Lee+ 137 Literatura y generación X

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D E L

M E S

l e d d a d i t s e n o h a c i g La trá

E G N U R g

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l crítico literario Harold Bloom sostenía que todo cambio de paradigma tiene que surgir necesariamente de las contingencias sociales que formulan sus propios postulados. En este caso, las letras de las bandas más destacadas y emotivas de la escena del grunge (Nirvana, Soundgarden, Pearl Jam y Alice In Chains) se impusieron a principios de los noventa como el nuevo paradigma cultural encargado de cuestionar y rechazar los valores de la generación anterior y los eventos del momento. Aunque pudiera parecerlo, no es descabellado que los letristas de “los cuatro grandes” se inscriban en una larga tradición de innovadores literarios de la talla de John Milton o el propio William Shakespeare. Al igual que el par de literatos británicos, una vez que otros músicos (no sólo de la zona de Seattle) escucharon las creaciones de estas bandas, irremediablemente siguieron sus pasos buscando su propia identidad y nuevas formas de expresión. Sin embargo, cuando una expresión cultural se masifica y es absorbida por el aparato mediático/empresarial, va perdiendo su valor inicial. La fórmula que una vez sorprendió se vuelve un lugar común y termina por desaparecer o ser reemplazada por un producto de menor calidad. Para que una pieza literaria, un poema o una canción sean innovadoras, necesariamente deben representar el momento de la historia y la cultura que están viviendo. Probablemente esa es la razón por la que Smells Like Teen Spirit, el gran hit de Nirvana se convirtió en un himno de la Generación X. Sin querer sobreanalizar lo que a todas luces es un juego de palabras construido bajo la influencia de John Lennon o la técnica de cut & paste de William Burroughs (juntando palabras que suenan bien, sin importar si significan algo o no), la canción se mantiene como el símbolo de la angustia y rebeldía contra el corporativismo norteamericano, debido a que Kurt Cobain no intenta enviar un mensaje profundo como Bob Dylan, Woody Guthrie o Bob Seger, simplemente se muestra tal cual como es: con total honestidad y extrema rebeldía. Cobain fue el primero en dar el paso al frente. Se expuso con toda su vulnerabilidad ante el público, algo que todo el mundo deseaba pero tenía miedo de hacer. Nadie estaba preparado para ser honesto consigo mismo, ni con los demás. Esto es, sin duda, el elemento clave para la Generación X y la escena alternativa/grunge: la necesidad de ser auténtico, tan honesto como sea posible. Esta necesidad es consecuencia de lo que sucedía con la generación anterior en la década de los ochenta. En el ámbito musical, la gran corriente que dominaba el panorama junto con el hip hop y el new wave, era el heavy metal. Propiamente una corriente conocida como hair metal (debido a los estrafalarios y gigantescos peinados de los músicos). Pensando en bandas como Van Halen, Mötley Crüe, Poison, Bon Jovi, Ratt y muchos otros, no podríamos decir que se comunicaban con sus fans con toda sinceridad. Más allá de las típicas power ballads, los quehaceres de la escena del hair metal siempre se sintieron falsos. Era muy adecuado que esta escena tuviera su base en Los Ángeles; ciudad apodada como “Lalaland”, un término coloquial que se utiliza cuando alguien o algo está “fuera de la realidad”.

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Es probable que los músicos y fans de la escena hair metal, sinceramente tuvieran una gran pasión por la fiesta, los excesos, un ego desmedido y la necesidad de ser “alguien más” gracias a su vestuario extravagante. La contraparte tuvo que venir del norte del país: Seattle, Washington. Una región maderera con un clima particularmente lluvioso y que en la década de los 80 pareció olvidada de la mano benefactora del gobierno estadounidense. Los jóvenes no tenían días soleados y calles como Sunset Strip para pasear y pavonearse. La mayor parte del tiempo estaban confinados en sus casas. Así que, para matar el aburrimiento, formaron grupos musicales en sus sótanos, y unos iban a ver a los otros creando una amistosa y nutrida escena subterránea. En contraste con la eterna sonrisa falsa de Los Ángeles, la escena de Seattle respondió con lo que consideraba valores más sinceros. Gran parte del atractivo del grunge radicaba en que no estaba ligado a un género como el heavy metal que era predominantemente masculino. Las bandas, compuestas por hombres y mujeres, usaban ropa de trabajo, nada llamativa, con colores discretos, botas pesadas con suela antiderrapante y camisas de franela, propias de los trabajadores madereros. Nada en el atuendo grunge hacía referencia o resaltaba los estereotipos masculinos o femeninos. Principalmente Kurt Cobain, los Red Hot Chili Peppers o Shannon Hoon, cantante de Blind Melon, cuestionaban el llamado “cock rock” al usar vestidos y maquillaje sobre el escenario, en sesiones de fotos o videos. Cobain escribió canciones de corte totalmente feminista como Sappy y Been A Son, al igual que Eddie Vedder con temas como Daughter, Better Man y Why Go. Ambos compositores intentaron hacer una reflexión humanista y equitativa, aunque siempre tenían un tinte trágico. La depresión, el suicidio, los traumas infantiles no superados, el aislamiento, la rabia, la desilusión, la crítica social, la ecología, el feminismo, la homosexualidad y la muerte fueron los temas que toda esta generación enarboló como una nueva forma de expresión artística que tenía una desgarrada honestidad. En este sentido la poesía tradicional y el grunge guardan ciertos paralelismos al implementar un nuevo vocabulario que describe directa o metafóricamente un momento específico de la existencia, como los juegos de lenguaje que describe Ludwig Wittgenstein. Wittgenstein sostiene que nuestras palabras son parte de un juego de lenguaje, como una broma interna; un chiste que sólo es posible entender si uno está al tanto de los elementos que lo componen, como el lenguaje y las referencias específicas a una persona o hecho. El grunge representa una alternativa al discurso vacío y frío que la sociedad usó durante los años ochenta, en un intento por crear algo que hablara de un modo nuevo y mucho más profundo a la sociedad de los noventa. Y seguramente hay algo profundo en las letras del grunge, pues por más que las empresas intenten explotar la moda y la música de cualquier corriente, la generación se tiene que identificar con una idea específica y la forma en la que ésta es expresada.


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