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Familia: tengo cáncer
Octubre es el mes de la concientización sobre el cáncer de mama y queremos despedirlo honrando a las mujeres que han recibido la noticia de padecerlo, pero cuales guerreras, han peleado una batalla que las afecta física y emocionalmente. Sus testimonios son una fuente de esperanza, pero también una dosis de realidad sobre una enfermedad que no mira género, edad, ni clase social. La detección temprana es una constante en estas tres historias. Recuerda hacerte tu chequeo.
Por Pamela Toribio Foto principal Solid photos
~ 30 años
“Cuando me enteré del diagnóstico la verdad no lo podía creer, todo fue muy rápido. La doctora me dio la noticia e inmediatamente empecé a llorar, ella intentó calmarme y luego comenzó a explicarme el proceso, el tratamiento y el tipo de cáncer que tenía. Lo primero que pensé fue “voy a perder mi cabello”. Me criaron con la mentalidad de que el cabello es lo que te hace ver bien y el hecho de que iba a perderlo, fue muy duro.
Pasé por 16 rondas de quimioterapia. Las primeras cuatro fueron las más fuertes, se me cayó el cabello y me afectó el estómago con náuseas. Emocionalmente no sé cómo describirlo, mi tratamiento coincidió con la pandemia y estaba en el grupo de gente vulnerable. No podía trabajar, salir de la casa, estaba todo el tiempo preocupada por el virus y eso tuvo un impacto muy fuerte en mis emociones. El aislamiento no es recomendado si estás realizando el tratamiento.
Mi novio y yo vivimos juntos y gracias a eso y el Facetime con mi familia pude sobrevivir, pero tampoco fue fácil para él porque también tuvo que aislarse. Compartir mi diagnóstico y tratamiento con mi familia por teléfono no fue fácil. Llegué al punto donde no hablaba de la “situación” (como le dice mi mamá) porque no quería tocar el tema, te agota emocionalmente.
Opté por una doble mastectomía. Me removieron ambos senos y ganglios linfáticos. Después de la operación no se encontraron más células con cáncer en mi cuerpo. Sin embargo, la primera vez que vi mi pecho sin senos fue uno de los momentos más difíciles, nada te prepara para eso, pero con la tecnología de hoy día puedes tener implantes, transferirte grasa de otra parte, o simplemente quedarte plana, o sea, que hay opciones.
Con el tiempo te das cuenta que la apariencia física es solo un detalle y la felicidad real viene de adentro. Tú elijes cada día en qué enfocarte y a qué pensamientos le das importancia. No es fácil ni se logra de la noche a la mañana y no es un destino o lugar, es un trayecto que no se detiene.
A otras chicas podría decirles que quien te ama, te va a amar sin importar tu apariencia. Mi relación con mi novio es más fuerte que nunca y mi diagnóstico nos llevó a pensar en el futuro que queremos. Mi misión de ahora en adelante es poder brindar el mismo nivel de apoyo a otras mujeres que están pasando por esto.
Ahora veo cada día como un regalo y trabajo mucho más en mis relaciones, practico decir lo que pienso y lo que quiero. Le digo “te amo” a mis seres queridos y manejo mis emociones mucho mejor. Además, tengo un estilo de vida más saludable y me ejercito con propósito. Mi alimentación es solo plantas, lo cual tiene muchísimos beneficios. No es fácil apagar la mente y los pensamientos negativos. Practico meditación y técnicas de respiración para ayudar a calmarla. P
A UNA PERSONA QUE ESTÁ ATRAVESANDO EL CÁNCER LE DIRÍA: ERES UNA GUERRERA/O Y ESTA “GUERRA” LA VAS GANAR. NO LE LLAMAN “LUCHA CONTRA EL CÁNCER” POR COINCIDENCIA, ES REALMENTE UNA LUCHA DESDE EL MOMENTO QUE TE DIAGNOSTICAN.




Gina Méndez
~ 38 años
Cuando me enteré del diagnóstico fue un momento muy triste en el que pensé que me iba a morir; la tristeza aumentaba al pensar que podía dejar sola a mi mamá y a toda mi familia.
Me realizaron una primera cirugía para extirparme el tumor y diagnosticar a qué se debía, del cual se dedujo que era cáncer de mama triple X negativo grado 2, por lo que se programó otra operación para realizarme la mastectomía radical y el ciclo de seis quimioterapias y 25 radioterapias. En ese momento nació una fe increíble en la que siempre le creía a Dios y sabía que todo iba a salir bien, vi sus bondades reflejarse en mí, más nunca me sentí enferma, exceptuando los días de quimioterapias.
