NAVIDAD
EN MI TIERRA Mis recuerdos de Navidad no son con nieve, ni con trineos, ni duendes mágicos, ni renos. ¿Les cuento por qué?. Nací en el Chile, en una ciudad llamada Chillán y viví toda mi infancia en la ciudad de Chillán Viejo, que más bien era un pueblo, con calles de tierra y construcciones de adobe. En esta parte del mundo la Navidad es en época de Verano, con un sol que quemaba la piel, un cielo trasparente y el aire con olor a azahar que impregnaba todos los rincones. En Diciembre el mes de la Navidad, lo primero más maravilloso era que terminábamos la Escuela y salíamos de vacaciones, podíamos jugar con mis hermanos todo el día sin tener que pensar que había que hacer deberes.
Mi madre y mi padre solían salir muy escondidos y en secreto al centro de la ciudad para hacer compras y nos decían que irían al Correo para enviar cartas, por lo que debíamos hacerle una carta al “Viejito Pascuero” que vivía en el Polo Norte; por los tanto nos preparábamos para escribir y le hacíamos dibujos para desmostarle nuestro aprecio. Luego mi madre inventó, que cuando pasaba un avión en el mes de diciembre, era el Viejito Pascuero que nos miraba y debíamos gritarle qué era lo que queríamos de regalo, de ese modo nos asegurábamos de que nos escuchara y nos leyera. En muchas oportunidades, no estaban los recursos para que el Viejito Pascuero nos trajera todo; así que había que entender que eran tantos niños en el mundo que para asegurarse de que todos tuvieran regalos, nosotros debíamos conformarnos con lo que nos traía, porque todos merecíamos un regalo en Navidad. Unos 15 días antes de Navidad, mi padre traía un árbol (pino) gigante, al menos gigante para nosotros, ese olor maravilloso al pino lo recuerdo hasta el día de hoy. El desafío era adornarlo; así que con los envoltorios de caramelos hacíamos mariposas, con papel de volantín hacíamos guirnaldas, con algodón hacíamos copos de nieve y con un cartón pintado de amarillo hacíamos la estrella de Belén, lo más sofisticado lo ponía mamá y eran unos pequeños chocolates de figuras de Pascuero; que iban desapreciando en el tiempo, por arte de magia.
REVISTA AGENDA MUJER
