Ritmo21, El Sueño de Sor Juana

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Yegua nocturna, poema inédito de María Baranda; Sor Juana Ltd, Juan Soriano Vallès; Las monjas portuguesas, Mariana Mercenario; La pasión y la crítica, Héctor Baca; Mujer primitiva, Daniela Flores.

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I D [ÍN

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6 Fundador

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Coordinador de enlace editorial C. Gabriel Trejo Pérez Ritmo. Imaginación y crítica es una publicación trimestral. El cuidado de la edición estuvo a cargo del Departamento de Comunicación del CCH Naucalpan. Los contenidos de los textos publicados son responsabilidad de sus autores. Los comentarios o colaboraciones se reciben en: bbarajas45@yahoo.com.mx o langenau@hotmail.com. Este ejemplar se imprimió en los talleres del CCH Naucalpan.

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[EDITORIAL] Sor Juana regresa de vez en vez para encontrarnos, para dialogar, aún cuando el tiempo ha transcurrido, y ofrecernos por cuenta nueva su descanso; porque, quizá, la poesía de Sor Juana siempre está ahí y regresa cuando la encontramos, cuando la leemos y su ritmo nos desborda. En cuanto a su vida y pensamiento, destacados intelectuales dedican su tempo a indagar respecto a los asuntos desconocidos de la poeta novohispana, su relación con el entorno social, con la Iglesia y demás. Es por ello que en este número de Ritmo incluimos los textos de algunos críticos y poetas destacados, con miras a celebrar la poesía de Sor Juana, que no deja de habitarnos, en cada nueva lectura, descubrimos su importancia, amparada en la gracia y el talento de una de las voces más significativas en el concierto de la poesía mexicana.

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P O E S Í A

N O V O H I S P A N A

EL SUEÑO de Sor Juana

La poeta Sor Juana Inés de la Cruz (Juana Inés Asbaje y Ramírez de Santillana) nació en el año de 1651 y soñó que el silencio aún no se interrumpía y en el vuelo aún siguen las notas mudas y taladrantes que esparció. Su voz poética continúa viva en la poesía actual: es el eterno retorno de aquella Fénix más rara...


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[Primero sueño]

1 Sor Juana Inés de la Cruz Piramidal, funesta, de la tierra nacida sombra, al Cielo encaminaba de vanos obeliscos punta altiva, escalar pretendiendo las Estrellas; si bien sus luces bellas —exentas siempre, siempre rutilantes— la tenebrosa guerra que con negros vapores le intimaba la pavorosa sombra fugitiva burlaban tan distantes, que su atezado ceño al superior convexo aun no llegaba del orbe de la Diosa que tres veces hermosa con tres hermosos rostros ser ostenta, quedando sólo o dueño del aire que empañaba con el aliento denso que exhalaba; y en la quietud contenta de imperio silencioso, sumisas sólo voces consentía de las nocturnas aves, tan obscuras, tan graves, que aun el silencio no se interrumpía. Con tardo vuelo y canto, del oído mal, y aun peor del ánimo admitido, la avergonzada Nictimene acecha de las sagradas puertas los resquicios, o de las claraboyas eminentes los huecos más propicios que capaz a su intento le abren brecha, y sacrílega llega a los lucientes faroles sacros de perenne llama, RITMO | Imaginación y crítica


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que extingue, si no infama, en licor claro la materia crasa consumiendo, que el árbol de Minerva de su fruto, de prensas agravado, congojoso sudó y rindió forzado. Y aquellas que su casa campo vieron volver, sus telas hierba, a la deidad de Baco inobedientes, —ya no historias contando diferentes, en forma sí afrentosa transformadas—, segunda forman niebla, ser vistas aun temiendo en la tiniebla, aves sin pluma aladas: aquellas tres oficïosas, digo, atrevidas Hermanas, que el tremendo castigo de desnudas les dio pardas membranas alas tan mal dispuestas que escarnio son aun de las más funestas: éstas, con el parlero ministro de Plutón un tiempo, ahora supersticioso indicio al agorero, solos la no canora componían capilla pavorosa, máximas, negras, longas entonando, y pausas más que voces, esperando a la torpe mensura perezosa de mayor proporción tal vez, que el viento con flemático echaba movimiento, de tan tardo compás, tan detenido, que en medio se quedó tal vez dormido. Éste, pues, triste son intercadente de la asombrada turba temerosa, menos a la atención solicitaba que al sueño persuadía; antes sí, lentamente, su obtusa consonancia espaciosa al sosiego inducía Imaginación y crítica | RITMO


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y al reposo los miembros convidaba, —el silencio intimando a los vivientes, uno y otro sellando labio obscuro con indicante dedo, Harpócrates, la noche, silencioso; a cuyo, aunque no duro, si bien imperïoso precepto, todos fueron obedientes. El viento sosegado, el can dormido, éste yace, aquél quedo los átomos no mueve, con el susurro hacer temiendo leve, aunque poco, sacrílego ruïdo, violador del silencio sosegado. El mar, no ya alterado, ni aun la instable mecía cerúlea cuna donde el Sol dormía; y los dormidos, siempre mudos, peces, en los lechos lamosos de sus obscuros senos cavernosos, mudos eran dos veces; y entre ellos, la engañosa encantadora Alcione, a los que antes en peces transformó, simples amantes, transformada también, vengaba ahora. En los del monte senos escondidos, cóncavos de peñascos mal formados —de su aspereza menos defendidos que de su obscuridad asegurados—, cuya mansión sombría ser puede noche en la mitad del día, incógnita aun al cierto montaraz pie del cazador experto, —depuesta la fiereza de unos, y de otros el temor depuesto— yacía el vulgo bruto, a la Naturaleza el de su potestad pagando impuesto, RITMO | Imaginación y crítica


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universal tributo; y el Rey, que vigilancias afectaba, aun con abiertos ojos no velaba. El de sus mismos perros acosado, monarca en otro tiempo esclarecido, tímido ya venado, con vigilante oído, del sosegado ambiente al menor perceptible movimiento que los átomos muda, la oreja alterna aguda y el leve rumor siente que aun le altera dormido. Y en la quietud del nido, que de brozas y lodo, instable hamaca, formó en la más opaca parte del árbol, duerme recogida la leve turba, descansando el viento del que le corta, alado movimiento. De Júpiter el ave generosa —como al fin Reina—, por no darse entera al descanso, que vicio considera si de preciso pasa, cuidadosa de no incurrir de omisa en el exceso, a un solo pie librada fía el peso y en otro guarda el cálculo pequeño —despertador reloj del leve sueño—, porque, si necesario fue admitido, no pueda dilatarse continuado, antes interrumpido del regio sea pastoral cuidado. ¡Oh de la Majestad pensión gravosa, que aun el menor descuido no perdona! Causa, quizá, que ha hecho misteriosa, circular, denotando, la corona, en círculo dorado, que el afán es no menos continuado. Imaginación y crítica | RITMO


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El sueño todo, en fin, lo poseía; todo, en fin, el silencio lo ocupaba: aun el ladrón dormía; aun el amante no se desvelaba. El conticinio casi ya pasando iba, y la sombra dimidiaba, cuando de las diurnas tareas fatigados, —y no sólo oprimidos del afán ponderoso del corporal trabajo, mas cansados del deleite también, (que también cansa objeto continuado a los sentidos aun siendo deleitoso: que la Naturaleza siempre alterna ya una, ya otra balanza, distribuyendo varios ejercicios, ya al ocio, ya al trabajo destinados, en el fiel infïel con que gobierna la aparatosa máquina del mundo)—; así, pues, de profundo sueño dulce los miembros ocupados, quedaron los sentidos del que ejercicio tienen ordinario, —trabajo en fin, pero trabajo amado si hay amable trabajo—, si privados no, al menos suspendidos, y cediendo al retrato del contrario de la vida, que —lentamente armado— cobarde embiste y vence perezoso con armas soñolientas, desde el cayado humilde al cetro altivo, sin que haya distintivo que el sayal de la púrpura discierna: pues su nivel, en todo poderoso, gradúa por exentas a ningunas personas, desde la de a quien tres forman coronas RITMO | Imaginación y crítica


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soberana tiara, hasta la que pajiza vive choza; desde la que el Danubio undoso dora, a la que junco humilde, humilde mora; y con siempre igual vara (como, en efecto, imagen poderosa de la muerte) Morfeo el sayal mide igual con el brocado. El alma, pues, suspensa del exterior gobierno, —en que ocupada en material empleo, o bien o mal da el día por gastado—, solamente dispensa remota, si del todo separada no, a los de muerte temporal opresos lánguidos miembros, sosegados huesos, los gajes del calor vegetativo, el cuerpo siendo, en sosegada calma, un cadáver con alma, muerto a la vida y a la muerte vivo, de lo segundo dando tardas señas el del reloj humano vital volante que, si no con mano, con arterial concierto, unas pequeñas muestras, pulsando, manifiesta lento de su bien regulado movimiento. Este, pues, miembro rey y centro vivo de espíritus vitales, con su asociado respirante fuelle —pulmón, que imán del viento es atractivo, que en movimientos nunca desiguales o comprimiendo ya, o ya dilatando el musculoso, claro arcaduz blando, hace que en el resuelle el que le circunscribe fresco ambiente que impele ya caliente, y él venga su expulsión haciendo activo Imaginación y crítica | RITMO


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pequeños robos al calor nativo, algún tiempo llorados, nunca recuperados, si ahora no sentidos de su dueño, que, repetido, no hay robo pequeño—; éstos, pues, de mayor, como ya digo, excepción, uno y otro fiel testigo, la vida aseguraban, mientras con mudas voces impugnaban la información, callados, los sentidos —con no replicar sólo defendidos—, y la lengua que, torpe, enmudecía, con no poder hablar los desmentía.

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Y aquella del calor más competente científica oficina, próvida de los miembros despensera, que avara nunca y siempre diligente, ni a la parte prefiere más vecina ni olvida a la remota, y en ajustado natural cuadrante las cuantidades nota que a cada cuál tocarle considera, del que alambicó quilo el incesante calor, en el manjar que —medianero piadoso— entre él y el húmedo interpuso su inocente substancia, pagando por entero la que, ya piedad sea, o ya arrogancia, al contrario voraz necio lo expuso, —merecido castigo, aunque se excuse, al que en pendencia ajena se introduce—; ésta, pues, si no fragua de Vulcano, templada hoguera del calor humano, al cerebro envïaba húmedos, más tan claros los vapores de los atemperados cuatro humores, que con ellos no sólo no empañaba los simulacros que la estimativa dio a la imaginativa y aquésta, por custodia más segura, en forma ya más pura entregó a la memoria que, oficiosa, grabó tenaz y guarda cuidadosa, sino que daban a la fantasía lugar de que formase imágenes diversas. Y del modo que en tersa superficie, que de Faro cristalino portento, asilo raro fue, en distancia longísima se vían (sin que ésta le estorbase) del reino casi de Neptuno todo las que distantes le surcaban naves, Imaginación y crítica | RITMO


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—viéndose claramente en su azogada luna el número, el tamaño y la fortuna que en la instable campaña transparente arresgadas tenían, mientras aguas y vientos dividían sus velas leves y sus quillas graves—: así ella, sosegada, iba copiando las imágenes todas de las cosas, y el pincel invisible iba formando de mentales, sin luz, siempre vistosas colores, las figuras no sólo ya de todas las criaturas sublunares, más aun también de aquéllas que intelectuales claras son Estrellas, y en el modo posible que concebirse puede lo invisible, en sí, mañosa, las representaba y al Alma las mostraba. La cual, en tanto, toda convertida a su inmaterial Ser y esencia bella, aquella contemplaba, participada de alto Ser, centella que con similitud en sí gozaba; y juzgándose casi dividida de aquella que impedida siempre la tiene, corporal cadena, que grosera embaraza y torpe impide el vuelo intelectual con que ya mide la cuantidad inmensa de la Esfera, ya el curso considera regular, con que giran desiguales los cuerpos celestiales, —culpa si grave, merecida pena (torcedor del sosiego, riguroso) de estudio vanamente judicioso—, puesta, a su parecer, en la eminente cumbre de un monte a quien el mismo Atlante RITMO | Imaginación y crítica


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que preside gigante a los demás, enano obedecía, y Olimpo, cuya sosegada frente nunca de aura agitada consintió ser violada, aun falda suya ser no merecía: pues las nubes: —que opaca son corona de la más elevada corpulencia, del volcán más soberbio que en la tierra gigante erguido intima al cielo guerra—, apenas densa zona de su altiva eminencia, o a su vasta cintura cíngulo tosco son, que —mal ceñido— o el viento lo desata sacudido, o vecino el calor del Sol lo apura. Imaginación y crítica | RITMO


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A la región primera de su altura, (ínfima parte, digo, dividiendo en tres su continuado cuerpo horrendo), el rápido no pudo, el veloz vuelo del águila —que puntas hace al Cielo y al Sol bebe los rayos pretendiendo entre sus luces colocar su nido— llegar; bien que esforzando más que nunca el impulso, ya batiendo las dos plumadas velas, ya peinando con las garras el aire, ha pretendido, tejiendo de los átomos escalas, que su inmunidad rompan sus dos alas. Las Pirámides dos —ostentaciones de Menfis vano y de la Arquitectura último esmero, si ya no pendones fijos, no tremolantes—, cuya altura coronada de bárbaros trofeos tumba y bandera fue a los Ptolomeos, que al viento, que a las nubes publicaba (si ya también al Cielo no decía) de su grande, su siempre vencedora ciudad —ya Cairo ahora— las que, porque a su copia enmudía, la Fama no cantaba. Gitanas glorias, Ménficas proezas, aun en el viento, aun en el Cielo impresas: éstas, —que en nivelada simetría su estatura crecía con tal disminución, con arte tanto, que (cuanto más al Cielo caminaba) a la vista, que lince la miraba, entre los vientos se desaparecía, sin permitir mirar la sutil punta que al primer orbe finge que se junta, hasta que fatigada del espanto, RITMO | Imaginación y crítica


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no descendida, sino despeñada se hallaba al pie de la espaciosa basa, tarde o mal recobrada del desvanecimiento que pena fue no escasa del visüal alado atrevimiento—, cuyos cuerpos opacos no al Sol opuestos, antes avenidos con sus luces, si no confederados con él (como, en efecto, confinantes), tan del todo bañados de su resplandor eran, que —lucidos— nunca de calorosos caminantes al fatigado aliento, a los pies flacos, ofrecieron alfombra aun de pequeña, aun de señal de sombra éstas, que glorias ya sean Gitanas, o elaciones profanas, bárbaros jeroglíficos de ciego error, según el Griego ciego también, dulcísimo Poeta, —si ya, por las que escribe Aquileyas proezas o marciales de Ulises sutilezas, la unión no le recibe de los Historiadores, o le acepta (cuando entre su catálogo le cuente) que gloria más que número le aumente—, de cuya dulce serie numerosa fuera más fácil cosa al temido Tonante el rayo fulminante quitar, o la pesada a Alcides clava herrada, que un hemistiquio sólo de los que le dictó propicio Apolo:

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según de Homero, digo, la sentencia, las Pirámides fueron materiales tipos solos, señales exteriores de las que, dimensiones interiores, especies son del Alma intencionales: que como sube en piramidal punta al Cielo la ambiciosa llama ardiente, así la humana mente su figura trasunta, y a la Causa Primera siempre aspira, —céntrico punto donde recta tira la línea, si ya no circunferencia, que contiene, infinita, toda esencia—. éstos, pues, Montes dos artificiales (bien maravillas, bien milagros sean), y aun aquella blasfema altiva Torre de quien hoy dolorosas son señales —no en piedras, sino en lenguas desiguales, porque voraz el tiempo no las borre— los idiomas diversos que escasean el socïable trato de las gentes (haciendo que parezcan diferentes los que unos hizo la Naturaleza, de la lengua por sólo la extrañeza), si fueran comparados a la mental pirámide elevada donde, sin saber cómo, colocada el Alma se miró, tan atrasados se hallaran, que cualquiera gradüara su cima por Esfera: pues su ambicioso anhelo, haciendo cumbre de su propio vuelo, en la más eminente la encumbró parte de su propia mente, de sí tan remontada, que creía que a otra nueva región de sí salía.

