Revista Exceso edición nº 96 abril 1997

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isla, simpatizan con vuestra causa —me dijo acto seguido—. riente estaba un hombre de unos 60 años, gordo y rubicunEn cuanto a las armas y los hombres que necesitáis, los genedo, que me dijo al verme: rará el dinero que pongo a vuestra disposición. Antes que — Hoy es uno de los días más afortunados de mi vida: conada, sin embargo, deberéis recuperar de inmediato vuestra nocer al Libertador de América. ¿Tendréis inconveniente de prestancia de jefe. Mi sastre tiene órdenes de haceros todos que diésemos un paseo por la ciudad, mientras charlamos? los trajes y uniformes que sean menester y deberéis mudaros —Con el mayor gusto, señor —le respondí, subiendo al coa una casa de mi propiedad, que pongo a vuestra disposición che y sentándome a su lado. ahora mismo. Monsieur Chaussriau dijo al lacayo: Aceptadas las condiciones del francés, retornamos a la pen—Dile al cochero que tome el rumbo de la casa nueva. sión. Monsieur de Chaussriau, a pesar de mis ruegos, bajó a la El francés pareció adivinar mi desconfianza, pues apenas se cerró la portezuela me expresó en su — ¿Y qué le dijo Luis Herrera sobre la estatua idioma: —Quizás os extrañe esta invitade Vittorio Macho? ción mía, y para no perder tiempo —Ese es tan zamarro como José Antonio Páez. os voy a decir de una vez lo que pienso y espero de vos. Soy un románMe dio una cantidad de explicaciones tico empedernido y os admiro tanto y allí sigue la estatua. A mí me parece como a Napoleón, hoy prisionero que Luis Herrera, como es llanero, simpatiza más de los ingleses en Elba. He seguido paso a paso vuestra epopeya y no con Páez que conmigo. Y así como Carlos Andrés puedo ocultaros que sufro tremense empeñaba en imitarme en todo, Herrera Campins damente al veros mordido por la hace lo indecible por parecerse al Catire miseria y el infortunio. Posiblemente tengo la cabeza abarrotada de los poemas de Lord Byron y por los libros de Chauteaubriand. calzada, dándome un apretón de manos a modo de despedida. Soy un romántico, como os dije al principio; pero por encima Picado por la curiosidad, me atreví a preguntarle: de ello soy un comerciante y, más que eso, un jugador... —Perdonad, señor, si peco de imprudente luego de tanta —¿Qué queréis decirme con eso? —pregunté un tanto generosidad por vuestra parte, pero ¿qué os decidió a dar este molesto. paso de venir en mi búsqueda cuando me encuentro al borde —Que estoy dispuesto a suministraros todo el dinero nedel abismo? cesario para que llevéis a cabo vuestros propósitos de indepenChaussriau rió con alegría. dizar a Venezuela y al resto de la América española. —Cuando un esclavo —dijo a continuación— se vende liAunque ya estaba enterado de la inmensa fortuna del franbremente para salvar a su amo, ese hombre, sin duda alguna, cés, no dejé de sorprenderme. tiene que ser un ser excepcional, y excepcional el pueblo que se —Necesitaré S00 mil pesos para comenzar—le repliqué. hace esclavo de la libertad. Yo fui quien os compró a vuestro Siempre sonriente me preguntó con ironía: esclavo. — ¿Tan miserable me creéis? Podéis contar con esa suma. Y, sin darme tiempo a reflexionar gritó al cochero: "¡An—¿Y cómo haré para restituiros tan elevada cantidad? drés, baja ya. Saluda al Libertador y vete con él. Eres libre de —Vos sois uno de los hombres más ricos de la América nuevo!". meridional. Ya llegábamos a la estación del metro. El Libertador, que ya —Mi fortuna ha sido confiscada por los españoles. lo conocía, no hizo mayores comentarios y, como María Mar— Pero los derrotaréis y me devolveréis el préstamo. garita y Mercedes se sentaron juntas frente a nosotros, el — ¿Y si fracasara la empresa? ¿Cómo haré para reponeros Libertador, de pie y en el medio, siguió relatando su vida en vuestro dinero? Jamaica. —¿Tanto habéis sufrido —añadió burlón— hasta el punto —Me mudé a la casa de Chaussriau con Amestoy y mis dos de no creer ya en vuestro destino? ¡Vamos, señor de Bolívar, negros. Puesto en los peroles con mi nuevo uniforme y un buen que no parecen cosas vuestras! caballo pedí audiencia al duque de Manchester, quien me rePocas veces en mi vida me había sentido conmovido por cibió con amabilidad, expresándome, como ya me lo había tanta lenerosidadi Qgn 19§ asuAdos 19 expresé mi reco . adelantado el francés, la simpatía la Corona inglesa sentía nocimiento, detallándole luego las tres cosas que necesitaba por nuestra causa. A los pocos días recibí una invitación a cepara llevar a cabo mis planes: seis mil fusiles, 200 oficiales nar. Una bella dominicana, llamada Julia Croper, me deslumvenezolanos dispersos por las islas del Caribe y, por encima de bró desde el primer momento y yo no le fui indiferente, como todo, el apoyo del Gobierno inglés. ustedes verán. Estaba casada con un viejo plantador inglés que —Inglaterra y el duque de Manchester, gobernador de la detestaba a los hispanoamericanos. La bella mujer se mostraba

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