos regidos por Las Horas, Ritmo | Imaginación y crítica


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y las primaveras con sus aguas, en que las deidades bañaban sus miembros inmortales, el calendario rebosa de agostos y eneros, de estíos y de inviernos, The nymphs are departed. Un fuerte soplo de viento penetra por la ventana, las hojas del calendario se revuelven como naipes. Alguien no obstante espera en la cabaña. Ese indolente que aguarda, ¿quién es?, sentado en un sillón de madera que se pudre, sólo escucha murmullos ululantes sin dormir, queriendo formar parte del bosque, sin importarle que se aproxima el día en que del techo se desprenda la viga y descanse sobre su nuca. Cuando el incendio devore la comarca entera —casi con alegría—, la cabaña arderá en silencio, como un niño que ríe no obstante su enfermedad. Él estará dentro de la cabaña. Sus padres serán alcanzados en los caminos, y hoy crepita la lluvia en las ventanas como el fuego en las paredes aquel día. [Del libro Lámpara de oscuridad, 2008]

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[Laborterapia] u

L uis E nrique B elmonte Caracas, 1971

Llevo varios días en terapia ocupacional. Nos tratan bien, aprendemos con las manos, en silencio, hacia adentro, sudando goterones de nicotina vamos mostrando lo que somos capaces de hacer y los supervisores ya casi no molestan. De vez en cuando alguien se rebela y lanza un taco de madera. De vez en cuando alguien se pone a imitar una sirena de ambulancia, mientras otro le hace la corte brincando, agitadísimo como si fuese una coctelera. De vez en cuando es preferible no mirar a los lados y dejar que el cuerpo se nos vaya amansando poco a poco. Así que el día tiene otra pinta los días de terapia ocupacional. Y saben muy distintos los cigarros, pues son fumados después de un grave esfuerzo. Y el agua adquiere una significación nunca antes sospechada. Y las llamadas que recibimos del otro lado ya no nos parecen tan lejanas. Aquí, en terapia ocupacional, donde no sobran las palabras,

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donde la tarde se nos pasa volando, donde los pájaros revolotean picoteando migas, donde el sol sale bien grandote y reverdecen los tomillos cada vez que el encargado, renqueando, nos abre el portón. Y todos somos hermanos porque todos somos iguales ante los ojos del señor que despacha los fármacos. Y en el momento en que las manos se nos hacen levadura ya nadie se pone a pelear por obtener la cofia o la naricita de esa enfermera tan bonita que recién acaba de llegar. Porque no nos interesa otra cosa que no sea crecer por dentro como el preludio a la siesta de un fauno.

Crecer por dentro, sí, domesticar a tus bestias con un palito de madera, cargar tu matica de un lado a otro, adobar tu cordero y hacer virutas con la garlopa para sentirnos plenos en cualquier plenilunio.

[De Compañero paciente, 2012]

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[Maneras de irse] u

R icardo R amírez R equena Ciudad Bolívar, 1976

[maner as de irse] Las amigas de mi madre se han ido muriendo. Primero fue Yolanda, de carne firme y silencio. Luego vinieron la abuela A rreaza, quien le vio el culo a todo El Cafetal de tantos años poniendo inyecciones; Elvira, su alegría y su cigarrillo perpetuo; Beatriz, a quien no le tocaba realmente pero decidió irse, y al final Elena, impuntual. Todas se han ido muriendo. Quién les habrá dicho que podían morirse así, como pidiendo permiso. Hay maneras de irse y cada una ha respetado el pacto que las une. Hay un orden de las cosas y mi madre lo ha entendido en su silencio. Se le ve en el rostro, cada vez que aparece Elvira durmiendo o fumando en la casa, o el ascensor decide detenerse en el segundo piso, el de la Abuela. Tanto apuro y nadie quiere irse de verdad, dice. Tanto apuro y no pueden vivir sin contarme sus asuntos en los sueños, comenta. Me dejaron sola, cuidándoles la calle y a su gente. Yo cuento ahora los chismes, yo doy las clases, yo pongo las inyecciones ahora. Aún no puedo irme, me cuenta. Ni que quisiera. Cada día me encomiendan cosas nuevas las pendejas esas. Ritmo | Imaginación y crítica


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[CIRCUL A R IDA D] El niño hace swing a la pelota: Esta viene, avanza y él escucha a la multitud; ve la pelota Subir por los aires Y perderse entre miles de manos Que buscan atajarla (Y las tribunas en sus ojos, y los cantos de guerra, y el griterío) Da la vuelta al campo yermo, pisando Unas piedras más grandes que el resto, unas que hacen de bases del juego Recorre el campo solo, sin franela, en chancletas, levantando El polvo en cada paso Vuelve, toma el bate Y sigue abanicando Al calor del mediodía En la calle del pueblo Solo Y Él lo sabe: nunca saldrá de ese campo. [Del libro inédito Portar los modestos dones]

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[El tránsito del alfabeto] u

G ladys M endía Mérida, 1975

la autopista piensa que tiempo y muerte son el mismo dios siente la gravedad de los cuerpos y decide ser río ahora nada le pesa ni las rocas ni los peces ni las plantas desde el fondo se ve a sí misma corriendo en su humor alcoholado comprende la mentira de la transparencia la transparencia es ilusión le dice el polvillo acumulado que ella respira sin ver en la oscuridad escucha palabras que entreabren algunas ventanas siente que nada está en su lugar no hay sistema no hay sentido no hay niveles ni formas no hay orden lo que hace despegar es el vacío el alfabeto como un pasaje sin destino el transitar erróneo de los sonidos de una lengua a otra Imaginación y crítica | Ritmo


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porque no es posible escuchar porque es la ilusión de los borrosos escuchar el alfabeto en tránsito es la ruleta rusa la autopista cuando es río se libera del juego

[Del libro inédito El alma lleva las luces altas]


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[Capitolio] u

C ésar S egovia Caracas, 1977

Envejecemos frente a las puertas del tren, vencidos en la eterna esperanza de un sentido sin dirección, en los crímenes de una clepsidra tiránica, mustia de gotearnos. “En el próximo... En el próximo... En el próximo...”. [En la caja vacía de Pandora, absolutamente vacía. Desbordados en cientos de miles de cajas vacías de Pandora, absolutamente vacías. Una sobre otra junto a otra sobre otra entre otra sobre otra bajo otra sobre otra caja vacía de Pandora, absolutamente vacía]. “En el próximo... En el próximo... En el próximo...”. Tres horas más viejos cada minuto, tres días más viejos cada hora, tres años más viejos cada día: nos adherimos al cúmulo-torrente sanguíneo de la ciudad, y envejecemos; nos hacemos tránsito abúlico en las venas subterráneas de la ciudad, y envejecemos; nos volvemos embolias sonámbulas, emblemas de la inamovilidad orgánica de la ciudad, y envejecemos. “En el próximo... En el próximo... En el próximo...”. Envejecemos sin movernos, vivos apenas.

[Del libro Próximo tren]

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[Arqueología] u

L uis Á ngel Barreto Maracaibo, 1979

Antes mucho antes nos juntábamos varios para jugar. Sólo la tierra era necesaria un patio con arena sin límites el mundo era infinito hacia abajo. Con manos limpias, ansiosos como frente a un pastel de cumpleaños en círculo comenzábamos a amasar la tierra fría a abrazarla, a arañarla a quererla abrir. Sentíamos las irregularidades de ese terreno lo comparábamos con el cielo acariciábamos sus oquedades sus bocas secas. Nos aferrábamos a los oteros, con rabia para destruirlos hacerlos polvo. Preparábamos nuestras palas endebles empezaban las excavaciones los agujeros. Era necesario introducirnos en la tierra

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era necesario descubrir ensuciarse. Nos hundíamos en el misterio de los que mueren de los que han sido recluidos en la tierra para siempre. Algo tenía que haber allá adentro los tesoros debían estar en alguna parte. A veces se hallaban durezas distintas. Un día, el cadáver de una tubería olvidada que quizá condujo al océano azul de los atlas. En otro, una partida osamenta siempre minúscula, irreconocible. Aún no los cofres sellados de madera ni las monedas brillantes con perfiles y pájaros aún no el esqueleto bien formado de algún transeúnte ni un mapa impreciso ni restos de alguna especie extinta. Pero no mermaba la fascinación de lo oscuro esa abertura donde cabríamos completos la fascinación de hundirse. Así era antes cuando éramos niños. Hoy te pido que hagamos eso de nuevo nosotros dos en este huerto distinto y solitario aunque el tiempo cambie sus ritmos. Juguemos a escarbar. [Del libro Arqueología de olores, 2007]

