Revista Exceso edición nº 176 julio 2004

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Venezuela a patadas La verdad es más una corriente que parte de lo que se nos dice y que uno capta, aunque sea invisible, que la cosa que se nos dijo.

Marcel Proust Edición N. 176 Julio 2004

Deposito Legal pp. 198902DF343 ISSN: 1315-5849

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El balompié —léase, en lenguaje ordinario, fútbol— no llegó Venezuela con el "conquistador español del siglo XVI" (en terminología de Rufino Blanco Fombona). Sin embargo, desde entonces, en esta Tierra de Gracia, la mayoría de los desafíos se acometen con los pies. No sería descabellado concluir, luego, que la inclinación a sacarle partido a las extremidades inferiores se ha depositado por siglos en la memoria colectiva. Los historiadores y sociólogos del deporte, dada la pasión futbolística que se ha apoderado de los venezolanos desde que ésta se empapara de "vinotinto", no sólo en Caracas, sino con exitosos resultados, en canchas propias y ajenas, sabrán y aclararán uno de estos días —cuando alguien exija una explicación— por qué vocación y talento permanecieron dormidos durante tanto tiempo. Todo gran autor inventa a sus precursores, sentenció en alguna parte Jorge Luis Borges.

Acaso la atlética sangre de Tamanaco y Guaicaipuro sea la remota causa del reciente efecto. Las últimas grandes corrientes migratorias han debido, no obstante, sembrar la semilla que hizo brotar en territorio caribe un equipo de casta, respaldado en toda la nación por una vibrante y contagiosa hinchada. Españoles, italianos, portugueses, colombianos, ecuatorianos y peruanos que arribaron en masa en las últimas cinco décadas a la pequeña Venecia contribuyeron a contagiar a este país, situado en el ámbito beisboilístico caribeño, con el virus del balompié. El ascenso de la "vinotinto", según se ha apodado a la oncena, ha prendido en el corazón de la venezolanidad. Aficionados, empresarios, medios, todos apuestan duro a presente y a futuro, confiados en el virtuosismo organizativo de Richard Páez, cuya figura ha sido admitida en el panteón deportivo del patio.

En efecto, el fútbol venezolano —que cuenta ya, a pesar de su breve historia, con una galería de héroes y villanos— ha colocado a Richard Páez por encima de todos y de cualquiera, atribuyéndole la elevación en la esfera internacional del seleccionado patrio. Páez está, pues, en la merecida cresta de la ola "vinotinto". En el bando opuesto, el de los malos, destaca Rafael Dudamel, que jugaba para el equipo maracucho cuando, ante las cámaras de televisión de Fox Sports, en un juego de la Copa Libertadores, celebrado en Ecuador el 29 de abril de 2004, asestara un golpe a uno de sus compañeros, Giancarlo Maldonado, convirtiéndose instantáneamente en la leyenda negra del fútbol vernáculo. Sancionado con la expulsión, fue relegado por Richard Páez a un abismo de arrepentimiento y olvido en la fría ciudad de Mérida. Fue un craso error que —re-

conoce el violento, estelar arquero—, despojándolo del uniforme "vinotinto", lo dejó íntegramente desnudo frente al balón de sus tormentos.

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no deja de hacer: comer y enfermarse.

• MareCbrwid0 nocbral

El que padece puede, cómo no, saltarse la visita al doctor, pero no la ingesta de medicamentos.

Rafael Oudamel

De allí que, entre los sectores económicos, el de la industria farmacéutica luzca relativamente sólido , • ......

Tarjeta vi

30 Dudamel sin la bola

Llegó a la cancha casi que por casualidad, acompañando a un amigo. Su ascenso en el fútbol, al que al principio consideraba un hobby, lo llevaría a formar parte de la oncena que, vinotinto, recoge la esperanza de la nación. Sin embargo, luego de una pérdida de control y un puñetazo a un compañero, está fuera de la selección 38 Pedro Penzini Fleury corriendo solo

Su carrera como opinador sobre asuntos de salud comenzó, literalmente, al trote. Puso de moda el jogging y el cuidado del colesterol. Su divorcio de Silvia Benaím, su segunda esposa, lo ha dejado como al principio: trotando en soledad 44 La noche vive

Cualquiera que salga de noche, en Caracas, se preguntará dónde está la tan comentada crisis económica.

Y es que los lugares nocturnos están de bote en bote. Vale la pena recordar que, en parecidas circunstancias —guerras, revoluciones—, otros países han vivido también un alboroto hormonal de espanto y brinco 52 Oscar García Mendoza no juega banca

Presidente de un banco tan sólido que puede darse el lujo de no hacer propaganda y no aceptar algunos clientes, este abogado enfrenta, por estos días, una demanda de Tobías Nóbrega, cuyas políticas económicas rechaza

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NOTAS

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Fernando Arrabal Los idus de agosto 1 2

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A comprar, que el mundo se va a acabar

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Guía de Caracas Con los pies bajo la mesa

62 Deseo en Caracas 1.,1 piel de Vivian Jiménez

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Los cerebros de Sergio Sergio Ruiz y su trazo a torcer

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1RETES

UNA TRIBUNA ABIERTA 14 de junio de 2004

Le escribo referente a los artículos

de la Srta. Vivian

Jiménez, los cuales son muy impactantes e interesantes.

Realmente la felicito. Una de sus lectoras.

Aleida Hernández

Señor Ben Amí Fihman Director Revista Exceso Presente.— Atc. Lic. Eurídice Ledezma Estimado director:

7 de junio de 2004

Tengo el agrado de dirigirme a ustedes en la oportunidad de felicitarlos por el valiente y apasio

Estimado señor Fihman:

nante artículo titulado "A la sombra de El Cuervo", publica-

Debo agradecer a ud. y a su revista

do por su prestigiosa revista en la edición del 01 de junio el interesante artí-

culo que sobre mi persona y organización publican en su prestigiosa revista y lo considero muy bien logrado y lleno de muchas verdades.

Aun cuando sé que es su contribución a la resolución del grave problema que sufre el pueblo venezolano, siempre me queda la duda del por qué ud. lo produce y publica, ya que la tónica y decisión es totalmente inusual a lo que estamos acostumbrados con otros medios de comunicación social.

Me reitero a sus ordenes, gracias nuevamente, mis saludos a la periodista Eurídice y pronto nos vemos.

del año en curso.

Digo valiente, porque, a diferencia de otros medios de comunicación, se atreve a plantear la cruda realidad de una oposición complaciente y colaboracionista, conformada por los políticos de oficio; y otra, compuesta por individuos que están dispuestos a arriesgarlo todo con tal de salvar al país del castro comunismo, pero que, como ustedes mismo denuncian, sufre de un inaceptable veto mediático.

Y añado apasionante, porque está redactado de forma tal que resulta imposible dejar de leerlo hasta no finalizarlo; nuestras felicitaciones a la periodista Eurídice Ledezma.

He girado instrucciones para que se envíe una nota a

Felipe Rodríguez G/D Guardia Nacional

toda nuestra lista de correos electrónicos, sugiriendo a nuestros suscriptores que compren y lean con detenimiento este artículo de Exceso.

Aprovecho la oportunidad para reiterarles mi respeto por la profesionalidad con que dirigen Exceso y para ponerme a sus gratas órdenes.

Sin otro particular a que hacer referencia, me suscribo de usted.

Muy atentamente, Alfredo García Deffendini Coordinador general Bloque Democrático

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El joven rebelde setentón y los tragajotainas Fernando Arrabal

C

on qué esperanza los venezolanos bien nacidos votarán el próximo 15 de agosto. Con qué ilusión anhelan el final de la variante nacional de la antigualla castrista. ¿Quién puede creer que un pueblo tan inteligente puede dejarse embaucar con semejante estulticia?

Durante mi infancia cantábamos ese día en Madrid: "Tengo una muñeca vestida de azul con su vivir libre y su canesú". El nombre de la blusita llamada canesú (quinze'ou) proviene de la fiesta de gala del galo quinze aoút; el 15 de agosto. Era el día en que hasta las muñequitas españolas se volvían liberales como las mujeres francesas. ¿O como las venezolanas que el próximo 15 de agosto irán a las urnas confiadas con el precioso canesú?

Ese día, sin embargo, durante años lo vivo en un París abandonado y abanicado como si yo fuera un superviviente o uno de los pocos parisienses realmente de vacaciones. El verbo latino vacare vale por hacer el vacío. En torno mío los fanáticos del veraneo con su éxodo exótico consiguen crear el vacío en París. El 15 de agosto, en la capital francesa, es mucho más difícil que dar con dios topar con una panadería abierta. La raíz latina vac no sólo expresa la idea de vacío, sino la de vano. Pero nada menos vano que votar en día 15 en Venezuela para despertar de la pesadilla. De lo vano deriva la vanidad. Ese rasgo de carácter que cargan los dirigentes castristas y sus discípulos venezolanos.

En torno al 15 de agosto en Europa son muchos los que prefieren a las auténticas vacaciones los trabajos forzados del veraneante. Trajín que provoca acciones temerarias como, por ejemplo, el bronceado. Los vera-

neantn vuelven, exhaustos o exang ües tras el 15 de agosto, metamorfo-

seados en simpatiquísimos africanos.

Aunque bastante más oscuros que mis amigos senegaleses. El afán irracional de tostar su blanca piel lo llevan a ca-

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bo con abnegación, espíritu de sacrificio y toda clase de torturas chinas. A esta empresa, con prisas, consagran todo su tiempo y salud. Vuelven tostados, atosigados y atontados, con profundos y profusos cánceres de piel. A esta cruzada alistan por la fuerza a sus mocosos y mocosas. Los adorables y ñoños retoños retornan convertidos en muñequitos brunos ¡hasta el moño!

Pero en Venezuela el día 15 de agosto no se practicará este deporte europeo: sólo se pensara en votar bien para que concluya el mal.

Por cierto: el veraneante europeo, para mejor tostarse, suprime los obstáculos que se presentan entre sus mamas o culos y el sol. Las cuerdas (strings) han sustituido a las sombrillas. Hubo épocas (¡tan alejadas!) donde el calavera adivinaba la madurez de las pompas bajo el bañador; hoy los mismos mirones intentan descubrir el color de esta prenda bajo las dos nalgas que lo estrujan.

El próximo 15 de agosto en Venezuela sólo los malnacidos vacarán al imperativo moral de votar contra el siniestro de siniestra.

En 1737 el Diccionario de Autoridades calificó las vacaciones de "suspensión de los negocios". Tras dos siglos y medio, en torno al 15 de agosto, se hacen más negocios que nunca en Francia y en España. La economía de estos países vive pendiente del éxito de la cruzada estival de rebaños de turistas. El negocio, el neg-otium latino, no es otra cosa que la negación del ocio.

Hace casi cuatro siglos el Covarrubias afirmaba que las vacaciones "es de muy atrás como lo podrás ver en Marcial". En efecto, hace dos milenios, el escritor latino conoció algunos de los traba forrados del veraneo europeo: "Pensando en tu novia, Andrés, te depilas pecho, axilas, pubis, minga, piernas, pies. ¿En quién pensarás, Andrés, cuando el culo te depilas?".

La Enciclopedia Espasa se refiere a vacaciones hoy ya eliminadas "como la de los párrocos... que pueden ausentarse dos meses por año". ¿Qué esperan los más caros carcas para exigir que esta conquista decimonónica se extienda hoy a todos los feligreses?

Una de las manías más irritante del veraneante es la de expresarse de manera falsamente "sincera".

Por cierto, los vendedores del Trópico de Cánce, y los comunistas de Boniato y Gulag también son sinceros. Los anacrónicos del partido de Chávez como los de Castro son falsamente sinceros por antonomasia; por ello suelen comportarse como fetos fritos que ignoraran que son cadáveres políticos.

Pero nadie puede negar la capacidad de implantación de los veraneantes. Por culpa de ellos los lugares de veraneo se vuelven horrorosos. Tanto es así que un cínico sociólogo castrista acaba de comentar: "Lo más injusto del veraneo es que ni siquiera los miembros del partido comunista (¡y único!) puedan ofrecerse algo que no sea pequeño-burgués y feo". El veraneante se siente menos infeliz cuando puede añadir un automóvil a su mapa, un barco a su caña de pescar, una casa a su garaje y una fornicación a su preservativo. Ya que, como es sabido, por un defecto de visión incurable, el veraneante no es capaz de diferenciar un accidente de colchón flotante de la invasión de su país por policías extranjeros.Pero en Venezuela el día 15 de agosto se votará entre otros motivos para que se vayan los mercenarios castristas.

Los veraneantes europeos en torno a ese día se convierten en prisioneros extraordinarios. A un preso

ordinario —salvo en Cuba y Corea

del Norte— nadie puede obligarle a adorar sus sufrimientos y privaciones. Ni siquiera con aquella fascista revista, Redención, de que disfruté durante mi estancia hace treinta

años en la cárcel de Carabanchel, lo consiguió el caudillo.

Los castro-chavistas se dividen en dos grupos: los que se niegan a reconocer que los cubanos sólo pueden votar con los pies, escapándose de la isla-prisión, y los que afirman que el tirano setentón es un joven rebelde.

Es casi imposible diferenciarlos incluso con la ayuda de un abuelo estalinista tragajofainas.

El corro de veraneantes desconcierta por la promiscuidad con que practican la admiración. Por causa de ella destruyen el paisaje y la aventura.. La lava del Vesubio sorprendió a los pioneros del veraneo (en Pompeya) tumbados aburridos en la playa, ¿contemplando un carrusel de gusanos levantadores de pesos? Hoy los veraneantes descubren los encantos del campo. Y piensan que el buen jardinero es aquel que anima a los geranios al grito de "¡floreced, gandules!".

Si podemos afirmar que la alta civilización de Venezuela es el fruto de dos siglos de las genialidades de su pueblo, con mayor razón ¿podemos declarar que bastaría un resultado adverso el 15 de agosto para chabacanizar su cultura y su inteligencia?

El comunismo más rancio es el deus ex machina de la doctrina del tirano Castro y su pequeño Chávez.

Este marxismo de corral es un dios teatral que baja al escenario del auto sacramental leninista por medio de trampas y demagogias. Al comienzo del castrismo era el absurdo y el absurdo no se hizo dios sino Ubu Rey. Por eso, mientras los europeos veranearán el próximo día 15 de agosto, ningún venezolano, ante la cita con las urnas, cogerá vacaciones. Pues en sus manos y papeletas tienen el porvenir de una Venezuela hermosa y libre.

Fernando Arrabal, París, verano del 2004.

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Jean Jacq Jessier

Economía y

gastronomía

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Aprendí a hablar español con las venezolanas en Venezuela", suelta Jean Jacques en broma. La mayoría lo conoce como el dueño del restaurante Malabar —que llega a su primer aniversario. Pero Jean Jacques Jessier es un hombre de negocios, un banquero pues.

El idioma, con leve acento e impecable manejo, lo viene aprendiendo desde sus tiempos como estudiante en Francia.

En Estados Unidos lo perfeccionaría para, hacia filiales de los ochenta, ponerlo en práctica en la capital venezolana.

Las ciencias económicas en París con maestría en finanzas internacionales en New York y una segunda especialización en mercadeo y administración de empresas es la síntesis de su paso por la academia.

Llegó al país por envío de la banca internacional: "En el 87, en la época de la reestructuración de las deudas", cuando aún quedaban los escombros del "viernes negro".

Esos tres años se multiplicaron por dos como ficha en Venezuela del Republic National Bank, para luego tomar la re-

pvlutAWn lis otra institución; "El 1351, banco fundado en 1873 en Suiza. Sus siglas significan Banca Svizzera Italiana, y se especializa en la parte de administración y tesorería para empresas corporativas e institucionales".

Desde Caracas, junto a sus colegas, desarrolló un centro re12

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gional: "Tomamos una oficina ya existente y la transformamos para cubrir a todo los países del Pacto Andino, del Caribe y unos años más tarde, añadimos parte de América Central". Trabaja con organizaciones como la Corporación Andina de Fomento y el Banco Central de Venezuela, así como con las instituciones financieras centrales de otros países del continente.

Por la situación macroeconómica de Venezuela y, en vista de que la ley de fondo de pensiones nunca se logró implementar, el BSI se retiró del juego: "Desde principios de 2003 el banco devolvió su licencia de representación. Yo mantengo contacto con ellos a través de Euro Partner, una compañía de servicios y asesoría regional que presido".

En paralelo y durante tres años consecutivos fue presidente de Arbev, la Asociación de Representes de Bancos Extranjeros en Venezuela, hoy es director principal y miembro honorario de la junta directiva.

Malabar fue un proyecto, "una pasión" que quiso desarrollar al margen de sus actividades financieras. Jean Jacques cuenta con un equipo de administración que, bajo su supervisión, se encarga a solas del restaurante: "Así ha funcionado".

Si bien Malabar combina los espacios con la gastronomía, como Jessier sostiene, habida cuenta de su experiencia, habría que agregar la economía a la receta.

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Caracas con billete

Claudio

para todos

Tal vez la consigna ideada por el ex constituyente Fermín para su reciente Como para recuperar la postulación a la Alcaldía Mayor haya dado lugar a tradición iniciada por el interpretaciones ambiguas, al punto de animar a entonces mantuano Sialguien a asociar su renovada aspiración al poder món, cuando impuso la moda del chapean Bolicon el "proceso" liderado por Hugo Chávez. "Un alvar en París, la case Brocalde para todos" se podía leer en las pintas que a tibay, ubicada en el núduras penas se hacían de un espacio en las paremero 6 de la Rue de Sédes copadas por la grafomanía revolucionaria. Tan vigné de la Ciudad Luz ha sapluralista insinuación no gustó y el mensaje proncado un modelo de billetera para damas (con doble moto mutaría: "Claudio, Chávez y Diosdado hasta el nedero y en colores que van del verde pistacho y el rosa 2021". Para el candidato no queda la menor duda al negro y crudo) que lleva el nombre de la que alguna de que el responsable del matiz semántico operavez fuera sucursal del cielo: Caracas. Su precio, 78 euros do por los murales de su campaña es el actual alcontantes y sonantes, la aleja sin embargo de las carteras calde mayor Alfredo Peña. "Me le enfrenté a Cháempobrecidas de esta descapitalizada capital. vez en el 98 y después en el 2000. Fui el candidato de la oposición más votado para la Asamblea Constituyente y me negué a firmar la constitución aprobada en el 99. En Manuel Bermúdez Romero es un periodista con más de 31 años cambio Peña ganó la Alcaldía Mayor como candidato de Chávez y de ejercicio profesional. Durante 24 años trabajó para Petróleos ahora es el más antichavista de todos. Suele pasar con los converde Venezuela. Hoy está jubilado. Antes de irse del país y ahora en sos", declara El Negro Fermín, que no tiene dudas de que la guerra la distancia, se ha dedicado a indagar en torno al tema petrolero sucia que lo hace blanco proviene del seno mismo de la oposición.

una historia por contar

con una insistencia tenaz y obstinada. Muchos de sus artículos circulan por la red y otros los ha publicado en el diario Panorama de Maracaibo,

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P en DVS/ CARNE

Quo vadis

Los venezolanos que desean abandonar la patria, así sea su ciudad natal. Sin embargo, el diario sósólo de vacaciones, han de padecer una irritante modalilo ha publicado aquellos que cuestionan la dad discriminatoria de origen cubanoide: largas colas pagestión de Luis Giusti porque cuando hace ra los nacionales, privilegios para los extranjeros. Todamención, como él mismo explica, "del caos vía no se ha llegado al límite de cerrar las fronteras, coocasionado por Ciavaldini, Chávez Frías y mo hiciera el déspota barbudo, pero, antes de abordar el vuelo, los coterráneos de Hugo Chávez deben hacer fila familia, no los insertan". A través de OME, ante un sub oficial de la Guardia Nacional que inquiere Estudios de Mercadeo y Comunicación, al viajero el destino y el tiempo de estadía. La soterrada Romero publica su segundo libro: Pdvsa en rechifla acompaña el paso de los musiues, a los que se carne propia. Testimonio del derrumbe de exonera del engorroso escrutinio. Si alguien protesta la la primera empresa nacional. Dedicado "al medida o se resiste a revelar cuánto tiempo va a pasar pundonor de los trabajadores petroleros", alejado del terruño, el guardia opta por someterlo a la 11111111111111~• ■••-----busca sentar las bases para asumir de una humillante revisión reservada a los sospechosos de narvez por todas que las empresas no son sócotráfico. Un oficial de mayor rango informa al infortunado palo cifras y proyecciones. El libro se puede encontrar en Caracas sajero que, de perder el vuelo, las aerolíneas corren con los gasen las librerías vdlBooks, Las Novedades o Tecni-Ciencias. Tamtos. Puras ganas de hacer saber quién manda. hraimenIto c It.i 11011 ova, vmpt

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Hoyo

rojo

No es un misterio sino un incordio disuasivo el que viven los aficionados al golf en el exuberante club Izcaragua. La cercanía de la naturaleza virgen era —a ciertas horas de la tarde suelen bajar hasta la cuidada cancha los venados de la montaña— uno de los grandes atractivos de sus fairways. Una fauna de distinto pelaje tiene ahora atemorizados a los practicantes del escocés deporte. En efecto, el lejano hoyo 14 ha sido repetido escenario de violentos asaltos, razón por la cual se ha empezado a sospechar de complicidad interna —¿los caddies?— y a apostar vigilancia armada en esos predios.

