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ANIMAL / El Bardo
Animal
Se sienta en su trono para desconectarse de su esclavitud, apaga su consciencia para disfrutar del festín.
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Enciende la caja de pandora, sube el volumen a tope para no oír los reclamos de su realidad.
Se deleita con lo que sus sentidos le permiten percibir, la sangre salpica en tecnicolor, los gritos compresos a través del parlante.
Se traga las noticias amarillistas y los programas de chismes, se engulle las agendas políticas, así como los anuncios publicitarios.
Se saborea los crímenes, las infancias laceradas y los eufemismos, vomita prejuicios de odio e ignorancia con olor nacionalista.
Se atraganta con ficciones y hechos sin discernir, defeca esbozos de una realidad tergiversada con trozos de propaganda.
Ensordecido ante lamentos entremezclados con anuncios comerciales.
Ciego ante imágenes explícitas y sobreestimulación.
Yace inmóvil mientras el mundo lo devora a su antojo.
Por El Bardo