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En cuya casi elevación inmensa, gozosa mas suspensa, suspensa pero ufana, y atónita aunque ufana, la suprema de lo sublunar Reina soberana, la vista perspicaz, libre de anteojos, de sus intelectuales bellos ojos, (sin que distancia tema ni de obstáculo opaco se recele, de que interpuesto algún objeto cele), libre tendió por todo lo crïado: cuyo inmenso agregado, cúmulo incomprehensible, aunque a la vista quiso manifiesto dar señas de posible, a la comprehensión no, que —entorpecida con la sobra de objetos, y excedida de la grandeza de ellos su potencia—, retrocedió cobarde. Tanto no, del osado presupuesto, revocó la intención, arrepentida, la vista que intentó descomedida en vano hacer alarde contra objeto que excede en excelencia las líneas visuales, —contra el Sol, digo, cuerpo luminoso, cuyos rayos castigo son fogoso, que fuerzas desiguales despreciando, castigan rayo a rayo el confïado, antes atrevido y ya llorado ensayo, (necia experiencia que costosa tanto fue, que ícaro ya, su propio llanto lo anegó enternecido)—, como el entendimiento, aquí vencido no menos de la inmensa muchedumbre (de tanta maquinosa pesadumbre RITMO | Imaginación y crítica


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de diversas especies, conglobado esférico compuesto), que de las cualidades de cada cual, cedió; tan asombrado, que —entre la copia puesto, pobre con ella en las neutralidades de un mar de asombros, la elección confusa—, equivocó las ondas zozobraba; y por mirarlo todo, nada vía, ni discernir podía (bota la facultad intelectiva en tanta, tan difusa incomprehensible especie que miraba desde el un eje en que librada estriba la máquina voluble de la Esfera, al contrapuesto polo) las partes, ya no solo, que al universo todo considera serle perfeccionantes, a su ornato, no mas, pertenecientes; Mas ni aun las que integrantes miembros son de su cuerpo dilatado, proporcionadamente competentes. Mas como al que ha usurpado diuturna obscuridad, de los objetos visibles los colores, si súbitos le asaltan resplandores, con la sobra de luz queda más ciego —que el exceso contrarios hace efectos en la torpe potencia, que la lumbre del Sol admitir luego no puede por la falta de costumbre—, y a la tiniebla misma, que antes era tenebroso a la vista impedimento, de los agravios de la luz apela, y una vez y otra con la mano cela de los débiles ojos deslumbrados los rayos vacilantes, Imaginación y crítica | RITMO


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sirviendo ya —piadosa medianera— la sombra de instrumento para que recobrados por grados se habiliten, porque después constantes su operación más firmes ejerciten, —recurso natural, innata ciencia que confirmada ya de la experiencia, maestro quizá mudo, retórico ejemplar, inducir pudo a uno y otro Galeno para que del mortífero veneno, en bien proporcionadas cantidades escrupulosamente regulando las ocultas nocivas cualidades, ya por sobrado exceso de cálidas o frías, o ya por ignoradas simpatías o antipatías con que van obrando las causas naturales su progreso, (a la admiración dando, suspendida, efecto cierto en causa no sabida, con prolijo desvelo y remirada empírica atención, examinada en la bruta experiencia, por menos peligrosa), la confección hicieran provechosa, último afán de la Apolínea ciencia, de admirable trïaca, ¡que así del mal el bien tal vez se saca!—: no de otra suerte el Alma, que asombrada de la vista quedó de objeto tanto, la atención recogió, que derramada en diversidad tanta, aun no sabía recobrarse a sí misma del espanto que portentoso había su discurso calmado, permitiéndole apenas de un concepto confuso RITMO | Imaginación y crítica


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el informe embrïón que, mal formado, inordinado caos retrataba de confusas especies que abrazaba, —sin orden avenidas, sin orden separadas, que cuanto más se implican combinadas tanto más se disuelven desunidas, de diversidad llenas—, ciñendo con violencia lo difuso de objeto tanto, a tan pequeño vaso, (aun al más bajo, aun al menor, escaso). Las velas, en efecto, recogidas, que fïó inadvertidas traidor al mar, al viento ventilante, —buscando, desatento, al mar fidelidad, constancia al viento—, mal le hizo de su grado en la mental orilla dar fondo, destrozado, al timón roto, a la quebrada entena, besando arena a arena de la playa el bajel, astilla a astilla, donde —ya recobrado— el lugar usurpó de la carena cuerda refleja, reportado aviso de dictamen remiso: que, en su operación misma reportado, más juzgó conveniente a singular asunto reducirse, o separadamente una por una discurrir las cosas que vienen a ceñirse en las que artificiosas dos veces cinco son Categorías: reducción metafísica que enseña (los entes concibiendo generales en sólo unas mentales fantasías Imaginación y crítica | RITMO


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donde de la materia se desdeña el discurso abstraído) ciencia a formar de los universales, reparando, advertido, con el arte el defecto de no poder con un intüitivo conocer acto todo lo crïado, sino que, haciendo escala, de un concepto en otro va ascendiendo grado a grado, y el de comprender orden relativo sigue, necesitado del del entendimiento limitado vigor, que a sucesivo discurso fía su aprovechamiento: cuyas débiles fuerzas, la doctrina con doctos alimentos va esforzando, y el prolijo, si blando, continuo curso de la disciplina, robustos le va alientos infundiendo, con que más animoso al palio glorïoso del empeño más arduo, altivo aspira, los altos escalones ascendiendo, —en una ya, ya en otra cultivado facultad—, hasta que insensiblemente la honrosa cumbre mira término dulce de su afán pesado (de amarga siembra, fruto al gusto grato, que aun a largas fatigas fue barato), y con planta valiente la cima huella de su altiva frente. De esta serie seguir mi entendimiento el método quería, o del ínfimo grado del ser inanimado (menos favorecido, si no más desvalido, RITMO | Imaginación y crítica


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de la segunda causa productiva), pasar a la más noble jerarquía que, en vegetable aliento, primogénito es, aunque grosero, de Thetis, —el primero que a sus fértiles pechos maternales, con virtud atractiva, los dulces apoyó manantïales de humor terrestre, que a su nutrimento natural es dulcísimo alimento—, y de cuatro adornada operaciones de contrarias acciones, ya atrae, ya segrega diligente lo que no serle juzga conveniente, ya lo superfluo expele, y de la copia la substancia más útil hace propia; y —esta ya investigada—, forma inculcar más bella (de sentido adornada, y aun más que de sentido, de aprehensiva fuerza imaginativa), que justa puede ocasionar querella —cuando afrenta no sea— de la que más lucida centellea inanimada Estrella, Imaginación y crítica | RITMO


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bien que soberbios brille resplandores, —que hasta a los Astros puede superiores, aun la menor criatura, aun la más baja, ocasionar envidia, hacer ventaja—; y de este corporal conocimiento haciendo, bien que escaso, fundamento, al supremo pasar maravilloso compuesto triplicado, de tres acordes líneas ordenado y de las formas todas inferiores compendio misterioso: bisagra engarzadora de la que más se eleva entronizada Naturaleza pura y de la que, criatura menos noble, se ve más abatida: no de las cinco solas adornada sensibles facultades, mas de las interiores que tres rectrices son, ennoblecida, —que para ser señora de las demás, no en vano la adornó Sabia Poderosa Mano—: fin de Sus obras, círculo que cierra

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la Esfera con la tierra, última perfección de lo criado y último de su Eterno Autor agrado, en quien con satisfecha complacencia Su inmensa descansó magnificencia: fábrica portentosa que, cuanto más altiva al Cielo toca, sella el polvo la boca, —de quien ser pudo imagen misteriosa la que águila Evangélica, sagrada visión en Patmos vio, que las Estrellas midió y el suelo con iguales huellas, o la estatua eminente que del metal mostraba más preciado la rica altiva frente, y en el más desechado material, flaco fundamento hacía, con que a leve vaivén se deshacía—: el Hombre, digo, en fin, mayor portento que discurre el humano entendimiento; compendio que absoluto parece al ángel, a la planta, al bruto; cuya altiva bajeza toda participó Naturaleza. ¿Por qué? Quizá porque más venturosa que todas, encumbrada a merced de amorosa Unión sería. ¡Oh, aunque repetida, nunca bastantemente bien sabida merced, pues ignorada en lo poco apreciada parece, o en lo mal correspondida! Estos, pues, grados discurrir quería unas veces; pero otras, disentía, excesivo juzgando atrevimiento el discurrirlo todo, quien aun la más pequeña, Imaginación y crítica | RITMO


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aun la más fácil parte no entendía de los más manüales efectos naturales; quien de la fuente no alcanzó risueña el ignorado modo con que el curso dirige cristalino deteniendo en ambages su camino, —los horrorosos senos de Plutón, las cavernas pavorosas del abismo tremendo, las campañas hermosas, los Eliseos amenos, tálamo ya de su triforme esposa, clara pesquisidora registrando, (útil curiosidad, aunque prolija, que de su no cobrada bella hija noticia cierta dio a la rubia Diosa, cuando montes y selvas trastornando, cuando prados y bosques inquiriendo, su vida iba buscando y del dolor su vida iba perdiendo)—; quien de la breve flor aun no sabía por qué ebúrnea figura circunscribe su frágil hermosura: mixtos, por qué, colores —confundiendo la grana en los albores— fragante le son gala: ambares por qué exhala, y el leve, si más bello ropaje al viento explica, que en una y otra fresca multiplica hija, formando pompa escarolada de dorados perfiles cairelada, que —roto del capillo el blanco sello— de dulce herida de la Cipria Diosa los despojos ostenta jactanciosa, si ya el que la colora, candor al alba, púrpura al aurora RITMO | Imaginación y crítica


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no le usurpó y, mezclado, purpúreo es ampo, rosicler nevado: tornasol que concita los que del prado aplausos solicita, preceptor quizá vano —si no ejemplo profano— de industria femenil que el más activo veneno, hace dos veces ser nocivo en el velo aparente de la que finge tez resplandeciente. Pues si a un objeto solo, —repetía tímido el Pensamiento—, huye el conocimiento y cobarde el discurso se desvía; si a especie segregada —como de las demás independiente, como sin relación considerada— da las espaldas el entendimiento, y asombrado el discurso se espeluza del difícil certamen que rehúsa acometer valiente, porque teme cobarde comprehenderlo o mal, o nunca, o tarde, ¿cómo en tan espantosa máquina inmensa discurrir pudiera, cuyo terrible incomportable peso —si ya en su centro mismo no estribara— de Atlante a las espaldas agobiara, de Alcides a las fuerzas excediera; y el que fue de la Esfera bastante contrapeso, pesada menos, menos ponderosa su máquina juzgara, que la empresa de investigar a la Naturaleza? Otras —más esforzado— demasiada acusaba cobardía el lauro antes ceder, que en la lid dura Imaginación y crítica | RITMO


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haber siquiera entrado, y al ejemplar osado del claro joven la atención volvía, —auriga altivo del ardiente carro— y el, si infeliz, bizarro alto impulso, el espíritu encendía: donde el ánimo halla —más que el temor ejemplos de escarmiento— abiertas sendas al atrevimiento, que una ya vez trilladas, no hay castigo que intento baste a remover segundo, (segunda ambición, digo). Ni el panteón profundo —cerúlea tumba a su infeliz ceniza—, ni el vengativo rayo fulminante mueve, por más que avisa, al ánimo arrogante que, el vivir despreciando, determina su nombre eternizar en su ruina. Tipo es, antes, modelo: ejemplar pernicioso que alas engendra a repetido vuelo, del ánimo ambicioso que —del mismo terror haciendo halago que al valor lisonjea—, las glorias deletrea entre los caracteres del estrago. O el castigo jamás se publicara, porque nunca el delito se intentara: político silencio antes rompiera los autos del proceso, —circunspecto estadista—; o en fingida ignorancia simulara, o con secreta pena castigara el insolente exceso, sin que a popular vista el ejemplar nocivo propusiera: que del mayor delito la malicia RITMO | Imaginación y crítica


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peligra en la noticia, contagio dilatado trascendiendo; porque singular culpa sólo siendo, dejara más remota a lo ignorado su ejecución, que no a lo escarmentado. Mas mientras entre escollos zozobraba confusa la elección, sirtes tocando de imposibles, en cuantos intentaba rumbos seguir, —no hallando materia en que cebarse el calor ya, pues su templada llama (llama al fin, aunque más templada sea, que si su activa emplea operación, consume, si no inflama) sin poder excusarse había lentamente el manjar trasformado, propia substancia de la ajena haciendo: y el que hervor resultaba bullicioso de la unión entre el húmedo y ardiente, en el maravilloso natural vaso, había ya cesado (faltando el medio), y consiguientemente Imaginación y crítica | RITMO


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los que de él ascendiendo soporíferos, húmedos vapores el trono racional embarazaban (desde donde a los miembros derramaban dulce entorpecimiento), a los suaves ardores del calor consumidos, las cadenas del sueño desataban: y la falta sintiendo de alimento los miembros extenuados, del descanso cansados, ni del todo despiertos ni dormidos, muestras de apetecer el movimiento con tardos esperezos ya daban, extendiendo los nervios, poco a poco, entumecidos, y los cansados huesos (aun sin entero arbitrio de su dueño) volviendo al otro lado—, a cobrar empezaron los sentidos, dulcemente impedidos del natural beleño, su operación, los ojos entreabriendo. Y del cerebro, ya desocupado, las fantasmas huyeron y —como de vapor leve formadas— en fácil humo, en viento convertidas, su forma resolvieron. Así linterna mágica, pintadas representa fingidas en la blanca pared varias figuras, de la sombra no menos ayudadas que de la luz: que en trémulos reflejos los competentes lejos guardando de la docta perspectiva, en sus ciertas mensuras de varias experiencias aprobadas, la sombra fugitiva, RITMO | Imaginación y crítica


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que en el mismo esplendor se desvanece, cuerpo finge formado, de todas dimensiones adornado, cuando aun ser superficie no merece. En tanto el Padre de la Luz ardiente, de acercarse al Oriente ya el término prefijo conocía, y al antípoda opuesto despedía con transmontantes rayos: que —de su luz en trémulos desmayos— en el punto hace mismo su Occidente, que nuestro Oriente ilustra luminoso. Pero de Venus, antes, el hermoso apacible lucero rompió el albor primero, y del viejo Tithón la bella esposa —amazona de luces mil vestida, contra la noche armada, hermosa si atrevida, valiente aunque llorosa—, su frente mostró hermosa de matutinas luces coronada, aunque tierno preludio, ya animoso, del Planeta fogoso, que venía las tropas reclutando de bisoñas vislumbres, —las más robustas, veteranas lumbres para la retaguardia reservando—, contra la que, tirana usurpadora del imperio del día, negro laurel de sombras mil ceñía y con nocturno cetro pavoroso las sombras gobernaba, de quien aun ella misma se espantaba. Pero apenas la bella precursora signifera del Sol, el luminoso en el Oriente tremoló estandarte, Imaginación y crítica | RITMO


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tocando al arma todos los suaves si bélicos clarines de las aves, (diestros, aunque sin arte, trompetas sonorosos), cuando, —como tirana al fin, cobarde, de recelos medrosos embarazada, bien que hacer alarde intentó de sus fuerzas, oponiendo de su funesta capa los reparos, breves en ella de los tajos claros heridas recibiendo, (bien que mal satisfecho su denuedo, pretexto mal formado fue del miedo, su débil resistencia conociendo)—, a la fuga ya casi cometiendo más que a la fuerza, el medio de salvarse, ronca tocó bocina a recoger los negros escuadrones para poder en orden retirarse, cuando de más vecina plenitud de reflejos fue asaltada, que la punta rayó más encumbrada de los del Mundo erguidos torreones.

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Llegó, en efecto, el Sol cerrando el giro que esculpió de oro sobre azul zafiro: de mil multiplicados mil veces puntos, flujos mil dorados —líneas, digo, de luz clara—, salían de su circunferencia luminosa, pautando al Cielo la cerúlea plana; y a la que antes funesta fue tirana de su imperio, atropadas embestían: que sin concierto huyendo presurosa —en sus mismos horrores tropezando— su sombra iba pisando, y llegar al Ocaso pretendía con el (sin orden ya) desbaratado ejército de sombras, acosado de la luz que el alcance le seguía. Consiguió, al fin, la vista del Ocaso el fugitivo paso, y —en su mismo despeño recobrada esforzando el aliento en la rüina—, en la mitad del globo que ha dejado el Sol desamparada, segunda vez rebelde determina mirarse coronada, mientras nuestro Hemisferio la dorada ilustraba del Sol madeja hermosa, que con luz judiciosa de orden distributivo, repartiendo a las cosas visibles sus colores iba, y restituyendo entera a los sentidos exteriores su operación, quedando a luz más cierta el mundo iluminado y yo despierta.

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[Verde embeleso de la vida humana...] Verde embeleso de la vida humana, loca Esperanza, frenesí dorado, sueños de los despiertos intrincado, como de sueños, de tesoros vana; alma del mundo, senectud lozana, decrépito verdor imaginado; el hoy de los dichosos esperado y de los desdichados el mañana: sigan tu sombra en busca de tu día los que con verdes vidrios por anteojos, todo lo ven pintado a su deseo; que yo, más cuerda en la fortuna mía, tengo entrambas manos ambos ojos y solamente lo que toco veo.

[Yo no puedo tenerte ni dejarte...] Yo no puedo tenerte ni dejarte, ni sé por qué, al dejarte o al tenerte, se encuentra un no sé qué para quererte y muchos sí sé qué para olvidarte. Pues ni quieres dejarme ni enmendarte, yo templaré mi corazón de suerte que la mitad se incline a aborrecerte aunque la otra mitad se incline a amarte. Si ello es fuerza querernos, haya modo, RITMO | Imaginación y crítica


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que es morir el estar siempre riñendo: no se hable más en celo y en sospecha, y quien da la mitad, no quiera el todo; y cuando me la estás allá haciendo, sabe que estoy haciendo la deshecha.

[Sentimientos de ausente] Amado dueño mío, Escucha un rato mis cansadas quejas, Pues del viento las fío, Que breve las conduzca a tus orejas, Si no se desvanece el triste acento Como mis esperanzas en el viento. Óyeme con los ojos, Ya que están tan distantes los oídos, Y de ausentes enojos En ecos de mi pluma mis gemidos; Y ya que a ti no llega mi voz ruda, Óyeme sordo, pues me quejo muda. Si del campo te agradas, Goza de sus frescuras venturosas Sin que aquestas cansadas Lágrimas te detengan enfadosas; Que en él verás, si atento te entretienes Ejemplo de mis males y mis bienes. Si al arroyo parlero Ves, galán de las flores en el prado, Que amante y lisonjero A cuantas mira intima su cuidado, En su corriente mi dolor te avisa Imaginación y crítica | RITMO


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Que a costa de mi llanto tiene risa. Si ves que triste llora Su esperanza marchita, en ramo verde, Tórtola gemidora, En él y en ella mi dolor te acuerde, Que imitan con verdor y con lamento, Él mi esperanza y ella mi tormento. Si la flor delicada, Si la peña, que altiva no consiente Del tiempo ser hollada, Ambas me imitan, aunque variamente, Ya con fragilidad, ya con dureza, Mi dicha aquélla y ésta mi firmeza. Si ves el ciervo herido Que baja por el monte, acelerado Buscando dolorido Alivio del mal en un arroyo helado, Y sediento al cristal se precipita, No en el alivio en el dolor me imita, Si la liebre encogida Huye medrosa de los galgos fieros, Y por salvar la vida No deja estampa de los pies ligeros, Tal mi esperanza en dudas y recelos Se ve acosa de villanos celos. Si ves el cielo claro, Tal es la sencillez del alma mía; Y si, de luz avaro, De tinieblas emboza el claro día, es con su oscuridad y su inclemencia, imagen de mi vida en esta ausencia. Así que, Fabio amado Saber puede mis males sin costarte RITMO | Imaginación y crítica


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La noticia cuidado, Pues puedes de los campos informarte; Y pues yo a todo mi dolor ajusto, Saber mi pena sin dejar tu gusto. Mas ¿cuándo ¡ay gloria mía! Mereceré gozar tu luz serena? ¿cuándo llegará el día que pongas dulce fin a tanta pena? ¿cuándo veré tus ojos, dulce encanto, y de los míos quitarás el llanto? ¿Cuándo tu voz sonora herirá mis oídos delicada, y el alma que te adora, de inundación de gozos anegada, a recibirte con amante prisa saldrá a los ojos desatada en risa? ¿Cuándo tu luz hermosa revestirá de gloria mis sentidos? ¿y cuándo yo dichosa, mis suspiros daré por bien perdidos, teniendo en poco el precio de mi llanto? Que tanto ha de penar quien goza tanto. ¿Cuándo de tu apacible rostro alegre veré el semblante afable, y aquel bien indecible a toda humana pluma inexplicable? Que mal se ceñirá a lo definido Lo que no cabe en todo lo sentido. Ven, pues, mi prenda amada, Que ya fallece mi cansada vida De esta ausencia pesada; Ven, pues, que mientras tarda tu venida, Aunque me cueste su verdor enojos, Regaré mi esperanza con mis ojos. Imaginación y crítica | RITMO


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[Excusándose de un silencio...] Pedirte, señora, quiero De mi silencio perdón, Si lo que ha sido atención, Le hace parecer grosero. Y no me podrás culpar Si hasta aquí mi proceder, Por ocuparse en querer Se ha olvidado de explicar. Que en mi amorosa pasión No fue descuido ni mengua Quitar el uso a la lengua Por dárselo al corazón. Ni de explicarme dejaba, Que como la pasión mía Acá en el alma te hablaba Y en esta idea notable Dichosamente vivía; Porque en mi mano tenía El fingirte favorable. Con traza tan peregrina Vivió mi esperanza vana Pues te puedo hacer humana Concibiéndote divina. ¡Oh, cuan loco llegué a verme en tus dichosos amores, que aun fingidos tus favores pudieron enloquecerme!