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Capriles sin Zeta

Pasados los días y ante la afluencia de afectos cargados con toda suerte de material de lectura para que el alcalde Henrique Capriles Radonski pueda mejor sobrellevar el cautiverio, los carceleros han accedido a dejar pasar buena parte de la prensa opositora, pero, por alguna razón, la revista de Rafael Poleo se la quedan.

ra Carne fresca en los alrededores Parque Cristal

El continuo movimiento de patrullas policiales que avanzan lentamente en las cercanías de Parque Cristal advierte que un movimiento comercial —últimamente muy comentado— se está llevando a cabo en alguna de estas esquinas, quizás más cerca o tal vez más lejos. Pero todo aquel posible cliente interesado en negociar algunas horas de disfrute carnal, sabe justo dónde llegar y también sabe que la calidad de lo que encontrará justifica correr el riesgo. Porque la mercancía humana que se exhibe es joven, tierna, de ambos sexos, de primera calidad y dispuesta a todo aquello que el dinero pueda pagar.

Por allá fumea Con un seudónimo que exuda fuego por donde quiera que se le lea, Candelario Bravo hace llegar a la redacción de Exceso una carta anzuelo. Que el diario E/ Informador de Barquisimeto se puso la boina. "De un salto se entregó al oficialismo a cambio de la tan necesitada publicidad y por ello los dueños, la familia Gómez Sigala, está enfrentada: salvarse de la bancarrota arruinaría la aspiración de ser gobernador de Lara a Eduardo".

Mauricio Gómez Sigala, a cargo del periódico, no se pica. "Damos cabida a todas las corrientes de opinión porque ese es el papel de un periódico", refunfuña. "Ese infundio tendría que haberlo regado la competencia, porque con todo y la crisis nuestro tiraje ha subido". Desmiente también que la familia esté enfrentada. Y como para curarse de espantos confía que firmaron una alianza estratégica con la Cadena Nacional Belfort lo que significa que flashes informativos del matutino serán leídos en Aló ciudadano a la vez que ellos transmitirán el programa en Estudio 96.7 FM, la radio guara que les pertenece. El punto es que la controversia salta de los bordes a los medios.

Prima

Cocidos y cocidos

Chef con pedigree internacional, el venezolano Edgar Leal, a cargo de los fogones de Cacao, en Miami, sabe —y cómo— de cartas; con cautela en cambio confía que cocina un libro de recetas ajenas aliñadas por él. Quiere que personajes de medio planeta, escritores, poetas, pintores y gente entrañable, en fin, presentada a todo color, confiese su plato favorito, lo describa, lo añore; de seguidas iría la receta en versión Leal. "He pensado que el colombiano sea Fernando Botero y el venezolano, Jesús Soto, pero también me encantaría que fuera Margarita Zingg...". También por cocer o coser, Zingg sueña igualmente con un libro. En su caso, que recoja su trayectoria en el mundo de la moda —al que no quiere regresar como autora, se entiende— y que página a página teja con finos hilos la historia patria, el canutillo y la lentejuela, bajo la lente buena de Fran Beaufrand. Está linda la Margarita. Se ha recuperado. Y así sale al ruedo, ya con Gustavo Jiménez Pocaterra, al término del duelo, ya en dos proyectos de papel. Leal toma aliento, Zingg retoma el hilo.

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donde quieras, cuando quieras, como quieras.

Movilnet Mensajes de texto

mov~ contigo siempre JULIO 2004

EXCESO

1 5

Lanzamiento del Mitsubishi Signo Plus

N1111

o a E Procter & Gamble "Red de acción social construyendo realidades"

E Scutaro de cumpleanota

Este y otros eventos encuéntralos en

yelconet.com Fotografías con impacto significativo

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Linea masculina Nivea for men

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Pernod Ricard Venezuela DOS AÑOS EN VENEZUELA

El grupo francés Pernod Ricard, líder en el mercado de licores, celebró su segundo año de actividades en el país. La ocasión fue propicia para formalizar el nombramiento de Elvis Ippoliti como nuevo gerente general de la sucursal venezolana. Las cifras aportadas por Pernod Ricard Venezuela demuestran la importante participación de mercado que la empresa ha logrado en estos dos años.

NUEVAS TARJETAS

El Banco de Venezuela/Grupo Santander y el Izcaragua Coutry Club presentaron la nueva tarjeta privada y la tarjeta de crédito Banco de Venezuela/Izcaragua Country Club. Ambos instrumentos ofrecen numerosas ventajas que facilitarán la estadía y los consumos de los socios del conocido —y exclusivo— club campestre.

una nueva presentación del jerez Dry Sack, marca que se encuentra entre las más importantes del mundo. El nuevo diseño de la botella y la etiqueta del caldo, producido por la bodega española Williams & Humbert, se adapta a las nuevas tendencias del mercadeo, buscando ampliar su espectro de consumidores.

LOS NUEVOS

Máximo Rondón A.

velocidad de 54 megabits por segundo, procesador Intel de bajo consumo energético y escasa emisión térmica. Otro de los atractivos de la Canaima NB 3020 es su precio: 3 millones 950 mil bolívares.

BANDA ANCHA EN EL CIELO

Lufthansa, en combinación con el servidor Connexion by Boeing, ofrece a sus pasajeros acceso a Internet de banda ancha. El servicio Lufthansa FlyNet se encuentra disponible en la ruta Munich - Los Angeles, y será en la pri-

SIGNOS DE MITSUBISHI

MMC Automotriz, S.A. ensambladora de los veículos de la marca japonesa Mitsubishi presentó el nuevo Signo Plus, versión más equipada del Mitsubishi Signo. Este sedan de cuatro puertas se diferencia de sus competidores por ofrecer mayor espacio interior, y esta dirigido a familias, jóvenes o adultos. El Signo Plus resume comfort seguridad. ,

mavera de 2006 cuando se finalice el equipamiento de sus 80 aviones de largo alance del tipo Airbus A340, A330 y Boeing 747-400.

UPS SCS

MOTOROLA ENTRE NOS

Motorola, en alianza con la casa disquera Latin World, auspició el lanzamiento de la agrupación pop-rock venezolana Entre nos. De esta manera la empresa de coPRIMER PORTÁTIL

(^ MOTOROLA municación inalámbrica, banda ancha y automotriz apoya el talento musical venezolano, y fortalece el vínculo SU 14115 d 5415 productos con el público juvenil.

REMOZO CONTEMPORÁNEO

Bodegas Pomar comercializará en Venezuela 18

EXCESO

IULIO 2004

r

EN VENEZUELA

HECHO EN VENEZUELA

Siragón presentó al mercado venezolano su modelo Canaima NB

02-01 LA primera compui tadora portátil de manufactura nacional. Entre sus ventajas, el producto ofrece acceso inalámbrico a redes,

UPS, compañía de paquetería, logística integrada y transporte especializado, celebró la apertura en Venezuela de Supply Chain Solutions. El negocio medular de esta división es la oferta de soporte para el manejo de la cadena Supply Chain Solutions de suministro de sus clientes, y abarca los procesos

de logística, distribución,

trans-

porte internacional, flete,

servicio técnico y logística de repuestos, entre otros servicios.

Sensibilidad

56

III Salón Internacional de Gastronomía Octubre 2004

eo

Ni

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. .u, Andrea Daza Tapia

EN PEQUEÑO FRASCO

El Mini Cooper vuelve al ataque.

En su nueva presentación es el sueño de todo niño en la madurez: un Go-kart para adultos. Seis velocidades, carrocerías de colores alegres y sobre todo, aunque en un principio no lo parezca, bastante espaciosos en su interior

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Un trabajo discográfico independiente que, si bien ya tiene cierto tiempo en el mercado, merece la pena recordar.

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Las funciones son el 30 y 31 de julio, y el e agosto. El género lírico ligero regresa a la ciudad. Entradas a la venta en la taquilla del teatro.

9

Los cuadernos de Bernard-Henri Lévy

ecir construcción de Europa es decir invención de una cultura común. Decir invención de una cultura común es decir historia y memoria compartidas. Decir historia y memoria compartidas es decir un acontecimiento o varios que tengan, en todos los países afectados, el mismo significado, la misma ubicación: el problema, decía Tucídides, es que, visto desde Atenas, Esparta o Salamina, un mismo acontecimiento tiene diferente sentido, victoria para los unos, derrota o desastre para los otros —de manera que la clave de las confederaciones exitosas consiste en que necesitan de uno o más acontecimientos cuyo sentido sea en todas partes el mismo y se haga, literalmente, reversible. Pues bien, henos aquí. Eso es exactamente lo que acaba de suceder con la participación de Gerhard Schróder, junto a los jefes del estado o del gobierno francés, americano y británico, en las ceremonias de conmemoración del desembarco de Normandía. Es exactamente lo que nos ha dicho el jefe de la nueva Alemania al negarse a visitar al cementerio de los SS caídos en Normandía, optando en cambio por recogerse en un cementerio en el que reposan principalmente soldados aliados, o dicho de otra forma, renovando el gesto del presidente Weizsiiker que declarara otrora que el día del derrumbe del nazismo fue no el de una derrota, sino el de la liberación de su país. Expresaba así que se trataba de un acontecimiento que debería ser leído, a partir de ahora, con las mismas coordenadas de lectura en París, Londres o Berlín. Es el porqué esas ceremonias de conmemoración, esos dos días de duelo y de fraternidad, deben y deberán ser vistas, no sólo como un episodio más de la historia de las relaciones entre Fran22

EXCESO JULIO 2004

cia y los Estados Unidos, sino corno un verdadero y gran momento de la construcción de Europa.

No conozco a los niños soldados filmados por Franlois Margolin en un excelente documental transmitido por la cadena de televisión Arte. Pero conocí a sus semejantes en Burundi y en Angola. Entrevisté en Sri Lanka, en jaffna, al hermano gemelo del comandante Zig-Zag Master, considerado un maestro en el arte de abrir de una tajada el pecho de sus víctimas, de arrancarles el corazón y cocinarlo a fuego lento antes de ofrecérselo a los paladares de la soldadesca infantil. Una mezcla de inocencia y de salvajismo legible en sus caras. Una combinación de infancia y, de súbito, en el destello de una pupila, de terrible vejez intemporal. Esa proximidad —tan bien vista por Baudelaire en Fusées— entre la primera infancia y el extremo de la más radical maldad. Y mi espanto el día en que entendí —estaba, de nuevo, en Sri Lanka, ante un asesino de 11 años que, como el capitán Charlie de Margolin, me explicaba que el asesinato en serie, la mutilación y la castración de sus víctimas, su destripamiento, la dispersión metódica de sus restos, se habían convertido en su oficio, su modo de supervivencia—, mi espanto, pues, el día en que entendí que, si los caudillos colocan con tanta naturalidad en primera línea a esos batallones de "soldaditos", es porque saben que el niño que hay en ellos no distingue muy bien entre la realidad y el juego, que la violencia

no conoce, en consecumia ) 11i líMitQ ni tabú y que será el más cruel, el más encarnizado, en síntesis, el mejor de los combatientes. Son los peores recuerdos de mis reportajes sobre las guerras olvidadas. Es, en el mundo

actual, uno de los problemas más trágicos que tiene por delante la comunidad internacional. Ojalá pueda este bello film contribuir a una toma de consciencia.

Un editor, Fayard, que renuncia "a toda reedición y publicación" de un libro sobre el que decide, caso único en la profesión, abortar la exitosa carrera. Sus autores, Phillipe Cohen y Pierre Péan, que explican que no dijeron lo que dijeron, no escribieron lo que creíamos que habían escrito y que los ingenuos que hubieran tomado como fehacientes las "informaciones" más espectaculares vertidas en El lado oscuro de Le Monde se quedarán con los crespos hechos puesto que ahora ellos se retractan, en bloque y en detalle, y "lamentan" —sic— las "heridas" que hayan "podido causar los pasajes" en el libro de marras. Este es el resultado de la mediación del primer presidente de la corte de casación entre los protagonistas de lo que se ha llamado "el escándalo Le Monde". He ahí, pues, el epílogo de un escándalo que fue comidilla pública y que se desinfla, de un solo golpe, entre excusas y una retirada en desbandada. Lanzar un libelo, soplar sobre las brasas de un escándalo, atraerse una clientela prometiéndole lo peor y, una vez recabados los beneficios de la operación, capitular y consentir que se borre el cuerpo mismo del delito es, en sentido estricto, pasmoso. Una primicia en el mundo editorial. Una variante nunca vista en la historia del debaVC de las ideas, No quisiera estar en el lugar de los autores el día en que traten de volver por sus fueros queriendo vendernos, en la misma tónica, su próximo "lado oscuro".

Bernard-Henri Lévy 2004

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a gente no puede dejar de alimentarse y, lamentablemente, tampoco puede dejar de enfermarse. Pero, antes que dejar de comprar el alimento, prefiere dejar de lado el medicamento. Los humanos pueden llegar a resignarse a sus achaques con estoicismo increíble o recurrir a poco aconsejables curaciones mágicas o terapias dudosamente alternativas, y con tal de ahorrar se someten a padecimientos, muchas veces soportables pero de consecuencias irreversibles. Y es así como lo que durante años fue un malestar continuo, pero tal vez tolerable, deviene terminal.

No obstante, con todo y el enorme desarreglo de la salud económica de la nación, la industria y el mercado de las medicinas en Venezuela se han mantenido, en relación con otras áreas productivas, relativamente sanos, aunque, obviamente con no poca dificultad y con mucho tesón —y también ingenio— por parte tanto de los fabricantes como de los distribuidores y los expendedores.

Pese a ser un país pequeño, con sólo unos 24 millones de habitantes, Venezuela ha representado a lo largo de los años un mercado lo suficientemente atractivo como para que todos los principales laboratorios del mundo estén presentes en el país con sus productos innovadores y las llamadas segundas marcas, así como para auspiciar o abrir perspectivas alentadoras a una industria nacional de manufactura de medicamentos que, eventualmente, si el estado venezolano pone de su parte, podrá lanzar sus propios productos originales. No menos de cinco mil farmacias se reparten a lo largo y ancho del territorio, provistas tanto de las marcas originales como de las marcas similares o bioequivalentes de fabricación local y la amplísima gama de genéricos, lo que configura un 24

En medio de una situación política hipertensiva y una economía infartada, Venezuela al menos cuenta con un mercado farmacéutico saludable_ Los principales laboratorios internacionales continúan

SUPLEMENTO ESPECIAL DE 1-AISCIFtATORICIS

operando en el país, junto a una emergente industria nacional. La prioridad del sector es que, cualquiera sea el diagnóstico de la adolorida sociedad venezolana, no le falte el oportuno alivio a sus padecimientos 8 Ll i I_ E IVI E hl -I- 0

mercado muy activo y con grandes expectativas de crecimiento: en los últimos 12 meses se ha incrementado en 10,9 por ciento en unidades vendidas.

El año 2003 fue particularmente adverso para todas las actividades económicas, por lo que, sin duda, el crecimiento puede ser atribuido al tan comentado "efecto rebote", tal como observa Manuel Belloso, empresario del ramo farmacéutico actual presidente de la Cámara Venezolana de Droguerías (Cavedro).

Pero, aparte de este fenómeno azaroso, Venezuela ha tenido, en el transcurso del tiempo, un desempeño mucho mejor que el de grandes países de la América Latina, como México y Brasil, desde el punto de vista porcentual, vale decir, de número de unidades vendidas por habitante. Y ha tenido lanzamientos de productos innovadores mucho más exitosos que el resto de los países de la región.

La crispación política de los últimos meses también puede haber contribuido a la demanda de categorías terapéuticas que antes no serían tan consumidas tales como ansiolíticos y antidepresivos, drogas de uso excepcional en el pasado. También las categorías cardiovasculares y gastrointestinales representan mercados de gran demanda. Ni hablar de los revolucionarios vasoactivos que han renovado milagrosamente la vida sexual de muchos hombres deprimidos o aquejados de males que afectaban su funcionamiento genital, lo que redunda, desde luego, en una mayor satisfacción de su pareja y, en suma, en la felicidad de ambos.

Además, con los cada vez más elevados costos de los tratamientos y, dada la deficiencia asistencial del estado, el público tiende a demandar productos relacionados con la medicina preventiva y está mucho más atenta a la conservación de la salud.

No hay duda de que el venezolano, con todo y crisis, siempre ha sido muy asiduo a la botica y un poco dado a automedicarse, si es el caso que no tiene para pagar al doctor, por lo que, al menos desde el punto de vista comercial, valió la pena sortear las dificultades que se presentaron en los últimos dos años, y asegurar el acceso a la mayoría de los medicamentos más solicitados por la población. "La industria nacional comprometió parte de su rentabilidad y aumentó sus inventarios. Normalmente los inventarios eran para tres meses, en este momento hay para cuatro, cinco meses. El punto es asegurarle al paciente que el medicamento no le va a faltar", expone Héctor García, presidente de la Cámara de la Industria Farmacéutica (Cifar) que agrupa a 26 empresas con no menos de 20 plantas de producción exclusivamente local, que emplean a unas 6 mil 500 personas y proporciona unos 25 mil empleos indirectos.

Por supuesto, la industria internacional ha tenido tradicionalmente una presencia vigorosa en suelo ve-

E S P'ECIAl_ e/ E I_AIESIDEA -TeIFIIIDS,

25

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Belloso ve futuro

nezolano. No podía ser de otro modo, ya que es la industria que concentra hasta ahora la investigación para el desarrollo de nuevos principios activos. Este ramo de la industria farmacéutica que opera en el país se agremia en la Cámara Venezolana del Medicamento (Caveme), de la que son miembros los principales laboratorios del mundo, sus filiales y representaciones. "Caveme representa a la industria de investigación que son laboratorios de capital extranjero", precisa mejor el presidente de la cámara, Gastón Liebhaber. "La mayoría de las áreas son desarrolladas en los países de origen. Aquí se realizan los trabajos de investigación clínica".

Por encima de todo, la salud

Todos los productos originales que el mercado venezolano ofrece provienen de la industria internacional, que posee, obviamente, los derechos derivados de las patentes. En cuanto al desempeño de los laboratorios internacionales en el mercado local, no se muestra disconforme el presidente de la cámara que los agrupa: "En los últimos años la industria de investigación a nivel mundial ha tenido muchas fusiones. No ha crecido numéricamente, pero sí en su importancia. En Venezuela ha continuado desarrollándose perfectamente bien sin mayores problemas. Lógicamente la han afectado, como en el resto del mundo, las fusiones de varios laboratorios".

En los últimos tiempos, la penetración de los productos venezolanos, manufacturados con principios activos desarrollados por los laboratorios internacionales, podría crear cierta aprensión a los afiliados a Caveme, sobre todo por el auge del rubro de los genéricos, ocasionado por el decreciente poder adquisitivo de una población largamente sometida a una infla ción de dos dígitos, y que ofrece las marcas nacionales a pre cios mucho más accesibles. Ante esa eventualidad el señor Liebhaber comenta serenamente: "Cuando se habla de industria farmacéutica en Venezuela, se habla de todas las empresas que funcionan en el país regidas por la leyes venezolanas. La única diferencia que hay es el capital. Algunas son de capital extranjero y otras de capital nacional. No hay problema algu26

no en ese sentido y el desarrollo de la industria nacional es una necesidad, al igual que en cualquier otro país del mundo. Por lo demás, muchas empresas multinacionales tienen sus asociados nacionales, o una representación".