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[Megatherium not yet] Willy M c K ey Caracas, 1980

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[FR AGMENTO ESPER A NDO QUE SE PUDR A N L A S R A íCES DEL PRIMER HEVEA BRASILENSIS] Divina Poesía, / tú de la soledad habitadora, a consultar tus cantos enseñada / con el silencio de la selva umbría, tiempo es que vuelvas ya a esa culta Europa que tu nativa rustiquez desama. Mientras, nosotros venceremos. Haremos un secreto milenario de ese nuestro ocio de chicle: haremos una bomba honda, rosada. Masticaremos: así usaremos la boca en silencio masquemos, masquemos, masquemos como si en la intermitencia se nos fuera la vida y venceremos que el hedor a canela|tutti-frutti no permita que la idea se nos salga vuelta idea que ni siquiera entre un nuevo bocado: masquemos, mastiquemos, masticados. Venceremos, venceremos, venceremos. Treparemos hasta la insomne epifanía del mamón para decir, decir (chupando), decir (encandilados), decir (en mamón macho): Este es el aposento, / testigo de un dolor nunca explicado, del drama fugitivo de un momento (y en un violento fin inesperado | lanzarnos de cara contra el suelo porque ni el buen mamón nos ha escuchado) mas venceremos. Resolveremos la gran novela común: daremos cuerpo a las ficciones acordadas y sin miedo narraremos las noveletas de la patria, de la muerte Ritmo | Imaginación y crítica


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porque tenemos épica, señora porque sabemos exportar ejércitos y nos aseguramos de que en nuestros billetes por fin sonrían un negrito, una niñita, un indiecito, ¡tamboré! Perezosos gigantes junto a otras especies en extinción. Por eso, con suerte, venceremos. Vuelva, d.p., a sus ciudades con canal para ciclistas porque acá tenemos soberanía subterránea chicle negro y pesado que mueve al autobús, al tanque y al ministro venceremos. Mil perezosos gigantes se han derretido debajo de mi casa desde el Pleistoceno. Un millar de megaterios abrasados, hidrocarburos, combustibles, una manada de megaterios vuelta chorro negro, Mene Grande. Zumaque 1, venceremos. Ya no habrá alocuciones, d.p., sino comunicados: memoranda, notificación y último aviso. No habrá tiempo para leer, usted perdone, pero lleve el control de las circulares numeradas, venga mañana a las cinco y pida un número, hablaremos con usted y con la tierra en lenguas muertas (pachamamabrasandomegatheriums) y venceremos. Nuestra bomba de chicle cooperante, colectiva y vuelta masa esfera fucsia que explotará contra un zarcillo punzante, afilado, verde oliva. No un pendiente… no, señora: un zarcillo un zar menudito que destella con el dorado de las caponas que contrasta tanto verde oliva en derredor: bomba de chicle, bomba de gasolina, bomba de tiempo, venceremos. El hombrenuevo tiene 2.000 años (o un poco más), d.p, 25 siglos, más o menos (o un poco más) Imaginación y crítica | Ritmo


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Pero todavía no, D.P. Megatherium, not yet, not yet. Not yet. Espera un poco, un poquito más. Deja que pase | otro ratito | de felicidad y venceremos. “Venceremos, venceremos, venceremos”; Perezosos gigantes: venceremos… todos, como los megaterios, algún día caducaremos de nuevo expiraremos venceremos, venceremos, venceremos.

[Inédito]


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Cuerpo en movimiento, Collage, papel (Diario de artista), 2015 Carlos Gonzรกlez


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[Día 21] u Jairo

Rojas Rojas Mérida, 1980

[Día 21] El cuerpo es un maestro —dice— mientras él forcejea con los brazos que se le alzan solos que buscan poseídos la hojilla para abrir todas las carnes desde su pecho oscurecido mientras, también, pugna con las piernas que se desplazan al lugar donde quemarse donde quemar la vida quieren ahí se oye toda la lucha

de siempre

la intensión es la fuerza que despereza el cuerpo se sabe el cuerpo: amigo de la muerte inquilino del alma causa de la lápida que visitan pájaros y gatos sombra de los movimientos del pensamiento templo que se autodestruye por falta de fuego que oye el gallo que anuncia la noche embriagado con la pereza mal acostumbrado a las vibraciones más groseras que olvida su próxima fecha de vencimiento Ritmo | Imaginación y crítica


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indistinto del cielo que vio luz saliendo unido a Ella espejo de todos los que pasarán por este mundo maestro que hace resistencia que se la pasa viendo lo invisible

forcejean recorriendo los astros del cuarto tumbando los discos del alba los libros que muchos pobres no leerán porque sólo pensarán en dinero, le agarra ese bello pelo largo hecho de viento lo tira a la esquina y se muere de la risa cuando cae (n) él y su templo así se aprende la lección con mano dura sobre la mano dura, alzada para saber quién es el que Manda.

[Del libro Los plegamientos del agua]


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[Muchedumbre de uno] u

F lorencio Q uintero Caracas, 1980

[LOS A LI A DOS] a Pepe, mi abuelo Los aliados Dulce tuétano de vaca Convertido en esponja Retorno a mi infancia bajo una mata de mango Las rueditas de la bicicleta hasta los nueve Yo enorme en una pequeña de sillín acolchado trato de domar el equilibrio El tiempo era entonces una gota extensible y péndula que oscilaba sin romperse en mi infancia rodaban las canicas llovían muñecos de papel de nombres estrambóticos en mi infancia mi abuelo sellaba un cuadro y me contaba de Víctor Hugo mientras en el Kiosko los dulces me esperaban: los aliados suaves edificios prolongables también polvorosas almidones conservas de coco

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yo glotón soñador dismétrico engullía Las piernas rotas en el intento vano de prescindir de las rueditas Gordo, ¿sabes de dónde sacan ese dulce que tanto te gusta? decía la boca detrás del bigote cepillo después del 5 y 6 y las maravillosas historias de orquídeas Espolvoreado mi pueril rostro de nevazúcar llenos los carrillos inmenso mi asombro Al entender que los huesos de las vacas esconden secretos muy dulces que la vida es a veces grotescamente paradójica sonreía y amaba a mi abuelo.

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[EN TR E MIS M A NOS] Reflejo de agua que se escurre en mis manos ¿Es mi rostro esta imagen o es la imagen tan sólo un rostro de muchos? Cae mi identidad en gotas Me diluyo Cobijo en cada uno de mis pliegues la savia del mundo Bebo del agua en el salobre golpe de su gusto descubro la falacia de la percepción ahora que carezco de cuerpo y soy puro mar. [Del libro Muchedumbre de uno, 2011]


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[Transgénicos (Aria)] u

Natasha Tiniacos Maracaibo, 1981

Éste es el tiempo de los perros que brillan en la oscuridad, tiempo en que los monstruos marinos son cables de fibra óptica, tiempo en que es común ver en la tv una mujer que llora o que vomita. Ninguna realidad es insignificante, hemos presionado el pedal del instante derribando el tiempo fugitivo. #elpensamientodelaestirpe #queloquieretodo #acabaconlassílabas #delalenguaprimitiva Nos lleva la ansiedad por el estallido somos un pomo de tempera sobre la cama en blanco a punto de bullir la nueva antigüedad, la era polaroid no la del hombre erguido sino la del que teje sostenido a sus codos la inmediatez y la cercanía. Toco la pantalla/piel con las puntas de los dedos más inteligentes que todas las yemas de antes. Las huellas dactilares han evolucionado: toco el plástico helado y te siento, #tesiento


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La sala de conversación habla en tiempo compuesto: “tú te has conectado”. Eres una acción sostenida. Nacimos sin cordales ni noción de segundo en un mundo puntual con el ahora. Quien quiera que sea yo se difumina en el desenmascarado, el semejante contigo, un ectoplasma, sombra 2.0 (.) No quiero contemplar más mis zapatos. Te escribo, tecleo, te traigo, te necesito tanto en el tiempo en que los perros brillan en la oscuridad, tiempo en que los monstruos marinos son cables de fibra óptica, tiempo en que es común ver en la tv una mujer que llora o que vomita. Ninguna realidad es insignificante, hemos presionado el pedal del instante sujetando el tiempo fugitivo.


