57_El abecedario

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24 W de Walter La vida de un detective privado es difícil y muy rutinaria, en tanto que su rutina consiste en complicarse la existencia, meterse en líos. Ya sea por asuntos profesionales, ya por aquellos de índole personal. Tal pareciera que hasta el más aburrido de los investigadores viviera de manera permanente en una montaña rusa (con los tornillos flojos) y descifrando acertijos. Por lo menos, en la tradición de la novela policiaca norteamericana, a la que pertenece Ezequiel “Easy” Rowlins, el detective negro que protagoniza las historias de Walter Mosley. Rubia peligrosa es la décima en su saga y su última aventura. En ella vemos a un Easy ya entrado en la recta ascendente de su propia montaña rusa: se siente viejo y solo. Pero también arrepentido, en crisis por haber dejado ir al amor de Bonnie, su mujer, y en un estado de angustia constante, derivado de los cambios sociales del momento. Su mundo parece derrumbarse para dejar paso a uno nuevo que no conoce. Y así es, como sabemos los lectores que habitamos el mundo real y el presente. Corre el año de 1967 y las secuelas de los disturbios raciales en Los Ángeles aún son recientes y es en ese caldo de cultivo dónde Easy entrará en acción. Su trabajo consistirá en dar con dos viejos amigos que han desaparecido (dos finísimas personas que responden a los alias de Navidad Black y Ratón Alexander) y mientras la rubia del título y su adjetivo calificativo irrumpen en la trama, demandando atención. X de Xavier La vida de un cronista nocturno tampoco parece fácil. Bueno, sí lo parece, pero eso no importa. Mucho menos si el cronista se considera a sí mismo un licántropo y es aficionado a las motocicletas, la adrenalina y los lugares de mala muerte que, por mera oposición, él define como lugares de buena vida. Tan sólo considerar una existencia así, inspira a salir a la calle por las noches a comerse el mundo, o a dejar que, alegremente, sea el mundo quien nos muerda, mastique, paladee y engulla. Cuesta trabajo imaginar el tiempo en que Xavier Velasco no era célebre, cuando aún no existían Violeta y Pig, los entrañables protagonistas de Diablo Guardián. Por fortuna, ante lo difícil que pudiera ser imaginar a ese Xavier Velasco anterior al éxito, existe Luna llena en las rocas, libro de crónicas periodísticas que documentan sus viajes hacia los excesos. Con la desfachatez de un cínico y la alegría de un niño, el autor de cuenta de sus aventuras más insólitas, hedonistas, oscuras y alucinantes. Desfilan en ellas travestis y enanos, policías secuestradores, adoradores del éxtasis y la velocidad, modelos e imitadores de los Beatles, etcétera, entre más fauna nocturna.

RUBIA PELIGROSA Walter Mosley ROCA

LUNA LLENA EN LAS ROCAS Xavier Velasco ALFAGUARA

Y de Yuri La vida en medio de una epidemia no es vida. Porque el mundo deja de ser el mundo y se convierte en su pálido reflejo, en su sombra y su fantasma. Aún así, no mueren el deseo, ni el sexo, ni la palabra. La epifanías tampoco. La Ciudad de México diezmada por una epidemia es el escenario apocalíptico donde un héroe casi fársico, el Alfaqueque, emprende una misión muy cercana a la Cosecha roja de Dashiel Hammet: dos mafias se disputan las sobras de la ciudad y él será quien deba restablecer el orden en ese caos pesadillesco con sus artes como negociador, con sus dotes: verbo y verga. De eso trata La transmigración de los cuerpos, tercera novela de Yuri Herrera, historia extraña y surrealista, pero por momentos muy familiar. Con una prosa impecable, salpicada de aspectos del habla popular así como de una atmósfera mítica, casi bíblica, La trasmigración de los cuerpos se convierte en una novela referencial, en una apuesta de forma y de fondo, en un campo minado por el que habrá que caminar, esperando la explosión de sus bombas literarias, simbólicas, placenteras. Z de Zoe La vida de una artista muchas veces es tormentosa, más cuando una pasión animal y devoradora la posee. Y es que para estas posesiones no hay exorcismo que salve al cuerpo o al alma. O a la mente. Así es jugar con fuego, así es entregarse al apetito de un hombre terrible. Dora Maar, la talentosa fotógrafa del surrealismo, lo vivió en carne propia al relacionarse con Pablo Picasso. En ello se le fue gran parte de su vida y la razón. Lo anterior, no de manera metafórica. Pasó entonces de ser una artista a terminar como una obra de arte, al quedar plasmada en un lienzo, inmortalizada como la “Mujer que llora”, ese retrato hecho con crueldad en el que una mujer muerde un pañuelo en un gesto desesperado que se mantendrá inamovible por los siglos, condenada a un llanto eterno. Novela íntima y triste, La mujer que llora, de la narradora cubana Zoé Valdés, se adentra a lo destructivo de la devoción y lo injusto del amor, de un amor que corroe y mina la existencia, que inevitablemente se torna en un sacrificio, en la inmolación frente a un dios antropófago e inmisericorde, ante un genio, uno de los más talentosos en la historia, cruel y terrible, pero al mismo tiempo fascinante. + Por Rogelio Flores

LA TRANSMIGRACIÓN DE LOS CUERPOS Yuri Herrera PERIFÉRICA

LA MUJER QUE LLORA Zoé Valdés PLANETA


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