Los laboratorios agrupados por esta cámara, propietarios de licencias originales, son los que, producto de su investigación, generan una molécula original y la registran y la protegen luego de desarrollarla dentro de una estructura de varias fases de estudio, para lograr la aprobación por parte de los principales entes internacionales de fiscalización y alcanzar entonces la comercialización. Un producto puede contar hasta 10 y 15 años antes de salir al mercado después de haber recibido todos los avales y cumplido con todos los estudios en grupos poblacionales en todo el mundo.

La industria de la investigación genera, por lo tanto, altísimos costos y de ahí el celo que ponen en defender sus patentes a la hora de que alguna empresa local replique el principio activo con una presentación más económica. Pero, de cara al mercado venezolano, el señor Liebhaber matiza: "Puede ser que a la industria internacional no le guste esta situación, pero la ley lo permite. No hay que disgustarse más de lo que se debe. La industria internacional tiene que luchar por sus patentes, por el elevadísimo costo de la investigación. La aparición de productos innovadores va disminuyendo porque los costos son extraordinarios. Y muchas veces algunos laboratorios tienen 10, 15 productos desarrollados, de los que sólo uno sale al mercado. Pero si el país regula la relación entre una industria y otra no hay ningún problema. Y ese es el caso de Venezuela" Por su parte, García, como vocero de las empresas nacionales, defiende a su gremio, sin atacar a la competencia de la industria internacional: "Somos muy respetuosos de la propiedad intelectual".

A continuación explica cómo han desarrollado las presentaciones farmacéuticas venezolanas sin violar la ley local ni las disposiciones internacionales: "Los productos similares son aquellos que se registran teniendo como base el producto innovador. La industria nacional vive porque copia legalmente el principio activo de los productos innovadores una vez que vence la patente, o el de aquellos productos que nunca fueron patentados en el país. Por ejemplo, el acetaminofen nunca se patentó en el país y es un analgésico de uso común con varias presentaciones nacionales. También se puede perder la prioridad: el convenio de París en el artículo 10 dice que si alguien registra una patente tiene prioridad para registrarla en el resto del mundo hasta cumplir el primer año. Pasado ese primer año, la

Héctor García, sentimiento nacional

prioridad cesa. De manera que, sin infringir la propiedad intelectual, la industria nacional se vale de esos derechos para sacar sus productos similares. Con marca o sin marca".

Con o sin marca. Aquí entra en juego un rubro de gran crecimiento en los últimos diez años: los medicamentos genéricos, área de producción que agrupa sus empresas en la Cámara Nacional del Medicamento Genérico. Pero la industria nacional también crea sus marcas: "Un laboratorio por estrategia de mercadeo puede sacar un producto similar con marca", apunta García, quien hace notar que en el mundo actual existe la tendencia de hacer valer el criterio de que el derecho a la salud está por encima de los derechos derivados de la propiedad intelectual. Muchos estados han empezado a proteger el medicamento genérico. Emblemático es el caso de las categorías relacionadas con el tratamiento del HIV, que Brasil y Sudáfrica empezaron a producir por cuenta propia basándose en criterios

humanitarios. García advierte que los tratados de libre comercio podrían afectar seriamente estos esfuerzos de los estados y, en consecuencia, atentar contra la salud a la población, que vería restringido su acceso a los medicamentos.

Ante el avance de los genéricos, los grandes laboratorios de la industria de la investigación han creado nuevas estrategias, han atomizado el mercado al crear empresas filiales que, de cara al mundo, parecen organizaciones independientes, pero manejan la misma cartera de productos de una casa matriz. Es dentro de estas estrategias novedosas que aparecen las segundas marcas. Así como las grandes bodegas de vinos crean un segundo vino más accesible, las compañías con marcas líderes en el mercado farmacéutico hacen lo propio.

Una voz autorizada de la industria que se acoge al off the record pondera la estrategia: "La segunda marca garantiza las virtudes del producto original. ¿Y cómo se le comunica esto al paciente? Se le informa que la segunda marca es elaborada por el propietario del producto original, que hizo los estudios fase 1, fase 2 y fase 3 para lograr su aprobación, que hizo la investigación que dio origen a la molécula, que cumple con las normas de buena práctica internacional. Nada de eso lo hace el laboratorio que copia el principio activo".

Además de entrar al mercado con las segundas marcas, se hacen campañas para defender la presentación original: "Exija que no le cambien la prescripción", predica una de ellas. Y es que puede suceder que, sobre el mostrador de la farmacia, el auxiliar tal vez se anime a recomendar uno de los productos económicos.

García sale al paso: "El medicamento de producción nacional tiene exactamente la misma calidad que el producto innovador.

La industria farmacéutica no tiene grados. No hacemos detergentes que pueden variar su precio según eliminen más o menos la grasa. O el medicamento cumple con todo el perfil de eficacia y seguridad del producto innovador o es una estafa. Esa es la primera garantía que ofrece el producto nacional. El Instituto Nacional de Higiene es el ente que aprueba los medicamentos. Los procesos para aprobar los productos de las multinacionales son exactamente los mismos para los productos nacionales. Eso garantiza la seguridad y la eficacia del producto nacional".

Ante la posibilidad de que la prescripción original pueda ser cambiada en la farmacia, advierte: "Hay una amplísima gama de productos de fabricación nacional, desde el producto con precio A hasta precio F, una escala de precios que permite al =

S. 13 F. IL E IVI E NI -I- O ESPECIAL DE 1_ IN BORATO Fi I O S.

27

paciente, sólo con la autorización del médico —ni el paciente ni el farmacéutico pueden decidir—, si la marca que se la ha recetado le resulta demasiado costosa, tener una marca alternativa de un producto nacional".

Tanto el representante de la industria nacional como el de los laboratorios internacionales coinciden en algo: la investigación para desarrollar productos originales en el país no es posible por falta de infraestructura. Desde la perspectiva de García el estado tendría que participar en forma activa, no sólo creando facilidades y aportando apoyo y recursos para tal empresa, sino como garante de que los productos cumplan con el debido perfil de eficacia y seguridad. También, a juicio de Liebhaber, las universidades deberían sumarse a una iniciativa de esas proporciones como ha sucedido en otros países: "El día en que las universidades en Venezuela empiecen a desarrollar el campo de la investigación, sin duda alguna, muchas industrias internacionales van recurrir a las universidades como ocurre no sólo en Estados Unidos y Europa, sino en la India y en Brasil. Es un problema de infraestructura y del desarrollo dentro de las universidades más que del deseo y la intención de la industria internacional. La necesidad existe".

Un país bien medicado

En todo caso, la sana coexistencia de la industria de investigación internacional y la industria farmacéutica nacional parece constatarse en un mercado que vuelve a ser auspicioso, a juzgar por un incremento de 45 por ciento en cuanto a rentabilidad, según reporta Manuel Belloso, vocero del ramo de las droguerías, entes que aseguran el suministro rápido y eficaz a las farmacias, el último eslabón de la industria: "Las droguerías están en capacidad de garantizar el suministro de las cinco mil farmacias de todo el país en menos de ocho horas, dos y tres veces al día en los centros urbanos y en las zonas foráneas en menos de cinco horas", explica Belloso el papel de intermediación del sector que representa. "Si los laboratorios enviaran directamente los medicamentos a las farmacias, el precio se incrementaría por los costos de logística. ¿Cómo harían 120 laboratorios para llevarle a las cinco mil farmacias del país, dos y tres veces al día, los medicamentos?", Y esa no es la única razón. Los medicamentos y sus componentes han de mantenerse almacenados con ciertas condiciones que requieren de una infraestructura que las farmacias no tienen: "Las farmacias no cuentan con espacio suficiente para mantener stock y garantizar el tiempo de respuesta de la in28

Liebhaber por los extranjeros

dustria, es por ello que existe la droguería. Una pequeña cantidad, que es lo que la farmacia necesita diariamente, nosotros la suministramos".

Ahora que el ramo de las farmacias se está reconvirtiendo a la modalidad de las cadenas y las franquicias, podría pensarse que esas corporaciones sí podrían tener su propio sistema de provisión, entendiéndose directamente con los laboratorios. Belloso dice que eso es posible sólo con algunas categorías, no con todas, y que el sector de las droguerías seguirá funcionando y perfeccionándose cada vez más: "La droguería almacena y distribuye con las mejores prácticas de distribución, y los mayores adelantos de información y robótica, para así garantizarle el suministro y la accesibilidad a toda la población".

Por supuesto que la contingencia económica afectó tanto a las droguerías como a las farmacias. No podía ser de otro modo, dado que la mayoría de los productos tenían precios controla dos muy por debajo de los nuevos costos, por lo que tanto unas como otras estaban descapitalizándose aceleradamente. Pero, ¡oh

sorpresa!, en la última gaceta se autoriza la liberación del 73 por ciento de los productos, algo nunca visto en los últimos 30 años, a excepción de los tres años del último gobierno de Carlos Andrés Pérez.

Esta liberación permite que el farmacéutico juzgue cuál es el mejor precio para su rentabilidad sin ahuyentar a la clientela.

De ahí la profusión de ofertas anunciadas con gran despliegue en los medios impresos y audiovisuales.

Está a la vista que la comercialización de los fármacos de cara al consumidor común ha cambiado considerablemente al competir las cadenas de farmacias no sólo con precios sino con valor agregado, dentro de la modalidad de auto servicio, que además ofrece otras ventajas, como la medición de la tensión, campañas de despistaje de diversa índole, patrocinadas por alguna marca, entre otros exámenes de rápida ejecución, y consulta con nutricionistas.

Belloso afirma que desde el ramo de las droguerías ve con buenos ojos la reconversión operada en el sector de las farmacias y en cierta forma se busca la manera de lograr que las boticas tradicionales puedan sumarse a la nueva modalidad: "La franquicia permite que la farmacia tradicional se pueda transformar y sobrevivir al mercado competitivo que está en marcha con cadenas como Locatel, Farma Todo, FarmAhorro, Saas, Provemed, y está por venir si se da la apertura de que agentes extranjeros intervengan en el mercado nacional".

Hace cinco años, las nuevas cadenas nacionales y regionales tenían sólo un veinte por ciento del mercado. Hoy en día poseen el 60 por ciento y la tendencia es a abarcar un porcentaje cada vez mayor.

Manuel Belloso encuentra que la industria y el mercado farmacéuticos tiene mucho camino que recorrer, y que el futuro es promisorio, pero hay una piedra en el camino que no puede evadirse así no más y son los ilícitos: "Los ilícitos se están convirtiendo en un problema muy grave en el país: robo de camiones, robo de mercancía en los detales y droguerías, falsificación y contrabando. Cavedro está trabajando muy duro en eso junto a las autoridades".

Pero así y todo, le parece que los medicamentos en Venezuela circulan en un mercado bastante saludable y las cinco mil farmacias del país no dejan de tener sus anaqueles bien provistos para garantizar la salud, si no de todos, de muchos: "El mercado venezolano es muy sano en cuanto a la distribución y es una referencia mundial. Los grandes laboratorios internacionales están en el país. Hay una cadena de distribución que puede llegar a todo el territorio nacional y garantiza el 95 por ciento de distribución. En Colombia ves tres o cinco laboratorios solamente. Aquí no. Puedes ir a Valencia, a Upata, a Anaco y verás que las farmacias siempre están bien surtidas. Eso es una cosa que se dice muy fácil pero no se hace muy fácil".1-.1

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• Ayuda a la digestión y a la asimilación: regula los hábitos intestinales.

• Corrige los trastornos psicosomáticos y mejora la agudeza visual.

• Mejora la utilización hormonal; rejuvenece la capacidad sexual en decaimiento.

■ Es un útil suplemento diario para la salud.

Tabletas y Jarabe

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Riñones

Controla los riñones ■ El uso de Cystone mantiene la limpieza de los riñones y el tracto urinario para que funciones con el máximo de eficiencia.

• Expulsa los cálculos e impide su reaparición.

• Con frecuencia evita la necesidad de intervenir quirúrgicamente.

■ Trata la micción irritante.

• De gran ayuda en los cólicos nefriticos agudos y crónicos, disfución renal, cálculos unnanos y cristaluria.

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Protector Hepático

Protege al hígado

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■ Estimula e incrementa la eficiencia funcional del hígado.

■ Favorece la reparación y regeneración hepático-celular.

■ Reduce la congestión intrahepática.

■ Protege al hígado contra la toxicidad alcohólica, fármacos y demás agentes químicos.

■ Corno protector hepático en bebedores ocasionales o crónicos, reduce los efectos post-consumo alcohólicos "Resaca".

■ Coadyudante en la desnutrición, anorexia.

■ Util en hepatitis infecciosa, hepatitis crónica adulta temprana cirrosis infantil hígado graso o recrecido.

• Se indica en caso de colesterol y triglicéridos altos.

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Corrige el estreñimiento ■ Es un producto natural que ayuda a mejorar las funciones intestinales, corrigiendo el estreñimiento, reeducando los hábitos intestinales.

• Asegura una evacuación uniforme, sin fluidos y con equilibrio electrolítico, ■ De mucha ayuda en estrelimineto asociado con, hemorroides, sindrome

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post-quirúrgico y post-parto.

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ranscurrido un puñado de minutos después de la medianoche de un domingo cualquiera, Rafael Dudamel mordisquea un perro caliente que hace cosa de segundos le entregó el empleado de un carrito de comida chatarra —junto a una lata de refresco— a través de la ventanilla de su camioneta Grand Cherokee negra con vidrios ahumados y sistema de DVD. El periodista está sentado en el puesto del copiloto y a cada segundo no puede sino echar un vistazo, presa de los nervios, a la calle desértica, en espera de que un salvaje matón aparezca de la nada apuntando con una bazuca y balbuceando obscenidades. Pero nadie aparece —por suerte— y la calle, de pronto, parece ser la de un pueblo fantasma. Hasta el viento se detiene. "Esto no lo podrías hacer en Caracas", dice Dudamel con la boca llena de pan, salchicha y papitas fritas. Y tiene razón. Esto de comerse un perro caliente a esta hora, dentro de una camioneta que cuesta un ojo de la cara en una solitaria calle del centro, no sería posible en Caracas ni en Valencia ni en otras ciudades dentro del territorio nacional. Pero esto no es Caracas ni Valencia. Es el centro de la ciudad de Mérida y Rafael Dudamel —hasta hace poco arquero titular de la selección vinotinto— se maneja como lo que es: una celebridad deportiva que se conoce la ciudad palmo a palmo. "¿En serio no quieres un perro?", pregunta Dudamel, y lo que obtiene como respuesta es una corta y brusca negación de cabeza. "No, no tengo hambre", dice el copiloto al mirar el espejo retrovisor y advertir, con extrañeza y mucha sospecha, un carro que aparece de la negrura e ilumina con las luces altas al tiempo que acelera a toda velocidad. La Grand Cherokee de Rafael Dudamel también se ha puesto en movimiento y el portero de treinta y un años de edad dice, justo cuando pilla el bólido que pareciera estar a punto de estrellarse contra su camioneta: "Siempre hay un loquito suelto por ahí", pero lo dice tan tranquilo que uno termina pensando que o bien tiene un formidable cargamento de armas listas para usar en caso de que surja algún tipo de inconveniente con hampones o sencillamente su carácter no le lleva a perder el control, ni siquiera a prestarle mucha atención al vehículo que, luego de algunos cruces, desaparece al final de otra calle oscura y desolada. Pero aquí, en medio de tanta serenidad, vale una interrogante, ¿no se supone que Rafael Dudamel, este tipo delgado, alto, de ojos verdes que se saca de los dientes los residuos del perro caliente y maneja esta camionetota es algo así como el chico malo de fútbol nacional, dispuesto a caerse a piñas con quien le busque pleito?

Entonces, ¿cómo es que luce tan imperturbable? ¿Por qué no frenó de repente, bajó rabioso y confrontó con 1111111Ll SI hogtiedór o al menos pintó el panorama con una seña obscena y desafiante? La respuesta llega pausada, mientras la adrenalina de la aparente persecución aletarga su fluir. Entonces, con el cerebro tranquilo, y el pulso más o menos normal, es fácil inferir una hipótesis: es imposible que 30

EXCESO IULIO 2004

pierda el control porque esto no es una cancha de fútbol y Dudamel cambia, muta, se transforma, sólo cuando se amarra las trenzas de sus zapatos de tacos y pisa el césped donde se gana la vida... y es ahí, frente al rugir del público, donde se libera una carismática e impulsiva fiera que tiene el ceño fruncido y coronado con una consigna: "Yo estoy aquí para ganar".

Un par de horas antes, y teniendo como locación el espacioso apartamento donde vive con su esposa, Naír, su hija, Amanda y otra hija, Victoria, que permanece acurrucada en el vientre materno, Rafael Dudamel, sentado en una de las sillas de madera del comedor, ha relatado su vida personal y profesional, y lo ha hecho con tanta calma, con tanta atención y cortesía que honestamente la percepción que de él se tiene —vehemente, volado, de poca paciencia— no pareciera corresponder con el hombre que esa noche está siendo entrevistado. Claro que las entrevistas no son algo nuevo para él y los medios mucho menos; hoy está en busca de hacer todo lo que esté a su alcance para retornar a los tres postes de la vinotinto que antes defendiera como un tigre. Y si otorgar una entrevista a Exceso y posar en paños menores contribuye a eso, pues él lo hará complacido porque quiere cambiar esa imagen que, según él, no se corresponde con la realidad... ¿Violento en la cancha? ¡No, en absoluto, nada de eso!, lo niega contundente. ¿Un peleón? ¿Un sujeto parecido a Nikolai Andreievich, aquel personaje creado por Antón Chéjov que se jactaba de su rabia: "Soy irascible y cuando yo me irrito, no respondo de mí"? ¡Oh, no, no, nada de eso! ¡Sería una estrafalaria exageración leer a los futbolistas venezolanos como si fueran personajes de una novela rusa! Sin embargo, el Rafael Dudamel que de repente habla cuando el grabador está prendido a veces no parece el mismo que lo hace fuera de la entrevista... El sabe qué quiere que quede grabado y qué no, más aún cuando se toca el tema más escabroso de su carrera, un episodio violento y arrebatado que le costó su puesto en el equipo de Richard Páez. "Al día siguiente no lo podía creer. Nunca imaginé que en mi vida tendría que pasar por algo así, y si pudiera rebobinar la película borraría ese momento", es lo que dice ahora, cuando ha sentido el peso de sus acciones convertirse en una terrible muralla=

el Dudamel

ea

Cuando no para los goles, los hace. Este versátil futbolista es, a qué dudarlo, una estrella en la cancha, pero también un problema. Quien lo vea lejos del engramado, seguro de sí mismo y de amable trato, no podrá entender qué mal espíritu llevó a este buen muchacho a provocar su exclusión del seleccionado nacional

1

que lo alejó del equipo nacional. Pero quizás ninguna sorpresa para el doctor Carlos Saúl Rodríguez, psicólogo de la vinotinto: "Una persona con carácter negativo, muy soberbio, con baja tolerancia, se perderá muchas oportunidades. Por baja tolerancia pierdes una amistad y pierdes un cupo en el equipo". Y su salida tanto de su club como de la vinotinto, brusca y brutal, fue muestra de esa baja... o cero tolerancia.

R

afael Dudamel nació el 7 de enero de 1973 en San Felipe,

Yaracuy, es hijo de Rafael Dudamel Lucena y Marisol Ochoa, ambos yaracuyanos. "Soy hijo de matrimonios separados. De mi papá y mamá (Rafael y Marisol) tengo un hermano, Edgar Gabriel, que es menor que yo. Por parte de papá tengo tres hermanas, Patricia, Carla y Alejandra; y por parte de mamá tengo un hermano, Euro Paúl. Viví en Yaracuy hasta los diez años, que era justo cuando me empezaba a identificar con el béisbol y todo eso de la pelota y el bate". Pero su madre se traslada a Mérida, llevándose a Rafael y Edgar Gabriel, y embarazada de Euro Paúl. "Nos vinimos a Mérida porque aquí estudiaron las hermanas de mi mamá. Mi abuelo tenía el apartamento y mi mamá tenía un gran deseo de superación, quería estudiar, ser una profesional. Y lo hizo. A pesar de todo el sacrificio, ella pudo recibirse de abogado".