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[Objetivo 1.a] u

Víctor M anuel P into Valencia, 1982

[A M A R ILLO] Una cinta plástica no nos deja pasar:

siempre algo nos impide la aproximación al cuerpo tirado a un lado de nosotros. Frente a la muerte: Nadie vio nada Nadie habla Nadie confiesa la sensación de estar vivo: tan parecida al placer breve / íntimo de los actos del baño: lavarse los dientes y escupir la pasta blanca de la falsa frescura de la boca que no ve sus palabras que nada dice de su uso que nada confiesa de la saliva envuelta en sueños cuando el color del día muere en la carne: íntima / la sensación: breve del cuerpo tirado a un lado de la vida. Imaginación y crítica | Ritmo


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Objetivo 3.c [ROJO] Baja del vientre en el tinte de la flor que idealiza: — la recién enamorada — la recién mujer cuando su cuerpo entra en uso para el deseo, y protuberancias y curvaturas se inflan del color por dentro al tocarse: la flor que baja entre las piernas sobre la sábana o el chance perdido de la vida de un cuerpo baleado en la calle: sus curvaturas y protuberancias ya inmóviles al tacto. Bajo la sábana que lo cubre el tinte del color se expande ruborizando la tela de humedad o — la recién enamorada al recibir la flor — la recién mujer al ser tocada. [Del libro Quieto, 2014]

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[Repeat after me] u

A lejandro S ebastiani Verlezza Caracas, 1982

este nombre nació de un hilo extraño que no tiene fin y me tiene aquí solo sediento y pausado en el filo de las encrucijadas que sólo el aire desdibuja claro cómo olvidarlo siempre hay uno que insiste ver esperanza donde moran las estacas (está bien)

• pero si los pasos son jubilosos y centelleantes entonces ya no hay hilo ni el suelo se desfonda nada puede hacerse salvo caer en la trampa y extender el júbilo de la espuma tanto vértigo por hollar –¿no te parece?– estos linderos que ya parecen tatuajes bocas cerradas llenas de humo y risa Imaginación y crítica | Ritmo


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(repeat after me) éramos la ceniza el humo derramado no todo era fijeza y navegación había un impulso presto a la fuga del sol tan rabioso ávido de esta zanja dérmica que no sabe sostener sino el polvo y todo lo que se arremolina en los bordes de la carretera —es el viento sus sabias sólidas maniobras— tanto paso sin brújula mi mano escandida por eso decía (¿decía?) habría que nombrar nombrarlo todo con las palabras del viaje y sostener el polvo que se acumula debajo de las alfombras y amenaza con alborotarse eso sí para eso no bastan las barajas ni mucho menos el i ching

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Trรกnsito, detalles, Carlos Gonzรกlez


41

[Dulce la avena] u

Vielsi A rias P eraza Valencia, 1982

• Para las noches de ruido, mi papá me regaló una cruz. Un Cristo pesado y gris tendido en un amasijo de hierro. Yo lo guardé debajo de mi almohada y me ataba a su pecho para no sentir miedo. Los ruidos se fueron, se fueron las sombras de la noche, el enanito silencioso a la orilla de mi cama. Y más nadie volvió a tocarme los pies.

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• a Luis Alberto Caruci Pimienta, Canela, Vainitas, Pimentones, Azúcar oscura, El huevo tendido y pleno con su mirada en el fondo. La masa redonda y sin quemar, Vegetales bien picados dueños de la vasija. Pálida y dulce la avena. Café, tibio y de poco oscuro, poca sal, ramos verdes y enteros luciendo en platos hechos para la buena digestión. Así te gusta a ti, Así tu costumbre de plenitud serena de ofrendar alimentos, de hacerlos limpios adentro y en el alma.


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[Tal vez exilio no sea la palabra] u

M iguel Á ngel H ernández Maracaibo, 1983

Algún día sabremos su nombre pero hoy no hoy se trata de instalar un insulto en lugar de un semáforo roto • Antes decíamos que nos gustabas sólo antes ahora hemos crecido visto algo de tus úlceras soleadas y nos tapamos la boca. • Día feriado temprano ha llovido como si mañana no luego el sol de siempre los caminos se queman no hay gente para ellos algunos ladridos perros beduinos que se pudren en charcos y las avenidas se desarman

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• ¿De qué hablamos? 9:00 pm. El trabajo ha bajado. ¿Nos convoca la hora o el aburrimiento? Hablamos de un viaje, de la playa, de San Carlos, de Zapara. La arena alcanza el alma, digo Diego. Acordamos escribir en la minuta: “El alma queda en el culo”. • El exilio suele estar antes del exilio. De hecho, puede no haber desplazamiento en el sentido estricto de la palabra. Sin embargo, a ti llamamos los desterrados hijos de Eva, de Sara, de Nelly, de Ana, de Maritza, a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas… De todas formas, tal vez exilio no sea la palabra más apropiada. Hablemos de fuerza centrífuga.

[Del libro ¡Oh, lorem ipsum!, 2014]

Recuerdos, Carlos González

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[Amarillear de lagartijas] u

L eonardo A lezones L au Valencia, 1983

[OJO DE HELECHO] ni el polvo ni la sal lograron cubrir mis ojos el manto de la ceguera consigue dar con su luz en el cuarzo hay reptiles invasores de materos librándose de la emoción que les atribuía el afán de verme reflejado en todo lo inmóvil aunque al fisgonear entre las hojas que comienzan a amarillear hallo la grafía de las mismas visiones en la piel que mudó alguna lagartija

[M AGDA LENA] este año los mangos nunca se dieron cerca del puente en que mi dolor y mi tristeza me hicieron vivir quédate serena estación de lluvia di a los locos que se arropen con cartón

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gracias a ellos podré reír me han dado el axioma para no seguir abrumado una vez en medio de la isla espero cruzar el vasto océano de sus ojos la dulzura de ese bocado en mi palabra

[CR ISTA L] para anticipar a dios dentro de la emoción elegida jala el tendón que es a la red de nervios ¿sabes? ¿qué devoras el polvo los mediodías? el entrecejo de la ventana es un pájaro mirón de penumbras ama el sol y no tires de los peces antes de ver tus huesos desamarrarse

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[La noche que termina] M irih B erbin Guayana, 1983

u

[E X TR A NJER A ] Pon la mesa siéntate no comas antes que los demás los codos fuera de la mesa no molestes o hables cuando intento conversar cuantas veces tengo que decirte que no tires el jugo en la comida tú, manos de mantequilla delgada su mente ligera su contextura azul su esperanza no hay misterio en el buen comportamiento así creció la mujer de otra parte la extranjera vive con gente diferente se fue porque debió formarse un patrón sin error aparente Aprendió otro idioma y ahora como conjuro ancestral si te acercas si logras ver muy de cerca

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la forma de su rostro podrás sentir las heridas cuando vea directo a los ojos el dolor que tú también llevas contigo.

[ATEN TA] Aprovecho la madrugada para susurrar en mi espalda los jeroglifos del día soy perenne y no despierto sospecha de mi lejanía al mar aún busco en su espuma la medición del tiempo, de otros días que veo desde la noche que termina Aprovecho para discreparme en un argumento, siempre atenta a lo que sigue más que a lo que resta en esta carrera por eso espero que se duerman los sonidos cierro la calle, abro el mar y respiro aquello que se conserva aún intacto.

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[Los viejos lobos] u

F ranklin Hurtado CarĂşpano, 1985

2 se supone hablan los viejos los mulos no te mantengas al sol en casa no entra la lengua luz que lame los techos como sorbos de perro sobre la charca del patio ni entra el espanto el goce que te deja mudo en carne cerrada se supone tanta luz forja ciegos aunque sea barro cocido mejor quedarse en el horno dicen los viejos los lobos mejor quedarse en estos aĂąos en los juegos a la sombra


así se supone te cortan las piernas te cierran la puerta se tragan la llave 13 no sostiene columpio ni fruta con gusano no hace puente o escalera a otro cielo pelotas cuchillos muñecas sin cabeza como ofrendas en los techos del pueblo con kerosén secaron entre sus ramas saltamos hacia la tierra colgados con los pies en péndulo monos decían

[Del libro Sal, 2013]


Lauren Bianchi


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[Dócil] u

Néstor M endoza Maracay, 1985

DÓCIL Tus proporciones se mantienen firmes y sobresalen, como una manera de decir que aún la belleza de las formas merece las caricias del amante. No deberías estar quieta en esa tabla. Incluso debajo de la piel amoratada se logra ver un cuerpo bello. Una cantidad indeterminada de puños se ensañó contigo. Quebró la longitud blanca del hueso, en partes que no pueden armarse de nuevo, o que yo, particularmente, no sé armar. Pero todo ya pasó; no temas, tu presencia se ha vuelto dócil. Lograron apaciguar tus quejas con el batazo rotundo en la frente.