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¡Oh, cuán loco llegué a verme en tus dichosos amores, que aun fingidos tus favores pudieron enloquecerme! ¡Oh, cómo en tu Sol hermoso mi ardiente afecto encendido, por cebarse en lo lúcido, olvidó lo peligroso! Perdona, si atrevimiento Fue atreverme a tu ardor puro; Que no hay Sagrado seguro De culpas de pensamiento. De esta manera engañaba La loca esperanza mía, Y dentro de mí tenía Todo el bien que deseaba. Mas ya tu precepto grave Rompe mi silencio mudo; Que él solamente ser pudo De mi respeto la llave. Y aunque el amar tu belleza Es delito sin disculpa, Castíguense la culpa Primero que la tibieza. No quieras, pues, rigurosa, Que estando ya declarada, Sea de veras desdichada Quien fue de burlas dichosa. Si culpas mi desacato, Culpa también tu licencia; Que si es mala mi obediencia, No fue justo tu mandato. Imaginación y crítica | RITMO


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Y si es culpable mi intento, Será mi afecto preciso; Porque es amarte un delito De que nunca me arrepiento. Esto en mis afectos halló, Y más, que explicar no sé; Mas tú, de lo que callé, Inferirás lo que callo.

[Ante la ausencia] Divino dueño mío, si al tiempo de partirme tiene mi amante pecho alientos de quejarse, oye mis penas, mira mis males. Aliéntese el dolor, si puede lamentarse, y a la vista de perderte mi corazón exhale llanto a la tierra, quejas al aire.

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Apenas tus favores quisieron coronarme, dichoso más que todos, felices como nadie, cuando los gustos fueron pesares. Sin duda el ser dichoso es la culpa más grave, pues mi fortuna adversa dispone que la pague con que a mis ojos tus luces falten, ¡Ay, dura ley de ausencia! ¿quién podrá derogarte, si a donde yo no quiero me llevas, sin llevarme, con alma muerta, vivo cadáver?

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¿Será de tus favores sólo el corazón cárcel por ser aun el silencio si quiero que los guarde, custodio indigno, sigilo frágil? Y puesto que me ausento, por el último vale te prometo rendido mi amor y fe constante, siempre quererte, nunca olvidarte.

[Expresa los efectos del amor divino] Traigo conmigo un cuidado RITMO | Imaginación y crítica


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y tan esquivo que creo que aunque se sentirlo tanto, aun yo misma no lo siento. Es amor, pero es amor que faltándole lo ciego, los ojos que tiene son para darle más tormento. El término no es a quo, que causa el pesar, que veo, que siendo el término el bien todo el dolor es el medio. Si es lícito y aun debido este cariño que tengo ¿por qué me han de dar castigo porque pago lo que debo? ¡Oh cuánta fineza, oh cuántos cariños he visto tiernos! que amor que se tiene en Dios es calidad sin opuestos. De lo lícito no puede hacer contrarios conceptos con que es amor que al olvido no puede vivir expuesto. Yo me acuerdo ¡oh nunca fuera! que he querido en otro tiempo lo que pasó de locura y lo que excedió de extremo. Más como era amor bastardo y de contrarios compuesto, fue fácil desvanecerse de achaque de su ser mesmo.

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Mas ahora ¡ay de mi! está tan en su natural centro, que la virtud y razón son quien aviva su incendio. Quien tal oyere dirá que si es así ¿por qué peno? Más mi corazón ansioso dirá que por eso mesmo. ¡Oh humana flaqueza nuestra, adonde el más puro afecto aun no sabe desnudarse del natural sentimiento! Tan precisa es la apetencia que a ser amados tenemos, que aun sabiendo que no sirve nunca dejarla sabemos. Que corresponda a mi amor nada añade, mas no puedo por más que lo solicito dejar yo de apetecerlo. Si es delito, ya lo digo; si es culpa, ya lo confieso, mas no puedo arrepentirme por más que hacerlo pretendo. Bien ha visto quien penetra lo interior de mis secretos que yo misma estoy formando los dolores que padezco. Bien sabe que soy yo misma verdugo de mis deseos, pues muertos entre mis ansias, tienen sepulcro en mi pecho. RITMO | Imaginación y crítica


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Muero ¿quién lo creerá? a manos de la cosa que más quiero, y el motivo de matarme es el amor que le tengo. Así alimentando triste la vida con el veneno, la misma muerte que vivo, es la vida con que muero. Pero, valor, corazón, porque en tan dulce tormento, en medio de cualquier suerte no dejar de amar protesto. II

Mientras la gracia me excita por elevarse a la esfera, más me abate a lo profundo el peso de mis miserias. La virtud y la costumbre en el corazón pelean y el corazón agoniza en tanto que lidian ellas. Y aunque es la virtud tan fuerte, temo que tal vez la venzan. que es muy grande la costumbre y está la virtud muy tierna. Obscurécense el discurso entre confusas tinieblas pues ¿quién podrá darme luz si está la razón a ciegas? Imaginación y crítica | RITMO


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De mí misma soy verdugo y soy cárcel de mí misma. ¿quién vio que pena y penante una propia cosa sean? Hago disgusto a lo mismo que más agradar quisiera; y del disgusto que doy, en mí resulta la pena. Amo a Dios y siento en Dios, y hace mi voluntad mesma de lo que es alivio, cruz; del mismo puerto, tormenta. Padezca, pues Dios lo manda, mas de tal manera sea que si son penas las culpas, que no sean culpas las penas.

[Este amoroso tormento...] Este amoroso tormento que en mi corazón se ve sé que lo siento, y no sé la causa porque lo siento. Siento una grave agonía por lograr un devaneo, que empieza como deseo y para en melancolía. Y cuan con más terneza

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mi infeliz estado lloro, sé que estoy triste e ignoro la causa de mi tristeza. Siento un anhelo tirano por la ocasión a que aspiro, y cuando cerca lo miro yo mismo aparto la mano. Porque, si acaso se ofrece, después de tanto desvelo, la desazona el recelo o el susto la desvanece. Y si alguna sin susto consigo tal posesión, que cualquier leve ocasión me malogra todo el gusto, Siento mal del mismo bien con receloso temor, y me obliga el mismo amor tal vez a mostrar desdén. Cualquier leve ocasión labra en mi pecho, de manera, que el que imposibles venciera se irrita de una palabra. Con poca causa ofendida, suelo, en mitad de mi amor, negar un leve favor a quien le diera la vida. Ya sufrida, ya irritada, con contrarias penas lucho, que por él sufriré mucho


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y con él sufriré nada.

y se remata en halago.

No sé en que lógica cabe el que tal cuestión se pruebe, que por él lo grave es leve, y con él lo leve es grave. Sin bastantes fundamentos forman mis tristes cuidados, de conceptos engañados, un monte de sentimientos;

Hasta el labio desatento suele, equívoco, tal vez, por usar de la altivez encontrar el rendimiento. Cuando por soñada culpa con más enojo me incito, yo le acrimino el delito y le busco la disculpa.

y en aquel fiero conjunto hallo, cuando se derriba, que aquella máquina altiva sólo estribaba en un punto.

No huyo el mal ni busco el bien, porque, en mi confuso error, ni me asegura el amor ni me despecha el desdén.

Tal vez el dolor me engaña y presumo, sin razón, que no habrá satisfacción que pueda templar mi saña;

En mi ciego devaneo, bien hallada contra mi engaño, solicito el desengaño y no encontrarlo deseo.

y cuando a averiguar llego el agravio porque riño, es como espanto de niño que para en burlas y juego.

Si alguno mis quejas oye, más a decirlas me obliga porque me las contradiga, que no porque las apoye.

Y aunque el desengaño toco, con la misma pena lucho, de ver que padezco mucho padeciendo por tan poco.

Porque si con la pasión algo contra mi amor digo, es mi mayor enemigo quien me concede la razón.

A vengarse se abalanza tal vez el alma ofendida; y después arrepentida, toma de mí otra venganza.

Y si acaso en mi provecho hallo la razón propicia, me embaraza la justicia y ando cediendo el derecho.

Y si al desdén satisfago, es con tan ambiguo error, que yo pienso que es rigor

Nunca hallo gusto cumplido, porque, entre alivio y dolor, hallo culpa en el amor

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y disculpa en el olvido. Estro de mi pena dura es algo del dolor fiero; y mucho más no refiero porque pasa de locura.

es una necia diligencia errada, es un afán caduco y, bien mirado, es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.

Si acaso me contradigo en este confuso error, aquél que tuviere amor entenderá lo que digo.

[Éste que ves, engaño colorido...]

Éste que ves, engaño colorido, que, del arte ostentando los primores, con falsos silogismos de colores es cauteloso engaño del sentido; éste, en quien la lisonja ha pretendido excusar de los años los horrores, y venciendo del tiempo los rigores triunfar de la vejez y del olvido, es un vano artificio del cuidado, es una flor al viento delicada, es un resguardo inútil para el hado:

[Estos versos, lector mío...] Estos versos, lector mío, que a tu deleite consagro, y sólo tienen de buenos conocer yo que son malos, ni disputártelos quiero, ni quiero recomendarlos, porque eso fuera querer hacer de ellos mucho caso. No agradecido te busco: pues no debes, bien mirado, estimar lo que yo nunca juzgué que fuera a tus manos. En tu libertad te pongo, si quisieres censurarlos; pues de que, al cabo, te estás en ella, estoy muy al cabo. No hay cosa más libre que el entendimiento humano; pues lo que Dios no violenta, por qué yo he de violentarlo?

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Di cuanto quisieres de ellos, que, cuanto más inhumano me los mordieres, entonces me quedas más obligado, pues le debes a mi musa el más sazonado plato (que es el murmurar), según un adagio cortesano.

Y siempre te sirvo, pues, o te agrado, o no te agrado: si te agrado, te diviertes; murmuras, si no te cuadro. Bien pudiera yo decirte por disculpa, que no ha dado lugar para corregirlos la priesa de los traslados; que van de diversas letras, y que algunos, de muchachos, matan de suerte el sentido que es cadáver el vocablo; y que, cuando los he hecho, ha sido en el corto espacio que ferian al ocio las precisiones de mi estado; que tengo poca salud y continuos embarazos, tales, que aun diciendo esto, llevo la pluma trotando. Pero todo eso no sirve, pues pensarás que me jacto de que quizá fueran buenos a haberlos hecho despacio; y no quiero que tal creas, RITMO | Imaginación y crítica

sino sólo que es el darlos a la luz, tan sólo por obedecer un mandato. Esto es, si gustas creerlo, que sobre eso no me mato, pues al cabo harás lo que se te pusiere en los cascos. Y adiós, que esto no es más de darte la muestra del paño: si no te agrada la pieza, no desenvuelvas el fardo.

[Feliciano me adora y le aborrezco...] Feliciano me adora y le aborrezco; Lisardo me aborrece y yo le adoro; por quien no me apetece ingrato, lloro, y al que me llora tierno, no apetezco: a quien más me desdora, el alma ofrezco; a quien me ofrece víctimas, desdoro; desprecio al que enriquece mi decoro y al que le hace desprecios enriquezco; si con mi ofensa al uno reconvengo,


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me reconviene el otro a mí ofendido y al padecer de todos modos vengo; pues ambos atormentan mi sentido; aquéste con pedir lo que no tengo y aquél con no tener lo que le pido.

[Hombres necios que acusáis...] Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis: si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien si la incitáis al mal? Cambatís su resistencia y luego, con gravedad, decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia. Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco el niño que pone el coco y luego le tiene miedo. Queréis, con presunción necia, hallar a la que buscáis, para pretendida, Thais, y en la posesión, Lucrecia. ¿Qué humor puede ser más raro que el que, falto de consejo, él mismo empaña el espejo, Imaginación y crítica | RITMO


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Con el favor y desdén tenéis condición igual, quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien. Siempre tan necios andáis que, con desigual nivel, a una culpáis por crüel y a otra por fácil culpáis. ¿Pues como ha de estar templada la que vuestro amor pretende, si la que es ingrata, ofende, y la que es fácil, enfada? Mas, entre el enfado y pena que vuestro gusto refiere, bien haya la que no os quiere y quejaos en hora buena. Dan vuestras amantes penas a sus libertades alas, y después de hacerlas malas las queréis hallar muy buenas. ¿Cuál mayor culpa ha tenido en una pasión errada: la que cae de rogada, o el que ruega de caído? ¿O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga: la que peca por la paga, o el que paga por pecar? Pues ¿para qué os espantáis de la culpa que tenéis? Queredlas cual las hacéis

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o hacedlas cual las buscáis. Dejad de solicitar, y después, con más razón, acusaréis la afición de la que os fuere a rogar. Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia, pues en promesa e instancia juntáis diablo, carne y mundo.

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[Yegua nocturna corriendo en un prado de luz absoluta]* 1 María Baranda

…porque te miro lejos caída a fondo sitiada por el lodo hundida en lentas espesuras solitaria, porque te digo lumbre y te escurres de mi boca enardecida, porque te nombro ahora como entonces y los pájaros son más frágiles y las nubes ya no existen, porque te veo en la ruta de una alta piedra que imagina páramos diversos y la materia inhóspita donde articulas en un mismo reflejo lo que camina y habla y se evapora y porque todo es una página de hambre donde concilias lo imposible con el solo sol en sílabas de adviento, porque la noche, esa noche, la noche vítrea y diminuta, la más furiosa y persistente, la que se oxida fulgurante con esa forma altiva tiene su imperio pútrido sus ojos bien abiertos, su campo de aromas enjaulados, su grito como una mula prieta que no se olvida

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—no­— y que está ahí junto a nosotros para morir a ratos un poco y con el sueño acuestas en esa noche, esa noche piramidal y única y toda tuya. …y cuando escucho de qué modo el viento aúlla sobre estos viejos tepalcates y los rostros de barro florecido, pienso en esta ciudad que se revela y arde presurosa entre mis manos, en una misma historia corrompida donde la sorbo a ciegas en sus calles de tinta y hierro trazadas en el polvo que ruge solitario donde la miro a secas y me retraigo pronta a tragos lentos entre las ratas y los basurales siglos atrás donde cantabas, y yo la palpo, la estrujo para ti en mi garganta como un grito que se escuece en su orfandad de lodo, y la presiento a solas desencajada y mía * mientras los perros Yegua nocturna corriendo en un prado de luz absoluta lamen el salitre aparecerá próximamente en ediciones Blancám RITMO | Imaginación y crítica


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de sus paredes muertas y ruedan los botes de hojalata pateados por la risa de los niños. Su ruido resucita en mí a flor de agua rápida en sus coladeras y me deja, bajo el cielo tiñoso, escuchando su cascajo de color vegetativo, sus brazos separados dispensando un seco grito lento en el arrepentimiento a fuego. …Piramidal, funesta, de la tierra Pudimos haber sido el abismo: la conclusión de ese algo que se cayó de pronto, pero sólo vimos los espectaculares de una nueva época: el suspiro garrapateado de alguien que gritaba “patria”, la mano señalada en el mercurio que supo de memoria la historia mutante del jurídico, la enemistad que clamoreó “yo soy, yo soy” y se abstrajo ad nauseam de la apoteosis de todo un paraíso.

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…Piramidal, funesta, de la tierra Pudimos. Pudimos haber sido distintos como si improvisáramos un rostro en la lente más azul, más, aun más que la historia de un Egeo de plástico y futuro. Pasamos ahora junto al charco del pensamiento y sus desavenencias, donde lo cierto es solo este aire respirado, esta risa seca y pronta, en una frase previa, en una idea que defendimos como si fuera una espera leve de los muertos intolerablemente nuestros. Y podríamos decir: este es el sitio y alguien podría pasar muy cerca y recordar cómo era el amor bajo las verdes vetas del espanto, o simplemente nombrar el curso de un día a otro para después doblar los papelitos de los dulces y guardarlos. …Piramidal, funesta, de la tierra Todo en una demostración de tiempo, en una ermita que responde a la distancia, al lugar imaginario como si fuera una forma sola, incluso el nombre que recordamos pronto en las comidas llenas de voces, en las voces del hijo que se disfraza y se trasmuta y encuentra una rutina de ser inoportunamente. …Piramidal, funesta, de la tierra Todo esto mientras la muerte esboza un rito rápido como si fuera la posibilidad más pronta de seguir en el olvido, de no haber estado ni ser jamás parte de un miedo estático, miedo papalotero y tachonado, miedo que pasa y vuelve a pasar chirriando y penetrante, hundido y cóncavo, abullonado y lastimero. RITMO | Imaginación y crítica


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…aquí no hay vacas que puedan escalar por las calles, ni la funesta precaución de pájaros picando el tronco de los días. Aquí los amuletos se pudren en silencio y el silencio estalla en finísimas partículas oyendo el grito, el verdadero grito, el que de pie se dice con las piernas de la sombra separada. Aquí restallan los bulbos vanos de la noche que germinan y se zambullen en la humedad de un suelo fraccionado donde la voz se escucha pretendiendo a saco por la lengua. … y como hubiera dejado la forma piramidal torpe y lenta, funesta de uno contra el otro para encontrar de la tierra una salida más simple y resistente, algo que incluyera nacida no solo a la palabra sombra sino que fuera círculo perfecto, proliferante y único que en ese mismo instante al cielo se mirara girar como si fuera un destello que encaminaba otras metáforas, un sitio de vanos sonidos en barranca, obeliscos de ideas Imaginación y crítica | RITMO


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o un espacio que a cada vuelta de año proclamara la punta más perfecta, el magma interior la parte altiva primera y fecundante donde escalar, sólo escalar, fuera no saber que el sueño estaba ahí como una rama seca pretendiendo una falsa máscara en la desfiguración de todas las estrellas. De allí las fotos, los papeles, el escritorio a cuestas en el ojo del ojo de la víbora. …corredores de eles capitulares, cuerpo en el cuerpo en un cubo cerrado, cubo que significa promesa y casa, cielo deshecho en duro rostro hueco en tus días de infancia. Alfileres que tocan el suelo, lo rozan, en la noche más rota y lejana, de la que ya no despiertas porque el mundo te sostiene ida e involuntaria. Hilos que cuelgan de tu lengua desesperados, esquinas de un luto abierto Imaginación y crítica | RITMO


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dilatándose en lo simple, en lo que no está, jamás pasó y que no ramificará ya. Miles de aves en miles de avenidas puestas a la disposición de nadie, en un solo punto muerto y atroz. Como el punto que amas. El que está tronchado por una voz sin memoria y sentido, perdida en tu único nombre sin nombre en las habitaciones del vacío. ¿En qué siglo te llamas?