Pero aparentemente la única apasionada con estudiar en casa era la madre, dado que Rafael no era un chamo particurmente dedicado a sus estudios. En la escuela fue un muchacho tranquilo. No formaba parte del grupo de los extrovertidos pero tampoco era un nerd. "Aunque no me olvido, y esto lo digo con muRodríguez analítico

cho orgullo, de que a mí me mandaban a bachillerato con mi morral y mis arepitas en una bolsa mientras los demás estaban comprando en la cantina. Era parte del sacrificio que hacíamos porque mamá no se podía dar el lujo de darnos cinco bolívares a cada uno para comer. Además, no hay nada como las arepas de la mamá. Pero no era de los alumnos que le ponían chinches a la profesora ni tampoco de los que usan anteojitos y se sientan en la primera fila. Yo era neutro, no buen estudiante, pero tampoco tan malo”. Lamentablemente la tranquilidad de esa época en su vida personal años después se pierde en la cancha y el doctor Carlos Saúl Rodríguez opina que es muy negativo que en el fútbol, al igual que en otras actividades, no se tenga un coach psicológico, "que los ayude a orientarse a ganar más". Rodríguez, nacido en Táriba, estado Táchira, se graduó como psicólogo en la Universidad Central de Venezuela y desde hace veinte años se especializa en el campo organizacional, procesos de liderazgo gerencia! y trabajo en equipo y durante los últimos tres años ha sido el encargo de lidiar con la motivación de los integrantes de la vinotinto. "Hace tres años Richard Páez me conoció mientras yo ofrecía una charla motivacional y él me dijo que necesitaba alguien como yo para trabajar con el problema emocional de los jugadores". Y hasta ahora, precisamente, motivación no les ha faltado. n una tarde cualquiera cambiaría la vida de Rafael Dudamel, sin que él lo sospechara. Acompañó a un amigo a su práctica de fútbol y casualmente el entrenador de ese equipo era, también, el de la selección infantil C del estado Mérida, en la categoría de 10 hasta 12 años. "El entrenador me preguntó qué posición me gustaba jugar. Yo le dije: 'Es la primera vez que vengo a un entrenamiento de fútbol, pero le echo pichón a lo que sea porque quiero jugar'. Y me probaron como arquero, seguramente por el tamaño, y así fue como empecé. Al principio era horrible. Mis compañeros sufrían porque no tenía destreza ni técnica, solamente tamaño. Luego formé parte de la selección B y en 1987, cuando cursaba tercer año, fui escogido para la selección nacional que representaría a Venezuela en el segundo mundialito, en aquella época dorada en que los organizadores se podían dar el lujo de invitar a grandes clubes del mundo". Ese mundialito, transmitido por Rctv, significó la primera vez que Rafael Dudamel representaba un seleccionado criollo y pronto se convirtió en una de las figuras notables del equipo, captando la atención de fanáticos y medios de comunicación. Pero, más interesado en parar balones que en estudiar matemáticas, pierde el tercer año de bachillerato. Raspado, su padre lo reclama y lo aleja de Mérida —y de su madre— para llevarlo con él a Barquisimeto. "Pero regresé a Mérida cuando la Universidad de Los Andes me abrió la oportunidad de iniciarme en el profesionalismo. Mi mamá tenía más esa perspectiva de que el fútbol poda ser mi carrera. Yo no. Yo disfrutaba mi vida. Apenas ganaba cuatro mil bolívares pero me gustaba lo que hacía y era un sueño hecho realidad el verme al lado de grandes figuras consagradas en el fútbol nacional".

Fue durante su estadía de cinco años con el equipo de la

ULA que conoce a la que sería su esposa y compañera hasta el que hoy se conoce como "pasión vinotinto". "Nos preparábapresente. "La conocí en Mérida. Yo tenía un compañero de mos con una gran ilusión, con mucho profesionalismo, pero no equipo, Jesús Vera, y un día la novia de él nos visitó al hotel y teníamos esa óptica, ese sentimiento, esa preparación técnicollevó a varias de sus amigas. Naír era una de ellas. Tuvimos un táctica-ganadora. Jugábamos al talento, al pundonor, al orgunoviazgo de seis años y hoy vamos a cumplir ocho años de callo, a ponerle garra, pero no teníamos esa cultura que hoy en sados. Sentimentalmente he tenido una estabilidad bastante día se ha desarrollado y nos permite contrarrestar las virtudes importante"; claro que eso de estar casado no le impidel rival". Sí, mucha garra y pundonor, e igual núSabe de reconocer la belleza de las mujeres merideñas mero de goleadas. Siete, seis goles a cero. qué quiere que quede Aunque eso no parecía importarle a Dumientras recorre, junto al equipo periodístico, grabado y qué no, más aún damel: él igual quería salir a la cancha las calles de esa tranquila ciudad.

Pero hasta ese momento el fútbol, a cuando se toca un episodio violento con el equipo nacional. "Para mí lo pesar de ser su única ocupación, era per- que le costó su puesto en el equipo de máximo es jugar para la selección cibido por Dudamel como un hobby, de mi país. Nada se le compara".

Richard Páez."Al día siguiente no lo podía hasta que una tarde, en medio de una Su habilidad y liderazgo lo Ilecreer. Nunca imaginé que en mi vida reunión familiar, sentó cabeza y se dio van hasta Colombia, donde jugó cuenta de la importancia de madurar tendría que pasar por algo así, y si pudiera con el Atlético Huila, luego en el y pensar en el futuro. "Un tío que saIndependiente de Santa Fe —donrebobinar la película borraría ese bía que mi novia estaba a punto de de jugó tres temporadas— y postemomento", es lo que dice ahora, cuando graduarse de arquitecto y que yo todariormente es fichado por el Deporsentido el peso de sus acciones vía veía el fútbol como un hobby, me divía tivo Cali, donde se convirtió en una convertirse en una terrible ce: 'Tiene que evolucionar, tiene que crecer sensación. "Fuimos campeones de Coporque si no lo cambian. El que no cambia lombia, subcampeones de la Copa Limuralla que lo alejó del lo cambian'. Y en ese momento supe que era bertadores y de la Copa Merconorte. Con equipo nacional hora de tomarme la vida en serio y ser más futurisel Cali logré mi mayor etapa de maduración ta, pensar en el matrimonio, en mis hijos, en el futuro. Ese profesional, aparte de que tuve una estabilidad econódía me di cuenta de que el fútbol era mi profesión y dejaba de mica y familiar muy buena". ser una satisfacción y nada más".

Entonces, al regresar a Venezuela con ganas de jugar para el Luego de pasar por varios equipos del torneo nacional, Raequipo Estudiantes de Mérida, viene la tragedia. Durante un fael es llamado a la selección de Venezuela en 1991, para la Coentrenamiento, sin haber comenzado la temporada, se fractura pa América realizada en Chile. En ese entonces no existía eso la tibia, una lesión que casi acaba su carrera. "Ese ha sido uno =

ría arruinándolo. Asegura el doctor Carlos Saúl Rodríguez que sí es posible modificar la tolerancia y también el carácter. "Probablemente la personalidad como estructura, como un todo, no cambie, porque dejarías de ser lo que tú eres. Pero sí puedes ser un poco más tolerante, amable, organizado y así aprendes a pensar las cosas antes de decirlas.

Y sigues siendo la misma persona". Pero Rafael Dudamel no tuvo esto en mente cuando él mismo se convirtió en una bomba de tiempo que, luego de un tonteo regresivo, explotó.

M

ejor hubiera sido que el jueves 29 de abril de 2004 Rafael Dudamel no pisara el engramado del equipo local, Barcelona de Guayaquil, en Ecuador, puesto que lo que se suscitó desde el pitazo inicial sólo puede catalogarse como un viaje en la más loca montaña rusa del mundo. El desagradable episodio, el que Dudamel quiere borrar del video tape de su pasado, en el juego por repechaje entre el Maracaibo y el Barcelona. El equipo ganador pasaría a la siguiente ronda de la de los golpes anímicos más fuertes que me ha pasado, porque Copa Libertadores y para ese entonces el Maracaibo había sorse había creado una expectativa muy grande en la ciudad por prendido a medio continente con su juego efectivo. Dudamel mi participación con el equipo". Dice Dudamel que lo más do- era parte importante, clave, de ese triunfal desempeño. Tras loroso de esta situación fue que le ocurrió en el mejor momen- anotar el primer gol e irse arriba en el marcador, el Maracaibo to de su vida profesional, cuando venía de pasar tres años en se derrumbó; en cosas de minutos, el marcador se había volteaCali donde se convirtió en un verdadero líder dentro del terredo y de pronto, aparecía un insólito 5 a 1 en la pantalla del esno y uno de los arqueros más conocidos de toda Sudamérica. tadio del Barcelona. Un amargo gusto a humillaEn plena recuperación, tres meses más tarde, sufre una ción fue saboreado por los compañeros de re fractura y todo el asunto se complica por su La impulsividad le jugó Dudamel y por él mismo. Entonces todo apresuramiento en querer regresar al terreno de una macabra trastada cuando estalló. "Es lamentable que a un tipo juego. Pero algo inesperado estaría a punto el árbitro sentenció un penal y tanto muy carismático y sociable, con un de ocurrir, una puerta se abriría en el calu- extraordinario don, como Racomo Maldonado se roso estado Zulia. Un día el alcalde de Mafael, le ocurriese esto", comenta racaibo, Giancarlo di Martino, le ofrece el trenzaron en una discusión en la que se desanimado el doctor Carlos puesto de gerente general del equipo disputaban quién cobraría la falta. Gana Saúl Rodríguez. "Yo espero Unión Atlético Maracaibo. "Y esa invitaDudamel, que se encarga de ejecutar el tiro que él salga de esta situación ción me ayuda a recuperarme estando porque tiene las cualidades inpero lo falla y, de regreso, se encuentra dentro del medio que me gusta, que me ternas, la fuerza para lograrcon Maldonado, quien le reclama. En apasiona, que es el fútbol. Yo digo que era lo... Lo que pasa es que es un un facilitador. No me gusta el término de plena cancha, en vivo a través de Fox gerente general. Pero es un rol fascinante y se Sports, Dudamel conecta un me hacía muy fácil porque era tratar a mis copuñetazo a su compañero legas como yo siempre quise que me tratasen. de equipo Fuimos campeones del torneo clausura y fuimos a la Copa Libertadores". Ya había transcurrido un año de la lesión que lo alejó del juego y estaba totalmente recuperado y con ganas de uniformarse para el Maracaibo y, sin perder tiempo, eso lue lo que hizo.

Otra vez las cosas parecían retornar a su rumbo. Dudamel estaba en su posición como arquero del Maracaibo, regresaba a la vinotinto y parecía que nada podía arruinarle el futuro cercano. Bueno, muchos dirán que nadie sino él mismo termina34

EXCESO

JULIO 2004

poco desbocado". La impulsividad de Dudamel —que muchas veces antes había podido controlar— le jugó una macabra trastada cuando el árbitro sentenció un tiro penal a favor del Maracaibo y tanto Rafael Dudamel como el delantero Giancarlo Maldonado se trenzaron en una discusión que duró aproximadamente tres minutos, en la que se disputaban quién cobraría la falta. Al final gana Dudamel, que se encarga de ejecutar el tiro pero lo falla, para el lamento definitivo de su equipo y, de regreso a su posición, se encuentra con Giancarlo Maldonado, quien le reclama haber fallado. En medio de una airada discusión en plena cancha, en vivo y directo a través de la señal satelital del canal deportivo Fox Sports, Rafael Dudamel conecta un puñetazo a su propio compañero de equipo. Y todo se acabó en ese segundo, cuando se fracturó su propia cordura, cuando los hilos de la sensatez fueron rotos bruscamente y el animal salvaje, el que no piensa pero que lleva tiempo agazapado, esperando arrojarse contra una presa, es liberado. Con esta detonación frente a todos, ¡frente a todos!, se vino abajo parte del esfuerzo realizado durante el último año... finalmente, el lado oscuro y agresivo había salido a flote, como muchos habían pronosticado que ocurriría en el momento menos esperado. "Creo que fue el deseo de aportar algo al equipo lo que nos llevó a una discusión, quizás por aquella impotencia y angustia que se generó por la derrota. Fueron Páez no lo cosas del fútbol. Los triunfos no son solamente los que te llevan a aprender, creo que estos errores te enseñan mucho más. Y a mí me ha dejado un experiencia enorme; uno no puede dejarse lleva por el ímpetu de querer aportar más de lo qu puede. Lo que ocurrió en la cancha ese día me ha servido mucho para mejorar en ti vida social. Trato de tomarme las co más tranquilo. No de una mane ra apasionada. Definitivamente en vida uno no puede pretender q todo sea como tú quieres q sea. Hoy en día soy un tipo mucho más pensante, menos impulsivo, más tranquilo, ma alegre, más maduro y mejo r preparado para esas cosas".

Rafael Dudamel es impulsivo y de baja tolerancia —es lo que ha dicho el doctor Ca los Saúl Rodríguez— pero tiene mucho liderazgo.

Luego del partido, esa dantesca pesadilla que finalizó en un espantoso resultadol de seis goles para el Barcelo-.

na y uno para el Maracaibo, en el hotel, Rafael Dudamel intentó disculparse con Giancarlo Maldonado por lo ocurrido, pero no funcionó. El terrible daño estaba hecho. Y ninguna excusa valdría ni en ese momento ni después. "En ese momento, quizás debido a su juventud, mis palabras de disculpa no fueron asimiladas por él. Pero en el día de mañana se dará cuenta de que en ningún momento hubo mala intención. Fue una reacción de impotencia y nada más".

Y esa reacción de impotencia le conduciría a una incómoda plática —aunque "profesional"— con el doctor Richard Páez de la que Rafael Dudamel salió con la peor de las noticias que alguien le haya podido dar: estaba fuera de la vinotinto. "El consideró que no era el momento para que yo estuviese con la selección porque el ambiente del equipo debía ser imperturbable e intachable", recuenta Dudamel con el rostro abatido y los brazos cruzados.

R

perdonó

afael Dudamel está de regreso en el fútbol colombiano, gracias a sus diversos contactos con equipos del continente y retorna a ese país que tantas satisfacciones le trajo en el pasado, pero esta vez con el Cortuluá, uno de los equipos que ocupa las últimas posiciones, en lo que será, sin la menor duda, su más importante reto hasta la fecha. Y no sólo bajo los tres postes que técnicamente está acostumbrado a defender contra lo que se le venga, sino la lucha deberá venir desde adentro, aplacando sus propios sentimientos amargos e impulsivos. Porque ya he quedado claro que este hombre, tras haber llevado una vida extremadamente tranquila, alejado de todo vicio y separado de cualquier estado de rudeza, que habla con su mamá como si ella fuera —posiblemente lo sea— su mejor amiga, guarda un tipo de fuerza interna y feroz que, cuando ocupa su puesto como cancerbero, puede llegar a dominar la voluntad de alguien que usualmente se considera un hombre apacible y hogareño... El tiempo dirá si la irascibilidad de Rafael Dudamel, al igual que pasó con Nikolai Andreievich en el cuento de Chéjov, fue más importante que su propio talento y lo dominó como un títere sin alma ni razón. L JULIO 2004 EXCESO

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711111b..., E

1 doctor Rubén Hernández Serrano no puede contener cierto alborozo. Se le ve contento no sólo porque ve en el horizonte la posibilidad de que sus pacientes encuentren ahora condiciones más auspiciosas para un desempeño satisfactorio entre las sábanas sino que, por añadidura, despejadas ciertas aprensiones derivadas de la incertidumbre política, los principales invitados al XI Congreso Venezolano de Sexología, que él organiza junto a la doctora Aminta Parra Colmenárez, han confirmado su asistencia. Su entusiasmo no cede a las dudas de los escépticos; esas tribulaciones no van con su oficio, que intenta, por diversos medios psiquiátricos y terapéuticos, descubrirle a las personas apocadas la felicidad que aguarda bajo la ropa de todos los días, una vez se despoja el cuerpo de éstas en presencia del ser amado, o al menos, apetecido: "No creo que debamos dividir a Venezuela entre pobres y ricos", se refiere

el sexólogo a cierto discurso estridente y venezolano se acuesta viendo noticias. El que ha demudado el talante del colectivo 80 por ciento de los noticieros son notas venezolano. "El problema son los pobres negativas, tragedias, muertes, de espíritu que todo lo ven mal y piensan 'violencia política, que es un teque no hay salida, que son nihilistas y si- ma que Venezuela no conocía siguen a Nietzsche". Con esto parece suge- no hasta recientemente. Eso ha rir que antes que leer El nacimiento de la tenido un impacto tremendo en tragedia del atormentado pensador alela calidad de vida de los venezomán, mejor es adentrarse en las páginas lanos", asienta el médico. "El del Kamasutra y poner en práctica lo que stress, la política, la violencia, allí se aconseja. la incertidumbre se han metido El particular entusiasmo ante la even- en las camas de las parejas y tualidad de un referendum revocatorio %eso es muy grave. Hay muchas se explica en estos especialistas que vie- parejas que mantienen de lidiar durante los últimos años nen muy baja activicon individuos que han sustituido la pa- dad sexual producto sión de la carne por la de la política: "El de la depresión o por '

conflictos derivados de diferencias políticas o ideológicas. Eso se proyecta en la familia y vemos familias divididas, lo que, a su vez, tiene que reflejarse en la sociedad", apostilla, a su tiempo, la doctora Parra.

Y si bien los medicamentos vasoactivos, de los que la marca comercial Viagra (silnedafil) fue pionera, han significado, a juicio de Hernández, la más reciente gran revolución sexual de la humanidad, el problema va más allá de devolverle la rigidez perdida al miembro viril.

"Una vida sexual muy activa no siempre está relacionada con la satisfacción sexual. Muchas parejas, por falta de información y educación sexual, por no conocer métodos anticonceptivos, pueden tener mucha actividad sexual pero no placentera", matiza la voz femenina de este dúo de sexólogos, suerte de traslación criolla de la legendaria pareja de estudiosos del sexo, Masters y Johnson.

Para ellos, el sexo es un derecho humano básico y fundamental. Y si hace dos años, en plena agitación previa al gran paro nacional, convocaron, contra viento y marea, al Congreso Latinoamericano de Sexología y Educación Sexual, ahora, más aplomados, invitan a pensar y hablar sobre el hondo sentimiento que suele acompañar la cópula: el amor —y sus bases neuroquímicas, filosóficas, sexológicas y conductuales— inspira las

conferencias y debates que tendrán lugar en el Hotel Radisson Eurobuilding de Caracas, por estos días, entre el primero y el cuatro del mes en curso. "El hombre y la mujer deben desarrollar destrezas sexuales. No se trata sólo del coito y la penetración", explica la doctora: "La cosa va mucho más allá. Es el compromiso, la intimidad, la pasión". De modo que no basta con que el hombre ingiera el silnedafil, el taladafil, conocido comercialmente como Cialis o el varnedafil de Levitra; continúa la sexóloga sobre la importancia de otros aspectos previos y posteriores al coito: "Las caricias previas, que la mujer requiere más que el hombre, son necesarias. Hay que saber cómo acariciar antes de la actividad coital, que es la más breve. Y después pasar a la fase post coital en que la pareja puede establecer un diálogo sexual sobre cómo se siente". Y si bien al parecer en los centros de investigación se está trabajando arduamente para dar al traste con la inapetencia de muchas mujeres, está claro que la medicina no lo cura todo: es mucho lo que el amor puede hacer a la hora del sexo.

"La novedad del congreso que estamos convocando es que muy pocas veces se ha discutido sobre el amor en términos fisiológicos", anuncia el doctor Her-

nández. "Evidentemente, estamos rompiendo paradigmas. Casualmente en el congreso de psiquiatría que se realizó en New York, en mayo pasado, el primer tema fue sexo, sexualidad y serotonina.

Una antropóloga norteamericana, Helen Fischer, presentó una conferencia sobre el amor y el cerebro". Vale decir que el sexo va de la mano con el cerebro, lejos de lo que pueda pensarse, responsable de que la serotonina, la llamada hormona de la felicidad, actúe oportunamente.