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El primer golpe vino desde atrás. No te diste cuenta de la succión y del desorden de manos, de lo que se alojaba adentro (las caricias que nunca se pidieron y aquella viscosidad repulsiva). La mesa metálica, plancha fría, para extender tu figura. Todo debe permanecer ordenado: las manos no desparramadas o colgando su inmovilidad. La desesperación requiere de un cierto orden, incluso tu cuerpo que ya no sabe cómo respirar. La horizontalidad toma espacio, y ahora tú eres superficie. Busco un culpable: no hallo al criminal. Hay cuerpo sin sombra movible, pero no mano que golpea y extrae la vida. Tu organismo debería estar de pie. Se supone que el cuerpo horizontal sólo es digno en el amor.

[Del libro Pasajero, 2015]

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[Las botas del tiempo] u

Robert R incón Valencia, 1985

[EN REDES, SOY UN REO] Prendí la radio y su ruido me llenó hasta los pies eso de sintonizarme no me ha ido bien desde la mañana parte del día conectarme desconectarme conectarme desconectarme consumo palabras trazadora de imágenes supuesta placidez más interferencias y el cuerpo no se hace lento ni mis manos un sentimiento alguno irradian

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cuando llegue el sonido vendrá el poema cambié a televisor [Inédito] • Que larga es la distancia de la frente al ombligo cuando el latir debe ser la mitad de un campo de ofrendas y debajo del cielo el cuerpo y yo centinelas para algo grande me detengo en la hierba con el engaño de medir palmos al silencio piso con las botas del tiempo el trabajo de un corazón desleal pero labro algún retoño como criatura esperaré con la cabeza colgada y sonriente

[Del libro Emaús y el vientre de arena, 2014]

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[Amanece] u

Rubén Darío Carrero Maracay, 1986

PREMONICIÓN Yo pienso y creo que amanece. Amanece pensando que estoy muerto. Sin duda, me muevo, pero es el Sol, dice el forense. Asesinado por cara de caballo, un hombre, sí, un hombre, venas, nervio, mandíbula, sombra, bípedo mamífero cristiano, un violador, un preso, homicida y libre, con bigote escaso y negro, franela color arrodíllate, maldito, perro, quieto. El sueño es una morgue como un camaleón por dentro, y las moscas ya son semanas, desaparezco. Despierto, solo, ingenuo, en la cama que de niño ya era de hombre, sano, culto, mentiroso, cruel, Ritmo | Imaginación y crítica


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era otro sueño, del que nunca hablé, sueño que me han enterrado por lo que no tengo, por lo que no sé. • Mira, matan a la mujer de un vigilante en la puerta de su casa. Mira, amor, mira, la puerta con los ojos cerrados todavía está caliente y el asesino orina sangre y sudor y lágrimas. El trabajo, la indiferencia y los días pasan, inmensos, catedrales, dromedarios, hernias, glándulas que revientan a cada paso y pasaba el tiempo tan de prisa que era mejor decir nadie la ha tocado, es virgen, es hombre, reptil, es sólo agua sobre la cama. Ya nadie recuerda ese día ni el sonido que hace el placer sin risas y sin rostros. Solo las moscas saben dónde está el recuerdo. Yo solo quiero que un gato sea su cadáver. Mira, el asesino es un animal muerto, y nosotros, jaulas, circo, una masacre, un fotógrafo, una sonrisa, chistes en morgues y funerales, la muerte estaba gorda y la camilla chillaba nada, nada, nada, la mujer estaba embarazada y el niño crece impenetrable en la sala de espera de todos los hospitales. [Inéditos] Imaginación y crítica | Ritmo


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Sin título, Carlos González


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[Los últimos cincuenta] u

A lejandro Castro Caracas, 1986

a Gina Saraceni Yo era un dios a los cien metros Todo zancadas poderosas En los pulmones por primera vez aire No humo Yo era un dios a los doscientos metros primerísimo lugar engreído victorioso primerísimo en algo al fin. A los trescientos metros nadie podía detener el tren que yo era el avión más rápido del mundo. Podía sentirlo: algo detrás de mí se quedaba partía yo corriendo del pasado. Era la hora de la venganza (ráfaga fugaz) alzado en hombros adolescentes pletórico de deseo sumergido en la marea de pecas transpiradas y Caracas desaparecía a los trescientos cincuenta metros olvidada en mi vuelo incontenible minúscula desde el podio imaginado.

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La muerte me sorprendió entonces en los últimos cincuenta agazapada detrás de la recta final en cada paso una pena las piernas iban solas hirviendo los ojos sin el mundo la mueca de dolor El cuerpo atropellado por una ambición Superior a sí mismo Humano cuerpo Sin alas ni turbinas Estoy cansado vivir es una carrera de cuarenta y dos kilómetros y agoté la alegría en trescientos cincuenta metros.

El cuer po

at ro p

[Del libro Lejano oeste, 2013]

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or una ambición p do a l el


Editor, Carlos Gonzรกlez


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[¿Duerme usted, señor presidente?] u

A dalber Salas H ernández Caracas, 1987

[SONATESCO Y R IPIOSO] El presidente está triste, ¿qué tendrá el presidente? ¿Será que las transnacionales ya no lo quieren, o lo quieren demasiado, con el ahínco mineral de excavadoras, de taladros, de extractoras? El presidente ha perdido la risa, ha perdido el color. ¿Está desconcertado porque los puntos se escaparon de las íes? ¿Porque los períodos son demasiado cortos? ¿Porque todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar? ¡Pobre presidente preso de sus oros negros! ¿Algún ministro le habrá revelado por error que una bandera no sirve para contradecir la lluvia, para ahuyentar los perros del frío? ¿Por fin habrá descubierto que país es el nombre de una huida? ¿Será que le desafina el pulso, que tiene arritmia el himno patrio? ¿Habrá subido de peso? Tal vez el uniforme militar ya no le queda como antes. ¿La corbata le aprieta, la charretera le da calor? ¡Pobre presidente protoplásmico, preso de sus predios, Ritmo | Imaginación y crítica


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proclive a la procacidad, a la prodigiosa perífrasis sin pudicia, a la prevaricación, preguntándose si será pasteurizado, postulado como prohombre prehumano! Nadie sabe por qué está triste el presidente. El gabinete está confundido, el ejército desbandado. ¿Será que no duerme por culpa de los disparos, del gas lacrimógeno, de los gritos que hacen de paredes en las cárceles? ¿Le quitan el sueño las sirenas que cortan en pedazos la noche? ¿Le aterra el insomnio porque es como estar muerto, porque los muertos tampoco saben cerrar los ojos? (¿Duerme usted, señor presidente?)

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[don Luis de Góngor a y A rgote en los infiernos] ¿Y dónde más iba a estar? De cierto no allá arriba, pasando hambre entre tanto silencio, tanto santo en éxtasis, tanta esfera celeste obsesionada con medir los siglos, ni tampoco aquí abajo, domesticando esa soledad tan de nadie, dándole de comer sílabas y naufragio. No, don Luis tiene que estar allá en los infiernos, así, en minúsculas, en una gruta espesa como su garganta, condenado a no repetir una sola palabra, a gastar irremediablemente lo dicho, a ser testigo de ese lujo secreto que es la voz cuando se da por vencida y se vuelve pura ceniza desatada.

[Del libro Salvoconducto, 2015]


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[El mundo detrás del mundo] u J uan

L uis L andaeta Caracas, 1988

1 Hay formas inciertas Orígenes que rigen el desvarío Luces que se parecen a otras luces mucho más antiguas Hoy por ejemplo la geometría de la luna perdona la distancia y existe para que la noche se justifique Así los cuerpos y el universo Las interrelaciones El mundo detrás del mundo


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2 HABITAR es recorrer lo conocido Ocupar despacio el ambiente Distraer los pasos hacia ella o cualquier otro rincón que la pronuncie Asumir próximo lo íntimo Reconocer lo que se anima a partir de ti Las distancias propias

[Del libro La conocida herencia de las formas]


Lauren Bianchi

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[Los ojos secos de sol] u

Carmen L uisa C hazzin Valencia, 1989

a Alberto Chazzin

El muchacho de la fotografía volteó a alguna ventana para seguir su oído para seguirse desde otro corredor y saberse lejos oculto como un día que niega morirse en la luz de la cocina sus ojos siguen la cebolla cortada la fuente donde reman los ojos de su madre los lirios arqueados como una promesa ante la Virgen él, en sus orejas pobladas de viento pequeño con los ojos secos de sol y las manos con gusto a tierra con grito de ave es el corazón anudado de un niño

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[MUĂ‘EC A V IEJA] Su ladera es esquina de mi calle ha dejado caer las puertas iza sus paredes en la brisa los aĂąos le han labrado en la piel caminos es una espiga se mece en la aspereza del asfalto vive en una orilla el rasgado accidente de su paz cose granos de ayuda [Del libro Alrededor, 2011]