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[Cuatro poemas] 1 Carla Pravisani

[Realidad] Primero pica la planta del pie y dar un paso ya no es lo mismo. No se renquea, porque no es tan grave pero incomoda ese escozor persistente que no deja señas, ni respiro. Luego pican las muñecas, no los dedos (porque sería imposible rascarse) pero sí las muñecas, ese puente que existe entre el resto cuerpo y el contacto con el mundo exterior. Después pican los ojos, la vista, mejor dicho el paisaje. No es adentro sino afuera que la realidad se modifica. Se fragmenta en puntos, millones de puntos. Como si una idea hubiera dinamitado lo construido por la percepción. Luego por fin el descanso, la negritud el alivio de la oscuridad que calma esta sarna del sinsentido.

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[Sofoque] Hay algo adentro atrapado, un aire endurecido. Una piedra alejada de su río. No deja salir ni entrar la ventilación. Me mantiene tiesa, expectante, esperando el auxilio, alguien que escuche el ruido. Soplo, silbo. Elevo un canto agudo, un chillido. Pero nadie se acerca a esta agua hirviente de mujer.

[La domadora] Arde la piel y arde el espejo Ilusión de romper los barrotes que enjaulan al lobo que alimento.

[Sombra] No hay refugio ni bosque ni sombra larga y fresca donde sentarse cuando los días se pudren dentro de uno.

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[Mujer Primitiva] 1 Daniela Flores He visto los nidos de las ratas crecer al pie de los postes. Multiplicarse. Devorarlo todo. Hombres desorbitados bajar desnudos de las montañas. Sin uñas. Sin esperanza. A los guardianes de la luna llena levantar una plegaria al Dios del vacío. ¿Dónde está su templo? Miradas domesticadas, embrutecidas en el vals monótono del parpadeo. Es el miedo. Guardado en el fondo del cuello. ¿Cuántas cosas desconozco que no necesito para sentir que escribo entre los pliegues del tiempo? ¿Cuál es mi ignorancia en las horas salvajes y también en las mansas? ¿Cómo negarme el derecho de ser mujer primitiva? Si mi voz desollada canta desde siempre en la danza de todos. Llama del sol ardiente. que comparto con la piel del buitre, las patas de la abeja y la leche fresca? ¡Yo también he escarbado la tierra y sacado las cáscaras de mis ansias primeras! He caminado demasiado. Imaginación y crítica | RITMO


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He buscado demasiado tiempo el silencio. Los pies me arden. No me han llevado lejos. He cerrado la boca. Nada de alimentos. He querido llegar sin cuerpo. Pegué lágrimas, sangre y huesos. ¡Sin imaginar que ese salpicar creador está en mí, está en todos desde lo profundo! No necesita fosas, grita hasta el hartazgo La Respuesta. Me siento transparente. Mis pies se enraízan entre las piernas de tu amor. y florezco ya desde invierno. Sé de ti más allá de la carne. Misterio vital del cosmos. Origen y destino a destiempo. Burbuja en un espejo. Respiro agradecida. Abrazo tu cuerpo tibio. Entregado. Miles de palabras se vienen como la tempestad. y reina el silencio. Esta mujer primitiva oye rugir al destino y se ríe en serio. Esta mujer primitiva silba al vuelo. sin ausencias ni lamentos.

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[Principio de incertidumbre]

Te conozco más por tus silencios que por tus palabras. Eres una larga noche sin respuestas. Me he quedado con los brazos sobre las rodillas pensando. Amo la sombra que dejaste en mis labios. Oíste desde lejos mi llamado. Has venido a buscar tus despojos en mi cuerpo y los hemos hallado. Junto a otros restos descansaba tu aliento. Saca tus huesos por fin y crea aquel hombre nuevo. Desenmascara al charlatán que ríe y habla sereno. He guardado intacto tu mechón de pelo. Eres el primero después del primero en llevarte mis besos como flores con veneno y huir a toda prisa sin esperarte al entierro. Me he quedado con los brazos sobre las rodillas pensando. Me dedico a irme cuando llegas. Te dedicas a la ausencia cuando estoy. Eres como un niño sorprendido con el robo en la mano cuando todo es tuyo sin ser el dueño.

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Me he quedado con los brazos sobre las rodillas pensando. Estoy limpia de ti. Todo fue un sueño.

[La ciudad salvaje] Días y días recorren tu frente ¡oh ciudad salvaje! he venido a conocer la verdadera miseria en tus calles. A través de tus ojos veo dolor, insomnio y una eterna resignación, hombres y mujeres, aun los niños, son tus soldados enfilados, decadentes. Millones y millones visten, lloran y ríen contigo, para ti, de ti, pero sin ellos. ¡oh ciudad salvaje! ¿cuánto más podremos soportar? ¿cuánto más pueden llevar tus brazos? ¿cuánta sangre más ha de correr por tus coladeras? ¿cuánto más podremos engañarnos? ¿cuánto más hemos de ver? piedra sobre piedra cae. RITMO | Imaginación y crítica


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el corazón se angustia. piedra sobre piedra la esperanza me crece. piedra sobre piedra he de construirte dentro de mí, en miniatura, la ciudad más bella y sin arrugas donde la gente se mire a los ojos y reconozca algo. ¡oh ciudad salvaje! estoy sentada a tus pies acariciándote.

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E N S A Y O

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A L E J A N D R O

S O R I A N O

V A L L È S

SOR JUANA Ltd.

La polémica sobre la persecución contra Sor Juana Inés de la Cruz es una tema que continúa desatando debate y confrontación, a pesar de que hasta ahora no existe ninguna prueba documental que exhiba la conspiración: el tema continúa vivo.

E

l 21 de junio de 1996, en el marco de una polémica entre Octavio Paz e intelectuales católicos, el diario La jornada de la Ciudad de México iniciaba una nota del reportero Renato Ravelo apuntando:1 “El ataque a Octavio Paz es también contra Sor Juana, opina la escritora Margo Glantz, ‘es un ataque a la libertad de pensamiento. ¿Por qué se soslayan cosas?, ¿por qué se callan otras?, ¿por qué se descontextualizan los textos?’”. La investigadora insistía en que “se silencian muchas cosas que son absolutamente históricas, probadas con documentos, que muestran el gran malestar de la Iglesia novohispana”. Y declaraba: “muchos documentos de Sor Juana no existen porque se han perdido

o los tienen escondidos. Paz no fue el primero en señalar la conspiración en contra de Sor Juana, pero es una figura pública internacional. Su libro ha servido para que muchísimos críticos en el mundo trabajen el tema”. Justamente, unos meses antes, en 1995, había tenido lugar en la Universidad del Claustro de Sor Juana un congreso internacional que conmemoraba los 300 años de la muerte de la monja.2 En él se había exhibido un papel del siglo XIX que, de acuerdo con la interpretación del historiador Elías Trabulse, ponía “de manifiesto que ( Juana Inés) rehízo su biblioteca y siguió escribiendo”.3 Es decir, abonaba a la teoría de “la conspiración en contra de Sor Juana” Imaginación y crítica | RITMO


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ciones de demandar que hubiese libertad mencionada por Glantz (parte de la cual era que, en determinado momento, le de pensamiento, que no se soslayaran las habían arrebatado sus libros). En el miscosas, que no se callaran otras, que no se mo sentido, poco después, hacia la fecha descontextualizaran los textos, que no se de la entrevista de Glantz con La Jornada, escondieran los documentos? Era, sin Trabulse imprimió la Carta de Serafina de lugar a dudas, lo que la más elemental Cristo, 4 que él adjudicó a la pluma de honradez intelectual exigía. Sor Juana. Ésta fue el pretexto para que Por desgracia para Glantz y su grupo varios de los críticos mencionados por de críticos, tan halagüeño futuro coGlantz organizaran un nuevo coloquio menzó a ensombrecerse a medida que Trabulse dilataba y dilataba la e imprimieran un libro 5 que, publicación de aquellos “docusegún sus expectativas, serían mentos de la época final de Sor parte de los recursos destinados Juana” destinados a “probar” el a “demostrar”, con palabras de (fantasioso) “proceso privado” Glantz en la citada entrevista, “la contra la poetisa.6 Las cosas empersecución que la Iglesia católipeoraron notablemente cuando, ca novohispana hizo contra Sor Alatorre un par de años después, Antonio Juana” (pues Trabulse sostenía y Tenorio Alatorre y Martha Lilia Tenorio7 que la Carta era un instrumento exhibieron exhibieron que la Carta de Serafina de para hacer frente al confesor de la monja, el padre Antonio Cristo no sólo no era obra de Juana que la Carta Núñez). Por si no bastara, agrega Inés, cual Trabulse pretendía, de Serafina de la nota de Ravelo: “El sorjuanista pero tampoco atacaba a Núñez.8 Cristo no era Elías Trabulse, explica Glantz, Hacia el 2000, resultaba cla‘encontró unos documentos de ro que, fuera del documento del obra de Sor la época final de Sor Juana, que siglo XIX, no era posible exhibir Juana.” responden precisamente a un ninguna prueba histórica de la proceso, que no es inquisitorial sino “conspiración en contra de Sor Juana” privado, que la jerarquía católica emreferida por Glantz cuatro años atrás.9 prendió’” contra ella. Sin embargo, 2001 renovó las alegrías de Según se ve, aquel risueño 1996 pintalos investigadores próximos a ella, porba inmejorable para quienes, como Marque se cumplían 250 años del natalicio go Glantz, reclamaban, creyendo tener de la Décima Musa. Era el momento de los pelos de la burra en la mano, seriedad celebrar, olvidando las recientes amaracadémica a sus antagonistas. Tomando guras. Y lo hicieron como siempre: con en cuenta los “muchísimos críticos en el propiedad universitaria, reuniendo un mundo” que, dadas las “pruebas” consenutrido grupo de especialistas en un guidas, trabajaban ya “el tema”, ¿acaso no coloquio más, del cual surgió, para no era lo correcto? ¿No estaban en condivariar, otro libro.10 RITMO | Imaginación y crítica


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Como se aprecia, hasta entonces la costumbre del grupo nucleado en torno a Margo Glantz era, con sus palabras, que “muchísimos críticos en el mundo trabaj[aran] el tema” de Sor Juana. A éstos, según se desprende de las declaraciones de la exégeta, se les demandaba, sobre todo tratándose de las “cosas que son absolutamente históricas”, que las probaran “con documentos”. Ahora bien, formuladas estas condiciones, uno supondría que la aparición de documentos desconocidos habría provocado que los “muchísimos críticos [que] en el mundo trabaj[aban] el tema” de la Décima Musa (y, específicamente, el de “la conspiración en contra” suya), se lanzaran a estudiarlos con entusiasmo. Así, era de

esperar que, cuando en 2004 se dieron a conocer dos textos capitales que refutan la hipótesis de que haya existido un “gran malestar de la Iglesia novohispana” con la poetisa,11 dichos críticos, encabezados por Margo Glantz, organizaran, según su universitaria tradición, un nuevo congreso internacional para rectificar públicamente —imprimiéndolas en las resultantes memorias— sus conclusiones anteriores. A sombrosamente, nueve años más tarde y aunque la producción exegética sorjuanista se ha incrementado de modo notable, dichos papeles permanecen casi en el abandono. A diferencia de lo sucedido con la Carta de Serafina de Cristo, no hubo ni coloquio ni libro sobre él. Imaginación y crítica | RITMO


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Contados “críticos en el mundo [han] trabaj[ado] el tema”. La misma Glantz (quien, por cierto, apoyó al descubridor de los manuscritos)12 le ha dedicado un mínimo y tangencial artículo.13 Esto resulta incomprensible, sobre todo tras leer lo que la investigadora escribió acerca de los documentos en 2004: “esta polémica (“suscitada por la publicación de la Carta atenagórica en 1690”) no sólo aporta nuevos y valiosos documentos para el estudio de nuestra Décima Musa, sino que esos materiales, al ser analizados, realzan “un debate en torno al ejercicio de la libertad intelectual que, desde su celda en el convento de San Jerónimo de la Ciudad de México, Sor Juana desató”. Debate, hay que confesar, siempre necesario y vigente [...] la polémica queda abierta. Y también el probable hallazgo de nuevos documentos que resuelvan los restantes enigmas”.14 Semejantes ex presiones parecían augurar, en ese magnífico 2004 de la publicación del hallazgo, una intensificación de, precisamente, el “necesario” “debate” en torno a la poetisa (debate “vigente” y “abierto” desde mucho antes de 1996). Peregrinamente, no fue así. Como ya señalé, muy pocos abordaron el asunto, y Glantz se limitó a escribir, sobre “las manos” de Sor Juana, “soslayando” (según su personal expresión de 1996) lo sustancial de los documentos. A partir de esa fecha comenzó a emerger un nuevo horizonte: la mayoría de los “muchísimos críticos [que] en el mundo trabaj[aba]n el tema” de “la conspiración en contra de Sor Juana”, se olvidó de que RITMO | Imaginación y crítica

las “cosas” “absolutamente históricas” deben ser “probadas con documentos”, enconchándose en explicaciones “retóricas”, o cambiando su interés a temas de “teoría literaria”. La propia Glantz, tan entusiasta en 1996, confesó “que cada vez que debo escribir sobre la poesía de Sor Juana, me parece que ya me es imposible escribir una línea más sobre mi adorada monja, y que, aunque adorada, empiezo a aborrecerla y la sola idea de emprender la tarea, es decir, poner manos a la obra y escribir sobre ella me es literalmente imposible”.15 Extraña confidencia para quien, poco antes, había previsto “el probable hallazgo de nuevos documentos que resuelvan los restantes enigmas”. Y eso fue, justamente, lo que ocurrió. En 2010 di a conocer, entre otros papeles, las Cartas de Puebla y San Miguel, que forman parte de la correspondencia que existió —hoy lo sabemos— entre Sor Juana y el obispo Manuel Fernández de Santa Cruz (“Sor Filotea”).16 En 2011 también me cupo en suerte sacar a luz la cláusula 20 del testamento de José de Lombeyda, irrefutable evidencia de que a la Décima Musa jamás le arrebataron la biblioteca.17 En efecto, la suma de tan valiosos documentos patentiza la falsedad de la teoría de “la conspiración en contra de Sor Juana”, que en 1996 sostenían Glantz, Trabulse y “muchísimos críticos en el mundo”. Ahora bien, la fortuna de estos títulos ha sido aún peor que la de los publicados en 2004. Ni Margo Glantz ni ninguno de quienes en 1996 defendieron a Paz contra los intelectuales católicos (a quienes, dicho sea de paso, las nuevas


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pruebas acaban dándoles la razón), ha ofrecido, hasta hoy, acuse de recibo de su existencia.18 Me gustaría creer que se hallan tan embebidos en su análisis que se les han ido más de dos años sin siquiera notarlo. Por desgracia, todo manifiesta que están apostando al triunfo del disimulo y la propaganda sobre la verdad. No puedo concluir otra cosa cuando veo al círculo de Margo Glantz hacerse de la vista gorda ante los realmente insoslayables documentos recién encontrados. Tal parece que han decidido conservar el discurso de 1996, pero tristemente despojado de los requerimientos académicos, que exigen estricto respeto a las pruebas aportadas. Lo que Glantz invocaba cuando la polémica en torno a Paz se desarrollaba, da la impresión de haberlo olvidado repentinamente. En aquel momento, ya lo advertimos, hablaba de “un ataque a la libertad de pensamiento”, preguntando indignada: “¿Por qué se soslayan cosas?, ¿por qué se callan otras?”. Alarmada, protestaba: “se silencian muchas cosas que son absolutamente históricas, probadas con documentos”. Pero eso fue en 1996. El siglo X XI tiene necesidades distintas. Ahora Glantz y los “muchísimos críticos en el mundo [que] trabaj[a]n el tema”, siguen, a pesar del cúmulo de evidencias que los desmienten, “señalando” “la conspiración en contra de Sor Juana” y “el gran malestar de la Iglesia novohispana”. Como en el presente ya no se puede hablar tan a la ligera de los “muchos documentos de Sor Juana [que] no existen porque se

han perdido o los tienen escondidos”, Glantz dejando de lado lo que exigía a sus antagonistas en 1996 prefiere, antes que rectificar sus estudios a la luz de la nueva documentación, denunciar una imaginaria “corriente eclesiástica muy potente que intenta convertirla [a Juana Inés] en santa”.19 Esta fantasía se ha vuelto el subterfugio, el elemento distractor para que los amantes de la monja ni reparen en los hallazgos ni escuchen el reclamo que, por dicho motivo, tengo que hacer a Glantz y compañía: su actitud “es un ataque a la libertad de pensamiento. ¿Por qué se soslayan cosas?, ¿por qué se callan otras?”. Y es que todo indica que la verdad sobre Sor Juana ya no importa al círculo de Margo Glantz, que ve en ella una especie de marca registrada con características establecidas en el gusto de diversos consumidores. Semejante producto tiene que incluir (porque desde su fabricación los incluyó) tanto “el gran malestar de la Iglesia novohispana” como la secuela de “la conspiración”.20 Sin estos componentes, el artículo que han ofrecido durante décadas al público que cree en su marca sufre baja de ventas. Por ello, han relegado a segundo término coloquios, memorias, conferencias y todas aquellas actividades universitarias con que en el pasado trataban de colocar la mercancía, centrándose ahora, más allá de la calidad del producto, en la renovación de los empaques. Esto significa que a Glantz y compañía ya no les interesan tanto las “muchas cosas” que, “probadas con documentos”, “son absolutamente Imaginación y crítica | RITMO


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Ilustraciテウn:Reyna Valencia

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históricas” en la vida de la poetisa, sino el modo en que presentan a la clientela la acostumbrada “mujer que tuvo la valentía de enfrentarse a los poderes de su tiempo”21. Cualquier experto conoce el valor que tiene una marca sólidamente establecida. No obstante, hay veces que es preciso “refrescar” la “imagen”, en especial si el entorno es inestable. Es, exactamente, lo que desde los descubrimientos de 2004 ha venido ocurriendo. Por eso Glantz y compañía necesitan consolidar y volver a lanzar su producto: requieren, indudablemente, una nueva imagen. Ésta se llama, según la propaganda aparecida en la prensa, “Seducciones de Sor Juana”, y consiste en “difundir el amplio universo de Juana de Asbaje [sic] en iPad”, poniendo a disposición de los consumidores “su vida y su obra, estudios, videos y música alrededor de su trabajo y figura, retra-

tos y lecturas de sus textos”.22 En suma, una muy novedosa presentación (salvo el pequeño detalle de que, acorde con los informes divulgados, no contendrá ni media palabra sobre los hallazgos 2004- 2011). A esto hay que agregar, claro, una “novela gráfica”23 y una película a modo.24 Supongo que una pequeña parte de la flamante campaña de estabilización del entorno es desacreditarme. Dado que, cual se ve, les resulta muy difícil rebatir académicamente el valor probatorio tanto de mis libros como de los extraordinarios documentos que exhibí entre 2010 y 2011, la estrategia tocante a ellos, a partir de entonces, es el golpeteo impostor. Quizá debería sentirme halagado porque, desde 2010, Margo Glantz se ha empeñado en hablar, tácita o explícitamente, mal de mi trabajo. El Universal,25 Proceso y CNN, son algunos de los medios donde lo ha hecho. Hoy tocó el turno a Excélsior.26 Imaginación y crítica | RITMO