"La visión que permitió que las mujeres liberaran su sexualidad y supieran que tenían derecho a la satisfacción sexual está superada", concluye Rubén Hernández. "No tenemos que hablar de hombres y mujeres insatisfechos, sino de personas satisfechas. Seas hombre o seas mujer, seas heterosexual u homosexual, o bisexual o parafílico, tienes derecho a manejar tu sexualidad y creo que eso es una enorme contribución a la paz. Todo el mundo quiere paz. Paz interior, seguridad, visión de futuro, libertad, son términos que tienen una connotación sexual sumamente importante". Así que bien podría ignorarse el tótem catódico por tiempo suficiente para que Himeneo recupere la tutela de la alcoba.

—A. C.

A

caso el reciente revés, como los resortes nuevos, lo ha hecho dar el salto de talanquera y desertar de su añosa militancia en el bajo perfil; acaso ahora en solitario lo esté tentando el deseo de ser más expansivo; las movidas de piso, qué remedio, acarrean reajustes. Hombre del medio y de medios, ha sido pa-

radójicamente —o tal vez debido a ello— poco dado a la exposición pública y, sobre todo, a las entrevistas: las que ha concedido pueden contarse con los dedos de la mano. Ha tenido sus razones. La inseguridad y su envidiable éxito, el deseo de preservarse y su naturaleza irremediablemente discreta. Añade además que las opiniones que le gusta difundir son la de los protagonistas de la historia y que por cierto ha entrevistado a un largo etcétera de ex presidentes y líderes de todas las áreas del saber en sus diez años frente a los micrófonos: para ser exactos —¡lleva la cuenta!— 7 mil 400 personas.

Sin embargo, ahora conduce en la radio un espacio a mediodía en el que las opiniones vertidas son sudadas por su frente. Dice, pues, sí a ...la cita. Curioso él, a la

expectativa, y aperado con un arsenal de señales coquetas —la camisa abierta hasta donde arranca una inquietante amago de lomita abdominal— acepta hablar de sí mismo, si ello no implica profundizar demasiado en las arenas movedizas de su revuelto yo. "¿Es acerca de...?"

Veterana en el dominio de la escena, pronto se relaja frente a la cámara, al punto de que es capaz de posar con sustantiva gracia. Pero sin duda la aproximación le inquieta; está vulnerable y teme sentirse vulnerada. Sabe, por periodista que es, o porque estudia la cábala, que nada humano es ajeno para nadie, y más aquello que tiene que ver con las pasiones y sus circunstancias. Que a todos, por proyección, por carencias o por retruque, intrigan los sucesos del alma; más que la épica, el devenir sentimental de los que, desde la palestra, conquistan; como diría freudiano Gilberto Braga, director de seriales románticos de TV O Globo: que el amor —y su carnal, el sexo— es un artículo de primera necesidad. Espejos o lupas aumentadas, así, pues, se monitorea con furtiva expectativa tanto la saga idílica de Felipe y Letizia —"¡que se besen, que se besen!"— como los barrancos de Jennifer López y Ben Afleck o el drama shakespereano de Diana Spencer; los arrestos anticlimáticos de Jaime Lusinchi y Blanca Ibáñez o las tormentosas peripecias de Lila y José Luis, en rueda de prensa cuando suscribieron su propia la ley de punto final. Sabe también que sin ser ninguno de los veleidosos personajes del listado, pertenece —igual que él— a la mitología de la Caracas malhadada, la de las energías ennegrecidas, la del desamor y las hostilidades —sin alusiones personales— y que su historia, muy fresca, ahora mismo de boca en boca, ha despertado inquietud y conmocionado a más de uno que apostaba desde la parte inferior del balcón a que pasarían de largo la alcabala de las bodas de plata. Sabe, por último, que la persigue una leyenda de mujer dinamo, de mujer de pelea con la que se tiene que lidiar, y confirmarla o desmentirla. No. No está interesada. Pero quién sabe por qué razón con voz temblorosa también desliza un sí condicional.

"Chica, no, no, no soy seductor, no lo creo. ¿Por qué lo dices? ¿Qué lo creen otras? Ja. Bueno, bueno... fíjate. Un seductor es alguien que busca, que va de cacería. Y yo no, jamás ni

Pe

IF de plata

•

la Benaím

nunca. Porque creo que ese momento mágico en que dos personas se flechan, se atraen, no es propiciado: se da y punto. Se cultiva el afecto después, claro, pero el concepto del galán no concuerda con aquello que creo, acerca de que las cosas se dan sin forzarlas, sin preverlas siquiera", pone límites a las especulaciones, dejando por sentado que no, que otra no. "Pero vamos a hablar mejor de los 25 años de mi columna en El Nacional Correr es vivir ¿no?". El caballero, de entrar en detalles, será yéndose por las cornisas. El tema del amor lo atrae como el de las malas ondas, el deporte y los negocios, o sea, bastante, pero debe descartarlo deprisa del temario como mecanismo de defensa. Que llora... que ha llorado, confiesa valiente en algún momento bajo los desconsiderados cenitales; o sea, que no se le debe tomar por insensible. Pero tiene su estilo para emprender sus recuperaciones: sin anestesia. Es de los que pasa la página, la arranca más bien de un tirón aunque en el deslinde, que no es selectivo sino abrupto, arranque el tajo completo de vida. No guarda recuerdos, escenas, papeles, siluetas, amuletos, fotos. Sombras nada más, y adiós. ¿Y amarán así los hombres? Cordial —y sobre todo atento— retrocede una pizca, se alisa el cabello cortado en indeciso largo, casi setentoso. En lo que a él respecta, sólo sabe que no podría emular al enamorado del bolero aquel de Luis Miguel que, cuando cree que está comenzando a colarse el olvido, relee las cartas para mantener el ardor en vilo. No. El hombre que vende salud y de ella vive pues corta por lo sano. Si no, no podría mantenerse en pie. Y tiene que hacerlo. "Soy un trabajador irreductible, nunca he podido dormir más de seis horas diarias, leo, escribo, estoy en mi oficina, en la radio... es mi ritmo y lucho por no perder el equilibrio". Pero no es fácil, admite. Los allegados, la familia, los compañeros de la emisora, le conceden razón. Que lo han visto ensimismado, susurran. Distraído. Enguayabado, vamos.

El cuerpo prieto, bruñido, metálico sin pasajes mullidos o fofos a la vista, erguido con tiesura de cabestrillo, se asemeja al de una cobra encantada. El cabello negro luto a duras penas domado con el candado de una cola se exalta electrizado como buscando pelea. Los pies desnudos acordonados en unas sandalias de vertiginoso filo cuentan de danzas árabes y mil y una=

Tenía un lema: correr es vivir. Y corriendo subiría a la palestra pública, cual raudo Mercurio que anunciaba el advenimiento de tiempos más saludables para Venezuela.

Pero, pese a tan deportivo talante, no estaba hecho de olímpica materia, sino de carne y hueso, como cualquier humano. Es suficiente tantear un poco en su alma para saber que no basta con estar en forma y que un cuerpo sano puede esconder un corazón roto

Faitha Nahmens JULIO 2004

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noches. Ella acaso pique e hinque el diente, quién sabe; una vez por radio el ya ex esposo se refirió a ella entre risas de sacarina como "una de mis dos cuaimas", en alusión por carambola a Marta Colomina. En contraste —o a modo de finta o para abonar el misterio—, esta señora, recién plantada en los 50, de figura tirante y preciosamente cuidada, detenta una voz con sonsonete casi infantil y preñada de palabras absolutamente

genuo, crédulo. "Es muy inteligente, cómo no, no podría decir lo contrario jamás, pero en política parece no poner en duda lo que le dicen los entrevistados, como yo, que a estas alturas no les otorgo ni pizca de credibilidad... o será que es más optimista...". Lo cierto es que comenzaron con buen pie. Luego de abandonar el negocio farmacéutico tras haber abonado las mejores relaciones en el ramo —lideró el gremio en el ámbito in-

Marta Colomina sí cree, en cambio, que Pedro Penzini es ingenuo, crédulo. "Es muy contrario jamás, pero en política parece no poner en duda lo que le dicen los entrevits otorgo ni pizca de credibilidad... o será que es más optimista..."

inotensivas en las que se enredan la terminología del new age con los ingredientes del fantástico recetario personal de ensaladas, su especialidad culinaria, como buena sefardí. ¿Es para despistar o hipnotizar?

Sea como fuere, hela aquí, afanada en poner un velo en la llaga. Coqueta, adiestrada en el oficio de anfitriona, hace encantadores esfuerzos por sortear lo que la perturba. Pudorosa con la palabra —jura que no soltará prenda— en un instante de debilidad, sin embargo, echa todo por la borda. ¿Cuánto dolor se guarda? Los ojos enormes, dos chiCompañera nada sentimen meneas de carbón, en medio del inventario ahora libre y unitario de la rutina actual, de pronto, se vuelven incontinentes. Por la conmoción, cabe acotar, debió raptarla un formidable recuerdo. Ay.

r

edro Penzini y Silvia Benaím se conocieron en Radio Cara cas Televisión y fue el set del espacio matutino Lo de hoy, don de coincidieron, el telón de fondo de un idilio más que prometedor. A los tres años del flechazo, ella de 29, divorciada y con una hija —Deborah— y él divorciado también, frisando los 47 y con cuatro hijos —María Edith, Pedro, Titina y Clarisa— se casaron.

Talante de avispita ella y sin un pelo de tonto él, dieron el paso haciendo borrón y cuenta nueva, esperanzados y tras previa separación de bienes y capitulaciones. "Es un hombre agradable, muy amable en el trato con los compañeros, pero si transmite una imagen acaso pasiva o indulgente, sobre todo cuando alterna o contrasta con Marta Colomina, pues no es del todo exacta, al menos en los negocios. Admiro su olfato para las finanzas. Es impresionante, un lince. Cuando entré a Rctv en 1982 para ser moderador junto a Rosana Ordóñez en Lo de hoy, donde Pedro hacía comentarios de salud y deporte, yo, que estaba por casarme y andaba buscando apartamento, tuve la suerte de pedirle consejo. Lo que me dijo fue palabra cierta: corno yo estaba recién llegado de Estados Unidos me recomendó que no gastara todo lo que tuviera en dólares, que, por el contrario, conservara lo

138giblé é, incluso, cambiara más, porque la economía no aguantaba mucho ya en su versión 4.30. Dicho y hecho: en febrero del año siguiente se produjo la célebre devaluación bautizada como 'viernes negro'", conserva al asombro Bocaranda.

Marta Colomina sí cree, en cambio, que Pedro Penzini es in40

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dialh

Vivir en el aire

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ternacional— habría sabido hacerse de un capital apoyado en su voz privilegiada, viril y sedosa, su talento corno comunicador en el papel de grato acompañante vespertino, y su capacidad innegable como vendedor. Dice una productora de la estación que, seguido por César Miguel Rondón y Nelson Bocaranda, es Pedro Penzini la punta de lanza del cuñero de Unión Radio. "Acaso dos terceras partes de los patrocinantes vienen por él; no creo que sería temerario decir que imanta 70 por ciento de la publicidad". Tuvo además el tino y el ojo clínico de saber ubicarse antes que nadie en dos nichos inexplorados.

"El conquistó dos espacios con lo que arrancó con buena ventaja", admite Bocaranda. "Uno es el target de la salud, donde ha reinado", consiente quien también promociona las bondades de aquellas píldoras que alivian rápido el resfrío más cerre-

ro. Conocido como el doctor Penzini, el que pontifica sobre malestares y recuerda fórmulas químicas en vivo, los otrora pares le otorgan el honor de promocionar sus comprimidos y la primicia de anunciar los nuevos productos que salen al mercado, confiados en que potenciará la demanda en este mercado tan enfermo como deprimido.

Fue también pionero y ojo avizor de los beneficios de la freinteligente, cómo no, no podría decir lo ados, como yo, que a estas alturas no les

cuencia modulada por descubrirse. Cuando apenas comenzaron a repartirse las señales del dial, en los también oscuros años del lusinchismo, Pedro Penzini se alzó él primero. Levantó la mano y gritó: "Bingo". La pegó. Hoy por hoy se congratula por no haberse confirmado su barajada postulación como ministro de Juventud y Deportes del gabinete del blanco que más ayudó a la defenestración de Pérez. "Creo que hubiera sido una raya", dice mirando para San Felipe, acaso evocando la expectativa fallida y el nombramiento abortado por un adeco de uña en rabo a quien ahora le agradece el sectarismo y la descortesía: "A mí nadie me hace daño, se le devuelve", despacha.

O acaso recordando las convicciones socialdemócratas de su ex... "Nunca más pensé en política; mejor así". Bueno, aunque algunos recuerdan que hace poco —¿o fue hace un siglo?—, cuando Chávez apareció en escena y volcó la mesa e hizo el estropicio, a él le palpitó con cierto entusiasmo su corazón sin partido —o partío. Habría sido un tanto indulgente con el régimen, él y ella se habrían dejado engatusar por la ilusión de cambio. El despacha el asunto presentándose como un hombre desinteresado en el ejercicio de la promesas, la administración pública y el arte de la negociación. Aunque tiene chispa para los negocios, madera de administrador y talante polite.

Aprendió inglés en Indiana. Algunos consideran algo relamida su pronunciación, pero no Marta Colomina, quien alaba la voz tersa de su partner y la elegancia de su hablar. "Cuando me toca anunciar un grupo musical anglosajón, y veo a Pedro, tiemblo". Quinceañero, imberbe, el mayor de la saga Penzini Fleury, entonces estrenando el rol de carne de cañón que lo ejercitaría luego para efectos de la vida real, por decisión paterna, fue enviado a la quimera del Norte para estudiar la carrera de Farmacia y hacerse hombre. Huérfano de madre, la pena en el ala, se lució en aquellos territorios desconocidos, donde nadie entendía su lengua —a él le pasaba exactamente lo mismo—, como dedicado estudiante. Disciplinado, y por entonces, sin ambigüedades vocacionales, logró con méritos de sobra la empresa de hacerse de un título universitario. Tan rápido lo consiguió que a su regreso, cuando quiso revalidar en la Central para entrar en el mercado laboral local, tuvo que esperar unos meses hasta cumplir los 21, la edad debida con la cual recibirse en el patio. Cuando pudo pasar el trámite ya era más que imperiosa la búsqueda de empleo: el primer amor llamaba a la puerta, el primer matrimonio. Joven se casa el farmaceuta.

Farmacéutico de tronío —entre otros logros de su reconoci-

da trayectoria está el haber armado el andamiaje conceptual de la medicina genérica— y hermano de médicos que hacen historia en el quehacer científico vernáculo, Gonzalo Benaím Pinto, una veintena de años después, no pondría óbice a la relación del colega y su ¿edípica? hija Silvia. "La gente celebró esos amores. Ella de alguna manera lo salvó a él", confía una buena amiga de Silvia Benaím, testigo presencial de primera fila.

"Luego del divorcio de su primera esposa, él estaba mal, triste, golpeado, desarticulado y su salud casi comprometida en los complejos episodios del alcoholismo. El, que se ha ubicado como un redentor de los buenos hábitos, no llenaba los requisitos detrás de bastidores. No es que para hablar de deportes tengas que convertirte al evangelismo y jamás ingerir un sorbito de li-

Silvia, zona tórrida

cor, no es eso; él por su parte, hombre de buen gusto, un bon vivant, no encajaba con ese estilo austero, monacal y fanático de ver la vida. Es sobrio pero también hedonista, adora la buena mesa y catar los mejores vinos, o sea, los franceses. Pero bueno, entonces, sin caer en moralismos, diríase que necesitaba un cierto control, estaba desfasado. Silvia lo ayudó mucho".

La misma voz en off asegura que Silvia volvió a salvarle la vida hace dos años. "Pregúntale, ella había salido de su casa cuando sintió algo así como un escalofrío, una sensación rara, ya estaba en el carro andando pero se devolvió. Lo encontró en el piso, cuan largo es, víctima de un infarto. Enseguida fueron al Hospital de Clínicas Caracas y gracias a la rápida intervenJULIO 2004

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ción de los doctores, y a que ella, que es muy intuitiva, tuvo ese presentimiento, él salió bien librado del trance". Silvia asiente, pero se abstiene de entrar en honduras. Concede, sí, que estuvo convaleciente y que el programa de radio se siguió haciendo desde la casa, "hasta que se restableciera totalmente con menos esfuerzo y, claro, sintiéndose mentalmente gratificado; él dice que la radio es su pasión, no su trabajo". Un empleado de la emisora recuerda que por esos días Luis Chataing, haciendo zapping radial en vivo —la impertinencia es parte de su programa—, pinchó un día Unión Radio y pidió hablar con Pedro que estaba en esos momentos conduciendo su espacio. Le dijeron que no se encontraba, que estaba haciendo el programa desde casa porque estaba enfermo. "Se armó la de San Quintín; creo que había el deseo expreso de que la información no se filtrara.

La estrategia era guardar aquello como secreto para que ni el público ni los anunciantes tuvieran motivos para dudar del tótem.

Pamplinas. No pasó nada, y él, que es lo importante, se reintegró al mes completamente bien".

La prosperidad de la pareja salta a la vista. Viajan cada dos por tres a París, la ciudad que más jalona a Pedro Penzini en todo el mundo; hacen de su casa un pizpireto, colorido y referencial punto de encuentro —sobre todo en los últimos años, los bonches eran en realidad peñas para disertar, dos expositores por vez, con corolario de chupe y mesa de postres, y seguro buena música, ya que ella y él la adoran y compartían una prolija colección del género llamado clásico, dilecto de ambos—; y en llave se asisten en sus respectivos desempeños. Ella lo orienta en su desempeño radial, le sopla sucesos vinculados con su bandera, la opositora —se convierte decididamente al antichavismo— y él escucharía interesado el parte de la jornada de ella en la empresa heredada del padre —"soy la primogénita, así que un poco el varón"—, vinculada con fórmulas, pero no médicas: allí oficia de gerente general es una fabrica de cremas de belleza, de tinturas textiles —el legendario wickiwicki— y de unturas pastosas no grasas y no tóxicas para modelaje y uso exclusivo de niños, corno plastilina. "Ella, quizás, pretendía influir demasiado en él", susurra un lengua larga sin nombre que jura que por ella él habría tapado los tabiques entre las oficinas de la emisora para que no entraran en su estudio las malas influencias de algún otro. "Por ejemplo, no quiso que él volviera nunca más a la tele, no sé por qué". Silvia Benaím frunce el ceño. "¿Frenar, yo?...", se recompone. "Al contrario. Creo que soy una especie de motorcito...".

E

l 31 de marzo de 2004, y luego de brevísimos 30 días de trámites —los abogados a cargo del litigio de la separación apelaron en la sorprendente urgencia al efectivísimo artículo 185, aquel que usaran los Lusinchi Castillo para separar los apellidos en un santiamén— la pareja firmó el divorcio, tras 21 años cie unión conyugal diríase feliz. La relación amorosa colapsa suprimiendo la ronda de reencuentros conciliatorios y sin que se reconsidere el asunto al menos en la intimidad del consultorio de un consejero matrimonial. Ella niega, por su parte, también como causal la tentación del tercero. "Sólo te puedo 42

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decir que... fue por diferencias de valores". Valores contantes y sonantes, susurra alguien colocado estratégicamente cerca de la escena donde se precipita el drama. Aunque todo estaba arreglado, acordado, distribuido y sopesado desde el principio de los tiempos en conversaciones sobre bienes comunes, patrimonio y herencias, de pronto los interesados, unidos en una compañía de acciones debidamente contabilizadas, habrían extraviado la posibilidad de entenderse sobre lo ya tácito. Que la casa de Altamira, bien conyugal, herencia estipulada y a repartirse en partes iguales para los cinco hijos, los cuatro de él y la de ella, en su debido momento, o sea, luego de la muerte de ambos, no antes, no de uno.

Que si ella quiso cambiar la cláusula de pronto queriendo evitar de antemano sentirse arrinconada, en la hipótesis de una viudez temprana; que acaso anticipándose a una eventual separación, sospechando quién sabe qué o intuyendo el can- Titina, prenda del primer casorio sancio, quiso hacer los arreglos que legitimaran sus derechos de dueña. "Es que las mujeres nos cansamos", dice con su vela en el entierro una doliente que no está tan afuera. "No, no, no", se apura ella: "Yo sólo he querido mantener mis principios, y sobre todo, desee sentir a Pedro a mi lado en todo esto... de mi lado... es... ha sido... el amor de mi vida..."