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[Mudanza] u

Camila R íos A rmas Caracas, 1989

Todo comienza por el deseo. O quizás el cansancio. El querer habitar lo inhabitado. No ser pilar ni rosa. Todo comienza cuando quieres que la roca sea otro, construir en medio de la nada el más fuerte espacio del todo. Todo comienza por coleccionar el vacío. Cajas desarmadas en las aceras de la ciudad, detrás de los comercios, en una esquina, al lado de la bicicleta oxidada. Cinta adhesiva y marcador. Todo comienza porque quieres trasladarte introduciendo cada fragmento de una vida en un cubo degradable que firmemente deje dicho lo que adentro lleva. Organizar la vida. Catalogar los recuerdos en “perdurables” y “para donar”. Darse en el objeto. Botar el colchón de 25 años que no vale una casa nueva. Date cuenta que no podrás llevarte las manchas en la pared o el olor a madera no pulida el árbol de higos testimonio del consumir de las estaciones. Date cuenta que ya no serás el pomo de esta puerta 128 ya no es número que te oriente. Tus pasos dejarán de ser ciegos movimientos sobre lo sabido. Lloverá tu cuerpo lo nuevo con cautela. Dejarás las luces prendidas para asegurar tu verticalidad. Le darás lugar primero a las cosas. Ritmo | Imaginación y crítica


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Amplio espectro de lo inédito será tu orientación. Tendrá la vista nueva ascendencia sobre los árboles. Silencioso pájaro cantará en lo blanco y serás deseo del otro casa sin ruidos piso sin pelos de perro escalera oscura noche de lo que siempre han sido.

[Inédito]


De habitaciรณn y alcoba, Carlos Gonzรกlez


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[El hambre de los huesos] u

R aquel A bed van Dalen Caracas, 1989

ix Me enfrento a mi ciudad con la esperanza de un perro contagiado de moral (y luces) todo acercamiento hacia ella es un juicio tribal un funeral sin énfasis una descomposición sin los índices abiertos de la memoria. Mi relación con sus calles es accidental está privada de un remedio materno sólo encuentro testigos de la insolencia que retumba en los cementerios del fervor atávico que sólo se halla con la presencia de un arma de la mecánica heredada por hijos de putas y soldados mudos y más hijos de putas. Qué esperanza la de esta mujer alguien que le diga a qué oficina debe dirigirse Imaginación y crítica | Ritmo


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con quién puede hablar denle un frasco de Patriotismo Nº 4. xii Se agrieta el hambre de los huesos. Se desvela la tierra truncada de los antepasados. Se disuade a los muertos que nunca conocieron los desechos de sus casas. xxiii Olvidé cómo alimentarme no quiero guisar en la cocina de esta casa, no me pertenece, no reconozco esas manchas de grasa, mi mano no se atreve a entrar en el guante negro y viejo que guinda del horno, la nevera es compartida con desconocidos, tengo que enjuagar todo lo que ensucio, me siento sucia, mi estómago vacío aprendió a cosechar plegarias, Gracias, señor, por estos alimentos, no puedo hacer ruido, no puedo usar las servilletas de tela, mi cuerpo no digiere lo que tocan las sartenes, cuando compro una botella de vino se la toman otros, tengo que esconder mis cambures en el cuarto, los chocolates, el café, qué me queda, sino ser un olvido legal en mi propia casa.

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XXIII Olvidé cómo alimentarme no quiero guisar en la cocina de esta casa, no me pertenece, no reconozco esas manchas de grasa, mi mano no se atreve a entrar en el guante negro y viejo que guinda del horno, la nevera es compartida con desconocidos, tengo que enjuagar todo lo que ensucio, me siento sucia, mi estómago vacío aprendió a cosechar plegarias, Gracias, señor, por estos alimentos, no puedo hacer ruido, no puedo usar las servilletas de tela, mi cuerpo no digiere lo que tocan las sartenes, cuando compro una botella de vino se la toman otros, tengo que esconder mis cambures en el cuarto, los chocolates, el café, qué me queda, sino ser un olvido legal en mi propia casa.

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Celebraciรณn, 2015, Carlos Gonzรกlez


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[Vagones rotos] u

O riette D’A ngelo Caracas, 1990

[THIS MUST BE THE PL ACE]

I’m just an animal looking for a home. Talking heads

[Una nación es una primera madre] Soy huérfana de república cuarta / quinta / ninguna / poco paisaje adornando horizontes mucho ladrillo vertical cartón de acera en patio lleno de licor techo de zinc / platabanda hurtada de vecino cárcel de tarimas y de vagones rotos Sangro por la herida vieja cordón umbilical roído por enfermos busco lo que desconozco para ver si me complace ¿Alguien más aguanta tanto plomo con pasaporte en mano? ¿Qué somos aparte de la cédula? ¿Podemos ser sin el modismo de la coordenada odiosa del retorno? Imaginación y crítica | Ritmo


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Empecemos el desastre desde cero: qué condena estar y padecer dentro de un límite impuesto por la sangre.

[SUBR AYO UN TÍ T ULO COMO SUBR AYO UN PA ÍS] Nos hemos convertido en una pantalla. Adormecidos ante el estruendo de las piernas. [Cobija hueca con noticias de otro mundo]. El muerto que no nos pertenece y el mandatario obsoleto acusado de corrupción. El programa en otro idioma y la antena infaltable en cada ventana, en cada hogar. Nos dicen que aquí vale más el derecho a la alimentación que el derecho a la vida. Y morimos, pero comemos. En mi pecho se devoran paraísos, playas, Los Roques, Mercal, La Tortuga. Subrayo un título como subrayo un país. El tiempo cambia y nos inventamos las estaciones. Nuestro invierno es una lluviecita y el verano es El Guri seco. Nos atropella una moto y seguimos. Tengo una patria de enjambres. ¿Quién nos enseñará a salir de la pantalla? Quiéreme y sácame de aquí, dijo Manolo García, pero nunca lo escuchaste. [Del libro Cardiopatías, 2014]

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[Cristo anda en el pecho de la gente] u

A ndrés Palencia San Felipe, 1990

Cristo anda en el pecho de la gente en algunos cuelga y se mueve siguiendo su caminar unos se arrodillan e imitan su figura con los dedos mientras miran su imagen ensanchada otros lo tocan y lo besan ante la desgracia y lo dejan nuevamente colgar el Cristo también se balancea ante el movimiento del cuerpo que se arrodilla y se yergue sobre otro cuerpo siendo lo único que brilla en la oscuridad

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REFLEJO Quiero armar esta vasija y hacerla entera ajustar cada pedazo que le falta sólo conoce los quiebres que hay en ella quien agarra su asa y la expone a la luz del sol y llena su envase e intenta beber de ella y sólo consigue derramar su líquido quiero armar esta vasija pero sé que existe el riesgo de cortarme sus filos bien conocen la carne

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[Cántaro de agua] u

A nalís F lores Valencia, 1989

Detengamos en el agua, el gesto y la voz. Sea el agua mi mano y el cántaro donde se guarden nuestros temores. Sea el agua, yo. Sea yo el eco proveniente de sus profundidades. Sea su correr: mensajero y mensaje, anunciando nuevas salutaciones. ¡Aguas han de correr! Lo he dicho. Dentro de ellas, nosotros, nosotros idos. ¡Aguas han de abrir caminos! Abrirnos a nosotros mismos. Purificarnos. Confiemos. Pero antes detengamos su reflejo. Hagamos de las manos y el agua juntas un espejo donde vernos intactos.

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Borremos este cuerpo maltrecho y construyamos el barro con el cual darnos vida. Inventarnos. Mirarnos. Nombrarnos. Ensayarnos en estas aguas. Otra vez. Habíamos vuelto a encender las velas expandíase en el aire una luz fruto de nuestras oraciones salían de nuestros cuerpos extrañas voces nada llegábamos a comprender a cada sonido asomaba lo desconocido estábamos limpios éramos inocentes hacíamos de los dioses (testigos de nuestras acciones) nuestra compañía nadie sentíase solo caían hojas y pétalos ése era el tiempo un movimiento en el aire volvíase eterno no habíamos muerto aún

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Celebraciรณn, Collage-papel, 2016, Carlos Gonzรกlez


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[Las manos de los pescadores] u

Daniel O liveros Valencia, 1991

Siento tu dolor en el cuerpo, calma ¿dónde está el sufrimiento en las olas del mar que se acercan a despedirse? No hay calma en este cuerpo, sólo ruido ¿ruido como en los puertos, ruido de pescadores, peñeros y pescado? Ruido como en un cuerpo silencioso ¿mi cuerpo roído por el salitre, dónde puedo conseguir el silencio igual al del fondo del mar? Me arrastraré sobre la arena, mudo ¿mudo como los peces con el anzuelo en la boca, arrastrados desde el agua hacia la luz? Arrastrado y lleno de arena, ¿ves?