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Caballito de batalla ha sido el mañoso poco de profeta a lo viejo) que ha de ser enunciado: “Sor Juana se postulaba a sí muy santa y muy perfecta, y que su mismo misma como una mujer que aspiraba a entendimiento ha de ser causa de que la celebremos obtener el conocimiento y no la santipor el San Agustín de las mujeres”. dad”.27 Complementado sabrosamente Sin embargo, Margo Glantz no está con la susodicha afirmación: “hay una dispuesta a polemizar realmente en torno corriente eclesiástica muy potente que a tan compleja visión del mundo, porque intenta convertirla en santa”. Quienes es difícil, y cabe la posibilidad de que ella cursamos la escuela preparatoria pocarezca de razón. Quienquiera que haya demos descubrir en la primera leído mi obra sorjuanista sabe declaración la falacia llamada que la investigadora adultera los del hombre de paja. En efecto, con hechos. Verbigracia, siempre he el fin de engañar a quienes la sostenido que “la auténtica pasión escuchan, Glantz les hace creer de Sor Juana fue el estudio, no que mi posición es: “Sor Juana la escritura”.30 He ahí también, Sor Juana se no podía aspirar al conocimiento, además de las muchas páginas postulaba a sí porque aspiraba a la santidad”. que dedico a variadas composiDe tal manera, crea un “hombre ciones literarias en mis escritos misma como de paja”, o sea un fantoche, al que biográficos —como una muestra una mujer es muy sencillo refutar. La invesmás y para quien desee acercarse que aspiraba tigadora apela, conjuntamente, a ellos—, mis trabajos sobre la a obtener el al prejuicio moderno, según el Carta Atenagórica,31 Neptuno alegórico32 conocimiento cual ciencia y religión, sabiduy Primero sueño.33 28 y no la ría y santidad, se oponen. Por Glantz también adultera los supuesto, yo opino muy distinhechos al postular que “hay una santidad tamente, pues estoy convencido corriente eclesiástica muy pode que lo cortés no quita lo valiente, y tente que intenta convertirla (a Juana de que se puede llevar con gran armonía Inés) en santa”. Quiero tranquilizarla, una vida en que ciencia y virtud se comgarantizándole que, cuando menos hasta plementen. A guisa de ejemplo de que el día de hoy, no es así. Tal vez sienta en tiempos de nuestra poetisa se pensaba que la “conjura de los prelados” de 1996 también así,29 le recuerdo a la crítica lo persiste, pero es cierto que nadie en las que en su “Aprobación” de Inundación castáoficinas de la arquidiócesis de México lida escribió Fray Luis Tineo de Morales: habla hoy de Sor Juana. La “santifi“Lo cierto es que no es incompatible ser cación” que tanto parece espantar a muy siervos de Dios y hacer muy buenas nuestra investigadora se encuentra muy coplas [...] Lo mismo digo de Sor Jualejana, siquiera sea por el hecho de que na, y añado (porque como decía el gran la primera que pone mil reparos para cardenal Belarminio, tengo también un llevarla a cabo es la Iglesia católica. RITMO | Imaginación y crítica


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Esto, por supuesto, no significa de ninguna manera que la madre Juana, además de su pasión por el saber, no haya vivido una vida plena de virtudes cristianas. Como certifica su protobiógrafo, Diego Calleja: “la caridad era su virtud reina”. Nadie, por mucho que se empeñe, puede seguir negando con verdad que tuvo una muerte heroica. Es un galardón que ningún interés particular logrará arrebatarle. A sí que, finalmente, le pido con respeto a Margo Glantz 34 que no vea moros con tranchetes, y que si está en desacuerdo con mi personal tesis de que Sor Juana Inés de la Cruz, aparte de una gran poeta e intelectual, fue una cristiana ejemplar, no grite “¡ahí vine el lobo!” en los medios, y se limite a discutirla conmigo en los espacios académicos apropiados.

Notas 1 Renato Ravelo. “El ataque a Octavio Paz

también es contra Sor Juana: Margo Glantz”. La jornada, 21 de junio de 1996. 2 Véase la n. 6. 3 Elías Trabulse. La muerte de Sor Juana. México, Condumex, 1999, p. 63. 4 Carta de Serafina de Cristo (1691). Ed. facsimilar. Introducción y transcripción paleográfica de Elías Trabulse. Instituto Mexiquense de Cultura, 1996. 5 K. Josu Bijuesca y Pablo A. J. Brescia, editores. Sor Juana & Vieira, trescientos años después.

México, University of California, Santa Bárbara, 1998. 6 En efecto, hoy, 31 de enero de 2013, han transcurrido 17 años desde que, en 1995, Trabulse anunció, sin haber exhibido nunca las pruebas, la “existencia” del “proceso” de marras (cf., v. gr., “Los años finales de Sor Juana: Una interpretación (1688-1695)”. Sor Juana y su mundo: una mirada actual. Memorias del Congreso Internacional. Carmen Beatriz López Portillo (coordinadora). México, Universidad del Claustro de Sor Juana/ UNESCO/ FCE, 1998). 7 Serafina y Sor Juana. México, El colegio de México, 1998. 8 El lector interesado en el tema puede consultar: Alejandro Soriano Vallès. La hora más bella de Sor Juana. México, Conaculta/ Instituto Queretano de la Cultura y las Artes, 2008, 9 De hecho, éste tampoco constituye prueba. Véase ibid., pp. 266ss. 10 Sandra Lorenzano, editora. Aproximaciones a Sor Juana. México, Universidad del Claustro de Sor Juana/ FCE, 2005. 11 José A ntonio Rodríguez Garrido. La Carta atenagórica de Sor Juana. Textos inéditos de una polémica. México, UNAM, 2004. Cf. Soriano Vallès, op cit. 12 Cf. La Carta atenagórica de Sor Juana. Textos inéditos de una polémica, p. 7. 13 Margo Glantz. “Las curiosas manos de una monja jerónima”. Telar, Revista del Instituto Interdisciplinario de estudios Latinoamericanos, 4, 2006. 14 Margo Glantz, “De nuevo Sor Juana”. La

jornada, jueves 2 de septiembre de 2004.

15 Glantz, “Las curiosas manos...” Tal vez

por este motivo actualmente Glantz se conforma con “escribir” una “novela gráfica”, es decir, una donde,según sus propias palabras, el texto “pasa un poco a segundo plano por el dibujo” Imaginación y crítica | RITMO


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(Virginia Bautista. “Sor Juana Inés de la Cruz: papel que aparece ratifica las atestiguaciones de los Décima Musa del siglo XXI”. Excélsior, jueves 31 de biógrafos primitivos, ¿por qué seguir, porfiada e enero de 2013). imprudentemente, dudando de ellos?”. 16 Rodrigo Vera. “Inéditos sobre Sor Juana 19 Bautista, art. cit. 20 A sí, Carmen Beatriz López-Portillo reviven la polémica con Octavio Paz”. Proceso, núm. 1764, 22 de agosto de 2010. Cf. Alejandro Romano: “Todos los intentos posteriores para Soriano Vallès. Sor Juana Inés de la Cruz, Doncella del sacralizar a Sor Juana son muy tramposos y Verbo. Hermosillo, Garabatos, 2010 y Alejandro fueron una tentativa para borrar lo que ella era, Soriano Vallès. Aquella Fénix más rara. Vida de Sor Juana para ocultar el verdadero sentido de su vida y su Inés de la Cruz. México, Minos III Milenio, 2012. obra” (Diario de Yucatán, 12 de noviembre de 2010: 17 Rodrigo Vera. “El enigma de la bihttp://www.yucatan.com.mx/20101112/ blioteca de Sor Juana”. Proceso, núm. 1793, nota-7/32762- pensamiento-de-sor13 de marzo de 2011. Cf. Soriano Vallès, juana-influye-mas-ahora-que-en-suAquella Fénix más rara... tiempo-dice-experta.htm). 18 La excepción es José Pascual Buxó, 21 Bautista, art. cit. 22 Columba Vértiz de la Fuenquien en 2011 lanzó contra mí una diLe pido con vertida bravata porque, sin expresarlo te. “Sor Juana en aplicación electróabiertamente, comprendió tan bien los nica gratuita”. Proceso, 10 de enero respeto estragos que los hallazgos causan en su de 2013 (http://w w w.proceso.com. a Margo obra, que no pudo seguir mirando de mx/?p=330254). 23 Véase la n. 15. Glantz lado. “Por otra parte, Sara Poot Herrera 24 Mario Abner Colina. “Bella Sor se refirió con brevedad a los documentos que no en un artículo («El hábito sí hace a la Juana”. Reforma, 29 de enero de 2013. vea moros 25 Véase la n. 27. monja. Sor Juana en San Jerónimo». Casa 26 Véanse las nn. 19 y 21. con del tiempo, vol. IV, época IV, núms. 4527 Bautista, art. cit. Tengo la im46, julio-agosto de 2011). Sin embargo, tranchetes.” volvió a caer en la arraigada costumbre presión de que a Glantz se le ocurrió tan perjudicial para quienes la han tenido de tan genial idea cuando se refirió a mi “Estudio desconfiar de los testimonios de aquellos que conointroductorio” a la Protesta de la fe de Sor Juana cieron a Sor Juana. Así, mientras éstos aseveraron (México, Carso/ Plantea, 2010); texto donde, rotundamente que ella vendió sus libros para hacer dado el contenido exclusivamente religioso del limosna a los pobres (Diego Calleja), Poot siembra una documento sorjuanino, tenía forzosamente duda gratuita cuando apunta que el testamento de que hablar, casi sólo, de religión. En entrevisLombeyda «dice el cómo, sí, pero no el porqué» ta, Glantz aseguró: “Alejandro Soriano Vallès, (p. 16). Antes de la aparición del testamento ya intenta borrar toda su época creativa, todos sus sabíamos (aunque muchos, sin causa justificada, lo intentos por alcanzar el conocimiento y no la ponían en tela de juicio) lo que éste confirmó: santidad” (Sonia Sierra. “Tengo una escritura Que la religiosa, se los dio, porque quiso, al arzobispo. nómada que transcurre entre géneros”. El universal, Si, cual el testamento de Lombeyda muestra, cada 26 de noviembre de 2010). Imaginación y crítica | RITMO


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28 Rocío Olivares Zorrilla, descontenta por

leído. El que a mí se me ofrece es amparo y desamparo mis objeciones a su lectura de El sueño, se ha subido de Dios en Saúl, en que puede V. md. explayarse en documentos a este mismo y cómodo tren. Así, según ella, mi políticos, morales y místicos”. Donde es fácil apreciar “caso” representa “la tendencia, no por pequeña que, lejos de considerar el deseo de saber de la menos contundente y espectacular, que pretende monja “pecado” como asegura Glantz, e l obispo hacer de Sor Juana una beata que sacrificó las la instaba, más allá de estudiar, ¡a enseñar! (cf. letras por el camino de la religión” (“Escollos y Soriano Vallès, Doncella del Verbo..., p. 484, y, asinuevos derroteros en el estudio de la literatura mismo, Aquella Fénix más rara..., pp. 359-360). 30 Soriano Vallès. La hora más bella..., p. 95. Esnovohispana. De la paráfrasis a la imaginación crítica”. 90 años de cultura. Centro de enseñanza para extrantoy complacido de que un aserto como éste, hecho jeros. México, UNAM, 2012, p. 333). A la en torno a una poetisa de la que Glantz y manera de Glantz, la crítica literaria se compañía siempre dijeron que prefería ha ahorrado, a través de este sencillo y sacrificar su existencia a dejar de escribir, burdo expediente, el trabajo de redarahora tenga, a través de la misma Glantz, güirme (expediente que, confortable cabida: en repetidas ocasiones la he oído como es, volvió a usar en la cuarta de aseverar que “lo que Sor Juana quiso Sor Juana forros de un libro que sacó. En efecto, toda su vida no fue necesariamente ser ahí se aclara que una de las bondades escritora, sino conocer, saber, entender aparte de de éste sería encontrarse “a distancia el mundo” (Sonia Sierra, art. cit.). Me una gran también de las visiones sociologistas del congratulo, sinceramente, de que esta poeta e presente”, entre ellas, claro, “el camino tesis mía vaya siendo aceptada. 31 Alejandro Soriano Vallès. “Un géa la beatificación”). intelectual, 29 Lo digo porque uno más de los nero supremo de providencia: Sor Juana fue una embelecos de Glantz consiste en afirInés de la Cruz y la tesis de los beneficios cristiana mar que el deseo de saber de Juana Inés negativos en la Carta atenagórica”. Literatu“en su época [...] les parecía que esto era ra mexicana. Vol. XIV, núm. 1. México, ejemplar.” pecado, que era soberbia, y sobre todo UNA M, Instituto de Investigaciones viniendo de una mujer” (Bautista, art. cit.). Una Filológicas, 2003. 32 Alejandro Soriano Vallès. “La invertida de las causas por las que la exégeta evita referirse a los nuevos descubrimientos, es que contradicen, escala de Jacob: Filosofía y teología en El sueño de rotundamente, aseveraciones de esta clase. Por Sor Juana Inés de la Cruz”. Premio nacional de ensayo ejemplo, en la Carta de San Miguel, que Fernández Sor Juana Inés de la Cruz 1995. Toluca, Instituto Mexide Santa Cruz mandó a Sor Juana en 1692, le quense de Cultura, 1996. 33 Alejandro Soriano Vallès. El Primero dice: “Ya es tiempo de que V. md. dé maduros y sazonados frutos; y pues está en estado de poder sueño de Sor Juana Inés de la Cruz. Bases tomistas. Méenseñar, no dé pasos ociosos al aprender. Cíñase xico, Instituto de Investigaciones Estéticas, con constancia a un asumpto, donde mezcle V. UNAM, 2000. 34 Y a quienes la secundan. Véanse las nn. md. algo afectivo de la voluntad y a que pueda reducir las más especiosas noticias de cuanto ha 18, 20 y 28. RITMO | Imaginación y crítica


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E N S A Y O

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M A R I A N A

M E R C E N A R I O

LAS AMIGAS

portuguesas

La trascendencia de una mujer, por su inteligencia, más allá de su continente y de su lengua, es aún un asunto difícil de encontrar en nuestros días. La superación de barreras continentales y lingüisticas en el siglo XVII, por lo tanto, merece ser considerada un hecho digno de ser referido.

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n este breve ensayo ex plico la interesa nt í sima relación que Sor Juana Inés de la Cruz mantuvo con un selecto grupo de monjas portuguesas, con las cuales emprendió un proyecto de publicación de obras versificadas de sacra lucidez barroca y de exclusiva manufactura femenina. La obra merece ser difundida no sólo por la calidad literaria propia de la poetisa, sino también porque es una muestra emblemática de la capacidad de iniciativa intelectual de las mujeres del siglo X VII quienes, bajo una misma mirada estética, pugnaron por incidir en los lazos editoriales entre Portugal, España y la Nueva España.

Noticias de un hallazgo Con extrañeza y con no poca sorpresa entre los asistentes al Tercer Congreso Internacional de Hispanistas celebrado en El Colegio de México en 1968, fue dada a conocer por Enrique Martínez López una serie de versos inéditos de Sor Juana, titulados Enigmas ofrecidos a la discreta inteligencia de la soberana Asamblea de la Casa del Placer, por su más rendida y afinionada Soror Juan Inés de la Cruz, Décima Musa, fechados en 1695 y que él halló en la Biblioteca Nacional de Lisboa. Dicho documento fue publicado en la Revista de Literatura de Madrid. Hasta antes de esta fecha, los sorjuanistas más reconocidos, entre ellos Méndez Plancarte y Imaginación y crítica | RITMO


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Octavio Paz, nada o muy poco sabían de la existencia del documento. En 1995, Antonio Alatorre publicó su edición y estudio en el texto Enigmas ofrecidos a La Casa del Placer, añadiendo otros dos manuscritos que él localizó en la misma biblioteca portuguesa. Alatorre propone que este texto de Sor Juana corresponde a los años 1691 y 1692, lo cual nos indica que éste sería una de las obras más tardías de la poetisa, posterior a la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz y muy poco antes de su renuncia a la creación literaria y a su muerte.

La Casa del Placer En el siglo XVII, la Casa del Placer hacía alusión a la poesía, frente a la Casa de la Devoción que remitía al convento. Lo anterior da muestra del alto nivel cultural y del ambiente intelectual que se albergaba entre las “freiras” nobles y adineradas dedicadas a la vida conventual en Europa. Tal casa era una sociedad de letras (de placer) en la que las monjas de distintos conventos de Portugal intercambiaban, a modo de juego poético, diversos poemas con estrictos requisitos composicionales que significaban un reto al conocimiento no sólo de más alta cultura profana y religiosa, sino un desafío a un agudo ingenio para desentrañar las complejas formas simbólicas del lenguaje. Aunque no es posible descartar del todo que muchos de estos intercambios pudieran haber ocurrido en un espacio físico determinado, en reuniones de locutorio por ejemplo, es más probable RITMO | Imaginación y crítica

pensar que las actividades de la Casa del Placer se hayan realizado a través de cartas, dados los rígidos principios de reclusión en los conventos de la época. La dinámica de participación en la Casa del Placer parece haber sido no sólo la composición de enigmas en verso sobre asuntos sacros, sino sobretodo la propuesta argumentada y también versificada de la respuesta. El entretenimiento literario de las monjas lusitanas consistía en un ejercicio colectivo por explicar cada disquisición hasta encontrar la acertada, lo cual no era en absoluto fácil. Las propuestas se solución podían tomar mucho tiempo y circularían entre las monjas de distintos conventos, entre las cuales también ensayarían una y otra vez sus conocimientos y


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destrezas literarias y religiosas. La imagen de un torno conventual, permanentemente girando ha sido una figura ampliamente reconocida entre los estudiosos de esta empresa de la inteligencia femenina que reunía a las nobles y letradas hermanas de Portugal.

Proyecto de publicación La posibilidad de un proyecto de publicación entre las monjas de Portugal y la mexicana fue auspiciada por la Condesa de Paredes, Virreina de la Nueva España y amiga de Sor Juana, y la duquesa de Aveiro, gran dama portuguesa y española.