Las cuentas no fueron bien sacadas, en fin, y la disensión devino detonante; cual inquilinos de la Torre de Babel, pareja e hijos remarcaron territorio y donde antes se decía "nuestro" se aposentó el "mío". Hay quienes insisten en achacar a otras razones menos mercenarias la razón de la eclosión. Quién sabe.

Lo cierto es que lo que fue operó como una bomba. Tronó. Y despidió a los presentes leguas afuera. Después del 31, ella se fue a París por mes y medio, para iniciar el período de "blanqueo" a distancia prudencial. A las emociones al rojo vivo que iban de la tristeza a la rabia a su libre albedrío ha comenzado a domesticarlas. El, por su parte, ha sido adoptado por sus hijos, que no lo dejan desde el aciago día de infeliz término ni a sol ni a sombra. "Bueno, papá siempre ha sido cariñoso con nosotros, un padrazo, nos ha seguido los pasos, no importa donde esté, siempre llamaba en la mañana para desearnos buenos días. No es que lo hemos reencontrado, sólo que lo cuidamos, como es natural. El no es un hombre pusilánime para nada, ni mucho menos alguien que se entregue, es bien apasionado y vital, pero queremos estar seguros de que se mantenga en movimiento", confiesa cerrando filas Titina Penzini.

Silvia Benaím adora a los barrocos, Corelli, Telemann, Vivaldi, pero también disfruta horrores bailando salsa, o en un ladrillito. Tópico aparentemente neutral —aunque también ac-

tiva la memoria romántica la sola mención del acto de los cuerpos entrelazados siguiendo un vaivén al unísono—, gratamente excita su elocuencia. Comenta que en general todo lo que implique menear orientadamente la osamenta le atrae: es alumna de Siudy Quintero y hace yoga, así como también sentir que está aceitada por fuera; por eso también es asidua a los masajes y vela porque su piel refleje la jovialidad de su musculatura con los retoques técnicos que la plástica ofrece. Pedro Penzini también adora hacer ejercicios; en la mañana cumple con una

mas. "Prefiero el sincretismo". De hecho se ha especializado en la observación del aura ajena y demás vahos cósmicos y es devota de la Rosa Mística. "Pocos saben que somos una representación mínima, uno por ciento, del todo. Claro, cómo nos duele ese uno por ciento, cuánto lo sentimos", conviene bucólica. Pedro también lee de todo, aunque según Nelson Bocaranda muerto de risa tiene acumulado un rimero de revistas y materiales por repasar en el asiento posterior de su auto desde hace quién sabe cuánto, lo suficiente eso sí como para que las páginas estén ama-

"Es que las mujeres nos cansamos", dice con su vela una doliente. "No, no, no", se apura ella: "Yo sólo he querido mantener mis principios, y sobre todo, desee sentir a Pedro a mi lado en todo esto... es... ha sido... el amor de mi vida..."

rutina por él mismo diseñada en los aparatos del gimnasio casero. También baila sabroso. Eso lo dice ella en voz bajita y guiñando el ojo, y lo refrenda Titina Penzini, quien cuenta divertida que lo sacaron a bailar una amigas suyas en el cumpleaños de Mayela Camacho para que se animara un poco y causó sensación. El, abochornado, frunce el ceño cuando se le pregunta cómo baila. Es otra que arrobada lo tilda de seductor.

"Y tiene su look, de combate, sus típicos jeans y su camisa abierta, ajá, informal, cero corbatas, pero con ropa linda, de buena marca, Lacoste".

"Si supieras que no, no soy fashion victim ni fui de jovencita ni me ha interesado jamás ir a desfiles; el mundo del espectáculo es lo que menos atrapa mi atención. Pero me encanta el arte, la plástica, los conciertos, leer...". Ella lee de todo, pero prefiere aquellos temas actuales no mundanos que dan pistas acerca de cómo ser mejor ser humano, desde el surtido repertorio de la autoayuda hasta filosofía clásica; religión en su versión ortodoxa no: es judía pero no sigue a pies juntillas las for-

rillas y torcidas, "nadie puede sentarse atrás, ja". Ella quiere escribir un libro sobre el espinoso tema de la madrastra, "pero no para fabular sobre un estereotipo borrascoso ni para drenar nada; tengo mis afectos claros y bien acordonados en ese sentido: el libro sería más bien como un aporte pedagógico a las tantas y tantas mujeres que nos involucramos con los hijos de nuestros maridos cuando se trata de segundas nupcias. Acaso recogería testimonios que orientaran, podría ser definitivamente útil y hermoso". El también quiere escribir. A lo mejor se deja llevar por el género de la autobiografía, a lo mejor recapitula la experiencia radial... no está tan claro. Pero ya ha comenzado a garrapatear algunas líneas. Ella lleva un diario. El anota aquí y allá, y una secretaria le lleva a agenda.

Cuando Charles Brewer Carías fue ministro de Juventud, en tiempos de Luis Herrera, Pedro Penzini, como asesor en el novedoso tema del cuidado del colesterol para la prevención de embolias, fue copartícipe en el programa de cierre de avenidas para el disfrute dominical y al aire libre de los espacios abiertos de la congestionada ciudad; él mismo marcó pauta corriendo solo.

"Más de una vez la policía me detuvo pensando que huía de algo". Entre sus predios estaba el Parque del Este donde pronto un grupo de seguidores de la ocurrencia comenzaron a ir deprisa, zapatos de goma, sudaderas y la adrenalina a millón. "Muchos dejaron en el salitre de la transpiración sus temores, sus problemas, e hicieron conexión. De esa época conozco muchos matrimonios felices, fraguados en el trote de la madrugada". Silvia no quisiera salir corriendo. O mejor dicho, a lo mejor correría tras... él... Aunque las cosas están más que de color de hormiga, masculla algo que se parece a la palabra esperanza. ¿Dijo eso? ¿Dijo reconciliación? ¿Dijo que nunca dirá de esa agua no beberé? Dijo amanecerá y veremos. El, por su parte, no cierra del todo las puertas ¿o acaso sólo se refería al país? "Debemos tener eso pendiente, no la confrontación, eso no nos conducirá a nada positivo". Especie de Rey Midas —¿como Julio Iglesias bronceado y platudo?—, pintón en sus bien añejados sesenta, por ahora él está sin reina. "Imaginaba nuestro ocaso a dúo...", suspira ella, irremediablemente vinculada con la organización de ágapes y eventos, anunciando su deseo de lanzarse a alcaldesa, confesando que acaso en una vida pasada vivió en un castillo y fue noble, postulándose a candidata a reina de corazones. 1-0

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C ara c a s

6:00 p.m.

Es viernes, viernes y quincena; los caraqueños han salido juntos, al unísono. Como un ejército obligado a marchar y, a su paso firme, abarrotar las aceras, las calles, los cruces peatonales. Entonces la ciudad está más viva que nunca a esta hora y son pocos los que parecen estar dispuestos a dejar las opciones perniciosas a un lado para emprender la triste retirada a casa. Colas inmensas y atascos de seres humanos en cada esquina sentencian la imagen instantánea, una Polaroid de este viernes, que es igual a otro viernes cualquiera, en esta exótica capital venezolana.

LA gente esta fuera de sus trAajos, libre de esas pequeñas celdas que ocupa a diario y en las que deja sus frustraciones y abatimientos. Ahora, indultados, están dispuestos a olvidar lo que sea que son durante el día, purgados de las responsabilidades laborales, los horarios, el jefe, los fastidiosos compañeros...

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porque es viernes y Caracas, toda, se está prendiendo en una sola rumba, una fiesta, un desparpajo frenético que pide con angustia ser recorrido por el más contundente frenesí liberal.

4~111111111111.5111111111111111111111111111111W

7:00 p.mé

Comida chatarra es lo que se consume, de repente una pizza para aguantar la terrible jornada en que se convierten los fines de semana. Y en la terraza de El León, en La Castellana, está agrupada una de las tantas compañías de este regimiento de parranderos. Botellas de cerveza sobre las mesas blancas de plástico.

Y lo que se escucha desde las mesas contiguas es una extensa

Al caer la noche, una animosa multitud de todos los sexos, se derrama sobre calles, centro comerciales, discotecas y bares de la capital, que se hace escenario de esa otra vida, oculta bajo el ropaje del día. A medida que pasan las horas, las fantasías agazapadas y los encuentros soñados abarrotan los recintos nocturnos, hasta bien entrada la mañana

Fees epeeeme

manco

variedad de chismes sobre conocidos. Al parecer, buena parte de la idea de este inicio de la movida nocturna es hablar de los demás, chismear, cuchichear, siempre y cuando se cuente con una botella de cerveza bien fría y la tarde se haya convertido en una tímida noche que aún no descorre su malicioso velo. "A mí me dijeron que ella es..." , la voz que inicia lo que al final es un licencioso comentario proviene de un tipo que no excede los treinta y cinco años, viste de traje y corbata y está acompañado por una mujer posiblemente un par de años menor que luce como empleada de un banco. Ella está muy interesada en lo que él le relata. Y de otra mesa, justo al otro lado, se escucha

algo más o menos similar. Es como si en realidad se sintieran presos durante el día y ahora aprovechan para decirlo todo sobre todos los que conocen. Muy pocos comentarios que conciernan solamente a las dos personas se escuchan. Parece que buena parte de sus fecundas pláticas discurren en temas que no tienen que ver —al menos no directamente— con ellos y con lo que hacen sentados ahí, en El León o muy cerca, en El Naturista, a esta hora del viernes, entre cerveza y cerveza.

13:00 pana En el estacionamiento de El Naturista se ha detenido un compacto último modelo y a través de sus vidrios aparece las anatomía de una linda rubia que apaga el carro tras bajar los vidrios; desde el asiento trasero un joven asiático habla en inglés, mandando al copiloto —otro joven veinteañero— a comprar unas cervezas mientras él y la rubia encienden unos cigarrillos.= JULIO

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Ríen y parece que están viviendo la mejor época de sus vidas; en sus rostros no hay evidencias de una sola preocupación que no sea el que la cerveza esté suficientemente fría. El asiático pregunta dónde irán luego. La rubia le dice que se quede tranquilo y que primero hay que buscar a un amigo para después seguir con el itinerario.

En Las Mercedes todo es básicamente igual y la mayoría de las mesas de los locales están repletas de gente que, sin importar su edad, se siente joven y con ganas... de dejarse llevar más allá de la prudencia y la cordura. En La Birra una muchacha camina entre las mesas sujetando un micrófono y al frente tiene un camarógrafo que graba en video digital las entrevistas con los clientes que ella realiza. "Esto es para el programa Noche de perros en Televen, el de Carlos Mata", dice una de las productoras. En una de las mesas se dejan ver cuatro veinteañeras que sonríen y hablan, a pesar de no estar acompañadas por ningún hombre. Pero no importa, dado que este es el "pre-despacho": seguramente la compañía masculina llegará cuando la verdadera rumba comience, más tarde. Ahora sólo se toma una profunda inhalación en preparación para el largo y abusivo maratón nocturno que está por desarrollarse.

En otro pequeño local corre hasta el equipo periodístico un ti po obeso que sostiene dos botellas de cerveza light. Transpira, habla apurado. "Tienen que tomarnos una foto que nos estamos graduando de..." y se queda pensando como si los apretados 46

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años de universidad se desvanecieran súbitamente. Y señala al resto de sus compañeros que bailan en una pequeña pista de baile, juntando sus cuerpos, besándose. Valió la pena el esfuerzo.

Desde una de las mesas, cerca de la entrada del local, dos muchachas, que también permanecen solas, se entretienen, una mirando hacia la lejanía como esperando que de la nada se materialice un príncipe azul o de cualquier otro color y la otra

Alguien se las quitó. Y se detiene frente a un carro sobre el cual está recostada una parejita de lo más amartelada.

"Apenas estamos comenzando esto", dice el muchacho. "Ni siquiera nos hemos acostado juntos", continúa, y la mira a ella y ella se ríe, cómplice.

•I■ideléh~

chequeando que sus uñas estén bien pintadas. No hablan entre sí. Cada una está abstraída en su pequeño universo de aburrimiento y seguramente lo peor para ellas es estar tan cerca de los recién graduados y su alocado festejo, que les recuerda que ellas no están ni remotamente ancladas en esa misma sintonía anímica. "Vente, pana, a ellos también tienes que tomarles una foto", dice el mismo tipo pero ya sin las cervezas en las manos.

Hasta ahora la música no es nada variado: una mínima y casi imperceptible carga latina se ve absorbida por música gringa estilo Top 40. Aunque en Beer Place, también en Las Mercedes, el panorama es distinto y la movida es latina, con la consigna de pulir hebillas bailando salsa y merengue hasta que las suelas de los zapatos se gasten. Una tira de terciopelo rojo clausura la entrada. El local está lleno.

No cabe un alma más, así que ni hablar de algún cuerpo. Oscar D'León suena a través del sistema de sonido de Beer Place y, aunque con el ruido es difícil escuchar o ser escuchado, en las mesas parece que se desarrolla toda una tertulia. Los labios se mueven. Algún tipo de comunicación a prueba de algarabía han sabido desarrollar con el paso de tantas noches alborotadas.

"Tienen que esperar a que la gente de Fashion Night termine, porque ellos llegaron primero. Bueno, no, mejor entren y cada uno puede hacer su trabajo por su lado". A esta hora Auyama Café también está lleno y a su entrada se congregan de-=

cenas de personas que quieren, entre otras cosas, tomar asiento y ver al mediocre grupito que está interpretando los típicos clásicos de rock en español que no faltan en algún café un viernes por la noche. El cantante desentona y desde una mesa cuatro jóvenes veinteañeros llaman a una promotora de Lucky Strike. Ella, altísima, cabello castaño y voluptuosa —seguramente modelo con necesidad de rebusque económico—, se acerca a la mesa y muestra en encendedor negro que vende con la compra de varias cajas de cigarrillos. Los cuatro están admirándola, saboreándola con las pupilas y con agua en la boca. Y ella lo sabe, incluso cambia su tono de voz, lo endulza y su mirada dibuja un anillo de malicia y perversión. "Bueno, muchachitos, mamá está brava y los va a castigar a punta de nalgadas", pareciera ser el mensaje. En cosas de menos de un minuto ella les ha vendido los encendedores y ellos, mirándola alejarse se repiten: "Qué buena está"; tal vez se marcharan a sus casas pensando en la espectacular promotora y el buen negocio que hicieron comprando cajas y cajas de cigarrillos y un moderno encendedor, aunque ninguno de ellos sea fumador. "¡Chama, aparecister, es el grito resuelto de un tipo felizmente amanerado cerca de la entrada de Barrabar, en el C.C. Mata de Coco. Su amiga o conocida o lo que sea lo mira con extrañeza. Luego hace una pausa en la que trata de recordar y explota en un abrazo fuerte y un sonoro beso de mejilla: "¡Chaaamor. El usa el cabello teñido de amarillo y ella también. Los dos son muy delgados y al fondo se escuchan ritmos electrónicos, bailados por la totali48

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dad de los presentes. El sitio es pequeño y también —sorpresa— está atiborrado de clientes. El Dj está ahí mismo, mezclando a un metro de la pista, al nivel de su auditorio. Un grupo ecléctico, aparentemente radical. Así es el público de Barraban Imposible imaginar a estas chicas que usan lentes de pasta o a los hombres con look medio andrógino y medio ácido hablando sobre Chávez y su loca revolución.

Movimientos cortos en la pista de baile siguiendo el cadencioso) bum-bum, besitos ricos, hablar pegado, tragos con pitillo,

bartenders vestidos de blanco. La decoración es minimalista. No es un sitio para enrollarse ni pensar mucho, sino para dejarse llevar por la corriente hasta la deriva. "Quiero ser intenso", es lo que pareciera querer gritar cada uno de los que aquí están la noche de este viernes del siglo XXI, "pero sé que no lo soy".

El desfile comienza en el Centro San Ignacio y, a pesar de que en el departamento de modas no hay mucha variedad —hombres y

mujeres parecen vestir si no idéntico al menos similar—, en realidad no importa porque aquí lo que sobra —literalmente— es gente bonita, perfumada y resuelta a pasar lo que queda de noche en compañía de aquellos que se le parecen. Son como fotocopias humanas que abarrotan el San Ignacio. Los que han llegado a esta hora se lamentan de no conseguir mesa, porque eso es lo más importante si se está en el San Ignacio a esta hora: conseguir una mesa desde donde se pueda ver y ser visto.

En la Ronería Santa Teresa espera un grupo de tres chicas solitarias, sentadas en puffs azules. Toman cocktails y hablan entre sí. "No, no tengo novio. Ella sí, pero hoy salimos a rumbear nosotras solas", comenta una de ellas. Las tres están bordeando los veintisiete años. "Pero si ahorita se acercan unos chamos y se quieren sentar con nosotras y nos caen bien, creo que no habría ningún problema". Aunque el problema llega en cosa de minutos cuando una leve llovizna se convierte en aguacero y todos corren a guarecerse de la fuerte lluvia. Las terrazas de los demás locales se vacían y el pasillo principal ahora es intransitable. Pero nadie se va. Todos se quedan ahí, esperando que el clima mejore y, mientras, hablan entre sí. Nada ni nadie les va a arruinar su rumba del viernes. El desfile no se detiene, mujeres y hombres caminan juntos, tomados de la mano, abriéndose paso entre sus congéneres. Para otros es hora de entrar a una disco donde el clima sea húmedo... pero no debido a este inoportuno chaparrón.

¿Cincuenta, sesenta?, no menos que eso, la verdad es que no.

Y todas estas decenas de personas —arregladas, dispuestas a pasarla bien— están rogando a los porteros de la discoteca Loft, en el piso 4 del C.C. San Ignacio, que los dejen entrar.=

a su rostro para besarla, pero ella no se deja y forcejea hasta que él la suelta.

A la derecha de ellos, otra joven está discutiendo con su pareja, pero están muy lejos y es imposible escuchar. Ella es blanca y delgada y usa jeans apretaditos con una blusa negra de seda; él es moreno y fuerte y le ha quitado a ella de las manos la cartera, de la cual saca una muestra de perfume que arroja al piso y luego aplasta con el zapato. Ella comienza a llorar pero todo los que están su lado, incluso los que aparentemente los acompañan, están más ocupados bailando en un solo sitio y sorbiendo tragos coloridos a través de delgados pitillos.

Al salir un grupo de chicas quiere una foto, alguna evidencia física de que lograron entrar a Loft.

"Epa negro, soy yo", dice un delgado espécimen que ni siquiera es visto por el portero. "¡Negro, aquí, soy yo!", repite pero nada ocurre. Y la situación es igual para los demás que le rodean. Todos quieren entrar y no les importa cuánto esperarán de pie. Si no logran entrar... ¡No!, ni siquiera vale la pena pensar en esa escalofriante posibilidad. "Esto siempre está así", dice uno de los integrantes del equipo de seguridad. "Yo no lo entiendo, a nosotros nos ofrecen hasta cincuenta mil bolívares simplemente para que dejemos entrar a uno". Y cuando llegan al local se dan cuenta de que está tan lleno que no hay espacio ni siquiera para bailar y que llegar a la barra es toda una odisea. Pero ellos, los angustiados visitantes de la noche, no creen en nada que no sea la idea de entrar, de ser aceptados. Porque al final de cuentas todo se resume en pertenecer, ser aceptado en un grupo del que se supone debería formar parte. No es tanto por la rumba en sí, sino por saber que se está en el mismo sitio con éste o aquél. Y, estando dentro, lo demás pasa a un segundo plano.

"Te lo juro que voy a gritar si no me sueltas", eso es lo que ha dicho por tercera vez una bellísima veinteañera que usa pantalones rojos a su pareja, un tipo gordito que está parado frente a ella y le bloquea todo movimiento que ella hace para tratar de salir con cierto disimulo del interior de Loft. "De verdad, voy a gritar. Yo no sé por qué tú me haces estas vainas". Y él se ríe y le dice que no la va a dejar irse a ninguna parte, que si de verdad quiere gritar, que lo haga. Total, con la música nadie la va a escuchar. Y posiblemente tenga razón porque esta changa que suena a todo volumen dentro de Loft —obra del Dj Salvatore— aniquila toda posibilidad de intercambio verbal. Hombres con camisas ajustadas, mujeres con PODA !IVA y corta. Los que logran entrar ahora adoptan instantáneamente una pose al cruzar la puerta. Una mirada impactante. Un caminar rítmico. "Yo lo que he hecho es sacrificarme por ti", repite la misma muchacha de pantalones rojos.