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mírame, soy igual a una presa marítima. Arrastrado desde el fondo silencioso del mar viendo desde abajo las líneas que dejan los peñeros después del ruido. Ahora soy un cuerpo de sal, blanco y enteramente seco. Sigo en busca del silencio bajo este mar, descendiendo desde la orilla de la costa, me deshago con el agua. Desde la causa hasta la cabilla la caída de esta casa sigue siendo hermosa. ¿Cuánto dolor en mis manos, cuánto dolor en las tuyas? Y sin importar, batimos la mezcla mientras los otros se baten en las aceras a media noche. cemento y ladrillo cemento y una tumba cerrada. ¿Cuánto dolor en estas manos? Calzar las cabillas en el cemento cuidarse de la caída de esta casa.


Sin tĂ­tulo, Collage, Tarjeta bancaria, 2016, Carlos GonzĂĄlez


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[Epilepsia] u J hon

R ivera Stredel Caracas, 1992

al señor Santos

Dijo el viejo: —La culebrilla es el animal que se vale de otro cuerpo para dejar un sello maldito. Pero el viejo curandero no vio la muerte de la culebrilla y por flojedad dejó caer los rezos y la oración se deshizo. El mal se multiplicó Tres una encima de la otra.

y sus tres colas —nunca Dios lo permita— han de mirarse la cabeza.

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Y aunque no haya rezos ni bálsamos Sé que si el viejo curandero viviera en mí me dijera: —No hay necesidad de que una apalee a la otra, o la que la otra se ensañe más. Sólo es cuestión de perdonarse.


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[EPILEPSI A] a Sterling Lucero Stredel

Desmayados nos mordemos la lengua y una espuma blanca nos adorna la boca si a nadie le hacemos daño es porque estamos posesos de Dios y no del Diablo o es porque en nosotros ninguno de los dos ha conseguido su lugar luchan y nada sabemos abandonado el cuerpo sólo sabe temblar Me digo: es una recaída ahora viene el tratamiento pastilla tras pastilla no me siento yo carbamazepina tras carbamazepina me siento otro pronto seré siempre el mismo Dios y Diablo se habrán desvanecido.

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[Nada traigo en mi corazón] u J esús

M ontoya Tovar, 1993

Me acusan incansablemente de arrastrarme junto a los equivocados en el sendero equivocado. Me acusan y señalan con sus dedos temblorosos cuando mis ojos descansan en un sueño distinto, lejano. Me acusan por aplastar una a una mis pasiones sin arrepentimiento, por traicionarme al escribir poemas desde una voz insensata que destroza en su recorrido las ventanas. Estoy decidido a ser el primero que echen a la calle de sus asquerosos recintos, pues mis ojos apuntan hacia todas las direcciones que marca el viento con su paso. Me acusan de ser invisible aunque esté tan cerca como el aliento, pero mi soledad no sabe cómo comportarse. Me han insistido que sea feliz desde la ausencia, y he fracasado. Me han invitado a pudrirme en la locura como las hojas amarillas cuando cambian su color. Me han maltratado por tener esta memoria larga y sucia hecha de caricias. Pues bien, les digo: Soy el movimiento fino con que el cielo cambia de rumbo a las estrellas. Imaginación y crítica | Ritmo


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Acúsenme, nada traigo en mi defensa más que la humilde pena de quien ama las palabras. Vengo con el rostro hueco por esta sonrisa adolescente que inútilmente se me va borrando, que inútilmente se me va quedando en otra infancia. Mi voz se mece en los jardines y se pierde en el espacio. Nada traigo en mi corazón, no me acusen porque cante. Nada traigo desde el precario y misterioso río del tiempo. Nada tengo más que el lamento de quien en silencio busca la distancia. Acúsenme, medité la alegría y la perdí.

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Lauren Bianchi


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u autores Kevork Topalian (Caracas, 1969) es licenciado en Letras egresado de la Universidad Central de Venezuela. Ha publicado el libro Lámpara de oscuridad, ganador del xvii Premio Fernando Paz Castillo de Poesía (2008). En formato electrónico se haya casi toda su producción poética: Un texto en ruinas, La irrupción y Artes del gesto. Luis Enrique Belmonte (Caracas, 1971) es médico cirujano egresado de la Universidad Central de Venezuela, con especialización en Historia de las Ciencias en la Universidad Autónoma de Barcelona, España. Cuerpo bajo lámpara recibió el Premio Adonais (España, 1998) y Compañero paciente (2012) es su libro más reciente. Ha sido incluido en la antología El canon abierto. Nueva poesía en español (2015), de la editorial Visor. Ricardo Ramírez Requena (Ciudad Bolívar, 1976) es librero, articulista de prensa y profesor en la Universidad

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Central de Venezuela. Ha publicado, en poesía, el libro Maneras de irse (2014) y el diario literario Constancia de la lluvia (2015). Es columnista del diario El Nacional. Gladys Mendía (Mérida, 1975) es traductora y antóloga. Licenciada en Letras por la Universidad de Los Andes. Fue becaria de la Fundación Neruda (Valparaíso, Chile) en el año 2003. Ha publicado El tiempo es la herida que gotea (Perú, 2009) y El alcohol de los estados intermedios (2009). Desde el año 2004, es editora de la revista literaria Los Poetas del 5. César Segovia (Caracas, 1977) se ha desempeñado como editor, investigador y corrector de estilo. Licenciado en Letras por la Universidad Central de Venezuela. En 2009 recibió una beca de estudios de la Fundación Carolina. Ha publicado Eso lo sé (2012) y Próximo tren (2014). Luis Ángel Barreto (Maracaibo, 1979) se ha dedicado a la creación musical y

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musicalización de programas televisivos, radiales, dibujos animados y cortometrajes. Es licenciado en Filosofía de la Universidad del Zulia y tiene dos publicaciones: Arqueología de olores (2007) y Las máquinas simples (2014). Willy McK ey (Caracas, 1980) es editor y promotor cultural. Cursó la licenciatura en Letras y la maestría de Estudios Literarios, ambas de la Universidad Central de Venezuela. Ha publicado Vocado de orfandad (2007) y Paisajeno (2011), que incluye la autoedición, venta personalizada e intervención urbana. Dirigió la revista de poesía venezolana El Salmón. Jairo Rojas Rojas (Mérida, 1980) es ensayista y corrector de estilo. Licenciado en Letras con mención en Historia del Arte, egresado de la Universidad de los Andes. Ha publicado La rendija de la puerta, ganador de la IV Bienal de Literatura Ramón Palomares (2011), La O azul (2012) y Los plegamientos del agua (2014).


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Florencio Quintero (Caracas, 1980) es dibujante y médico cirujano especialista en psiquiatría. Egresado del Programa de Estudios Superiores de Psicoanálisis de Orientación Lacaniana. Sus libros más recientes son Divertimento (2005) y Muchedumbre de uno (2011). Natasha Tiniacos (Maracaibo, 1981) estudió una maestría en Literatura Hispanoamericana y Comparada en la Universidad de Carolina del Sur. Autora de Historia privada de un etcétera (2011) y Mujer a fuego lento, que obtuvo el I Premio Nacional Universitario de Literatura (2006). Fue seleccionada como escritora residente del International Writing Program de la Universidad de Iowa 2014. Víctor Manuel Pinto (Valencia, 1982) es jefe del Departamento de Literatura de la Universidad Central de Venezuela y director de la revista Poesía. Tiene una licenciatura en Educación, mención Lengua y Literatura (Universidad de Carabobo). Sus primeros cuatro libros se encuentran en el volumen Poemas reunidos 2005-2011 (2012). Quieto (2014) es su libro más reciente.