Como bien es sabido por el mismo testimonio de la poetisa en su Carta a Sor Filotea de la Cruz, los virreyes de la Nueva España, el marqués de Macera y su mujer, se sintieron atraídos por la sorprendente memoria y el ingenio de Sor Juana, a quien llevaron a su corte, pues por su condición de hija natural y de familia pobre le estaba vedado el matrimonio. Posteriormente, en 1680 a la llegada a la Nueva España de la siguiente virreina, la condesa de Paredes esposa del marqués de la Laguna, Sor Juana escribió el Neptuno Alegórico, a partir del cual la monja se ganó la privilegida protección de los nuevos virreyes y en especial la amistad de la condesa. Imaginación y crítica | RITMO


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Cuando los virreyes regresaron a España, la condesa de Paredes, sin embargo, no olvidó la calidad de las piezas poéticas de su amiga mexicana y planeó tácitamente, junto con la duquesa de Aveiro, la publicación de un libro que conjuntara los ingenios de las religiosas de ocho conventos distintos de Portugal con los de la mexicana. Por ello, los Enigmas ofrecidos a la discreta inteligencia de la soberana Asamblea de la Casa del Placer, por su más rendida y afinionada Soror Juan Inés de la Cruz, Décima Musa, que circularía entre las monjas europeas, representaban una pieza literaria única de amistad intercontinental entre Portugal, España y la Nueva España, al mismo tiempo que concretaban un lazo de compromiso y amistad femenina en los Siglos de Oro.

Sobre la composición Los Enigmas escritos por Sor Juana están integrados por viente cuartetos en redondillas, es decir, en estrofas de cuatro versos de arte menor con rima abba, y que se acompañan de una “Dedidactoria” expresamente dirigida a las monjas portuguesas en romance y con un prólogo en soneto. Cad a u no de los vei nte en ig m a s enuncian una preg unta, a modo de acertijo, que suele iniciar con: “¿Cuál es…?”, “¿Cuál será…?”, “¿Cuáles serán?”, “¿Cuál puede…?”, “¿Cuál podrá…?”. Además, Sor Juana anexó un índex para orientar a las lectoras sobre las RITMO | Imaginación y crítica

formas versificadas en las que sería posible hallar una solución, ya sea a través del soneto, el romance, el madrigal, la silva, la canción, etcétera, aunque por supuesto los indicios también están cifrados como muestra de la complejidad del reto propia del canon y la sensibilidad barroca. La lectura cuidadosa, la circularidad del diálogo bajo una hermeneútica teológica y la proyección de la creatividad poética eran requisitos que dificultaban las propuestas de solución en un entretenido juego de engarces formales. La ausencia de documentos al respecto ha hecho pensar a los estudiosos que los enigmas no pudieron ser resueltos por las lucitanas, y sólo Antonio A latorre y Gabriel Zaid han logrado descifrar los enigmas uno, cuatro y siete, que a continuación reproduzco: ¿Cuál es aquella homicida que, piadosamente ingrata, siempre en cuanto vive mata y muere cuando da vida? ¿Cuál es la sirena atroz que en dulces ecos veloces muestra el seguro de sus voces, guarda el peligro en su voz? ¿Cuál será aquella pasión que no merece piedad, pues peligra en necedad por ser toda obstinación? Como A ntonio A latorre ha señalado en su “Prólogo” a los Enigmas, la publicación del libro requería una “real protección”, a fin de evitar el importante peligro de la censura inquisitorial. Por ello Sor Juana no duda en ofrecer el texto como muestra de lealtad a la condesa española, su protectora.


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Las amigas de Portugal El Humanismo, la Reforma y la Contrarreforma fueron tres grandes movimientos ideológicos que sin duda incidieron en la posibilidad de que la voz de las mujeres empezara a ser escuchada por la sociedad europea. A pesar de que aún se descreía en los beneficios de la instrucción femenina en las academias, desde el siglo XVI algunas españolas habían logrado su acceso a la Universidad de Salamanca, entre ellas, Francisca de Nebrija, hija del afamado gramático de nuestra lengua. En el mismo siglo también algunas portuguesas había empezado a dar a conocer parte de sus creaciones poéticas, casi siempre en el marco de algún acontecimiento de la corte: natalicios reales, matrimonios, desplazamiento de los reyes, fallecimientos, que abrían la posibilidad de participar en certámenes públicos, aunque muchas veces las mujeres emplearían un seudónimo para concurrir. La devoción, el reducido margen de libertad a la expresión literaria, el compromiso con una imagen sujeta siempre al recato, al pundonor y con escasa flexibilidad religiosa hacían aún más compleja la viabilidad de la escritura en el convento. Entre los antecedentes de la expresión poética de las monjas de Portugal puede mencionarse a Fernanda Ferreira de Lacerda (1595-?) y a Violante do Cleo (1601-1693). Por ello, el grupo de religiosas de ocho conventos portugueses a las que Sor Juana destina sus Enigmas, constituye una precisosa evidencia de la sociedad intelectual femenina de los Siglos de Oro. Entre las hermanas lucitanas

se hallan Sor Feliciana de Milão, religiosa del convento de Odivelas, Doña Maria de las Saudades, religiosa del convento de Vialonga, Sor Mariana de Santo Antonio, religiosa del monasterio de Santa Clara, Sor Francisca Xavier, religiosa del convento de la Rosa y Doña Simoa del Castillo, religiosa del monasterio de Santa Ana.

A modo de conclusión En 1695, menos de tres meses después de la aprobación de los Enigmas, murió sor Juana, pero la belleza y la complejidad de su escritura siguen siendo motivo de múltiples investigaciones y, muchas veces, de aventuradas interpretaciones particularmente sobre esta breve obra encriptada durante trescientos siglos. El rescate de documentos, el trabajo en archivos coloniales, la vindicación de nombres que en algún momento de nuestra historia literaria fueron oscurecidos, así como la reconstrucción de los textos es una labor que amerita ser renovada en nuestros tiempos en los que la publicación en formato electrónico es accesible prácticamente para cualquiera. Desenterrar y repensar los datos que arrojan las investigaciones es una obligación de la cultura de nuestros tiempos, en los que poco o casi nada se hace ya no sólo en la formación superior, sino en el reconocimiento de la existencia de estos polvosos espacios de investigación documental que aguardan durante siglos la llegada de algún curioso que con profundo amor al conocimiento contribuya a elucidar nuestro patrimonio literario y cultural Imaginación y crítica | RITMO


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E N T R E V I S T A

C O N

A L E J A N D R O

S O R I A N O

V A L L È S

w H É C T O R

B A C A

LA PASIÓN

y la crítica

Ensayista, crítico y poeta, es uno de los estudiosos más importantes de la vida y el pensamiento de Sor Juana Inés de la Cruz. Es autor de los libros: Aquella Fénix más rara. Vida de Sor Juana Inés de la Cruz, El Primero sueño de Sor Juana Inés de la Cruz. Bases tomistas y La hora más bella de Sor Juana, entre otros.

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n México es una práctica común recordar a los escritores por su onomástico —se realizan homenajes, se publican antologías, se inventan coloquios—; sin embargo, pocas veces se preocupan por enseñar a los estudiantes o jóvenes el placer de la lectura. ¿Crees que ese mismo fenómeno sucede con Sor Juana? ¿Por qué? Sor Juana nunca ha dejado de resultar seductora. Aunada a su genio poético, a su gran inteligencia, a su sabiduría deslumbrante, a su belleza física y a su honda espiritualidad, se halla su condición de mujer y monja. Esta combinación produjo el fenómeno, experimentado primeramente por ella misma, de transformarla en objeto de admiración de quienes la conocían, ya fuese en persona o través de los libros.

La muerte no acabó con su fama, que se conservó en el recuerdo, más o menos vago, de algunos versos y el nombre de religiosa (que es, a la vez, el de la gloria literaria). El siglo X X fue rescatando, con el prestigio del arte Barroco, el de Juana Inés. Hoy se ha vuelto una especie de ícono pop. Algunos están más interesados en la “imagen” (y en los subproductos o productos periféricos, como pinturas, canciones, películas, etc.) que en la obra. Otros la usan como bandera de todo tipo de causas (causas, por cierto, completamente ajenas, tanto a su persona como a su civilización). Unos más, se preocupan por la obra, pero dentro del relativismo posmoderno, “descubriendo” en ella ideas que le son extrañas. Dentro de tal panorama, no es raro que Sor Juana sea Imaginación y crítica | RITMO


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homenajeada dos veces al año (en abril y La considerada Décima Musa poseía una inteen noviembre; meses, respectivamente, ligencia y una sensibilidad que la transportaron, sin de su deceso y nacimiento) mediante duda, más allá de su época, y no sólo en el ámbito coloquios, antologías, conferencias, arliterario, sino en el intelectual. Una prueba es la tículos periodísticos, aplicaciones para Respuesta a Sor Filotea, en donde, tras haber tabletas electrónicas, etc., pero de modo, criticado al fabricante de sermones portugués Antonio por así decir, fragmentario. Sin que me Vieira, se burla con elegancia del obispo de Puebla, atreva a afirmar con rotundidad que la Manuel Fernández de Santa Cruz, y de todos sus obra se relega, es verdad que las lecturas pares. ¿Consideras que la poeta continúa vigente? que se hacen de la misma resultan mu¿Hay más lectores de su obra? chas veces parciales, en tanto son Teniendo en cuenta lo dicho pretexto para intereses añadidos arriba, me parece que expresioa ella. Sé que expreso una idea nes del tipo “la transportaron impopular en el presente, pero más allá de su época”, nos hacen estoy convencido de que enseñar correr el riesgo de suponer que a degustar la poesía es algo que la época de Sor Juana, por andebe conllevar no sólo una atenta terior a las que la siguieron, es Sor Juana y puntual lectura, pero asimismo inferior, tanto intelectual como nunca ha la enseñanza del medio cultural literariamente. Corremos, en dejado de donde se originó y la de las finaefecto, el riesgo de caer en la lidades del poeta. Por eso decía falacia del progreso, según la cual resultar Jacques Maritain que cuanto más hay un “avance” lineal y ascenseductora. informado se está del fin persedente en la historia, que hace que Aunada a guido por el artista, tanto más se toda nueva era sea “superior” a capta el esplendor de la belleza de las precedentes. Esta falacia ha su genio la obra. Obviamente, esto no se hecho mucho daño en la exépoético.” logra si la lectura se reduce a mera gesis sorjuanista. Por ejemplo, interpretación subjetiva (y aún menos si, diversos críticos han “descubierto” en maliciosamente, se hace —cual con tanta la autobiografía de la monja (la Respuesta frecuencia ocurre en nuestros centros a Sor Filotea) “mensajes cifrados” que los de estudio— con objetivos ideológicos). contemporáneos nunca descubrieron Por desgracia, aunque Sor Juana es relaporque (trasnochados como eran) no tivamente leída, me parece que no es bien estaban “destinados” a ellos, sino a tales leída, esto es, poseyendo el bagaje cultural críticos. O sea, y según se deduce de necesario. Repito que estoy consciente estas interpretaciones, la poetisa habría de expresar una idea malmirada el día “sabido” que en el futuro iba a existir de hoy, pero también lo estoy de que el una civilización laicista, feminista y placer de la lectura se incrementa con el propugnadora de todas las heterodoxias conocimiento biográfico e histórico. impopulares en su civilización cristiana, RITMO | Imaginación y crítica


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de forma que, para no ser “descubierta”, habría “ocultado” su “verdadero” sentir tras una serie de recursos criptográficos destinados a ser “descifrados” 300 años después por lectores ad hoc que ella, por maravillosos medios aún inescrutables, “conocía” habían de existir. El caso de la Respuesta a Sor Filotea es paradigmático, porque los críticos de tendencia progresista han insistido especialmente —y sobre todo desde el libro de Octavio Paz— en la existencia de los “mensajes” de marras. Según ellos, la autobiografía sorjuanina sería, también, una “autodefensa” contra quienes habrían querido vedarle el libre ejercicio de las letras, particularmente el obispo de Puebla, Manuel Fernández de Santa Cruz, “Sor Filotea”. Uno de los recursos que, según estos mismos críticos progresistas, Juana Inés habría utilizado como desquite, es la “burla con elegancia” (lo que las feministas en su filosofía llaman “retórica”). Ahora bien, si se reflexiona un momento, resultará palmario que es del todo imposible que la monja imaginara siquiera las características de nuestra época posmoderna. Ella es, sin ninguna duda, uno de los espíritus más sutiles de su civilización; por tal causa, es uno de sus mayores representantes. En ella cristalizan, de forma sublime, los valores e ideales de la misma. Dar por hecho, consiguientemente, no sólo que, yendo “más allá de su época”, “previó” las características ideológicas del futuro, sino que, además, negando las de su propia cultura, comulgaba con ellas (y, lo que es peor, que tendría lectores que la “comprenderían”), es un sinsentido. Por forRITMO | Imaginación y crítica

tuna, la historia se hace con documentos y no con especulaciones y explicaciones “retóricas”. En 2010, en mi libro Sor Juana Inés de la Cruz, Doncella del Verbo, di a conocer la existencia de las Cartas de Puebla y San Miguel, irrefutable demostración de que Sor Juana no se “burló” del obispo de Puebla en la Respuesta, y de que éste no le prohibía la actividad letrada. Todo lo contrario, estas misivas hacen patente tanto el amor de amistad que existía entre ambos como la admiración que Fernández de Santa Cruz profesaba a la inteligencia y obra de la monja (animándola, incluso, a emplear la pluma en escritos de mayor envergadura). Cuando se habla de tradición literaria, irremediablemente se voltea a las grandes obras. Buscamos ligarnos o construir asideros que den identidad a la poética nacional. ¿Sor Juana es una ínsula en el concierto de las letras mexicanas o sólo un referente histórico que se pierde en el olvido? Sor Juana es el mayor poeta que México ha tenido y que, probablemente, tendrá. Es lugar común decir que es la última gloria del Siglo de Oro, pero es verdad. Se codea con los genios universales de la lengua española; está al lado de Lope, Cervantes, Quevedo, Góngora y Calderón; su pluma vuela, como se decía entonces, “por un mismo cielo”. Desde esta óptica, es, realmente, una ínsula (quizá flanqueada sólo por Alarcón). Si de buscar asideros se trata, creo que no hay ninguno más firme (y más intimidante) que ella. Quienes hoy escriben y gustan de la literatura nacional, no tendrán el panorama completo si no se acercan a su obra. Se trata, claro, de una


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labor que exige esfuerzo, pues, según especialistas, cuyo auditorio, aunque no dije anteriormente, para gozar a fondo tan numeroso como el de la era siguiente, la belleza de la creación artística es nepero exento por lo común de las precesario ahondar en las intenciones y en determinaciones ideológicas, acepta el el contexto cultural del autor. En tanto valor de la demostración, venga de donde Juana Inés vivió hace más de 300 años venga. Es factible decir que, en líneas y formó parte de una civilización cuyos generales, la exégesis sorjuanista anterior valores son, en buena medida, combatial texto de Paz se dirigía a un público dos actualmente, los bríos requeridos son delimitado (compuesto, además, casi sólo mayores que, verbigracia, los exigidos por por mexicanos), para el que la fidelidad la literatura actual (de la que, por cierto, a los datos era primordial. Sin embargo, cuando es de calidad y sobrepasa Octavio Paz inauguró el modo de los falsos prestigios y las modas hacer crítica que caracteriza a la facciosas y comerciales, soy un era posterior a él. Puso en boga el entusiasta). Ciertamente, las re“método” que un analista llamó compensas son también mayores. “lógica incremental”, es decir, Es innegable que el libro de Octavio “los vacíos generan hipótesis soPaz, Sor Juan Inés de la Cruz o bre hipótesis que se afirman luego A partir las trampas de la fe (1982), puso como «verdades»”. Lo cual, con de Octavio nuevamente a la poeta en la mira, no sólo otras palabras, significa que se Paz, “Sor de estudiosos mexicanos, sino que le dio un otorga a una mera conjetura el impulso mundial. ¿A 30 años de distancia, carácter sólido de prueba. Tan Juana” ya el trabajo del Premio Nobel continúa vigente extravagante “método” es parte no es Sor o simplemente es un capítulo más para los del gran éxito alcanzado por las Juana, revisionistas de la musa? Trampas de Paz, pues le permitió Podríamos dividir, tal vez y a “explicar”, a su modo y sin tener que sino algo modo sólo de clasificación, el inacudir al incómodo expediente de más.” terés por la Décima Musa en antes y la demostración científica, situadespués del libro de Octavio Paz. Así, antes ciones históricas que no concordaban con de él tenemos un panorama donde los la visión de Sor Juana que él quería preestudios sorjuanistas son menos abunsentar. El premio Nobel, con su enorme dantes, pero se dan en un entorno en que prestigio internacional, abrió así la Caja los críticos se conocen, se leen y debaten de Pandora del “sorjuanerismo”, faculpúblicamente sus hipótesis. Es una época tando a los ideólogos de todo el mundo, de mucho mayor rigor científico, durante más preocupados por hacer “coincidir” la la cual es —como debe serlo cuando de vida y obra de la Fénix con su óptica de la disciplinas académicas se trata— el valor vida que por investigar la verdad, a teode las pruebas lo que define la validez rizar libre e irresponsablemente. Treinde las propuestas. Es el momento de los ta años más tarde el libro de Paz sigue Imaginación y crítica | RITMO


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siendo atractivo para quienes, cautivados por su magnífica prosa e indiferentes a los nuevos descubrimientos, encuentran en su páginas la “Sor Juana” que desean encontrar. Esta biografía suya, cuyo mérito fue originar un nuevo y extendido interés en la madre Juana, también es responsable de haberla vuelto, cual dije antes, un ícono pop y, por ello, un producto light y, comúnmente, desechable. En tal sentido, se lo utiliza como pretexto para hablar de otras cosas; la generalidad de los productos que genera van encaminados a ensalzar algo más: el laicismo, el feminismo, la homosexualidad, etc. A partir de Octavio Paz, “Sor Juana” ya no es Sor Juana, sino algo más. Uno de los grandes enfrentamientos de los últimos años es que cada escritor o estudioso viste a la monja con el traje que mejor se ajusta a su agenda personal, RITMO | Imaginación y crítica

cultural o política. ¿Por qué los exégetas continúan floreciendo? ¿La falta de rigor histórico es una causa? ¿El desconocimiento de la vida y obra de la Sor Juana? Según acabo de explicar, la publicación de las Trampas de Paz, con su forma facilona de ajustar los hechos a la explicación (y no, como debería ser, al revés), concedió a sus émulos la “libertad” de hacer lo propio. No era difícil prever las consecuencias: Sor Juana fue el pretexto para, dada cierta explicación, ajustar los hechos de su vida (y obra) a ella. Lo importante no era ya la verdad sobre la poetisa, sino, a través suyo, hacer proselitismo ideológico. La mayoría de quienes, en los medios, el arte o la academia, se acercan a Juana Inés, tienen este específico fin. Para no hablar de la legión de quienes de vez en cuando lo hacen (y que,