El mayor apoyo lo sentí de mi madre, hijos, de mi esposo en ese momento, hermanos, cuñados, compadres, amigos y conocidos, fueron muchas las personas que estuvieron conmigo en ese proceso. Esto fue muy importante, pues me hicieron sentir que no estaba pasando por una enfermedad sino por un proceso; siempre estuvieron dándome mucho apoyo.
En muchas ocasiones recibí comentarios negativos, en cuanto a mi brazo, del cual me decían que no iba a volver a funcionar igual, también en las calles cuando me veían caminando libremente, sin nada de cabello, me observaban y me preguntaban si estaba así por moda o por una condición, lo cual me hacía sentir muy bien, porque me sentía con muchas fuerzas y podía dar testimonio de lo que Dios estaba haciendo conmigo.
Entre las lecciones que aprendí durante el proceso es que siempre hay que agradecerle a Dios por todo, que la vida se vive un día a la vez y siempre debemos valorar a las personas que tenemos a nuestro lado. Debo reconocer que mi vida cambió para bien, soy una persona más agradecida, valoro más mi vida y la de los demás. También, este proceso me ha permitido conocer muchas personas maravillosas.
El realizarme la mastectomía no me ha cohibido de nada, me he mantenido con una autoestima muy alta y nada de esto ha impedido que pueda realizar mi día a día muy fructífero. Por la gloria de Dios me considero ser la paciente más feliz que venció el cáncer de mama. P
A UNA PERSONA QUE ESTÉ ATRAVESANDO LA ENFERMEDAD LE DIRÍA QUE CONFÍE PLENAMENTE EN DIOS, QUE RECONOZCAN QUE ESTÁN PASANDO POR UN PROCESO, QUE SE QUIERAN TAL Y COMO SON, Y QUE NINGUNA CONDICIÓN FÍSICA VALE MÁS QUE EL CORAZÓN.
Zulenny Medina ~ 33 años
Cuando recibí el diagnóstico donde se confirmaba que tenía un carcinoma tipo 2.3 agresivo tenía solo 27 años y parecía que la vida se paralizaba. No sabía qué pasaría, porque en ese momento empezaba un nuevo trabajo, mis estudios universitarios y de repente todo debía estar enfocado en mi salud.
Cuando te diagnostican una enfermedad tan delicada como el cáncer, el aspecto emocional es la parte más vulnerable y por ende tu cuerpo inmediatamente reacciona. En mi caso, desde el momento que supe la condición que enfrentaba determiné tener una buena actitud y ver esta etapa de mi vida como un camino que superaría sin importar la gravedad del proceso.
Entre los cambios de mi cuerpo he podido notar que ahora demanda más cuidados, esto debido a las consecuencias de haber enfrentado 16 quimioterapias y 28 radiaciones. Ya tu organismo no vuelve a ser igual, puede que te fatigues un poco y te mantengas en un constante cambio de temperatura, una situación un poco incómoda.
Sin embargo, califiqué mi enfermedad como una bendición disfrazada por las bondades de Dios manifestadas en mi vida, el apoyo de mi familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo y mi familia de fe. También muchas personas que no conocía fueron parte de ese apoyo, tanto emocional como económico... toda mi vida les estaré agradecida. Tal es el caso del doctor Luis E. Fuentes, Carolina Núñez y Minelsa Del Rosario, gracias a ellos pude reconstruir el seno afectado con la mastectomía, ya que no cuento con los recursos económicos necesarios para realizar este procedimiento que afecta el nivel emocional de una mujer.
De las actitudes negativas inesperadas que pude encontrar fue que en muchas ocasiones las personas al verme sin cabello se burlaban porque nunca usé manta ni pelucas, y el agotamiento de mi cuerpo también fue una parte muy difícil para mí. Dentro de lo positivo puedo destacar que empecé a tener un acercamiento genuino con Dios, lo que me permitió ver propósitos en medio de ese momento.
Mi vida después del cáncer tuvo un nuevo comienzo, volví a nacer, no soy la misma, ahora soy mejor, más valiente, más fuerte, más enfocada y con más deseos de vivir.
Mi consejo para cada mujer que enfrenta la situación en la que también yo estuve es que nunca se rinda, que se aferre a la vida, a lo que más ama y que siempre hay una solución. En medio de todo lo difícil Dios siempre estará. P
CON MI ENFERMEDAD APRENDÍ QUE TODO LO QUE SUCEDE EN NUESTRAS VIDAS SIEMPRE TENDRÁ RAZÓN DE SER Y QUE SIN IMPORTAR LO QUE PUEDAS ESTAR PASANDO LA ACTITUD DEL AGRADECIMIENTO TE PERMITIRÁ ENCONTRAR VIRTUD EN TU EXISTENCIA.