El no le dice nada. La sujeta por las muñecas y se aproxima 5o

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De regreso al vehículo, que está estacionado frente al C.C. Mata de Coco, detona otra crisis sentimental. La muchacha está gritando: "¡Marica, ese tipo se mete pases, ¿no ves cómo se pone?"; su amiga le pide que se tranquilice. Todo esto pasa mientras el muchacho gesticula, grita y reclama una supuesta infidelidad. "¡Yo no lo besé!", se defiende su pareja, pero es demasiado tarde y él se larga, dejando a las dos chicas gritándose entre sí, esperando por un taxi que pronto llega. Fin de la rumba para estas chicas malas.

En el Greenwich Pub de Altamira se repite la historia: nadie cabe dentro del pequeño local, excepto aquellos que estén dispuestos a oler de cerca las axilas ajenas. "No vale, todavía se le puede meter más gente", dice el portero mientras empuja con toda su fuerza la enorme puerta de madera que contiene a la totalidad del público. En algún lugar está tocado una banda de rock, pero desde la entrada lo único que se ve son cabezas moviéndose con frenesí. "¿Crisis?", se preguntaría cualquiera. ¿Cuál crisis económica? Ningún sitio visitado esta noche está menos que repleto. Todos los que ahí se encuentran sostienen tragos... "Ya va, que adentro me estoy ahogando", se queja una muchacha morena y delgada con el rostro húmedo por el calor, mientras le pide

tes de seguridad de una acera, frente a un edificio. Pero el conductor está como si nada. Los demás le gritan: "¡Epa, chocaste!", pero él no reacciona, perdido en su limbo alcohólico.

Más adelante se detiene una pick-up de doble asiento y, al abrirse las puertas, dos muchachas salen despavoridas, corriendo hacia el lado opuesto. Detrás de ellas sale trastabillando Eduardo, un delgadísimo veinteañero con el cabello largo hasta la cintura, que se agacha frente a un charco de agua junto a la camioneta para irse en vómito y tratando de recogerse en cabello para no ensuciarlo. Luego de un rato de agonía dice: "Listo, vamos a entrar... ¿qué se hicieron las chamas?" Una patrulla de la policía de Baruta se ha estacionado al ver que una pareja está peleando en la acera, junto a la entrada de La Belle Epoque. Gritos van y viene, y al final los funcionarios se marchan. Es la cuarta mujer que llora en plena vía pública que el periodista ha visto durante esta loca noche del viernes. Claro, entonces no es de extrañar el que muchas mujeres prefieran salir solas. giaffi■I~~~~111aamillizillg Lo que ocurre tras las puertas de la discoteca Zenon, en el C.C. Paseo las Mercedes, debería quedar ahí y no salir a la luz pública. Y, salvo porque el fotógrafo de Exceso está inmortalizando el derrape homosexual que aquí se lleva a cabo, así sería.

Un enorme stripper contonea su cuerpo frente a los visitantes que, esta noche, le han llenado la tanga de billetes de baja denominación. A lo lejos, del otro lado de la pista de baile, bajo la complicidad de las sombras, y en un espacio completamente oscuro, se llevan a cabo actos predecibles. Sólo los reflejos de las luces estroboscópicas sirven de referencia para advertir ciertos movimientos lúbricos a los que nadie, salvo sus protagonistas, presta atención. Dos hombres se besan recostados de una columna, en plena pista de baile y uno de ellos, trajeado y encorbatado, pareciera querer robarle la esencia a su pareja, chuparle el espíritu. Todos lucen como una tribu que se dedica a sobrevivir en circunstancias como estas, con luces extrañas y música decadente, orgullosos de lo que son —a pesar que muchos sólo lo admitan en sitios como Zenon. El equipo de Exceso se marcha y los gays caraqueños que frecuentan Zenon siguen su comparsa alegre y despreocupada.

al portero que la deje permanecer un rato en la antesala. "Es que estoy en un rincón con una amiga y no puedo ni respirar. A ella le gustan estos sitios pero a mí no. No es lo mío. Mucha gente y mucho calor, no se puede". Al parecer sí se puede porque nadie quiere salir, sino entrar y los que están adentro quizás se quejan apenas de que la noche sea muy corta.

Todo adquiere dimensiones trágicas, violentas; extrañas vibraciones se apoderan de los alrededores de la Belle Epoque, en Bello Monte. Lo que se escucha es un sonido fuerte y seco; al mirar a un lado un carro se ha estrellado con los pequeños pos-

La avenida Francisco Fajardo luce desierta y amplia; el destino final es un after hours en Macaracuay. El buen rumbero sabe que tiene que llegar a los extremos, visitar el último local abierto, bailar la última canción, tomar el último trago. Y eso es lo que ocurre en este sitio, a esta terrible hora, cuando la noche se ha esfumado ante la imprevista iluminación de la cruel mañana.

Los que están dentro del local siguen haciendo lo mismo que han hecho desde que anocheció. Los que salen parecen vampiros aniquilados por los temibles rayos solares. La rumba se acaba; Caracas se aplaca y guarda silencio espectral durante unos minutos.

Pero no importa, total, hoy es sábado y la movida en Caracas continúa a la misma hora y en el mismo sitio. Sólo hay que llegar temprano, con ganas de ser admitido. L —C.E JULIO 2004

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erá, pues, que de veras las cosas están al revés. Dadas las circunstancias, cabía suponer que, de entre la carnada de funcionarios públicos de boinas rojas, a las primeras de cambio, Tobías Nóbrega iba a granjearse las antipatías de los banqueros. Porque para poder aparecer de la tramoya chavista, habrá tenido que hacerse eco del grito de ¡oligarcas temblad! Venía, además, empacado en un celofán de intransigencia en manejos monetarios bajo sospecha, verbigracia, su actuación contumaz contra el ex ministro de Hacienda en tiempos de Pérez, Luis Raúl Matos Azócar, tras la desairada compra de los Bonos Brady. Cuando fue juramentado el agudo analista de los lentes de nerd como encargado de la hacienda pública, quienes estaban intentando levantar cabeza después de la crisis financiera del 94, quizás añorando, cebados, el guiño paternalista, pensarían que se acabó lo que se daba. Pero no, para asombro de la platea, en tiempos de recesión rampante, los banqueros, cada vez más sonrientes —sus huchas más rebosantes, lo dicen los balances y los desbalances—, se frotan las manos y celebran la ratificación en su cargo del prestidigitador. Por fin, dicen jubilosos, contamos con un real —o demasiados reales— ministro de Finanzas. Todos menos uno, el aguafiestas de Oscar García Mendoza, el presidente del Banco Venezolano de Crédito.

"Es que lo que está ocurriendo es trágico, no mágico", marca así territorio, ubicándose a aséptica distancia de sus pares y bien lejos de todo lo que exhale tufillo oficial. No sorprenden de García Mendoza la voz con acento de caraqueño bien educado —sanignaciano— ni las eres que se deslizan orondas desde el gratificado paladar, tampoco la molestia que se resbala sin disimulo por entre las comisuras de una boca que no entiende de chitos; la verdad es que últimamente sólo consigue expresarse con adjetivos de ph ácido.

Lo que sí llama la atención son las reiteradas denuncias sobre el "informal" manejo del patrimonio del soberano —compartidas sin enmiendas por señeros economistas y señores del Banco Central de Venezuela—, y asimismo el que desde su pedestal de "bien nacido" se dé a la tarea

incómoda de meter el dedo en la llaga de la realidad nacional con la cantaleta infeliz de la miseria y la hambruna. ¿No es un despropósito? ¿Qué le importan a un banquero, él mismo bien librado de polvo y paja, sin rojos en sus haberes, estas menudencias? ¿Por qué ir a Aló ciudadano para oír a Leopoldo Castillo aullar: "¡Llévatelo!", luego de suministrarle un dato comprometedor? ¿No rompe acaso el molde, el estereotipo, el perfil?

"Soy venezolano", despacha sin más el tataranieto del primer presidente constitucional del país, Cristóbal Mendoza; pariente de los Uslar; y descendiente directo del general José Antonio Velutini, guerrero del liberalismo amarillo de gran influencia de Zaraza a Carúpano. Ajá; y reconoce el aroma del guiso. "Lo que se está haciendo no tiene nombre ni perdón, se está realizando, sin soporte técnico ni legítimo alguno, la temeraria compra de papeles de la deuda pública por parte de un rimero de instituciones bancarias que han centrado en bonos basura sus carteras: al menor tambaleo del gobierno, se derrumbará el sistema financiero", las canta agorero, al tiempo que saca las cuentas del macabro festín que se oficia. "Mientras la desnutrición se encarama en 17 por ciento, se está dilapidando una fortuna inconmensurable, nunca vista, que se ha recibido por la renta petrolera; es como si cada día nos ganáramos la lotería y cada día botáramos cada centavo ganado. Los 120 mil millones de dólares que se han contabilizado en los últimos cinco años no han dejado huella, ni tan siquiera señas, no se ven obras ni soluciones en marcha. Yo hablo de dinero perdido, evaporado, y de poca transparencia en las operaciones, de ausencia de controles y de colocaciones perversas, malsanas que se reciclan sin rendición de cuentas, en fin, de saqueo. Esto que estamos viviendo no es ni más ni menos que una pesadilla. Y no sé qué ocurrirá cuando despertemos", asesta —y asusta— García Mendoza.

El calibre de sus pontificaciones le ha procurado algo más que el respingo de los señalados —colegas acomodados en la acera de enfrente y funcionarios que rumian su tenaz oposición—, amén del

remoquete de urticante. Ha sido demandado por parte del titular del despacho de Finanzas por el supuesto delito de difamación agravada. Es que —así lo interpretan otros demandados— Tobías Nóbrega, el de la sesera fosforescente, el de la sorprendente metamorfosis, el saltimbanqui político, el supuesto multiplicador de verdes de poco fiar —los epítetos son cortesía de los querellados— desearía que le celebraran la gracia. Pero, punto en contra, los malabarismos fiscales con que en tiempos de "reconducido" maná —y de malabaristas en cada esquina— ha vuelto guanábana el cambur y redondita la raíz cuadrada no se han traducido en convincente populismo. Picado, envenenado y con el arrebato del amateur, desde su jabonoso Olimpo, lanza flechas, pues, contra todo aquel que ose cuestionar su alegre desempeño como promotor del humor privado. O, Francisco Faraco dixit, "como genial antimidas". De acuerdo y tan contundente el ex profesor de Nóbrega en la Universidad Central, Gustavo García, el que se arriesgó a cuestionar de viva voz la operación protagonizada por la casa de bolsa Cedel, según quedó estampado en El Universal dos años atrás.

Entonces sugería la compra y venta y vuelta a comprar de bonos que —cada vez más caros, y con ganancioso sobreprecio—, iban y venían de y al estado, y acaso —se preguntaba— con comisiones incluidas. ¿Exageraba cuando deslizó que "llegaron a dirigirnos Alí Babá y los cuarenta ladrones?". "Ahora habría que investigar acerca de la compra de inmuebles por parte del estado cuando le sobran los enajenados por Fogade...", calla y otorga. La lista de compras incluye lomito. Aparece un edificio en Sabana Grande para ubicar a la oficina que atiende lo relativo a las pensiones de los jubilados y cuya nómina no pasa la veintena de empleados cuando se es dueño del edificio del Latino. Está el edificio que antes fue del Banco Unión, luego de Unibanca y finalmente de Banesco, una inmensa torre ubicada en la esquina del Chorro, adquirido quién sabe si para algo más que... para demostrar el chorro de recursos que se maneja.

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En la mirilla pero para nada amedrentados, los que Nóbrega cita en los tribunales, léase los que persisten en cuestionar la política económica, "si la hay" —profesores de la Facultad de Economía y de connotadas instituciones, colegas y estudiosos de los números, a excepción de García Mendoza, quien recuerda haberlo visto "un par de veces"— lo acusan, también, de ampararse en el clan de "invidentes" que lo acordona —o que se hacen de la vista gorda, tales como el contralor, el procurador, el superintendente de bancos, el presidente mismo, el resto del gabinete, la asamblea nacional, y largo etcétera—, así como en los nudos legales que lo blindan, para emprenderla contra ellos, a saber, el diario El Universal, Carmelo Lauría, Francisco Faraco, Orlando Ochoa y, el blanco más reciente, el presidente de uno de los pocos bancos de categoría triple A del país, o sea, Oscar García Mendoza, quien, por cierto, no demuestra la menor intención de retractarse y, en sus trece, añade que no es precisamente contra él el daño, y que a él, la verdad, ni coquito.

"Quien no la debe no la teme". Y atiza,

so riesgo de parecer poco político, o cuando menos prudente, que no ve posibilidades de tregua alguna —por ahora— al contrario que Lauría, quien se habría transado por la pipa de la paz por recomendación de sus abogados. "Yo soy abogado y creo en el estado de derecho; de existir, se podría pensar en conciliar términos, pero como están las cosas creo que tomarse la molestia de entablar una conversación sería menos que inútil. Nóbrega, con quien coincidí una que otra vez cuando fungía como asesor de la Asocación Bancaria, quiso, ya de ministro, tender un puente, y a través de un banquero amigo me lo hizo saber, pero la verdad es que rehusé aceptar la invitación.

No, no sé si habrá creído que soy un arrogante... Por cierto que quien hizo de enlace me confió que, de haber tener la posibilidad, habría hecho lo mismo que yo".

Francisco Faraco, como Gustavo García también ex profesor de Nóbrega en la Central, y a cargo desde hace una veintena de años de una compañía que para fines de marketing radiografía los intersticios bancarios —por su "solidez" coloca al Venezolano de Crédito a la ca-

cos? ¿Cómo que mi trabajo es un trajín? ¿Y cómo desde su jerarquía de ministro introduce una demanda contra mí supuestamente porque lo difamé? ¿Es que no se ha percatado de que es él quien cometió el delito de abuso de autoridad?

Ah, pero hay algo aún peor: está escrita en los expedientes instruidos, al menos en el que se me acusa por difamación, una perla que rinde homenaje a la democracia: que la crítica a funcionarios... ¡promueve la anarquía! ¿No es increíble?".

Faraco, un deslenguado al que no lo intimidan las cámaras o los grabadores —ni hablar de los ministros— añade leña al fuego con un boceto de su querellante.

Dice que Tobías Nóbrega se ha revelado como "un verdadero fiasco". "Como el Tartufo de Moliére, que en el último acto se descubre tal cual es: un resentido, en su caso. Nadie lo hubiera creído, pero actúa como dicta el libreto. Los resentidos padecen por no tener lo que se supone merecen y cuando lo alcanzan pues entonces sufren porque la fortuna les llegó a destiempo y, factura en mano, cobran con retroactivo: no tienen cura. Tobías coqueteó con el poder 'ene' veces y ahora que

Franco Faraco

namentablemente para Nóbrega no me abstendré de decir lo que pienso: uno, que está equivocado de palmo a palmo y lo peor es que debe saberlo, dos, que lo que he dicho acerca del Venezolano de Crédito y García Mendoza es fruto de concienzudos análisis, no es improvisado y mucho menos inducido o sesgado"

beza del sistema bancario y por su "verticalidad" rescata a quien lo preside, ay—, también cierra filas con García Mendoza en el club de los demandados impertinentes: "Lamentablemente para Nóbrega no me abstendré de decir lo que pienso: uno, que está equivocado de palmo a palmo y lo peor es que debe saberlo, dos, que lo que he dicho acerca del Venezolano de Crédito y García Mendoza es fruto de concienzudos análisis, no es algo improvisado y mucho menos inducido o sesgado que haya motivado algún interés no profesional, o sea, lo suscribo de pe a pa, y tercero, que no permitiré que enlode mi limpio apellido con sus acusaciones", desenvaina la espada. "¿Cómo pudo insinuar que yo cobro vacuna por mis análisis económi-

está encumbrado reniega de lo que profesaba, tiene amigos nuevos, los banqueros, y se ha vuelto intolerante, no admite que ha pifiado. Pero ¿y cómo no? Ahora sí se entiende que el recalcitrante neoliberal esté en el chavismo donde yo mismo le dije una vez, en son de chanza, por supuesto, que quizás podría tener cabida por feo y por portugués", se le dibuja un gesto casi tierno que dura unos pocos segundos en su semblante, hasta que, decepcionado, vuelve por sus fueros. "¡No había habido tanto desmán en la historia venezolana en los últimos 200 años!". E implacable; "En lo que a mí respecta, lo seguiré, si hiciera falta, hasta los infiernos". o, no es cibernético ni digital el afán de lucro apresurado, ni siquiera una ten-

dencia impuesta por la condición de país petrolero; es característica añosa, como ha sido también un sesgo perenne y típico en el devenir nacional el derecho a conquistar toda clase de oportunidades por parte de los llamados desclasados o de los inmigrantes: aquí los extranjeros son venezolanos con raíces", atestigua el ex presidente y memorioso historiador Ramón José Velásquez, hablando de política, nuevorricos y resentidos. "En 1890,

Velásquez de memoria

el colombiano Diógenes Arrieta fue designado como ministro de Fomento, y en 1864, el catalán Barret de Nazarit se alzó como ministro de Guerra y Marina, de manera pues que no tendría que haber espacio para los rencores de clase... de este país han sido presidentes campesinos y guerrilleros. Que yo sepa, aquí no se han puesto en duda ni los méritos ni la inteligencia de nadie... Creo que no hay duda acerca de que Tobías Nóbrega es brillante. Antonio Paredes, militar y filósofo preso en San Carlos, dijo antes que lo fusilaran que la ignorancia procrea a la audacia y en ocasiones es la dueña del poder. En este caso en particular, la materia en discusión es cómo se manipula la cosa pública. Y, por supuesto, la controversia entre el Venezolano de Crédi-

to y el gobierno, lo cual, por lo demás, no es un suceso inédito".

Recuerda Velásquez que cuando el banco estaba dirigido por su propio dueño, Enrique Pérez Dupuy, también tuvo la polémica, con todo y lo circunspecto de su proceder, o acaso por ello, puerta franca. Entre otros episodios, extrae de su cabeza privilegiada aquel en que el Venezolano de Crédito le ganó una demanda, en segunda instancia, al Banco Central de Venezuela. "Los bancos privados imprimían papel moneda hasta que repentinamente se aprobó que la emisión de billetes pasaría a ser prerrogativa del Banco Central. No había más remedio que aceptar el cambio de reglas de juego, entregarían el dinero, pero lo que no parecía tan fácil de cumplir era la entrega del oro que lo respaldaba; entonces propusieron dar el equivalente en plata y así comenzó el duelo. Años después, el Venezolano de Crédito repartiría entre sus accionistas sus dividendos en aquel oro atesorado a buen recaudo... fue el último banco del mundo en hacerlo". También cita otro ejemplo: cuando el dictador Marcos Pérez Jiménez pidió a la banca que lo apoyara en el plebiscito que, claro, debía ganar él. "Por principios, el Venezolano de Crédito se negó a semejante petición... sería por eso que Oscar García Mendoza dijo en el programa Aló ciudadano que, entre otras cosas, le otorga derecho a disentir el no tener muertos en el closet. La trayectoria del banco y la ejecutoria de sus directores siempre ha sido exitosa, amén de correcta".

Identificado plenamente con la línea del banco, Oscar García Mendoza pondría ahora la guinda cuando, luego de un buen tiempo separado de la Asociación Bancaria —"No es este tipo de solidaridad gremial la que más me interesa", diría sarcástico cuando cayeron los bancos como castillos de naipes tras el desplome del Latino, todos para uno y uno para todos compartiendo los agujeros de sus carteras de crédito—, decide asomar sus narices en la sede de dicha institución la víspera de las Navidades de 2002, no para corear villancicos, sino para dejar por sentado que el banco que preside desde 1975 ¡apoyaría sin ambages el paro pro-

puesto por la oposición! "Por supuesto que eso explica la animadversión que le profesa el gobierno", concluye un pez gordo de las finanzas desde su palco VIP. "Está clarísimo: quieren verle el hueso, pero la verdad es que creo que intentarlo será una tarea titánica. García Mendoza es un excelente gerente, ni en las peores circunstancias —y no sabría decir cuál crisis ha sido peor— ha trastabillado... tengo entendido que el que preside es el banco que reparte los más altos dividendos del mercado entre sus accionistas y el que mejor paga a sus empleados: las utilidades son suculentas, hasta de ocho meses. De ahí la fidelidad de sus trabajadores, y del mismo García Mendoza. Fíjate que no hacen ni siquiera publicidad... es que no la necesitan, la mejor promoción es la imagen maciza, monolítica, que transmiten y de la que se hacen eco sus clientes, y no ahora, es rancia ya".

