REPORTAJE
El Brand coach, publicista y escritor, ha estado tras el éxito internacional de destacadas marcas como Zumba gracias a su innovadora visión. Actualmente, su trabajo está enfocado en incentivar a las personas a descubrir en sus propias capacidades ese talento que los hace únicos y que les permitirá brillar.
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ransformar una marca en el objeto de admiración de miles de consumidores que se comportan como incondicionales fans, es el sueño de muchos. Lograr provocar ese impulso mágico que genera fascinación a toda prueba y que convierte a una persona en “fanático”, es la clave que transformó el trabajo de Marcelo Borlando. Después de alcanzar el éxito con su agencia de publicidad a nivel Latinoamericano, se dio cuenta de que la forma de trabajar con las marcas había cambiado, que el modelo estaba desgastado, que las personas respondían a un estímulo distinto y más emocional, como el que una celebridad provoca en sus fans.
Por: Carolina Díaz Díaz de Valdés
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todo era presión por cumplir con las cuotas de mercado de los clientes. Al mismo tiempo, me empezó a llamar la atención el mundo de las celebridades, cómo estas figuras lograban generar un gran nivel de admiración y conexión con las personas, incluso había conceptos que generaban mucha atracción. Por ejemplo, el 98 hicimos una campaña con Cristal que se llamó “Vamos Chileno” y me di cuenta de que ese cántico popular también era una celebridad”, señala Borlando. La respuesta de las personas a estos fenómenos lo cautivó de tal forma que lo llevó a trabajar con la agrupación Axé Bahía y conocer de lleno el fenómeno de los fans, experiencia que incluso plasmó en un libro. “Entendí que los fans no eran clientes pero querían este producto vivo. Nada se vende pero todos lo quieren. Aquí la lógica de la persuasión no funciona, se trata de admiración. Me dediqué a enfrentar este fenómeno y descubrí que una ciudad o un objeto puede ser una celebridad. Entendí que la celebridad es una condición que tiene que ver con el significado, lo que te hace sentido a ti y a un grupo de personas. Fue así como escribí un libro el 2006 que se llama “El negocio de la celebridad”, que es el primero en declarar que las marcas iban a querer tener fans. Después vino facebook, la manito y todo comenzó a adquirir sentido” agrega Marcelo.
“Sentía que con mi trabajo no estaba entregando ningún valor, que era solo un tema transaccional. Los clientes estaban cada vez más esquivos a las acciones del mercado, agencias como la nuestra empezaron a aparecer por todos lados y
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