Alejandro Sebastiani Verlezza (Caracas, 1982) es profesor universitario, licenciado en Comunicación Social (Universidad Santa María) y en Letras (Universidad Central de Venezuela). Cursa una maestría en Estudios Literarios en la Universidad Central de Venezuela. Ha publicado el poemario Posdatas (2011) y el diario literario Derivas (2013). Vielsi Arias Peraza (Valencia, 1982) es promotora de lectura y licenciada en Educación, mención Artes Plásticas por la Universidad de Carabobo. Ha publicado dos volúmenes de poemas: Transeúntes (2007) y Los difuntos (2010). Miguel Á ngel Hernández (Maracaibo, 1983) se desempeña como corrector de textos y como articulista de prensa. Licenciado en Letras por la Universidad del Zulia. Fundador de Suburbio Editores. Con el libro ¡Oh, lorem ipsum!, recibió el primer premio del IV Concurso Festival Mundial de Poesía (Venezuela, 2013). Leonardo A lezones L au (Valencia, 1983) es artista plástico. Cursó estudios en la Escuela de Artes Plásticas Arturo

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Michelena y la Facultad de Educación de la Universidad de Carabobo. Es autor de los poemarios Arcada (2008) y Amalivaca (2012). Mirih Berbin (Ciudad Guayana, 1983) es traductora, promotora cultural y docente. Es licenciada en Educación (mención inglés) y magíster en Lectura y Escritura en la Universidad de Carabobo. Mareas (2009) es su primer libro publicado. Franklin Hurtado (Carúpano, 1985) es licenciado en Letras egresado de la Universidad Central de Venezuela. Ha publicado Sal, ganador del Concurso para obras de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores (2012). Actualmente cursa la maestría en Literatura Latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar. Robert Rincón (Valencia, 1985) es músico y docente. Licenciado en Educación, mención Lengua y Literatura por la Universidad de Carabobo. Mercaderes (2010) es su único poemario publicado hasta los momentos. Su libro Emaús y el vientre de arena recibió el v Premio Nacional Universitario de Literatura (2014).

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Rubén Darío Carrero (Maracay, 1986) es profesor e investigador de la Universidad Central de Venezuela y abogado egresado de la Escuela de Derecho de la Universidad de Carabobo. En el 2007 recibió una mención de honor en el II Premio Nacional Universitario de Literatura. Mantiene inéditos los libros Por no mentir al silencio y Enemigo ciego. Alejandro Castro (Caracas, 1986) es licenciado en Artes y profesor de la Universidad Central de Venezuela. Cursa una maestría en Literatura Latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar. En 2011, su libro No es por vicio ni por fornicio. Uranismo y otras parafilias obtuvo el Premio Monte Ávila para Autores Inéditos. El lejano oeste (2013) es su libro más reciente. Adalber Salas Hernández (Caracas, 1987) es ensayista, antólogo y traductor. Licenciado en Letras por la Universidad Católica Andrés Bello. Ganador del II Premio Nacional Universitario de Literatura (2007). Su último poemario, Salvoconducto, ganó el Premio Arcipreste de Hita 2014 y fue publicado por la Editorial Pre-Textos de España.


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Juan Luis Landaeta (Caracas, 1988) es abogado egresado de la Universidad Católica Andrés Bello en 2012. Tiene una maestría de Escritura Creativa en Español por la New York University y es editor asociado de ViceVersa Magazine. En el 2007 recibió una mención de honor en el Segundo Premio Nacional Universitario de Literatura. Carmen Luisa Chazzin ( Valencia, 1989) es licenciada en Educación, mención Lengua y Literatura en la Universidad de Carabobo. Alrededor (2011) es su único libro publicado hasta hora. Actualmente cursa una maestría en la Université de Paris-Sorbonne. Camila Ríos Armas (Caracas, 1989) es licenciada en Estudios Liberales en la Universidad Metropolitana. En 2007, ganó con Muralla intermedia la mención honorífica en poesía del ii Premio Nacional Universitario de Literatura. En el 2012 publicó su segundo libro titulado Ecos. Raquel Abend van Dalen (Caracas, 1989) es narradora y periodista. Licen-

ciada en Comunicación Social por la Universidad Monte Ávila y magíster en Escritura Creativa en Español por la New York University. Autora de los poemarios Sobre las fábricas (2014) y Lengua mundana (2012), y de la novela Andor (2013). Oriette D’Angelo (Caracas, 1990) estudió Derecho en la Universidad Católica Andrés Bello (ucab). Ganadora del Concurso para obras de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores (2014), con su poemario Cardiopatías. Andrés Palencia (San Felipe, 1990) es licenciado en Educación, mención Lengua y Literatura por la Universidad de Carabobo. Actualmente cursa la maestría de Literatura Iberoamericana en la Universidad de los Andes. Su obra ha circulado en revistas y diarios nacionales. Analís Flores (Valencia, 1990) es licenciada en Educación, mención Lengua y Literatura (Universidad de Carabobo). Actualmente cursa la carrera de Filosofía en la Universidad Central de Venezuela. Ha publicado poemas en revistas y prensa regional.

Imaginación y crítica | Ritmo


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COMPIL A DOR ES

Daniel Oliveros (Valencia, 1991) es traductor y estudia inglés en la Facultad de Educación de la Universidad de Carabobo. Dirige la revista La Tuna de Oro y es subdirector de la Fundación Teófilo Tortolero. Mantiene un poemario inédito, Territorios (2014). Jhon Rivera Stredel (Caracas, 1992) cursa la carrera de Psicología en la Universidad Central de Venezuela y mantiene varios poemarios inéditos. Su trabajo ha circulado en revistas culturales y en antologías de joven poesía venezolana. Jesús Montoya (Tovar, 1993) estudia Letras en la Universidad de Los Andes. Ganador de la edición xii del Concurso para Autores Inéditos de Monte Ávila Editores (mención de poesía), con el poemario Las noches de mis años (2014).

Ritmo | Imaginación y crítica

Diosce Martínez (Valencia, 1988) es periodista, ensayista y licenciada en Comunicación Social, egresada de la Universidad Arturo Michelena. Realizó estudios de Educación, mención Lengua y L iteratura, en la Universidad de Carabobo. Colabora en la revista cultural Colofón y en la editorial venezolana Letra Muerta. Creadora y community manager de @poesiavene, espacio en Twitter que promociona la poesía venezolana. Néstor Mendoza (Maracay, 1985) es poeta y ensayista. Licenciado en Educación, mención Lengua y Literatura por la Universidad de Carabobo. Ha publicado el libro Andamios (2012), el cual recibió el I V Premio Nacional Universitario de Literatura (2011). Pasajero (2015) es su libro más reciente. Forma parte del comité de redacción de la revista Poesía y del comité organizador de la Feria Internacional del Libro de la U.C.


Apuntes para un

itinerario de alas Édgar Mena


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N

aveluz tiene la forma del barco que navega hacia algún lugar imaginario, es la ruta y el viaje, la marea, el mapa y el sueño. Naveluz abriga en su nombre las palabras ave por el vuelo y lo etéreo, lo liviano de su vuelo busca nuevas rutas; también tiene a la palabra luz que es brillo y que nos brinda su consuelo en medio de lo oscuro y el silencio. Naveluz es el barco, el ave, la nave y la luz. Este sello editorial nace de la necesidad de brindar un espacio de expresión a profesores del Colegio de Ciencias y Humanidades, ya que pensamos que toda la experiencia contenida en sus clases no debe permanecer ahí, flotando en el aire Ritmo | Imaginación y crítica

(porque, dicen los que saben, a las palabras se las lleva el viento), sino que debe vaciarse a un recipiente que la contenga y difunda. El talento que nutre nuestras aulas es vasto, ya que los académicos escriben poesía, cuento, ensayo; pintan, dibujan, diseñan y realizan demás actividades artísticas; es por ello que Naveluz se imaginó como un espacio para difundir ese talento entre nuestra comunidad. A l inicio del viaje, nuestro itinerario era breve, ya que se centraba en la edición de libros de docentes; pasado el tiempo y la experiencia de los nuevos caminos, intentamos otra ruta; publicar a jóvenes talentosos, pero que aún no tuvieran obra publicada; la selección de estos materiales fue difícil, en tanto que llegaron a nuestras manos libros de diversa y cuidada manufactura, amén de interesantes propuestas. Nuestra lista de títulos alberga a algunos jóvenes que, seguramente, en los próximos años, seguirán escribiendo y alimentando con su voz el concierto de la literatura mexicana. Posteriormente, incluimos en nuestro sello a autores de reconocida trayectoria en el ámbito intelectual o en el mundo de las letras; de esta manera el sello editorial se fortaleció con varios pilares que son testimonio de la altura que ha alcanzado el barco Naveluz. Este sello editorial tiene cuatro colecciones, Centauro, en donde tienen cabida aquellos textos


