73_Enfermedades, Médicos y Hospitales 2015

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18 años, el término ‘bipolar’ era extremadamente raro. […] ¿Cómo llegó a adquirir esta reciente popularidad? […] Fue precisamente a mediados de los años noventa, cuando las patentes de los antidepresivos corrientes de mayor venta empezaron a caducar”. Es entonces que las farmacéuticas comienzan a patrocinar estudios que persuaden a millones de personas de que los síntomas que experimentan obedecen a un trastorno maniaco-depresivo (bipolar) sin importar que tanto la manía como la depresión sean síntomas de múltiples patologías psicológicas. Esto abre dos grandes líneas argumentales: por una lado podemos ver la manera en la que las corporaciones, de forma franca, flagrante y directa, manipulan nuestras vidas en asuntos tan íntimos y trascendentes como el diagnóstico de nuestra salud mental y la forma en la que nos hacemos cargo de ella. El tiempo promedio de visita a un psiquiatra, dice Gray, es de seis minutos. No importa si los trastornos que presenta un paciente tienen, como sucede en prácticamente todos los casos, una historia clínica que los explique; la “enfermedad” se trata como si fuera una gripa y se prescribe una droga que atenúa los síntomas sin jamás ir hacia las causas de fondo que originalmente produjeron el trastorno.

Cuando Aquiles muere tras ser alcanzado en el tobillo por una flecha disparada por Paris, Ulises y Áyax el Grande se disputan la armadura del héroe griego. Los jefes griegos favorecen a Ulises, tras lo cual Áyax se llena de cólera y jura vengar la gran deshonra de la que ha sido objeto. Atenea envía a las Erinias para enloquecer temporalmente a Áyax, quien confunde una manada de reses con sus enemigos. Tras una gran masacre animal, Áyax se percata del temporal estado de locura en el que ha caído y al no poder soportar la vergüenza decide terminar con su vida.

sociedad que llevaba años incubando una seria patología nacionalista. Otro ejemplo paradigmático de cómo las enfermedades colectivas resultan ser altamente sintomáticas de los valores y las ideas sobre las que una sociedad se construye es el documental Food Inc. La cinta da cuenta del aterrador sistema alimentario de los estadounidenses, que literalmente envenena a sus ciudadanos con ingentes cantidades de azúcar para favorecer el florecimiento de las monumentales corporaciones que detentan los monopolios alimentarios en Estados Unidos.

Este concepto de locura, un estado de posesión temporal investido por alguna fuerza exterior a la mente, es propia de la cultura griega clásica. Dicho acercamiento a los trastornos mentales conserva un elemento central en la actualidad: la mayoría de ellos son abordados como si se trataran de un virus que el enfermo contrae (un agente exterior a la psique que la altera). El caso de Áyax también nos permite entender cómo la forma de una determinada enfermedad resulta ser altamente sintomática de ciertos valores o conceptos hegemónicos en una época específica. La locura de Áyax nos muestra, por ejemplo, el valor preponderante que ocupaba en aquella Grecia el honor. Para poner ejemplos más contemporáneos podemos observar el estudio de Eric Santner sobre el nazismo, titulado My Own Private Germany: Daniel Paul Schreber’s Secret History of Modernity. Santner argumenta que el nazismo pudo erigirse sobre la psicosis colectiva de una

En occidente la medicina usualmente tiene una aproximación determinista y totalmente desvinculada de los individuos a los que pretende curar. El psicoanalista y pensador inglés John Gray ha evidenciado esto a lo largo de su prolífica obra. Su más reciente libro publicado en español, Estrictamente bipolar, muestra esto con mucha claridad. Como su nombre lo indica, el libro se ocupa del trastorno bipolar, diagnóstico que ha reemplazado a la depresión como la patología psicológica más habitual en el mundo. “Si el periodo de la posguerra fue denominado ‘era de la ansiedad’, y las décadas de 1980 y 1990 ‘era de los antidepresivos’ –dice Gray– ahora vivimos en tiempos bipolares. El diagnóstico que en otro momento se aplicó a menos del 1% de la población se ha elevado de forma espectacular, pues se calcula que casi el 25% de los estadounidenses padece alguna forma de bipolaridad. […] Hace cien

La otra gran línea argumental del libro es la relación que Gray hace de los síntomas del trastorno maniaco-depresivo con los tiempos que corren. Veamos: una de las características esenciales del periodo maniaco es la explosión verbal que padece la mente trastornada. Un afán de comunicación en el que es imperativo tener un interlocutor enfrente que es aplastado e ignorado mediante una retahíla de asociaciones e ideas fragmentarias que impiden llevar a cabo un diálogo. Paradójicamente, el maniaco necesita tener alguien frente a sí aunque con su conducta lo ignore por completo, fórmula que refleja de manera muy puntual la dinámica de las redes sociales en la que todos parecen hablar, todos parecen exhibirse ante los otros, y no parece haber muchas personas escuchando. Otro de los rasgos centrales del periodo maniaco es la compulsión por el consumo y la acumulación. Mediante muchos ejemplos clínicos, Gray demuestra cómo la posesión desenfrenada o la generación de dinero son dos de los síntomas más comunes del trastorno. Las enfermedades mentales suponen un espacio inmejorable para analizar las fuerzas y los fundamentos que mueven el pensamiento hegemónico de una época determinada. En el caso de la nuestra el trastorno maniaco depresivo parece ser no sólo la nueva vía que han encontrado las farmacéuticas para seguir generando inconmensurables fortunas, sino un marco ideal para comprender al individuo alienado, desvinculado, obsesionado consigo mismo, permanentemente enajenado y, ante todo, profundamente deprimido que predomina en nuestras sociedades. +


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