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curiosamente, se sienten incluso, desde pensamos que la Décima Musa no esel igualitarismo posmoderno, facultados cribió sólo poesía, sino también textos para descalificar a los especialistas), debo espirituales. Quiero decir con ello que, decir que aun los sorjuanistas en forma como es lógico, debe haber coincidencojean, muchas veces, del mismo pie. cia entre la vida de quien lo abandonó Pongo el caso de la nueva edición de la Lítodo para entregarse a una existencia de rica Personal de Sor Juana (México, 2009), ayuno, penitencia, oración y servicio, y a cargo del reputado filólogo Antonio el contenido de lo que escribió. Resulta Alatorre. En 2008, en mi libro La hora no sólo incoherente, sino aun chocanmás bella de Sor Juana (México, Conaculta), te, afirmar que la religiosa cabal hizo le demostré que su aserto de años, composiciones escanda losas, según el cual “el prepotente arajenas a su fe cristiana y hasta, zobispo Aguiar y Seixas le quitó según ciertos críticos, lascivas. sus cuatro mil libros” a la Fénix, La controversia, pues, sobre la es falaz. Pues bien, meses más religiosidad de la monja no es, tarde, en la edición de marras y de ninguna manera, ociosa. Se sin que se aventurara a refutarme, halla en el núcleo de quién fue La Décima siguió repitiendo la falsedad. Por realmente. Cuando descartamos Musa motivos completamente ajenos a la esta clase de interpretaciones no sólo búsqueda de la verdad, hizo oídos sesgadas y acomodaticias, las cosordos a lo que el día de hoy, con sas se ordenan armónicamente. escribió la aparición del testamento del Entonces, frases suyas cual “Yo, poesía, padre José de Lombeyda (que di la peor del mundo”, tan malisino a conocer en 2011) ha quedado ciosamente descontextualizadas documentalmente demostrado. por literatos hodiernos, refultambién A latorre ejemplifica muy bien gen, sí, pero formando parte del textos cómo Sor Juana, soslayándose el conjunto de lo que escribió; no espirituales.” es necesario crear una “teoría rigor histórico, suele ser botín de específicas agendas personales, particular” para justificarlas. culturales y políticas. La controversia sobre la religiosidad de ¿La controversia sobre la religiosidad de la monja la monja debe, luego, verse dentro del es ociosa o la obra debe separarse del autor? marco antes explicado de las agendas En ese mismo libro, La hora más bella de ideológicas. A estas alturas, es palmario Sor Juana, traté, enfocándome en los esque entre éstas se halla el ataque a la tudios dedicados a la monja, el espinoso Iglesia católica. La figura de Sor Juana asunto de la interpretación de textos. se usa como ariete contra la misma; es Ex pliqué por qué debemos siempre un instrumento, más que una figura tratar de apegarnos a las intenciones de histórica digna de descubrirse. L as la autora. Esto es de mayor relevancia si ideologías anticlericales ven en ella una Imaginación y crítica | RITMO


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buena herramienta, porque es evidente instrumentos científicos; dio los libros que si Juana Inés, monja católica y poeal arzobispo de México para que, con el tisa de fama mundial, fue destruida por producto de la venta, hiciera caridad, la Iglesia, la Iglesia es —como se intenta y murió heroicamente atendiendo a las hacer creer— una institución oscuranenfermas. Es evidente que Sor Juana fue tista, misógina y digna de desprecio, un espíritu ávido de conocimiento, por una institución que no supo valorarla. ello la decisión de sacrificar su biblioteca Por ventura, las cosas ocurrieron, cual es un timbre de gloria. Llamarla, luego, todas las evidencias históricas demues“orgullosa”, es no sólo sofístico, sino tran, de modo muy distinto. profundamente injusto. Octavio Paz decía que Sor Juana Inés La escritora Margo Glantz afirma que los de la Cruz fue contradictoria... una monja textos de Sor Juana Inés de la Cruz mantieletrada en perpetua comunicación con el nen vigencia en la literatura contemporánea, mundo... espíritu ávido de conocimiento... por temas como el feminismo. ¿Consideras independiente y orgullosa que, con la misma que encasillar a la poeta o vestirla con los vehemencia, se humilla y martiriza. ¿Qué ismos actuales le da la vigencia o la vuelve piensas de esas descripciones? ¿Para ti cuál contemporánea? Fue una sería la definición de la poeta novohispana? Si los textos de Sor Juana manniña genio, Me parece haber respondido tienen v igencia no es porque que decidió ya a esta pregunta. En efecto, coincidan con “temas” o ismos si Paz encontraba “contradicde moda, sino a causa del vaabandonar ciones” en la vida y obra de Sor lor trascendente y universal que el mundo Juana no es porque realmente poseen. Dicho valor es el de las e ingresar las haya habido, sino porque él obras maestras, capaces de hablar, mismo se negaba a aceptar los siempre y con su propio lenguaje, en un datos históricos. Estamos, de al conjunto de los hombres. Son, convento.” nuevo, frente al asunto de las justamente, “contemporáneas”, agendas. En efecto, todas las fuentes por intemporales. Identificar la obra de conocidas (absolutamente todas) dicen la Décima Musa con los temas actuales lo propio: Sor Juana Inés de la Cruz fue es, además de mutilarla, ponerle fecha una niña genio, que decidió abandonar de caducidad. el mundo e ingresar en un convento; La historia, según Cornelius Castoriadis, es el una vez en él, llevó una dedicada vida de surgimiento de formas nuevas que no están inscritas monja, sólo interrumpida (contra su voni son deducibles de las condiciones presentes: son luntad) por la admiración que el mundo novedades radicales. Desde esa óptica ¿cuál sería el le profesaba; al final de sus días decidió, lugar de Sor Juana Inés de la Cruz en la historia de libérrimamente, abandonar los restos las letras contemporáneas? de lo que ella sintió que —por el amor El mundo está hoy necesitado de que le tenía— aún la ataba: Sus libros e héroes; héroes que, con expresión del RITMO | Imaginación y crítica


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gran Chesterton, en lugar de hablar de lado, leí hace unos días un artículo sobre sí mismos, traigan vida al mundo; éstos ella, publicado en un diario canadiense. son, para mí, los verdaderos escritoAhí se decía, contra todas las evidencias, res. En lo personal, estoy harto de una que la Iglesia la censuró, y se hablaba literatura quejumbrosa, solazada en la de México como de una “una nación de podredumbre y apologista del vicio y la matadores, mezcal y machismo”. O sea, desvergüenza. Siempre es más fácil encase caía en el lugar común de la crítica recer el mal que el bien, y lo primero que sorjuanista anticlerical, pero agravado hace quien se inicia hoy en la escritura por el insulto a la patria de Juana Inés. es abrir las puertas de la imaginación a No debe sorprendernos: Es el resultalos demonios. Las plumas hodiernas no do natural del desprecio ideológico de se brindan a la virtud, porque es “abulos académicos liberales (nacionales y rrida”; de ahí la famosa frase de extranjeros) que, pretendiendo André Gide, según la cual “de los (desde su punto de vista) “salvar” buenos sentimientos surgen las a Sor Juana de la civilización que malas novelas”. Sin embargo, lo la engendró, desprecian con ella he dicho antes, basta un ejemplo las raíces de la patria mexicana. tan a la mano como El Quijote para Para algunos estudiosos, Sor Juana Inés Los textos echarla por tierra. La historia de de la Cruz, Doncella del Verbo es la la literatura antigua constituye, biografía mejor documentada de los últimos de Sor generalmente, un modelo para la años; sin embargo, para otros existe un sesgo Juana contemporánea. Aristóteles sabía de religiosidad en la obra. ¿Qué opinas al mantienen que la poesía es, desde el punto de respecto? vista de la filosofía moral, supeCreo que presentas como exvigencia rior a la historia porque presenta cluyentes dos términos que no los porque no las cosas como deberían haber son. Aun si Doncella del Verbo posecoincidan sido y no como fueron; o sea, tieyera el “sesgo” que mencionas, ne un valor ejemplar. Las palabras podría estar muy bien documencon temas o que uso ahora sacan ronchas a los tada. La pregunta conlleva la idea ismos.” teóricos y novelistas modernos, moderna según la cual religión para quienes la moral es inmoral. Otra y rigor científico son antagónicos. Por cosa pensaban, sin embargo, los escritosupuesto, no es así. Acostumbrados res antiguos, que componían, volviendo como estamos (sobre todo después de a Chesterton, para traer vida al mundo. las Trampas de Paz) a una Sor Juana seSus obras tocan el mal, pero con objeto cularizada, que, con el pretexto de la de repudiarlo; se tornan, así, manantial “pura literatura”, ha sido despojada de de confianza, alegría y esperanza. Todo sus constituyentes religiosos, es común esto puede aplicarse, eminentemente, (y, para algunos, conveniente) opinar a Sor Juana Inés de la Cruz. Por otro de tal forma. Si se revisa la obra sorjuaImaginación y crítica | RITMO


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nina, es evidente que el porcentaje de escritos religiosos supera, por mucho, al de los profanos. En la obra misma hay ya una matriz religiosa (asunto que, si reflexionamos un poco, no debería extrañarnos: Aunque resulte una verdad de Perogrullo, es necesario insistir en que los textos de Juana Inés son los textos de una monja, no los de una mujer disfrazada de monja). Teniéndolo en cuenta, lo insólito, más bien, es que nos extrañemos de encontrar una biografía de una monja que despliegue ante el lector aspectos medulares de la vida consaRITMO | Imaginación y crítica

grada. Si, como dije arriba, es deseable la coincidencia entre el devenir de quien lo abandonó todo para entregarse a una vida de ayuno, penitencia, oración y servicio, y el contenido de lo que escribió, es evidente que un libro que hable sobre esto debe hablar sobre aquello. La moda entre múltiples críticos es, ya lo mencioné, la “literatura pura”, “la Obra”. Me parece que, aunque con sus bemoles, este enfoque puede ser válido si se respeta el contexto cultural (cosa, desgraciadamente, infrecuente entre algunos sorjuanistas) y no se violentan


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los textos (muchas veces siguiendo una agenda) para obligarlos a decir lo que, a todas luces, no dicen. Doncella del Verbo es, en efecto, la biografía de Sor Juana mejor documentada de los últimos 30 años. El lector encuentra en ella un análisis metódico, asentado en los más novedosos hallazgos y presentado de manera sabrosa, de la vida y obra del Fénix de México. Al componerla traté no sólo de encarar las dificultades propias de toda biografía, sino las particulares de una dedicada a un personaje tan polémico. Podría decirse que es una historia tanto de Sor Juana como de la crítica sorjuanista. Permíteme insistir en que si Doncella del Verbo ofrece a sus lectores, además del análisis de los principales textos, propio de una biografía dedicada a una poetisa, el de su vida religiosa, es porque (aunque a algunos parezca increíble), además de poetisa, fue monja. De este modo, quien, aparte de su literatura (y de las voces actuales que, por intereses específicos, se escandalizan de que revele la existencia, por así decirlo, “no laica” de Sor Juana), desee penetrar en este aspecto central de la vida de Juana Inés, tiene en Doncella del Verbo un instrumento inmejorable. ¿Qué opinas sobre la edición del tomo I de las Obras Completas que preparó el escritor y filólogo Antonio Alatorre, es decir La lírica personal de Sor Juana Inés de la Cruz, en el Fondo de Cultura Económica? Antonio Alatorre fue un muy buen filólogo y crítico literario; sin embargo, adoleció de explícitos prejuicios. El más evidente fue su anticristianismo, que,

nublando una ref lexión muchas veces certera, lo llevó a desvirtuar el sentido de diversos pasajes de la vida y obra de Sor Juana. Ya mencioné anteriormente cómo se negó a discutir conmigo algo tan importante en la biografía de la poetisa cual el destino final de su biblioteca, y siguió repitiendo obcecadamente y contra todas las pruebas la falsedad según la cual el arzobispo de México se la había quitado. Detrás de esta actitud se hallaba el anticlericalismo de sus estudios sorjuanistas, que no admitía la posibilidad de que los sacerdotes que él había condenado ya al infierno laicista hubiesen en realidad favorecido a la monja. Tal prejuicio insufla, por desgracia, su edición de la Lírica personal, editada en 2009 por el Fondo de Cultura Económica (FCE). Es fácil apreciar que Alatorre no era el editor adecuado para una escritora católica como Juana Inés. Sí lo fue, en cambio, el editor original de dichas Obras completas, el padre Alfonso Méndez Plancarte, a quien la pasada directiva del FCE despojó, ese 2009 en que debió celebrar el centenario de su nacimiento con una actualización de las mismas, del primer volumen de ellas. Méndez Plancarte, experto a un tiempo en literaturas latina, medieval, renacentista y barroca, así como en filosofía, teología, estudios bíblicos e historia eclesiástica, es, sin que quepa ninguna duda, el editor ideal de Sor Juana. Por fortuna el daño no es total, y “sólo” le arrebataron el tomo de la Lírica personal. Otras cosas afean el de Alatorre. Por ejemplo, la insistencia achacosa en que Sor Juana sentía afectos deshonestos por Imaginación y crítica | RITMO


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la virreina. No hay pruebas de ello, pero las abundantes, pertinentes y eruditas al filólogo no le importa, pues forma notas, las prosificaciones de las silvas, parte de su agenda personal, y mancha etc. Finalmente, Alatorre tuvo la fresla edición con tan impudente pesadez. A cura de decir que recomendaba las notas ello debe agregarse el trato prepotente de Méndez Plancarte, resultando, eny majadero que da a Méndez Plancarte tonces, que los lectores, en lugar de una, —verdadero artífice de la restauración ¡necesitan ahora dos ediciones! de la Décima Musa—, llamándolo en Por último, ¿qué consejo les darías a los lectores diversas ocasiones “mentiroso”. Cuannoveles que se aproximan a la poeta novohispana? do se comparan entrambas ediciones es Lo primero y principal es paladear el palmaria la formidable deuda sublime arte de Juana Inés. Hay que Alatorre tiene con Méndez que acercarse a él sin miedos ni Plancarte. Son incontables las prejuicios, confiando en que veces en que el primero (por siempre tendrá algo que decirusar un eufemismo) “glosa” al nos. El resultado será, casi infasegundo, haciendo gala de una liblemente, el enamoramiento. sabiduría que no es suya. Uno La pasión por Sor Juana surge, Lo primero de los pretextos para arrebatar como siempre ha surgido, de su y principal al editor original su obra fue la pluma sabia, honda, hechicera es paladear pureza del “texto”. Sin embargo, y juguetona. Hay que abrir la Alatorre, a diferencia de Méndez mente y el corazón dejando que el sublime Plancarte, que revolvió bibliotelos vocablos antiguos, el ritmo arte de cas, ediciones y papeles antiguos preciso y la rima perfecta nos Juana durante largo tiempo, se conllenen de aquella alma sublime, formó con el trabajo de Gabriela plena de verdad, bondad y beInés de la Eguía-Lis Ponce, publicado en lleza. Lo segundo es, como dije Cruz.” 1995 (el cual, por supuesto, no arriba, empaparse de la cultura basta). Es innecesario decir que el nuevo de su civilización. Lo tercero, no acer“texto” está, cual reza su propia cuarta carse a ella a través de lo que antes llamé de forros, indefectiblemente plagado “productos periféricos”, es decir, sobre de “errores de naturaleza diversa, desde todo, novelas. Éstas son buenas para entraspiés de imprenta hasta severos yerros tretenerse, mas no para saber. Las “Sor conceptuales”. La justificación para Juanas” que presentan casi nunca tienen sacar a Méndez Plancarte de su edición relación con la que vivió, y están llenas resultó, así, baladí. Para colmo de made fantasías, caras a los autores y alejadas les, la impresión de Alatorre priva a los de la realidad. Es recomendable, pues, lectores de muchas de las herramientas leer a Juana Inés como un poeta vivo y que les había brindado el editor origidejar que solamente ella, y nadie más, nal, como la dilatada “Introducción”, nos hable. Imaginación y crítica | RITMO


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E N S A Y O

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M A R Í A

A U X I L I A D O R A

Á L V A R E Z

POESÍAS

y mística

El conocimiento es un efecto del entendimiento, el cual a su vez se constituye en su causa. Al considerar la distinción entre las categorías del conocimiento y del entendimiento, resulta necesario dilucidar si el afán por el conocimiento de Sor Juana podría definirse más acertadamente como una pasión.

L

a mayoría de los críticos se ha debatido en múltiples teorías sobre los fundamentos de la vocación religiosa de Sor Juana, sus actividades mundanas o profanas, sus complacientes o conflictivas relaciones con la Corona y el clero, y su magnificiente obra literaria. Pero las opiniones resultan unánimes al reconocer la vasta erudición y la pasión natural de Sor Juana por el conocimiento. Sin embargo, mientras que el sustantivo del conocimiento se refiere a “todo lo que la mente obtiene o deriva del proceso mental, así como al resultado del acto de conocer, producto que es acumulativo”, el sustantivo del entendimiento se refiere “a la suma de poderes mentales por medio del cual el conocimiento es adquirido y a la aprehensión de sus relaciones e inferencias” (Diccionario

Collier). Según estas definiciones, el conocimiento es un efecto del entendimiento, el cual a su vez se constituye en su causa. Al considerar la distinción entre las categorías del conocimiento y del entendimiento, resulta necesario dilucidar si la pasión por el conocimiento de Sor Juana podría definirse más acertadamente como una pasión por el entendimiento. En este sentido es posible vislumbrar señas muy esclarecedoras a través del estudio de algunos aspectos de su vida, pero los inequívocos argumentos se revelan a raíz de los conceptos con respecto al entendimiento que emitió Sor Juana en la Respuesta a Sor Filotea en forma de prosa y reveló en el poema El sueño en forma de verso. En el poema El sueño se desglosa el relato del viaje del alma en pos de los misterios Imaginación y crítica | RITMO


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del universo, y la Respuesta es un documento abiertamente autobiográfico donde Sor Juana expone, además de otros importantes conceptos teológicos, su percepción de la estrecha relación entre el ser y el entendimiento. Para Sor Juana el problema del conocimiento ya no fue el de su sistematización sino el de la expresión del ser relacionado. La conformación de su pensamiento teológico se relacionó indefectiblemente con las ideas teológicas predominantes del momento y su filosofía estuvo envuelta en el contexto filosófico de la época, pero sus contundentes argumentos demostraron también cuidadosas lecturas y reflexiones personales sobre las obras de importantes maestros como San Agustin de Hippona, Santo Tomás de Aquino, Nicolás de Cusa y Anastasio Kircher además de “los libros de santos y el Breviario Romano” (Arenal). No obstante su negación para aceptarse como un ser poseedor de conocimientos, “... ¿qué estudio, qué materiales?” (Respuesta), Sor Juana se describió a sí misma como un ser nacido para el análisis del mundo y para el entendimiento de los sucesos a su alrededor. Sobre este clásico conflicto entre la fe y la inteligencia, en el estudio “El problema del conocimiento” de F. C. Happold (Mysticism) se cita a San Agustín de Hippona y también a Nicolás de Cusa (de quien es posible suponer que Sor Juana haya leído directamente su tratado De docta ignorantia, aparecido en 1440). La intención de F. C. Happold al de comparar a estos dos autores fue separar los conceptos de la fe y la inteligencia y RITMO | Imaginación y crítica

diferenciar los modos de aprehensión de la una y de la otra. Los preceptos de San Agustín y Nicolás de Cusa aparecen desarrollados con detalle en el tomo Mysticism and Philosophical Analysis compilado por Stevent Katz. Nicolás de Cusa explicó que “en muchas ciencias, ciertas cosas deben ser aceptadas como principios dados, si el problema del sujeto es entender; y estos principios dados descansan exclusivamente sobre fundamentos de fe”. San Agustín, sobre cuyos postulados se hubo apoyado otras veces Santo Tomás de Aquino, no así en éste, consideró que el entendimiento es el reverso de la fe: “No busques entender para creer, sino que haz un acto de fe para poder entender”.Sin embargo, las ideas de Sor Juana, mayormente tomistas, parecieron discurrir por caminos contrarios. Sor Juana expuso sus ideas acerca de la inteligencia humana al describirla facultad del entendimiento como parte de la constitución intrínseca del ser. Sor Juana explicó admirablemente la importancia del don del entendimiento (aunque resulta dificil coincidir con su opinión): “las ventajas del entendimiento son ventajas en el ser” (Respuesta). No estaría de más recordar ahora que la Respuesta fue un documento apologético, pero también fue un intento de justificación intelectual de una muy cuestionada “vida espiritual”. Los resultados son difíciles de precisar puesto que al defender su derecho a estudiar, razonar y expresarse independientemente, Sor Juana optó otra vez por el natural ejercicio del entendimiento en lugar del salto ciego de la fe.