Acaso como parte del supuesto plan vengador, Tobías Nóbrega —el muchacho se ha movido: pinitos en el MAS; toque técnico en Acción Democrática que incluye una asesoría a Matos Azócar y en Fogade a Esther de Margulis en el tránsito hacia Copei; coqueteos con Irene Sáez y una candidatura a diputado por ese partido al Congreso Nacional; breve interacción con Alfredo Peña hasta que un escándalo de sobreprecios en compras de medicinas lo separa sin remedio de la Alcaldía Mayor; irrupción en el chavismo— comenzaría por descalificar al engorroso bocón de Oscar García Mendoza con el alegato de que defiende a un banco que "ni siquiera es suyo". García Mendoza suspira. "Pues no, no creo que sea un razonamiento que se pretende capitalista, ni feudal, ni mucho menos logra descalificarme insinuando que soy el cancerbero. Creo que sencillamente es un planteamiento demodé, equivocado. Equivocado pensar que sólo debe ser uno cuidadoso con lo que le pertenece. Me jacto de ocupar este cargo porque los dueños y los accionistas consideran que soy una persona que defiende sus intereses con eficiencia y probidad. Ojalá que los funcionarios públicos vieran así su función frente a los venezolanos y no se consideraran dueños, aun- = JULIO 200 4

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"Claro que la ganancia es el objetivo por antonomasia de un banco, démoslo por descontado, pero no la codicia, eso es pecado... capital, un estereotipo que le va bien a ciertos modelos épicos de la ficción cinematográfica. Nosotros nos cuidamos de que nuestra cartera de crédito esté bien soportada, por lo que calibramos cada transacción y no aceptamos ni ofrecemos gangas ni prometemos lo que no podemos cumplir"

que por poquísimo tiempo, de su cargo; o mejor aún, cuidaran como propios los intereses del país". Touché.

A propósito de propiedad, dinero y de rendirle pleitesía a ambos conceptos —¿acaso no es esa condición sine qua non en un banquero?— García Mendoza consigna el real manual del perfecto banco, o sea, los mandamientos del Venezolano de Crédito y, por descarte, su idiosincrasia: el acatamiento sin excepción de la norma, el apego a la institucionalidad y el cultivo de la paciencia, "esto, muy importante"; la voracidad y sus atajos, la fagocitosis y sus impurezas, al igual que la avaricia, están negadas.

"Claro que la ganancia es el objetivo por antonomasia de un banco, démoslo por descontado, pero no la codicia, eso es pecado... capital, un estereotipo que le va bien a ciertos modelos épicos de la ficción cinematográfica, pero creo que todo crecimiento acelerado es canceroso per se. Nosotros", define, y se define en primera persona del plural, "nos cuidamos de que nuestra cartera de crédito esté bien soportada, por lo que calibramos cada transacción y no aceptamos ni ofrecemos gangas ni prometemos lo que no podemos cumplir ni muchos menos estamos esperando corridas de ahorristas o cualquier calamidad para pescar en río revuelto, más bien ese tipo de situaciones en la que los clientes nos buscan corno banco refugio nos agobian", se sincera quien dirige un banco con ganada fama de rechazar clientes. "Es que mientras más ciclópea es la institución ha de ser más difícil brindar atención eficiente.

Contamos con una clientela acorde, tan

táma y goiyoltt mtto

nosotros, y por supuesto, jamás ni nunca vinculada con el sector oficial", remata.

No los aires de superioridad que le ven los que lo quieren pero de lejos, no

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Nóbrega en la brega

el aura sospechosa de santurrón que le endilgan los que de él recelan —"¿Cómo podría seguir siendo impoluto, virgen, después de 25 años como banquero?"—, sí quizás el cascarrabias que algunos padecen. Oscar García Mendoza, viéndose en el espejo, admite, en tiempos de ataque —que no de vulnerabilidad—, que lo tilden de conservador, y se encoge de hombros ante quienes lo toman por antipático; acaso sólo le duela una pizca el que su propia hija lo llame "Scrooge", como el personaje del azucarado Cuento de Navidad de Dickens. "Qué se le va a hacer, ni los banqueros, o nosotros menos que nadie, podemos ser monedita de oro". "Y es comprensible, desde luego.

No es lo más corriente que un banquero sea alguien de sensibilidad, supongo que no encaja con los rasgos elementales de quien tiene que tomar decisiones calculadas, como por ejemplo cobrar, cobrar sin ver si el cliente es primo o amigo", prosigue el politólogo y humorista Laureano Márquez, las antenas en la última morisqueta del sainete. Quien escribiera el prólogo de Comentarios al borde del caos, el libro de Oscar García Mendoza que fuera bautizado recientemente, se arriesga a descifrar los vericuetos del corazón del azuzado personaje. "Sin embargo, contra todo pronóstico, y es-

to te lo digo yo, que puse mis ilusiones en la izquierda hasta que, claro, salté la talanquera horrorizado... y ahora tengo todos mis millones colocados en el banco que dirige el susodicho, ja, me ha resultado gratísimo descubrir, y esto va en serio, que Oscar García Mendoza, a quien conocí porque se me acercó para estrecharme la mano tras una de mis presentaciones teatrales, no está en una torre de marfil, sabe al dedillo lo que pasa en el país y no sólo en las altas esferas financieras; y por supuesto, está azorado por lo que ocurre. Como lo estamos todos", discurre el inusual aliado. "¿Que si lo pienso imitar? ¿Y acaso no ves que somos igualitos?".

r

rin el escenario nacional, convertido en cuadrilátero, salta a la vista que García Mendoza, a la derecha, está en las antípodas de Tobías Nóbrega, a la izquierda. Que son de pelaje absolutamente diferente, y no por la tenencia o no de pedigree. "Yo lo que veo es un banquero que defiende los derechos del pueblo al que un régimen, para mantenerse en el poder, lo hace pasar hambre", despacha paradójico el asunto el propio banquero en el banquillo. No le falta razón, coinciden quienes a su vez ven a un banquero y a un ministro no en un téte á téte si-

no, por el contrario, simbolizando el quiebre en que se halla la sociedad, o peor, el de valores. Una marejada de interrogantes orillan a Tobías Nóbrega, el que despertaba expectativas: "No sé qué le pasó a Tobías, se ha distanciando de todos, y lo peor, de sí mismo", dice desde Cedice una dama de velo en la boca.

"No contesta las llamadas"... se encoge de hombros. "Recuerdo que odiaba a los ricos, ja, supongo que ahora tendrá que odiarse a sí mismo", lo indicia, por su parte, una voz notable desde los pasillos del Instituto de Estudios Superiores de

Márquez lo toma en serio

Administración, Iesa. "Me ha decepcionado, y acaso tendría que salir a denunciar su gestión económica, su comportamiento ético, pero preferiría no hacer declaraciones de ningún tipo... es que... había sido parte de mis afectos...", susurra otra voz, esta paternal. "De alguna manera es un misántropo, recuerdo que no le gustaba ir a la playa, tenía un grupo de amigos, sí... pero en realidad era una cofradía que incluía a sus colegas y que operaba como grupo de estudios, y a un circuito de damas que parecían medio novias suyas... era la corte que calculaba le sería útil y fiel... creo que programaba su cuarto de hora; en este momento sólo le queda Guillermo Ortega, cuya gestión fue cuestionada en la Alcaldía Mayor, y

sus nuevos compadres los banqueros", hunde la daga un economista que lo frecuentaba, quien añade: "Ciertamente he oído esos rumores acerca de que media Madeira es de él, y que su padre está muy contrariado con todo esto... y la colonia portuguesa... no sé, no me consta, pero sólo suscribo lo que conozco... y claro, que puede caber la duda acerca de su fortuna", añade. Otra voz, femenina y dulce, que niega haber recibido del ministro un portazo en sus narices tras haberle negado apoyo, atenúa: "Al parecer sí puso la renuncia, pero no para salir del país ni mucho menos, no creo eso. Me parece que puso su cargo a la orden cuando se rumoraba que una oficial, la directora general del despacho, dizque iba a sustituirlo. Yo tengo mis reservas y también mis dudas. En fin, amanecerá y veremos, a lo mejor tiene una buena explicación acerca de lo que está haciendo y hasta la historia lo absuelve", concede.

"Estamos atravesando un trance crucial, el más complicado de la historia contemporánea del país, y es esta la crisis más severa que nos has tocado pasar, y valga la paradoja, cuando las ganancias de la banca han sido las más suculentas. Se ha hipotecado el país. Pero al contrario que en anteriores situaciones calamitosas, los autores de la catástrofe, con nombres y apellidos, sufrirán las consecuencias", pontifica. "Y eso marcará una diferencia", contraría Oscar García Mendoza. "La verdad es que creo que hay muchos más venezolanos de lo que creemos cultivando los buenos valores. No estoy de acuerdo con que los pícaros, los resbaladizos, los incontinentes, los irresponsables conformen la mayoría", dice con magnanimidad el banquero, a quien Armando Scannone, el ingeniero que más sabe de gastromía criolla —tiene medida al cubo la sazón vernácula—, buen catador de vinos y vaivenes, ensalza. "El talante del venezolano se ha modificado mucho en los últimos años, supongo que por muchas razones, pero no por ello son una especie en extinción los honestos y probos, los que trabajan y se preparan. Se puede hablar bien de Oscar García Mendoza, como de una gran cantidad de venezolanos de principios",

sazona Scannone. "El, como muchos, fue criado aquí, educado aquí, sé que hizo un postgrado en Derecho en Roma, pero eso fue apenas un paréntesis: su trayectoria la ha trazado en este país con el que está comprometido, eso se ve a leguas, que no es un extraterrestre". Ramón José Velásquez concuerda con la tesis del buen venezolano y con que, ejemplo a mano, Oscar García Mendoza lo encarna. "A finales de los sesenta, cuando yo dirigía El Nacional, se me acercó un joven que decía ser estudiante de Derecho en la Universidad Católica Andrés Bello. Traía consigo un artículo muy riguroso y bien fundamentado. Desde entonces no sólo yo sé como piensa y cómo defiende sus ideas", suscribe el ex presidente, tomando partido. "Y desde entonces somos amigos y sostenemos con relativa frecuencia largas charlas

Para Scannone, no sabe de guisos

acerca de lo que estamos padeciendo".

"Que no es otra cosa que este régimen que no tiene ninguna limitación, uno cuya política es el odio. Esa siembra no puede dar buena cosecha", regresa por sus fueros Oscar García Mendoza, a quien le faltó poco para decir: los gobiernos pasan, los bancos quedan. Por lo demás, todo está dicho. L —EN. JULIO 2004

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Come") fuego Diabólica adicción Carla Tofano

N

o bebo, no fumo, no consumo sustancias alucinógenas, ni ansiolíticos ni Prozac. No soy ninfómana, ni infiel, pero tengo una adicción que no logro superar a pesar de las prácticas de autohipnosis y de las consecutivas terapias de neurolingüística a las que me someto por voluntad propia: adoro comprar, y cuando entro a una tienda repleta de cosas que me gustan me siento invadida por los deseos y las debilidades del demonio. Por supuesto, como toda pasión —o adicción— la vocación al consumo que me domina tiene sus puntos álgidos, desde los cuales mi debilidad adquiere dimensiones casi devocionales, y por lo tanto supremas.

Soy excelente compradora compulsiva en los rubros que se refieren a la adquisición de objetos con mayor valor estético que utilitario. Todo lo que tiene que ver con el orden decorativo, de mí misma y de mi entorno, me roba el sueño. La última vez que fui a la consulta de mi dermatóloga, me recetó un par de cremas para corregir una incómoda erupción, en un incómodo lugar del cuerpo, y yo me pasé tres días entrando y saliendo de la farmacia con toda suerte de productos de segundísima necesidad y sin las muy apremiantes cremas, indispensables para iniciar el tratamiento

quisición de un buen champú para hidratar o embellecer el cabello, sobre todo si el envase del elíxir de belleza de ocasión cumple con los cánones de ensueño y seducción que espero del diseño industrial moderno. Sin embargo, puedo olvidar consecutivamente la caja de pastillas para el dolor de cabeza que me pidieron en casa que comprara. ¿Quién puede recordar que existen remedios para el dolor de cabeza que por precaución es bueno tener en el botiquín de primeros auxilios estando de pie frente a la nueva gama de labiales en tonos rosa de su marca favorita de maquillaje barato? En mi caso, nada me quita mejor el dolor de cabeza que lanzarme a la conquista de los tonos de maquillaje de la temporada.

Reduccionistas consideraciones psicológicas aseguran que el consumo irracional de objetos y enseres devela una aguda necesidad de sustituir y solapar profundas carencias afectivas. Es posible que estas máximas de la psicología de calendario estén en lo cierto; sin embargo, evito problematizar en exceso las causas de mis compulsivas excentricidades porque —por ahora— disfruto mis rituales de consumo, siempre emocionales. Cuando adquiero artículos y bienes (14M di§i•ilU I establezco

tan poco y modernizan mi apariencia, tener zapatos que proclaman mi pasión por la calidad y el diseño, lucir carteras que revelan mi sentido del riesgo, la feminidad y el sentido del humor, leer y releer libros y discos repletos de sensaciones que me permiten explorar las trampas y las contradicciones del alma, me convierte en la mujer que sueño ser, y no en la que puedo o debo. Adoro comprar revistas, cosas para la casa, productos cosméticos para el cuidado de la piel y el cabello, adaptógenos, kilos de vitamina E, y todos estos bienes pasajeros y aparentemente intrascendentes, actúan como consoladores de oblicuas frustraciones y me ofrecen la oportunidad de sentirme satisfecha, autónoma y en perenne movimiento.

Durante el día, como lo que no engorda, aunque no necesariamente lo que prefiero; en la oficina hago lo que mi jefe me exige aunque no me sienta especialmente motivada; mi tiempo libre es de mi familia, y el resto lo consumen los deberes de la rutina, siempre asfixiante y autoritaria. Pero el instante en el que decido si prefiero lucir con mi nuevo vestido rojo la montura de pasta morada, o la borgoña estilo Gatúbela, en lugar de la negra de metal que me

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amás pensé que podía ser N 0.) chofer de ejecutivos ni arriesgar mi vida como lo hice. Tengo la `CD laptop sobre el regazo; todavía me cuesta mover bien los dedos E de la mano derecha, pero no quiero perder lo que me sucelo dió en los quince días que estuve trabajando.

El hermano mayor de Isabel, quien siempre tiene tiempo para hacer dinero, gerencia un negocio que traslada ejecutivos de empresas petroleras, hipermercados y grandes laboratorios hasta el aeropuerto de Maiquetía.

Como sabía que yo estaba buscando trabajo me lo propusieron. Inmediatamente acepté, a modo de prueba. Al principio me localizaban horas antes; me maquillaba bien, recogía mi cabello, me vestía con la mayor formalidad. Después podía suceder que me avisaban con menos de una hora, y salía de donde estuviese, sin importar que llevara jeans, que no tuviera un maquillaje fresco y con todo mi cabello batido por el trajín del día.

Me daban la hora, el nombre del cliente y el punto por donde pasaría a recogerlo. Una de las veces me llamaron la noche anterior para un viaje en el que debía estar a las 5:00 a.m. frente al hotel Embassy.

Tuve que hacer un gran esfuerzo, pues mis costumbres noctámbulas me iban a hacer efecto durante el resto del día, pero no quería fallar o, al menos, no tan pronto.

Llegué puntual, pero la señora a la que debía recoger se tardó media hora en salir, tiempo que dividí mentalmente en dos.

En la primera parte me imaginé dentro de una película donde la toma de la cámara la hacían desde el Centro Lido hacia el lugar donde estaba estacionada. Se veía mi blazer verde como único indicio de vida en la ciudad, rodeada por una oscuridad de la que no pensaba salir nunca. Dentro, una mujer sola, con su mirada desesperada siempre en una sola dirección: el hotel.

Su vida dependía de aquél que iba a salir y... Cuando el film comenzó a aburrirme, vino la otra parte del tiempo en el que maldije a todo el mundo, fundamental-

mente a la señora a la que esperaba y a todos sus parientes, vivos o no.

Para colmo, cuando llegó —sin la menor intención de disculparse— fue directo al asiento de atrás. No pronunció una sola

Deseo

en Caracas

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palabra durante todo el viaje, mientras en mi mente ya estaba elaborándose el discurso de renuncia a ese trabajito donde me sentía como un miserable fantasma.

Pero en realidad no fue esta vez la que me llevó definitivamente a renunciar; de hecho a partir de ahí no hubo cliente que no fuera extremadamente puntual. Lo que a veces también me aterraba.

El último viaje que hice fue el mes pasado. Me llamaron con dos días de antelación, y me advirtieron que se trataba de alguien muy importante para el que debía ir con extrema formalidad y excelente presencia. Estuve frente al hotel Eurobuilding diez minutos antes de lo acordado. El cliente fue puntual. Me vestí con un conjunto beige de falda. El maquillaje estaba fresco a pesar del imponente sol del mediodía, el cabello recogido y la camioneta impecable.

El hombre, joven, no medía menos de dos metros, parecía recortado de una postal donde aparecen los mejores futbolistas. Vestía elegantemente, y a pesar del color amarillo de su cabello, su piel estaba bronceada por la insistencia regular de un sol playero.

Ubicamos su equipaje. Subió al asiento delantero. Gracias al aire acondicionado nuestro trayecto al aeropuerto nacional, donde tomaría su vuelo hacia Valencia, sería fresco.

En ningún momento mi futbolista me dedicó una mirada. Eso me ponía intranquila. Su vista se dirigía hacia las montañas que comenzaban a acercarse a medida

que bajábamos. Pensé que quizás él no sabía cómo romper el hielo y abordarme, por lo que exhalé un suspiro a la vez que dije una de las frases que evidencian la necesidad de contacto con la otra persona: "Qué calor allá afuera", y lo miré de reojo.

Efectivamente, esto nunca falla. Se rompió el hielo y se inició una conversación que no terminó hasta llegar a lo que nos deparaba el destino, que jamás fue lo que estaba pautado en un inicio.

Lo curioso fue que el interlocutor no era yo, sino alguien que a través del celular se robó el espacio que yo estaba buscando para mí. Uno nunca sabe para quien trabaja. No existía para él, a pesar de que era la única persona que estaba a su lado. Ni siquiera podía incluirme mentalmente en su diálogo (para mí, monólogo) porque todo el tiempo habló en un inglés muy rápido.

Si estábamos uno al lado del otro, encerrados en un mismo espacio, a la misma hora, en la misma dirección, por qué ignorar esta coincidencia.

Al maniobrar los pedales del auto con mis piernas, la falda se movía hacia arriba y hacia abajo sobre mi piel descubierta; exageraba un tanto para que todo esto se pronunciara más, pero nada desviaba su atención. A pesar de que su aliento suave fue llenando nuestro único espacio, haciéndome sentir en mayor intimidad, no podía expresar mis deseos abiertamente sin el riesgo de causar un problema laboral.

Sonrió, sonrió con todas sus ganas.

No me cabían dudas de que estaba feliz. ¡Qué arrogancia! Insolent, stupid. ¿Acaso no recordaba que estaba en mi carro?

Tenía ganas de sacudirlo por los hombros. What a boring man! Se burlaba de mí. No pude más, esto tenía que terminar aquí.

Aumenté la velocidad aprovechando el cerro que se aproximaba, pegué la camioneta lo más que pude y di un frenazo.

Los cinturones de seguridad nos ayudaron a sobrevivir sin grandes daños. Yo me partí la frente —un aspaviento de sangre—, y me fracturé dos dedos de mi mano derecha. El se dio pequeños rasponazos en los brazos y piernas, pero su celular desapareció para siempre.

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