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de corte ensayístico; Mandrágora para la poesía, ya que sus raíces cobran vida; Mantícora para la sección de cuento, ya que dispara precisas flechas en sus presas, pero no las mata, sólo las aturde, como un ko en una pelea de boxeo; la colección Medusa está dedicada al teatro. Hablaré ahora brevemente de los títulos que se han publicado, como una manera de traerlos a esta noche y volver a pasar sus páginas. Sonetos de Miguel Garza es un libro en el que entendemos que la inocencia es una cualidad de la poesía; La noche en el espejo, de Arturo Pedroza es una canción para la musa, aquella que, distante, sólo se deja acariciar por las palabras; el profesor Octavio Barreda nos ha regalado dos libros para nuestra colección: Circonstancias y Camino a Ruinasanta, dos libros en los que la nada y la ausencia, paradójicamente, determinan el destino de personajes que lo han perdido todo. El monstruo y otras mariposas de Hiram barrios es el libro que inaugura nuestra colección de ensayo; texto nutrido de referencias y lecturas que nos lleva de la mano para conocer algunos aspectos del mundo literario; libro que inicia, además, la producción editorial de un talentoso y joven escritor; Pagafantas, navega entre la imposibilidad y la timidez, un libro de cuentos que abriga grandiosos aciertos entre sus páginas, Alejandro Espinosa,

autor de este volumen, también colaboró con el libro más reciente de la colección: De la holgazaneríaa como oficio, libro breve que transita entre el microrrelato y el aforismo, con textos que observan, en algunos casos, el oficio de escritor; Apertura al cielo de Alejandro Baca es un libro luminoso, Baca es un poeta que entiende a la perfección que la poesía es ritmo e imagen, este es un libro que representa la primera canción de un joven poeta del que se esperan grandes vuelos; Caballo muerto y otros cuentos de Raúl Flores Iriarte es un divertimento, contiene relatos que desbordan imaginación, en estos textos el lector transita como por un sueño. Imaginación y crítica | Ritmo


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No empiecen sin mí es un texto misceláneo, la profesora Rita Cerezo pinta poemas y nos platica cuentos; el miedo, el amor y lo cotidiano son aspectos que encontramos en sus líneas. Interpretaciones, de lo metafísico a los histórico del profesor Joel Hernández Otañez pertenece a la colección Centauro, y es un libro disciplinado que invita a reflexionar respeto a temas filosóficos, particularmente la hernenéutica; Interpretaciones es un libro que cuenta con la participación de Guillermo Res en la ilustración de portada y algo de la esencia de los libros antiguos en sus colores y su mancha tipográfica. Ritmo | Imaginación y crítica

Entre líneas de Miguel Á ngel Galván nos recuerda que la poesía es diálogo y que cada lector de un poema se vuelve, también, en una especie de cocreador que escribe otro poema con su lectura e interpretación. Las entrañas del norte de Alejandro García es un viaje, a través de la literatura de Nelly Campobello y Magdalena Mondragón. El sueño del pez gato es un libro blanco de guardas moradas que invita a la lectura y al recuerdo, además invita a enamorar a la princesa de la torre abolida regalándole ramos de luciérnagas. Lucina nunca duerme tiene la paz y la sed de la infancia, los recuerdos de la provincia y los trenes; las ilustraciones de este libro son de Elena Ortega y del profesor Carlos M. Márquez, y retratan de manera fiel la alegría de los cuentos Enjambre de historias es el cuaderno de perversiones, quise escribir, anotaciones, de Humbert Humbert, libro luminoso en su manufactura breve, bellamente ilustrado por el trabajo del artista Rubén Guerra y que cuenta con el diseño de Carolina Fernández, una dupla que, a partir de este libro, nos iluminaría con su talento, sus formas y dibujos en otras publicaciones como Si yo volviera a nacer de Juan Carlos H. Vera, libro que representa una historia de amor, el camino para recuperar a la amada, ofreciéndole como único testimonio de la ausencia la soledad y el dolor.


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Circo infierno de Alexa Legorreta tiene la fuerza y el ímpetu de una poeta joven que observa una nueva ciudad mediante sus recuerdos; es además un viaje interior que siguieron, de nueva cuenta, Rubén Guerra y Carolina Fernández. Siguiente vitalidad, La siesta y Corazón sagrado son libros de poetas argentinos que decidieron sumarse a esta avenura, en el primero, el efecto estético de su poesía no radica en la estructura de los versos sino en las situaciones poéticas que se describen; nos recuerda que también hay poesía en mirar determinadas cosas, por ejemplo, recordar el parque preferido del padre, los gestos y caricias de alguna persona, el oficio que la madre debía cumplir en la pobreza; el segundo libro de esta serie pertenece a Claudia Masin; La siesta es un álbum en el que se coleccionan aspectos familiares y se ensaya una respuesta a determinadas preguntas de la vida, del amor y de la muerte. Corazón sagrado de Enrique Solinas es una oración de pájaros, tiene poemas que se leen en voz baja porque sus palabras intentan asirse al cielo, poesía mística o poesía de oración, ensoñación de imágenes que nos recuerdan el consuelo de dios. No tengas miedo de Felipe Garrido es también un álbum de estampas, seres venidos de otro lado nos ayudan a asirnos a la vida, fantasmas, demonios, hechiceras, chaneques. No tengas miedo es una invita-

ción a abrir el clóset con la intensión de ver quién o qué aparece del otro lado. Todo este trabajo habría llegado hasta este punto sin el apoyo decidido de Benjamín Barajas, director editorial de la colección, quien cumple una misión fundamental, en tanto que imagina estos proyectos en provecho de los jóvenes estudiantes, el agradecimiento se extiende hasta el Departamento de impresiones, dirigido por María Eugenia Ortiz Luna, quien, con su grupo de artesanos y trabajadores, construyen con sus manos nuestros libros. Naveluz, el sello editorial de CCH Naucalpan, tiene la encomienda de acercar la literatura a los jóvenes, muchos de ellos presentes el día de hoy; este sello editorial de un bachillerato trata de ser un aliciente que los motive a leer, escribir y, por supuesto, a soñar. Imaginación y crítica | Ritmo


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Abrigo de pastora, ilustran este número

- Pía Aldana Es licenciada en Artes Plásticas, Mención Grabado, cursó el programa de magíster en Literatura hispanoamericana en la Universidad de Concepción en la que obtuvo la distinción máxima. Ganó el Premio Universidad de Concepción en el año 2008. Es dioramista y artista visual. Reside en Concepción Chile, su obra se desarrolla de forma transversal desde el diorama miniatura, realizando paralelamente obra pictórica, picto-xilografías, troqueles y dibujo. Construye su obra desde ref lexiones e investigaciones sobre el coleccionismo doméstico, con lo museal, patrimonial, ritual, etnográfico, la arqueología cotidiana intrínseca a la práctica y lo que denomina: Relicarización Secular aquella santificación en la que incurre quien colecciona y que desde valores simbólicos le permite acoger y atesorar su colección. Sus proyectos han sido exhibidos en destacados museos y galerías de Chile, entre ellos: el Museo Nacional de Arte Contemporáneo (MAC), el Museo Nacional de Bellas A rtes, (MNBA), Pinacoteca Casa del Arte (UDEC), Cecal UdeC, Galería Municipal de Valparaíso, Galería Universidad Católica de Temuco, entre otros. Pertence al cuerpo estables de artistas de Arte al Limite editorial que compilo su obra en el libro Chile,

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arte joven que reúne a destacados artistas nacionales menores de 35 años. Entre sus proyectos se encuentran: Relatos de Habitación; Vacíos: Figuraciones de lo Inasible; Jardines, aproximaciones a herbolarias (2013); Herbolarias Micro-Narraciones de Jardines interiores e internos (2014), La etnografía de los Balcones (2015-2016), La Memoria de los Umbrales (2016). - Lauren Bianchi (Valencia, 1988) es artista plástico, músico y licenciado en Educación, mención Artes Plásticas, egresado de la Universidad de Carabobo. Su obra pictórica ha sido expuesta en diversos de museos y galerías en Venezuela. Actualmente trabaja en la Galería Universitaria “Braulio Salazar” de Valencia. Recibió una mención honorífica en el “Salón de pintura rápida” (2016, Alcaldía de Naguanagua). - Carlos González (Valencia, 1989). A rtista visual, licenciado en Educación, mención Artes Plásticas, egresado de la Universidad de Carabobo. Docente de la Escuela Diseño Gráfico (Universidad Arturo Michelena). Ha participado en exposiciones colectivas en diversas galerías y museos nacionales.


rr i u tm Ritmo 28, Tiempos grotescos, muestra de la poesía venezolana reciente se terminó de imprimir en el mes de abril en los talleres de Arte Gráfico, Juan Aldama 81, interior 38, colonia Buenavista. cp 06350. Delegación Cuauhtémoc, Ciudad de México. Para su composición se utilizaron los tipos Mrs Eaves, Adobe Garamond Pro, Wessex y Valentina. La edición estuvo al cuidado de Javier Perucho, Édgar Mena y los compiladores; el tiraje consta de quinientos ejemplares.




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