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OKLAHOMA

CAPACITADOS

Rescate Casa Por Casa

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Tenía que comenzar a entrenar y tenía una lista de 50 colportores inscritos de diferentes iglesias de Oklahoma. No sabía con quien comenzar y me arrodillé y le dije a Dios, "Esta obra es tuya, dime con quien tengo que comenzar". Me puso un nombre en mi mente y la llamé para decirle que ella sería la primera en salir al campo para ser entrenada. Me dijo: ''Yo anhelo servir a mi Dios a través de éste ministerio pero me tiemblan las piernas y la voz no me sale cuando tengo que salir a tocar puertas". Cuando dijo esto, supe que era la persona correcta que Dios me estaba indicando.

Dios no trabaja con la suficiencia propia ni con la experiencia de muchos años; Él trabaja con los humildes que reconocen sus falencias y sus limitaciones pero a pesar de no tener las capacidades, se ponen al servicio de Dios para que Él los capacite. Son personas con las cuales el Espíritu Santo puede trabajar.

La llevé al área donde se congrega un vecindario cerca de su iglesia para que se sintiera mas familiarizada con la gente. Llegamos a la primera casa y empezó a temblar y dijo que no podía bajar del carro. "Vé tu y yo me quedo en el carro orando por ti," me dijo. Le dije: "Está bien, solo observa y luego cuando te sientas lista para bajar lo hacemos juntas".

En ese momento venía llegando el dueño de la casa y lo saludé y con una mirada desconfiada, él escuchó. Le explique del trabajo que estábamos realizando en esa área. Le hablé de la salud y de los métodos que teníamos disponibles para prevenir y curar enfermedades. Me dijo que no tenía tiempo; que venía llegando cansado y con mucha hambre y que por favor volviera otro día. Le dije que con gusto volvía otro día pero que por ahora le quería dejar de regalo los libros El Conflicto de los Siglos, Los Diez Mandamientos: Dos Veces Eliminados, El Mandamiento Olvidado y El Camino a Cristo. Los recibió pero cuando vió la portada de El Camino a Cristo, los rechazó y me los devolvió y me dice, "Yo no quiero nada de los adventistas". En mi mente hice una oración muy corta y dije: "Señor, esta obra es tuya, que tu Espíritu se manifieste poderosamente para que pueda recibir el material y luego terminarás la obra en él". En cuestión de segundos su rostro cambio, me pidió los libros y me dijo, "Está bien, déjeme los libros y los leeré".

Miré atrás y ví la colportora que se bajó del carro y venía para hacerse presente en la conversación y cuando el hombre la vio siguió hablando y dijo: "Yo era católico y una persona Adventista me visitaba y siempre me decía que yo era un adorador del sol, que adoraba ídolos y me repetía lo mismo siempre y cuando yo lo veía venir yo no quería atenderlo. Me regaló el librito El Camino a Cristo y como no quería saber nada con esa persona, yo lo tiré y nunca lo leí pero recuerdo su portada, por eso supe que ustedes eran Adventistas que guardan el sábado. Después, un hermano de la denominación pentecostal me invitó a su iglesia y nunca atacó mi fe pero con amabilidad me llevó y me siguió invitando a su iglesia y sin darme cuenta ahí permanecí por 15 años. Ahora llegan ustedes con estos libros. Creo que Dios me está queriendo decir algo y ahora voy a leer estos libros".

Comenzando con los entrenamientos, el diablo comenzó a atacar muy fuerte la obra del colportaje y atacó mucho a mi familia al punto de usar personas muy cercanas para destruir mi hogar y así yo no pudiera continuar con la misión de entrenar colportores. Pero Dios usó a la colportora que me acompañó poderosamente para que yo no cayera por completo. Se mantuvo orando y me decía que yo tenía que continuar y que ella veía al ángel que me acompañaba, por eso ella quería seguir apesar de su falta de experiencia y debilidades.

Yo quería seguir pero el diablo atacaba por un lado y por otro. Pasaban los días, las semanas y los meses y satanás me estaba quitando todo. Los recursos que estábamos invirtiendo como familia en la obra, los quito. Usó personas que me conocen para difamarme de la misma manera que lo hizo en el cielo contra Cristo, con chismes y mentiras por todos lados, y mi familia comenzó a destruirse. Había quedado sin apoyo económico y sin apoyo familiar y ya no tenía fuerzas.

Manejé dos horas para llegar al lugar de otra colportora. Ella y su familia me estaban esperando y me dijo: "Yo se lo que te pasa y quiero decirte que te admiro. Yo quisiera tener lo que tu tienes". Entonces le dije: "Tu eras la última persona que alcancé a agendar; los demás ya no los podré entrenar porque satanás me quito todo. Luego me dijo, como si estuviera leyendo mi vida: "Si tú no pudieras pasar esta prueba tan difícil, Dios jamás lo hubiera permitido, pero Él sabe que tú puedes, por eso estás en éste valle de la aflicción. Por esa razón te admiro y te necesitamos. Quisiera tener esa fe y ese amor por Dios para terminar Su obra y verlo venir muy pronto. Si tú no fueras la persona indicada, Él hubiera puesto a otra pero te escogió a tí. Dios te puso en esto porque nada ocurre si Él no lo permite. Levántate no nos dejes solos en esto".

Dios usó colportores consagrados, sin mucha experiencia y dispuestos a ser capacitados, para terminar la obra. Gracias a ellos y a sus oraciones, Dios me levantó de nuevo.

Volví a Tulsa, Oklahoma con fuerzas y visité de nuevo a la gente que habian quedado con material. El señor que no quería saber de los Adventistas comenzó a hacerme preguntas sobre el sábado y una noche manejando recibí un texto de él diciendo que ya había aceptado el sábado. Me estacioné en una gasolinera y por textos le di un estudio biblico sobre el sábado.

Lo volví a visitar y lo invité al grupo que tenemos de estudio de la biblia y el comenzó a invitar familias de otras denominaciones para que aprendieran sobre el verdadero día de reposo. Una familia de siete personas que el invitó han aceptado el sábado y otras que ya hemos visitado.

El diablo está enojado porque los colportores repartieron mucho material en Broken Arrow, Tulsa y Coweta. Repartimos materiales casa por casa antes de la pandémia. Dios sabía que la gente estaría encerrada por la cuarentena y levantó colportores valientes para que les llevaran material y, en el encierro, el Espíritu Santo les impresionaría a estudiar esos libros. ¿Cúanta gente tuvo la oportunidad de leer El Conflicto de los Siglos, Los Diez Mandamientos: Dos Veces Eliminados, El Mandamiento Olvidado, El Camino a Cristo, y la Biblia? Solo Dios sabe y veremos los frutos en su pronto regreso.

Dios me devolvió lo que el diablo me había quitado. Mi familia está unida nuevamente. Mi esposo me ayuda a dar las clases a las personas nuevas que llegan a aprender sobre el verdadero día de reposo. Mis hijos ayudan llevando material a las casas de nuestros vecinos y como familia sabemos que el diablo sigue intentando destruirnos pero nuestra familia y nuestros recursos siguen estando a disposición de la obra. Con mayor razón, ya que mucho nos ha bendecido Dios, seguiremos invirtiendo para llevar el evangelio a travéz de las publicaciones, y más ahora que nuestro grupo sigue creciendo y los colportores estan listos para continuar con la misión. Cristo vuelve y nada ni nadie lo podrá impedir.

Haydee Cuevas-Tebes es una colportora que reside en Tulsa, Oklahoma.