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Siempre, de modo consciente o inconsque otro entiende más, porque es conseciente, Sor Juana demandó saber: ¿por cuencia del ser más”. Aparentemente Sor qué la expresión de su entendimiento no Juana “entendía más”, luego “era más”, podía ser tan libre como el de todos los puesto que usó el ejemplo en defensa de sí pensadores que leía y a quienes rebatía misma. Pero fue la esencia intelectual de o apoyaba por el hábito natural del disSor Juana la que hizo estallar la confliccurrir del pensamiento? Examinada por tiva relación entre su preclara conciencia muchos, admirada y temida, aceptada y y el entorno. Por un lado se erigía un sórechazada a la vez, discutida y apoyada lido sistema de pensamiento racionalista como toda personalidad más aventajada en (el suyo); y por otro, la feroz contención su medio, Sor Juana utilizó térmide una religiosidad ideologizada: un nos amalgamados y ambivalentes choque de “fondo y forma”que para denotar el mismo significado: resultó inevitable. el mundo de las ideas de las cosas Dado que el ser de Sor Juana se sobre el mundo de las cosas. encontraba imbuido de tal maneEl acto de conocer es la actira por el don del entendimiento vidad de descifrar el signo para que ella llegó a considerar el uno El acto perpetrar el ser. Sor Juana se como parte intrínseca del otro, es de conocer opuso, sin proponérselo y quizá posible suponer que la oclusión es la sin percatarse, a las definiciones de la vías manifestantes de su ser, de fe de Nicolás de Cusa y de San como leer y escribir, representara actividad Agustín que vimos anteriormenuna doble sentencia de anulación de descifrar te. En el pensamiento de Sor intelectual y moral. El Prólogo a la el signo para Juana la idea de la preeminencia publicación de la Carta Atenagórica del ejercicio de la inteligencia fue que redactó el Obispo Fernánperpetrar el capital: “no por otras razones es el dez de Santa Cruzincluyendo la ser.” ángel más que el hombre porque traición de su amistad constituyó entiende más” (Respuesta). Incluso la refrenda de la grave afrenta, el mismo Jesucristo fue presentaponderada por Sor Juana —con do por Sor Juana como un argumento a detalle— en la Respuesta. Tan sólo cuatro su favor: “el triunfo del sabio, obtenido meses le llevaría a la monja aceptar el reto con dolor y celebrado con llanto”. Y y emprender la tarea de redactar humilde con el fin de destacar la supremacía del y soberbiamente su epístola definitiva. entendimiento, Sor Juana insistió en Sor Juana Inés de la Cruz depuso su espíla feroz persecución de que el mismo es ritu combativo a la increíble edad de cuaobjeto porque: “las ventajas en el entenrenta y cuatro años: cansada de explicar, dimiento lo son en el ser, y no es otro el prohibida de leer, impedida de escribir, exceso que el hombre hace al bruto, sino dolida de vivir. Moría su ser y moría su sólo entender; y así ninguno confiesa entendimiento. En el orden contrario. Imaginación y crítica | RITMO


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N A N C Y

M O R A

C A N C H O L A

Alejandro Avilés Insunza:

El sueño de su MÍSTICA NATURAL

A

lejandro Avilés Insunza nace en la Brecha, Sinaloa el 31 de diciembre de 1915 y fallece en Morelia, Michoacán el 17 de septiembre de 2005 a los 90 años de edad. Podemos decir que su vida tuvo múltiples conquistas. Fue profesor de su ciudad natal, posteriormente ejerció el periodismo, en cuya labor obtuvo el Premio Nacional de Periodismo llegando a ser director de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, escuela fundada por la Acción Católica. Por otro lado, participó fehacientemente en el quehacer político, preocupándose por la situación mexicana. También fungió como un gran poeta, motivo por el cual obtuvo el Premio Nacional de Poesía. Escribió una prolífica obra que muestra diversos matices y temáticas la mayor parte de las veces encaminadas a una ardiente mística que lo consagra como uno de los poetas religiosos nacionales como Ramón López Velarde o Carlos Pellicer, entre otros. En su obra podemos observar abun-

dantes figuras retóricas que caen como lluvia profusa sobre el papel para embellecer sus letras, atrapando los ojos y sentidos del lector. Las figuras más recurrentes son las metáforas y las comparaciones. Sin embargo, no podemos olvidar el uso del hipérbaton, la metonimia y la hipérbole, entre varias más. Una figura que apreciamos en su obra de manera frecuente es la antítesis, ya que generalmente alude a los contrastes en sus versos. En repetidas ocasiones toca el tema de la luz y la sombra, la noche y el día, la luna y el sol. Por ejemplo, dos de los versos que palpan lo mencionado anteriormente son: Muere tu olvido nace el recuerdo y muere la esperanza […] Podemos ver el juego entre la vida y la muerte, cuyo misterio es milenario y Alejandro Avilés no puede dejar de lado. Por su parte, en los mismos versos encontramos el coqueteo entre el olvido, el Imaginación y crítica | RITMO


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recuerdo y la esperanza, cuya condición se contrapone, generando en los versos un bello decir. Asimismo, una figura retórica que también posee gran relevancia en su poesía es la prosopopeya, ya que personaliza principalmente a la naturaleza dando vida a un mundo bucólico en ocasiones múltiples. Cabe añadir que A lejandro Avilés mantiene un contacto especial con la métrica. En algunas ocasiones emplea el verso libre, brindando un espacio al ritmo que aflora su belleza en el sonido. Sin embargo, otras veces la métrica cobra un papel relevante, sobre todo en el poemario Hadas, bajo los rizos. Como miembro de dicho poemario, por ejemplo, en “Barquito de vela” apreciamos una métrica estructurada que oscila entre los sextetos y los octasílabos, también en el poema “Fue primero” encontramos el uso de heptasílabos y endecasílabos. Si siguiéramos enumerando los versos

de este poemario encontraríamos que la mayor parte de ellos cuenta con una métrica definida. A su vez, podemos ver que las estrofas también se contemplan en este poemario, empleando la mayoría de las veces tercetos y cuartetos. Avilés Insunza clama en su poesía temas recurrentes. Encontramos en sus versos palabras que remiten a ciertos simbolismos. Uno de los temas que se aprecian con mayor énfasis es la mujer. Se remite a la amada a través de la analogía con la noche, la luna, las estrellas, la tierra y las flores: Eres la flor de luna que se me da en las horas de mi sueño, y en intervalos de vigilia oscura te veo sumergida en las ondas amargas del silencio. La femineidad de su musa alberga en el silencio que le brinda un espacio na-

Olympia, Édouard Manet. RITMO | Imaginación y crítica


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tural y silvestre. Sin embargo, en torno a Sin embargo, la naturaleza también es este ambiente natural se expande una ola la manifestación de sus noches sombrías onírica e íntima. Según los poemas, uno y adoloridas. En la poesía de Avilés frede los deseos más profundos del poeta es cuentemente encontramos sensaciones unirse con la amada en un estado de total desoladoras que llevan al lector a la meentrega y fusión de almas. Sin embargo, lancolía o la nostalgia. Para hacer alusión este hecho se logra pocas veces provocana ello, emplea elementos de la naturaleza do dolor, amargura en los versos del poecomo el invierno, el cual denota la soleta. La mujer es la tierra idealizada y fértil dad y la frialdad de las líneas del poeta. que da vida a la naturaleza vivaz y Encontramos un mundo somcolorida. El sueño que el poeta brío, aislado, depresivo, con un persigue ansioso es fundirse en los toque de gran pesimismo que se brazos de la mujer-tierra. La flor manifiesta por medio de elemenemerge de la tierra fecunda y da tos naturales como el abismo o los vida a la deseada belleza femenina. lobos, provocando el silencio y las Así, dedica en varias ocasiones sus lágrimas de los versos. líneas a las flores; incluso en el Finalmente, Avilés InsunEn la poemario Madura soledad, encontraza manifiesta en su poesía un naturaleza mos que el motivo recurrente son gran fervor religioso a través de los geranios. múltiples poemas, por ejemplo: encuentra la La naturaleza es uno de los tó“semana santa”, en los cuales el comunión picos principales de la obra de Alecatolicismo es el que erige las espiritual jandro Avilés, por medio de ella líneas. De esta forma, observaexpresa diversidad de sentimientos, mos una unidad espiritual que se que anhela pensamientos, reflexiones e ideoloalimenta en la religión católica de y refleja en gías. A través de los brazos del mar, manera fehaciente. Sin embargo, sus versos. el lector navega entre la quietud y la podemos añadir que también inmensidad. Por su parte, el cielo existe una comunión mística con y los luceros se unen para dar cabida a la la naturaleza. De hecho, en la naturaleza plenitud y la belleza que rodea al poeta en la encuentra la comunión espiritual que vida mundanal. La mención de los árboles, anhela y refleja en sus versos. Lo natural las hojas, el viento y diversos animales dan como medio para llegar a la divinidad, cabida al sueño bucólico, en el que el poeta vínculo y puente entre hombre y Dios. se sumerge creando un espacio distinto e En el suspiro del viento, en el crujir de íntimo. Así, en el poema “Hay un venero los árboles, en los colores y en los sonidos dulce”, el ambiente natural se unifica en más simples pero significativos, el poeta los cuatro elementos que conforman el encuentra lo que tanto anhela en cada universo conocido de los hombres: tierra, uno de sus versos, la comunión mística agua, aire y fuego. con lo universal e inasible. Imaginación y crítica | RITMO


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B R E V E S

A U T O P S I A S

D E

B E N J A M Í N

B A R A J A S

w

H I R A M

B A R R I O S

ELOGIO

de la misantropía La brevedad en la literatura es una flecha envenenada.

Benjamín Barajas

E

dulcorar las buenas maneras ha sido la tarea del saber tradicional. No hay pueblo que no haya practicado alguna expresión fraseológica en aras de la didascalia moral —o incluso moralina—, ni persona ajena a la lección del proverbio, el refrán o la sentencia. Para éstos, la misantropía sería ese escollo que impide el bienestar utópico de la sociedad. Una mácula que deviene en lastre. Su enseñanza se erige entonces contra los vicios inherentes del hombre. Pero, junto a esta tradición del “buen gusto”, ha crecido subrepticiamente una voz disidente que se encarga de elogiar aquello que tradicionalmente es causa de vituperio. Una tradición de insolentes, de provocadores y trasgresores cuya arma principal es la ironía, el sarcasmo, la parodia o la maledicencia. Una tradición disidente cuya daga preferida es el aforismo.

Se trata de una escritura de la madurez, que reclama en el lector RITMO | Imaginación y crítica

un bagaje cultural específico para entablar el diálogo. G énero liminal

que tramonta de la filosofía a la poética. Una literatura de ideas, pero más aún de evocaciones, de sugerencias. Breves

autopsias (2013) de Benjamín Barajas se inserta en esa tradición radical, muchas veces incomprendida y más aún vilipendiada. Esa tradición que exige en el lector un amplio criterio porque parece que va siempre contra natura. El prólogo del libro, por ello, es una advertencia de raigambre baudeleriano: “La lectura de este libro es apta para todo público y la interpretación de sus dichos es responsabilidad exclusiva del lector. Se recomienda discreción”. La ironía es, desde el principio, el punto de partida de las autopsias de Barajas. No es, como apunta el prólogo, una lectura para “todo púbico”, ni la interpretación responsabilidad “exclusiva del lector”. Sólo quien posea


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los referentes literarios, filosóficos o históricos podrá ser parte de esta ruta cultural por la misantropía. En este sentido, la exclusividad interpretativa del lector es un escarnio vedado, pero también un carpetazo a la solemnidad y a los hábitos de lectura. Quien se acerque a Breves autopsias desprevenido encontrará un acervo de frases ponzoñosas, pero no su trasfondo: una crítica a valores como el amor, el matrimonio, la amistad, la religión, la familia y un largo etcétera. Son una suerte de antiproverbios encargados de elogiar el lado menos luminoso de nuestra existencia: “El adulterio debiera reverenciarse porque prueba que al menos en uno de los cónyuges no ha muerto el deseo”, “Las religiones se propagan como pestes, entre los pobres”, “No comemos cerdo por temor al canibalismo”… Las autopsias de Barajas pasan revista a aquellos valores que, si bien no están en desuso, les urge una reconsideración y un desenmascaramiento acorde a los avatares y las vicisitudes de la época. Son breves, y por ello mismo, inconmensurables. Flechas envenenadas como el propio autor apunta. El aforismo es radical precisamente porque esa brevedad que privilegia no explica, sólo sugiere; cuestiona sin llegar al argumento, crítica sin afán de profundizar. Breves autopsias se divide en seis secciones: “Prólogo”, “Ojos de Medusa”, “Apuntes del misántropo”, “Los besos del reptil”, “Monodiálogos” y RITMO | Imaginación y crítica

“Epílogo”. En todas, la brevedad y la ironía son características centrales, pero cada uno responde a inquietudes diferentes. “Los ojos de la Medusa”, por ejemplo, petrifican con una frase los dogmas de la religión, los lugares comunes de la vida en pareja o los prejuicios del intelectual: “Los grandes poemas amorosos son verdaderos manifiestos de la miseria humana”, “La incredulidad, la desesperanza, la decepción… he aquí tres palabras para resumir la vida de un profesor”; “Apuntes del misántropo” extiende las potencialidades del aforismo, la frase aumenta hasta construir lo que el propio Barajas bautizó con anterioridad como “microensayos”:

Cuando José Vasconcelos asumió la rectoría de la UNAM impuso una campaña de alfabetización para el pueblo. Hoy debiera continuarse con ese noble esfuerzo, por lo menos para los alumnos y los profesores de dicha institución. “Los besos del reptil” son una serie de visitas y anécdotas de personajes variopintos de la cultura, el arte, la política y demás actores de la actualidad: Duchamp, Maquiavelo, Dante, Schopenhauer, Jane Goodall, el papa Juan Pablo II, etcétera; “Monodiálogos”, quizá la sección más lúdica, recurre un marcado uso festivo del lenguaje a partir de la apropiación de diversas técnicas del chiste:

Diálogo I: Pe r io d i s t a: ¿C u á le s s on s u s

problemas?


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Cargador: Todos mis problemas los llevo en la espalda. Por último, el “Epílogo” es una vuelta a la ironía que apuntaba el prólogo. Un epígrafe de Oscar Wilde que remite al desdoblamiento de todo escritor consumado: “Lo que la gente llama sinceridad es simplemente un método por el cual podemos multiplicar nuestras personalidades”. El humorista, escribió Pirandello, no reconoce héroes. Si el poeta épico o dramático compone un carácter congruente del héroe, al humorista le toca descomponer los elementos integrantes de ese carácter en busca de la incongruencia. Del humorista son las composiciones que se divierten descomponiendo. Así, Benjamín Barajas utiliza el aforismo para invertir los supuestos de la vida consuetudinaria como un divertimento que no está exento de reflexiones o cuestionamientos. El humorista desenmascara con la crítica, libera con la burla. La práctica del humorismo se nutre de la libertad creativa que ofrece la dinámica del juego pues, a decir de Donald W. Winnicott, sólo en éste el hombre puede usar toda su personalidad. El individuo se descubre sólo cuando se muestra creador. Jugar es hacer, es crear y recrearse. Con el juego el hombre se permite la fuga de sí mismo. Con el humor no se juega, se trasgrede y Breves autopsias dan cuenta de dicha trasgresión.

La propuesta de Benjamín Barajas como aforista debe ser atendida ya que se trata de uno de los pocos escritores mexicanos que ha sido constante en el cultivo de este género que, no por breve, es menos complejo (o “género menor” como se le ha tipificado). Breves autopsias es el tercer libro de aforismos de Barajas, le anteceden Microensayos (2004) y Pasión encerrada (2007). El primero fue una suerte un experimento, una entrada en el mundo de la brevedad, el segundo depurará la economía verbal que ya en Breves autopsias hace gala de maestría y de ingenio. Más que constancia, una continuidad. En sus primeros libros, el aforismo de Barajas era la búsqueda de un estilo; en éste último, es ya un encuentro apetecible.

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Ritmo, imaginación y crítica número 21, que habla de Sor Juana Inés de la Cruz, se terminó de imprimir la mañana del 17 de noviembre de 2013 en los talleres del Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Naucalpan. La edición consta de 500 ejemplares.

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Dr. José Narro Robles Rector Dr. Eduardo Bárzana García Secretario General Ing. Leopoldo Silva Guitérrez Secretario Administrativo Dr. Francisco José Trigo Tavera Secretario de Desarrollo Institucional Enrique Balp Díaz Secretario de Servicios a la Comunidad Lic. Luis Raúl González Pérez Abogado General Dr. Héctor Hernández Bringas Coordinación de Planeación, Presupuestación y Evaluación Renato Dávalos López Director General de Comunicación Social

COLEGIO DE CIENCIAS Y HUMANIDADES Lic. Lucía Laura Muñoz Corona Directora General Ing. Genaro Javier Gómez Rico Secretario General Lic. Graciela Díaz Peralta Secretaria Académica Lic. Juan A. Mosqueda Guitérrez Secretario Administrativo Lic. Araceli Fernández Martínez Secretaria de Servicios de Apoyo al Aprendizaje Lic. Laura S. Román Palacios Secretaria de Planeación Lic. Guadalupe Márquez Cárdenas Secretaria Estudiantil Mtro. Trinidad García Camacho Secretario de Programas institucionales Lic. Jesús Nolasco Nájera Secretario de Comunicación Institucional Ing. Juventino Ávila Ramos Secretario de Información Directores de los Planteles Lic. Sandra Aguilar Fonseca Azcapotzalco Dr. Benjamín Barajas Sánchez Naucalpan Dr. Roberto Ávila Antuna Vallejo Lic. Arturo Delgado González Oriente Lic. Jaime Flores Suaste Sur Imaginación y crítica | RITMO


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